Cuadernos de Eutaxia — 22
EL BATALLÓN DE COMUNICACIONES
EL ASESINATO DEL VICEALMIRANTE HERMES QUIJADA
Copamiento del Batallón de Comunicaciones 141 de Córdoba – Vicealmirante Hermes Quijada
El 18 de febrero de 1973 a las 00:30 horas comenzó el deslazamiento de la primera compañía organizada del ERP «Decididos de Córdoba» que asaltó el Batallón de comunicaciones 141 del Ejército Argentino, ubicado cerca del Parque Sarmiento, en la ciudad de Córdoba, y la operación se realizó sin bajas de ningún lado, no hubo ni un solo disparó. En ese momento se encontraban en el cuartel un teniente primero, un subteniente, cinco suboficiales, y unos 100 soldados conscriptos.
Todos los miembros del Batallón fueron reducidos y no se registró bajas en ninguno de los dos bandos. Los erpianos se llevaron casi dos toneladas de armamento (74 fusiles FAL, 2 fusiles FAP, 112 pistolas, 2 ametralladoras MAG, 5 lanzagranadas, 74 pistolas ametralladoras, 600 proyectiles para fusil y demás municiones), que luego se utilizaran en las unidades que abrirían un frente rural en Tucumán.
Todo el armamento robado fue cargado en un camión del batallón. Esta acción fue llevada a cabo por un joven guerrillero, Juan Eliseo Ledesma, quien entonces tenía 21 años, pero el operativo estuvo planificado y supervisado por el jefe del PRT-ERP, Roberto Mario Santucho. Robi Santucho no participó directamente de la acción debido a la prohibición impuesta por parte del CC del PRT de que lo hiciera solamente en operaciones militares.
Juan Eliseo Ledesma, había nacido en Córdoba el 11 de julio de 1950, y murió en Campo de Mayo, entre el 10 u 11 de diciembre de 1975, su nombre de guerra era Comandante Pedro, fue un guerrillero argentino militante del PRT-ERP, y al final de su raid criminal fue víctima de secuestro, tortura y desaparición forzada durante el gobierno constitucional peronista. En sus inicios militó en el sindicalismo combativo mientras estudiaba ingeniería química.
Posteriormente se incorporó al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una organización guerrillera que era el brazo armado del PRT. Fue detenido por las fuerzas de seguridad el 7 de diciembre de 1975 durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón cuando estaba en la planificación del ataque a una unidad militar y fue liquidado, según dicen, en el centro de detención de Campo de Mayo, entre el 10 u 11 de diciembre de 1975.
El otro jefe de la operación fue Carlos German, conocido como «Mauro Gómez» o «el negro Mauro», había nacido en Córdoba, el 8 de octubre de 1940. A los 14 años ingreso a la Escuela Militar, pero abandonó muy pronto. Ingresa en el Correo Central y trabaja como cartero, en ese momento comienza su militancia en la Federación Juvenil Comunista (FJC). Unos años después se retira del partido, «el negro Mauro» como muchos otros, consideraba que el único camino posible de arribar al socialismo era la lucha armada.
Carlos German aprende temas relacionados a la industria metalúrgica y mecánica, la interpretación de planos, lo que le permitió ingresar a Fiat Concord como obrero calificado. En esa fábrica el negro Mauro inicia su militancia sindical en el SITRAC, el SITRAC fue un sindicato de empresa, integrado por los operarios de la planta FIAT Concord Mecánica de Autos (fábrica de automotores) instalada en Ferreyra, a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba.
El complejo FIAT de Ferreyra estaba compuesto además por Materfer (fábrica de material ferroviario), cuyos dependientes estaban afiliados a otro sindicato de empresa (Sindicato de Trabajadores de Materfer – SITRAM), y por Grandes Motores Diesel, con personal agremiado en el Sindicato de Mecánicos y Afines (SMATA), filial Córdoba, que es una organización de jurisdicción nacional. Los operarios de las tres plantas de FIAT eran unos 4.000 empleados en 1970.
El sindicalismo de German era clasista marxista, querían apropiarse de la patronal y tomar el control de los medios de producción, es decir, que era ese tipo de individuos que hoy son piezas de museo. Sus camaradas marxistas dirán que el objetivo de Carlos German, no era que se los explote menos, sino que dejen de ser explotados. En 1965 sería despedido y todo intento para lograr su reincorporación fue en vano.
A fines de los 60 y luego de contactar a compañeros relacionados al PRT y de varias reuniones con Roberto Santucho se incorpora al partido. Santucho lo lleva a Tucumán para que tome contacto con las luchas sindicales de los ingenios azucareros, además de ser la provincia donde el partido tenía más desarrollo. Allí conocerá al negrito Fernández y a Leandro Fote entre otros. Participa como delegado en el V congreso que funda el ERP en 1971. Carlos German llegó al grado de Capitán.
Entre 1971 y 1973 organiza la regional Córdoba de la cual es responsable, impulsó la creación y organización del Movimiento Sindical de Base (MSB), y tenía una estrecha relación con el marxista Agustín Tosco y demás dirigentes del sindicalismo combativo marxista. Participa en 1972 en el copamiento del Regimiento 141, con la Compañía Decididos de Córdoba. En 1973 se muda a Goya, Corrientes, donde entra en contacto con las Ligas agrarias. Organiza el partido y el FAS en Corrientes y Chaco y también incorpora a sectores de los pueblos originarios.
En octubre de 1974, es enviado a Tucumán, regional que había sido fuertemente golpeada por la represión, y para enfrentar al sindicalismo que no era marxista. La regional había sufrido la caída del negro Fernández, referente del partido marxista en la provincia, se hace pasara empresario tabacalero, y recorre la provincia reclutando militantes para el partido y organizando la Compañía de Monte, enviando armas, alimentos y otros menesteres.
En febrero de 1975 comienza el Operativo Independencia y la tarea del negro Mauro es recorrer disfrazado de hachero, y en bicicleta recorre la retaguardia del ejército argentino, esta tarea la realiza con su camarada «la Gringa» que organiza las redes de abastecimiento. En enero de 1976 «la Gringa» fue capturada y se encuentra hasta hoy desaparecida.
El partido lo saca de la provincia y lo traslada a Buenos Aires, entonces German era miembro del Comité Ejecutivo del partido y que en aquellos días había sufrido la caída de sus mayores dirigentes, como Roberto Santucho, Urteaga, Menna y otros. En noviembre de 1976, German viaja a San Nicolás, se cree que la casa a la que fue citado haya sido ocupada por las fuerzas nacionales y al llegar al lugar se produjo un tiroteo que acabó con sus correrías. Fue el 13 de noviembre de 1976 y tenía 36 años.
En el operativo, además de Carlos Germán, «el Negro Mauro», participaron los comandos 29 de mayo, Che Guevara, Lezcano-Polti-Taborda, Jorge Luis Sbédico, Ramiro Leguizamón y Ferreyra Martínez. Los guerrilleros llegaron en varios autos y penetraron en la unidad militar a la 01:10 horas. Cincuenta minutos después coparon el puesto N° 8, que fue entregado por un soldado conscripto traidor captado por la guerrilla, Félix Roque Giménez, él facilitó al ERP el copamiento del Batallón 141.
Según el número extra de la revista Estrella Roja, que editaba el marxista y banquero Samuel Sivak, Félix Roque Giménez, fue condecorado. Carlos Germán participó en la planificación de la operación junto al «cabezón» el comandante Pedro, que era el responsable militar. La única situación de resistencia por parte de los militares fue cuando un oficial que ingresaba a la unidad estacionó su auto y percibió movimientos extraños y procedió a sacar su pistola calibre 45, pero fue reducido.
Fue el primer copamiento de un cuartel militar argentino. El impacto de la acción se transformó en un coro en las venideras movilizaciones políticas: «Cinco por uno/no va a quedar ninguno/tenemos los fusiles del ciento cuarenta y uno», cantaban los marxistas, pero pronto les llegaría su hora. En esta acción participó el «Gordo» Ivar Brollo. El tío de Ivar vivía cerca del cuartel, en el barrio Jardín Espinosa a dos cuadras del mismo sobre la calle Los Hornos, que ya no existe.
Las armas capturadas al Ejército estuvieron guardadas en el fondo de la casa, algunas enterradas y otras colgadas de los árboles. El general Lanusse declaró acerca de este hecho en la revista Nueva Plana: «Mi opinión personal es que lo sucedido en Córdoba es lo más grave que ha sucedido desde que soy presidente. Mas grave aun que la muerte de un general o un almirante».
******
Después de las elecciones del 11 de marzo de 1973, que fuera ganada por la fórmula Cámpora-Solano Lima, el PRT lanzó una proclama titulada «Por qué el ERP no dejará de combatir, Respuesta al presidente Cámpora» donde reconoció la legitimidad del gobierno electo y anunció que no iba a atacar con las armas, pero advirtió que no cesaría su lucha armada «contra el Ejército opresor y las empresas imperialistas». Cámpora asumió la presidencia el 25 de mayo de 1973.
El texto fechado el 13 de abril de 1973 decía: «El gobierno que el Dr. Cámpora presidirá representa la voluntad popular. Respetuosos de esa voluntad, nuestra organización no atacará al nuevo gobierno mientras éste no ataque al pueblo ni a la guerrilla…nuestra organización seguirá combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias. Pero no dirigirá sus ataques contra las instituciones gubernamentales ni contra ningún miembro del gobierno del Presidente Cámpora. En cuanto a la policía, que supuestamente depende de Poder Ejecutivo, aunque estos últimos años ha actuado como activo auxiliar del ejército opresor, el ERP suspenderá los ataques contra ella a partir del 25 de mayo y no la atacará mientras ella permanezca neutral, mientras no colabore con el ejército en la persecución de la guerrilla y en la represión a las manifestaciones populares».
El retorno del peronismo al poder, luego de las elecciones de marzo de 1973, hicieron surgir discrepancias con respecto a la caracterización del peronismo y la lucha armada, el PRT sufrió dos escisiones que tuvieron más significado político que impacto en su organización, ya que se restringieron a zonas como Gran Buenos Aires, Capital y La Plata: el «ERP-22 de Agosto» integrado por militantes que cuestionaban la franca oposición a Juan Perón, se vincularon a la Tendencia Revolucionaria del peronismo (la ultraizquierda), y desaparecieron como grupo posteriormente. Por otro lado, apareció la Fracción Roja, que cuestionaba la continuidad de la lucha armada tal como la llevaba adelante el PRT hasta ese momento. La Fracción Roja se reinsertó en la IV Internacional. En 1973 se escindieron del ERP esas dos alas: la trotskista tomó el nombre de «PRT-ERP» (Fracción Roja) y la pro-peronista pasó a llamarse «ERP-22 de Agosto».
El 25 de marzo el ERP realiza el copamiento de la central termonuclear de Atucha y el día 29 una planta en Santa Fe. Un grupo de alrededor de 13 miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo en «una rápida y sorpresiva acción» produce el copamiento de la Central Nuclear. Durante el hecho, se produce un tiroteo, se roba armamento y es reemplazada la bandera nacional argentina por una del ERP.
El 30 de marzo muere el soldado conscripto Julio Provenzano, perteneciente al ERP, al estallarle un artefacto explosivo que estaba colocando en el Edificio Libertad, sede del Comando en Jefe de la Armada. El 3 de abril es secuestrado el contraalmirante Francisco Agustín Aleman por una pareja de guerrilleros compuesta por María Magdalena Nosiglia y Oscar Ciarlotti (sobrino del Contralmirante), Oscar Ciarlotti de 24 años era estudiante de Arquitectura e hijo del Capitán de Navío (RE) Ciarlotti. También estuvo presente un amigo de nombre Alberto.
A las 21.50 horas el portero eléctrico volvió a sonar. El hijo del Aleman abrió la puerta e ingresaron cinco personas portando armas de fuego. En el portero eléctrico se habían presentado como amigos de Oscar. Pero al entrar se identificaron como miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo. Los guerrilleros encañonaron a la familia, amordazaron a la mujer y al hijo y los encerraron en el baño, le suministraron una inyección al almirante para dormirlo y se lo llevaron.
Antes de abandonar el departamento pintaron con aerosoles el living de la casa. Uno de los grafitis decía: «ERP – Justicia popular por Trelew». Salieron por la entrada de servicio de la calle Rodríguez Peña. En el operativo participaron entre nueve y quince miembros del grupo. La esposa recién pudo liberarse de las ataduras a las cuatro de la mañana y dar aviso a los vecinos de arriba golpeando el techo del baño con el barral de la cortina de la bañadera.
Los vecinos avisaron a la policía, que liberó a Martha y Francisco (h). El cautiverio duraría 68 días y mantuvo en vilo a la sociedad hasta 13 días después de la asunción de Cámpora. Muchas décadas después, Francisco (h) recordaría:
«El tipo vivía en Posadas, entre Rodríguez Peña y Montevideo, en la misma manzana que nosotros. Pasábamos muchos veranos juntos las dos familias Habíamos ido a la playa en Mar del Plata ese verano. Fui yo el que les abrió la puerta esa noche. Eran 5 tipos. Nos encañonaron de entrada, nos ataron y amordazaron y nos encerraron a mi vieja y a mí». Cuando se refiere a su primo segundo dice «el tipo».
«Lo más loco es que nunca fue preso por el secuestro de mi padre. Fue en cana, pero por el asesinato de un policía en Rosario. Estuvo encerrado en Sierra Chica hasta 1983, cuando salió libre por la amnistía», se indigna. María Magdalena Nosiglia, integra la lista de desaparecidos. Era hermana del dirigente radical Enrique Nosiglia, Ministro del Interior del socialista Raúl Alfonsín y titular de la rama Capital de la Coordinadora. Su padre, Plácido Nosiglia, había sido electo diputado nacional también por la UCR, en 1973.
La hermana del «Coti» María Magdalena alias Pupi, Nora, hoy desaparecida. Sobre su suerte, se comentaba en ciertos círculos al que tuve acceso, que fue eliminada ante las presiones del entonces presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, quien, con su lamentable política de Derechos Humanos, favorecía a los izquierdistas, y pedían la liberación de los guerrilleros, y como se la tenían jurada a la «Pupi» no les quedó otra opción.
Refiriéndose al suceso Enrique Gorriarán Merlo afirmó: «(…) Su sobrino, el Pato Ciarlotti y su compañera, Nora, facilitaron la detención de ese contralmirante. Tanto el Pato como Nora eran compañeros nuestros, Nora –se llamaba en realidad María Magdalena Nosiglia– era hermana de Coti Nosiglia, era una gran compañera, muy inteligente y de gran humildad. Desapareció en el ’76 en Rosario (…)».
Desde su liberación, «el Pato» Ciarlotti también integrante del ERP, fue designado en el Ministerio de Salud y Acción Social bajo la dependencia de su cuñado, Enrique Nosiglia. Recordemos que al entonces ministro del Interior alfonsinista siempre se lo relacionó con el ataque al cuartel de la Tablada por ex militantes del grupo guerrillero ERP, esta vez con el nombre de «Movimiento Todos por la Patria».
El periodista Marcelo Larraquy entrevistó a Oscar Ciarlotti, como parte de su libro «Primavera sangrienta», que un año antes del secuestro había participado de los preparativos de la fuga del penal de Rawson, pero a último momento lo desafectaron. Era miembro del grupo del PRT-ERP liderado por el Gallego Fernández Palmeiro. El relato de Francisco Aleman (h) difiere en detalles de la versión del secuestrador:
«El secuestro lo hicimos con gente de Arquitectura, que quería hacer algo. Yo abrí la puerta (nota: Aleman (h) dice que fue él). Fue un domingo a la noche. La visita fue inesperada, y se sorprendieron cuando entré, pero tampoco me cerraron la puerta. Fui con María Magdalena, mi novia de Filosofía y Letras. La conocí por el ámbito familiar. Su hermano estaba de novio con mi hermana. Tocamos el portero eléctrico, dijimos ‘Pasamos por acá, cómo están…’, qué sé yo, ‘el partido de fútbol’, no sé qué estupidez, (nota: el fútbol se había suspendido) y subimos a saludar. Acababan de cenar. Dijimos que ya nos íbamos, nos quedamos parados incluso. Aleman estaba en el living, de entrecasa. Nosotros nos acomodamos porque sabíamos que teníamos que abrir la puerta, estábamos esperando que tocaran el portero eléctrico. No podíamos demorar mucho. El problema que tenía el edificio era el paso de la comitiva presidencial por la Avenida del Libertador. No se podía hacer ninguna maniobra rara. Teníamos que tener mucho cuidado al momento de sacarlo». […]
«Tocaron el timbre y yo estaba en la cocina y les abrí por el portero eléctrico. Y Chuchi, Magdalena, fue a la puerta de servicio porque sabía que iban a entrar por ahí. Yo no sabía quiénes eran. Porque el operativo era que les abriera la puerta. Eran cuatro o cinco, dijeron que me buscaban a mí, y en esa confusión, lo agarraron a Aleman y le pusieron la pichicata (la inyección). Ya lo habíamos planificado. Sacarlo por la puerta de servicio, en un andador, el auto en la entrada, y el tipo se va, con las manos en los bolsillos, atado con una correa de persiana. Y no se nota, se va durito, y nosotros vamos uno a cada lado, lo cargamos en un auto y se lo llevan. No sé a dónde lo llevaron. Ni los que lo hicieron lo sabían, porque se lo entregaron a otros. Y nosotros nos fuimos a Rosario con Magdalena, ya teníamos a dónde ir».
En Rosario participaría del homicidio de un policía por el que fue preso, como contaba anteriormente Aleman (h). Francisco Aleman (h) y Oscar Ciarlotti volvieron a cruzarse accidentalmente en el barrio muchos años después: «Fue en 1988 o 1989, no recuerdo exactamente. Él había vuelto a su departamento de soltero. El tipo no me reconoció. Yo sí. Me dio una puntada en el estómago. Pero no hice nada», recuerda Aleman (h).
Los jefes del ERP lo justificaban como «represalias por La Masacre de Trelew». El mismo día del secuestro el grupo terrorista difundió un comunicado en formato panfleto. Decía así:
«Hoy, 1° de abril, colaboramos en la reducción y apresamiento del Contralmirante Francisco Agustín Aleman, ex Jefe del Servicio de Informaciones Navales, de la Escuela de Mecánica y Subsecretario de ELMA.
Su actuación política en las filas de las FFAA, lo puso de manifiesto como un claro exponente de los intereses imperialistas -de sus métodos de trabajo- negociar y robar en su propio beneficio y en contra de los intereses del pueblo- y fundamentalmente como partícipe de la masacre de Trelew, ya que en ese entonces era miembro del Consejo de Almirantes.
A los detenidos les hicieron simulacros de fusilamientos. La madrugada del 22 de agosto, los acribillaron en sus celdas. El horror pasó a la historia como La Masacre de Trelew. Nosotros, como militantes del ERP colaboramos para hacer justicia de la única manera posible, enfrentando la injusticia del Ejército burgués que mantiene las cárceles llenas de compañeros que levantaron sus voces contra la explotación, la represión, la tortura y el asesinato institucionalizados por la Dictadura de Lanusse.
Ningún vínculo familiar, ningún privilegio de clase, nos desviará de nuestra lucha junto al pueblo que ahora, desde la clandestinidad, continuaremos sirviendo, desarrollando la lucha por el camino que marcara nuestro Comandante Guevara: hacia una Argentina libre, justa y socialista.
Nadie dejará de pagar sus crímenes. La justicia popular se hará presente».
¡A VENCER O MORIR POR LA ARGENTINA! MAGDALENA NOSIGLIA * OSCAR CIARLOTTI DEL COMANDO «JULIO CESAR PROVENZANO».
EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO
******
Julio César Provenzano había sido miembro del ERP y estaba cumpliendo el Servicio Militar Obligatorio en la Armada. El viernes 30 de marzo de 1972 intentó instalar una bomba en un ascensor del Edificio Libertad cercano a la oficina del comandante en Jefe de la Armada, Guido Coda. La bomba le estalló en las manos. Los jefes del ERP bautizaron con su nombre al comando que secuestró al contralmirante Aleman un año después. Provenzano también era de una familia del partido radical.
El 15 de agosto de 1972 había ocurrido un audaz ataque conjunto al penal de Rawson, en Chubut. Un total de 25 presos pertenecientes al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y Montoneros, se fugaron con la colaboración externa de centenares de militantes de los tres grupos. Seis de los cabecillas de las tres organizaciones, lograron llegar a Chile en un avión de la compañía Austral que había sido secuestrado.
Los 19 restantes nunca llegaron al aeropuerto, rodeados por el Ejército y la policía, se entregaron. El 22 de agosto fueron fusilados en la Base Aeronaval Almirante Zar, solo tres sobrevivieron. Como respuesta a la Masacre de Trelew, en los meses siguientes ERP, Montoneros y FAR lanzaron una seguidilla de ataques sangrientos en todo el país. El 28 de diciembre de 1972, cuatro guerrilleros de la FAR asesinaron al almirante Emilio Rodolfo Berisso afuera de un supermercado en Lomas de Zamora.
El 30 de marzo de 1972 murió el conscripto Provenzano en el Edificio Libertad al estallarle la bomba que intentaba colocar. El 1º de abril de 1973 el ERP secuestro a Francisco Agustín Aleman. Al día siguiente, militantes de Montoneros mataron al coronel Héctor Alberto Iribarren, jefe de inteligencia del III Cuerpo de Ejército. El 30 de abril de 1973, el ERP-22 de Agosto, asesinó al vicealmirante Hermes Quijada, ex jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
En el primer aniversario de la masacre de Trelew, 150 manifestantes fueron detenidos cuando intentaban copar una comisaría y cuatro policías resultaron heridos, al ser alcanzados por bombas molotov. El 15 de julio de 1974, fue asesinado el ex ministro del Interior Arturo Mor Roig, por miembros de Montoneros. El contralmirante Horacio Mayorga fue blanco de terroristas. Pero el atentado fue desarticulado y no se consumó.
En el segundo aniversario de la masacre de Trelew, guerrilleros del ERP atacaron una estación de policía en Virreyes (provincia de Buenos Aires) e hirieron gravemente a un policía. Ese mismo día una docena de bombas fueron detonadas en Córdoba y La Plata. El 20 de agosto de 1975, dos días antes del tercer aniversario y ya durante el gobierno democrático, más de 200 terroristas liderados por Enrique Gorriarán Merlo del (ERP) atacaron la jefatura de la Policía de Córdoba, matando a cinco policías e hiriendo a cuatro.
El 22 de agosto de 1975 Montoneros hizo estallar en todo el país más de cien bombas, y, al mismo tiempo, el pelotón montonero Arturo Lewinger hizo explotar una carga explosiva adentro la sala de máquinas de la fragata ARA Santísima Trinidad. En el cuarto aniversario dos colectivos llenos de militantes atacaron una comisaría en Florencia Varela (Buenos Aires), hiriendo a tres personas. El 25 de agosto de 1976 terroristas de Montoneros asesinaron en Córdoba al ejecutivo de la empresa FIAT Carlos Berconetti.
Entre el 1° de abril, día del secuestro de Aleman, y el 25 de mayo, día de la asunción de Cámpora, sólo las tapas de los diarios dieron cuenta de 15 secuestros extorsivos. Como el de un gerente de Kodak; un banquero de Rosario, un chacarero, al que asesinaron al no obtener el rescate, el director de una tabacalera, un fuerte industrial del ramo textil, el hijo del cantante Roberto Yanés, el jefe de la Gendarmería de Córdoba, Jacobo Nasif, el hijo de un fuerte industrial, por el que pidieron mil millones de pesos, un estanciero de Monte, los hijos de dos ejecutivos y un médico, un comerciante, por el que pidieron mil millones, y un gerente de Coca Cola.
Luego de la asunción del presidente izquierdista Héctor Cámpora. El 28 de mayo la fábrica Ford comenzó a pagar «una donación» que el ERP le había impuesto. El 4 de junio raptaron en Córdoba a un industrial de 74 años por el que pidieron 500 millones de rescate. La metodología continuó a pesar de haber asumido un gobierno al que decían apoyar. En las universidades, los militantes de la Juventud Universitaria Peronista cantaban: «Aserrín, aserrán, hay que matar a Aleman».
La idea de secuestrar a Aleman llevaba más de un año germinando en la cúpula de la organización terrorista. «Yo planteé hacer lo de Aleman como un hecho de propaganda. Después nos dieron el apoyo externo a la fuga de Rawson, y quedó ahí. Y después, como Dedo (Fernández Palmeiro) se fue con el ERP-22, se demoró el objetivo. Cuando se le volvió a dar cabida, empecé a activar la relación, en el verano del 73. Aleman era el esposo de una prima de mi mamá», relató Oscar Ciarlotti en Primavera sangrienta.
Víctor José Fernández Palmeiro, «el Gallego» era un español que se había unido al ERP, que participó en la fuga del penal de Rawson y que murió desangrado en 1973, luego de asesinar a sangre fría al almirante Hermes Quijada. Recibió un disparo mortal del chofer del marino. También le decían «Dedo», porque había desarmado a un policía en el tren Roca apuntándole a la espalda con el dedo índice. Era uno de los impulsores del secuestro de Aleman y por eso se enfrentó varias veces con Roberto Santucho, máxima autoridad del ERP.
«Robi» Santucho, se oponía esas acciones habían endurecido las condiciones de detención de los presos políticos desde el secuestro y asesinato de Oberdan Sallustro, en 1972. Él estaba preso en Rawson y temía que las torturas y los malos tratos se intensificaran aún más y pusieran en riesgo el plan de fuga. Las discusiones entre Santucho y Fernández Palmeiro sobre el secuestro de Aleman se intensificaron en Cuba luego de la fuga, y en una ocasión casi llegaron a las manos. José Fernández Palmeiro practicaba karate.
Francisco Aleman (h) no tiene ninguna evidencia, pero está seguro de que la vida de su padre fue una moneda de negociación entre el ERP y el gobierno de Héctor J. Cámpora sobre las condiciones de detención de los guerrilleros presos y también sobre su liberación. Esas negociaciones llegaron a las tapas de los diarios de la época, pero en potencial: «Habría negociaciones para el canje de Aleman y Nasif por 24 guerrilleros», publicó Clarín el 19 de mayo de 1973. Nasif era el Comandante de Gendarmería de Córdoba, secuestrado el 26 de abril de 1973 y liberado el 4 de junio, 39 días después de un largo calvario. El 25 de mayo de 1973, Héctor J. Cámpora asumió el gobierno.
Trece días más tarde, Aleman fue liberado. Al asumir Cámpora fueron puestos en libertad 276 presos políticos, y luego se daría una amnistía que aprovecharían hasta los delincuentes comunes. En la cárcel de Villa Devoto hubo una manifestación y, luego de la liberación, un intento de forzar la entrada del penal que tuvo un saldo de por lo menos un muerto y seis heridos de gravedad. A la madrugada todavía se escuchaba el tableteo de ametralladoras.
«Ese día la puerta de casa se empezó a llenar con los viejos camiones de exteriores de la televisión. Al viejo le habían dicho que lo iban a liberar y el ERP había hecho que la información trascendiera a los medios», cuenta Aleman (h). Pero la espera duraría 13 días más.
«Cuando lo durmieron para liberarlo pensó que no iba a despertar nunca más. Pero despertó en el piso de un auto durante la noche y lo liberaron en Puente La Noria», detalla su hijo. «Papá no tenía idea de dónde quedaba eso. Se tomó un bondi (autobús) a Retiro y de ahí otro hasta la Facultad de Derecho. Eran como las 5 o 6 de la mañana. Cuando vio el despliegue de periodistas que había en la puerta de casa se mandó por la puerta de servicio de Rodríguez Peña. No quería cruzarse con los periodistas antes de llegar a casa».
«Nadie sabe cómo cerrarlo», lamenta Francisco hijo, y enumera varios hechos aberrantes que sucedieron después del secuestro de su padre. Como el crimen del Dr. Carlos Alberto Sacheri, filósofo y profesor, asesinado por guerrilleros el ERP, en diciembre de 1974, frente a la Catedral de San Isidro, en presencia de su esposa y de sus siete hijos, el mayor de 14 años y la menor, de 2. «Le vaciaron el cargador delante de toda su familia», recuerda con dolor. O el de Paula Lambruschini, el 1° de agosto de 1978, cuando una bomba explotó, sobre la calle Pacheco de Melo, a cuatro cuadras de su casa. Además de la hija menor del vicealmirante Armando Lambruschini, ese día murieron también dos vecinos y otras quince personas resultaron heridas.
El 18 de junio de 1973, el ciudadano estadounidense John Thompson —presidente de la empresa Firestone— fue secuestrado por militantes del ERP en el barrio de Lomas de Zamora (Buenos Aires). Según el autor alemán Walter Laqueur, el ciudadano estadounidense fue liberado el 5 de julio tras el pago de tres millones de dólares. Luego de la fuga de Rawson, los jefes guerrilleros se refugiaron en Cuba, y las discusiones entre Santucho y Fernández Palmeiro derivaron en la creación del ERP-22 de Agosto.
Víctor José Fernández Palmeiro, nació en España en 1946, y murió en Buenos Aires, Argentina, el 30 de abril de 1973. El gallego provenía de una familia izquierdista que emigraron a Argentina, el jefe de familia había encontrado trabajo como obrero metalúrgico y de la carne. El Gallego empezó a militar a los 15 años, en la Federación Juvenil Comunista (FJC) del Partido Comunista (PC), con seguridad que no iba a militar en el partido conservador.
En el Partido Comunista estuvo hasta 1967, cuando participó de la formación del «Partido Comunista Revolucionario». Mientras se producía la revolución mundial y cambiaban el mundo, trabajaba en la construcción, no construía el mundo, pero al menos hacia algo útil para la sociedad. Luego se alejaría del partido y, me imagino que también del trabajo. Inició su carrera de criminal y el apodo de «Dedo».
Se integró en el ERP y llegó a ser miembro de la Dirección Militar, estuvo en varios asaltos, entre ellos la toma del cuartel de Gonnet (Buenos Aires). En septiembre de 1971 fue detenido por el intento de secuestro del Tte. General Julio Alsogaray, y lo encerraron en la cárcel de Villa Devoto. Con la ayuda de su hermano que se hizo pasar por abogado, se fugó en febrero de 1972.
Fernández Palmeiro participó en la preparación de la fuga del penal de Rawson, integraba el comando que organizaba la fuga desde el exterior. También fue uno de los que secuestró el avión en el que se iban a embarcar los prófugos. Ese avión voló a Chile, y luego seguiría viaje a Cuba y regresaría a Argentina pasando por Checoslovaquia y España en enero de 1973.
Fernández Palmeiro, luego de la división en el ERP, el gallego se integró en el ERP-22 de Agosto, es decir, con aquellos que apoyaban la formula del peronismo, y actuaba como jefe militar, al frente de la fracción realizó tres acciones importantes. 1- El 8 de marzo de 1973 tuvo lugar la «Operación Poniatowski»: el secuestro del periodista Héctor Ricardo García, director del diario Crónica, para que publicara en primera plana una solicitada llamando a votar al FreJuLi, al frente peronista.
2- El 21 de abril, tomaron el pueblo de Ingeniero Maschwitz (Buenos Aires) con los combatientes a su mando con el objetivo de ridiculizar las operaciones de rastrillaje y control que el Ejército Argentino llevaba a cabo en las cercanías de Buenos Aires. 3- El 30 de abril, el Gallego ejecutó la «Operación Mercurio»: nombre usado para cometer el asesinato del Contralmirante Hermes Quijada.
Las internas en el ERP.
En los últimos meses de 1972, los guerrilleros que habían escapado del penal de Rawson preparaban su regreso al país. Los problemas entre el jefe del PRT-ERP, Roberto Santucho y el jefe del grupo de apoyo externo Fernández Palmeiro, se volvieron mas grandes. Santucho quería sancionar al gallego Fernández, que no había obedecido sus órdenes en cartas que entraban y salían de la cárcel, durante la preparación de la fuga.
Cuba no era el mejor lugar para dilucidar los problemas, estaban en calidad de invitados del régimen cubano. Alejandro Ferreyra, militante del PRT-ERP, reveló:
«La bronca venía de discusiones previas, por el enojo del «Negro» con las vacilaciones que habíamos tenido la gente de afuera (apoyo externo). En Cuba no había una pelea abierta, pero era silenciosa. Estábamos ahí. El Gallego rumiaba. Él me había dicho mientras planificábamos la fuga y me lo repitió en Cuba: “Lucas, vos sos muy ingenuo. A mí ya me ha pasado (porque él venía del PC). Si esto sale mal, van a buscar el chivo expiatorio, van a elegir a los más débiles, y somos nosotros. Ellos son la dirección. Se van a quedar con el arrojo de que salieron y son unos héroes totales que agarraron el avión y se fueron a la mierda. Pero nosotros, que hemos hecho de todo, que recorrimos miles de kilómetros, que no hemos dormido, a vos te han sacado de la familia…”» […]
«Porque en un momento, dos meses antes de la fuga, desde la cárcel nos habían planteado que dejáramos nuestros equipos, a nuestra gente, cortar los contactos, por si nos agarraban. Yo quedé en la calle, sin mi compañera ni mi hija, solo. No tenía ni dónde dormir. Me fui al sur con una camperita chota y una camisa. El Gallego se enculó con esa decisión. No estuvo de acuerdo. Se sintió verdugueado: «¿Qué piensan, que con dos trompadas vamos a hablar nosotros? Él no entregó sus equipos. “Que me chupen un huevo”. Y a mí, que había quedado en bolas, me dejó el contacto de un simpatizante que tenía un bar, para que le pidiera lo que necesitara». […]
«Entonces, el buró político (del PRT-ERP) le criticó la desobediencia al grupo de apoyo externo, que tendríamos haber hecho las cosas más rápido y no discutir con papelitos que iban y venían. Afuera, nosotros estábamos haciendo cosas, acciones. Pero adentro, el tiempo es otro. La respuesta llegaba en un papelito quince o veinte días después. Más allá del subjetivismo de la cárcel, la hipersensibilidad, también ahí había una carga. Al Colorado Marcos (otro integrante del grupo de apoyo externo) lo sancionaron por cinco años, quedó fuera del partido. Al Gallego también iban a sancionarlo. Ya se lo veía venir. El Gallego estaba muy enojado. Un día lo tuve que parar porque casi lo caga a trompadas al Negro Santucho. Hubo una discusión sobre las “casas operativas”. Nosotros en Córdoba vivíamos en casas, y el Gallego vivía en departamento, andaba de traje, comía en restaurantes. El Gallego decía que así se hacía en Buenos Aires, que era imposible otra cosa. Él tenía su cobertura. Y el Negro le dijo que ésa era una concepción pequeñoburguesa. En ese momento, estábamos comiendo, empezaron a levantarse la voz, el Gallego lo putea al Negro y se para a pegarle. Yo intercedo ahí: “Quédate piola”».
«Era fuerte el Gallego, decidido, hacía karate. No tenía ningún problema en discutir y pelearlo. No lo quería a Santucho. Era la pelea del interior contra Buenos Aires. El santiagueño con el porteño. Santucho tampoco era muy tolerante a la discusión. Yo le expliqué al Negro que en Buenos Aires vivir en un departamento tampoco estaba mal. Pero la cosa era irreconciliable. También hay que tener en cuenta que había muerto la compañera del Negro (Santucho), estaba mudo, no decía nada, y había muerto la de Vaca Narvaja, y que en la base lo habían matado a (Eduardo) Capello, el amigo del alma del Gallego. El Gallego estaba ciego con la muerte de Capello. Eso hacía difícil todo. Además había una discusión política pendiente, que se postergó para Buenos Aires». […]
«En la casa había mucha actividad, nos levantábamos temprano, hacíamos gimnasia, cenábamos juntos. El Gallego pidió ir a entrenar con la gente de Tropas Especiales (de los cubanos), entrenaba todos los días, tiraban tiros, planificaban acciones. Y ahí el Gallego decidió́ matar a (Hermes) Quijada. Un día vino y me dijo: “Yo lo voy a matar”», señaló Alejandro Ferreyra.
La ruptura en el ERP. Salen los trapitos al sol.
Los jefes de las organizaciones armadas (Santucho) y los del apoyo externo de la fuga (Fernández Palmeiro) regresarían a la Argentina por separado. Algunos por Foz do Iguazú (Brasil), otros por Chile. Santucho regresó en noviembre de 1972 para el plenario del Comité Central Ampliado del PRT-ERP, que debatiría sobre la futura conformación de sus miembros, la actuación en la fuga de Rawson, la línea político-militar y la coyuntura electoral, en la que el partido debía definir una posición.
Fernández Palmeiro llegó después, aparentemente por la demora en la confección de su documento. No participó de los debates.
«Para El Gallego y los compañeros que estábamos acá (en Buenos Aires), operando todos los días para morir al pedo, fue la última chispa. El Gallego quería debatir la política del partido, la seguridad de los compañeros, la construcción de cuadros. Entre la realidad y el planteo de “guerra popular y prolongada” había una diferencia astronómica. En ese momento ya empezaba la discusión del “todo o nada” de Santucho. Antes de que el Gallego volviera, había llegado Gorriarán (Merlo) para disciplinar la discusión. Vino a pudrirla. Que no se abrieran listas de debate, no hubo congreso, nada», afirmó Raúl Argemí, militante del ERP-22 de Agosto, detenido entre el 21 de junio de 1974 y el 20 de agosto de 1984.
«A los que pedimos discutir para dónde iba la cosa, nos pidieron que entregáramos los documentos, el dinero y las armas que teníamos. Además, se usaba mucho el terrorismo ideológico. Si se hacía algún tipo de cuestionamiento, decían:
“Cuestionás porque pasaste por la universidad, sos un pequeño-burgués, tenés miedo de clase”. Cualquier tipo que tuviera origen proletario era considerado un iluminado. Eso era una constante. Y también pesaba el culto a la personalidad. Como todo argumento decían: “Santucho dijo…”. “¿Y a mí qué me importa lo que dijo Santucho? Si yo discuto a Lenin, ¿cómo no voy a discutir a Santucho?” Ahí se empezó a poner un poco espeso el caldo de gato», agregó.
El 18 de febrero de 1973, el PRT-ERP tomó por primera vez un cuartel militar, como acto de propaganda y para paliar su falta de armamentos. Los había ido perdiendo en los últimos meses por las caídas y por la gestación de dos facciones internas que, para consumar la ruptura, «expropiaban» los fusiles del partido. Aunque el Gran Acuerdo Nacional propuesto por el general Lanusse no se había consumado, y el PRT-ERP siguió́ denunciando la «farsa electoral» promovida por los «políticos burgueses», el debate sobre qué hacer frente al 11 de marzo movilizó a su militancia.
La resolución del Comité́ Central ampliado, reunido a fines de 1972, había estirado una definición mientras aprovechaba el tiempo de política legal y publica en la campaña. Se decidió la conformación de «comités de bases» en barrios de la Capital Federal y en el conurbano bonaerense para ampliar y profundizar la relación con las masas. El escollo que se reveló, en ese contacto, fue la persistencia de la popularidad del peronismo.
La posibilidad de abrir espacios de legalidad no varió la tendencia militarista interna del PRT-ERP, finalmente, se decidió el «voto en blanco». Entendían que las masas peronistas estaban influidas por la «ideología burguesa» y temieron que el 11 de marzo fuera el paso hacia la «estabilización del capitalismo burgués», estimulada por la inversión extranjera. «Los militantes peronistas al hacer uso de la violencia están utilizando el método más revolucionario posible, pero en función de un objetivo que no tiene nada de revolucionario, como es la vuelta de Perón y la reconstitución de su gobierno burgués que intente la conciliación de clases», se explicó en un documento del PRT-ERP.
La posición frente al voto popular fue la desencadenante de dos rupturas que se mantenían latentes desde hacía meses. Una fue la de Fracción Roja, un grupo de La Plata que se afirmó en su trotskismo original y se separó en febrero de 1973.
La otra disidencia fue la del ERP 22 de Agosto, encabezada por Fernández Palmeiro y Jorge Bellomo, que formaba parte de la Regional Buenos Aires. La fractura se fundaba no sólo en su decisión de votar al peronismo, sino en sus críticas al autoritarismo de la dirección, que utilizaba a sus cuadros militantes como “peones de tareas, nunca como constructores parciales de un edificio común”, según la evaluación del Comité́ Militar de Capital.
Para el PRT-ERP, el «fraccionalismo de derecha» —como caracterizaba al ERP-22 de Agosto— sólo estaba «al servicio de los intereses y objetivos contrarrevolucionarios de la casta militar, la burguesía y el imperialismo», sus principales beneficiarios.
Si Jorge Bellomo expresaba la línea ideológica del ERP-22, la línea de acción la condujo Fernández Palmeiro. Entendía que la propia creación del grupo y su decisión de votar al peronismo ameritaba una comunicación masiva.
El secuestro del dueño de Crónica. Héctor Ricardo García.
Un decreto de la dictadura prohibía la mención en la prensa de las organizaciones armadas. Para evadir la prohibición, se decidió imponer el título de tapa en el diario Crónica, y para eso había que secuestrar a su dueño, Héctor Ricardo García, y también propietario de Canal 11. El 8 de marzo de 1973, a las ocho de la mañana, tres hombres ingresaron en un piso ubicado a metros de la Avenida del Libertador.
Argumentaron que llevaban un obsequio del intendente de la ciudad de Buenos Aires, doce cajas de whisky. La mucama abrió la puerta, y Fernández Palmeiro despertó a Ricardo García en su dormitorio con una pistola, le pidió un título de tapa para el ERP-22. Después lo sacó del departamento y lo alojó dentro de una carpa colocada en una casa de la zona norte.
La edición vespertina de Crónica publicó el comunicado. Y también fue emitido por Canal 11. En la noche del 8 de marzo, Héctor Ricardo García fue liberado. De este modo, el candidato Héctor Cámpora sumaba un incómodo aliado a tres días de las elecciones. El domingo 11 de marzo de 1973, Cámpora ganó con el 49,59% de votos, frente al 21,29% de Ricardo Balbín.
El 25 de abril de 1973, el ERP-22 copó el pueblo de Ingeniero Maschwitz, la zona norte del Gran Buenos Aires. Fue una acción de «propaganda armada» para obtener armas y dinero y consolidar la escasa infraestructura del grupo. En la toma no eran más de doce militantes. Fernández Palmeiro se ocupó de la comisaria. Para entonces, «el Gallego» ya preparaba la operación que había decidido en Cuba, el atentado contra el almirante Hermes José Quijada, que había informado al país por televisión la versión oficial de los fusilamientos de Trelew.
Cuando se obtuvo la información del domicilio de Hermes Quijada, y una vez con el detalle de sus movimientos de rutina, varios miembros del ERP-22 se ofrecieron para encargarse de la operación. Fernández Palmeiro no lo aceptó y dijo: «La hago yo y punto».
No quiso utilizar un auto de apoyo para la operación, pensaba que podía quedar atascado en el tránsito porteño y complicar la retirada. Le bastaba una moto, una Gilera 300, alguien que la condujera, y él mismo. En la mañana del lunes 30 de abril de 1973, Fernández Palmeiro siguió́ al marino cuando salió de su casa de la calle Arenales al 1900. Fernández había seleccionado al «Galleguito» como conductor —confiaba mucho en su pericia de manejo— y se subió detrás de él en la moto, como acompañante.
Hermes Quijada estaba a bordo de un Dodge Polara. Llevaba una metralleta en la entrepierna. Su guardaespaldas, que conducía el vehículo, tenía una pistola. Cuando el semáforo de la calle Junín y Cangallo (hoy, general Perón) detuvo el Dodge, Fernández Palmeiro bajó de la moto, se acercó a la ventanilla y disparó en la cabeza al marino desde pocos centímetros. Se aseguró su objetivo y volvió́ a subir a la moto para escapar por la calle Cangallo. Cuando la moto aceleraba, sintió en la espalda el ardor de una bala. El chofer se había bajado del auto y lo alcanzó con un tiro.
Fernández Palmeiro fue llevado al punto de control. Desde allí intentaron contactar a un dirigente político cercano al ERP-22, que tenía una clínica privada, pero no lo encontraron. Lo trasladaron a un departamento de una pareja de colaboradores, en la calle Charcas 3678, en el barrio de Palermo. Lo alquilaba Alberto Núñez Palacio, guitarrista y compositor de música de películas, que vivía con su familia, su mujer y dos nenas pequeñas.
El lugar no estaba acondicionado como posta sanitaria. Apenas entró, saltó a la vista la hemorragia interna. Fernández Palmeiro estaba inundado de sangre. La bala se le había alojado en un riñón. Intentaron convencerlo para realizar una intervención quirúrgica: «Tomamos un hospital y te operan». Dijo que no: «Esto termina en la cárcel, y no quiero ir preso».
No cambió de opinión ni siquiera cuando le dijeron que el 25 de mayo saldrían todos los presos y estaría en libertad. No quiso. Convocó a su equipo militar, su gente de confianza con la que operaba, con la que había militado en el PRT-ERP y ahora conformaba el ERP-22. Pidió que le cortaran el pelo, que lo raparan, y también pidió una botella de whisky para compartir entre todos. Pasó horas desangrándose en el departamento, hasta que murió.
Fue enterrado en el cementerio de la Chacarita, poco después de un mes, el 5 de junio, una bomba estalló en su sepultura. Esa etapa de violencia política no paraba de dar sorpresas. Las vinculaciones entre los integrantes del Partido Radical y los grupos terroristas no eran nuevas, en 1972, el marxista Silvio Frondizi y el futuro presidente de la Nación, el socialista Raúl Ricardo Alfonsín actuaron como abogados defensores de varios integrantes del PRT-ERP, el segundo, Alfonsín, fue abogado defensor de Liliana O. Montanaro en la causa por el secuestro y asesinato del empresario Oberdan Sallustro. El 4 de septiembre de 1985, el diario Ámbito Financiero dio a conocer una noticia titulada Efecto no deseado en el juicio al general Camps. El general (RE) Osiris Villegas –entonces defensor del general (RE) Ramón Camps– presentó ante el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas un escrito firmado por Alfonsín, F. Rodríguez Araya, C. González Gartland donde aparecían como defensores de Mario Roberto Santucho, acusado del secuestro y asesinato de Oberdan Sallustro.
El escrito formaba parte de la causa 305 caratulada Privación ilegal de la libertad y homicidio referida a la persona de Oberdan Sallustro. En ella figuraban como imputados Mario Roberto Santucho, Da Silva Parreira, Liliana O. Montanaro y la defensa fue asumida por los mencionados abogados.
Ex Integrantes del ERP y del MTP también figuraban en cargos menores dentro de la administración del gobierno radical del socialista Raúl Alfonsín: Oscar Ciarlotti (doble cuñado del Coti Nosiglia), Víctor Carlos Marchesini, Juan Manuel Murúa, Aníbal Luis Viale, Julio Neder, Marcelo Adrián Ambroggio (miembros del PRT-ERP) y el ex conscripto Hernán Alejandro Invernizzi. Este último actuó como entregador al permitir la entrada de un grupo del ERP al Comando de Sanidad del Ejército Argentino el 6 de septiembre de 1973.
Juan Manuel Murúa, alias Federico o teniente Caña, integró la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, participó en el asalto al Batallón 141 de Comunicaciones y fugó al exterior junto con «el Pelado» Enrique Gorriarán Merlo luchando en la revolución sandinista. Posteriormente se integró al MTP y murió durante el ataque al RIM 3 de La Tablada. Julio César de Jesús Santucho: también fue miembro del PRT–ERP. Con la caída de la dirigencia de la organización se refugió en Italia. Volvió a la Argentina en 1996 y se desempeñó como asesor del entonces diputado izquierdista Federico Storani, alias «Fredy».
15 de marzo de 2024.