ETIOPÍA-SOMALIA
LA NUEVA GUERRA IGNORADA DE ÁFRICA
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali con el chino Xi Jinping
La invasión rusa a Ucrania, el conflicto en Medio Oriente que involucra a varios estados y que ha movilizado a organizaciones terroristas, nos oculta otros conflictos que están sucediendo en distintas regiones del mundo, o que los medios de comunicación no lo mencionan y el público no se entera. En otros artículos que están en esta revista hice mención a estos conflictos que atraviesan el Sahel.
¿Qué es el Sahel? La zona denominada Sahel (palabra árabe que significa «borde o costa») es una región geográfica y climática del continente africano que limita al norte con el desierto del Sáhara, al sur con las sabanas y selvas del golfo de Guinea y de África Central, al oeste con el océano Atlántico y al este con el Nilo Blanco. Tiene el Sahel una extensión aproximada de 4.000.000 km² habitados por millones de personas que sufren las consecuencias de una inestabilidad política y de la escasez de alimentos y carencias de todo tipo.
El Sur de Mauritania, Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger, norte de Nigeria y Camerún, así como Chad, Sudán y Eritrea conforman la Franja del Sahel, conocida como «el cinturón del hambre». Parte de Etiopía también pertenece al Sahel, en esta región se suceden los golpes de Estado militares de manera permanente, la presencia de nuevas potencias mundiales agrava más la situación. Para Europa el Sahel es de gran preocupación, en los meses pasados recibí una oferta para trasladarme a cubrir estos eventos, ya que se está librando en este territorio la extensión de la guerra entre Ucrania y Rusia. Mejor dicho, la dialéctica de imperios.
En estos meses, las ambiciones expansionistas del gobierno de Etiopía han dejado al «Cuerno de África» al borde de un conflicto devastador con implicancias globales. La gente informada sabe que este tipo de desastres se puede descontrolarse fácilmente, y es lo que puede suceder en África Oriental en estos momentos. Estos problemas se deben de manera especial a las ambiciones expansionistas del primer ministro de Etiopia, Abiy Ahmed Ali, lo que ha puesto al Cuerno de África al borde de una guerra y que afectaría a la región y tendría efectos en el resto del mundo.
Antes de entrar en materia, es necesario explicar brevemente los antecedentes que ha llevado a esta situación. La cuestión étnica tiene fundamental importancia en África en general y en Etiopía en particular. Antes de producirse el periodo colonialista en África, en el continente no existían estados, no había un Estado como tal, con sus tres capas básicas para ser considerado en todo tiempo. Solo existían sociedades preestatales, sin una capa cortical, una basal y conjuntiva, lo que facilitó que fuera sometido a los estados colonialistas.
Luego del periodo y del mandato descolonizador, los nuevos Estados continúan padeciendo el problema étnico y no dejan de ser un conglomerado de tribus, muchas veces enfrentados entre sí. La importancia de la etnia en la política etíope fue igualmente muy fuerte, pero también lo ideológico. Para no ir muy atrás en el tiempo diremos que Etiopía paso de ser un imperio gobernado por Haile Selassie, el emperador, a una dictadura comunista en 1974.
El comunismo duró diecisiete años, hasta que el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FRDPE) [una coalición de grupos opositores] tomó el control de la capital en 1991. El nuevo gobierno designó a Etiopía como un Estado etnofederal, con esta medida trataba de que el país se alejara de las políticas centralistas del pasado y reconocer su multiplicidad étnica. Esto será incorporado a la Constitución de 1995, incluyendo el derecho de secesión a las etnias.
En Etiopía conviven noventa etnias, aunque solo cuatro de ellas superan un 5% de la población. Los más grandes son los «oromo», un tercio del total, y los amhara, un 27%, seguidos de los somalíes y los tigray, con poco más de un 6%. La etnia Tigray, a pesar de ser un grupo relativamente pequeño, tradicionalmente la etnia tigray ha tenido un gran peso político en Etiopía. Esta etnia encabezó la lucha contra el comunismo, lo que le permitió a su líder, Meles Zenawi, ser primer ministro.
Meles Zenawi gobernó desde 1995 hasta su muerte en 2010 al frente del FRDPE, en el que además de los tigray también había partidos oromo, amhara y de etnias minoritarias del sur del país. El sucesor de Meles Zenawi, Hailemariam Desalegn, pertenecía a una de esas minorías, la wolaita, que solo representa el 2,3% de la población. Desalegn se comprometió a «seguir el legado de su predecesor sin ningún cambio». Sin embargo, luego de seis años de gobierno, las protestas de los oromo contra la expansión de la capital a costa de sus tierras lo alejaron del poder en 2018.
Pese a que, sobre el papel, Etiopía era una democracia multipartidista, pero por entonces era un régimen de partido único. El FRDPE ganaba elecciones manchadas de fraude, se dedicaba a encarcelar a los opositores y a los partidos opositores los ilegalizaba. Más de 30.000 personas fueron detenidas durante el mandato de Desalegn, entre ellos líderes opositores, activistas y periodistas, siendo sometidos a la tortura. Pero tras la partida de Desalegn, el FRDPE eligió por primera vez a un líder oromo para apaciguar a esta etnia, mayoritaria pero excluida del poder, y calmar la tensión social.
Finalmente llegó al poder Abiy Ahmed, pasando de la ilusión al descontento. Ahmed era catalogado de reformista cumplió su papel y realizó un lavado de cara al país. En tres meses declaró una amnistía para los presos políticos y legalizó a los partidos opositores que antes estaban caratulados de terroristas, por ejemplo, el Frente de Liberación Oromo (FLO) y Ginbot 7, y dio la bienvenida de regreso al país a Berhanu Nega que estaba en el exilio.
Abiy Ahmed, viajó a la región de Oromía vistiendo ropa tradicional y dio su discurso en lengua oromo, fue el primero en hacerlo. Reabrió las fronteras con el vecino país de Eritrea luego de 20 años de conflictos, y realizó el papel de mediador en la transición política de Sudán. Nombró por primera vez a una mujer como jefa de Estado, Sahle Work-Zewde, por todas estas medidas le otorgaron el Premio Nobel de la Paz en 2019.
Abiy Ahmed Ali, en un libro titulado «Medemer», explicó su pensamiento para lograr la unidad nacional para dejar atrás las divisiones étnicas. Este hecho derivó en que muchos lo tildaran de filósofo o al menos promotor de la filosofía Medemer, que significa «unirse» en amárico, lo que sería el convencimiento de que personas con ideas contrarias pueden colaborar por un bien mayor, digan lo que quieran, pero esto no es filosofía en sentido estricto, en todo caso filosofía vulgar o pedestre.
Con ese fin desmanteló el histórico FRDPE y fundó el Partido de la Prosperidad, con lo que pretendía lograr un espacio político de consenso. El proyecto de A. Ahmed tuvo la oposición de sectores de las principales etnias. De ese nuevo partido se había desmarcado la etnia tigray. Los tigray decían sentirse amenazados por este Gobierno en el que no tenían control alguno. Y como una demostración de fuerza realizaron maniobras militares en su región, y aseguraron estar «dispuestos a sacrificarlo todo por la paz».
Los oromo se unieron a los tigray, que se sentían engañados por Ahmed tras un esperanzador comienzo. Los nacionalistas oromo consideraban que Ahmed había retornado a la vieja política centralista, y alejándose de lado los intereses de su comunidad de origen, y veían en él un «etiopianista» nostálgico de la época del imperio. Los oromo demandaban que se reconociera el oromo como lengua federal y considerar Adís Abeba, la capital, como parte de Oromía.
Hasta entonces, Abiy Ahmed solo había creado una comisión para resolver la disputa sobre los límites de la capital y la región de oromo, pero no se había expresado a favor de la anexión o de aceptar el oromo como idioma oficial. La comunidad amhara, la segunda más grande del país, también mostró su descontento con Ahmed. En Amhara, su región, se perpetró en 2019 un golpe de Estado contra el gobierno local que acabó con la vida del jefe del Ejecutivo regional y el jefe del Ejército etíope.
Mapa étnico de Etiopía
El gobierno de Abiy Ahmed culpó de inmediato al jefe de seguridad regional, el general Asaminew Tsige, que fue abatido mientras intentaba escapar. Tsige era un destacado nacionalista amhara que pedía mayor autonomía para su región, había estado en prisión durante nueve años y fue uno de los liberados por Ahmed. Luego del golpe fallido, fueron detenidos cincuenta miembros del partido nacionalista de oposición amhara, acusados de participar en la intentona, y el gobierno apagó internet en la región.
El golpe falló, pero desestabilizó el poder de Abiy Ahmed, que ya había sufrido un intento de asesinato durante un mitin, dos meses antes de llegar al cargo en junio de 2018. Al problema con los tigray, oromo y amhara se agregó la presión de diez de las 56 etnias de la llamada región de Naciones del Sur, quienes pretendían tener un Estado regional propio. La comunidad sidama, la quinta más grande, con un 4% de la población, fue la primera en conseguirla. El 100% de los sidama votaron a favor de un referéndum en noviembre de 2019.
Luego del éxito conseguido por los sidama, los wolaita aumentaron sus protestas en demanda de lo mismo y los choques con la policía provocaron más de diez muertos en agoste de 2020. El famoso cantante de pop, el oromo Hachalu Hundessa, circulaba por Adís Abeba, la capital de Etiopía, la noche del 29 de junio cuando dos personas asaltaron el coche y le dispararon. Hundessa murió en el acto y su muerte provocó la muerte de al menos 239 personas más en una semana de protestas en la provincia de Oromía y en la capital.
Abiy Ahmed consideró que el asesinato de Hundessa fue un intento de desestabilizar su proyecto, por tanto, no dudo en repetir medidas autoritarias del año anterior. Hundessa era un cantante muy querido entre su etnia, la oromo, y sus letras estaban cargadas de mensajes políticos de apoyo a los derechos de su comunidad. Había sido condenado a cinco años de prisión en 2003, y al obtener la libertad continuó con su activismo y contribuyó con sus canciones a la caída del primer ministro Hailemariam Desalegn en 2018.
El asesinato del famoso cantante pop provocó episodios de violencia étnica en Etiopía, y el primer ministro, Abiy Ahmed, no consiguió calmar la tensión y el descontento de los oromo, la etnia mayoritaria del país. Ahmed ordenó el arresto de 5.000 personas y fueron acusados de ser partícipes de la muerte de las 239 muertes. Los arrestados en su mayoría fueron no oromo. Entre los numerosos arrestados se encontraba Jawar Mohammed, líder del Congreso Federal Oromo (CFO).
Jawar Mohammed, se enfrentó a Ahmed con un discurso nacionalista: «Yo soy oromo, a mí me han impuesto ser etíope», dijo en una entrevista. El primer ministro Abiy Ahmed ordenó desconectar internet en el país durante el mes de julio, con el propósito de acallar las protestas y evitar que las noticias lleguen a la comunidad internacional. El corte de internet significó un coste estimado en cien millones de dólares para la empobrecida economía.
El proyecto de Ahmed de alcanzar la unidad nacional etíope superando las divisiones étnicas chocaron con los intereses de cada grupo. Ahmed, premio Nobel de la Paz 2019, tomba medidas autoritarias mientras el país se asoma a la inestabilidad, respondiendo con medidas autoritarias.
Ahmed pretendía unir a todas las comunidades del país, un proyecto difícil que rechazaban no solo sus opositores tradicionales sino incluso miembros de su misma etnia, que ven a Ahmed como un oromo que no apoya a su gente. La estabilidad en Etiopía depende de conformar a todos los grupos étnicos, y Ahmed buscó un imposible que no se ha conseguido desde el nacimiento de la Etiopía etnofederal en 1991, tras la guerra civil.
Entre los planes obsesivos de Abiy Ahmed esta el convertir a Etiopía en un Estado costero, el año pasado declaró que Etiopía no podía seguir sin salida al mar y que debería conseguirlo por la negociación o por la fuerza. Ahmed puso sus ojos en Somalia, el más débil de los cinco países costeros que limitan con Etiopía. El 1 de enero, Abiy Ahmed firmó un memorando de entendimiento con el presidente de Somalilandia, una república secesionista auto proclamada en el noroeste de Somalia.
Ahmed propuso reconocer oficialmente a Somalilandia, a cambio Etiopía obtendría una base naval de 12 millas en el Golfo de Adén. La actitud de Abiy Ahmed era una clara violación de la soberanía y la integridad territorial de Somalia, en realidad, se trataba de un nuevo eslabón en la histórica intromisión de Etiopía en el país. Somalia rechazó el memorando y montó una ofensiva diplomática, el gobierno de Somalia explicó a los Estados regionales y a las potencias internacionales que Etiopía buscaba el control del territorio somalí por medios ilegales.
Las Naciones Unidas, la Unión Africana, Estados Unidos y la Unión Europea apoyaron la postura de Somalia, insistiendo en el respeto de las fronteras establecidas y la soberanía nacional. La presión internacional encabezada por el gobierno Biden, no a afectado a Abiy Ahmed que se mantiene firme en su propósito. Mientras tanto, Somalia se enfrenta a una insurgencia extremista. Las tensiones entre ambos países se incrementaron las últimas semanas.
Etiopía ha enviado sus tropas a Somalia en dos ocasiones en el mes de junio de este año, el gobierno de Somalia elevó su queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. En julio, una milicia local de Somalia saqueó dos camiones cargados de armas y munición enviados desde Etiopía, lo que sugiere que también ingresaron armas en el país. Somalia, amenazó con expulsar a las tropas etíopes de las fuerzas africanas de mantenimiento de la paz en el país y, aprobó en julio un pacto de defensa con Egipto, que se suma al que firmó a principios de año con Turquía.
Turquía intervino como mediador, pero no pudo alcanzar una solución al problema. Una guerra entre ambos países sería catastrófica, ya que no se limitarían a ambos países y se sumarian naciones rivales bien armadas, comunidades étnicas, grupos religiosos y apoyos internacionales. Somalia, lentamente se va recuperando de una guerra civil de tres décadas, no podría soportarlo. Etiopía ya tiene múltiples conflictos dentro de sus fronteras, en sus regiones de Tigray, Amhara y Oromia, y se enfrenta a conflictos en sus fronteras con Eritrea y Sudán.
Un nuevo frente, de miles de kilómetros, podría llevar al país al colapso. La región estaba agravada por la guerra en Sudán, y un nuevo conflicto podría involucrar a Estados del Mar Rojo como Arabia Saudita, Egipto, Yemen, Sudán, Yibuti y Eritrea, países que consideran la masa de agua esencial para su seguridad nacional. Estados Unidos, China y algunas naciones europeas tienen presencia militar en el Mar Rojo, y países como Turquía, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Rusia, ya se encuentran en la contienda. La región podría convertirse en un campo de batalla para las potencias mundiales, que, de hecho, ya se está dando.
El África Oriental es esencial para el comercio y la seguridad mundial. El Golfo de Adén y el Mar Rojo conectan Asia con Europa y América, mientras que el Cuerno de África es la puerta de Asia a todo el continente africano. Al interrumpir las rutas marítimas clave, una guerra en la zona pondría en peligro el comercio mundial, la escasez de alimentos y la suba de precios.
Es preocupante el resurgimiento de grupos extremistas islámicos como Al-Shabaab, que están reclutando a miles de jóvenes somalíes para luchar contra los etíopes. Es necesario que las potencias mundiales occidentales le hagan saber a Abiy Ahmed que no permitirán sus ambiciones expansionistas. Etiopía, como cualquier otro Estado sin litoral, no debe buscar acuerdos con secesionistas. Estados Unidos ha invertido mucho en la región, también debe presionar a los líderes de los países de África Oriental para que promuevan el diálogo, y la reconciliación entre Somalilandia y Somalia.
Somalia fue creado en 1960, reconocido por las Naciones Unidas, es, según casi todos los indicios, un Estado fallido. Sin embargo, sigue ejerciendo su dominio sobre regiones que buscan una mayor autonomía o independencia. Las NU ha catalogado la autodeterminación como un derecho humano, lo cual es un disparate político, un derecho que no es aplicable. Lo que hay son derechos políticos y el resto es poesía, esas supuestas autodeterminaciones solo se llevan a cabo cuando el Estado a dividir carece de fuerzas armadas capaces de defender su integridad.
El Estado moderno de Somalia no se creó de mutuo acuerdo ni debido a una cultura similar en la región, sino mediante la planificación europea. En 1927, los italianos habían conquistado la costa oriental y el sur de Somalia, mientras que los británicos controlaban la región septentrional. La Segunda Guerra Mundial enfrentaría a británicos e italianos en África Oriental. Mussolini invadió la Somalia británica en 1940 y unificó ambos protectorados.
Más tarde, los británicos recuperaron el control de su parte y conquistaron la Somalia italiana. Los territorios permanecerían separados tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con Italia y el Reino Unido preparando cada territorio para una eventual independencia. La unificación se produjo en 1960, con la formación de la República Somalí. Las décadas siguientes estarían llenas de conflictos dentro del país y con sus vecinos.
El gobierno se volvía más totalitario, con un líder totalmente comunista, en 1993 estallaría una guerra civil, y las UN y los Estados Unidos invadirían en 1993. A finales de los 1990 había una relativa libertad y crecimiento económico, no existía un gobierno centralizado, lo que puso alerta a muchos miembros de la comunidad internacional. Los señores de la guerra se consideraban inaceptables para los Estados Unidos, y había llegado el momento de instaurar un gobierno permanente y centralizado.
Los Estados Unidos se aliaron a los señores de la guerra contra los que había luchado anteriormente en 1993 y les daría ayuda directa con la esperanza de formar un nuevo gobierno. Al final funcionó, en 2006, varias facciones de señores de la guerra formaron lo que se llamaría el Consejo Supremo de Cortes Islámicas. Este grupo era islámico, pero no de naturaleza terrorista. Esto cambiaría una vez que Etiopía, a finales de 2006 invadiera el país, con ayuda de los Estados Unidos.
Esta invasión fue inicialmente un éxito, las Instituciones Federales de Transición apoyadas por Estados Unidos habían derrotado al Consejo Supremo de Cortes Islámicas, y todo parecía ir bien en el sur de Somalia. Desgraciadamente, facciones del Consejo Supremo de Cortes Islámicas formarían el grupo terrorista Al-Shabaab. Este grupo terrorista se convirtió en una amenaza militar para el gobierno de transición y para las tropas etíopes estacionadas en la capital.
Al-Shabaab sigue siendo un problema para el gobierno federal de Somalia, y no existiría si los Estados Unidos no hubiera dado miles de millones de dólares en ayuda a los señores de la guerra y asistido a Etiopía durante su invasión, aunque eso no fue la intención. El norte de Somalia estuvo separado durante décadas antes de ser obligado a integrarse en 1960. La región de Jutlandia no declaró la independencia, pero sí obtuvo importantes niveles de autonomía.
Somalilandia sí declaró su independencia en 1991, formando un gobierno y una economía independiente. El gobierno de transición en el sur fue incapaz de impugnar la declaración, pero ésta no fue reconocida internacionalmente. Pero la situación actual cambia todo. Etiopía, al ser un Estado sin salida al mar, está naturalmente interesada en un buen negocio de arrendamiento de propiedades frente al mar para construir un puerto o una base naval. Somalilandia se lo ofreció y, a cambio, Etiopía le otorgó un reconocimiento tácito.
Somalia, rechaza de plano este acuerdo y cortó los lazos diplomáticos con Etiopía. El gobierno de Somalia ya tiene suficientes problemas para lidiar con Al-Shabaab y otros grupos rebeldes, no está en condiciones de rechazar la intención de Somalilandia. El gobierno de Somalilandia ha tenido un gobierno relativamente libre y estable desde que se hizo prácticamente independiente en 1991. Con su propia moneda, gobierno y ahora relaciones diplomáticas, y de facto está separado de Somalia.
A diferencia de algunos movimientos independentistas en África, Somalilandia ha compartido poca violencia con el gobierno de Somalia desde 1991, por tanto, el reconocimiento no sería admitir la derrota en un conflicto violento. El mundo anterior a la independencia de Somalia estaba dominado por potencias imperiales, con pocos Estados independientes en África y Asia. Ahora existen casi doscientas naciones reconocidas en la UN.
La República de Somalilandia tiene reconocimiento limitado, está ubicado en el Cuerno de África, limita al norte con el Golfo de Adén, al este con Puntlandia, al sur y suroeste con Etiopía, y al oeste con Yibuti. El 18 de mayo de 1991, los clanes del norte proclamaron la República de Somalilandia, que comprende las regiones administrativas de Awdal, Woqooyi, Galbeed, Togdheer, Sanaag y Sool, y se separaron de Somalia.
El nombre de Somalilandia deriva de dos palabras: «somalí» y «tierra» (en inglés: Somaliland en somalí: Soomaaliland). La zona recibió este nombre cuando el Imperio Británico tomó el control de la administración egipcia en 1884, tras firmar sucesivos tratados con los sultanes somalíes gobernantes de los clanes Isaaq, Issa, Gadabursi y Warsangali. Los británicos establecieron un protectorado en la región denominado Somalilandia Británica. En 1960, cuando el protectorado se independizó de Gran Bretaña, se llamó Estado de Somalilandia.
Cuatro días después, el 1 de julio de 1960, Somalilandia se unió a la Somalia italiana. El nombre de «República de Somalilandia» se adoptó al declararse la independencia de Somalia tras la guerra civil somalí de 1991. El 31 de mayo de 2001 se celebró el llamado referéndum constitucional en Somalilandia sobre un proyecto de constitución que afirmaba la independencia de Somalilandia de Somalia. El 99,9% de los votantes con derecho a voto participaron en el referéndum y el 97,1% de ellos votaron a favor de la constitución.
Ni la comunidad internacional ni el gobierno de Somalia reconocieron los resultados. El 1 de julio de 2010 se realizaron las últimas elecciones de la Comisión Nacional de Somalilandia, en la cual Ahmed M. Mahamoud Silanyo ganó la presidencia con el 49,94 % de los votos. Somalilandia tiene contactos políticos con sus vecinos de Etiopía y Yibuti, así como con Bélgica, Francia, Ghana, Kenia, Reino Unido, Sudáfrica y Suecia.
El 17 de enero de 2007, la Unión Europea envió una delegación de relaciones exteriores para discutir la cooperación futura. La Unión Africana también envió un Ministro de Relaciones Exteriores para discutir un futuro reconocimiento internacional, y el 29 y 30 de enero de 2007, los ministros dijeron que discutirían el reconocimiento con los Estados miembros de la organización.
En junio de 2007, el primer ministro etíope Meles Zenawi celebró una conferencia con el presidente de Somalilandia, durante el cual fue mencionado en un comunicado oficial por el Ministerio etíope de Asuntos Exteriores y por el presidente de Somalilandia, siendo la primera vez que Somalilandia había sido denominado oficialmente como «Estado soberano» por un gobierno extranjero.
En 2007, la delegación encabezada por el presidente Kahin asistió a la Reunión de Jefes de Gobierno de la Commonwealth en Kampala (Uganda). Aunque Somalilandia ha solicitado su ingreso en la Commonwealth con estatus de observador, su solicitud sigue pendiente.
El 24 de septiembre de 2010, Johnnie Carson, Subsecretario de Estado para Asuntos Africanos, declaró que Estados Unidos cambiaría su estrategia en Somalia y trataría de profundizar su compromiso con los gobiernos de Somalilandia y Puntlandia, al tiempo que seguiría apoyando al gobierno de transición somalí. Carson dijo que Estados Unidos enviaría cooperantes y diplomáticos a Puntlandia y Somalilandia y aludió a la posibilidad de futuros proyectos de desarrollo. Sin embargo, Carson subrayó que Estaos Unidos no extenderá el reconocimiento oficial a ninguna de las dos regiones.
El entonces ministro del Reino Unido para África, Henry Bellingham MP, se reunió con el presidente Silanyo de Somalilandia en noviembre de 2010 para discutir formas de aumentar el compromiso del Reino Unido con Somalilandia. El presidente Silanyo declaró durante su visita a Londres:
«Hemos estado trabajando con la comunidad internacional y la comunidad internacional se ha comprometido con nosotros, ayudándonos y trabajando con nosotros en nuestros programas de democratización y desarrollo. Y estamos muy contentos con la forma en que la comunidad internacional nos ha tratado, especialmente el Reino Unido, Estados Unidos, otras naciones europeas y nuestros vecinos que siguen buscando el reconocimiento».
El reconocimiento de Somalilandia por parte del Reino Unido también fue apoyado por el Partido de la Independencia del Reino Unido, que obtuvo el tercer puesto en el voto popular en las elecciones de 2015. El líder del UKIP, Nigel Farage, se reunió con Ali Aden Awale, jefe de la misión británica en Somalilandia, en el día nacional de Somalilandia, el 18 de mayo de 2015, para expresar el apoyo del UKIP a Somalilandia. Nigel Farage dijo que:
«Somalilandia ha sido un faro de paz, democracia y Estado de Derecho en el Cuerno de África durante los últimos 24 años. Ya es hora de que el Reino Unido y el resto de la comunidad internacional reconozcan el caso de Somalilandia. Es hora de que la paz sea recompensada. Que el Reino Unido dé la espalda a sus legítimas reivindicaciones de soberanía es un error. Es extraordinario que no hayamos presionado para su admisión en la Commonwealth. En los últimos años hemos apoyado la admisión de países como Mozambique, que no tienen ningún vínculo histórico con Gran Bretaña, pero Somalilandia, un antiguo protectorado, se está quedando atrás. Esto debe cambiar».
En 2011, Somalilandia y la región vecina de Puntlandia firmaron sendos memorandos de entendimiento en materia de seguridad con Seychelles. Siguiendo el marco de un acuerdo anterior firmado entre el Gobierno Federal de Transición y Seychelles, el memorando es «para el traslado de personas condenadas a las prisiones de “Puntlandia” y “Somalilandia”». El 1 de julio de 2020, Somalilandia y Taiwan firmaron un acuerdo para el intercambio de oficinas de representación para promover la cooperación bilateral.
La cooperación entre ambas entidades se basa en educación, seguridad marítima y medicina y comenzó en 2009, el personal taiwanés entró en Somalilandia en febrero de 2020 para preparar la oficina de representación. El ministro de Asuntos Exteriores de Somalilandia, Hagi Mohamoud, se reunió con la presidente de Taiwan, Tsai Ing-wen en 2020.
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Etiopía es el segundo país más poblado de África, tiene 118 millones de habitantes y más de 80 grupos étnicos, muchos de ellos con reclamos soberanistas. Es un país con una cultura tan compleja, conocida como la cuna de la humanidad y considerado también por muchos como el Estado más antiguo del mundo, tema discutible. Esto se debe a que en su territorio se encontraba el Reino de Aksum, que entre los siglos I y VII después de Cristo (d.C.) se expandió desde la actual región de Tigray hasta gran parte del norte de la actual Etiopía, incluyendo regiones fronterizas de Sudán, casi todo Eritrea y parte de la costa occidental de la península arábiga.
Se lo suele confundir con el Reino de Saba, mencionado en el Antiguo Testamento como una región muy rica, cuya capital se encontraba en la actual Addis Abeba. A su vez, fue sede del imperio etíope, conocido también como Abisinia. Heredero del Reino de Aksum, comprendía los actuales territorios de Eritrea y Etiopía. Pero además llegó a abarcar los actuales Yibutí, el norte de Somalia, el sur de Egipto, el oeste de Yemen, el este de Sudán y una parte suroccidental de Arabia Saudita.
Se extendió por 705 años, desde 1270 hasta la abolición de la monarquía, en 1975, tras el derrocamiento por parte de un golpe de Estado de inspiración comunista del mítico rastafari, Haile Selassie I. Haile Selassie I tenía seguidores como el famoso cantante de reggae Bob Marley quien practicaba esos rituales. A partir del golpe de Estado del teniente coronel Mengistu Haile Mariam, fundó en 1975 la República Democrática Popular de Etiopía. Fue un Estado comunista, apoyado por la Unión Soviética y Cuba, que duró hasta el derrocamiento del mismo Mengistu, en 1991.
Durante esos años, se produjo una brutal guerra civil entre distintos movimientos guerrilleros y el Estado etíope. Si bien muchos se integraron a la vida democrática al final de la guerra, otros continuaron sus actividades armadas. Ya nos ocupamos de Abiy Ahmed quien comenzó su gobierno apoyado fervientemente por Occidente y generando esperanzas en un amplio sector del país respecto de un cambio pacífico. Su política de alianzas fue virando, acercándose más a Rusia y a China, dándole la espalda a Washington.
La guerra civil etíope, además, tiene ecos internacionales, ya que, además de los vecinos Eritrea y Sudán, están involucrados Moscú como Beijing, pero también Irán, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Turquía. Dicen los expertos, que el gobierno de Ahmed Abiy corre peligro de desmoronarse como un castillo de naipes. Sin embargo, eso sería apenas el comienzo de un colapso integral del sistema federal del Estado multiétnico de Etiopía.
El temor es que esto pueda desembocar en el surgimiento de nuevos estados, sumando aún más inestabilidad a una región donde florecen los grupos extremistas yihadistas. Mientras tanto, su acercamiento a Rusia y China, enemigos de Occidente, el 10 de enero de 2023, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed Ali, se reunió en Adís Abeba con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, quien estaba de visita en el país africano. Luego se encontraría con Xi Jinping.
Abiy Ahmed Ali hizo público sus cálidas felicitaciones por la exitosa conclusión del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), expresó su profunda admiración por el liderazgo sobresaliente y la sabiduría política del presidente Xi Jinping, y dijo que Etiopía espera fortalecer el intercambio de experiencias en materia de gobernación y administración estatales con China, a fin de unir y liderar a todo el pueblo etíope para unirse a la independencia y el desarrollo y revitalización del país.
Septiembre de 2024.