TRAGEDIA BIRMANA
MYANMAR Y LA MANO RUSO-CHIN
Ricardo Veisaga
La invasión rusa a Ucrania ha sido el centro de atención de todo el mundo y sin que fuera algo buscado, se ha terminado minimizado otros graves conflictos y que tienen implicancia con la lucha de imperios. La tragedia de Birmania, ahora llamado Myanmar, solo será entendible si regresamos a su inicio. Este conflicto se originó durante el periodo colonial del imperio depredador británico (1825-1948).
Esto fue posible con las políticas expansionistas de Gran Bretaña y con la penetración de mano de obra musulmana en Birmania que llegaba en grandes cantidades desde la India. Como era de esperar, esa inmigración descontrolada provocó enormes desequilibrios poblacionales, y la alteración del orden y la concordia entre los pueblos, iniciándose graves disputas entre las distintas etnias y el gobierno central.
Esta situación llevó a un golpe de Estado realizado por el Ejército nacional, también conocido como Tatmadaw, que generó un caldo de cultivo que llega hasta nuestros días. En esos tiempos se dio una resistencia civil al Tatmadaw, dando lugar a la formación de grupos armados dispuestos a enfrentarse al régimen militar. Mientras la oposición al régimen trataba de defender sus derechos y su patrimonio cultural, el régimen militar quería imponer una unidad nacional bajo símbolos que no eran de aceptación de todos, como la lengua birmana, el budismo y el socialismo.
El intento de mantener la unidad soberana y evitar la fragmentación territorial, fue la excusa perfecta para que los militares permanecieran en el poder y siguieran controlando sectores como el Tatmadaw, y el económico bajo la corrupción del gobierno. Antes de la llegada de los depredadores británicos, la región gozaba de una relativa tranquilidad, el ingreso de las fuerzas británicas a Rakhine, una zona costera al oeste del país, cambió a Myanmar, antes llamada Birmania.
El cambio de nombre se produjo en 1989 por la junta militar con la excusa de romper con su pasado colonial. Consideraban que la denominación Myanmar era un término más inclusivo que englobaba a todas las etnias del país. Si bien es cierto, muchas naciones no aceptaron este nombre al tratarse de una imposición de un gobierno ilegítimo. Desde 2011 el nombre oficial es «República de la Unión de Myanmar».
Gran Bretaña había reclutado a la población local para su ejército colonial, con la que controlaba a la ciudadanía. «La mayoría birmana vio al ejército como un instrumento para facilitar su opresión a manos de las minorías étnicas, particularmente cuando, en 1925, los británicos adoptaron formalmente una política de reclutar solo chins, kachins y karens», según dice Matthew J. Walton.
Años después, llegaría la Segunda Guerra Mundial, donde se enfrentaron japoneses y británicos por dominar Birmania que se encontraba sumida en la pobreza y el hambre. Los trabajadores musulmanes procedentes de la India que llegaron para explotar los recursos naturales y agrícolas, rompieron el equilibrio étnico-religioso, lo que despertó enormes rechazos entre nativos y extranjeros.
Aumentó más el rechazo cuando los musulmanes y otras minorías étnicas lucharon del lado británico, mientras que la mayoría bamar estuvo del lado de los japoneses hasta casi el final de la guerra. Esta guerra enfrentó más a budistas y musulmanes. Tras años de ocupación, finalmente Birmania se acercó a su independencia de los británicos, que sucedió en 1948.
El Acuerdo de Panglong, firmado el 12 de febrero de 1947, dio lugar a la primera constitución que reconocía a Myanmar como un Estado federal pero no centralizado y en el que los pueblos firmantes, como los kachins, shan y chin, tendrían derecho de autodeterminación si así lo deseaban.
El general Au San fue el que hizo posible ese proceso, pero lamentablemente para el país, el general Au San fue asesinado en 1947 y la promesa fue incumplida. Al general Au San le sucedió un activista U Un quién gobernaría el país entre 1948 y 1962, y trató de mantener la unidad del país bajo la religión budista. Lo que motivó que muchos grupos radicales buscaran el derecho a secesión, en 1961 se firmó el alto el fuego mientras el ejército logró controlar momentáneamente a los insurgentes.
El alto el fuego suponía el aislamiento de la etnia rohinya, considerados invasores, por medio de un control fronterizo en la región de Rakhine. Los numerosos intentos de independencia de las regiones y el temor del general Ne Win a la balcanización del país, llevó a un golpe de Estado de 1962, que puso fin a toda esperanza de autodeterminación local. Se derogó la constitución de 1947, se nacionalizó la mayoría de las empresas privadas.
Desde entonces, el gobierno ha rechazado todo intento de autonomía y federalismo, ante la idea de unir el país bajo un Estado unitario dominado por la etnia bamar. Mientras tanto el Ejército sigue luchando contra los grupos insurgentes que insisten con la independencia.
El Ejército. Junta militar-Tatmadaw.
La Junta ejerce el gobierno del país con mano dura desde el golpe de 1962, durante todo ese tiempo recurrió a innumerables artimañas para no entregar el poder a pesar de sus derrotas electorales. Es definitiva la decisión de la Junta de no entregar el poder a otro grupo que no sea la etnia bamar y en la que ellos juegan el papel más importante.
Mientras tanto siguen con la limpieza étnica, para aislar a estas minorías se aplica la táctica de las «cuatro cortes», que consiste en impedir la llegada de comida, dinero, inteligencia y reclutamiento, además de otros medios que van desde los trabajos forzados, la tortura y el asesinato. Pero pese a la superioridad de la Junta no han sido capaces de vencer a las milicias, que sobreviven gracias al apoyo de la población y gracias al conocimiento del terreno.
Los escasos impuestos que recauda el gobierno van a la Tatmadaw, un 40% del presupuesto nacional, por lo que se resta ayuda a la sanidad que recibe el 1,5% y también a la educación.
El Gobierno de Unidad Nacional (NUG)
Bajo las siglas de la LND (Liga Nacional para la Democracia) obtuvo abrumadoras victorias en todas las elecciones en la que participó, pero no puede acceder al poder ya que los militares se encargan de inventar algún cargo en su contra. Lo que ha llevado a que sus líderes fueran arrestados y alejados de la política. Por otro lado, la gente no entiende algunas medidas que tomó la LND ante la Junta y fueron consideradas como tibias o complacientes.
No todo se puede, sobre todo cuando las armas y el verdadero poder lo tienen los militares. También se acusó a la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi de complicidad con la Tatmadaw, cuando el 10 de diciembre de 2019 ante el Tribunal Internacional de la Haya, negó cualquier limpieza étnica o que los rohinyas estuviesen bajo amenaza de genocidio, lo que, según sus detractores, mermó su credibilidad ante la opinión internacional.
En primer lugar, los rohinyas no son de Birmania, proceden de la India y Bangladésh, son musulmanes y no respetan la soberanía de otro Estado, tampoco hubo limpieza étnica ni amenaza de genocidio, esas acusaciones quedan a cargo de los grupos de derechos humanos que quieren disponer de los Estados según su orientación ideológica. Aung San Suu Kyi sigue siendo la referente frente al régimen militar.
Tampoco la LND es invitada a participar de las reuniones de la ASEAN, un foro intergubernamental con fines económicos, de paz y de seguridad regional integrada por diez países como Brunéi Darussalam, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
Grupos insurgentes
Se calculan que existen más de veinte grupos armados distribuidos por todo el país, en especial en zonas de frontera, y combaten como Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF), pese a su poca coordinación son capaces de efectuar ataques contra el Ejército nacional para desgastarlo. Desde el Acuerdo de Panglong no han cesado de luchar en búsqueda de su independencia.
China y Rusia
China es el país con mayor interés de mantener vínculos con la Junta militar por diversas razones, en primer lugar, su vecindad, como es lógico cada imperio tiene que tener necesariamente un peso sobre sus vecinos como poder en expansión. El corredor que une la costa birmana con la provincia china de Yunnan permite eliminar los peligros del estrecho de Malaca, lo que supone un ahorro considerable en coste, los días de navegación, y evitar los ataques de la piratería, congestión del tráfico marítimo y los actos terroristas.
China ve con buenos ojos que Myanmar no sea una democracia y también no quiere que la comunidad internacional se meta en sus asuntos internos, mientras el gobierno chino y el régimen birmano se consolidan mediante acuerdos de cooperación. La moneda digital china, el renminbi digital, llega al mercado birmano evitando la dependencia del dólar.
Las Naciones Unidas no pueden dar una respuesta efectiva al golpe militar ocurrida en Myanmar, porque China y Rusia, dos miembros permanentes con poder de veto del Consejo de Seguridad, se niegan a respaldar una declaración condenando la toma del poder por el Ejército de Myanmar. La enviada especial de las Naciones Unidas para Myanmar, Christine Schraner Burgener, había instado al Consejo de Seguridad a dar un firme respaldo al gobierno depuesto y su declaración de un estado de emergencia por un año.
Rusia y China se apoyaron con frecuencia para proteger a la Junta de Myanmar. Estas dos potencias son los principales proveedores de armas de Birmania y, por lo tanto, obstaculizan que prospere en el marco de la ONU cualquier tipo de sanciones militares o económicas contra el régimen militar emanado del golpe. El gobierno birmano no publica oficialmente cifras sobre su presupuesto militar anual ni proporciona un desglose de sus gastos en la compra de armas.
Pero según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) dicen que en el periodo 2010-2019 el país adquirió armas por más de 2400 millones de dólares. China sumó en torno a 1300 millones de dólares de esas compras, Rusia 807 millones, India 145 millones y Corea del Sur 90 millones. Estas compras incluyen buques de guerra, aviones de combate, drones armados, vehículos blindados y sistemas de defensa aérea de China, mientras que Rusia suministró helicópteros de combate y aviones.
La India, miembro no permanente del Consejo de Seguridad, vendió un submarino de segunda mano, el primer gran submarino para Myanmar, además de equipo y misiles para buques de guerra construidos en Myanmar. India es un proveedor de armas bastante nuevo y parece tener como objetivo el reducir los vínculos de Myanmar con China, y en el pasado expresó su preocupación sobre la influencia china en Myanmar y en (potenciales) instalaciones y bases militares chinas en Myanmar
Entre otros proveedores de armas a Birmania, se encuentran también Corea del Sur, Bielorrusia e Israel. Varios miembros de la Unión Europea, también suministraron equipos considerados como armas importantes, a pesar de que están activas las sanciones del bloque a Birmania que incluyen una prohibición de suministrar equipos o apoyo al ejército birmano.
Ucrania también se encuentran entre los proveedores de material y armamento del ejército de Myanmar, y con la guerra en Ucrania, es probable que para Rusia esos flujos de armas se reduzcan a un goteo, o se detengan por completo, es decir, que esto significa menos armas para Birmania.
Si Rusia se impone, es probable que actúe rápidamente para desmilitarizar Ucrania, lo que significa que su lucrativa industria de exportación de armamento se detendrá en seco. Si la invasión rusa fracasa, es probable que el gobierno de Ucrania no quiera que se le considere un apoyo a la brutal dictadura en Myanmar por su venta de armas al país, especialmente por el respaldo que recibió de países occidentales.
La junta militar birmana, deseosa de aplacar a sus aliados y benefactores en Rusia, ha apoyado abiertamente la invasión. El 27 de febrero del 2022, el medio de la Junta en idioma birmano en Myanmar, Myanmar Alin, publicó un comentario de dos páginas titulado «Lecciones de Ucrania para los que no han aprendido de la historia», firmado con el seudónimo «Myint Myat».
El artículo, calificaba al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, de «marioneta de Occidente», mientras que se refería al dictador Vladímir Putin, como líder visionario «que había tenido la previsión de construir pacientemente la fuerza militar y económica de su país».
El mismo se publicó días después que el portavoz de la junta, Zaw Min Tun, dijera en una entrevista con el servicio en lengua birmana de Voice of America: «En primer lugar, Rusia ha trabajado para consolidar su soberanía, que creo que es lo correcto. En segundo lugar, muestra al mundo que Rusia es una potencia mundial».
Las importaciones de armas rusas a Myanmar se han disparado en los últimos años, para compensar la fuerte dependencia de China que tenía anteriormente el ejército birmano, también conocido como Tatmadaw. Una dependencia que muchos oficiales militares de alto rango consideraban una amenaza para la soberanía nacional.
Rusia ha suministrado al Tatmadaw cazas MiG-29, helicópteros de combate Hind Mi-35, helicópteros de transporte, aviones de ataque Yak-130 y vehículos blindados ligeros. Los cazas y los helicópteros de combate se han utilizado para bombardear zonas en las que hay presencia de combatientes de la resistencia.
Desde 1990, más de 7.000 oficiales militares y científicos birmanos relacionados con el ejército han estudiado en Rusia. Se matriculan en el Instituto de Ingeniería de Blindajes de Omsk, la Academia de Ingeniería de la Fuerza Aérea de Moscú, la Academia de Mando de Nizhni Nóvgorod y la Academia de Mando Militar de Kazán. Y algunos incluso están sirviendo como cadetes con la fuerza aérea rusa para entrenar con el equipo fabricado en Moscú, ahora también en el arsenal de Myanmar.
Días antes del golpe de estado del 1 de febrero de 2021 por parte del Tatmadaw, el general y ministro de defensa ruso Sergei Shoigu realizó una visita a Birmania para ultimar los preparativos de la entrega de equipos de radar de fabricación rusa, sistemas de misiles tierra-aire Pantsir-S1 y drones de vigilancia Orlan-10E.
La presencia de Alexander Fomin, viceministro de defensa ruso, en las celebraciones del Día de las Fuerzas Armadas de Naypyidaw del 27 de marzo del 2021, fue una muestra clara de la estrecha relación entre ambas partes, sobre todo desde el golpe de estado. En junio de 2021, el líder de la junta de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, visitó Moscú donde recibió una cátedra honorífica en la Universidad Militar del Ministerio de Defensa ruso.
Min Aung Hlaing, en junio de 2013, viajó a la capital rusa invitado por Shoigu para discutir acuerdos sobre armamento y lo que entonces se denominó en los medios oficiales birmanos como «asuntos de interés mutuo». En junio de 2016, Rusia y Myanmar firmaron un acuerdo de cooperación militar que, según la agencia rusa Tass, allanó el camino para una «cooperación multifacética» que «tendrá suficientes instrumentos para hacer todo lo posible en el fortalecimiento y la preparación para el combate de las Fuerzas Armadas de Myanmar y Rusia».
Los suministros de armas de Ucrania a Myanmar no han sido tan sólidos como los de Rusia. De acuerdo con la Misión Internacional Independiente de Investigación de las Naciones Unidas sobre Myanmar, Ucrania ha vendido al país sud asiático, desde el 2015, vehículos blindados de transporte de personal BTR-4, tanques ligeros MMT-40 y obuses autopropulsados 2SIU. También se había estudiado la posibilidad de fabricación conjunta con industrias de defensa birmanas.
Los principales proveedores, según la misión de la ONU, son las empresas estatales Ukroboronprom y Ukrspecexport, los dos principales productores de armas ucranianos. Cuando la Deutsche Welle preguntó a Ukroboronprom el 27 de agosto de 2021 si dejaría de cooperar con el ejército birmano tras el golpe de estado, el portavoz dijo que Ukroboronprom exportaba material bélico «de acuerdo con la legislación ucraniana y las obligaciones internacionales», y que un acuerdo firmado en 2015 para la cooperación técnico-militar seguía teniendo validez bajo la nueva junta militar en Myanmar.
Las sanciones están ahora en vigor contra Rusia, y eso significa que los países que continúan realizando transacciones con Moscú corren el riesgo de enfrentarse a sanciones occidentales secundarias. Esto plantea la cuestión de si el ejército de Myanmar podrá asumir el pago para mantener a todos sus cadetes matriculados en Moscú y, lo que es más importante, para adquirir las piezas de repuesto y municiones de su armamento de fabricación rusa.
Esto será crucial para el mantenimiento de los helicópteros de combate rusos que se han utilizado ampliamente en los combates contra el Ejército de Independencia Kachin, en el extremo norte del país, y contra la Unión Nacional Karen, en la frontera con Tailandia. Los helicópteros de combate también se han utilizado para bombardear objetivos civiles en la región norteña de Sagaing y en los estados Kayah y Chin.
Vladímir Putin y Min Aung Hlaing son ahora compañeros en el equipo de parias internacionales. Los días en que el ejército de Myanmar podía importar libremente armamento de Rusia, así como de Ucrania, son ya parte del pasado.
Myanmar comenzó en los últimos años a modernizar el equipamiento de sus Fuerzas Armadas, adquiriendo aviones de combate avanzados (MiG-29, SDu-30MK y JF-17), aviones de entrenamiento avanzados y básicos. (K-8, Yak-130 y G-120TP) y varios vehículos blindados para reemplazar o agregar a los que dispone. También adquirió varios tipos de sistemas de defensa aérea, de los que carecía, y su primer submarino.
Compró nuevos buques de guerra y comenzó a construir sus buques de guerra de diseño local, aunque se sospecha que se apoya en gran medida en la ayuda china en el diseño y el uso de armas, sensores y motores importados. Myanmar quiere contar con unas Fuerzas Armadas capaces de enfrentar a grupos rebeldes internos y posibles guerras con otros Estados. En comparación con sus vecinos –China, India e incluso Tailandia- las Fuerzas Armadas myanmas operan con armas de peor nivel y sistemas bélicos menos avanzados.
Las fuerzas armadas de Myanmar, están financiadas por gran parte del presupuesto nacional. Pero también cuentan con vastos ingresos de intereses comerciales en expansión. El popular Centro de Paracaidismo Cubierto de Rangún, es uno de los varios negocios de los militares. El ejército de Myanmar, el Tatmadaw, comenzó a involucrarse en los negocios después del golpe de Ne Win en 1962, que dio paso al periodo socialista del país.
Durante años, fue un requisito que los batallones militares fueran autosuficientes y se les animó a desarrollar participaciones en empresas locales para financiar sus operaciones. Si bien esta práctica se fue eliminando gradualmente, en la década de 1990, cuando el gobierno comenzó a privatizar las industrias estatales, se formaron dos conglomerados dirigidos por militares.
La Corporación Económica de Myanmar (CEM) y el Conglomerado Económico de Myanmar Ltd. (CEML), se han convertido desde entonces en una fuente clave de riqueza para el Tatmadaw, con intereses que abarcan desde la banca y la minería hasta el tabaco y el turismo. El CEML opera asimismo el fondo de pensiones de los militares, varios líderes militares y sus familias también tienen amplios intereses comerciales y han estado sujetos a sanciones en el pasado.
Aung Pyae Sone, hijo del general y líder golpista Min Aung Hliang, es propietario de varias empresas, incluido un balneario, y tiene una participación mayoritaria en el operador nacional de telecomunicaciones Mytel. Es difícil cuantificar el alcance total de estos intereses comerciales.
Alrededor de un tercio de todos los accionistas son unidades militares, mientras que el resto pertenece a miembros anteriores y actuales del Tatmadaw. Un informe filtrado decía que, entre 1990 y 2011, el CEML pagó a sus accionistas 108.000 millones de kyats en dividendos, 16.600 millones de dólares, según los tipos de cambio oficiales de la época.
Los militares usan acciones del CEML para recompensar la lealtad y castigar el mal comportamiento. Una tabla enumera a 35 personas que fueron despojadas de sus dividendos por razones como deserción y encarcelamiento.
En una declaración de «Justicia para Myanmar» acusó al ejército de estar en «un conflicto de intereses ilegal». «La riqueza robada por los militares y sus negocios pertenece al pueblo de Myanmar y debe ser devuelta», agregaron. Los empresarios civiles lo comparan con los negocios de la mafia en Sicilia, en el sur de Italia, mientras que los activistas denuncian que las reformas democráticas solo serán posibles cuando «los militares regresen a los cuarteles».
Estados Unidos agregó a ambos conglomerados a una lista negra comercial e impuso nuevas sanciones contra figuras militares y gubernamentales, junto a tres compañías mineras. Canadá, Nueva Zelanda y Reino Unido también han impulsado sus propias medidas específicas, aunque ninguna de ellas se ha centrado directamente en los conglomerados. El ejército dice que está listo para enfrentar la presión internacional.
Sin embargo, ya está empezando a sentir la presión de los inversores extranjeros. La empresa japonesa de bebidas Kirin canceló dos lucrativos acuerdos con el CEML que le habrían ayudado a dominar el mercado de la cerveza de Myanmar. El empresario Lim Kaling de Singapur redujo su inversión en una firma tabacalera con nexos al conglomerado. Los manifestantes locales han estado boicoteando empresas vinculadas con el nuevo gobierno, incluidas joyerías y marcas de cigarrillos.
Myanmar y Rusia afianzaron su relación diplomática con la visita en agosto de 2022, a Naipyidó del ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, donde se reunió con el jefe de la junta militar, Min Aung Hlaing. Ambos países mantienen unos fuertes lazos diplomáticos y económicos que se reforzaron al quedar casi aislados de la comunidad internacional tras el fuerte rechazo al golpe de Estado en Birmania -el 1 de febrero de 2021- y la condena a la invasión rusa a Ucrania desde el 24 de febrero de 2022.
En su momento en una declaración condenando el golpe, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su país «eliminó las sanciones contra Birmania (Estados Unidos se ha negado a reconocer el cambio de nombre a Myanmar) durante la última década basándose en el progreso hacia la democracia».
«La reversión de ese progreso requerirá una revisión inmediata de nuestras leyes y autoridades de sanciones, seguida de la acción apropiada», dijo, «Estados Unidos defenderá la democracia donde sea que esté bajo ataque», puntualizó. Ned Price, el entonces portavoz del Departamento de Estado, reconoció que Estados Unidos había proporcionado casi 135 millones de dólares en asistencia bilateral a Birmania en el año fiscal 2020. «Debo mencionar que solo una parte de eso, una parte muy pequeña, es asistencia al gobierno. Pero estamos realizando esa revisión», destacó.
En ese entonces, los responsables de la diplomacia de los países del Grupo de los 7 (G7) (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y el de la UE, condenaron por unanimidad el golpe de Estado en Myanmar.
Las tensiones entre Aung San Suu Kyi y el ejército siempre han sido altas desde que la «Dama de Rangún» llegó al poder en 2015. El Tatmadaw gobernó directamente el país durante casi cincuenta años tras el golpe de Estado de Ne Win en 1962. Durante mucho tiempo se consideró el guardián de la unidad nacional.
A pesar de estar de acuerdo con el traspaso de poder a los civiles, los militares se aseguraron un papel ineludible en el sistema político a través de la nueva Constitución de 2008. Por tanto, pueden designar el 25% de los escaños de ambas cámaras del Parlamento, además de los diputados que pueden elegir a través de su organismo político, el partido USDP. Conservan los ministerios clave de Interior, Defensa y Fronteras. No se puede aprobar ninguna reforma constitucional sin ellos, ya que se requiere una mayoría de tres cuartos en el Parlamento.
Aunque la Liga para la Democracia ganó ampliamente las elecciones de 2015, el partido de Aung San Suu Kyi se vio obligado y coaccionado a compartir el poder con los militares. El Ejército impidió en un primer momento que Aung San Suu Kyi fuera jefa de Estado: La Constitución prohibía que alguien con un cónyuge no birmano fuera presidente, y este es el caso de Aung San Suu Kyi. [Una disposición] adaptada para prohibirle hacerlo. Se encontró una solución con el cargo de consejera de Estado para ella, lo que hizo gobernar efectivamente la parte civil del gobierno.
Los conflictos étnicos fueron un punto importante en este caso, el reinicio de los conflictos, a veces por iniciativa de los militares, jugaron favorablemente para que el Ejército pudiera para mantener su posición de poder y seguir siendo indispensable. Sin mencionar los enormes intereses económicos de los militares, que hacen que quieran mantener sus manos en parte de la riqueza del país.
Después de las elecciones previas al golpe, que siguieron marcadas por una tendencia a favor de la Liga Nacional para la Democracia (LND), los militares tuvieron la impresión de haber cedido demasiado poder. Algo que terminó por parecerles inaceptable. Mientras los rumores de un golpe de Estado cobraban fuerza, Aung San Suu Kyi había dejado un mensaje a la población, difundido en las redes sociales, en el que instaba al pueblo birmano a «no aceptar» este golpe.
El Ejército intenta «volver a sumir al país en una dictadura militar mientras descuida la pandemia de coronavirus» que golpea duramente a Birmania, escribió, pidiendo a la población que «reaccione unánimemente». Pero la «Dama de Rangún» no tenía los medios para oponerse al golpe. En Birmania, cuando los militares deciden tomar el control, no hay mucho que hacer.
El 6 de noviembre de 2021, la escalada de violencia en el estado Chin, al noroeste de Birmania, provocó la muerte de al menos 37 soldados a manos de una milicia civil que combate las incursiones del Ejército, que tomó el poder por un golpe de Estado el pasado 1 de febrero. La Fuerza de Defensa Chinland (CDF, en inglés), una milicia civil formada después del golpe de Estado, se atribuyó la responsabilidad de esas muertes, ocurridas en varias emboscadas en los últimos días.
La milicia mató a 20 soldados e hirió a otros diez con minas antipersonales cerca de la localidad de Matupi y terminó con la vida de otros doce militares cerca de Mindat durante un combate en el que pereció un combatiente del CDF de 73 años. Cinco soldados murieron durante un combate que duró tres horas en la localidad de Kyindwe, en la misma zona. Estas muertes se producen en la misma región en la que el Ejército quemó más de 400 viviendas por ser uno de los principales focos de resistencia contra los uniformados, con dos milicias civiles activas.
El golpe de Estado mantiene a Myanmar en una profunda crisis política, económica y social, con enfrentamientos entre las fuerzas de la junta y los insurgentes, y un aumento de la represión por parte del régimen contra la oposición civil. Al menos 2.145 personas han muerto por la represión, mientras que casi 15.000 personas han sido arrestadas de forma arbitraria, entre ellas la depuesta jefa de facto del gobierno democrático, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
El país está en guerra, y algunos combatientes insólitos participan en la guerra. Por un lado, está una junta militar. Por otro lado, decenas de miles de jóvenes de las ciudades que se han alzado en armas, cambiando los cursos universitarios, los videojuegos por la vida y la muerte en la selva.
Lejos de consolidar su dominio sobre el país, el ejército birmano, se ve obligado a luchar en decenas de frentes, desde las tierras fronterizas cerca de India, China y Tailandia hasta las aldeas y pueblos del corazón del país. Las escaramuzas suceden casi a diario, y también se registran bajas.
La oposición al golpe de Estado en febrero de 2021 comenzó con millones de personas en las calles de las ciudades y pueblos de Birmania. Con sandalias, y en el caso de los monjes budistas, descalzos, el país se manifestó exigiendo el retorno de sus dirigentes electos. El Tatmadaw volvió a su antiguo manual. Los francotiradores del ejército atacaron a los manifestantes con disparos únicos y mortales en la cabeza.
Existen cientos de milicias civiles en toda Birmania, organizadas de forma imprecisa en las llamadas Fuerzas de Defensa del Pueblo. Cada milicia le jura lealtad a un gobierno civil clandestino, el Gobierno de Unidad Nacional, que se formó tras el golpe de Estado, y algunos batallones están dirigidos por legisladores destituidos.
El Gobierno de Unidad Nacional afirma que recaudaron más de 30 millones de dólares para el esfuerzo de guerra, en su mayoría de donaciones de civiles. La oleada de dinero ha creado curiosos desequilibrios. Mientras que los miembros veteranos de los grupos armados étnicos luchan con viejos rifles atados con cinta adhesiva, algunos efectivos de las Fuerzas de Defensa del Pueblo tienen armamento nuevo con miras telescópicas, aunque todos sufren la escasez de armas.
Algunos de los jóvenes combatientes escaparon de las órdenes de detención emitidas por su participación en las protestas posteriores al golpe. No tuvieron más remedio que huir y sumarse a las guerrillas. Las milicias son ayudadas, y a veces entrenadas, por fuerzas étnicas que lucharon contra el Ejército de Birmania durante años, entre ellos el grupo armado de la etnia karen.
El Gobierno de Unidad Nacional afirma que las Fuerzas de Defensa del Pueblo, que luchan junto a combatientes más experimentados de las milicias étnicas, mataron a unos 9000 soldados del Tatmadaw desde junio de 2021 hasta febrero de 2022. Un portavoz militar de Birmania dijo que el número real de muertos era menor. Los heridos de la resistencia son atendidos en una clínica al aire libre en la selva con mesas de operaciones de bambú y un dispensario construido con tiras de bambú.
Para los jóvenes de Birmania, el golpe de Estado supuso el regreso a un pasado casi inimaginable, sin Facebook ni inversiones extranjeras. Bajo el antiguo régimen del Ejército, Birmania había sido uno de los países más aislados del mundo. Desde el golpe, la nueva junta, liderada por el general en jefe Min Aung Hlaing, prohibió las redes sociales, destruyó la economía y volvió a atrincherar a toda una nación.
La resistencia actualmente está mejor organizada y financiada. Ha aprovechado las energías de los jóvenes de todo el país, que luchan tanto en entornos urbanos como rurales. Y se está asociando de forma más amistosa con grupos armados étnicos, como los que representan a la minoría karen, que ha estado luchando en uno de los conflictos civiles más largos del mundo.
También existe el Ejército Wa, pro-Beijing o pro-chino, que pide conversaciones de paz entre los generales y la oposición. El UWSA es la milicia étnica más poderosa de Myanmar, un estado dentro de otro estado, inspirado en el modelo del partido chiita Hezbolláh en el Líbano. Controla un enclave territorial en la frontera norte con China y otro en la frontera con Tailandia.
La guerrilla Wa no se unió a los otros grupos armados que luchan contra los militares. A menudo, China lo utiliza como medio de presión para tratar con los militares birmanos. Los Wa desempeñan un papel clave en el tráfico de drogas y la explotación de los recursos naturales de Myanmar. Muchos los consideran una pieza fundamental en el suministro a China de tierras raras, minerales valiosos que se utilizan en la fabricación de los sistemas electrónicos más avanzados.
Hay cerca de 20 formaciones militares étnicas que luchan por la autonomía de sus territorios en las fronteras de Myanmar y los Wa son los más temidos por los militares en el gobierno. Cuentan con unos 25.000 efectivos, que reclutan uno por cada familia en las zonas bajo su control, y está armado con equipos chinos y sistemas de fabricación propia. El Ejército Wa no se unió a otras milicias étnicas para enfrentar a la junta golpista.
Tras la expulsión del poder de la líder Aung San Suu Kyi, algunas de estas ofrecieron ayuda y armas a las Fuerzas populares de defensa. A diferencia del UWSA, otra milicia armada de etnia china (los Kokang) lucha junto con otras formaciones armadas contra el Tatmadaw. El ejército de Kokang afirma haber matado en diciembre a 100 soldados birmanos que sitiaban su base en Mongko, en el estado fronterizo de Shan.
La neutralidad del UWSA probablemente haya sido sugerida por China, que quiere preservar sus intereses económicos en Myanmar y utiliza a los Wa como instrumento de presión contra los militares de Naypyidaw. Beijing sigue siendo uno de los pocos socios de la junta militar, hasta el punto de que las autoridades chinas nunca han calificado la toma de poder de los generales birmanos como un golpe de Estado.
Desde el golpe del 1 de febrero de 2021, la empresa energética Total Energies (Francia) estaba en el punto de mira, por ser socio y operador del yacimiento de gas de Yadana, Total se había negado inicialmente a poner fin a sus actividades en el país, prefiriendo proteger a los empleados de su filial. La estadounidense Chevron también abandonará el país por la situación del país tras el golpe de Estado. Los proyectos de gas natural son la mayor fuente de ingresos en divisas de Birmania, generando más de mil millones de dólares al año.
Suu Kyi, de 76 años, se encuentra detenida desde el golpe militar, poniendo fin a un breve período democrático de Birmania. Desde entonces, la junta estableció una serie de acusaciones contra ella, incluyendo violación de la ley de secretos oficiales, corrupción y fraude electoral. La Premio Nobel de la Paz se expone a décadas de prisión si resulta condenada por todos los cargos.
En las últimas semanas, otros miembros de la Liga Nacional por la Democracia, el partido de Suu Kyi, fueron condenados a altas penas de cárcel. Un exministro fue sentenciado este mes a 75 años de prisión y un allegado de Suu Kyi deberá descontar 20 años de cárcel. Los periodistas no tienen acceso al tribunal especial en la capital birmana y los abogados de Suu Kyi tienen prohibido hablar con la prensa.
A principios de 2020, Xi Jinping fue el primer mandatario chino en visitar Birmania en 19 años. Escogió ese país para lo que fue también su primer viaje al sudeste asiático como presidente. Ese año, invirtió 4.500 millones de dólares en obras de infraestructuras birmanas y en enero 2021 los dos países acabaron firmando un acuerdo sobre una línea férrea en vista al megaproyecto de Nueva Ruta de la Seda.
Algunos analistas sostienen que la creciente presión popular había llevado a que se suspendiera un proyecto chino en el estado de Kachin, la represa hidroeléctrica de Myitsone, cuyo costo se elevaba a 3.600 millones de dólares. El partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia, tenía en su agenda la reforma constitucional que planeaba quitarle poder a los militares.
Los militares, han provocado que la población del norte, los chin y los Kachin, se unan y contraataquen. El gobierno chino respalda en silencio a los militares, ganando dinero con las rentables explotaciones mineras, controladas por los militares, cerca de su frontera común.
Este mes de abril de 2023, la junta militar de Birmania reconoció haber realizado un ataque aéreo contra una aldea del centro del país que provocó decenas de muertos y una firme condena internacional. El Alto Comisario de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, se dijo «horrorizado» por la acción, entre cuyas víctimas había escolares, así como otros civiles. El balance del ataque ocurrido el martes por la mañana en el remoto distrito de Kanbalu, en la región de Sagaing, es todavía incierto.
El servicio birmano de la BBC, informaron de al menos 50 muertos y decenas de heridos en este ataque contra la aldea de Pazi Gyi. Un socorrista vinculado a las milicias anti golpe Fuerza de Defensa del Pueblo dijo que el número de muertos podía llegar al centenar de personas, entre las que había mujeres y niños. La junta militar confirmó el martes por la noche que el ataque tuvo lugar, pero no precisó cuántas personas murieron.
El ataque del martes, uno de los más mortíferos realizados por la Junta, ocurrió poco antes de las celebraciones del Thingyan, el Año Nuevo birmano, que duran varios días. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó el ataque firmemente y reiteró su llamado al Ejército a acabar con la campaña de violencia contra la población, según su portavoz Stephane Dujarric.
La región de Sagaing, cerca de la segunda mayor ciudad del país Mandalay, es uno de los principales focos de resistencia al régimen militar, con combates intensos desde hace meses. Los videos grabados en el lugar muestran cuerpos sin vida en un terreno quemado, apenas quedó en pie una estructura de un inmueble arrasado. El Gobierno de Unidad Nacional de Birmania, un Ejecutivo en la sombra formado por antiguos diputados del partido de Aung San Suu Kyi, condenaron el acto de odio.
El jefe de la junta militar, Min Aung Hlaing, supeditó la celebración de las elecciones que ha prometido desde que tomó el poder al restablecimiento de la paz y la estabilidad en el país. En febrero, la junta reconoció que un tercio del país escapa a su control.
Desde hace unas décadas tengo amistad con un centenar de refugiados birmanos. Estoy enterado de lo que sucede en Birmania, estos amigos son pertenecientes a distintas etnias, algunos buscan la independencia y otros la unidad nacional, pero rechazan a la Junta militar.
Muchos de ellos pudieron regresar de paseo a Birmania con pasaporte de los Estados Unidos. Pero la mayoría absoluta de estos refugiados no aceptan a los rohinyas, ya que no los consideran de Birmania, ni aceptan su forma de vivir y costumbres, más allá de lo que diga la prensa mundial y los grupos de derechos humanos.
La «suerte» de Birmania depende de los imperios ruso y chino, ahora, en estrecha colaboración y enfrentados a Occidente, si la acción de los grupos guerrilleros no es aniquilada, hasta ahora fracasó, el Ejército no podrá tener ayuda militar de las potencias de Oriente Rusia y China, a menos que quieran iniciar imprudentemente una guerra de proporciones impensables.