TRANSNISTRIA
EL LÍMITE DEL IMPERIO RUSO
Ricardo Veisaga
Transnistria en color rojo
Transnistria, denominado oficialmente como República Moldava Pridnestroviana, o Pridnestrovia, está ubicada en Europa del Este, dentro de la antigua República Socialista Soviética de Moldavia, integrada en la ex Unión Soviética. Este territorio limita con Moldavia al oeste, y Ucrania al este.
El nombre Pridnestrovia se refiere a «cerca del río Dniéster», ya que limita su mayor parte con la orilla izquierda del río. No tiene salida al mar, aunque su frontera sur está muy cerca del mar Negro. Con Besarabia (el resto de Moldavia) tiene fronteras al oeste, 411 kilómetros, y con Ucrania 405 kilómetros al este.
Transnistria es un estrecho valle que se extiende de norte a sur a lo largo de la orilla del río Dniéster, que forma una frontera natural colindante con el resto de Moldavia. El territorio tiene 4.100 km2 de superficie y según el censo de 1989, la población era de 679.000 habitantes, incluyendo las localidades de la zona de seguridad y las que se encontraban bajo control moldavo.
De acuerdo al censo de 2004, la población era de 555.347 habitantes, excluyendo las áreas bajo control moldavo. Según fuentes poco confiables, en la actualidad habría unos 700.000 habitantes en total. La capital de Transnistria es la ciudad de Tiráspol y fue fundada en 1792 por el Mariscal de Campo ruso, Aleksandr Suvórov.
Tiráspol, la ciudad más poblada y más grande de Transnistria, tiene alrededor de 160.000 habitantes. Ejerce como capital efectiva y en ella se encuentran las principales instituciones de gobierno. Transnistria mantiene un control de facto sobre la ciudad moldava de Bender (conocida como Tighina), que declaró su independencia de Moldavia el 27 de enero de 1990.
Sin embargo, las autoridades pridnestrovianas oficialmente no incluyen Bender en el territorio de la república. Incluye diez ciudades y pueblos, y 69 comunas, con un total de 147 localidades. Los habitantes son moldavos, rusos y ucranianos, que representan un 32.1%, 30.4% y 28.8%, respectivamente. También un 2.5% de la población son búlgaros.
La mayoría de los búlgaros son de Besarabia, descendientes de los expatriados que se establecieron en Besarabia en los siglos XVIII y XIX. La gran aldea de Parcani, es el mayor centro de búlgaros en Transnistria con una mayoría absoluta de búlgaros. La población eslava constituye un 62% del total de sus habitantes.
Las autoridades de la república emplean tres idiomas oficiales: ruso, moldavo y ucraniano. No obstante, el idioma de la administración es el idioma ruso. El moldavo es un dialecto del rumano, lengua romance emparentada con el idioma español.
En el territorio de Transnistria el moldavo se escribe con alfabeto cirílico a diferencia del resto de Moldavia, donde se utiliza el alfabeto latino desde los años noventa. El presidente del país desde 1991 hasta 2011, fue Ígor Smirnov y fue sustituido desde entonces hasta ahora por Yevgueni Shevchuk. En la actualidad ejerce de presidente Vadim Krasnoselsky.
Aunque Transnistria se autoproclamó independiente de Moldavia en 1990, no es reconocida oficialmente y para la comunidad internacional la región forma parte de Moldavia. Transnistria tiene el reconocimiento de tres «países» que no están reconocidos por las Naciones Unidas, Osetia del Sur, Abjasia y Nagorno-Karabaj.
Las autoridades de Transnistria pretendieron en varias oportunidades convertirse en un estado federal de Rusia. En 2006 hubo un referéndum en el que el 97.2% de los votos fueron favorables a una integración con Rusia. En el año 2013, el Consejo Supremo de Pridnestrovia aprobó el uso de la legislación rusa en el territorio de la autoproclamada república. El entonces presidente de Transnistria, Shevchuk, visitó Moscú en marzo de 2014 y expresó en la Duma la petición formal del Parlamento transnistrio para que el gobierno ruso abordara la cuestión lo más pronto posible.
Para Vladímir Putin, Transnistria es una carta para aumentar su presión sobre Ucrania y las potencias occidentales. La anexión de Crimea a Rusia ha devuelto a la actualidad la cuestión de Transnistria y existe la posibilidad de que los planes de Moscú incluyan a otras antiguas repúblicas soviéticas.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtió en este sentido, el entonces comandante supremo de la OTAN en Europa, general Philip Breedlove, declaró «La fuerza (rusa) que ahora está en la frontera oriente de Ucrania es muy muy grande y está muy muy dispuesta» en un evento en Bruselas.
«Tienen una fuerza absolutamente suficiente colocada en la frontera oriental de Ucrania capaz de desplazarse rápidamente a Transnistria si se toma la decisión. Y eso es muy preocupante». «Rusia está actuando como un enemigo y no como un socio», dijo Breedlove.
Rusia mantiene unos 1.000 soldados en el territorio desde 1992 y dice que esto cumple con los acuerdos internacionales. Rusia por su parte siempre ha negado tener más planes de expansión. El entonces viceministro de Defensa ruso Anatoly Antonov, dijo que «El ministerio de Defensa ruso está cumpliendo con todos los acuerdos internacionales que limitan el número de tropas en las zonas fronterizas con Ucrania».
Y antes, el embajador ruso para la Unión Europea, Vladimir Chizhov dijo a la BBC que la «reunificación» con Crimea no había sido planeada pero que ese es el fin de una «anormalidad» que duró 60 años. Después de los sucesos en Crimea, el gobierno prorruso de Transnistria envió una solicitud a Moscú para unirse también a la Federación Rusa.
Las autoridades de Moldavia antes de la caída de la Unión Soviética trazaron una ruta hacia la reunificación con Rumanía, proclamaron el moldavo como el idioma oficial, relegando al ruso de la mayoría de sus funciones, y cambiaron la escritura de la lengua moldava del alfabeto cirílico al latín.
La población rumano parlante sostenía que los moldavos y los rumanos eran un único pueblo, así que eran partidarios de acabar con la independencia de Moldavia para después integrarla a Rumanía. Tales sentimientos iban en contra de los intereses de la población de Transnistria, en su mayoría eslava. En 1990 un año antes de la caída de la URSS, los habitantes de la región proclamaron la República Moldava Pridnestroviana.
El entonces presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, declaró que esta proclamación no era válida. La situación quedó congelada de facto, pues todas las tropas soviéticas en Moldavia se encontraban en la región de Transnistria. Tampoco ningún Estado reconoció la recién creada nación, los focos informativos mundiales estaban centrados en aquellos días en los sucesos de desmembración de la antigua Yugoslavia.
El 2 de marzo de 1992, día en que Moldavia era admitida como miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas, el conflicto alcanzó una nueva fase. Comenzando la guerra de Transnistria. Moldavia contaba con un recién creado ejército y la ayuda de Rumanía, mientras en Transnistria unos nueve mil milicianos se preparaban para resistir la ofensiva moldava.
Las tropas transnistrias se hicieron con el control de la ciudad de Bender en la orilla derecha de Dniéster, mientras las fuerzas moldavas lograron capturar varias localidades en el distrito de Dubasari, ubicado en la orilla este. Los combates durarían tres meses y el conflicto se detuvo tras la intervención del 14 Ejército ruso, desplegado en Transnistria desde la época soviética.
El gobierno moldavo se dio cuenta de la imposibilidad de recuperar Transnistria mientras la Unión Soviética siguiera apoyando militarmente a los rebeldes. El 21 de julio de 1992 se firmaba un alto el fuego. Este acuerdo entre otras cuestiones, oficializaba la presencia del ejército soviético en la región, lo cual aseguraba a Transnistria que Moldavia no intentaría nuevas acciones militares.
Un poco más de mil personas perdieron la vida en los combates. Como parte de ese acuerdo de paz, se formó una comisión de control conjunta tripartita entre Rusia, Moldavia y Transnistria, que supervisaría las medidas de seguridad en la zona desmilitarizada, y comprenden a veinte localidades a ambos lados del río.
A pesar de la paz lograda, el estatus político de Transnistria permanece pendiente de definición, ya que ambas partes no cambiaron su postura sobre este punto. No es internacionalmente reconocida, es un Estado independiente de facto, organizado en régimen de república presidencialista, con un Parlamento, ejército, policía, sistema postal y moneda propia.
También adoptaron una Constitución, bandera, himno nacional, y un escudo. La mayoría de los transnistrios son de nacionalidad moldava, y también muchos con ciudadanías rusa y ucraniana.
Tras un acuerdo entre Moldavia y Ucrania, implementado después de que la Misión de asistencia fronteriza de la Unión Europea en Moldavia y Ucrania (EUBAM) que iniciara su actividad en 2005, todas las empresas de Transnistria que procuren exportar mercancías a través de la frontera con Ucrania deben ser registradas por las autoridades moldavas.
Este territorio es como otras zonas de conflicto postsoviéticas que permanecen congeladas como Nagorno-Karabaj, Abjasia y Osetia del Sur. Es un pequeño Estado no reconocido que vive en el pasado, una estatua de Lenin se levanta en la plaza principal y una bandera nacional rojo y verde con un pequeño martillo y una hoz amarillos ondea en el techo del edificio parlamentario, conocido como el Supremo Soviético.
Transnistria, es una región agrícola donde abundan los puntos de control manejados por tropas rusas. La economía del país, al igual que el funcionamiento de sus instituciones políticas, también ha sufrido cambios significativos desde la caída del bloque soviético.
A pesar que el Estado sigue siendo de carácter comunista, el modelo ha girado progresivamente hacia el reconocimiento de la libre empresa y un mercado más liberalizado. La Historia sigue avanzando según los lineamientos trazados por el orden mundial capitalista para todos y los procesos privatizadores fueron asumidos en el país en los años 90.
La industria pesada y la producción eléctrica son los principales sectores en el país, aunque en la práctica es el apoyo y el soporte económico de Rusia lo que hace funcionar la economía nacional. En 2011 Transnistria recibió en subsidios directos de Rusia 800 millones de dólares.
Las donaciones de Moscú son, por tanto, indispensables para el funcionamiento nacional. El gobierno de ese país se hizo cargo del pago de las pensiones de Transnistria durante el bloqueo económico que la nación sufrió en 2006 por parte de Moldavia y Ucrania. El rublo transnistrio solo tiene validez dentro del territorio, ningún otro Estado acepta como válida la divisa.
La percepción occidental del país es que esconde uno de los mercados de armas más importantes del mundo. Según la Unión Europea y Estados Unidos, Smirnov, el que fuera presidente de la República de Transnistria por veinte años, sigue siendo considerado un criminal.
El nombre de Transnistria fue repetida por todos los medios de comunicación en la década de los noventa y a principios del siglo XXI, fue porque se había convertido en un gran mercado de venta ilegal de armas. Hay que recordar que no fue sometido a ningún control el arsenal soviético que estaba aparcado en Transnistria tras la caída del Bloque del Este.
Existe más que sospechas que miles de estas armas han sido vendidas ilegalmente durante años sin ningún tipo de control. Lo que reportó un grave problema para la Unión Europea que al acrecentar sus fronteras hacia el este se acercaba a la región. Es cierto que algunas armas eran modelos demasiado viejos para algunas guerras, pero suficientemente efectivos para otras, como por ejemplo las que se llevan a cabo en África. El tráfico de armas aporta grandes beneficios a propios y extraños en este particular país.
Transnistria es un país que no tiene libertades, es completamente corrupto y controlado por varios empresarios mafiosos. Pero tiene un poderoso aliado llamado Rusia, que lo controla y su población está dispuesta a renunciar a su libertad a cambio de sentirse parte de la Federación Rusa. Se sienten más rusos que los propios rusos, es el único mundo al que conocen.
La bandera de Transnistria, el Parlamento y Lenin.
Esta región tiene una rica problemática étnica e histórica, que es necesario conocer para entender el porqué del divorcio entre vecinos. Históricamente, la región tuvo una mezcla de influencias de varias culturas y etnias. En la antigüedad, en el territorio de Besarabia (la Moldavia actual) vivían tribus eslavas, húngaras, tártaras y diversos pueblos nómadas.
En el siglo XIII, aparecieron las colonias genovesas, y en el siglo XV, la región se sometió a la influencia otomana. En 1812, tras una guerra turco-rusa, Besarabia pasó a formar parte del Imperio ruso. Rumanía y Moldavia formaron parte de entidades comunes la mayor parte de su Historia, la mayor parte de la población moldava es rumana.
Transnistria ha sido históricamente la frontera entre los territorios rumanos y las tierras que se abrían hacia las llanuras rusas y ucranianas, los rumanos sólo representan el 33% de la población de la región, frente a las mayorías rusas y ucranianas. Los rumano-moldavos siempre se han considerados una raza latina con una lengua románica, aislada en un océano de eslavos que los aleja de su origen latino.
Rumania era la Romanía (el nombre se debe a Roma), y la propaganda oficial rumana nunca pierde la ocasión de resaltar el mito de la descendencia del pueblo rumano de las legiones de Trajano. Es entendible que, en estas tierras tan vulnerables y volátiles a las invasiones extranjeras históricamente, sea necesario remarcar su singularidad propia.
La región más oriental de Moldavia, Besarabia, fue moneda de cambio común entre rusos y otomanos, fue recién en 1861, bajo el gobierno del coronel Alexandru Ion Cuza, se lograría formar una nación rumana independiente.
Durante la Guerra Civil en Rusia (1917-1923) Rumanía se anexionó Besarabia a pesar del acuerdo firmado entre Moscú y Bucarest sobre la retirada de las tropas rumanas, mientras que Transnistria continuó como una parte de la naciente Unión Soviética, dentro de la República Socialista Soviética de Ucrania.
La URSS nunca reconoció la adhesión de Besarabia y buscó reincorporar la zona (la actual Moldavia) a su territorio. Para ello creó la República Autónoma Moldava dentro de la República Socialista Soviética de Ucrania como una base de partida para la reintegración del territorio perdido. En 1940 Moscú dio un ultimátum a Rumania para que devolviera Besarabia a la Unión Soviética.
Las tropas soviéticas ingresaron a la capital, Bucarest, y esta cedió el territorio, el cual fue unificado por la Unión Soviética con Transnistria para crear la República Socialista Soviética de Moldavia. Besarabia, por los avatares políticos permaneció poco tiempo dentro de la URSS.
Tras el ataque de la Alemania nazi contra la Unión Soviética, las fuerzas rumanas se aliaron con las alemanas y llegaron a ocupar Besarabia, Transnistria y los territorios ucranianos hasta el río Bug Meridional. Los ocupantes impusieron la política de rumanización que preveía la prohibición de los idiomas ruso y ucraniano en todos los ámbitos, así como la implantación forzada de la lengua rumana, incluso en los territorios donde nunca se había hablado.
En 1944 las tropas soviéticas liberaron la región y la incorporaron de nuevo a la Unión Soviética, restableciendo la República Socialista Soviética de Moldavia. Durante el periodo de la Alemania nazi, se produjeron en Transnistria algunos de los sucesos más terribles de la Segunda Guerra Mundial.
Se cree que unos 185.000 judíos y algunos miles de disidentes fueron deportados a la región, donde se establecieron los únicos campos de exterminio no alemanes de toda Europa, según algunas versiones el ejército rumano exterminó a estas personas. Antonescu, llamado el Perro Rojo, fue depuesto en 1944 y sentenciado y ejecutado por los comunistas en 1946. A pesar de ello, en 1990 Antonescu seguía siendo una figura muy popular para muchos rumanos, los sucesos de Transnistria no habían ocurrido.
En Moldavia y Transnistria, como en muchos otros lugares balcánicos, los soviéticos creyeron que las divisiones nacionales y étnicas podrían ser superadas bajo el discurso marxista de las nuevas clases políticas. Es cierto, que los nuevos gobernantes no ignoraban estos problemas, y trataron de manejarlos de acuerdo a su conveniencia.
Los soviéticos establecieron la llamada República Socialista de Moldavia incluyendo a Transnistria en la misma. Lo que querían los comunistas era crear una nueva organización política en el territorio histórico de Besarabia, una cultura y un sistema de gobierno propiamente moldavo y sin las influencias de Rumania.
Para lograr ese fin se adoptó el ruso como lengua oficial y se implementó el asentamiento de rusos y ucranianos en la región. Los principales puestos de gobierno de la nueva república fueron adjudicados a miembros de etnias no rumanas y la lengua moldava fue adaptada y empezó a ser escrita en alfabeto cirílico.
El fin era romper toda relación histórica con Rumania y de esa manera controlar el territorio, los aparatos de propaganda oficial propalaban la idea de que los moldavos habían sido liberados de la opresión rumana por el ejército rojo. Esto fue efectivo por algunas décadas, pero entre los ochenta y a principios de los noventa, mientras la Unión Soviética lanzaba su canto del cisne, las cuestiones nacionales y étnicas ocultas bajo el manto soviético resurgían.
La República Socialista Moldava, en el marco de la perestroika, adoptó de nuevo la grafía latina y rumana. Pero con motivo de las relocalizaciones ordenas por el Kremlin, muchos habitantes en la región eran rusos parlantes y la decisión de Moldavia, provocó muchas protestas.
Se acusó al gobierno en Chisinau de fomentar un exclusivismo nacionalista y discriminación, que no contemplaba a las etnias minoritarias, como si los soviéticos lo hubiesen contemplado antes. El gobierno moldavo, de manera imprudente, el 27 de abril de 1990 daba un paso más en su nueva política nacional, la bandera tricolor (con los colores de la rumana en el mismo orden) era adoptada como enseña oficial del país.
Los colores estaban inspirados en la leyenda de Esteban el Grande, soberano que había logrado forjar a finales del siglo XV un reino moldavo-rumano independiente del Imperio turco, con lengua y cultura latinas. Según el mito, el rey, preocupado por conservar el saber y la religión moldavo-rumana, ordenó construir monasterios en lo más profundo de los bosques para mantener a salvo de los turcos o cualquier otro invasor.
Los monasterios se levantaron y fueron decorados con pinturas tradicionales, no solo por dentro, sino también por fuera. Los tres principales monasterios (Humor, Voronets y Moldovitsa) fueron pintados de rojo, azul y amarillo, con lo que quedaron establecidos los colores de la bandera nacional.
En los inicios de la década de los noventa, la idea de la reunificación cobraba fuerza y el 6 de mayo de 1990 se daba una apertura parcial entre las fronteras de Moldavia y Rumanía. No obstante, en Transnistria, donde los moldavos eran minoría, el proceso se percibía de una manera completamente distinta.
De conformarse una Gran Rumanía, rusos y ucranianos veían amenazadas su identidad y su lengua. A consecuencia de tales temores, el 2 de septiembre se proclamaba en Tiráspol la República de Transnistria.
No lejos de Tiráspol, está Chisinau, la capital de la República de Moldavia, en Chisinau se puede ver todas las diferencias de una nueva democracia de mercado, con tráfico caótico, salas de venta de autos de lujo, todo en un país considerado el más pobre de Europa.
Los deseos de Moldavia es convertirse en miembro de la Unión Europea, el mismo deseo que tiene actualmente Serbia. Que sería un golpe más para las pretensiones imperiales de Rusia, y un nuevo paso de la OTAN (léase Estados Unidos) muchos, como es lógico pensar, Rusia intentará evitarlo mediante la anexión de Transnistria.
Hasta la fecha la posición oficial del Kremlin consiste en apoyar la integridad territorial de Moldavia, con Transnistria como una entidad autónoma dentro del país. Si Vladimir Putin continúa avanzando en Ucrania, particularmente a lo largo del Mar Negro hasta Odessa, donde hay vínculos con Transnistria, se vería un escenario pre-bélico.
Pero Putin que es un político realista sabe que Donald Trump no es Obama, a quien se cansó de tomarle el pelo, es posible que se detenga en Crimea. Pero tampoco se puede descartar que los hechos en Ucrania se repitan en la República de Moldavia.
El entonces primer ministro Iruie Leanca (2013-2015) quería firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE) similar al que desató las violentas protestas en Kiev que condujeron al derrocamiento del presidente Víktor Yanukovich. El objetivo era unirse a la (UE) en 2019.
El actual primer ministro Pavel Filip, continúa con el mismo objetivo, lo que buscan es consolidar la posición de Moldavia en la OTAN, a pesar de su política oficial de neutralidad militar. Entonces, Iruie Leanca, graduado en una de las universidades élite para diplomáticos en Moscú, tenía lógicos temores de enfrentarse de forma directa con el poder de Rusia.
«Mi propia experiencia me dice que hay que tener un diálogo muy bueno e intenso con Rusia. Y entre más podamos discutir más progreso veremos».
El conflicto vigente en Ucrania amenaza con reavivar la guerra, el gobierno de Ucrania decidió bloquear la rotación de las fuerzas de paz rusas desplegadas en la región, puesto que las autoridades ucranianas las consideran una amenaza para Kiev. Apoyan también la integridad territorial de Moldavia ya que la propia Ucrania sufre un conflicto armado en Donbass (Ucrania) de carácter territorial, en la que tiene injerencia directa el Kremlin.
El conflicto en Ucrania, significa un peligro real para Transnistria, dada su posición geográfica, ya que se encuentra entre dos Estados que se oponen a su soberanía política. Moldavia sigue manteniendo su reivindicación sobre Transnistria y Ucrania está dispuesta a apoyar cualquier medida que vaya contra los intereses de Rusia en la región.
Sin embargo, la población de Transnistria no mira a Occidente sino a Rusia, a quien conoce o, creen conocer. En Tiráspol, como sucede en el resto del país, de acuerdo a los relatos de los turistas y los enviados especiales de las agencias, en los parques, en vez de fuentes o juegos para niños, hay tanques y copias exactas de los reactores rusos. Los recién casados organizan sus sesiones fotográficas bajo el cañón de un tanque soviético. En lugar de los clásicos policías en las calles, hay militares.
En cualquier lugar es posible encontrar estatuas de Lenin, una hoz con el martillo, o murales o grafitis realizados por el gobierno, en donde se destacan las bondades de Rusia, o ¿de la URSS? Su posición estratégica en la lucha por el dominio mundial les hace gozar de un estatus especial, cosa que no sucede en otros lugares de Rusia, donde la gente mira con buenos ojos a Occidente, como en las ciudades de Moscú o San Petersburgo.
En Tiráspol, en sus calles principales hay numerosos bancos, tiendas de todo tipo y algunos restaurantes con conexión a internet. Los turistas sólo pueden permanecer en Transnistria durante tres días. Para decirlo de otra manera, Transnistria, no es un Estado soberano, es apenas una asociación ilícita con una fuerza militar rusa que los protege. Es la zona más occidental controlada por Rusia.
El ex presidente de Moldavia, Mijai Ghimpu, hace muchos años dijo en una entrevista que «Transnistria no es un accidente. Es una realidad creada por Moscú», es un objetivo de Rusia. En 1989, con la caída del muro de Berlín, la Unión Soviética perdió su influencia en esta zona y, a pesar del poder que le otorga el control del gas, cada año pierde peso en Europa del Este.
Rumania ya forma parte de la OTAN, Ucrania ya es parte de Occidente mientras que Moldavia, a pesar de su inestabilidad política, mira hacia Rumania, hacia Europa y a la OTAN. «Rusia quiere que Moldavia siga bajo su influencia y que no entre en la OTAN».
Ghimpu, estaba convencido de que el futuro de Moldavia no era Rusia, y que Rusia tiene decidido que: «si no puede controlar Moldavia, al menos lo hará con un trozo del país, que es Transnistria». Pero, según el ex presidente, «en realidad, Transnistria es más grande que el trozo de tierra que parece».
Su importancia estratégica dificulta una hipotética unión con Moldavia, porque nada hace pensar que Rusia renuncie a su pedazo de Occidente. Transnistria, es la parte de la frontera rusa, donde parece que el muro de Berlín sigue en pie.
20 de febrero de 2019.