TOMAHAWK
TOCO Y ME QUEDO
Ricardo Veisaga
El ex presidente Obama dijo en 2013, que el empleo de armas químicas era una «línea roja» y Bashar al-Assad las pasó por arriba. Lo único que logró Obama fue hacer el ridículo, finalmente mostró la hilacha y Putin lo salvó del lamentable espectáculo que produce la cobardía.
En Ucrania, Putin le agarró la vuelta y Obama se comió el amague o como dicen en el café, el ruso «lo corrió con la vaina». Donald Trump contó que mientras comía «el trozo más bonito de tarta de chocolate que hayas visto», con el presidente de China Xi Jinping. «Me dieron el mensaje de que los barcos estaban en posición y cargados. ¿Qué haces? Y tomamos la decisión de hacerlo, con lo que los misiles estaban en camino».
En ese momento, Trump le comunica a su invitado el presidente chino. «Le dije, ‘señor presidente, déjeme que le explique algo: acabamos de lanzar 59 misiles dirigidos a Siria». Xi Jinping se paró durante diez segundos y le pidió al intérprete que tradujera otra vez. «No me pareció que fuera una buena señal», relató Trump. «Y entonces me dijo: ‘(…) cualquiera que use gases contra niños pequeños y bebés, está bien’. Le parecía bien».
Pese a la supuesta destrucción del arsenal químico (bajo responsabilidad y supervisión rusa), la ONU confirmó tres ataques con este tipo de armas en 2014 y 2015 por parte del régimen sirio. Tras la cumbre con Xi Jinping, la Casa Blanca aseguró que sentaron las bases para futuras discusiones.
Donald Trump informó que mantuvo una conversación telefónica «muy buena» con Xi Jinping sobre Corea del Norte. Y que Xi Jinping le pidió solucionar el conflicto pacíficamente y asegurándole que está comprometido seriamente con la desnuclearización de Pyongyang.
Estados Unidos lanzó a distancia unos pocos misiles (59) contra un objetivo muy concreto de valor táctico limitado, pero de gran magnitud política. Estados Unidos tiene potencia militar de sobra para aniquilar un complejo militar mucho más importante en pocas horas. No quiso hacerlo, lo que hizo, fue sencillamente marcar territorio enviando un mensaje político a muchos actores a la vez.
¿Y cuál fue el mensaje? Aquí estamos, no queremos una nueva guerra, pero no vamos a permitir que un dictador ataque impunemente a la población civil, y que la suerte de al-Assad penda de un hilo. La verborragia de Obama es cosa del pasado. Res non verba decían los romanos, cosas no palabras.
El primer destinatario fue al-Assad, Putin e Irán, y que First America significa… Primero América (verdad de Perogrullo), y no complicidad con los enredos de Putin, aunque el enemigo principal siga siendo el Estado Islámico. Y también fue para el establishment de Washington, tan hostil hacia él, a China le avisa que está en carrera, lo que no es poca cosa, en el contexto de la crisis del Mar de China meridional y la guerra económica.
Donald Trump sabe que necesita de Vladimir Putin, pero que esa necesidad no es de ninguna manera absoluta, y menos la de subordinarse a sus planes. En la base había aparatos y soldados rusos horas antes, casualmente ese mismo día, la OTAN desembarcó cientos de blindados británicos en Estonia. A Israel, le confirma que puede estar tranquilo, que va a estar a su lado y que él no es Obama y nadie le va quitar un palmo de territorio.
Pero por, sobre todo, más allá del ruido mediático y las prédicas moralizantes, la guerra es siempre la prolongación de la política por otros medios. La guerra es esencialmente política, pero no es necesaria llegar a ella, con unos pocos misiles alcanza. Estados Unidos fue desde 1989 y sigue siendo la potencia hegemónica, su política en Oriente Medio y Próximo sólo puede ser una, y en el terreno, tratará de cubrir lo más posible sus objetivos generales, como lo hará Rusia.
No es el bolsillo o el estómago el órgano más sensible como creía Juan Perón. Lo que mueve el mundo y construye la historia es la lucha por el poder. Siempre lo fue y seguirá siendo así, los argumentos ideológicos, morales o jurídicos pueden ser muy importantes, porque sirven para suavizar la lucha por el poder, pero no van a ocultar la realidad. Quien quiera ver aquí una lección moral, se equivoca.
Estados Unidos es el primer PIB nominal del mundo y lejos del segundo, es la mayor potencia militar cuyo presupuesto es casi la mitad del total mundial, con una presencia política y comercial en todo el mundo. Y su política exterior como superestado o Imperio, consiste en mantener la hegemonía junto a sus aliados e imponiéndose a sus competidores, manteniendo o aumentando su poder, ese es el destino trágico de los Imperios y no otro.
Hay quienes quieren ver una incoherencia en la acción de Trump, quien había dicho, que, para él, la salida del poder de al-Assad no era una prioridad, y que el verdadero objetivo era acabar con el Estado Islámico. Eso no ha cambiado, eliminar al alauita hubiese sido muy fácil, bastaba con elegir la residencia de Bashar para el ataque, esa era una entre otras opciones que le presentó el general Mattis.
Desde George Bush, Sr., los sucesivos gobiernos americanos trataron de imponer su hegemonía para la construcción de un mundo global, muy parecido al New World de Wilson, al One World de Roosevelt, al mundo trasnacional de Soros o Peter Sutherland, en definitiva, al Estado Mundial que soñaba Kant. Trump es un freno para esa perversa globalización y espero que no muera (o lo maten) en el intento.
Donald Trump no quiere levantar un mundo global, es el arquitecto que quiere reconstruir la potencia nacional norteamericana, es la reafirmación del Estado nacional, del Estado soberano con fronteras claras y si es posible con muros. Pero cambiando el marco ideológico y el color político actual.
Quienes creyeron que Trump iba a hacer una política obamista, sinceramente no han entendido nada. Los primeros desencantados dicen, que no está bien dividir el escenario del Oriente Medio y Próximo. ¿Por qué está mal? El que divide reina, y gana. En cuestiones de interés político, dividir es un buen instrumento para imponer la hegemonía.
Barack Obama pretendía un escenario político parejo, igualitario, contra natura, con un Estados Unidos en el papel que ciertamente no era de primus inter pares. Trató de manipular a Irak y Siria, exacerbó peligrosamente la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita en favor del primero, regalándole la vía a la bomba atómica. Irán se fortaleció y ahora pretende expandir el mundo chiíta hasta el mar Mediterráneo, atravesando Irak y Siria, sumando a Hezbolláh en Líbano, de lograrlo sería el mayor espacio de poder chií desde los tiempos del califato fatimí de Egipto, otorgándole a los ayatolás una relevancia geopolítica extraordinaria.
Obama persiguió y desprotegió a Israel. Un Israel estratégicamente necesario para que el islam no pueda cerrar el Mediterráneo como en 1453. Israel, que busca en primer lugar sobrevivir implicando a la mayor cantidad posible de países, de hecho, ya lo está haciendo con Arabia Saudita, Turquía, etc., y si es necesario por seguridad nacional anexará los Altos del Golán, y alentará divisiones en el mundo musulmán, ya que estos ven a Israel como un enemigo común.
La primavera árabe sirvió en bandeja el poder a los fanáticos islámicos, Egipto estuvo a punto de convertirse en una república islámica. ¿Y Turquía? Turquía con la política errática del califa Recep Erdogan se salió de control. Tratando de reactualizar el imperio otomano, no territorialmente, pero sí en cuanto a liderazgo político en la región e islamizando Turquía, por suerte está alejado del criterio de la Unión Europea, para ser incorporado como miembro.
Trump, pretende reducir tensiones con Rusia, encontrar una fórmula cómoda de reparto de influencia y controlar a Irán, dentro de la redefinición de las actuales fronteras en Oriente Próximo. Ninguno de los países intervinientes quiere quedar al margen del nuevo mapa, que Estados Unidos lo consiga es harina de otro costal, ya que los otros actores también tienen sus propios planes e intereses.
En el terreno concreto, las circunstancias cambian permanentemente y cualquier acción militar puede tornar inmanejable la situación. Estados Unidos como potencia hegemónica debe tratar de alcanzar sus objetivos generales lo máximo posible. La ancestral guerra entre suníes y chiíes, imposibilita un acuerdo entre árabes, persas y turcos.
La irrenunciable creencia islámica de que todo territorio que algún día fue musulmán volverá a serlo, el retorno del salafismo político-religioso, fogoneado desde Riad por medio de la estructura de los Hermanos Musulmanes, configura un escenario inestable e imprevisible. Por ello es necesario mantener dividido al vecindario y asegurar que el petróleo y el gas sigan fluyendo, para evitar el riesgo de colapsar el orden internacional.
Los árabes en general y Arabia Saudita en especial, quieren mantener su privilegio en el mercado petrolero, para ello es necesario controlar la península arábiga, sus rutas marinas y el territorio por donde pasan sus oleoductos, por eso se pelea en Yemen. El día 30 de septiembre de 2015, el Consejo de la Federación, apoyó por unanimidad la decisión del presidente Putin de utilizar las Fuerzas Aeroespaciales para luchar contra el Estado Islámico en Siria.
La intervención en realidad comenzó en 2011, ante la ayuda militar que solicitó Bashar al-Assad. La base aérea de Jmeimim, cerca de Latakia, fue puesta a disposición de los aviones rusos. Desde el inicio sostuvo Putin que Moscú estaba abierta a colaborar con otros países que luchasen contra los terroristas en Siria. Y en un gesto de buena voluntad, habían advertido sobre el inicio de la operación a Estados Unidos y otros países de la coalición occidental.
¿Por qué Rusia envió su fuerza aérea a Siria? Dejando de lado el verso de la lucha contra el terrorismo, hay razones de sobra y justificadas para su intervención, que tiene que ver con la dialéctica de Estados en la lucha por el poder mundial, y eso implicaba apoyar a Bashar al-Assad. Rusia al verse asediado por Estados Unidos y la OTAN necesitaba hacer pie en el lugar.
Bashar al-Assad es uno de los pocos aliados de Rusia en Oriente Medio (Tartús es la única base de la Armada rusa en el Mediterráneo), en septiembre de 2015, las tropas sirias estaban sufriendo derrotas y disminuía el control territorial, y eso no era conveniente para Moscú.
La prioridad de Rusia era conservar la existencia del Estado sirio, el presidente, individualmente, no era ni es tan importante. El ministro de Exteriores Serguéi Lavrov declaró muchas veces que Rusia no defiende a una persona en concreto, sino que defiende al Estado sirio como miembro de la ONU. Es decir, al Estado sirio como satélite ruso. Vladímir Ajmétov, del Instituto de Estudios Orientales de la Academia Rusa de Ciencias, dice:
«Tarde o temprano, Assad tendrá que marcharse, ya que, tras cinco años de guerra civil, una parte significativa de la población no está dispuesta a reconocerlo como jefe del Estado, y en Rusia entienden esto. Lo importante para nosotros es garantizar el carácter laico del gobierno y el respeto a nuestros intereses».
La operación militar, convirtió a Rusia en un actor clave de la mediación diplomática en la crisis, como miembro permanente del Grupo Internacional de Apoyo a Siria (GIAS) y copatrocinador del proceso de paz de Ginebra. Esto le permitió reforzarse en el escenario internacional y acabar con la tendencia al aislamiento que estaba sufriendo después de Crimea, Donbass y la catástrofe del Boeing.
Para la operación, Rusia utilizó las Fuerzas Aeroespaciales, para proteger la base se usó unidades de infantería marina de la Flota del Mar Negro y de la 7ª división aerotransportada. Se desplegó un sistema de baterías antiaéreas, que tras el incidente con el avión derribado por Turquía, se incorporó el S-400, para el desminado de Palmira tropas del cuerpo de ingenieros.
La tecnología aérea utilizada son los cazas Su-30SM, los bombarderos Su-34 y Su- 24M, los aviones de ataque a tierra Su-25, y los helicópteros Mi-8 y Mi-24P. Además, realizó ataques con los bombarderos estratégicos Tu-22M3, Tu-95MS y Tu-160, y lanzó misiles desde buques de la flotilla del Mar Caspio y un submarino de la Flota del Mediterráneo.
Las estimaciones sobre los gastos son muy variadas, no hay datos oficiales. Según el grupo de comunicación RBC, en otoño de 2015 Rusia estaba gastando alrededor de 2,5 millones de dólares al día. El centro de análisis británico IHS Jane’s, estima entre 2,3 millones a los 4.000.000 de dólares diarios. Las estimaciones se realizaron antes de la salida de los aviones de combate en marzo de 2015.
El 10 de mayo de 2016, Putin declaró que, las Fuerzas Aeroespaciales rusas habían realizado más 10.000 vuelos de combate, alcanzando más de 30.000 objetivos, y 200 instalaciones relacionadas con la extracción y refinado del petróleo. Para Rusia, Siria puede significar quedar atrapado como en Afganistán.
Actualmente para el Estado Islámico (IS) ya no se trata de una guerra relámpago sobre Siria e Irak, de lo que se trata es mantener los territorios ocupados. Estar en el bando de Bashar al-Assad convierte a Rusia en parte del conflicto y no en un moderador. Rusia no tiene contactos con la oposición siria, lo que le impide actuar como un intermediario efectivo. Moscú sabe que una excesiva implicación en favor de al-Assad le alejaría de países como Turquía o Israel.
El líder sirio aspira a una solución 100 % militar, Rusia quiere verse negociando desde una posición de fuerza (y cobrar los servicios prestados). La orden de Donald Trump de lanzar el ataque contra la base área de Shayrat, desde donde se originó el bombardeo con gas sarín, ha causado mucha sorpresa. Hay quienes lo critican por la decisión unilateral, sin la autorización de un organismo multilateral, como por ejemplo la entelequia llamada ONU.
¿Qué va a hacer la ONU, pondrá en su lugar a Estados Unidos? hay que ser idiotas para pensar así. William Cohen ex secretario de Defensa dijo: «Un ataque no hace una estrategia», es cierto, una golondrina no hace verano, como se dice en el Quijote y lo anticipara Aristóteles en su Ética a Nicómaco, pero una golondrina en solitario demuestra que se adelantó a la bandada.
La historia militar nos enseña que acciones limitadas suelen tener repercusiones estratégicas, recuerden el ataque ordenado por Ronald Reagan sobre Trípoli (Libia) el 14 de abril de 1986, que puso en caja a Gaddafi. El ataque entierra la doctrina Obama tan lamentable para Estados Unidos y Occidente. El ex presidente Barack Obama creía supersticiosamente que la presencia estadounidense en el Medio Oriente era malvada, y que su intervención no resolvía los problemas, sino que los aumentaba.
A Trump no le parece mala su presencia en la región, Rusia lo hace, Turquía, Irán, incluido China. Mucho menos el uso militar, la decisión de atacar la base siria rompe con la política de parálisis de Barack Obama. Y sobre todo Rusia ya no es un elemento paralizador de las fuerzas estadounidenses, como lo fue durante el mandato de Obama. Y también deja mal parado el mito de los líderes post- modernos entre ellos Obama, que el uso de las armas no consigue nada.
De ser esto cierto, las naciones no tendrían existencia serían meras apariencias, por el contrario, ellas surgen de los escombros de los imperios. Los Tomahawks no sólo alcanzaron sus objetivos, dejando en claro la superioridad tecnológica militar de los Estados Unidos, sino que metió la pica, ya no en Flandes, pero si en Damasco, y da por supuesto que las armas pueden modificar el curso político ya que ellas son la continuación de la política por otros medios.
En el mundo bipolar de Estados Unidos y la Unión Soviética, la previsibilidad era la norma, pero en un mundo multipolar, donde las potencias se mueven según sus propios intereses, la imprevisibilidad estratégica estadounidense constituye una clara ventaja. Desconocer cómo reacciona un adversario es una gran desventaja. Estados y grupos terroristas conociendo la previsibilidad de Occidente, actuaban con total impunidad.
Vladimir Putin le había tomado el pulso a Obama, pero con Trump encontró la horma de su zapato. Que Kim Jong-Un siga amenazando, que ya no gobierna Bill Clinton ni Obama. Por eso es sumamente importante el Presidente y Comandante en Jefe que le toca en suerte a cada Imperio o superestado. Y por lo mismo, no estoy de acuerdo con aquellos que creen que basta con ser un Imperio para seguir con un tipo de política.
Pensamiento expresado en aquello de «no importa quién sea el presidente». ¿Acaso es lo mismo para su eutaxia, Ronald Reagan que Jimmy Carter? Claro que no, para no mencionar a Obama, como tampoco lo es Putin respecto a sus predecesores. Los grandes superestados o Imperios no se desplazan en la historia con el piloto automático puesto.
Estados Unidos, puede actuar donde sea necesario, para eso tiene la potencia, pero tampoco es cuestión de capricho o potencia, sino de prudencia política. Por eso Estados Unidos le comunicó a Rusia que iba a proceder al ataque, hacerles partícipes de la acción con el fin de que evacuaran el aeródromo militar no supone ningún acuerdo ni complicidad.
Putin poco pudo hacer para detenerlo, salvo poner a sus soldados a resguardo, y tampoco puede hacer mucho ahora más allá de subir el tono de sus quejas y reclamos. Es lógica su reacción, Putin se está jugando todo su prestigio en Siria. La cancelación del viaje del ministro de Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, que tenía previsto hacer a Moscú, es otra muestra de lo desagradable que esto significa para Rusia.
Desde 2015, la Rusia de Vladimir Putin se consideraba la única superpotencia en Siria, era su guerra, ya no lo es. Trump dijo y sigue sosteniendo que eliminar al Estado Islámico es su prioridad, pero limpiarle el patio a Bashar al-Assad no significa trabajar para él. El vacio que puede dejar el (IS) no lo deben cubrir los enemigos de Occidente como al-Assad y ni los ayatolás persas.
Las pretensiones iraníes deben ser paradas en seco y no darle cuerda como hizo Obama. Trump ha sido claro al recordar que el problema es el islamismo, y que la raíz del problema no está en nuestra historia, ni en la pobreza, como lo creen Obama y el Papa Francisco.
Me llegaron informes desde Moscú de fuentes cercanas al Kremlin, y que dan cuenta de discusiones acerca de seguir prestando apoyo a Bashar al-Assad o no. A Rusia no le gustaría quedar como un encubridor. Mientras algunos países de la región como Turquía, Israel y los países árabes critican duramente al régimen alauita, Rusia e Irán le ofrecen su apoyo.
Vladimir Putin y Hasán Rouhaní calificaron de inadmisible «la agresión de EE. UU contra un Estado soberano». ¿Siria es un Estado soberano? Formalmente sí, pero es un territorio ocupado por tropas extranjeras.
El profesor Grigori Kosach de la Universidad Estatal de Ciencias Humanas de Rusia, dijo: «Asad nunca ha sido un peón en manos de Rusia, y sus acciones, su comportamiento y sus declaraciones a menudo han ido en contra de la postura oficial de la Federación Rusa». Por ejemplo, Assad ha declarado en repetidas ocasiones que antes de la regulación política y de las reformas debe tener lugar la «victoria total sobre los terroristas», mientras que Rusia se muestra a favor de iniciar lo antes posible un proceso de normalización política.
Continúa Kosach: Assad es el socio principal en Siria. «Si renunciamos a nuestro apoyo a Assad, Rusia podría perder todo lo que ha conseguido en Siria, ya que no tiene relaciones con la oposición y la posibilidad de que esto se produzca es muy limitada».
Quiero agregar que Rusia no lo deja caer a Bashar al-Assad, porque no tiene con quien reemplazarlo por ahora. Pero todo tiene un límite, pienso que Rusia no entraría en un conflicto armado directo con Estados Unidos y la OTAN para proteger al sirio. De hecho, Rusia no intentó derribar los Tomahawks.
Fuentes del ministerio de Defensa comentaron que «los sistemas antiaéreos en Siria protegen principalmente la infraestructura militar rusa, nuestra misión no es cubrir todo el cielo de Siria». El analista político Alexéi Arbátov subrayó «Nuestros sistemas de defensa antiaérea protegen nuestras bases aéreas y marítimas. Siria no es nuestro aliado, sino nuestro socio».
Las fuerzas aéreas de Rusia no se involucrarán en acciones militares contra los Estados Unidos, a menos que exista una amenaza directa contra los soldados rusos desplegados, explicó el Jefe del Comité de Exteriores del Senado ruso, Konstantin Kosachov. Por eso no funcionaron el escudo antimisiles rusos S-400 y S-300 contra los misiles de Trump.
Funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional aseguran a la prensa que tienen «pruebas fisiológicas» de que el régimen sirio usó gas sarín contra la población en una zona bajo control rebelde. Estados Unidos confirmó la autenticidad de fuentes externas que demuestran que un caza sirio lanzó el ataque con el mortal gas.
La Casa Blanca ofreció una pormenorizada cronología del ataque. Poco antes de las 07.00 hora local, un avión de fabricación rusa Sukhoi Su-22 de la fuerza aérea siria sobrevoló durante unos 20 minutos Jan Sheijún y, sobre el mediodía, comenzaron a aparecer evidencias gráficas en internet de víctimas con síntomas de un ataque químico. Poco después de la 13.00 hora local, las víctimas empezaron a inundar un hospital cercano, que posteriormente, sería bombardeado con armamento convencional. Estados Unidos también tiene certeza de que un militar sirio de alto rango vinculado con el programa químico de Siria estuvo presente en la base de Shayrat antes del ataque.
La versión siria y rusa sostiene que las muertes por exposición a un químico neurotóxico se produjeron tras el bombardeo de una fábrica de armas químicas de un grupo yihadista. Por el contrario, Washington considera que el ataque químico tenía «motivos operacionales» con el objetivo de ejercer presión en la retaguardia de zonas rebeldes claves para mantener el control de la ciudad de Hama. La primera periodista en llegar al lugar de los hechos desmintió la existencia del depósito de armas químicas. La verdad es que ahora el monopolio ruso-iraní del espacio aéreo sirio ya existe.
Estados Unidos irrumpió en una guerra civil en la que no están interesados en participar, y la supervivencia política de Bashar al-Assad no está garantizada, tiempo al tiempo, en algún momento deberá responder por crímenes de guerra, de los que seguramente no quedará impune. La economía siria está destruida, y Rusia que atraviesa por duros momentos económicos, con el precio del petróleo por el piso y las sanciones, no está en condiciones de cargar con el muerto.
El PBI se redujo un 55 % entre el 2010 y el 2015. Desde el 2015, la inflación se estima en un 470 % anual. Menor que la de Venezuela, pero igual de nociva. Trump dijo refiriéndose a Putin en comparación con Obama «era un líder más fuerte», es cierto, Putin es un verdadero animal político y espero que sea prudente y que sepa evaluar el nuevo escenario.
El 12 de abril se celebró la reunión entre el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson. Tillerson tuvo la valentía de concurrir a Moscú luego del incidente y en medio de acusaciones por ambas partes y un ambiente hostil. Ningún Secretario de Estado había realizado su primer viaje como tal a la capital moscovita desde Cordell Hurt.
Tanto Moscú como Washington están interesados en lograr una solución política a la crisis siria, declaró Lavrov. Los dos funcionarios calificaron de sincera y sustancial su reunión. Según Lavrov, en estos últimos años Rusia y Estados Unidos han liderado los esfuerzos internacionales por buscar soluciones de compromiso y, en concreto, por reunir a las partes en el conflicto sirio y los actores externos en la mesa de negociaciones bajo los auspicios de la ONU.
«Hoy acordamos continuar el diálogo bilateral para apoyar e impulsar el proceso multilateral», indicó el ministro ruso, y agregó que Moscú valora mucho tanto las negociaciones sirias en Ginebra, en las que Rusia participa junto con Estados Unidos, como las consultas sobre Siria en Astaná, donde colegas estadounidenses están presentes en calidad de observadores.
Lavrov calificó de «contraproducente» el intento de aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU el proyecto resolución de Francia, Reino Unido y Estados Unidos «no tanto sobre la investigación del incidente sino sobre la legitimización de las acusaciones».
Estados Unidos no tiene información que confirme que Rusia prestó asistencia a Damasco en la organización del ataque químico en la provincia siria de Idlib, declaró Tillerson. Lavrov informó que Putin confirmó la disposición de Rusia de volver a la aplicación del memorando de prevención de incidentes aéreos en Siria, suspendido por Moscú, si la coalición estadounidense confirma que su objetivo en Siria es la lucha contra las agrupaciones terroristas.
Los memoriosos recuerdan que, en septiembre de 1901, el presidente Theodore Roosevelt, pronunció un célebre discurso en Minnesota, en donde recordó un viejo proverbio de África occidental que decía: «habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos», en referencia a la expulsión que llevó a cabo el Comité Republicano de New York con uno de sus miembros.
«Hablemos con suavidad, pero llevemos un palo grande, e iremos lejos», dijo Roosevelt, frase que luego se aplicaría a su política exterior, la política del gran garrote, del Big Stick, que los progres y Obama aborrecen. Y que Donald Trump parece haber resucitado. También había dicho Theodore Roosevelt:
«Hagamos siempre evidente que no usamos palabras que no estamos preparados a respaldar con hechos y mientras nuestro discurso debe ser moderado, estemos siempre listos y dispuestos a hacerlo cumplir».
Es preferible no llegar a ello, pero la verdad es que hay momentos en que las palabras no bastan, res non verba. Y cuando las palabras dejan lugar a los hechos, no importa que ese garrote se convierta en 59 Tomahawk, la madre de todas las bombas o, un ataque contra Corea del Norte. Así es la vida (política), hay que plantar cara cuando sea preciso, y marcar el territorio, hasta los animales lo hacen. Por eso será aquello de Hobbes «Homo homini lupus».
12 de abril de 2017.