EL ACUERDO ENTRE ARABIA SAUDITA E ISRAEL
¿ES POSIBLE ESTABLECER RELACIONES?
Ricardo Veisaga
El Principe Mohammed Bin Salman, Biden y Benjamin Netanyahu
En los días pasados, los medios de comunicación le dieron una gran cobertura a un posible acuerdo entre el Estado de Israel y el reino de Arabia Saudita. Luego de una reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el presidente Joe Biden le dio una gran importancia al posible pacto de reconciliación, «un gran acuerdo», dijo Biden, espera que Israel le proporcionara suficientes elementos para poder persuadir a sus oponentes y que apoyaran los costes que Estados Unidos iba a pagar.
Se espera un pacto de defensa, armas avanzadas y, sobre todo, la promoción del proyecto de enriquecimiento de uranio en Arabia Saudita. Creen que es necesario mantener la visión de dos Estados, y que Israel colabore con medidas para solucionar el grave problema económico y de seguridad en Palestina. Otro tema de preocupación es la reforma judicial en la que Netanyahu está empeñado, y desearía que se logre un acuerdo para la reforma judicial pero que goce de consenso.
Esto permitiría sacar a Israel de la gran inestabilidad en que se encuentra por la obstinada postura del primer ministro, una inmediata solución sería muy importante para lograr el acuerdo con los saudíes. Luego de algunas semanas de especulaciones, el reino saudí, dio señales de estar dispuesto a firmar el documento junto a Estados Unidos e Israel, que sería muy importante para detener el avance de Irán y China en la región, pero las dudas están puestas en los palestinos.
El reino saudí está decidido a firmar un pacto militar para que Estados Unidos otorgue protección y defensa del reino, a cambio de un acuerdo de paz con Israel. Luego de la Segunda Guerra Mundial el presidente Roosevelt firmó un acuerdo para la defensa del reino a cambio de petróleo, ese hecho, lo describí en un artículo titulado: «El declive saudí» en marzo del 2020 en esta misma revista. Pacto que los saudíes traicionaron.
Según dicen fuentes cercanas a Arabia Saudita, que están dispuestos a firmar, aun cuando Israel no ofrezca concesiones importantes a los palestinos en la búsqueda de la creación de un Estado. Tan avanzado ven la cuestión que los tres países se preparan para un anuncio conjunto y la firma en un acto en la Casa Blanca, en las próximas semanas. El príncipe Muhammad bin Salman dijo a la televisión de su país que: «cada día estamos más cerca. Parece que por primera vez es real, serio».
En una entrevista con Fox News, el príncipe heredero dijo que pasó de ser un paria a un socio deseado, generó optimismo y señaló que «cada día nos acercamos más a un acuerdo». Muhammad bin Salman dijo que el pacto sería «el mayor acuerdo histórico desde la Guerra Fría». En tanto, Netanyahu confirmó que los tres países estaban llegando a la cúspide del acuerdo. Se trata de «un salto cuántico» dijo el israelí. Como señal del avance de las conversaciones el ministro de Turismo de Israel viajó esta semana a Riad para asistir a una conferencia de su sector.
Joe Biden trató el tema con Benjamin Netanyahu en New York el 20 de septiembre. El primer ministro israelí dijo que confía en lograr «una paz histórica» entre su país y Arabia Saudita. Sin embargo, a pesar de estos comentarios y del intercambio en la reunión Biden-Netanyahu, todavía queda un largo camino por recorrer, sobre todo en lo que respecta a los palestinos, nunca se sabe lo que piensen al respecto.
Lo cierto es que un acuerdo de esta naturaleza va a cambiar las relaciones de fuerza en Medio Oriente y el más importante en décadas. Por otro lado, es necesario para Biden en vistas a su campaña electoral del próximo año. En lo que respecta a los palestinos y Arabia Saudita, el reino saudí se había negado a cualquier tipo de acercamiento con Israel, si no se otorgaban grandes concesiones a los llamados palestinos, en especial en la Franja de Gaza.
Otro tema importante es sobre el tipo de acuerdo de defensa que Estados Unidos les daría a los saudíes. Según fuentes del Pentágono, se trataría de una alianza militar como la que Estados Unidos mantiene con varios países asiáticos, como, por ejemplo, con Bahréin, donde tiene estacionada la V Flota de la Armada. También podría designar como un aliado extra OTAN a Arabia Saudita, como lo tiene establecido con Israel. Y lo importante es que cualquiera de estos acuerdos no necesitaría aprobación del Congreso.
Se supo que los saudíes querían tener un trato igual a los países de la OTAN, eso fue hablado entre el príncipe Bin Salman y Biden en la visita a Riad en julio de 2022. Los saudíes buscan garantías vinculantes de protección en caso de ataques como la que recibieron el 14 de septiembre de 2019 contra sus principales plataformas petroleras y que sacudieron los mercados mundiales aumentando el precio del crudo.
Como se sabe, Irán estuvo detrás de ese ataque. ¿Qué pasaría en caso de otro ataque, Estados Unidos actuaría en contra de Irán directamente? En todo caso, el acuerdo posibilitaría que los saudíes reciban armas avanzadas y la realización de ejercicios conjuntos de la fuerza aérea y de defensa antimisiles como actualmente lo hace con Israel.
Estados Unidos está decidido a fomentar una mayor cooperación entre sus aliados de Oriente Medio, sobre todo para contrarrestar la creciente influencia de China y de Rusia. La renovación de su arquitectura militar y de seguridad en la región es crucial, hace poco tiempo mejoró su relación de defensa con Bahréin, los saudíes quieren un acuerdo que vaya más allá del otorgado a Bahréin.
El comentarista saudí, Ali Shihabi, informado de las conversaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita, dijo: «Un tratado que obligue a Estados Unidos a ayudar a Arabia Saudita en caso de ataque beneficia a todo el CCG», lo dijo en referencia al Consejo de Cooperación del Golfo, una agrupación de seis miembros formada por los principales exportadores de energía, entre ellos Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar.
El ministro de Asuntos Exteriores del reino, Faisal bin Farhan, declaró a los medios de comunicación estatales saudíes que su país haría todo lo posible por volver a poner sobre la mesa la solución de los dos Estados para el conflicto palestino-israelí. «Para nosotros, la cuestión palestina es importante, tenemos que resolver esa parte», declaró el príncipe Mohammed bin Salman, pero sin dejar de sostener que las buenas relaciones continúan.
Estados Unidos está pidiendo a Arabia Saudí que frene sus lazos con China en ámbitos sensibles de alta tecnología, a cambio de reforzar sus vínculos en materia de seguridad. Pero los saudíes piden armamento de primera categoría y la ayuda para construir un sector de energía nuclear, y quiere que Israel haga concesiones a los palestinos, pero sus señales son contradictorias sobre lo que podrían aceptar.
La posibilidad de un programa civil saudita de energía nuclear, con una instalación de enriquecimiento de uranio. Esto sería posible manteniendo una supervisión directa de científicos y militares estadounidenses que estarían a cargo de la planta. Es obvio también que Arabia Saudita está dispuesta a firmar la Sección 123 de la Ley de Energía Atómica de Estados Unidos, que establece un marco para la cooperación nuclear pacífica estadounidense, una medida que Riad se había negado a adoptar anteriormente.
Si bien se habla de que este proyecto sería de naturaleza civil, y el objetivo tácito de Estados Unidos es evitar una carrera armamentística nuclear en Oriente Medio, el príncipe Bin Salman dijo que se reserva el derecho a buscar armas nucleares si Irán cruza el umbral y las obtiene, es un pensamiento saudí de larga data, cuando Barack Obama se abrió de piernas con Irán. «Si ellos consiguen una, nosotros tenemos que conseguir una… aunque no queramos que eso suceda», dijo en una entrevista. Por su parte, Israel tuvo que reconsiderar su postura histórica anti-proliferación nuclear al aceptar la propuesta saudí de desarrollar infraestructura nuclear.
La alianza entre Arabia Saudita e Israel se trabaja en medio de tensiones nucleares, marcando un cambio histórico en la región. El papel cada vez más agresivo de Irán, con sus amenazas y la búsqueda de hegemonía en el mundo islámico, lleva a que sus vecinos busquen solidas alianzas. Israel con su poder militar y tecnológico es un candidato ideal para aliarse con los saudíes.
Este acuerdo no solo es favorable en el plano defensivo sino también en lo económico, los saudíes ven en Israel un potencial colaborador, lo mismo en el plano diplomático, hasta hace pocos años Arabia Saudita estaba marginada por Estados Unidos. Los saudíes deben seguir el camino que tomaron últimamente los Emiratos Árabes y otros países del Golfo. Eso, ahora pareciera haber cambiado. Pero es posible que el tema vuelva a surgir a último momento.
La Administración Biden también es consciente de las objeciones que existen en Israel, incluso por parte de funcionarios de seguridad y altos miembros de la oposición, al componente de enriquecimiento de uranio exigido por Riad. El aparente cambio en la posición de Estados Unidos hacia el enriquecimiento de uranio en Arabia Saudita y hacia el propio Bin Salman es muy significativo. En cuanto a Irán, Biden reiteró su promesa de que trabajará para impedir que Irán obtenga armas nucleares.
El portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, manifestó que las negociaciones para la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita han hecho grandes progresos, al destacar que se ha establecido la «estructura básica» para un acuerdo futuro. Y reveló que «las partes han delineado la estructura básica desde donde podemos movernos hacia adelante».
Por primera vez un ministro israelí visitó públicamente Arabia Saudita, mientras que el reino árabe envió una delegación oficial a Cisjordania (Judea y Samaria), también por primera vez en treinta años. Los funcionarios sauditas aseguraron al presidente palestino, Mahmoud Abbas, que Riad seguirá apoyando la causa palestina, incluso si se cristaliza la normalización de las relaciones con Israel.
En 2020, bajo la mediación del expresidente estadounidense, Donald Trump, Israel estableció relaciones diplomáticas con tres países árabes: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos. Un arreglo entre Israel y Arabia Saudita estaría en línea con los Acuerdos de Abraham. Las discusiones actuales, según los reportes, giran sobre la naturaleza y el alcance de las garantías de seguridad estadounidenses que la Casa Blanca concedería a Riad.
El tema de las garantías para los palestinos está en el centro de las conversaciones. Los saudíes podrían lograr que los israelíes suavicen algunas restricciones, pero esas medidas no tendrían que ver con la aspiración a un Estado. La demanda palestina de un Estado pasaría a un segundo plano. «La normalización será entre Israel y Arabia Saudita. Si los palestinos se oponen, el reino seguirá su camino», dijo una de las fuentes a Reuters. «Arabia saudita apoya un plan de paz para los palestinos, pero esta vez quería algo para Arabia Saudita, no solo para los palestinos».
Es llamativo que hace unas semanas, el príncipe Bin Salmán habló en Fox News de la necesidad de que Israel «facilite la vida de los palestinos», pero no mencionó la creación de un Estado. Eso sí, insisten los saudíes en algunos compromisos por parte de los israelíes «para demostrar que no abandonamos a los palestinos», como la transferencia del territorio ocupado en Cisjordania a la Autoridad Palestina (AP), limitar los asentamientos judíos.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, reafirmó en declaraciones recientes que cualquier acuerdo debe reconocer el derecho palestino a un Estado dentro de las fronteras de 1967, incluido Jerusalén Este, y debe detener la construcción de asentamientos israelíes. Netanyahu insistió en que los palestinos no deberían tener derecho de veto sobre ningún acuerdo de paz. Sin embargo, los palestinos fueron consultados y estuvieron al tanto por parte de los sauditas de lo que estaba sucediendo y el martes pasado viajó a Riad un enviado especial de Abbas que recibió un informe específico.
El príncipe saudí es consciente que sería totalmente impopular dejar afuera del acuerdo a los palestinos. El acuerdo podría también provocar una conmoción en la política israelí. La coalición de extrema derecha que sostiene a Netanyahu incluye partidos que representan a los colonos judíos religiosos de Cisjordania ocupada, que no quieren ningún acuerdo con los palestinos. Estos colonos también tienen una fuerte presencia dentro del partido de Netanyahu, el Likud.
Esto no es bueno para Israel que lleva nueve meses de inestabilidad política por las posiciones extremistas tomadas por Netanyahu por la reforma judicial y cualquier nueva medida podrían encender la mecha de nuevos y violentos enfrentamientos. Tampoco para Biden, hay una fuerte oposición en su partido y en el Congreso por la intervención de los saudíes en Yemen, y sus manejos para apuntalar los precios del petróleo. Pero puede presentarlo como un «regreso de Estados Unidos a una región que habíamos abandonado». Y una contención a China que estuvo mediando el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán.
El ataque de Irán
El presidente de Irán, Ebrahim Raisí, arremetió contra una posible normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí, y afirmó que la liberación de Jerusalén es la cuestión más importante del mundo musulmán. Ebrahim Raisí cree que el posible establecimiento de relaciones diplomáticas entre Riad y Tel Aviv, se debe «a la voluntad de potencias de fuera de la región», en alusión a Estados Unidos, país que media entre los dos rivales de Oriente Medio.
El iraní manifestó su rechazo frente a los intentos de naciones vecinas de normalizar relaciones con Israel, etiquetándolos como «reaccionarios y regresivos». En un evento islámico de relevancia internacional en Teherán, Raisí subrayó que entablar relaciones con Israel es una acción contraproducente para cualquier administración islámica. «La forma de luchar contra el enemigo no es la rendición ni el compromiso, sino la confrontación y la resistencia que obligue al enemigo a retirarse», dijo Raisí.
La teocracia de Irán respalda a las milicias palestinas de Gaza y lidera el llamado Eje de Resistencia contra el Estado hebreo, que incluye a Hamás, al grupo libanés Hezbolláh y a Siria. Irán y Arabia Saudita acordaron en marzo con mediación china la normalización de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 2016. A Irán le parece inadmisible que Israel y Arabia Saudita firmen un acuerdo para el establecimiento de relaciones diplomáticas, mediado por Estados Unidos, que haría que Riad renunciara a su histórica demanda de un Estado palestino antes de la normalización.
Arabia Saudita envió representantes a Judea y Samaria, territorio bajo ocupación, en un intento de calmar las tensiones con los palestinos. Raisí dijo que no se puede negociar con Israel y que Jerusalén debería ser recuperada. Recordemos que, en 1967, Israel liberó el Este de Jerusalén, un territorio que los palestinos aspiran a que sea la capital de su futuro Estado. Durante la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas, Raisí expresó que cualquier colaboración con Israel sería vista como una traición a la causa palestina.
Si se logra el acuerdo sería una extensión de los Acuerdos de Abraham, promovidos por Donald Trump, a través de los cuales Israel y tres naciones árabes establecieron lazos diplomáticos en 2020. Los acuerdos podrían aliviar las tensiones en la región y ayudar a asegurar sus vitales rutas de transporte de petróleo y gas. Para Israel, abriría la puerta a negocios con la mayor economía de Oriente Medio y ayudaría a contrarrestar la agresión iraní. Podría animar a otros Estados de mayoría musulmana de la región y de Asia a mantener lazos amistosos con Israel, dada la condición del reino como guardián de los dos lugares más sagrados del islam, La Meca y Medina.
El ex secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, figura clave en la orquestación de los Acuerdos de Abraham. Estos tratados que marcaron la normalización entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Bahréin. Mike Pompeo, resaltó que, con el actual liderazgo palestino, comprometido con actividades terroristas y con financiamiento de Irán, es complicado imaginar una solución bipartita.
Mike Pompeo, enfatizó que acercarse a un acuerdo con dirigentes que rechazan constantemente propuestas razonables es un desafío. Luego de las declaraciones de Pompeo, el primer embajador saudí en la Autoridad Palestina, Nayef al-Sudairi, visitó Ramala, haciendo énfasis en la importancia de establecer un Estado palestino con Jerusalén oriental como capital en futuros acuerdos con Israel.
Al-Sudairi subrayó que la Iniciativa Árabe de Paz, ratificada por la Liga Árabe en distintos años, es crucial para acuerdos futuros. Esta iniciativa exige la retirada de Israel de ciertos territorios, la formación de un Estado palestino y una solución a la crisis de refugiados. Netanyahu, hace poco, compartió en la Asamblea General de las Naciones Unidas que no debería otorgarse a los palestinos un veto sobre futuros tratados de paz con naciones árabes. Aseveró que los palestinos tienen mucho que ganar de una paz extendida.
Mike Pompeo, afirmó que, independientemente del partido político que gobierne en Estados Unidos, siempre existiría el apoyo a acuerdos de normalización. Resaltó la importancia de las relaciones de seguridad entre Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel. Sin embargo, señaló que, bajo un mandato republicano, dada la percepción de Irán como amenaza, podría ser más sencillo alcanzar la paz.
Según el ex secretario de Estado, los Acuerdos de Abraham tuvieron éxito gracias al reconocimiento de Israel como aliado de los Estados Unidos, y al identificar a Irán como una amenaza principal en la región. «Aislar a Irán conduce a una región más pacífica», concluyó Mike Pompeo. A pesar de enfrentar sanciones y otras trabas, Irán sigue persiguiendo sus objetivos nucleares. El pacto nuclear de 2015, ha evidenciado las debilidades del Tratado de No Proliferación.
La decisión de Estados Unidos, bajo la administración Trump, de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, ha dejado al Tratado de No Proliferación (TNP) en una posición debilitada. La situación creada por Barack Obama ha llevado a Arabia Saudita a considerar la adopción de tecnología nuclear, no por motivos económicos o medioambientales, sino por percepciones de amenazas iraníes.
Con la pequeña geografía de Israel haciéndolo vulnerable y la inclusión de Arabia Saudita en el tablero nuclear, es probable que Irán se piense dos veces antes de atacar. Esta relación entre Israel y Arabia Saudita supera una simple normalización y puede ser una estrategia de Riad para contrarrestar a Irán, viendo a Israel como pieza clave en la disuasión nuclear. Frente a la obsesión iraní de propulsar a la región hacia una carrera nuclear, Israel se establece como un aliado crucial para quienes buscan defensa. Aunque Irán podría fabricar rápidamente un artefacto nuclear, se estima que Israel tiene un arsenal más amplio y preparado.
Para los saudíes, Israel se presenta como un escudo nuclear confiable, al menos hasta que Riad defina su propio rumbo nuclear. La cooperación entre ambas naciones parece sólida y guiada por defensas compartidas. Este reajuste en el Medio Oriente puede llevar a evitar un ambiente de una Guerra Fría regional, donde la sombra del espionaje y el peligro de un conflicto nuclear lo domina todo.
Pero tengo serias dudas en que los iranies se mantengan impasibles ante la alianza de Arabia Saudita con su peor enemigo Israel. La última palabra no está dicha.
2 de octubre de 2023