Revista Eutaxia
Revista Eutaxia
Revista Eutaxia
  • Contact Info

    • Tikkatuli Road, New York, USA
    • +123445789
    • info@yourcompany.com
    • 10:00 AM - 11:30 PM
  • Inicio
  • Quienes Somos
  • Materialismo Filosófico
  • Artículos
  • Contácto
    • Inicio
    • Quienes Somos
    • Materialismo Filosófico
    • Artículos
    • Contácto

GOLDEN DOME

Revista Eutaxia > Blog > 2025 > GOLDEN DOME
  • eutaxia
  • junio 5, 2025
  • 2025
  • Revista Eutaxia

GOLDEN DOME

EL FIN DE LA MUTUA DESTRUCCIÓN ASEGURADA

El proyecto militar de Donald Trump, Golden Dome o cúpula dorada, acaba con la conocida doctrina de la «Mutua Destrucción Asegurada» (MAD), (en inglés mutually assured destruction o MAD, palabra que en inglés significa «loco»), también conocida como «1+1 =0». ¿Qué es la destrucción mutua asegurada? Esta doctrina sostenía que el uso de armas nucleares contra el otro bando con la misma capacidad de respuesta llevaría a la desaparición de ambos. Es decir, que ninguna potencia militar nuclear se atrevería a lanzar primero un ataque de este tipo ya que tendría una respuesta igual o mayor. Esta fue la doctrina que definió la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Esta doctrina se popularizó en los sesenta y luego de acabada la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, perdió su vigencia, mejor dicho, adquirido otras dimensiones. China estuvo desarrollando su armamento nuclear y otros estados del mundo, lo que lleva a superar la dialéctica de imperios en su dispersión. Su nombre se debe al matemático húngaro-estadounidense John von Neumann. Luego de la crisis de los misiles en Cuba en 1962, Estados Unidos lo incorporó dentro del ámbito estratégico a través del secretario de Defensa, Robert McNamara.

Estados Unidos desarrolló submarinos nucleares, bombarderos estratégicos y misiles de tierra que otorgaba la capacidad de responder tras sufrir un ataque nuclear, o de iniciarla. Los enemigos de Estados Unidos también se lanzaron en esta carrera armamentista, que hizo necesaria el «Tratado de No Proliferación Nuclear» de 1968, que firmaron una gran cantidad de países, lo que permitió poseer armas nucleares solo a Estados Unidos, la URSS, el Reino Unido, Francia y China. Pero esto no evitó que otros países, ayudados por otras potencias desarrollaran armamento nuclear, como Israel, India, Paquistán, Corea del Norte y ahora Irán. Tampoco evitó que se sucedieran guerras proxy o subsidiarias en terceros países, o intervenciones directas en diferentes conflictos.

En estos tiempos, con el poderío nuclear, un enfrentamiento no solo aseguraría la destrucción mutua, sino que llevaría al final de la especie humana. El Golden Dome la Cúpula Dorada, no es otra cosa que el proyecto de Ronald Reagan, la «Iniciativa de Defensa Estratégica» (SDI) conocido popularmente como «Guerra de las Galaxias», de 1983, que era un proyecto consistente en poner en órbita terrestre y alojar en tierra un número determinado de plataformas espaciales armadas con armamentística láser, balísticos y de red, que harían a Estados Unidos invulnerable ante ataques con misiles balísticos y anular el contraataque enemigo.

Ronald Reagan invirtió más de 3.000 millones de dólares en desarrollar las ideas preliminares, demostrándose inviables con el estado de la tecnología de su tiempo. Pero la propuesta de Reagan significaba llevar la carrera militar de la Guerra Fría a otro nivel. Un nivel al que la Unión Soviética no podía acceder al estar en medio de una profunda crisis económica. El anuncio de Reagan fue considerado por muchos como un engaño, un gran farol, era como correrlos con la vaina, porque esta tecnología no estaba disponible, pero llevó a Mijaíl Gorbachov a la mesa de negociación, lo que luego conduciría al final de la guerra de bloques.

En el 2007, durante el gobierno del inepto George Bush, se dejó saber que su administración planeaba instalar partes de este escudo en antiguos países del «Pacto de Varsovia» ya disuelto, pero previamente acordado con estas naciones. Entonces el presidente Putin respondió con la amenaza de volver a fabricar e instalar más misiles de medio alcance e intercontinentales especialmente diseñados para contrarrestar escudos antimisiles, como el RS-24. Por tanto, la actual Cúpula Dorada, el escudo antimisiles de Trump es heredero de la «Guerra de las Galaxias» de Ronald Reagan y no es ningún farol.

La «Agencia de Inteligencia de Defensa» de Estados Unidos (DIA), hace menos de un mes, enunció las amenazas que acechan a Estados Unidos y según la agencia serían China, Rusia y Corea del Norte que están expandiendo sus arsenales y capacidades para superar las defensas actuales de Estaos Unidos. Pero China y Rusia son quienes lideran el desarrollo de avanzados sistemas de misiles, como misiles hipersónicos, o misiles balísticos intercontinentales (ICBM), y sistemas orbitales capaces de eludir las rutas tradicionales de detección.

También Corea del Norte dispone de ICBM con alcance suficiente para atacar cualquier parte del país, e Irán podría alcanzar esta capacidad para 2035. Otro desarrollo inquietante para la seguridad de Estados Unidos son los misiles hipersónicos que pueden maniobrar a gran velocidad, eludiendo defensas aéreas convencionales y la DIA calcula que Rusia y China tendrán 4.000 para 2035.  También los Sistema de Bombardeo Orbital Fraccional (FOBS), un tipo de sistema de misiles que utiliza una órbita parcial para depositar una ojiva, típicamente nuclear, en una órbita terrestre baja. Esta tecnología ya había sido desarrollada durante la Unión Soviética en la Guerra Fría.

El modelo de defensa que sirve de modelo para el plan estadounidense es la Cúpula de Hierro (Iron Dome) de Israel, diseñado para interceptar cohetes y misiles de corto alcance. La Cúpula de Hierro, el escudo interceptor de corto alcance que la compañía israelí «Rafael Advanced Defense Systems», que junto con «Israel Aerospace Industries», desarrollaron en la década de 2010, y que se basa en gran medida en sistemas de armas y tecnologías aportadas por la industria de defensa de Estados Unidos con el apoyo de la Agencia de Defensa de Misiles estadounidenses.

El Iron Dome, está financiado con ayuda estadounidense y es un elemento clave de la defensa de Israel contra el lanzamiento de misiles de adversarios como Hamas y Hezbolláh. Este escudo antimisiles israelí no sería posible sin la ayuda de Estados Unidos y demostró su eficacia en abril de 2024, cuando logró neutralizar gran parte del ataque masivo lanzado por Irán sobre territorio israelí.

Es cierto que las dimensiones de Israel no son iguales a Estados Unidos, ya que la Cúpula de Hierro está concebida para proteger los 22.145 km² del territorio judío. Pero la idea de Trump es descomunal ya que pretende replicar a gran escala la pequeña red de defensa aérea de Israel y proteger los más de 9 millones de kilómetros cuadrados de Estados Unidos, una superficie 413 veces mayor que la que cubre el Iron Dome israelí. El proyecto de Trump va más allá ya que funcionaria desde el espacio y se centraría en amenazas supersónicas, que viajan a velocidades superiores a Mach 5. Estas armas, son casi imposibles de frenar con las actuales tecnologías, y este nuevo sistema busca neutralizarlas con precisión milimétrica.

la Cúpula Dorada (Golden Dome), fue presentado en el Despacho Oval y con la presencia del secretario de Defensa, Pete Hegseth, este proyecto prevé la construcción de un escudo antimisiles de escala continental que básicamente operará desde el espacio. El objetivo es blindar todo el territorio estadounidense —casi 10 millones de kilómetros cuadrados— frente a ataques con misiles de largo alcance, incluidos los proyectiles hipersónicos, que pueden superar los 6.000 kilómetros por hora y son actualmente considerados una de las mayores amenazas estratégicas.

La estructura básica del sistema estaría compuesta por centenares de satélites orbitales que trabajaran en red para detectar, rastrear e interceptar amenazas en tiempo real. Los satélites compartirían datos con sistemas de defensa en tierra y en el espacio capaces de lanzar proyectiles interceptores antes de que los misiles enemigos crucen el espacio aéreo estadounidense. Como dijo Donald Trump, «El objetivo es que ningún misil toque suelo americano». El sistema funcionaria de forma automatizada, con inteligencia artificial y sistemas de alertas temprana, y permitiría actuar en segundos desde la detección de una amenaza.

La implementación del Golden Dome implica desafíos técnicos extraordinarios, el primero de ellos radica en interceptar misiles hipersónicos, que debido a su extrema velocidad y maniobrabilidad en distintas capas atmosféricas representan un enorme obstáculo. Estos proyectiles vuelan en zonas donde ninguna otra aeronave puede operar, lo que requiere el desarrollo de sensores sumamente especializados. El sistema requiere una red global de sensores distribuidos geográficamente que cubran todas las fases de vuelo de los misiles. Por tanto, cubrirá plataformas terrestres, marítimas, aéreas y espaciales para tener una visión integra de las trayectorias del armamento enemigo.

Este proyecto incluye sistemas como el Patriot o el NASAMS. Si bien es cierto que estas plataformas ya despliegan en la actualidad un conjunto de sensores e interceptores contra amenazas convencionales, carecen de capacidad frente a los misiles hipersónicos. Expertos en este tipo de tecnologías dicen que las tecnologías para interceptar eficazmente estos proyectiles aún están en desarrollo. Lo cual no es ningún problema, el avance de la tecnología es vertiginoso. Las potencias rivales de estados Unidos se gastaron y continúan gastando fortunas en modernizar su arsenal, China hace gala de sus armas hipersónicas en desfiles militares, y Rusia está usando estas tecnologías en la invasión a Ucrania.

Los misiles hipersónicos son sumamente veloces y tienen la capacidad de evadir los sistemas de detección tradicionales. El Golden Dome puede proporcionar una nueva capa de protección para Estados Unidos, y también para sus aliados. Por ahora, Canadá podría beneficiarse entre los aliados de la OTAN de esta tecnología, más aún si decide ser un Estado más de la Unión. Durante la cumbre de la OTAN en Madrid, la alianza atlántica había apuntado hacia todo el espacio como el ámbito clave para su desarrollo armamentístico y tecnológico. En ese entonces estaba el tonto de Biden y cualquiera lo manipulaba, las cosas cambian con Trump.

La expansión hacia el espacio como teatro de operaciones defensivas representa un nuevo paradigma en la doctrina militar estadounidense, es importante conocer las declaraciones del general Chance Saltzman y el secretario de las Fuerzas Aéreas, Troy Meink, al respecto. La propuesta contempla incluso la incorporación futura de armas de energía dirigida, como láseres de alta potencia. La cúpula dorada necesita crear una constelación de hasta 1.000 satélites en órbita baja para detectar y rastrear misiles en tiempo real, y unos 200 de estos satélites estarían armados con láseres capaces de neutralizar misiles en su fase de lanzamiento.

El desarrollo de este sistema de defensa, implicaría a empresas tecnológicas y armamentísticas como Lockheed Martin, SpaceX, Palantir y Anduril.  «En términos de importancia para la defensa del país es similar al Proyecto Manhattan», dijo Frank St. John, director de operaciones de Lockheed Martin. La supervisión del proyecto recaerá en el Pentágono, pero su desarrollo dependerá en gran medida del sector privado, algo que pone de nuevo en la mesa la limitación del Gobierno y la necesidad de dar espacio al sector privado. De nuevo y como siempre los antiestadounidenses han salido con críticas mezquinas por la cercanía de Trump con SpaceX, la empresa de Elon Musk, o Peter Thiel, sin mencionar que empresas como Lockheed Martin, RTX Corp, L3Harris Technologies, Palantir o Anduril, ya son proveedoras habituales del Departamento de Defensa.

La agencia de noticias Reuters reveló que SpaceX se está asociando con el fabricante de software Palantir y el constructor de drones Anduril en una licitación para construir determinadas partes de la Cúpula Dorada, pero no se espera que la compañía de Musk participe en la militarización de los satélites. El general de la Fuerza Espacial estadounidense, Michael Guetlein, estuvo valorando si SpaceX debería ser el propietario y operador de su parte del sistema. Sin embargo, todo apunta, como debe ser, que Estados Unidos sea el propietario y operador, mientras que los contratistas se encargan de las operaciones. Dice Reuters: «Si el grupo liderado por SpaceX logra un contrato de la Cúpula Dorada, representaría el mayor triunfo para Silicon Valley en el lucrativo sector de la contratación de defensa y un duro golpe para los contratistas tradicionales».

La Agencia de Defensa Antimisiles de Estados Unidos ya se encuentra buscando tecnologías de defensa antimisiles de vanguardia luego que el presidente Donald Trump firmara la nueva orden ejecutiva. Esta orden ejecutiva da al Departamento de Defensa sesenta días para evaluar la red de defensa antimisiles y reformarla con sensores de armas hipersónicas, interceptores de misiles espaciales y otras capacidades de defensa antimisiles denominadas «no cinéticas». También encargó a los líderes militares que conciban nuevas formas de detener las amenazas entrantes, incluso antes de que se lancen.

Esta nueva orden de Trump que exige capacidades nuevas de defensa antimisiles, hace necesario evaluar qué sistemas ya existen y si se despliegan correctamente para proteger a los Estados Unidos y a las tropas y a los aliados desplegados en el extranjero. Los expertos en temas armamentísticos sostienen que la trayectoria de lanzamiento de un arma estratégica como un misil balístico intercontinental (ICBM) con armas nucleares se divide en tres fases. La primera, etapa inicial, la «fase de impulso» es la que un arma quema su propulsor en el lanzamiento. Luego de que un misil balístico gasta la mayor parte de su propulsor en el despegue, comienza su curso principal de vuelo hacia su objetivo, conocido como «curso medio». Y, por último, al alcanzar el punto álgido de su trayectoria, un misil balístico caerá hacia su objetivo en lo que se conoce como la «fase terminal» de su trayectoria.

Actualmente la Marina de los Estados Unidos cuenta con variantes terrestres y navales del misil SM-3 que pueden interceptar misiles balísticos enemigos en el espacio, en el punto álgido de su vuelo de media trayectoria. También dispone de interceptores terrestres para interceptaciones de media trayectoria. Para la fase terminal del vuelo, la Marina cuenta con el misil SM-6 basado en barcos, mientras que el Ejército cuenta con el sistema de defensa de área terminal de gran altitud y variantes más recientes del sistema de misiles de defensa aérea Patriot. La fase intermedia presenta la ventana más grande para una intercepción, pero requiere interceptores sofisticados capaces de alcanzar misiles balísticos a grandes altitudes, incluso en el espacio.

Los interceptores de fase terminal no tienen que llegar tan alto como los interceptores de medio recorrido, pero el margen es estrecho y de alto riesgo para detener un misil balístico antes de que alcance su objetivo final. En cambio, la fase de impulso es una oportunidad atractiva para detener una amenaza de misil porque el proyectil tiene menos capacidad para evadir interceptores o desplegar señuelos. Por tanto, detectar un lanzamiento en esta etapa temprana es difícil, al igual que tener un sistema eficaz en posición para detenerlo. La orden de Trump prevé una red de interceptores espaciales que podrían detener las amenazas en su fase de impulso.

En cuanto al uso de láseres, los investigadores de armas consideraron durante mucho tiempo los láseres de alta potencia como una opción potencial para las intercepciones en fase de impulso. Tanto Estados Unidos como Israel ya experimentaron avances con láseres para interceptar drones y misiles, pero es posible que se necesiten más mejoras para contrarrestar eficazmente los sofisticados misiles balísticos. Esta nueva orden podría renovar el desarrollo de un sistema láser aerotransportado para poder interceptaciones en fase de impulso, como el avión láser aerotransportado Boeing YAL-1 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

«El presidente Ronald Reagan se esforzó por construir una defensa eficaz contra los ataques nucleares y, aunque este programa dio lugar a muchos avances tecnológicos, fue cancelado antes de que pudiera alcanzarse su objetivo», dice la orden de Donald Trump. La iniciativa conocida a menudo de forma burlona, como el programa «Star Wars» de Reagan, pretendía desarrollar capacidades de interceptación espaciales y no cinéticas que muchos críticos ignorantes calificaron de producto de la ciencia ficción, como si la imaginación de armamento más sofisticado no fuera el pan nuestro de cada día de la industria armamentista privada.

Para los expertos, la posibilidad de una capa mejorada de sensores espaciales para rastrear misiles balísticos sería uno de los avances tecnológicos más factibles que describe la orden de Trump, mientras que los interceptores espaciales se encuentran entre los más difíciles de lograr, pero no imposible. Empresas privadas como Space X ya demostraron la capacidad de poner en órbita amplias redes de satélites. Parte del problema históricamente fue que la tecnología era muy difícil de hacer funcionar y el coste de lanzamiento era alto. Pero ahora los costos de lanzamiento bajaron con empresas como Space X.

Los avances de las empresas privadas redujeron los costes de lanzamiento espacial en los últimos años. Estados Unidos estuvo buscando formas de evitar el dilema MAD, y si Estados Unidos puede desarrollar los medios para interceptar de manera efectiva y los ataques nucleares enemigos, puede alejarse de un modelo de disuasión basado en la vulnerabilidad mutua. Como dije al inicio, con el Golden Dome Rusia y China quedan totalmente descolocados y con miles de millones tirados al agua.

El plan de Donald Trump por renovar las defensas antimisiles de Estados Unidos encajará con los planes para alcanzar nuevos acuerdos de control de armas tanto con Rusia como con China. Esa posibilidad ya la había planteado en su discurso virtual ante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el 23 de enero. «Queremos ver si podemos desnuclearizar, y creo que es muy posible. Y puedo decirles que el presidente Putin quería hacerlo. Él y yo queríamos hacerlo. Tuvimos una buena conversación con China», dijo Trump a través de un enlace de video.

En su momento Ronald Reagan había rechazado las peticiones del soviético Mijaíl Gorbachov de interrumpir su programa de defensa antimisiles SDI, pero se había ofrecido a compartir la tecnología del programa con los soviéticos como medida para fomentar la confianza en el camino hacia la desnuclearización. La desnuclearización total nunca se impuso, pero Reagan y Gorbachov acordaron el «Tratado sobre Fuerzas Nucleares Intermedias», en el que Estados Unidos y la URSS acordaron eliminar los misiles terrestres con un alcance de entre 500 y 5500 kilómetros.

El coste estimado del Golden Dome, según el anuncio inicial de Donald Trump alcanzará los 175.000 millones de dólares, si bien hay estimaciones que podrían superar esa cifra. Mas allá del costo económico el Departamento de Defensa de Estados Unidos emitió un comunicado calificando la orden ejecutiva del Golden Dome como «inversión histórica». «Me complace anunciar que hemos seleccionado oficialmente una arquitectura para este sistema de vanguardia que desplegara tecnologías de última generación en tierra, mar y espacio, incluyendo sensores e interceptores espaciales», señaló Trump a los periodistas en el Despacho Oval. «Una vez construido, el Golden Dome será capaz de interceptar misiles incluso si se lanzan desde cualquier punto del mundo, e incluso desde el espacio», añadió.

El presidente Trump solicitó una asignación inicial de 25.000 millones de dólares para el proyecto, dentro de un presupuesto de defensa proyectado de un billón de dólares para 2026. El calendario propuesto por Trump ha generado escepticismo entre los especialistas, dado la complejidad tecnológica requerida. De cualquier manera, se podrían lograr avances sustanciales en este periodo. Se espera que en algún momento de 2026 se inicie su funcionamiento.

Para dirigir la iniciativa, el presidente Donald Trump ha designado al general Michael Guetlein, hasta ahora subdirector de operaciones en la Fuerza Espacial de Estados Unidos. Guetlein cuenta con experiencia en adquisición de tecnología militar avanzada y defensa antimisiles, y tendrá la tarea de coordinar a las distintas ramas militares y contratistas civiles implicados en el desarrollo del sistema. El presidente quiere que su segundo mandato en la Casa Blanca tenga este efecto descomunal y pasar a la historia por convertir a Estados Unidos en el país casi inatacable y este proyecto es un verdadero mazazo para sus oponentes imperiales.

A fines de abril último, los líderes republicanos de los comités de Servicios Armados de las dos cámaras publicaron un proyecto de ley que prevé la inversión de casi 25.000 millones de dólares para comenzar a trabajar en la iniciativa del presidente Trump. Y a nivel general, el proyecto de ley daría un impulso de 150.000 millones de dólares al gasto en defensa. La legislación, dijo el congresista republicano por Alabama y presidente del comité en la cámara baja, Mike Rogers, representa «una actualización generacional para las capacidades de defensa» e incluye «inversiones históricas en nueva tecnología». «Se trata de construir el futuro de la defensa estadounidense, lograr la paz a través de la fuerza y, en última instancia, disuadir la guerra», afirmó Rogers.

El proyecto despertó un gran interés entre la creciente base de startups de tecnología para la defensa. Según Reuters, tres compañías propusieron lanzar entre 400 y más de mil satélites para detectar y rastrear misiles enemigos. También contarían con una flota independiente de 200 satélites de ataque equipados con misiles o láseres para derribar proyectiles. El Pentágono dijo que partes del Golden Dome podrían estar operativas a partir del próximo año, y otras partes entregadas para 2030.

Hay que recordar que el sistema de protección fue ordenado por Donald Trump durante su primera semana en el cargo y, de tener éxito, marcaría la primera vez que Estados Unidos coloque armas en el espacio que estarían destinadas a destruir misiles terrestres a los pocos segundos del lanzamiento. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, y otros mostrarán los planes en lo que se ha denominado «opciones Ricitos de Oro», pequeñas, medianas y grandes, y cada opción viene con su propio cronograma y precio. El Comando espacial de Estados Unidos, creado por Trump en su primer mandato, dijo este mes que habían entregado sus opciones finalizadas a Hegseth para su revisión y aprobación.

El senador por Alaska, Dan Sullivan, señaló que las empresas tecnológicas están muy interesadas y que «pueden ofrecer defensa antimisiles a un costo menor de lo que jamás hubiéramos imaginado», y añadió que el sector tecnológico «está muy por encima de cualquier otro país, y serán una parte clave de esto». Donald Trump destacó la importancia estratégica de Alaska para la defensa de los Estados Unidos: «Creo que es la primera línea de defensa en ciertos casos». Se sabe que el proyecto de un escudo espacial no es el único, pero salvando las enormes diferencias, Corea del Sur, que se enfrenta a una amenaza nuclear de la vecina Corea del Norte, está construyendo su propia versión.

El proyecto del presidente Donald Trump es un mega proyecto que es más de 400 veces mayor que la Cúpula de Hierro que defiende los cielos de Israel, y que podría hacer de Estados Unidos una nación inexpugnable a misiles de gran poder de destrucción, y encabezar el poder mundial por medio siglo, mínimamente. Mientras en Europa los gobiernos buscan el rearme de sus naciones, Trump ha realizado una jugada realista y brillante para la defensa del país, que deja sumamente preocupados a sus rivales orientales China y Rusia. Además, de despertar el mayor interés de las grandes y medianas corporaciones industriales aeroespaciales y de las pymes que se especializan en tecnologías disruptivas.

El secretario de Defensa ya ha solicitado al Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, los Marines, la Fuerza Espacial y a las numerosas agencias militares bajo su control que identifiquen recortes presupuestarios por valor de 50.000 millones de dólares para reorientar gran cantidad de tal volumen económico hacia el nuevo proyecto. Otros dos programas de la MDA son el sistema de «Defensa Terrestre de Medio Recorrido» (GMD) basado en misiles anti misiles posicionados en tierra y el «Interceptor de Nueva Generación» (NGI).

El decreto de la Casa Blanca también pretende ampliar los citados proyectos con otros nuevos que amplíen las capacidades de los misiles interceptores con diferentes sistemas de armas posicionados en órbita o en tierra. Por ejemplo, con sistemas de energía dirigida por microondas de alta potencia y láseres de alta energía.  El director de la Agencia de Defensa de Misiles, teniente general Heath Collins, convocó en febrero pasado a centenares de directivos y ejecutivos de la industria aeroespacial y de defensa estadounidense a su sede de Huntsville (Alabama). Allí les informó de las medidas y actuaciones que ya han iniciado, les trasladó que Cúpula Dorada representa una «oportunidad para hacer efectivas tecnologías que todavía hoy son disruptivas», al tiempo que les notificó que «las previsiones respecto a las demostraciones tecnológicas comenzarían a finales de 2026 y concluirían en 2030».

El gobierno estadounidense es consciente en la necesidad de un alto grado de coordinación que la iniciativa exige entre la Fuerza Espacial, la Agencia de Desarrollo Espacial y la Agencia de Defensa de Misiles e incluso las 17 agencias que conforman la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos. Este ambicioso proyecto es una excelente y única oportunidad para las grandes corporaciones de la industria aeroespacial y de defensa de Estados Unidos, y también para pymes especializadas en Inteligencia Artificial y tecnologías disruptivas, que están deseosas de aprovechar las amplias oportunidades de trabajo que les abre la Cúpula Dorada.

Mas allá de la enorme cantidad de dinero que este proyecto implica, y los muchos programas que serán eliminados, es financieramente alcanzable. La presentación del Golden Dome a puesto a China y Rusia seriamente preocupados, en este sentido señalaron que el programa de Estados Unidos eleva los riesgos de militarización del espacio y una carrera armamentística. El viceministro de Asuntos Exteriores, Serguei Ryabkov, declaró que el proyecto de defensa estadounidense Cúpula Dorada como una seria preocupación, aunque descartó que represente una amenaza alarmante, según informó la agencia estatal rusa TASS.

En tanto que China, expresó estar «seriamente preocupada» por el mismo proyecto antimisiles de Estados Unidos y urgió a Washington a detener su desarrollo, afirmó Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino. ¿Por qué no lo intentan? La portavoz Mao Ning señaló en su rueda de prensa habitual que el proyecto Cúpula Dorada implica «fuertes implicaciones ofensivas» y eleva los riesgos de militarización del espacio exterior, así como de una nueva carrera armamentística».

«Estados Unidos, al perseguir una política de “Estados Unidos primero”, está obsesionado con buscar la seguridad absoluta para sí mismo. Esto viola el principio de que la seguridad de todos los países no debe verse comprometida y socava el equilibrio estratégico y la estabilidad mundiales. China está seriamente preocupada por ello, dijo Mao Ning. Me la suda lo que diga la vocera Ning, así es la dialéctica de imperios. El Pentágono lleva años advirtiendo que los misiles más recientes que están siendo desarrollados por China y Rusia son tan avanzados que requieren una actualización de las contramedidas existentes.

Esta escalada tecnológica en defensa refleja la creciente tensión entre las principales potencias mundiales, la Historia se construye por la dialéctica de imperios y lo demás es pura estupidez. Donald Trump acaba de declarar la energía como asunto de emergencia nacional y lanza una ofensiva para lograr el liderazgo energético e industrial del país.

Por medio de una orden ejecutiva busca acelerar el desarrollo de centrales nucleares, para de esta manera abastecer la creciente demanda energética de los centros de datos que sostienen la inteligencia artificial. Mientras tanto, China está desarrollando enormes recursos para mantenerse en carrera. «Es fundamental, al igual que el Proyecto Manhattan 1, que Estados Unidos gane esta carrera. Si no damos rienda suelta a la innovación y a las medidas audaces, perderemos el Proyecto Manhattan 2», dijo el secretario de Energía, Chris Wright.

La demanda energética de los centros de datos pasará de 178 teravatios hora al año a 606 teravatios hora a finales de esta década. Esto equivale a la producción de más de 70 centrales nucleares. El consumo de estas infraestructuras tecnológicas pasará a representar el 11% del total energético del país. Estados Unidos, que fue pionero en el desarrollo de la energía atómica, cuenta con 94 reactores nucleares operativos, capaces de generar 97 gigavatios. Pero para sostener el músculo digital es necesario la energía nuclear y debe construir más.

La orden de Trump facilita la aprobación de nuevos reactores, impulsará las cadenas de suministro y habilitará terrenos e instalaciones federales para acelerar el despliegue. Donald Trump también prevé utilizar la «Ley de Producción de Defensa», heredada de la Guerra Fría, para reducir la dependencia de Rusia y China en el suministro de uranio enriquecido, clave para mantener operativas las futuras centrales. Microsoft acaba de firmar un contrato de 20 años para comprar energía de la planta de Three Mile Island, en Pennsylvania, que será reabierta por Constellation Energy en 2028 tras su modernización.

En tanto, Google, a firmado un acuerdo con Kairos Power para utilizar pequeños reactores nucleares en sus centros de datos, con previsiones de funcionamiento antes de 2030. Frente al imperio chino, Donald Trump, decidió apostar por el poder industrial y tecnológico estadounidense, y por una energía que garantice soberanía, estabilidad y capacidad de crecimiento. China luego de gastar miles de millones en sus misiles hipersónicos ahora caen en cuenta que todo se va al cuerno ¿y ahora se preocupan por el equilibrio de seguridad global y hora quieren diálogo, confianza?

Estados Unidos no puede permitir que se aprovechen nuevamente como hicieron con el comercio mundial. Que digan lo que quieran los depredadores chinos, ahora no gobiernan Joe Biden, ni Barack Obama.

25 de mayo de 2025

  • OPERACIÓN TELARAÑA
  • JAVIER PÉREZ JARA

Categorías

  • 2013
  • 2014
  • 2015
  • 2016
  • 2017
  • 2018
  • 2019
  • 2020
  • 2021
  • 2022
  • 2023
  • 2024
  • 2025

Buscar Articulos

Entradas recientes

  • OPERACIÓN TELARAÑA
  • GOLDEN DOME
  • JAVIER PÉREZ JARA
  • LAS ESTAFADORES DE LA BATALLA CULTURAL
  • REGIMIENTO DE INFANTERÍA DE MONTE 29. (2)

Copyright © 2023. Powered by Gcom