ISRAEL BAJO ATAQUE
ENTRE MONSTRUOS Y BESTIAS
Ricardo Veisaga
El ataque lanzado por el grupo islamista Hamas bajo el nombre de «Tormenta al Aqsa» y la lógica represalia militar israelí denominada «Espadas de Hierro» nos deja ante un claro escenario de guerra. Hamás ha elegido la fecha del 50º aniversario de la guerra del Yom Kipur, en la que una coalición arabista encabezada por Egipto y Siria y respaldada por la población árabe. Aclaremos que Egipto no es árabe.
El inicio de esta guerra tiene muchas similitudes con la de Yom Kippur, llamada por los árabes «del Ramadán» de hace medio siglo, 1973. En ese entonces Egipto y Siria estaban convencidos que Israel no podría soportar un ataque sorpresivo, y a su vez, de manera simultánea en varios frentes. Israel fue el triunfador, pero no pudo dejar de evidenciar vulnerabilidades.
Israel tuvo que desarrollar su capacidad nuclear, pese a la resistencia de Estados Unidos, pero luego compensado con acuerdos que permitieron mantener su superioridad respecto a los árabes y egipcios. Egipto ya no es enemigo de Israel, pero existe una numerosa población islámica de origen árabe, ejemplo de esto es, el policía egipcio que mató dos turistas israelíes en Alejandría, en pleno ataque de Hamas a Israel.
Desde entonces, israelí no había declarado el estado de guerra, a pesar de que la defensa armada contra distintos grupos radicales islamistas como Hezbolláh, la Yihad, grupos palestinos como Hamás, Al Fatah o las Intifadas, con dictadores como Hussein o Al-Assad o estados esencialmente antisemitas como Irán. Dos de las últimas intervenciones del Ejército israelí en Gaza en 2008 y 2014, y otras reacciones para contener las Intifadas resultaron fuertemente criticadas por numerosos sectores de la opinión pública internacional.
Justo cuando se cumplen cincuenta años y 15 horas después del ataque sorpresa de otro ataque contra Israel: la guerra del Yom Kippur de 1973. Hamás, la guerrilla palestina que gobierna la Franja de Gaza, lanzó una operación criminal contra Israel rompiendo la calma de Shabat. Sus milicianos se infiltraron tras la frontera, asolaron bases militares, paseándose armados por las calles, asesinando y secuestrando civiles, sorprendiendo al Ejército israelí. Todo transmitido en vivo con vídeos como los de Dáesh o vemos en la guerra de Ucrania.
La mayor ofensiva del grupo integrista islamista desde que tomara el control de gaza en el 2007, empezó a las seis y media de la mañana con el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas en Israel, incluyendo las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén, y con la infiltración de centenares de milicianos en numerosas localidades israelíes cercanas al enclave palestino.
Hace cincuenta años, el ataque de Egipto y Siria se inició a las 13.50 horas del 6 de octubre de 1973. El realizado por el grupo terrorista Hamas que desde hace años gobierna una especie de Estado aislado, tuvo lugar a las 06:30 de la mañana del 7 de octubre de 2023. Decenas de motocicletas y furgonetas conducidas por milicianos de Hamas cruzaron la verja fronteriza e ingresaron en dos ciudades situadas a tres kilómetros, Sderot y 25 kilómetros a Ofakim, una base militar y kibutzim que como en guerras del pasado en Israel, fue escenario de duros choques armados y último frente de oposición.
Los milicianos de Hamas utilizaron fusiles, drones, lanchas, proyectiles y misiles antitanque, mientras mostraban como vejaban cadáveres ante las cámaras. Jóvenes que participaban en un multitudinario festival de música al aire libre y ancianas con sus cuidadores extranjeros fueron asesinados y secuestrados.
El español Lázaro Herrera que vive en una población cerca de la Franja de Gaza, comentó: «Me desperté temprano y al poco tiempo empezaron las alarmas que eran numerosas y seguidas a diferencia de lo que yo había vivido en el pasado». También escuchó disparos «En un rato vi un vídeo de terroristas en un todoterreno circulando sin oposición por las calles. El sistema de seguridad ha fallado completamente y es inaceptable teniendo en cuenta donde vivimos y la amenaza constante», añadió.
«¡Hay numerosos terroristas aquí! Nunca he visto algo parecido ¿Dónde están nuestros soldados?» decía por teléfono otro habitante de Sderot que, como otras poblaciones limítrofes israelíes con el enclave palestino, tuvieron un violento despertar que precedió a una jornada de mucha tensión y combates que seguían en algunos kibutzim a última hora de la noche. Pasada la una de la madrugada, fuerzas israelíes lograron rescatar a rehenes en el comedor del Kibutz Beeri.
El jefe del brazo armado de Hamas, Mohamed Deif, declaró: «Ya habíamos avisado al enemigo, que maldijo al profeta en los patios de la mezquita de Al-Aqsa. Hemos decidido poner fin a todos los crímenes de la ocupación. El tiempo de no rendir cuentas de sus crímenes ya acabó».
Tras revelar que lanzaron 5.000 proyectiles, Deif pidió ampliar los frentes en alusión a una intervención de otros grupos desde el Líbano y Siria. Todos ellos, también apoyados por Irán. Hezbolláh e Irán elogiaron lo que llamaron «heroica operación» y «guerra de liberación de Palestina» pero sin intervenir de forma directa y abierta.
Como pasaron el muro
El ataque contra Israel por parte de militantes de la Franja de Gaza sorprendió a los israelíes, que observaron cómo los combatientes eludían fácilmente la valla inteligente, que separa Israel de Gaza y está equipada con tecnología de punta, diseñada para detectar cualquier brecha de seguridad. Considerada uno de los sistemas de seguridad más avanzados del mundo. En 2021, Israel había anunciado la finalización de su «valla inteligente», una barricada de casi 65 km. de extensión, a lo largo de la Franja de Gaza que incluía una barrera subterránea de hormigón.
El proyecto se construyó en 2016 después de que Hamas construyera túneles subterráneos para atacar Israel en el 2014. Se emplearon más de 140.000 toneladas de hierro y acero, y la instalación de cientos de cámaras, radares y sensores. El acceso cerca de la valla del lado de Gaza estaba limitado a los agricultores a pie. Del lado israelí, se instalaron torres de observación y dunas de arena para monitorear las amenazas y frenar a los intrusos.
En el 2021, Benny Gantz, el entonces ministro de Defensa, dijo que la barrera colocaba un «muro de hierro» entre Hamas y el sur de Israel. Pero el sábado 7, tras esfuerzos coordinados permitieron a Hamas superar el muro. La valla fue superada en 29 puntos, aunque en algunos puntos había torres de vigilancia situadas cada 150 metros a lo largo del perímetro del muro. Fue evidente que la frontera contaba con personal mínimo, gran parte del ejército de Israel se desvió para centrarse en los disturbios en Cisjordania.
«Las partes más convincentes del sistema eran las que proporcionaban indicadores y advertencias», dijo Matthew Levitt, director del programa antiterrorista del Instituto Washington para la Política del Cercano Oriente. «Pero una vez que no ves de antemano que hay alguien apiñado en la valla, sigue siendo sólo una valla. Una valla grande, pero solo una valla».
Los de Hamas utilizaron drones comerciales para bombardear las torres de observación, infraestructura de comunicaciones y sistemas de armas israelíes a lo largo de la frontera. Israel dijo que Hamas disparó más de 3.000 cohetes contra el país, algunos de los cuales llegaron hasta Tel Aviv y Jerusalén. Militantes cruzaron la frontera volando en alas delta propulsadas por ventiladores. También utilizaron explosivos para volar secciones de la barrera. Y milicianos en motocicletas atravesaron los huecos.
Las excavadoras hicieron el resto, dejando suficiente espacio para el paso de vehículos más grandes. Expertos dicen que el ataque habría requerido semanas de preparación, ahora se sabe, que hace un año se inició la planificación. El equipo fue colocado en su lugar con un período de semanas de anticipación y luego de colocarlo en edificios o debajo de lonas. muchos de los vehículos estuvieron escondidos en estacionamientos o zonas de construcción.
Para el éxito del plan de Hamas fue muy importante evitar las filtraciones, muchos dirigentes de la organización desconocían los planes y, mientras se entrenaban, los 1.000 combatientes desplegados en el asalto no tenían ni idea del objetivo exacto de los ejercicios. La operación se dividió en cuatro partes, el primero, fue una andanada de 3.000 cohetes lanzados desde Gaza que coincidían con las incursiones de los combatientes, que sobrevolaban la frontera en alas delta, o parapentes motorizados.
Cuando los combatientes en ala delta estaban en tierra, aseguraron el terreno para que una unidad de élite pudiera asaltar el muro electrónico y de cemento construido para impedir la filtración. Los combatientes utilizaron explosivos para romper las barreras y luego las cruzaron en motocicletas. Las excavadoras ensancharon las brechas y entraron más combatientes en todoterrenos, escenas que describieron los testigos. Una unidad de comandos atacó el cuartel general del ejército israelí en el sur de gaza y bloqueó sus comunicaciones, impidiendo que el personal llamara a los mandos o se comunicara entre sí.
La parte final consistió en trasladar rehenes a gaza, lo que se consiguió en su mayor parte al principio del ataque. En una de las tomas de rehenes muy publicitada, los combatientes secuestraron a asistentes a una fiesta que huían de una fiesta cerca del kibutz de Re’im, cerca de Gaza. Las imágenes de las redes sociales mostraban a decenas de personas corriendo por campos y carreteras mientras se oían disparos.
Una fuente de seguridad israelí dijo que las tropas israelíes estaban por debajo de sus efectivos en el sur, cerca de Gaza, porque algunos habían sido redistribuidos a Cisjordania para proteger a los colonos israelíes tras un aumento de la violencia entre ellos y militantes palestinos, los de Hamas aprovecharon eso.
El general retirado Yaakov Amidror, presidente del Consejo de Seguridad Nacional entre abril de 2011 y noviembre de 2013, ex asesor de seguridad nacional del primer ministro Benjamin Netanyahu, y ahora investigador principal del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén, dijo a la prensa que el asalto representaba «un enorme fracaso del sistema de inteligencia y del aparato militar en el sur». Y añadió que algunos de los aliados de Israel habían estado diciendo que Hamas había adquirido «más responsabilidad». Amidror, dijo: «Estúpidamente empezamos a creer que era cierto» y «Entonces, cometimos un error. No volveremos a cometer ese error y destruiremos a Hamas, sin prisa, pero sin pausa».
Una campaña de engaño hizo que Israel se viera sorprendido ante el ataque del sábado, se produjo tras dos años de subterfugios por parte de Hamas, que mantuvieron en secreto sus planes militares y convenció a Israel de que no quería luchar. Mientras los israelíes creían que estaban conteniendo a un Hamas cansado de la guerra y por los incentivos económicos que daban a los trabajadores palestinos de Gaza, los combatientes estaban siendo entrenados y adiestrados, a menudo a la vista de todos, según una fuente cercana a Hamas.
Esta misma fuente, dio muchos detalles del ataque y la preparación que ha reconstruido la agencia Reuters. Hamas dio a Israel la impresión de que no estaba preparado para una lucha. Israel reconoció que le pilló desprevenido un ataque programado para coincidir con el Sabbat judío y una festividad religiosa. «Este es nuestro 11-S», dijo el mayor Nir Dinar, portavoz de las Fuerzas de Defensa israelíes. «Nos han pillado». «Nos sorprendieron y llegaron rápido desde muchos puntos, tanto desde el aire como desde tierra y el mar».
Esta operación no fue algo improvisado, Hamas construyó réplicas de asentamientos israelíes para practicar aterrizajes y asaltos militares. En tanto trataban de convencer a Israel de que les importaba más garantizar que los trabajadores de Gaza, tuvieran acceso a puestos de trabajo al otro lado de la frontera, en Israel y no tenía interés en iniciar una nueva guerra.
Luego de la guerra de 2021 con Hamas, Israel ha tratado de darle una estabilidad económica a sus enemigos, entre otras cosas, miles de permisos para que los residentes de Gaza pudieran trabajar en Israel o Cisjordania. Los salarios en esos lugares eran diez veces superiores a los de Gaza, ya sea en la construcción, la agricultura o los servicios.
Un portavoz del ejército israelí, comento: «Creíamos que el hecho de que vinieran a trabajar y trajeran dinero a Gaza crearía un cierto nivel de calma. Nos equivocamos». «Nos hicieron creer que querían dinero», pero «Todo el tiempo participaron en ejercicios/simulacros hasta que se desbocaron». Hamas se abstuvo de realizar actos u operaciones militares contra Israel, pese a que otro grupo armado islamista asentado en Gaza, como Yihad islámica, lanzó una serie de asaltos y ataques con cohetes.
Esta extraña actitud de Hamas, llevó a que el propio presidente palestino de Cisjordania, Mahmud Abbas y su grupo Al Fatah, se burlaran de Hamas por su silencio, en junio de 2022, el grupo acusó a los dirigentes de Hamas por escapar a las capitales árabes para vivir como millonarios en «hoteles y villas de lujo», dejando en la pobreza a su pueblo en gaza. En Israel llegaron a creer que el líder del movimiento en Yahya al-Sinwar, estaba preocupado por gestionar Gaza «en lugar de matar judíos».
El portavoz del brazo armado de Hamas, Abu Obeida, en un llamado a todos los palestinos de Cisjordania, Jerusalén Oriental e Israel, dijo: «Hoy es vuestra oportunidad. Debéis dirigiros ahora a todos los lugares donde está la ocupación. El enemigo está colapsado». Hamas anunció el cautiverio de «decenas de israelíes, entre ellos soldados y oficiales, que ya han sido trasladados a túneles».
El objetivo declarado del grupo liderado por Ismail Haniya y Yahya al-Sinwar es un canje con los presos palestinos detenidos en Israel. La casa de Yahya al-Sinwar fue bombardeada por la tarde antes de que Hamas volviera a lanzar una nueva ráfaga de cohetes contra la zona de Tel Aviv dejando varios heridos.
El grupo libanés Hezbolláh, que apoyó el ataque de Hamas, asumió la autoría del lanzamiento de proyectiles de mortero contra objetivos militares este domingo por la mañana en una zona fronteriza bajo control de Israel. Como respuesta, un dron atacó la tienda de campaña que este movimiento proiraní había instalado hace meses en esa zona controlada por Israel, en una señal más de la pérdida de la capacidad de disuasión israelí ante sus enemigos en el 2023.
Israel, lanzó al mediodía sus primeros ataques aéreos de represalia contra Hamas. El primer ministro, Netanyahu, dijo: «Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Los terroristas de Hamas invadieron nuestro territorio y asesinaron a ciudadanos inocentes, bebés y ancianos en sus casas. Es un enemigo que asesina bebés y madres en sus casas, en sus camas». tras anunciar «la amplia movilización de reservistas y contraatacar con una fuerza y alcance que el enemigo nunca conoció».
Por la noche, anunció venganza por «este día negro» y pidió a los habitantes de Gaza abandonar los lugares donde actúa Hamas. Netanyahu, es el responsable de la inestabilidad y división política, a raíz de la profunda división interna en torno al Gobierno y su propuesta de reforma judicial que afectó a la cohesión también en el ejército. Ese empecinamiento en la reforma judicial es sumamente sospechoso.
Más allá de la euforia por un ataque que ni Hezbolláh, el grupo armado más poderoso de Oriente Próximo, pudo o se atrevió a realizar desde el Líbano contra poblaciones del norte israelí, Hamas teme que la represalia ponga en peligro su régimen. El oficial encargado de temas civiles con Gaza y Cisjordania, el mayor general Rasan Aliyan, en un mensaje en árabe dijo: «Hamas ha abierto las puertas del infierno en Gaza».
El ministro de Energía, Israel Katz ordenó interrumpir el suministro de electricidad a Gaza donde los habitantes, más allá de las muestras de júbilo de simpatizantes e integrantes de Hamas, saben que seguirán largos días y noches de bombardeos. «Hoy vimos el rostro del mal. Hamás ha lanzado un ataque brutal contra los ciudadanos de Israel, atacando indiscriminadamente a hombres, mujeres, niños y ancianos. Hamás comprenderá rápidamente que ha cometido un error grave y pagará el precio por ello. Lo que fue, no es lo que será. Cambiaremos la cara de la realidad en Gaza en los años venideros», señaló el ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Un primer análisis nos lleva a pensar que el grupo terrorista lleva tiempo planificando la acción con un objetivo prioritario: reactivar el conflicto aprovechando la debilidad política interna israelí, para provocar una guerra que pueda elevarse a un conflicto regional a mayor escala que derribe los equilibrios alcanzados tras el final de las guerras de Siria, Irak y Yemen. La firma de los acuerdos de Abraham en los últimos años entre Israel y algunos países árabes. Desde 2020, cuatro países árabes han establecido relaciones con el Estado hebreo: Emiratos Árabes, Baréin, Sudán y Marruecos. Otros países, como Omán y Catar, están acercando posturas con el Gobierno israelí.
La aproximación política de Israel y Arabia Saudita siguiendo el mismo camino, había llevado a Israel al camino de normalización regional. Les mueve la presión de Estados Unidos, pero también el que Israel sea un atractivo socio comercial al que comprarle armas y tecnología. Pegasus, el software de espionaje que Marruecos usó contra España o Francia, es de origen israelí.
Esta nueva realidad política, fue entendida por los radicales palestinos como un abismo insalvable para continuar sus reclamaciones políticas y su discurso antisemita en el mundo árabe. El ataque de Hamas es una provocación para que Israel descarte el sueño de la coexistencia pacífica regional, su población recupere el sentimiento de temor permanente y el gobierno reaccione con un nivel de respuesta que haga olvidar la ficción de un nuevo orden distinto y más estable.
La respuesta israelí podría dejar miles de palestinos muertos y una destrucción generalizada. ¿Pero esto es lo que Hamás buscaba? Pero en cuestiones políticas no existe una sola causa o razón histórica, sin caer en teorías conspirativas, se puede interpretar que la acción de Hamas fue promovida desde otros centros de poder político mundial.
La dialéctica de imperios no deja de funcionar, sobre todo con un orden mundial incierto y sin liderazgo claro, Estados Unidos replegado de Oriente Medio, la guerra de Ucrania en curso y las grandes potencias sin una posición común para resolver el conflicto, y con la inestabilidad económica mundial del presente.
La acción de Hamas es una provocación a mayor escala que va a desestabilizar el orden regional de Oriente Medio pero que tendrá repercusión en el debilitado orden internacional. También provoca un nuevo foco de violencia que hace más difícil la gobernabilidad, y porque se pueden reproducir divisiones de criterios entre distintas potencias, y además la radicalización integrista puede hacer su aparición en el Norte de África o en otras zonas fogoneado por la guerrilla islamista palestina, que es financiada históricamente por Irán.
El primer objetivo de Hamás es dejar en evidencia a los países árabes que han firmado acuerdos de normalización con Israel y boicotear las negociaciones o el acuerdo con Arabia Saudita. Lo dijo uno de los aliados más fieles de Hamás: Hezbolláh, la milicia chií del Líbano. Estados Unidos también en otras ocasiones dijo que las tensiones con los palestinos dificultarían el acuerdo con Arabia Saudita.
La monarquía saudí ejerce de líder del mundo suní y acoge los santos lugares del islam, La Meca y Medina, obtener su reconocimiento habría sido un gran logro diplomático para Israel. El presidente estadounidense, Joe Biden, también necesita un éxito en política exterior que poder vender de cara a las elecciones de 2024, como lo sostuve en el artículo anterior. Arabia Saudita, parecía dispuesta a aceptar la incomodidad a cambio de importantes concesiones por parte de Estados Unidos, como ayuda para desarrollar una industria de energía nuclear. Pero Hamás ha logrado de repente que el precio a pagar por los saudíes sea mucho más caro, haciendo muy improbable que el acuerdo se cierre en el corto plazo o nunca.
Ejemplo de ello es el comunicado del Ministerio de Exteriores saudí, que culpa a Israel del ataque de Hamas. El ataque a Hamas les sirve para reivindicarse como líderes de la resistencia palestina ante su gente y el mundo. Los palestinos están gobernados por dos facciones enfrentadas, por un lado, el partido-milicia islamista Hamas, que controla la Franja de Gaza y no reconoce al Estado de Israel y mantiene la lucha armada. Hamas está considerado como grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea, Israel y la mayor parte de países occidentales.
El otro bando es la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), liderada por Al-Fatah, el partido fundado por Yaser Arafat. La OLP gobierna en Cisjordania, no es islamista sino nacionalista, renunció a la lucha armada y tiene relaciones diplomáticas con Israel y Occidente. Dos tercios de los palestinos creen que la situación es peor ahora que hace treinta años, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo, la paz entre Israel y la OLP. Por si fuera poco, el líder de la OLP y presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás, tiene 87 años, y sonadas acusaciones de corrupción y su mandato expiró en 2009.
Si Israel destruye a Hamas, la OLP quedara como único interprete de Palestina, los habitantes de Cisjordania han salido a las calles a celebrar el ataque de Hamás contra Israel. Pero Hamas tampoco tiene todas las de ganar en Gaza, han surgido muchas milicias que le disputan el poder. El 53% de los palestinos cree que la lucha armada es la mejor manera de acabar con la ocupación israelí, frente a solo el 20% que prefiere las negociaciones. Hasta antes del ataque el líder de Hamas, Ismail Haniya, aventajaba a Mahmud Abas, por siete puntos de ventaja, en una elección que sigue aplazada por la OLP desde hace catorce años.
Otro objetivo de Hamás, fue propagandístico. Pero lo que logró fue un repudio mundial, al menos de una parte decente, excluyendo a los izquierdistas que no son decentes y encima perdedores en la historia. El secuestro de israelíes, es un asunto especialmente sensible para el Estado de Israel. El secuestro y masacre de once atletas israelíes en las Olimpiadas de Münich 1972, es el más conocido. Una incursión de Hezbolláh en la que fueron capturados dos soldados israelíes provocó la Segunda Guerra del Líbano en 2006. El secuestro y asesinato de tres adolescentes colonos israelíes en Cisjordania derivó en la guerra de Gaza de 2014.
Hamás sabe que Israel responderá con dureza a esta humillación. El ministro de Defensa afirmó que «cambiarán Gaza para los próximos cincuenta años». El conflicto de 2014, duró cincuenta días y dejó más de 2.300 palestinos muertos y destrucción generalizada en la Franja por los bombardeos israelíes. Cabe esperar que esta vez el castigo sea peor. El gobierno israelí ya declaró el estado de guerra.
Sin embargo, Hamás parece dispuesta a hacer pagar a los gazatíes este precio, pretenderán usar a los secuestrados para negociar la liberación de presos palestinos y obstaculizar las operaciones de castigo israelíes en Gaza. Aplazarán, que Arabia Saudita normalice relaciones con Israel. Reclamarán el liderazgo de la resistencia palestina y recibirán el apoyo de buena parte del mundo árabe musulmán y de las izquierdas. Pero, esperan que la respuesta contra Gaza sea tan violenta que provoque una condena internacional contra Israel, como ocurrió en 2014 o en 2006.
Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas y una parte importante de la comunidad internacional ha condenado el ataque de Hamás y respaldado la legitimidad de la respuesta israelí. Instando a Netanyahu a un uso proporcionado de la violencia que sería deseable en términos humanos y políticos. ¿Y cuál sería ese uso proporcionado? La atención de los gobiernos debe centrarse en la posibilidad de que la guerra en Gaza se extienda sobre otros territorios políticos.
Hamas dice obrar en el nombre del pueblo palestino, pero es difícil ver cómo va a contribuir a mejorar una situación que ya es límite. En 2022, la renta per cápita en la Franja era de 1.257 dólares anuales o 3,4 diarios, levemente por encima de lo que la ONU considera «pobreza extrema». El bloqueo impuesto por Israel, ahora es completo. «Les hemos cortado todo. Ni luz ni comida ni agua ni combustible». Declaró el ministro de Defensa hebreo, Yoav Gallant.
Si la ofensiva tenía alguna lógica, no era desde luego la económica, y desde el punto de vista militar, es una operación abocada a la derrota, el Diluvio de al-Aqsa estaba también condenado al fracaso. La operación ha contado, al parecer, con las bendiciones de Teherán, aunque, por ahora, tanto Israel como Estados Unidos, no consideran que hayan actuado en el ataque.
«Irán ayudó a planear el ataque contra Israel y la Guardia Revolucionaria dio el visto bueno en Beirut», señaló el Wall Street Journal. Su aliado libanés Hezbolláh ha bombardeado unas granjas en los Altos del Golán, pero es improbable que la implicación de los ayatolás llegue mucho más lejos, porque no se consideran listos para un duelo al sol con Israel. Cuando tengan la bomba atómica no dudaran en atacar a Israel.
En estos años la posición internacional de Israel nunca había sido tan buena, a pesar del conflicto pendiente con los palestinos. Ben Gurión había lanzado a finales de los 50 una ofensiva diplomática para romper el cerco que sus vecinos habían levantado a su alrededor. Y fiel a aquello de que los enemigos de mis enemigos son mis amigos, Israel estableció una alianza con Irán (entonces Persia), que en aquella época se sentía amenazado por la Unión Soviética y los países árabes. Los iranies no son árabes. Esta política funcionó hasta que, en 1979, el Sha fue depuesto por Jomeini.
Israel se quedó sin socios en la región, luego de la traición de Jimmy Carter al Sha Reza Pahlevi, pero la presencia de una potencia chií no era del gusto de los suníes y, en un gesto de pragmatismo, árabes y judíos iniciaron un acercamiento. Los acuerdos de Abraham, llevados adelante por Donald Trump, no solo los dejó alejados no ya de la mano de Alá, sino, peor aún, de los mercados de la energía. Su causa ha tenido tradicionalmente tanto eco en Occidente porque, cualquier aumento de la tensión en los territorios ocupados impulsa la cotización del petróleo.
La razón es la respuesta de los hermanos del Golfo, que en última instancia pueden abrir o cerrar el grifo del crudo de petróleo para presionar a los aliados occidentales de Israel. Pero esa solidaridad ya no funcionaría igual una vez que los saudíes empiecen a hacer negocios con los israelíes. Si la suerte de los palestinos se desvincula de los precios de la energía, también lo hará del interés mundial.
Es lógico que Hamas tenía poderosos incentivos para llevar a cabo brutales actos de terrorismo. Las autoridades israelíes lo sabían, pero no es fácil determinar de dónde te llegará el golpe cuando tienes varios frentes abiertos. Además, creían que la Cúpula de Hierro podía reducir el impacto de los cohetes a un nivel aceptable, y las medidas de seguridad fronteriza se encargarían, de impedir grandes incursiones transfronterizas. Y cuando Hamas hacía alguna demostración de fuerza o llevaban a cabo un asesinato selectivo, se «segaba la hierba».
La política de Netanyahu dependía de una serie de hechos que se han revelado falsas, el ministro israelí creía que bastaba con su diplomacia proárabe en el exterior y un poco de mano dura en el interior. Pero no es posible sentarse a la mesa a dialogar y buscar una solución al conflicto, no se puede si uno quiere negociar y otro no.
La Carta Fundacional de Hamas es muy clara: «No vendrá el Día del Juicio hasta que los musulmanes combatan a los judíos, hasta que los judíos se escondan tras las montañas y los árboles, los cuales gritarán: “¡Oh, musulmán! Un judío se esconde detrás de mí, ¡ven y mátalo!”». El objetivo del Diluvio de al-Aqsa no es arrastrar a Israel a una negociación y consumar la partición de Palestina en dos estados, como defienden los buenudos.
Estamos ante un acto de terrorismo y de barbarie cuyo propósito es continuar con el apostolado: ganar voluntarios para la causa. A los Occidentales nos puede parecer algo incomprensible que se persiga y mate a quemarropa a los indefensos asistentes a un concierto, pero ese horror es interpretado de otra manera en el mundo árabe, en el Oriente. Hay que recordar el 11-S.
En las imágenes que recogían la visita de un jeque saudí a Afganistán poco después del atentado, un Osama bin Laden exultante alardeaba de que «en Holanda el número de personas que se han convertido al islam durante los días siguientes a las operaciones ha sido mayor que el total de los últimos 11 años». La imagen de las Torres Gemelas desmoronándose constituyó una fenomenal victoria simbólica. La vanguardia de los musulmanes había puesto de rodillas al Gran Satán.
Hoy los barbaros consideran que Hamás ha humillado al Satán israelí. Lo que nos parece un espanto, miles de musulmanes lo celebran con entusiasmo. Activistas en New York vitorean la matanza del festival de música, que mereció un duro alegato y la condena rotunda del gobernador de New York. En Sidney, una masa coreaba: «¡Gasead a los judíos!». En Marruecos, Abdelilah Benkiran, el secretario general del partido Justicia y Desarrollo, dijo que siguió «con gran orgullo los acontecimientos que tienen lugar en la querida tierra de Palestina». En Turquía, Yemen, Bahréin, Kuwait, Irak, Jordania y Líbano se convocaron grandes concentraciones de apoyo al Diluvio de al-Aqsa.
Todos los izquierdistas del mundo, empezando por López Obrador, y demás canallas de iberoamérica, como Petro el comunista, la respuesta de Israel no se hizo esperar y clausuró toda la ayuda militar y los operativos de seguridad que deja a Colombia simplemente indefenso. Pasado la euforia, ahora piden moderación a Israel, es una vergüenza que los países de Europa sigan enviando dinero a Palestina. Siguen haciéndole el juego a los terroristas, de ese tema ya me ocupé en un artículo titulado «El negocio palestino» del 22 de septiembre de 2018, en esta página.
Hace cincuenta años, Israel cometió un gran error, a los vencidos en una guerra no se los puede dejar vivos, eso lo sabía el gran Maquiavelo, no hay perdón posible sino la cosa continúa. Israel se juega su existencia en cada una de las guerras que desde 1948 tuvo que enfrentar, y todos los problemas, disputas y diferencias de orden interno desaparecen para ocuparse de la defensa del país. No hay otro pueblo en el mundo, que, habiendo vagado por él, soportando todo tipo de humillaciones, exclusiones, éxodos y expulsiones, haya mantenido su sentido de pertenencia e identidad, y la fe y determinación en alcanzar su destino.
Que Irán está detrás parece demostrarlo el general de los Guardianes de la Revolución, Yahya Rahim Safavi, que en declaraciones recogidas por la agencia ISNA, manifiesta el sostén de Irán a la Operación Diluvio de Al-Aqsa, «de la que estamos orgullosos, y de la que estamos seguros también apoya el Frente de la Resistencia». Esta es la expresión habitual con que Irán se refiere a los movimientos palestinos, libaneses y sirios próximos a Irán y enfrentados a Israel.
La proyectada normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudita, acuerdo para cuya firma Riad exigía compensaciones al pueblo palestino, sufre un importante revés. Irán advierte que nadie le puede descartar del tablero político de Oriente Medio, y que tiene capacidad y voluntad para manejar a los grupos y milicias que teledirige. Estados Unidos tiene como prioridad a China y ahora se ve obligada a prestar atención a lo que sucede con Israel, y que los del partido republicano no tengan éxito en cortar la ayuda financiera a Ucrania.
Así lo adelantó el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvedev, quien instaba a los «Estados Unidos y a sus aliados a que se ocupen de buscar una solución al conflicto israelo-palestino en vez de ingerirse en los asuntos de Rusia proporcionando ayuda militar a Ucrania».
En los días previos al ataque hubo un encuentro de los líderes de Hamas con altos oficiales de la Guardia Republicana iraní y en las horas previas a la ofensiva el propio líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, se expresó en favor de una represalia palestina. Los servicios de seguridad israelíes detectaron estos movimientos, pero no se dieron cuenta de que se preparaba un ataque de esta escala. Estamos ante el fracaso mas grande de Israel en setenta años, esto tendrá consecuencias.
Dicen que los agentes de inteligencia fracasaron porque estaban demasiado ocupados en la lucha interna de Netanyahu y su coalición, a tal punto que polarizó a todo el país incluyendo a sus militares, los reservistas se negaban a volver al servicio ante los constantes ataques del gobierno contra las instituciones tradicionales como la Corte Suprema.
Cuatro días antes, el propio Jamenei publicó este mensaje en las redes sociales: «El régimen usurpador esta llegando a su fin. Hoy, la juventud palestina y el movimiento contra la opresión y la ocupación en Palestina son más enérgicos, más vivos y están más preparados que nunca en os últimos 70 u 80 años. Si Dios quiere, el movimiento alcanzará sus objetivos». Y también se expresó contra el acuerdo de los sauditas: «La posición de la República Islámica es que los países que apuesten por la normalización con Israel perderán. Están apostando a caballo perdedor».
La inteligencia israelí detectó un ataque con armas rusas, circuló un video del disparo con drones armados contra un tanque israelí Merkava y los analistas militares de Israel están seguros de que Rusia está claramente detrás. «Ningún aliado de Hamas, excepto Rusia, tiene experiencia en el uso de drones lanzadores de bombas contra tanques de batalla modernos. Sólo Rusia podría entrenar a estas milicias en una operación como ésta».
Según la fuente, en los últimos meses, líderes de Hamas visitaron Moscú al menos tres veces, se reunieron con el canciller Lavrov, con el líder checheno Kadirov, e informaron que habían discutido un nuevo orden en Oriente Medio. Solo falta ver cuando Hezbolláh de El Líbano va a entrar en combate. Hezbolláh sabe que no puede hacer un movimiento en falso porque los grupos armados cristianos de El Líbano aprovecharían para deshacerse de los musulmanes radicalizados como ya ocurrió en otras oportunidades desde la guerra civil que devastó al país.
Viernes 13 de 2023.