LAS GARRAS RUSAS EN ÁFRICA
LOS TUAREG—AL QAEDA Y EL GRUPO WAGNER EN MALI
Medio millón de tuareg viven entre los países de Argelia, Libia, Mali y Níger.
El 22 de septiembre de 2020, en el 60 aniversario de la independencia de la república de Mali en 1960, los malienses se manifestaban en Bamako, Mali, en favor de Rusia contra Francia, la pancarta que ilustra este artículo dice: Putin, el camino al futuro. La presencia de grupos terroristas y los interminables golpes de Estado en Mali, Níger y Burkina Faso, África Occidental se debate en medio de un descalabro político. Los países africanos que realizaron los golpes de Estado tomaron distancia de sus antiguos aliados tradicionales, las potencias occidentales.
Pese a esto, siguen fracasando en su lucha contra la inestabilidad e inseguridad que hace frente la región. En tanto, Estados Unidos y la Unión Europea redujeron su presencia e influencia en la región enormemente. Por otro lado, Rusia, se presenta como un nuevo aliado y la creación de la «Alianza de Estados del Sahel» (AES) amenaza al (CEDEAO) la Comunidad Económica de Estados de África Occidental.
Desde el año 2020 se produjeron en África Occidental seis golpes de Estado. Dos en Mali (2020, 2021), dos en Burkina Faso (2022, 2022), uno en Níger (2023) y otro en Guinea (2021). Este panorama de inestabilidad va acompañado de una fuerte presencia militar en la región. La incapacidad de estos gobiernos para combatir la corrupción, las pésimas economías y el aumento descontrolado del yihadismo, son las razones que alientan los sucesivos golpes de Estado y las pretensiones de estos grupos con tomar el poder.
Los países de la región de Liptako-Gourma (Mali, Burkina Faso y Níger), siguen una vertiente más reivindicativa que Guinea. Estos países decidieron unirse en una coalición para resolver la difícil situación de África Occidental, dejando las relaciones y alianzas establecidas para crear otras nuevas. Mali, Níger y Burkina Faso comparten además de una frontera, un pasado colonial marcado por la presencia francesa. Los tres fueron parte de la Afrique Occidentale Française, ellos vivieron la influencia de la cultura y la administración, y se independizaron el mismo año, en 1960.
A pesar de ser independientes estos países de Francia sigue siendo muy fuerte la dependencia en lo político como en lo económico. Estos países siguen dependiendo del uso del franco CFA como moneda nacional en los tres países. Esta moneda sigue vinculada al euro, que está controlada esencialmente por Francia y que ha sido descrita como una forma de colonialismo monetario por algunos economistas. Sobre estas cuestiones los desarrollé largamente en un artículo titulado: «El fin de la Francáfrica. ¿Comienzo de la Russiáfrica?», del 3 de septiembre de 2023.
Estos tres países tienen una gran diversidad cultural dentro de sus fronteras, donde conviven comunidades de diferentes etnias, religiones y lenguas. Lo grave está que esta diversidad sufre el predominio de la influencia musulmana, originada con la llegada de los tuaregs en el siglo XII y que está presente en nuestros días bastante radicalizada en los grupos terroristas.
Las dificultades económicas entre ellos son similares. Altos índices de pobreza, economías poco diversificadas, una fuerte dependencia de la agricultura o de las materias primas. Sus economías, como en el periodo colonial, están enfocadas a la explotación y exportación de materias primas que a la manufactura de estas. Un ejemplo de ello es Níger que es altamente dependiente de la explotación y de la exportación de las minas de uranio, oro o petróleo. Mali, Níger y Burkina Faso, padecen de los continuos golpes de Estado, y una corrupción fuertemente arraigada.
No existe unidad entre ellos para luchar contra estos problemas compartidos. En Mali, el coronel Assimi Goïta ha liderado dos golpes de Estado en los últimos cuatro años. El primero en agosto de 2020 y el segundo en mayo de 2021. En Burkina Faso, también se han producido dos golpes de Estado, el primero en enero de 2022 y ocho meses después, el segundo, en octubre de 2022, que llevó al poder al capitán Traoré. En Níger, el último golpe de Estado tuvo lugar el 26 de julio de 2023, por el que el ejército nigerino derrocó al presidente Mohamed Bazoum.
La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), de la que los tres países forman parte, aplicaron diversas sanciones, interrumpiendo las relaciones diplomáticas y comerciales con ellos, y la Unión Africana (UA), suspendió los tres Estados del organismo. Todo como consecuencia de la inestabilidad política. Mali, Burkina Faso y Níger tienen un grave problema de seguridad regional, debido a la fuerte presencia de grupos terroristas, especialmente islamistas.
El aumento del terrorismo fue utilizado por los grupos yihadistas para extender su presencia en los países vecinos y tomar la región, un ejemplo fue la rebelión tuareg de Mali en 2012. Desde entonces, los países del África Occidental fueron testigos de una devastadora guerra entre las fuerzas del gobierno y grupos islamistas armados, incluidos aquellos afiliados a Al-Qaeda y al Estado Islámico en el Gran Sahara.
Además, hubo un aumento exponencial de grupos islamistas, como AIQM (Al-Qaeda in the Islamic Maghreb) o ISGS (Islamic State in the Greater Sahara), en la región de Liptako-Gourma desde 2014 hasta 2023.
Estos grupos terroristas quieren controlar las rutas de suministro y aumentar sus áreas de influencia por medio de asedios, secuestros, colocación de minas terrestres o artefactos explosivos improvisados (IED) como tácticas de guerra. La respuesta de los gobiernos a estas iniciativas terroristas endurece las campañas militares de los gobiernos. En Burkina Faso, se ha desarrollado una estrategia de guerra total contra los yihadistas, reclutando y organizando a decenas de miles de civiles en milicias de autodefensa.
En Burkina Faso es donde más presente está la actividad terrorista, especialmente por la vertiente saheliana de Al-Queda, Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM). La que sufre la violencia y ve empeorada las condiciones de vida es la población, que ve dificultada la actividad económica. Esta inestabilidad y creciente inseguridad en África Occidental, ha afectado a otros actores externos presentes en el territorio.
Francia y Estados Unidos, eran las potencias con más presencia en la zona. Ya sea por motivos políticos, como frenar la expansión de la URSS durante la Guerra Fría (1947-1991), o por incentivos económicos, como suponen las reservas de uranio y petróleo en Níger. Francia fue considerado desde la segunda mitad del siglo XX como el «gendarme de África» y mayor representante de Europa en el continente.
Desde entonces mantuvo estrechas relaciones con sus antiguas colonias y realizó decenas de intervenciones militares para mantener su influencia en la región, mantener el acceso a mercados y recursos naturales estratégicos, y evitar el ascenso de gobiernos que fueran en contra de sus intereses. Ese tipo de relación fue conocido con el nombre de Francáfrica, pero eso terminó.
Las operaciones más recientes están relacionadas con la creciente inseguridad de la región. Por ejemplo, la Operación Serval, que comenzó en enero de 2013 con el objetivo de frenar el avance de grupos islamistas tras la rebelión tuareg de 2012 en Mali. En julio de 2014 fue sustituida por la Operación Barkhane. Otras potencias europeas también mostraron interés en intervenir a través de la Fuerza especial Takuba, integrada en la Operación Barkhane.
Los interminables golpes de Estado en 2020 y 2021, las malas relaciones del gobierno francés con la nueva junta y la entrada en escena del grupo Wagner, provocó la retirada de tropas francesas de Mali en 2022. Esta situación sucedió más tarde en Burkina Faso y Níger por medio de sus propios golpes de Estado. Los pueblos africanos creen, erróneamente, que estos golpes de Estado, son una ocasión para recuperar la soberanía y acabar con la influencia privilegiada de Francia a la élite política y a los recursos naturales. Creen que los gobiernos militares son temporales y que luego se devolverá el poder a gobiernos civiles.
Estados Unidos, no tuvo colonias en África, pero aumentó su presencia en este continente durante la Guerra Fría con el fin de intentar frenar la expansión de la influencia de la Unión Soviética. Desde entonces, acabado el peligro soviético, el objetivo en África ha sido frenar el yihadismo, sobre todo en el norte de África y el Sahel por la creciente amenaza de grupos como Boko Haram o Al-Qaeda. En 2007, concentró sus acciones militares en África mediante un mando unificado bajo el nombre de AFRICOM. Pero tras la desfavorable opinión pública de la guerra de Irak (2003) y con la muerte del embajador Chris Stevens en el atentado de Bengasi en 2012, cambió su política de seguridad y redujo sus compromisos militares.
Ante los golpes de Estado de Mali, Burkina Faso y Níger, Estados Unidos ha mantenido una posición firme defendiendo la reinstauración del orden constitucional y su apoyo a la CEDEAO, como órgano fundamental para los procesos de transición, y a los países de la región que mantienen y defienden los principios democráticos. Ejemplo de ello fueron los viajes diplomáticos de la embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, a Liberia, Guinea Bissau y Sierra Leona.
El secretario de Estado, Anthony Blinken, llevó a cabo una gira por África Occidental en la que destacó el alarmante papel que juega la presencia rusa en los conflictos regionales y prometió 45 millones de dólares para impulsar la seguridad costera y casi 150 millones en ayuda humanitaria para África Occidental y el Sahel. Los Estados africanos, desconfiados de la capacidad de actores externos, como Francia o Estados Unidos, se reunieron en varias ocasiones para buscar una solución propia y combatir unidos frente a un problema común.
En 2014, Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger crearon una alianza para combatir la inseguridad regional, bajo el nombre de Sahel G5. Sin embargo, la alianza tenía problemas de raíz. Por ejemplo, la creación de una fuerza a partir de ejércitos nacionales preexistentes que llevan sus propios retos estructurales y operativos, su limitada financiación, los miembros de esta alianza se encuentran entre los países más pobres y menos desarrollados del mundo. El otro obstáculo es la inmensidad del territorio que abarca la región que sobrepasa la capacidad de la fuerza militar de la que disponen.
Esta alianza no consiguió obtener una independencia firme de la ayuda externa de Occidente. El Sahel G5 recibió el apoyo de la Unión Europea con las misiones EUCAP Sahel Níger, EUCAP Sahel Mali y EUTM Mali, y colaboró con Francia a través de la Operación Barkhane. El G5 Sahel no funcionó como se esperaba y ante la creciente situación de inseguridad, inestabilidad y desconfianza en las potencias occidentales, Mali fue el primer país en abandonar la alianza en 2022 y un año más tarde, en 2023, le siguieron Burkina Faso y Níger.
El 16 de septiembre de 2023, las juntas militares de estos tres países decidieron crear una iniciativa propia mediante la firma de la Carta de Liptako-Gourma, La Alianza de Estados del Sahel (AES). Un pacto por el que se comprometían a intervenir, incluso mediante el uso de la fuerza, en favor de los miembros si uno de ellos es atacado por una potencia externa, con el fin de restablecer y garantizar la seguridad regional y nacional de cada uno de los miembros.
El CEDEAO no estaba conforme con la actitud de Mali, Burkina Faso y Níger. Se convocó a una reunión entre una delegación de la CEDEAO y la junta de Niamey para el 10 de enero de 2024, que fue aplazada hasta el 25 de enero, con el fin de negociar el levantamiento de sanciones y los periodos de transición de juntas militares a gobiernos democráticos. A la reunión solo fue un miembro de la CEDEAO, lo cual hizo fracasar la reunión.
El 28 de enero de 2024 Mali, Níger y Burkina Faso anunciaron sin previa consulta nacional su salida de la CEDEAO, alegando la ilegitimidad de las sanciones impuestas, la traición de los principios fundadores de la alianza, el control de las potencias externas y el fracaso en la lucha contra la inseguridad regional. No es la primera vez que un miembro decide abandonar la alianza, ya lo hizo Mauritania en el año 2000, es obvio que el contexto no es igual a la situación de la CEDEAO de entonces y la de ahora.
En caso de llevarse a cabo la amenaza pondrían al grupo regional en una situación complicada. Se acabaría el fin de la libre circulación de personas y mercancías, el quiebre del acuerdo de libre comercio y el retorno de las barreras comerciales, los flujos migratorios y la seguridad alimentaria. La CEDEAO perdería su rol como mediador en las negociaciones sobre las transiciones democráticas con las juntas militares, perdería alrededor de un 8% de su PIB y la respuesta contra el terrorismo ya no sería unánime.
El proceso de salida de la CEDEAO es largo y no se ejecutaron los pasos formales, el anuncio televisivo de las juntas militares no tiene ninguna legitimidad. Se debe realizar una notificación formal y, en el caso de hacerlo, continuar cumpliendo con las obligaciones que implica ser miembro de dicha comunidad hasta que se formalice legalmente su salida. El 15 de febrero de 2024, ministros de las tres juntas militares se reunieron en Ouagadougou para diseñar el formato institucional y jurídico de una futura confederación que se formaría a partir de la AES.
La dialéctica de imperios
La confrontación de Oriente con Occidente es el escenario que anticipa Rusia para el próximo sexenio y así está establecida en la Estrategia de Seguridad Nacional de la Federación Rusa en su actualización de 2021. Varias son las regiones en las que Rusia trata de reducir la esfera de influencia de las potencias occidentales, entre ellas África Occidental. Rusia incluyó al continente africano en su política exterior desde 2010. En estos años Rusia se fue posicionándose como posible alternativa para los Estados africanos que no quieren alianzas occidentales, ya sea en lo político-económico o en lo militar, siguiendo una estrategia híbrida.
Rusia activa su presencia a través del Grupo Wagner, ya sea, realizado campañas de desinformación o dirigido un discurso anticolonial. El Grupo Wagner está presente en Mali y Burkina Faso, entre otros países africanos, con operaciones militares activas y participando en combate, apoyando a las juntas militares en los recientes golpes de Estado y controlando los recursos mineros. Luego de la eliminación del jefe del grupo mercenario Yevgeny Prigozhin, por Vladimir Putin, y la creación de la AES, el nombre de este grupo está siendo sustituido por «Afrikanisky Korpus» o «African Corps».
Este nuevo cuerpo militar representa oficialmente a Rusia en África, que toma la arquitectura de seguridad establecida por Wagner bajo una estructura de mando más centralizada en el ministerio de Defensa ruso. Rusia está utilizando los «African Corps» para ofrecer «paquetes de supervivencia» a las juntas militares a cambio del acceso a los recursos naturales. Rusia busca expandirse, obtener concesiones mineras y establecer negocios paralelos para cubrir los costes de sus operaciones y obtener beneficios. La presencia rusa busca ahuyentar a las empresas occidentales de un área de importancia estratégica.
La presentación oficial de este nuevo cuerpo militar tuvo lugar en Burkina Faso en enero de 2024 con 100 militares rusos y, desde entonces, fue tomando gradualmente el control de las operaciones de Mali. Pero las incursiones de Wagner o del African Corps en Mauritania provocan tensiones con este país. Los diplomáticos de Mali y Mauritania estuvieron trabajando para evitar una crisis fronteriza entre los países vecinos de África occidental.
En abril de este año, Mauritania acusó al ejército maliense (FAMa) ya sus socios rusos de perseguir a hombres armados a través de la frontera hasta las aldeas de Madallah y Fassala. «Varios de nuestros compatriotas civiles fueron asesinados por el ejército maliense y por combatientes del Grupo Wagner en campos mauritanos en la frontera. Enviamos pruebas a Bamako», comunicó a la Agence France-Presse una fuente de seguridad mauritana en la frontera.
Mauritania alberga el mayor número de refugiados malienses en la región del Sahel, incluidos más de 91.263 malienses que viven en campamentos en la región fronteriza de Hodh Chargui en el sureste, según el Programa Mundial de Alimentos. Los malienses siguen huyendo de la violencia generalizada de los separatistas Tuareg, de muchas organizaciones extremistas violentas y de los abusos de mercenarios rusos y de las FAMa. Se sabe que un gran grupo terrorista está afiliado a la órbita de Al-Qaeda en la zona fronteriza.
El 19 de abril, Mauritania convocó al embajador de Malí en Nuakchot, Mohamed Dibassi, para «protestar contra los repetidos ataques contra civiles inocentes e indefensos», según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores mauritano, añadiendo que la «situación inaceptable persiste a pesar de las advertencias que ha emitido nuestro país». Un día después, la ministra de Defensa de Mauritania, Hanana Ould Sidi, visitó al líder de la junta maliense, Assimi Goïta, en Bamako en un intento de reducir la tensión.
En respuesta a los ataques transfronterizos contra sus aldeas del sudeste por parte de mercenarios rusos del Grupo Wagner y de las FAMa, Mauritania llevó a cabo ejercicios militares cerca de la frontera el 5 de mayo con el teniente general Mokhtar Bellah Shaaban, comandante del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, para iniciar una vigilancia constante.
Entre el 4 y el 5 de mayo, Sidi y el ministro del Interior mauritano, Mohamed Ahmed Ould Mohamed Lemine, se reunieron con ciudadanos en varias aldeas a lo largo de la frontera con Malí. Sidi se comprometió a reforzar la presencia militar en la zona y dijo que las autoridades malienses le aseguraron que habían puesto en marcha aviones para evitar nuevas intrusiones en territorio mauritano.
Sobre las campañas de desinformación, Rusia se apoya en las redes sociales para alentar el discurso anticolonialista, las revueltas contra los gobiernos aliados de Occidente, y el descontento en la sociedad. Rusia recurre a los medios tradicionales ampliando la red del medio público Russia Today (RT), a través de varios acuerdos con medios africanos como Afrique Media.
Hay que aclarar que Russia Today es un medio de publicidad dependiente de Vladimir Putin, y está prohibido desde hace dos años en la Unión Europea. Luego de mi regreso de Ucrania, este medio a tratado de integrarme a su plantel. No tengo nada en común con este medio, todo lo contrario, y mucho menos con el dictador Vladimir Putin. Russia Today se encarga de difundir propaganda prorrusa y antioccidental, en la que se insiste en la decadencia de Occidente y se presenta a Rusia como un aliado fuerte que mantiene una relación de igual a igual con sus socios.
En lo diplomático, Rusia ha utilizado esa vía para incrementar y mejorar las relaciones con los países africanos. Las cumbres de Sochi en 2019 y San Petersburgo en 2023 fueron en ese sentido en dicho proceso, fortaleciendo las relaciones ruso-africanas mediante cooperación política, económica y cultural. En la última cumbre, Rusia anunció la cancelación de 90 millones de dólares de deuda, la donación de entre 25.000 y 50.000 toneladas de grano ruso y contratos de armas con más de 40 países. Unas medidas tomadas por la necesidad de apoyo internacional ante la invasión a Ucrania, que deterioró su imagen pública.
Con los países de la AES, Rusia ha aumentado sus relaciones tras la secuencia de golpes de Estado. En noviembre de 2023, Kassoum Coulibaly, ministro de Defensa burkinés, viajó a Moscú para reunirse con su homólogo, y en enero de 2024 lo hizo el primer ministro nigeriano nombrado por la junta militar, Ali Mahamane Lamine Zeine, para discutir una posible ampliación de las relaciones con Rusia en materia de defensa, agricultura y energía. Además, la propia creación de la AES tuvo lugar un día después de que los ministros de defensa de Mali y Níger se reunieran con el vice ministro de Defensa ruso, Yunus-bek Yevkurov, lo que muestra el contacto estrecho entre los gobiernos de ambos continentes.
Amenazas de la presencia rusa para Occidente
Este acercamiento de Mali, Burkina Faso y Níger a Rusia ya ha generado grandes tensiones con los países del bloque occidental. Si estos países comienzan a actuar en favor de los intereses rusos, los occidentales verían aumentado esas amenazas, sobre todo los europeos, y en los estadounidenses, provocando así que Estados Unidos y la Unión Europea sigan a la defensiva contra el bloque Oriental.
Esas amenazas podrían acrecentarse si Niger otorga los derechos de exploración y explotación de uranio a Rusia, esto sería para Francia un ataque directo a las empresas de procedencia francesa que ya tienen otorgada la licencia. Para Francia significaría la pérdida del control de la materia prima. La misma preocupación existe con la inmigración ilegal.
En el caso de que los países de la AES permitan la migración ilegal masiva a través de su territorio para continuar el camino a Europa, esto supondría un gran problema para la Unión. Actualmente, esto se hace y la Unión Europea recibe en sus países grandes olas de inmigración ilegal que sobrepasan su capacidad de coordinación y respuesta debido a la falta de una política migratoria común, generando grandes tensiones políticas y sociales en varios países europeos.
La creación de la AES, la posible salida de la CEDEAO y el aumento de las relaciones entre Rusia y los gobiernos emergentes de Mali, Burkina Faso y Níger es una muestra clara de la guerra existente entre el bloque Oriental, Rusia, China, Irán, Corea del Norte, los yemenitas, palestinos y grupos islámicos radicalizados. Es lo mismo que lo que sucedía en tiempos de la Guerra Fría hasta el fin del socialismo realmente existente, tiempos en que el mundo estaba divido entre un imperio y otro.
La situación actual en el occidente de África es altamente riesgosa, muchos analistas creen necesario la ayuda externa. Los países integrantes de la AES, carecen de las capacidades económicas y militares necesarias. ¿Y quién va a aportar esa ayuda externa? ¿Qué pasos va a dar Estados Unidos o Francia, o serán reemplazados por Rusia? Pero la situación actual de Rusia es muy delicada, la invasión a Ucrania ha sido la peor decisión en términos económicos y políticos.
¿Qué nos queda entonces? Si Mali, Níger y Burkina Faso abandonan la CEDEAO y fortalecen la AES, la ayuda externa posiblemente venga de Rusia, pero sería por muy poco tiempo. Rusia está sufriendo las consecuencias de la invasión sobre Ucrania, y no querría un nuevo Afganistán. Pero si Mali, Níger y Burkina Faso se mantienen en la CEDEAO y disuelven la AES, es probable que Estados Unidos y Francia sigan como aliados. La dialéctica de imperios está dada entre Rusia y la AES y la CEDEAO y las potencias occidentales por otro lado.
Rusia defiende a las juntas militares y las potencias occidentales la vuelta al orden constitucional. Rusia lo hace a través de las ayudas económica y militar, con los African Corps, mientras que Estados Unidos a través del apoyo e inversión en los países vecinos a la AES que mantienen el orden constitucional.
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En la última semana de julio llegaba una noticia desde el África occidental, decenas de tropas rusas y malienses habían sido masacradas en el norte de Mali por independentistas de Azawad y combatientes de Al-Qaeda en la región. El grito de guerra fue: «¡Rusia, no! ¡Azawad, sí!»: Rusia sufre su peor derrota desde el comienzo de su incursión en Mali. Es decir, desde que el otrora Grupo Wagner, hoy bajo el nombre de África Corps, pisó el Sáhara.
Los vídeos que circularon en redes sociales nos muestran decenas de cuerpos rusos y malienses desparramados en la arena, algunos semidesnudos. Y en cuanto se encontraba un sobreviviente lo tomaban por los cabellos y lo obligaban a gritar: «¡Rusia, no! ¡Mali, no! ¡Azawad, sí!». En 2023, el coronel Assimi Goïta, jefe de la junta militar que gobierna Mali desde el golpe de Estado de mayo de 2021, decidió reactivar la guerra contra los grupos independentistas.
Los secesionistas pretenden tener una nación propia llamada Azawad y que ocuparía un 70% del territorio de Mali. Ese año, desde agosto hasta octubre, las tropas de rusos y malienses avanzaron por el desierto hasta Kidal, la capital independentista, que lograron ocupar luego de varios combates, los mercenarios rusos ondearon su bandera por encima de la ciudad. Los grupos independentistas, integradas por comunidades nómadas llevaron la guerra al desierto, los ataques relámpago y las emboscadas fue una constante, muchas veces combinadas con facciones del yihadismo armado que actúa en la región.
Las tropas malienses y los rusos, iniciaron entonces una política de matanzas en contra de la población civil y de la forma más violenta posible, por mas de un año masacraron a civiles que fueron decapitados y desmembrados. El enfrentamiento de hace dos semanas ocurrió tras dos días de combates en el sector de Tinzaouatene, cerca de la frontera argelina, entre las fuerzas de rusos y malienses, y los miembros del CSP (Cuadro Estratégico Permanente), una unión de grupos independentistas.
La CSP se formó en Roma en 2021 por medio de la ONG italiana Ara Pacis. Dos días de combates que llevó a Argelia a desplegar tropas de su lado de la frontera con el fin de evitar que los enfrentamientos afectasen a su territorio. Las elevadas pérdidas de las fuerzas del gobierno obligaron a una retirada a través de los 300 kilómetros que les separaban de Kidal. Los supervivientes de Tinzaouatene fueron emboscados en su regreso a Kidal por el JNIM (grupo yihadista vinculado a Al-Qaeda).
No hubo un solo soldado que sobreviviera de los que salieron de Kidal en dirección a la frontera argelina. Entre los caídos del lado ruso se encuentran dos figuras de gran importancia, uno de ellos sería el jefe de África Corps, Anton Elizarov, que fue hombre de confianza de Yevgueni Prigozhin cuando el director del Grupo Wagner vivía. El otro sería Nikita «Belyi» Fedianin, administrador del canal Wagner de Telegram conocido como Grey Zone. Ambas pérdidas son un duro golpe para la cúpula rusa en África.
En los grupos de Telegram pertenecientes al Grupo Wagner se están organizando rescates rápidos para intentar sacar de allí a sus compañeros. El gobierno militar de Mali, que no quiere reconocer la derrota ante el país, publicó un comunicado donde asegura que «continúan los violentos combates contra la coalición de terroristas […] y traficantes de todo tipo». No hace mención sobre la masacre y dice que «los medios aéreos de las FAMA eliminaron con éxito a cinco objetivos terroristas», y pide a la población a abandonar la zona para evitar daños colaterales. Y finaliza: «Unidos, venceremos».
Lo cierto es, que nadie entre el gobierno maliense, nadie tiene ninguna duda sobre lo ocurrido en Tinzaouatene y durante la retirada fue una catástrofe. Una cantidad de soldados regulares malienses y rusos fueron asesinados, mientras los yihadistas armados celebraban la victoria, una victoria para los traficantes de drogas, para los desestabilizadores del Sahel.
El CSP emitió un comunicado donde informaba que «una unidad encargada de defender a los civiles desarmados derrotó a toda la columna del ejército maliense y a los mercenarios rusos de Wagner que partieron de Kidal y vagaban sembrando el terror en toda la zona, como siempre, con su cuota de muertes inocentes y desolación». El CSP indicó que «esta batalla es sólo el preludio y la demostración de su firme deseo de expulsar a todos los enemigos del territorio», y llamaban al resto de fuerzas independentistas a unirse al CSP y formar un frente común.
En las redes ha circulado un detalle importante, se puede ver en los videos los rasgos étnicos de los prisioneros de Wagner/África Corps. Todos los supervivientes tenían el pelo castaño y la barba rala. No había un sólo rubio. Los separatistas del CSP sostienen que los mercenarios habían sido reclutados en Chechenia, y que el comandante de la columna era checheno. Meses atrás se rumoreaba que muchos de los combatientes rusos en el norte de Mali eran mercenarios sirios.
Las tropas rusas combatiendo en Mali son chechenos en su mayoría, en tanto, la teoría de los sirios ha recobrado fuerza. Lo cual explicaría las matanzas indiscriminadas contra la población civil de Azawad, y que los combatientes rusos son extraídos de las provincias más australes, en favor de las poblaciones eslavas del país. ¿Qué va a hacer Assimi Goïta?
Si decide aumentar las tropas y recursos a la guerra del norte, dejará desprotegidas las posiciones del centro del país y facilitará las acciones terroristas en esa parte del territorio. Los rebeldes tuareg de Malí aseguraron que la zona de Tinzaouatene, situada en la región de Kidal (noreste) y cerca de la frontera con Argelia, sigue bajo su control después de dos días de combates contra el Ejército maliense y mercenarios rusos del Grupo Wagner, aliado de la actual junta militar del país africano.
Los tuareg, llamados ahora como Marco Estratégico Permanente para la Paz, la Seguridad y el Desarrollo (CSP-PSD), hicieron saber que el convoy del Ejército maliense y de los mercenarios de Wagner, que quiso tomar la ciudad de Tinzaouatene «ha quedado completamente diezmado y neutralizado» a unos 60 kilómetros de la localidad. Los tuareg garantizan que «todos los vehículos fueron destruidos y las tropas enemigas sufrieron pérdidas aplastantes» y que «la situación está ahora bajo control de las fuerzas de Azawad», añaden los rebeldes en un comunicado recogido por la Agencia de Prensa y Medios del Azawad en su cuenta de la red social X.
Tras el golpe de estado en Malí, en el que un grupo de militares tomó el poder para protestar por la imposibilidad de retener a las fuerzas tuareg, que venían armados tras la guerra de Libia, el 6 de abril, el Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) declaró la independencia de Azawad. El MNLA, creado en 2011, está formado por excombatientes de las antiguas revueltas tuareg, militares del ejército de Mali, soldados que fueron fieles a Gadafi y rebeldes de otras minorías étnicas (songhais, peúles, fulanis).
¿Quiénes son los Tuareg? Los tuareg son bereberes, como también los son los grupos de Rif, Shawia, Haratin, Sluh y Beraber. Sus orígenes se encuentran en los antiguos habitantes de África del Norte. Los tuareg, cuyo nombre proviene de la palabra árabe tawarek (los olvidados de Dios), hablan tamashek y poseen su propia escritura, el tifinag, relacionado con el fenicio y el nubio. En la antigüedad, tenían bajo su control las rutas transaharianas de caravanas que transportaban sal, oro y piedras preciosas a cambio de especias y de esclavos.
En la década de 1970 muchos murieron de hambre durante las sequías, y otros emigraron a las ciudades. Hoy, los 500.000 tuareg que todavía existen se dividen en una amplia extensión de desierto entre los países de Argelia, Libia, Mali y Níger. Siguen en cierta manera una vida nómada, buscando pastos para los rebaños de dromedarios, ovejas y cabras. A partir de las invasiones árabes de los siglos VII y VIII, los tuareg fueron adoptando (no sin conflicto) tanto la lengua como la religión de los invasores.
Su lucha actual
La Asamblea Mundial Amazigh (AMA) pidió a la comunidad internacional que reconociera este nuevo estado amazigh (bereber), y asimismo denunció la campaña de desinformación de los medios informativos y diplomáticos franceses por poner en el mismo saco a los revolucionarios del Azawad y a los grupos salafistas como Ansar Dine, relacionados con Al-Qaeda en el Magreb-AQIM (los líderes de ambos grupos, Ag Ghaly y Hamada Ag Hama, son primos).
De hecho, Ansar Dine (los Defensores del Islam, en árabe) y el MNLA, a pesar de ser ambos tuareg, tienen objetivos muy distintos. Mientras el MNLA quiere conseguir la independencia de la región, Ansar Dine está en contra de las revoluciones que no se hagan en nombre del islam y quieren imponer la sharia a todo Malí, empezando por el norte. El MNLA se había quejado repetidas veces de que el ejército de Mali no les ayudaba en la lucha contra AQIM y sus aliados tuareg, que matan al ganado, roban a la población y trafican con drogas por la región.
Las regiones tuareg están muy lejos de las ciudades que gobiernan los países que comparten el Sáhara. Las capitales de Argelia, Chad, Mali, Mauritania y Níger están orientadas hacia la costa. La comunicación insuficiente hace imposible tener un control real sobre las áreas más alejadas. El gobierno tiene que confiar en el aparato militar para mantener a las poblaciones del desierto. Los militares de Mali, donde además tradicionalmente no ha habido nada que económicamente interese a los burócratas de la capital.
Si ese gobierno es o se muestra débil, como es el caso de Mali, y el desarrollo de las instituciones es insuficiente, los militares no pueden controlar los movimientos que buscan mayor autonomía o incluso la independencia, no es el caso de Argelia, que tiene un aparato militar efectivo.
Después de la guerra de Libia (Gadafi siempre fue un aliado del tuareg de Mali, y solía celebrar el Mawlid-aniversario del nacimiento de Mahoma- en Timbuktu), el MNLA tiene armas, más formación militar y rencor por sentirse siempre despreciados y por haber fracasado en anteriores rebeliones. Es poco probable que se reconozca su independencia, es lo que sucede en el Sáhara Occidental para su reconocimiento como Estado independiente de Marruecos.
La amenaza al modo de vida tuareg es real: los niños ya no estudian tamashek, solo árabe y francés, existen proyectos de explotación petrolífera en zonas del desierto, así como minas de uranio ya activas, los proyectos de rutas de comunicación transaharianas pueden dividir el territorio Azawad y favorecer el control de la capital sobre estas zonas. Y a todo esto hay que sumar la amenaza del islamismo radical, que se aprovecha del caos.
Malí y el resto de los países del Sahel han experimentado un recrudecimiento de la violencia, tanto yihadista de manos de las ramas de Al-Qaeda y el Estado Islámico, como de tipo intercomunitario, en medio de las denuncias sobre abusos por parte del Ejército y los mercenarios desplegados por el Grupo Wagner en apoyo a Bamako para hacer frente a la inseguridad.
El ex Grupo Wagner a cambio de su ayuda militar, buscan concesiones en la explotación de recursos naturales, como minas, gas natural y otros para empresas privadas rusas y el gobierno ruso. A menudo esta es directamente la moneda de pago, en otros casos un objetivo más a largo plazo. En la República Centroafricana tienen mercenarios asentados desde 2018 apoyando al gobierno de Faustin-Archange Touaderá en la guerra civil contra los rebeldes, protegiendo la capital Bangui de caer.
Como pago las empresas rusas se benefician de la extracción de minas de oro y diamantes. También buscan posiciones ventajosas en países ricos en petróleo y gas natural. Es por ello que están presentes también en Libia combatiendo aliados a las fuerzas del mariscal Khalifa Haftar y en Mozambique, donde luchan con el Ejército contra los yihadistas en la provincia de Cabo Delgado. Fueron el soporte del ex dictador de Sudán, Omar al-Bashir.
En Sudán, intentaron aplastar las protestas prodemocracia antes de su caída en 2017 y todavía siguen allí presentes, protegiendo minas de oro asociadas al régimen. Ahora, Mali es el siguiente terreno donde buscan garantizar la seguridad del gobierno. El contrato con el gobierno de Mali incluye la provisión de unos 1.000 mercenarios, el número de combatientes varía dependiendo el lugar, en Libia es donde mayor presencia tienen cerca de 2.000 combatientes junto a las milicias de Haftar. Unos números mayores que los contingentes en República Centroafricana, de unos 450, y en Mozambique, donde hay un máximo de 300 operativos.
La ONU reportó abusos de todo tipo cometidos en República Centroafricana: las ejecuciones sumarias, torturas, violaciones sexuales, desplazamientos forzados de civiles, ataques a personal de organizaciones humanitarias, etc. Esto es preocupante para Occidente que ve como Rusia se expande, sin mancharse las manos ni atendiendo a ningún reglamento internacional. La mayoría de los combatientes son de la región Ural en el centro de Rusia, una zona empobrecida donde consiguen hombres con salarios de casi 2.000 euros, muy superiores a lo que pueden encontrar en su región natal.
Empresas del ex Grupo Wagner proporcionan también servicios de desinformación en contra de grupos de oposición. En Sudáfrica apoyaron al partido en el gobierno, el Congreso Nacional Africano, en las elecciones de 2019, caso similar al de Madagascar, donde se aliaron con varios candidatos hasta apoyar al final al que salió presidente, Andry Rajoelina. Estas tácticas las utiliza en lugares del sur del continente, con Zambia y Zimbabue como otros terrenos de actuación.
Asimismo, el ex Grupo Wagner hace servicios de consultoría a gobiernos sobre cómo combatir a rivales y ofrece entrenamiento militar a los Ejércitos locales. Es el caso de países como Camerún, Uganda, Tanzania, Sudán del Sur, Esuatini o Botsuana, entre otros. En estos lugares donde no combaten en el frente y su presencia es más de soporte, el número de efectivos en el terreno se reduce de cientos a pocas decenas.
Se dice que el ex Grupo Wagner está presente en 24 países y en distintas actividades. El área de mayor presencia es África Central, que es la región mas inestable de África y donde compiten directamente con Francia, socio histórico de la región. Con el African Corps, Putin aumenta su presencia en el continente sin dar explicaciones a nadie. El Kremlin asume con African Corps la gestión y financiación del Grupo Wagner y sitúa su epicentro de operaciones en el Sahel.
Como no recordar a Yevgueni Prighozin vestido con ropa militar y arma en mano, el 21 de agosto de 2023, prometiendo «hacer Rusia más grande en todos los continentes y a África aún más libre». Es una lastima que esté muerto y no haya prendido la lección, primero, no se puede con un Estado nación y segundo, no se negocia con alimañas. Cuando Prighozin declaraba estas tonterías, estaba siendo geolocalizado en Mali. Dos días más tarde, el avión en que volaba junto a otros jefes del grupo Wagner fue derribado por Putin.
Muchos analistas se preguntaban, luego de su eliminación, cual sería el futuro del grupo mercenario, cinco meses después hubo una respuesta, Putin se hizo con el control del grupo para poder reorganizar y controlar el sistema de la organización en África, bajo el sistema de seguridad del Estado ruso.
4 de agosto de 2024.