DONALD TRUMP
EL REGRESO TRIUNFAL
Algunas semanas antes del día martes 5 de noviembre, día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los distintos medios no paraban de repetir de lo reñido o ajustado que sería la lucha electoral. ¿Y tenían razón? No lo creo, de cualquier manera, el relato acabó una vez que empezaron las votaciones. Esa misma noche, mientras cambiábamos de un medio a otro en el ordenador, y visualizando algunos resultados, no nos quedaba duda alguna de que el triunfo de Donald Trump era inexorable. Cualquiera que tenga un mínimo de conocimiento sobre elecciones y votaciones, debía concluir de esta manera.
Un amigo con quien estuve compartiendo el proceso electoral, se retiró a su domicilio convencido del triunfo del partido republicano. ¡Ajustado, nada! Donald Trump fue un verdadero sunami electoral. Como siempre, los medios de comunicaciones enemigos de Donald Trump, seguían vomitando información sesgada como si eso pudiera cambiar o modificar la realidad. Los números de Donald J. Trump fueron enormes e hizo historia. Donald Trump se presentó por tercera vez a competir en elecciones presidenciales, marca que sólo tenían registrados los presidentes Andrew Jackson, Grover Cleveland, Teddy Roosevelt, Franklin Roosevelt y Richard Nixon.
Donald Trump es ademas, el primer republicano que obtiene más de la mitad del voto nacional, desde George W. Bush en 2004 y con el porcentaje más alto desde 1988. No es necesario esperar los recuentos completos, Trump superará cómodamente los 74 millones de votos de 2020. Donald Trump, es el segundo presidente que, después, de fracasar en la reelección la consigue al segundo intento, antes que Donald Trump sólo lo había logrado el demócrata Grover Cleveland, presidente entre 1885-1889 y 1893-1897.
Una vez más, Donald Trump ha derrotado al establishment, y ha gastado menos dinero que Kamala Harris. La candidata demócrata gastó 1.600 millones de dólares por 993 millones de Donald Trump. Kamala era la candidata de Wall Street, de Silicon Valley, con algunas excepciones como Elon Musk y Timothy Mellon y otros, ella fue la candidata de Hollywoke. Lo más sorprendente de esta elección es la clara victoria en votos, una claridad muy importante para la estabilidad política del país. Incluido para las causas pendientes en la justicia que no fueron otra cosa que una persecución judicial para sacarse a Donald Trump de encima.
Sostengo que hubo bases legales para enjuiciarlo por los documentos clasificados, pero eso también involucraba a otros ex presidentes, y solo se ensañaron con Donald Trump. De cualquier manera, el ciudadano estadounidense ya dio su veredicto, lo considera inocente, no votaría masivamente por un criminal. Los republicanos en esta elección han ganado en voto popular por primera en veinte años, recuperaron el Senado y es probable que retengan la Cámara de Representantes, algo que no sucedía hace muchas décadas.
Hay que agregar el triunfo en la elección de gobernadores. Muchos analistas políticos o presentadores de televisión, cortando atajo, repiten que el triunfo se debe a la economía. No lo vamos a negar, lo que no acepto es que el triunfo de Trump se deba exclusivamente a la situación económica del país. Primero, porque jamás existe una sola causa o razón histórica, son muchos los motivos para ello. En estos años he vivido en carne propia el aumento de los alimentos y de otros bienes, pero jamás fue lo económico el motivo principal de mi rechazo al partido Demócrata.
Tampoco lo fueron para las personas con las que comparto charlas o encuentros, estaba en juego cosas más importantes que satisfacer las necesidades primarias o al homo economicus. Es verdad que apenas un 30% de la población creía que el país iba en la dirección correcta bajo la administración demócrata. Pero no fue solo Biden quien arruinó al país, fue un trabajo conjunto con kamala Harris. Trump fue capaz de convencer a la mayoría de los ciudadanos estadounidenses de que él es el que puede solucionar los problemas que la gente padece.
Su primer mandato así lo indicaba, pero hay algo que no se advierte en los analistas, y es que para que Donald Trump fuese aceptado sin prejuicios es que, al igual que en Argentina, o tal vez algo en menor medida, se dio una batalla cultural y la gente lo pudo entender, por eso Donald Trump pudo decir en un mitin: «¿Saben lo que significa woke? Significa ser un perdedor. Todo lo woke. Todo lo woke, y es verdad, vale una mierda. ¿Ok?».
La sociedad estadounidense, en estos últimos años ya vivió esa porquería de la izquierda cultural, que hace varios años tuve la honestidad intelectual de calificarla, con argumentos válidos, como la séptima generación de izquierdas. Es la izquierda marcusiana, mientras algunos intelectuales de la derecha que se quedaron en el tiempo, erróneamente, siguen atribuyendo esta nueva izquierda a Antonio Gramsci. Kamala Harris, es una persona cuya carrera política se debe a los favores de su amante, y a invocar su condición de mujer y …de negra. Pascal decía que: «El hombre es una caña que piensa», pero Kamala es una caña que apenas piensa.
Su prédica, contra lo que estos izquierdistas entienden por machismo o patriarcado, lo único que a logrado es que los hispanos hombres, votaran mayoritariamente por Donald Trump. Los republicanos han sabido entender los temas claves de la sociedad, cosa que no lo entendieron los periodistas o los analistas progres. No entienden los problemas reales de la gente porque tienen obnubilada su mente con una ideología que no tiene existencia real.
No se puede castigar a la clase media que levantó el país durante generaciones, para dar preferencia o poner el acento en políticas que favorecen a minorías, por el simple hecho de ser minorías, a los que viven del gobierno y no trabajan, o a la inmigración criminal. Es entonces cuando esa parte de la sociedad se comienza a sentir fuera del sistema político. La clase media trabajadora con su sueldo ya no llega a fin de mes, se le hace imposible comprar una casa y sin embargo esa clase media maltratada es la que más vota.
El partido Demócrata se había apoyado en los legacy media, en los medios de comunicación sistémicos, cuyo prestigio se fueron al bote en estas últimas décadas. El «The Washington Post», «Los Angeles Times» y «USA Today», con excepción del «The New York Times», el mayor periódico izquierdista del mundo, rehusaron apoyar a un candidato, es decir, se negaron a apoyar a la demócrata Harris. Es obvio, que sabían de la inminente derrota de kamala Harris. Jeff Bezos, propietario del «The Washington Post», dijo que la prensa carece ya de credibilidad en el país.
Las campañas políticas se realizan, mayoritariamente, en las redes sociales, sobre todo en X, ex Twitter, alejada de la censura progre e izquierdista, gracias a su nuevo dueño Elon Musk, y los podcasts, como el de Joe Rogan, que entrevistó a Donald Trump durante tres horas, mientras Kamala Harris buscaba excusas para no acudir al estudio. ¿Y porque no acudió Kamala? porque la caña que no piensa, apenas puede repetir algunos eslogan o frases hechas de no más de diez minutos, pasado ese tiempo se le acaba el libreto. Así lo entendió la nueva estrella naciente, según Donald Trump, Elon Musk:
«La diferencia más importante estuvo en que tanto Trump como Vance, dieron entrevistas en podcasts largos, porque esto realmente marca la diferencia. La gente ve el podcast de Joe Rogan que es genial, y el podcast de Alex Friedman, y sabes que es una persona inteligente de mentalidad razonable que no es incondicional de una forma u otra, simplemente escuchan a alguien hablar durante unas horas, y es así como deciden si conoces a una buena persona, si les gustas a una persona, en especial el podcast de Rogan de tres horas de duración. […] Nada haría más daño a la campaña de Kamala que seguir con Joe Rogan porque se habría quedado sin segundos después de unos 45 minutos. No puedes esconderte en 3 horas».
Bueno, Elon Musk es generoso y le otorga 45 minutos, creo que 35 sobran. A los legacy media habría que sumar la industria farmacéutica y la alimentaria, señaladas por el nuevo aliado de Donald Trump, Robert F. Kennedy, que retiró su candidatura para sumarse a la campaña republicana, a los neocones, esa pandilla que dirige la política exterior del país desde finales del siglo pasado, la industria de la descarbonización y el negocio ecológico. También a los enemigos de Donald Trump, que estaban en el mismo partido, los miembros del establishment, la vieja clase política republicana.
Hoy, esa basura fue barrida del partido por Donald Trump, eso lo dije en un artículo del mes de agosto, al hablar sobre el trumpismo y la elección de James David Vance: https://revistaeutaxia.com/james-david-vance/ , hoy surge oficialmente un nuevo Partido Republicano y se quedará por mucho tiempo. Se acabó la vieja clase política, se acabó la dinastía de los Bush, personajes nefastos para la política de este país.
En la llamada «Serie Roja» de la Revista Eutaxia, estamos explicando cómo fue la caída de los distintos imperios, el zarista, el soviético, y es notorio el desgraciado papel de George Bush, padre, que se negó a reconocer la independencia de las repúblicas que huían del imperio soviético, y lo peor, trató de mantener vivo a la URSS cuando los rusos como Boris Yeltsin no lo querían. La pérdida en las elecciones estadounidenses de entonces, entre otras cosas, fue consecuencia del rechazo expreso de la comunidad ucraniana y de los ciudadanos originarios de la Europa del este, que se sentían traicionados por Bush.
De George Bush, hijo, no es necesario hablar, su hija haciendo campaña y votando por Kamala Harris, lo dice todo. De lo que no cabe duda es de que Donald Trump ha conseguido una de las victorias personales más impresionantes de la historia estadounidense, contra todo y todos. Supo convencer al votante, sin los medios de comunicación, tildado de fascista por muchos y perseguido por numerosos delitos, se comunicó con los ciudadanos y este le respondió. Nadie puede discutir que Donald Trump ha ganado con claridad, con mensajes inequívocos y esto es lo más importante para el futuro de los Estados Unidos, que nadie puede discutir su legitimidad.
Con Donald Trump se rompieron las barreras étnicas, en unas más que en otras. No conozco en detalle los porcentajes finales del voto de los varones afroamericanos, de los hispanos y las mujeres blancas, que los progres creían de su propiedad, aunque ellos no crean en la propiedad privada. En parte se rompieron las barreras sociales y étnicas que parecían inamovibles gracias al sistema clientelar y esclavizador montado por los demócratas y a la incapacidad y dejadez de los republicanos.
La gran novedad de esta elección es la movilidad en el voto, que a traspasado las barreras étnicas, esto se vio claramente en las minorías musulmanas, hispanas o afroamericanas, el giro a la derecha fue lento pero inexorable. El «come-back» de Donald Trump es histórico, le tiraron con todo lo que pudieron, intentaron matarlo dos veces y a pesar de todo ha salido triunfador.
La gente vota en función de sus dificultades, de sus miedos, temores, necesidades y aspiraciones, no en bloques sociológicos diseñados en las oficinas de analistas que están desconectados de la realidad. Todos los que han votado por Trump lo han hecho por la economía y la inflación, la inmigración y la creciente inseguridad en las calles de las ciudades de los Estados Unidos, por la nauseabunda ideología de la izquierda cultural, las clases trabajadoras y medias en primer lugar.
En estos cuatro años pasados la gente entendió que todo lo que se decía de Trump eran mentiras, entendió sus ideas, no hizo falta intérpretes, pudo ver y elegir con libertad. En cierta medida, se dio la batalla cultural, es posible que no en la misma proporción que se dio en Argentina, pero mucha gente lo entendió. En algunas comunidades étnicas fue menor, pero se debe entender que hubo décadas de lavado de cerebro, de manipulación, pero hay un mundo que se derrumba de manera inevitable, que es el del papá Estado omnipresente y corrupto.
La llamada «Coalition of Colored People» ha dejado de existir, el voto afroamericano, hispano-latino, árabe, musulmán no-árabe, indio, paquistaní o incluso de las comunidades asiáticas, ha dejado de ser monolítico. En Florida y Texas, Donald Trump ha arrasado en el voto hispano entre el 55 y 58% frente al 40% de Harris. En los demás estados o ganó o empató el voto hispano-latino con la excepción de California, Nuevo México e Illinois, donde sin embargo mejoró sustancialmente su apoyo electoral.
Los republicanos o, mejor dicho, Donald Trump ha logrado conquistar a un importante porcentaje de votantes hispanos, tradicionalmente demócratas. Los hispanos, uno de los nichos tradicionales del voto demócrata, empiezan a votar republicano incluso mayoritariamente en algunos estados. Esto supone un cambio significativo respecto a los resultados de hace cuatro años, cuando Biden se hizo con un 65% de votantes hispanos frente al 32% que entonces obtuvo Trump.
Con el debate migratorio y la seguridad de las fronteras acaparando buena parte de la campaña, las encuestas a pie de urna difundidas por medios como The Washington Post revelaban que un 45% de los hispanos votaron a Trump frente al 55% que lo hizo por Kamala. En algunos estados, entre ellos los denominados swing states, decisivos para ganar las elecciones, Donald Trump fue el más votado entre los hispanos. Por ejemplo, en Michigan, donde el 62% de los hispanos votó a Trump, o en Carolina del Norte, donde empató. Además, las encuestas muestran que Donald Trump sí ganó entre los hombres hispanos, con un 54% frente al 44% de Kamala.
En Pennsylvania, por ejemplo, Joe Biden atrajo a un 69% de los hispanos en 2020 frente al 57% logrado por Kamala Harris en la noche electoral. El candidato republicano Donald Trump, sorprendió al ganar el condado de Starr, en Texas, considerado el área con más población hispana que cuenta con un 97% de residentes hispanos. De esta manera es el primer candidato republicano en vencer allí desde 1982. Trump obtuvo el 57,7% de los votos en Starr, superando a Kamala Harris, quien alcanzó un 41,8%. Estos resultados, reflejados en el sistema de seguimiento electoral de la Universidad de Houston, eran preliminares, con el 99% hasta el miércoles pasado.
En 2020, Joe Biden se había impuesto en Starr con el 52%, mientras que Hillary Clinton lo hizo con el 79% en 2016. Otras victorias clave de Donald Trump fueron en condados históricamente demócratas, como Carlton, en Minnesota, que no se inclinaba hacia los republicanos desde 1928, y Miami-Dade, en Florida, un antiguo bastión demócrata que ahora es firmemente republicano.
El candidato republicano subió 13 puntos entre los hispanos en comparación con los resultados que obtuvo en las elecciones de 2020, cuando perdió contra el presidente Joe Biden. Si se divide el voto por sexos, el apoyo hispano a Trump es muy fuerte entre los hombres hasta el punto de que supera a Kamala Harris. El 54% de los hombres encuestados votó a Trump, 18 puntos más que en las elecciones pasadas, frente al 44% de las mujeres.
Un total de 36,2 millones de hispanos fueron elegibles para votar, cuatro millones más que en 2020. Los hispanos representaron aproximadamente el 14,7% de todos los votantes elegibles, frente al 13,6% de 2020, según datos del Centro Pew. Su voto tiene especial importancia en dos estados clave, Arizona y Nevada, donde estos representan alrededor del 30% del electorado. En Dearborn, Michigan, la ciudad con mayor cantidad de votantes de origen árabe, en represalia, votaron por Trump, aunque hay grupos de seguidores árabes republicanos.
Los resultados más decepcionantes para Kamala Harris se produjeron en Texas, sobre todo en la frontera con México. En el condado de Webb, su porcentaje de votos fue 13 puntos porcentuales inferior al de Joe Biden en 2020. Fue diez puntos inferiores en Dimmit y Starr, y nueve puntos inferiores en Zapata. En cada uno de estos condados, en donde cinco de cada seis residentes son hispanos, un grupo que históricamente fue parte de la coalición demócrata.
Los analistas políticos y la prensa se preguntan por qué los hispanos dejaron de apoyar masivamente a los demócratas y se volcaron por Donald Trump. Para entender esta situación hay que volver la vista al pasado. Las comunidades hispanas mas populosas fueron los puertorriqueños y los mexicanos, unos poblaron el este y el otro el sudoeste y se fueron ampliando al resto del país. Pero ambas comunidades, políticamente fueron de izquierda, aunque ellos no lo supieran. Si vemos la cantidad de políticos de esas comunidades, vamos a encontrar una cantidad nada despreciable de aldérmanes, congresistas y senadores, pero del mismo sesgo ideológico.
Todas las organizaciones culturales, comunitarias, barriales, eran inequívocamente de izquierdas. Cada hispano que llegaba al país, era una obviedad que se integraran al Partido Demócrata, era algo inexorable. Mas allá de lo que muchos creen, los mexicanos, a diferencia de los centroamericanos, son de izquierdas. Eso es algo natural para ellos, son mayoritariamente estatistas, al punto, que los niños al nacer las primeras palabras luego del clásico mamá y papá, es estado, ya lo traen en su ADN. Antes de la existencia de la Unión Soviética, la constitución mas estatista o socialista en el mundo era la mexicana.
Era lógico que los hijos de estos inmigrantes mamaran esa nefasta ideología de manera natural y tradicional, todas las instituciones hispanas estaban inclinadas en esa dirección. Todas las organizaciones mexicanas no eran más que un simple apéndice del Partido demócrata, y los mandamases de esos grupos, que, por suerte, ya no están, se dedicaban a adoctrinar y a hacer carrera o negocios con el Partido Demócrata. También hubo grupos políticos que estaban a la izquierda de los demócratas, grupos maoístas.
Las cadenas de televisión más importantes del país en español, como Univisión y Telemundo, radios, periódicos, etc., se dedicaban a ejercer una pedagogía nefasta que iba contra de la eutaxia del imperio estadounidense. Un ejemplo de ello, es Jorge Ramos, un enano mental, que llegó al país con las dos manos atrás, en este país estudió, comió, se casó, y desde el periodismo se dedicó a minar a la sociedad con la nefasta ideología de la izquierda cultural.
Votantes hispanos por Trump, que abandonaron el nefasto socialismo
Por todos esos motivos fue más lento el cambio socio-político, cultural entre los descendientes de mexicanos, pero muchos hijos se rebelaron contra sus progenitores y ahora deciden por sí mismos. Muchos de esos padres de la misma generación de la que formo parte, ya nos vamos de este mundo, por suerte. Y lo mismo sucedió con la comunidad puertorriqueña, no es lo mismo con los centroamericanos, que masivamente no son de izquierda, salvo con aquellos que forman parte de las uniones o sindicatos, organizaciones comunitarias, etc., y que ya eran próximo al marxismo o las izquierdas en sus países de origen.
A muchos hispanos, su herencia étnica les vale madres, se están quitando esa pesada mochila que les estuvo provocando una cerrazón mental. Cada hispano con derecho al voto, le importa la sociedad donde vive y lo demás es folclore. La llegada masiva de los nuevos marielitos venezolanos, alentados por Joe Biden y Kamala Harris, las comunidades se sintieron ninguneados por los mismos demócratas que le piden o exigen su voto, su fidelidad y no responden a sus necesidades políticas reales.
En Estados Unidos hay hispanos que viven hace treinta, cuarenta años o más, que trabajan, tienen hijos, que pagan sus impuestos y viven en una situación aun ilegal. Barack H. Obama, les mintió, dijo que en cien días solucionaría el problema de sus papeles, y teniendo las dos cámaras a su disposición, y no hizo absolutamente nada. Las comunidades asiáticas, a diferencia de los hispanos, reaccionaron ante los delincuentes inmigrantes venezolanos, la mayoría de estos chavistas-maduristas, que se dedicaban a vandalizar, a robar y a vivir del gobierno, es decir, de los impuestos que paga la gente, a cumplir alegremente su sueño americano.
Todo eso iba a tener consecuencias, yo no creo en el karma por una cuestión filosófica, pero tuvieron su castigo o lo que se merecían. Los votantes de origen mexicano, especialmente los del suroeste de Texas, se inclinaron drásticamente hacia Donald Trump en el 2020. Este año, algunos estudios sugieren que los condados con grandes poblaciones dominicanas y cubanas fueron los que más se alejaron del partido Demócrata, mientras que las comunidades puertorriqueñas y mexicanas lo hicieron por un margen menor. Esta lentitud es el resultado de la herencia política inculcada por sus mayores, como dije antes.
Donald Trump, regresa a la Casa Blanca como 47º presidente de Estados Unidos, y para su victoria fue muy importante el apoyo de votantes que antes se le resistía al partido Republicano, el de los latinos o hispanos. El voto a Donald Trump fue por encima del récord obtenido por George W. Bush en 2004. Trump demostró conocerlos mejor que el partido rival, como sucedió en un mitin celebrado en Albuquerque, en el estado fronterizo de Nuevo México.
«Los trato mejor que los demócratas», les dijo Donald Trump, mientras lanzaba una pregunta: «En la costa Este prefieren que les llamen hispanos, ¿saben esto? En la costa oeste prefieren que les llamen latinos. ¿Ustedes qué prefieren?» La respuesta fue unánime: «hispanos». Ese momento de la campaña de Donald Trump, es de esos que pasarán a la historia por lo siguiente. La cuestión de hispanos y latinos no es un tema menor. El término latino fue una invención francesa hecha por razones imperiales en contra del estadounidense.
Tampoco podemos negar que el llamarse latinos no es algo gratuito, tiene razón de ser, muchas veces en discusiones académicas hice hincapié en esta distinción. Y también lo hizo nuestro amigo y colaborador, Luis Anthony Lapaglia, quien escribió un artículo en respuesta a una desafortunada ponencia del filósofo español José Luis Pozo Fajarnés, en junio de este año, este es el link de dicho artículo en la Revista Metábasis de España: https://revistametabasis.com/estados-unidos-no-es-un-pais-racista/, o en la Revista Eutaxia: https://revistaeutaxia.com/es-estados-unidos-un-pais-racista/.
El actor cómico argentino Peter Capusotto, ha gravado unos videos donde personifica a un personaje latino, son imperdibles, se encuentran en YouTube, y se los puede ver gratis, sociológicamente existe el latino, y es el progre, el izquierdista, el que adhiere a la izquierda cultural, a la ideología woke y habla a lo caribeño. No tiene desperdicio. Yo no soy latino, soy hispano y mi lengua materna es el castellano o español. Otra de las razones se debe a la cuestión religiosa o las creencias, uno puede ser ateo, no tener creencias religiosas, pero eso no significa que nos burlemos de las personas o comunidades que tienen creencias religiosas, eso es lo que hizo kamala.
Y esto viene bien para entrar en la victoria en Pennsylvania. Este año mas de 80.000 Amish votaron en Pennsylvania, esa cifra le había servido a Biden para ganar a Donald Trump en la elección pasada. Los Amish han votado en masa en estas elecciones presidenciales en el condado de Lancaster, Pennsylvania, uno de los mas importantes de ese estado clave. Muchos se preguntan por que votaron en estas elecciones, masivamente, cuando suelen mantenerse al margen de las cuestiones mundanas. En las elecciones anteriores el voto apenas superó el número de diez mil.
Una caravana de amish rumbo a los centros de votación.
Los Amish se registraron en masa para votar a Trump después de una redada que había realizado el FBI en enero de este año en la granja de leche cruda de Amos Miller en Bird in Hand (Pennsylvania). Esta redada fue el centro del debate sobre los límites de la regulación gubernamental y los derechos individuales. Los miembros de la comunidad Amish estaban cansados de las regulaciones y restricciones de los políticos socialistas demócratas.
La Oficina del fiscal general de Pennsylvania, dirigida por la demócrata Michelle Henry, presentó una demanda contra Miller para detener su venta de leche cruda y otros productos no regulados, alegando violaciones de las leyes de seguridad alimentaria y preocupación por los riesgos para la salud pública. El departamento de Agricultura de Pennsylvania ingresó en la granja de Amos Miller, el 4 de enero tras recibir denuncias de que supuestamente varios niños habían tenido enfermedades relacionadas con productos lácteos crudos comprados allí.
Según el Departamento de Agricultura, se analizó carne picada y ponche de huevo crudo de la granja Miller después de que un menor de edad de New York consumiera estos productos. Ambos dieron positivo en STEC. En Michigan, hubo otra denuncia de un menor que también dio positivo por STEC tras tomar leche cruda, productos lácteos, huevos, queso y carne de la granja de Miller. Amos Miller alegó que sus ventas se limitaban a una asociación privada, lo que le eximía de ciertas normas.
Su caso atrajo la atención de figuras y grupos conservadores, que consideraron que el Estado se había extralimitado en sus funciones y lo apoyaron. Se organizó una concentración frente al tribunal y se recaudaron más de 200.000 dólares para la defensa legal de Miller. En marzo de 2024, el juez Thomas Sponaugle del Tribunal de Causas Comunes del condado de Lancaster emitió una orden que permitía a Miller producir leche cruda para su familia, pero prohibía la venta de estos productos al público hasta que obtuviera el permiso estatal de leche cruda requerido.
El equipo jurídico de Amos Miller argumentó que la normativa de Pennsylvania no debía restringir su capacidad de vender productos de leche cruda a clientes de fuera del estado. En octubre de 2024, el Departamento de Agricultura de Pennsylvania solicitó la revisión del tribunal de apelación para aclarar si las leyes estatales podían impedir a Miller la venta de leche cruda en otros estados. La comunidad Amish ha considerado la medida un exceso de interferencia por parte del Gobierno del Estado de Pennsylvania.
Entonces, los Amish decidieron votar al republicano Donald Trump, cuyo partido está a favor de la menor intervención gubernamental. La comunidad amish se unió a Amos Miller, que adujo sus creencias religiosas como razón para no seguir las directrices de la Administración de Alimentación y Medicamentos. La granja de Amos Miller fue el punto de encuentro para los partidarios de Donald Trump, que defienden los derechos de los granjeros Amish. El hijo mayor del republicano, Donald Trump Jr., se sumó al debate con un mensaje en redes sociales: «¿Imagina lo que podrían conseguir las fuerzas del orden si persiguieran, no sé, digamos, a los miembros de las redes de pedofilia de élite en lugar de a los granjeros que venden a sus vecinos?».
Hay antecedentes en los Amish, como ocurrió en la década de 1950. Entonces, les preocupaban las políticas de la escuela pública. En particular, la asistencia obligatoria a la escuela secundaria les impulsó a muchos miembros de la comunidad Amish a votar. Delegaciones especiales de la campaña de Trump aparecieron en ferias y granjas Amish para hacer campaña en favor de Trump. Los Amish dejaron de lado su postura apolítica y acudieron masivamente a las urnas, con su voto rompieron el empate técnico entre Trump y Harris que todos los sondeos habían vaticinado en este estado de tradición demócrata.
El «Early Vote Action», un grupo de conservadores fundado en 2023 logró que esta comunidad se implique activamente en los comicios. Scott Pressler, fundador de este grupo, llevó a cabo una intensa campaña para pedir el voto del grupo religioso a través de una campaña puerta a puerta en mercados agrícolas y talleres Amish en Lancaster, condado del sureste de Pennsylvania donde vive una de las comunidades Amish más grande de Estados Unidos. El voto Amish, fue clave en el triunfo electoral de Donald Trump en Pennsylvania.
Los hispanos emitieron un voto conservador influido por sus convicciones religiosas que ve en los demócratas una ofensa a sus creencias. Un hispano que ha emigrado solo y ha triunfado en Estados Unidos es un republicano evidente que ve ahora, en la inmigración irregular como una amenaza a su nuevo modo de vida, ya que entiende que muchos como él llegaron para trabajar y los nuevos no. Es muy similar a lo que siente la comunidad cubana en Miami entre los que llegaron huyendo del comunismo y los que salieron alentados por el régimen Castro-marxista en los ochenta y noventa.
Por tercera vez consecutiva, Ohio es uno de los estados que ha elegido a Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Consiguió los 17 votos electorales y el 55,2% de los votos frente al 43,9% de Kamala Harris, hace unos meses Donald Trump, y el vicepresidente, J. D. Vance, se hicieron eco de las denuncias de vecinos de Springfield respecto a las consecuencias de la inmigración ilegal descontrolada en sus barrios.
«Se están comiendo a los gatos y los perros», aseguró entonces Donald Trump en un debate contra kamala Harris en referencia a las acusaciones que los habitantes de ese municipio habían realizado sobre cómo los inmigrantes haitianos estaban consumiendo mascotas. Esto generó polémica y fue utilizada por los demócratas para atacar al republicano, en el condado de Clark, donde está ubicado Springfield, Donald Trump también ha arrasado, incluso ha crecido el apoyo que ha recibido respecto a las elecciones presidenciales de 2020. El republicano ha obtenido 39.636 votos, o el 64,2% del total de votos emitidos en Clark.
Entre los votantes afroamericanos, siguen ganando los demócratas, pero, aunque su porcentaje es muy alto, también va a la baja. En Ohio, por ejemplo, el 91% de los negros votaron por Joe Biden en 2020 mientras que en estas elecciones el porcentaje bajó diez puntos, hasta el 82%. En Carolina del Norte, un 91% de los hombres negros votó por Biden mientras que en esta ocasión lo hizo sólo un 78%. Mientras que en 2020 Biden atrajo a un 71% de las minorías raciales, en 2024, con Kamala Harris, el porcentaje ha disminuido hasta el 65%, con Donald Trump ascendiendo hasta el 32% frente al 26% de hace cuatro años.
Otro aspecto muy importante es que la sociedad se sentía amenazada por una revolución progresista o woke, y la ven como una amenaza a sus valores, y que están convencidos que socavarán la moral y el futuro de sus hijos. Los estadounidenses percibieron en esta activa política gubernamental en favor de determinados derechos minoritarios perversos, una amenaza a la familia tradicional, que en Estados Unidos sigue siendo el núcleo de la sociedad.
Así lo dijo Donald Trump en una reunión política: «Ningún país serio debería decir a sus hijos que nacieron con el género equivocado, un concepto que nunca antes se escuchó. En toda la historia de la humanidad nadie ha oído hablar de esto y es lo que está sucediendo hoy. Y empezó cuando la izquierda radical lo inventó hace apenas unos años, bajo mi liderazgo, esta locura terminará. Muchas gracias».
Pero no todo es fracaso para Kamala Harris, tiene varios registros históricos, es la mujer candidata a la presidencia por uno de los dos grandes partidos y primera mujer no blanca, ya que no se le puede llamar afroamericana más que en broma. Es también, el primer candidato demócrata elegido por la convención de su partido desde que en 1972 se instituyeron las primarias abiertas en todos los estados sin haber ganado un solo delegado. Llegó a la elección gracias a un golpe palaciego dado por los verdaderos jefes del partido.
El trumpismo amplió su espectro, ya no es solo la Iglesia Evangélica, casi todas las ramas del cristianismo evangélico y protestantes se unieron a la coalición, como las iglesias del sur. Especialmente significativa ha sido la incorporación del voto católico, en favor de Trump, ya sea de origen europeo como del voto hispano y de otras comunidades. Los conservadores tradicionales se han volcado mayoritariamente con el movimiento trumpista, y los republicanos «Never Trumpians» como Elizabeth Cheney, alias Liz, tuvieron un peso insignificante.
En el estado de Pennsylvania, Donald Trump se llevó el premio gordo de la noche, el «Battleground State» con más votos electorales, 19. Los demócratas que lo ganaron en 2020 y en las elecciones parciales de 2022, y pensaron erróneamente que podrían llevárselo otra vez. Muchas personas esperan que Trump cumpla con sus promesas, el lema de su campaña de 2016, «¡Construyan el muro!», luego de la crisis fronteriza, se ha convertido en el «mayor programa de deportación masiva de la historia».
Luego de la evidencia empírica, nadie podrá cuestionar la necesidad de la terminación del muro fronterizo, la gente lo ve como una necesidad y Donald Trump como jefe de Estado tiene el deber de defender su capa cortical. Donald Trump ha pedido el uso de la Guardia Nacional y el fortalecimiento de las fuerzas policiales nacionales para llevar a cabo la tarea. Trump no ha dado detalles sobre cómo sería el programa y cómo se aseguraría de que se centrara sólo en las personas que se encuentran en Estados Unidos ilegalmente.
Sabemos que ha propuesto una «selección ideológica» de los posibles inmigrantes, el fin de la ciudadanía por derecho de nacimiento, lo que requeriría un cambio constitucional, y dijo que restablecería políticas del primer mandato como la de «Permanecer en México», limitando a los inmigrantes por motivos de salud pública y limitando severamente o prohibiendo la entrada a los inmigrantes de ciertas naciones de mayoría musulmana. Es decir, que el enfoque no sólo reprimiría la inmigración ilegal, sino que reduciría la inmigración en general.
En estos días, Donald Trump, ha nombrado a dos personas para dirigir la cuestión migratoria, ellos son Stephen Miller y Tom Homan, este último es el cerebro del plan de deportación masiva, y ya envió un mensaje a los ilegales: «Tengo un mensaje para el millón de extranjeros ilegales que Joe Biden liberó en nuestro país en violación de la ley federal, es mejor que empiecen a empacar», así de claro y simple.
Donald Trump afirmó durante un episodio del podcast «All In» publicado en junio de este año que daría Green Cards a los no ciudadanos estadounidenses tan pronto como se graduaran de la universidad, según reportó ABC News. «Creo que deberías obtener, automáticamente, como parte de tu diploma, una tarjeta verde para poder quedarte en este país. Eso incluye también los colegios universitarios». «Cualquiera que se gradúa de una universidad, si estudia allí durante dos o cuatro años, si se gradúa u obtiene un doctorado, debería poder quedarse en este país», añadió Donald Trump.
Donald Trump no solo ha ganado nuevos gobernadores, sino que tiene una Corte Suprema favorable a las ideas conservadoras, con la posibilidad de seguir nombrando reemplazos y jueces en otras instancias judiciales. La revolución trumpista no solo ha tomado el control del Partido Republicano y de la Casa Blanca, sino que también está impulsando una reforma en la forma en que los partidos de derecha de todo el mundo conciben el conservadurismo.
El trumpismo está en marcha. Los demócratas, como nos muestra la derrota de Kamala Harris, no encuentran una fórmula para detener su avance. Lo mismo a sucedido en Argentina con Javier Milei. El apoyo de los ciudadanos estadounidenses ha sido Too big to rig, y ya no es demasiado grande para montarlo, ahora el Senado, la Cámara y la Corte están del lado de Trump, y entre sus amigos ya no hay RINOs (republicanos sólo de nombre), sino Vance, Rubio, Elon Musk, Carlson, Kennedy o Gabbard. Esperemos que esos RINOs no regresen jamás.
7 de noviembre de 2024.