

LA RUTA DE LA SEDA EN JAQUE
EL IMPERIO DEPREDADOR EN PROBLEMAS
Ricardo Veisaga
Desde el inicio de la Franja y la Ruta de la seda (BRI) fui muy crítico con este proyecto. Eran tiempos en que miles de periodistas y políticos hablan maravillas de este megaproyecto demostrando su pobre capacidad de razonamiento político. En política nada es al azar y, además, toda economía es politica, pero no al revés. A China se le facilitaba todo para que pudiera imponer un nuevo orden mundial, la globalización neoliberal se lo había servido en bandeja.
Los chinos creyeron, ingenuamente, que podían seguir vendiendo a todo el mundo de manera infinita. Dentro del ortograma chino, el comunismo de Mao Tse-Tung fue un agujero negro, luego de su muerte todo volvió a la normalidad. Aprovecharon la oportunidad que les brindaba el neoliberalismo y en los hechos enterraron el comunismo que solo les había traído miserias.
China se convirtió en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, un largo sueño de China. Desde entonces, el aumento del capital extranjero que entraba en China hizo que el crecimiento de sus exportaciones supere el 25% anualmente. El ingreso en la (OMC) una institución propia del capitalismo globalista apátrida, significó el auge y apogeo de la economía. China sacó ventajas de ella.
El ingreso en la (OMC) fue la época de prosperidad china, sumado a la mano de obra barata, la inversión extranjera, las exportaciones chinas que crecían cada año, fueron las locomotoras del crecimiento. El crecimiento económico y la prosperidad en los últimos 20 años se basaron principalmente en el auge de las exportaciones y los proyectos de construcción. El auge de las exportaciones impulsó el crecimiento económico chino durante casi dos décadas.
Los chinos aprovecharon todas las concesiones que le dio el neoliberalismo y pensaron erróneamente, que ese estado de cosas duraría eternamente. El 17 de enero de 2017, Xi Jinping, el primer presidente de China en asistir a la cumbre internacional de Davos en Suiza, ofreció en ese escenario una apasionada defensa del libre comercio y la globalización. «Algunos culpan a la globalización por el caos en nuestro mundo, pero nuestros problemas no son causados por la globalización», dijo el líder chino constituyéndose en el último gran defensor de la globalización.
Los chinos creyeron que era el momento de expandir su poder y para ello planificaron la llamada Ruta de la seda, terrestre y marítima, y la Ruta de la seda polar. Desde que Xi Jinping anunció su iniciativa en 2013, cuyo legado incluye proyectos de infraestructura multimillonarios, préstamos a países en desarrollo y la promesa de cientos de millones de dólares en préstamos o subvenciones para la construcción de plantas eléctricas, gasoductos, puertos, aeropuertos y vías ferroviarias en 138 países en África, el sureste y centro de Asia, Europa e Iberoamérica.
Desde 2013 China prestó 461,000 millones de dólares a países, la mayoría de ellas en África y casi todas consideradas deudoras de alto riesgo. Howard Zhang, editor de BBC China, dijo que desde su inicio la iniciativa fue extensamente criticada dentro del país asiático, «La cúpula dirigente en Beijín realmente nunca tuvo un consenso sobre la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda», «Muchos han cuestionado la sabiduría de la estrategia del presidente Xi, y algunos incluso hasta han sugerido que se trata esencialmente de algo extravagante, un hoyo sin fondo».
La Iniciativa de La Franja y la Ruta constituye una «trampa de endeudamiento» y una «trampa de datos», ya lo advirtió en su momento el jefe del MI6 británico, Richard Moore. Ocho años después, el BRI ya estaba plagado de puentes a medio construir, ferrocarriles cuyos presupuestos son desbordados, proyectos sin terminar, carreteras que no llevaran a ninguna parte, muchas deudas y gente enojada.
«Las antiguas rutas de la seda encarnan el espíritu de paz y cooperación, apertura e inclusión, aprendizaje mutuo y beneficio mutuo», dijo el líder chino Xi Jinping en la inauguración del Foro de La Franja y la Ruta en mayo de 2017. Y con esta iniciativa se dio la expansión del poder político y económico de China por los cinco continentes.
En ningún momento Xi mencionó los beneficios que el BRI, un proyecto de miles de millones de dólares, traería al pueblo chino, así como el establecimiento de un orden mundial liderado por China, desplazando a Estados Unidos como potencia global predominante, obteniendo acceso a recursos naturales, controlando otros países a través de trampas de endeudamiento, comprando amigos y estableciendo una red de bases militares en el extranjero para asegurar las ambiciones hegemónicas del Partido Comunista Chino (PCCh).
Hasta la actualidad, 142 países se han unido al BRI, firmando un memorando de entendimiento (MOU) con China. El modelo básico del BRI es que China otorga préstamos, a menudo a altas tasas de interés, a países para construir infraestructura como carreteras, estaciones de generación de energía, ferrocarriles y aeropuertos. Pero la mayor parte del trabajo de construcción es realizado por empresas chinas, utilizando mano de obra china y materias primas chinas.
Como parte de los términos del acuerdo, las empresas chinas asociadas con el BRI no pagan impuestos al gobierno local durante sus primeros años en operación. Muchos se adhieren al BRI porque no tienen ningún otro lugar para pedir prestado. Dos tercios de los países de la BRI están plagados de deudas y de una calificación crediticia soberana por debajo del grado de inversión.
Algunos tienen calificaciones crediticias a la par con los bonos basura, mientras que otros se consideran políticamente inestables. Para ellos, China se convierte en el prestamista de última instancia. Cuarenta y dos de los países más pobres de la BRI ya le deben a China el 10% o más de su PIB. Los ocho países más endeudados (Laos, Angola, Kirguistán, Djibouti, Surinam, Maldivas, Congo y Guinea Ecuatorial) le deben el 30% o más de su PIB a China.
La investigación realizada por el AidData encontró que el 35% de los proyectos de infraestructura de BRI enfrentaron problemas importantes de implementación, corrupción, violaciones laborales, degradación ambiental y protestas. Los países no solo están plagados de deuda BRI, sino que, en muchos casos, los proyectos siguen sin terminar.
En Kenia, el gobierno se enfrentó a una emergencia de deuda debido a un ferrocarril cuyo presupuesto es desbordado. El ferrocarril de vía estándar Mombasa-Nairobi debía recorrer 290 millas, conectando la ciudad de Mombasa, en el Océano Índico, con la capital del país, Nairobi. En cambio, terminó en una pequeña aldea, a 75 millas de Nairobi, porque China retuvo 4.900 millones de dólares en fondos.
Montenegro es ahora el hogar de «el camino a ninguna parte». Se construyó solo la mitad de una carretera porque los chinos no pasarán a la siguiente fase de construcción hasta que se pague la primera parte. Como resultado de los préstamos chinos, la deuda pública de Montenegro supera ahora el 100% del PIB.
El PCCh cortó la financiación de un ferrocarril de alto perfil en la capital kazaja de Nur-Sultan. Los funcionarios kazajos dijeron que ahora tendrían que pedir prestado a los bancos nacionales con el fin de obtener 1900 millones de dólares para terminar la construcción. En muchos países, la mala gestión del BRI, la corrupción y la falta de beneficios para los lugareños han provocado desconfianza generalizada e, incluso, odio hacia los chinos.
En las Islas Salomón, los ciudadanos irrumpieron en el palacio presidencial e incendiaron edificios en el barrio chino de Honiara. En Malasia, la ira por la corrupción en los proyectos de BRI llevó a la destitución del primer ministro. Los birmanos furiosos incendiaron fábricas chinas en Birmania (o Myanmar). Los habitantes de Sri Lanka protestaron cuando su gobierno tuvo que entregar el aeropuerto del país y el puerto marítimo más grande a China, debido a la imposibilidad de reembolsar los préstamos del BRI.
El 20% de los proyectos de infraestructura en África están financiados por China y el 30% de ellos son construidos por empresas chinas. Los trabajadores chinos fueron atacados en un proyecto ferroviario en Kenia. Los gambianos incendiaron una planta de harina de pescado china. Gerentes chinos fueron asesinados en una fábrica de ropa en Zambia. Empresas chinas se quemaron en Nigeria.
Uganda corre el peligro de tener que entregar el Aeropuerto Internacional de Entebbe a China porque no cumplió con los pagos de la deuda. Brad Parks, director ejecutivo de AidData, dijo que los préstamos de China no se tratan de «prosperidad común», sino que son préstamos comerciales, diseñados para obtener ganancias. Por el contrario, Estados Unidos y la mayoría de los países de la OCDE otorgan préstamos para el desarrollo con tasas de interés bajas.
Surinam la ex colonia holandesa, una nación de unos 600.000 habitantes situada en la costa nororiental de Sudamérica, atraviesa una grave crisis económica y social. No puede devolver los créditos del Banco de Exportación e Importación de China y la intransigencia de Beijing le impide acceder a un paquete de alivio del FMI. El cóctel explosivo incluye recesión económica, inflación y una crisis descontrolada de deuda pública. Surinam recurrió al FMI y a cambio se comprometió a implementar reformas económicas y reestructurar su deuda.
Pero los 700 millones de dólares que destinó el Fondo Monetario Internacional (FMI) para aliviar la pesada carga siguen sin desembolsarse debido a que el China Exim Bank, el Banco de Exportación e Importación de China, se niega a negociar la reestructuración de la deuda que Surinam tiene con él. China es acreedor del 17% de la deuda pública, el 40% de su deuda a tenedores de bonos privados y bancos comerciales y un 25% al Banco Interamericano de Desarrollo.
El Club de París, una agrupación de países acreedores, logró alcanzar un acuerdo de reestructuración en junio de 2022. Como muestra de su compromiso, India también se sumó al acuerdo en enero de 2023, sumando aún más apoyo internacional a los esfuerzos de recuperación del país. Todas las negociaciones avanzaron menos con China. No hay información sobre las conversaciones bilaterales con China, eso se repite en los pasillos del FMI y en el gobierno de Surinam cuando se consulta sobre las negociaciones.
El dinero, en un clásico cuento del gobierno de Xi Jinping, debía destinarse a la construcción de varias infraestructuras, como carreteras, viviendas y la ampliación del aeropuerto de la capital, Paramaribo. Obviamente, que las obras no significaron más empleo para los surinameses. Como siempre todos los proyectos que impulsa China los beneficiados son las empresas chinas, los ingenieros chinos y el equipo chino, es decir, negocio redondo.
La actitud de China es intransigente y bien conocida en el mundo – principalmente en África y Asia- como «la trampa de la deuda». China busca posicionarse en regiones que le interesan para continuar con su tarea depredadora y cuando los países no pueden pagar, se apodera de sus activos. China en Surinam está detrás de los nuevos yacimientos petrolíferos marinos.
China también sigue con atención lo que sucede en Guyana, vecina de Surinam, donde también se descubrieron yacimientos marinos y la producción de petróleo se acelera. Allí el PIB creció un 62,3% en 2022 y el FMI vaticinó que la deuda pública caerá al 24,1% en 2025. El préstamo BRI promedio tiene una tasa de interés del 4%, en contraposición al 1% de los préstamos de la OCDE. Además, los préstamos de la OCDE son transparentes, los préstamos BRI no lo son.
Muchos de los países que recibieron los cuantiosos préstamos de China están ahora enfrentando enormes dificultades. Uno tras otro le fue informando a China que no pueden pagar sus deudas. Como resultado de la pandemia, varios países, incluidos Paquistán, Kirguistán, Sri Lanka y otras naciones africanas, le pidieron reestructurar a China, retrasar o perdonar los pagos de sus deudas que se vencían.
La mayoría de los países que han recibido préstamos son considerados «deudores de alto riesgo». China no condonará las deudas. La caridad, no es algo que forme parte de la cultura china. Para China esto ocurre en un mal momento no solo por las críticas, sino porque la economía china no solo se ha estancado, sino que está en caída. El auge de las exportaciones y la construcción es cosa pasada y ya no se repetirá, eso ya no es sostenible.
El fenómeno del auge de las exportaciones de China —ganando todo el dinero del mundo, vendiendo más y comprando menos, y acumulando enormes reservas de divisas— debía terminar en algún momento. La Iniciativa china de la Franja y la Ruta se ha convertido en el emblema de la corrupción, la bancarrota y la represión. Khorgos, un centro de transporte internacional, zona de libre comercio y centro de cooperación transfronteriza entre China y Kazajistán. Hace 10 años cuando se firmó los acuerdos del BRI con China, fue presentada como la próxima Dubái.
Diez años después, China es el único ganador, Kazajistán obtiene mucho menos que su parte de los beneficios. En el lado chino de Khorgos, hay rascacielos, salas de conferencias, gente y tráfico. En el lado kazajo, en la zona de comercio especial hay apenas un puñado de edificios y tiendas en las que los productos pueden comprarse en yuanes chinos en lugar de los tenge kazajos.
La expansión regional y militar de China es otro de los riesgos que conlleva la BRI y que queda patente en lugares como Kazajistán, un país que se encuentra en una posición delicada debido a su creciente dependencia de China en medio de tensiones con Rusia y la falta de alternativas viables. Los chinos no invaden haciendo una guerra, entran de a poco, aumentan su población. En Astana, la capital de Kazajistán, un programa de transporte ferroviario ligero financiado por China se paralizó tras la condena por corrupción de funcionarios locales.
En Tayikistán, China está detrás de la construcción de un nuevo edificio para la administración presidencial y un complejo parlamentario, además de haber construido una base militar secreta cerca de la frontera con China y Afganistán, junto al corredor de Wakhan. En Jordania, una central eléctrica de esquisto bituminoso ha sido criticada porque Ammán perderá 280 millones de dólares al año y los consumidores se verán obligados a pagar más por la electricidad.
China se reserva el derecho a exigir el reembolso en cualquier momento, en algunos casos, China ha confiscado activos extranjeros cuando los países no pueden devolver los préstamos. Sri Lanka se vio obligada a ceder el control del puerto de Hambantota y 15.000 acres de terreno circundante, durante 99 años, tras ser incapaz de devolver 1.300 millones de dólares en préstamos chinos.
Italia fue el único país del G-7 (Grupo de los siete países industrializados) que firmó el BRI en 2019, se encuentra en medio de un proceso de revisión de su relación con China, Italia está evaluando la posibilidad de retirarse del BRI, un movimiento que podría tener repercusiones significativas en las relaciones globales y abrir el camino de salida para muchos países entrampados en el BRI.
Esto se produce en tiempos en que los cambios en los alineamientos políticos están transformando la economía mundial y a pocos meses de que de que Italia asuma la presidencia rotatoria del G7 en 2024. Si Italia se retira y lo hace en buenos términos, otros países de Europa occidental, tal vez incluso los países de Europa oriental que son la mayor parte de los participantes en el BRI, podrían retirarse.
Durante el gobierno de Giuseppe Conte, Italia firmó con China un memorando de entendimiento de cinco años que está punto de finalizar en marzo de 2024. Italia tiene hasta diciembre para tomar una decisión formal de retirada, o su membresía se prorrogará por otros cinco años. En Italia hay gran decepción por la falta de beneficios económicos y la nueva realidad política a la que se enfrenta Europa, en la que China es visto cada vez más como un rival que como un socio.
Italia luego de sufrir tres recesiones en una década, buscaba atraer inversiones y aumentar el acceso de las exportaciones italianas al mercado chino. El gobierno populista de Italia se mostraba escéptico ante la Unión Europea. Para Xi Jinping, Italia era una de las principales terminales de la antigua Ruta de la Seda. También Italia alberga la mayor población china de Europa, y entre ambos países comparten vínculos comerciales en la producción de tejidos y artículos de cuero.
Entonces, Italia, jugó sucio a Estados Unidos y a Bruselas (Europa), digamos que sirvió a los planes chinos en su puja por el poder mundial. Cuando Italia firmó los acuerdos con China, aceptó desde la doble imposición hasta el reconocimiento de ciertos requisitos sanitarios para las exportaciones de carne de cerdo, pasando por la propiedad cultural y los sitios patrimoniales, y acuerdos comerciales menores.
Desde que Italia se unió a la BRI, sus exportaciones a China aumentaron de 14.500 millones de euros a 18.500 millones de euros, mientras que las exportaciones chinas crecieron de 33.500 millones de euros a 50.900 millones de euros. La inversión directa china en Italia cayó de 650 millones de dólares en 2019 a solo 33 millones en 2021. Otro dato, China ha invertido 24.000 millones de dólares en Italia desde 2005, pero solo 1.830 millones se realizaron tras la decisión de Italia de unirse a la BRI.
Durante el último año, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, indicó que adherirse a la BRI fue un «gran error» que pretendía corregir retirándose de la iniciativa. Meloni citó la falta de beneficios que obtuvo Italia tras unirse a la BRI, señalando que «Italia es el único miembro del G7 que firmó el memorando de adhesión a la Ruta de la Seda, pero no es el país europeo u occidental con las relaciones económicas y los flujos comerciales más fuertes con China».
El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, calificó de «acto improvisado y atroz» la decisión de Italia de adherirse a la BRI. Los países europeos ven a China como rival y no como socio, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo recientemente que «el claro objetivo del Partido Comunista Chino es un cambio sistémico del orden internacional con China en su centro», señalando a la BRI como prueba.
El apoyo de China a Rusia en su invasión a Ucrania ha llevado a muchos gobiernos europeos, entre ellos el italiano, a deshacerse de sus ilusiones sobre China. Los países de Europa Central y Oriental, que tradicionalmente habían buscado estrechar lazos con China a través del mecanismo de cooperación «17+1», también han dado este giro. Giorgia Meloni, ya como candidata, había declarado que «no hay voluntad política por mi parte de favorecer la expansión china en Italia o Europa».
Giorgia Meloni es una firme defensora de Ucrania, y durante la reciente reunión con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometieron a «reforzar las consultas bilaterales y multilaterales sobre las oportunidades y desafíos que plantea la República Popular China».
La invasión de Ucrania por Putin y el alineamiento de China con Rusia ha devuelto a la política una posición central y se ven las reales intenciones de China. Los planes de Vladimir Putin de asistir al próximo Foro de la Franja y la Ruta de Beijing deja claro la naturaleza política de la BRI. «La decisión de unirse a la (nueva) Ruta de la Seda fue un acto improvisado y atroz que multiplico las exportaciones chinas a Italia, pero no tuvo el mismo efecto en las exportaciones italianas a China», declaró Crosetto al diario Corriere della Sera.
«Hemos exportado un cargamento de naranjas a China, ellos han triplicado sus exportaciones a Italia en tres años. Lo más ridículo entonces era que París, sin firmar ningún tratado, en aquellos días vendía aviones a Beijing por decenas de miles de millones…», agregó. «La cuestión hoy es: cómo dar marcha atrás (del BRI) sin dañar las relaciones (con Beijing). Porque es cierto que China es un competidor, pero también es un socio», añadió el ministro de Defensa.
Durante la cumbre del G-20 en Delhi (India), la primera ministra Meloni se reunió con su par chino, Li Qianq. En el encuentro se destacó la intención común de profundizar el diálogo entre Roma y Beijing sobre asuntos internacionales y bilaterales. Meloni destacó que «hay naciones europeas que en los últimos años no han formado parte de la Franja y la Ruta, pero que han sido capaces de forjar relaciones más favorables [con China] de las que nosotros hemos logrado a veces».
El Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa.
Finalizó la 18ª Cumbre de Líderes del G-20, organizada en Nueva Delhi (India) bajo el lema «Un mundo, una familia y un futuro». Entre las sesiones de la cumbre del G-20, organizada por India, se celebró un evento titulado: «Asociaciones globales de infraestructuras e inversión y Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa». Un proyecto que venían negociando desde hace meses en secreto.
«Hoy estoy orgulloso de anunciar que hemos terminado un acuerdo histórico para crear un Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa», dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un evento realizado en los márgenes del G-20, junto a otros lideres de la India, Europa, Arabia Saudita y estados Unidos, que impulsaron el proyecto. Este megaproyecto busca unir ferrocarriles, puertos, redes eléctricas y de datos y oleoductos, como una alternativa a la Ruta de la Seda de China, y contrarrestar el poder del régimen de Xi Jinping.
«Vamos a invertir en barcos y trenes desde India hasta Europa a través de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Jordania e Israel. Vamos a tender puentes entre los dos continentes para abrir infinitas oportunidades facilitando enormemente el comercio, la exportación de energía limpia, mejorar el acceso a electricidad limpia fiable, a tender cables que conecten a las comunidades a un Internet, a contribuir a un Oriente Próximo más estable, más próspero e integrado», dijo el presidente Joe Biden. Por otro lado, permitiría llevar hidrógeno de Israel a Europa.
En cuanto al Corredor Transafricano, la Casa Blanca destacó que se trata de un proyecto público-privado en el que colabora también la Unión Europea. «Vamos a invertir en una nueva vía férrea entre el puerto occidental de Angola, República Democrática del Congo, Zambia y hasta el océano Índico», comentó Biden.
«No se trata solo de poner vías. Se trata de crear empleo, incrementar el comercio, reforzar las líneas de suministro, la conectividad, sentar las bases para reforzar el comercio y la seguridad alimentaria para la gente de varios países. Es una inversión regional que supone un antes y un después», concluyó Biden.
Por su parte la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró que el proyecto es «histórico», y que permitirá acelerar el comercio entre la Unión Europea e India en un 40 por ciento. Mientras que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, lo calificó de «importante» y el primer ministro de la India, Narendra Modi, afirmó que «no tiene precedentes».
El proyecto se hizo realidad con la firma de un memorando de entendimiento por parte de los países implicados: Estados Unidos, India, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EUA), Alemania, Francia, Italia y la Unión Europea. El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, informó a la prensa que también serán parte del proyecto Israel y Jordania. Como se sabe, Israel, no mantiene relaciones diplomáticas con Arabia Saudita.
El proyecto, según Sullivan, contribuirá a lograr una «mayor integración en Oriente Medio». Precisamente, en estos momentos Estados Unidos está tratando de que Israel y Arabia Saudita logren la normalización de sus relaciones, lo que abriría la posibilidad para alguna solución al problema palestino-israelí y cambiaría totalmente la política de la región.
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, informó en su publicación en la plataforma de medios sociales X, que su país será una encrucijada importante en el proyecto «Corredor económico India-Oriente Medio-Europa», que conectará India con Oriente Medio y Europa. «Me complace dar a los ciudadanos israelíes la buena noticia de que Israel será una encrucijada importante en este corredor económico», sostuvo Netanyahu.
Además, Netanyahu, señaló que los ferrocarriles y puertos de Israel abrirán una nueva puerta de India a Europa a través de Oriente Medio y viceversa. El primer ministro afirmó que Estados Unidos se puso en contacto con Israel hace unos meses para participar en este proyecto y que desde entonces se mantuvieron intensos contactos diplomáticos para hacer realidad este avance.
Netanyahu subrayó que este proyecto remodelará la faz de Oriente Próximo y expresó que el proyecto, que describió como «la mayor cooperación de la historia de Israel», incluirá el tendido de vías férreas, canales de fibra óptica y líneas eléctricas y otras obras de infraestructura.
El fin propuesto por este megaproyecto es establecer ferrocarriles y rutas marítimas que conecten a la India con Europa a través de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Jordania e Israel. Es decir, que este futuro corredor modificará el comercio entre los países de Europa, el Golfo pérsico y el Sur de Asia, reduciendo el tiempo necesario para transportar mercancías entre estos países.
También pretenden incrementar la cooperación energética entre los países firmantes y mejorar sus conexiones a internet. Se pretende crear una tubería por la que circule hidrógeno verde, se construirán infraestructuras que permitan conectar redes eléctricas de distintas naciones y se instalarán cables submarinos y terrestres que faciliten el rápido intercambio de datos. El memorándum de entendimiento no establece como se financiará este ambicioso proyecto.
Lo inmediato de las naciones firmantes será la creación de grupos de trabajo en 60 días, para poder identificar las áreas en las que hace falta inversión y establecer un cronograma realista para su ejecución, según dejó saber a la prensa, Amos Hochstein, asesor principal de Biden para infraestructuras. Arabia Saudí, que es el principal exportador mundial de petróleo, y Emiratos Árabes Unidos, que es el centro de las finanzas de Oriente Medio, llevan años buscando medios efectivos para protegerse de cualquier interrupción en las rutas comerciales y energéticas.
Sin embargo, por experiencia se sabe que los grandes proyectos en Oriente Medio suelen ser lentos. Esto es lo que sucede con el proyecto ferroviario de más de 2.100 kilómetros que busca conectar a los seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahréin, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Qatar) y que una década después de su lanzamiento solo se pudo construir parcialmente.
Según Sullivan la red refleja la visión de Biden de «inversiones de gran alcance» que proceden de un liderazgo estadounidense eficaz y de la voluntad de acoger a otras naciones como socios. Afirmó que la mejora de la infraestructura impulsaría el crecimiento económico, ayudaría a unir a los países de Medio Oriente y convertiría a la región en un centro de actividad económica, en lugar de una «fuente de desafíos, conflictos o crisis», como ha sido en la historia reciente.
En el anuncio participaron el primer ministro indio, Narendra Modi, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y otros mandatarios. «Mejorar la conectividad con todas las regiones ha sido una prioridad clave para la India», dijo Modi. «Creemos que la conectividad es un medio no sólo para aumentar el comercio mutuo entre distintos países, sino también para aumentar la confianza mutua».
La Casa Blanca no fijó un calendario para su finalización, ni dio detalles sobre el costo o la financiación del proyecto, aunque el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, mencionó una cifra de 20.000 millones de dólares durante el anuncio. No estaba claro si esa suma se aplicaba únicamente al compromiso saudí.
La Ruta de la Seda, es el gran proyecto de dominación ideado por China. Esa iniciativa se ha convertido en uno de los caballos de batalla de la rivalidad entre China y Estados Unidos. El Corredor Económico India-Medio Oriente-Europa supondría una alternativa física e ideológica al programa de infraestructura de alcance nacional de China. Es un contrapunto a la Ruta de la Seda de China, tiene un gran significado político y es una clara demostración de fuerza del gobierno estadounidense, que busca contrarrestar la influencia de la Ruta de la Seda de China.
Este sorpresivo anuncio se produce en un momento en el que China ha aumentado su influencia no solo en Asia-Pacífico, sino también Oriente Medio durante los últimos años. Hace poco tiempo, en marzo pasado, estuvo actuando como intermediario en el acuerdo que suscribieron Arabia Saudita e Irán para reestablecer relaciones diplomáticas.
El corredor, esbozado en la cumbre anual del Grupo de las 20 principales economías del mundo, ayudaría a impulsar el comercio, suministrar recursos energéticos y mejorar la conectividad digital, pero más que eso, se trata de una gran movida de política internacional. El presidente de China, Xi Jinping, tiene previsto recibir en el mes de octubre en Beijing a líderes de todo el mundo para un foro sobre la Ruta de la Seda, incluido su par ruso, Vladímir Putin.
Las verdaderas intenciones de China es lograr lo que llaman un nuevo orden mundial, en compañía de su principal socio Vladimir Putin. En la que los países en vías de desarrollo recurren a China como opción de financiamiento, pero terminan en lo que se conoce como la «trampa china». En base a proyectos faraónicos someten a los países del tercer mundo y lo dejan metidos en deudas impagables.
La Ruta de la Seda es el plan de China de comerse el mundo, los países que caen en su acción depredadora permiten el acceso privilegiado a los mercados y a los recursos locales, como las materias primas y energía, incluidos los oleoductos, gasoductos y otras colaboraciones en las regiones. Este plan se inició en África, continuó en Iberoamérica, y luego se extendió a países de Europa y Asia, como consecuencia de la crisis económica de 2007.
Xi Jinping, en el 2013, propuso conectar al 65% de la población y a un tercio del PBI mundial con China mediante la creación de esta red de rutas marítimas y enlaces terrestres. A diez años de esta medida, lo que se ve son promesas incumplidas, muchos más beneficios para China que para los países adherentes al BRI, y corrupción a gran escala por la entrega de millones de dólares sin ningún control.
El gobierno chino pretendió desplazar el eje geoestratégico del planeta poniendo a China, en el centro del mundo. Para Xi Jinping, el siglo XXI será el siglo chino, aunque la realidad actual se estaría encargando de desmentirlo. El fracaso que China está experimentando se debe a varias razones, los problemas con Estados Unidos, para ser más exactos, la aparición en escena de Donald Trump, que significó un freno al neoliberalismo que fue el principal aliado chino.
La crisis del COVID-19, que permitió ver el verdadero rostro de China, la invasión rusa a Ucrania y su complicidad con Putin, y la crisis económica China que terminan por poner en jaque al proyecto de la Ruta de la Seda. Los chinos entregaban dinero a los países miembro sin solicitarles que mantengan ninguna disciplina a sus políticas económicas.
Los chinos otorgaban prestamos unos de tras de otro sin considerar la capacidad de reembolso, un requisito fundamental de los organismos internacionales como el FMI. En concreto, el 60% de los países que forman parte de esta iniciativa tienen una calificación crediticia internacional de «basura» o no tienen calificación alguna.
China, bajo el pretexto de no injerencias en las decisiones soberanas de otros países, no efectúa seguimiento de las inversiones que realiza. Desembolsos millonarios y sin cuestionamientos fueron socavando este proyecto al punto de generar las condiciones propicias para que naufrague en un futuro cercano. En el 2020 y 2021, los bancos chinos tuvieron que refinanciar cerca de 52.000 millones de dólares de créditos acordados.
El dinero desembolsado por China a lo largo de la Franja y la Ruta, hasta la fecha lo que trajo mayormente fue corrupción. Según una encuesta de McKinsey, entre el 60% y el 80% de las empresas chinas en África pagaron sobornos. En los últimos años, las empresas de telecomunicaciones chinas Huawei y ZTE han sido acusadas de corrupción en al menos 15 naciones de África. En 2017, Patrick Ho, representante de la empresa estatal CEFC China Energy Company, fue detenido por funcionarios estadounidenses por haber pagado sobornos a políticos en Chad y Uganda.
Los sobornos se habían pagado para beneficiar a la empresa estatal China National Petroleum Corporation. De acuerdo a la Matriz de Riesgo de Soborno de TRACE, muchos países de la BRI se encuentran entre los de mayor riesgo de soborno. Entre los países con los peores historiales de aceptación de cohechos se encuentran destacados miembros del BRI como Camboya, Turkmenistán, Guinea Ecuatorial, Yemen, Sudán del Sur, Somalia, Venezuela y Laos, entre otros.
Este «dinero gratis» de la Iniciativa de la Franja y la Ruta: BRI (Belt and Road Iniciative) o como se la conoce abreviada OBOR (One Belt, One Road) y los sobornos hacen casi imposible que las empresas estadounidenses consigan contratos en los países que forman parte de la iniciativa. De hecho, el 89% de los contratos adjudicados en los proyectos de la BRI van a parar a empresas chinas.
La situación de Perú también es grave, y en febrero de 2022, el presidente peronista Alberto Fernández, aprobó la incorporación de la Argentina a la BRI, pero todo quedará supeditado al resultado de las próximas elecciones. De triunfar en las elecciones presidenciales de fin de año, Javier Milei, no haría ningún negocio con China o con países autoritarios, como ya lo dejó en claro.
En 2022 China reportó que su economía creció 3%. Si se exceptúa la cifra de 2020, año en el que rebajó al 2,2% su crecimiento debido al impacto inicial de la pandemia, el dato de 2022 resulta el más pobre desde finales de los años 70. En marzo de 2022, China puso como objetivo que el PBI trepara alrededor del 5,5% interanual, que ya hubiera sido el ritmo de avance más lento en décadas pero que los analistas calificaron de ambicioso dado el contexto.
Para 2023, la meta es alcanzar un crecimiento del 5%, algo poco probable por lo que se está viendo. Aún si lo lograra, estaría muy lejos del 12% registrado en 2007. No en vano los inversores se muestran dubitativos a la hora de financiar a China. Bancos como Goldman Sachs, JP Morgan y UBS, que habían previsto un año récord para China, modificaron desde entonces a la baja sus previsiones y hoy se cuestionan el valor de invertir en el país.
Si a esto se le suma la crisis inmobiliaria y financiera, comercio exterior a la baja, y las altas tasas de desocupación que padece China, queda claro que el régimen deberá posponer o incluso aplazar sus ambiciones políticas, diplomáticas y económicas en los próximos años. En un país normal, con instituciones republicanas, alternancia de poder, poder judicial independiente, libertad de expresión, esta iniciativa ya habría sido cajoneada hace mucho tiempo.
Pero en un régimen autocrático, y con un Xi Jinping intocable, su duración depende de lo que decida el Partido Comunista Chino, que de comunista lo único que tiene es el nombre. Un país al que no le importa la lucha de clases, que no le importa la plus valía, que por minuto China lo va produciendo sin parar, que es el país que produce la mayor cantidad de supermillonarios, cuya economía es despiadadamente capitalista ¿Cómo se lo puede llamar comunista?
19 de septiembre de 2023.