SODOMA Y EL HIJO DEL CURA
VERGÜENZA VATICANA. LA SANTA CEDE
Ricardo Veisaga
Hace un tiempo realicé un comentario sobre la condición homosexual de muchos altos dignatarios de la Iglesia, y mencioné como fuente a un amigo periodista italiano, considerado uno de las mayores vaticanistas, es decir, un entendido sobre asuntos de la Iglesia. Este periodista se dedicó por años a investigar y habló con muchos cardenales, pero no publicó sus investigaciones por pedido de algunos de ellos que hablaron bajo condición que no viera luz mientras estuviesen vivos.
Muchas de las cosas que había descubierto, como nombres, cargos eclesiásticos, etc., me fue confiado en una tarde en Roma, en un café cerca de la Vía della consolazione, varios cafés de por medio. Pero Fréderic Martel sin ningún impedimento amistoso hizo público su trabajo. El libro que acaba de aparecer en medio de gran publicidad (de ella me ocuparé luego).
La expulsión del Cardenal McCarrick, el primero en ser expulsado en estos tiempos, ha desatado también todo tipo de reacciones, unos pidiendo que la Iglesia (su jerarquía) cumpla con la disposición contemplada por ella y que impida a los gay su ingreso a los seminarios, y que expulse a los ejercen el ministerio. Sin embargo, otro grupo de sacerdotes homosexuales, piden que reconozcan su papel en la iglesia.
De acuerdo a sacerdotes gays e investigadores calculan que entre el 30% y 40% del clero estadounidense son gays. Y que como todos hacen un voto de celibato. El papa Francisco dijo hace tiempo, en una política encubierta como paso a la aceptación de los curas gays en la iglesia, según muchos, aquello de: «¿Quién soy yo para juzgar?».
Ante el escándalo suscitado, Francisco, dio marcha atrás, y el año pasado dijo que la homosexualidad es una «moda» y señaló que la iglesia recomienda que quienes tengan «esa tendencia arraigada» no sean aceptados al ministerio «ni a la vida consagrada». Sacerdotes homosexuales de los Países Bajos hicieron pública hace semanas una carta enviada al Papa el año pasado en la que critican esa postura sobre la homosexualidad en el clero. Quieren que los líderes vaticanos cambien esa postura y las demás políticas respecto a los clérigos gays.
Creo que muchos de nosotros, alguna vez, escuchamos hablar y señalar a alguna persona como el «hijo del cura», los incondicionales devotos de la iglesia solían decir que se trataba de habladurías y calumnias, pero no siempre fue así. Esta cuestión es un nuevo frente abierto en contra de la Iglesia, otro escándalo más. Los activistas de los «hijos de los ordenados», como los llama el Vaticano, creen que saldrán más casos a la luz; aún no hay un estimado claro de cuántas personas tienen a un clérigo como padre biológico.
Vincent Doyle, psicoterapeuta irlandés, tenía 28 años cuando su madre le dijo que el sacerdote católico que siempre había pensado que era su padrino en realidad era su padre biológico. Doyle creó un grupo de apoyo global para los hijos de sacerdotes que, como él, sufren por haber nacido de un escándalo eclesiástico.
Cuando Doyle presionó al obispado por esta cuestión, algunos líderes le dijeron que él solo era resultado de la menos común de las transgresiones. Un arzobispo le mostró un documento con los lineamientos del Vaticano sobre cómo lidiar con los sacerdotes que tienen hijos, lo que prueba que Doyle no era el único. Doyle le pidió una copia, pero el arzobispo le dijo que no, que era confidencial.
Por fin el Vaticano ha confirmado oficialmente, que la congregación encargada del sacerdocio tiene reglas generales para los clérigos que rompen sus votos de castidad y tienen hijos. Alessandro Gisotti, portavoz del Vaticano, le respondió al The New York Times, «Puedo confirmar que existen esos lineamientos», pero…, «Es un documento interno».
Alessandro Gisotti, dijo que el documento interno de 2017 resumía los procedimientos de toda una década y que su «principio fundamental» era la «protección de los niños». Comentó que los lineamientos «piden» que el padre abandone el sacerdocio para «asumir sus responsabilidades como padre dedicándose exclusivamente al niño». Muchos de esos niños nacen de relaciones entre sacerdotes y mujeres de la comunidad religiosa o inclusive monjas.
Pero otros casos son producto de abusos o violaciones y algunos casos de alto perfil, muy poco comunes, pero la mayoría siguen estando fuera de la mirada pública. Aunque las reglas establecen que el sacerdote debe dejar la iglesia si tiene hijos, no es un requisito que lo haga. Monseñor Andrea Ripa, subsecretario de la Congregación para el Clero, que supervisa a más de 400.000 sacerdotes, dijo que «es imposible imponer» la renuncia al sacerdocio y que solo el sacerdote «puede solicitarla».
Andrea Ripa, agregó, que la Iglesia tomaba medidas si el clérigo involucrado no solicitaba la renuncia al sacerdocio, «Si no la pides, serás separado del cargo». Los que conocen el derecho canónico dicen que la ley eclesiástica no prevé ninguna obligación para que los clérigos renuncien al sacerdocio después de haber tenido hijos. «Puesto que no es un crimen canónico, no hay motivo para el cese», sostiene Laura Sgro, abogada en Roma.
La Iglesia católica en Irlanda no exige la renuncia al sacerdocio explícitamente, pero declaran: «Un sacerdote, como cualquier nuevo padre, debe enfrentar sus responsabilidades personales, legales, morales y financieras». Doyle y muchos hijos de sacerdotes y de algunos ex sacerdotes, dicen: «No creo que el desempleo sea la respuesta a la paternidad».
No creen que el cese del sacerdocio sea lo mejor en todos los casos para el niño, puesto que eso a veces deja a esa familia sin un medio de subsistencia. Pero otros hijos desean la expulsión de sus padres del ministerio. El padre Pietro Tosi tenía 54 años cuando violó a la madre de Erik Zattoni; ella tenía 14, dijo Zattoni. La familia trató de obligar al cura a reconocer a su hijo, pero él se rehusó. La familia fue expulsada de su casa, propiedad de la parroquia en una pequeña ciudad afuera de Ferrara, Italia, donde a menudo se topaban con el cura Tosi.
En 2010, Erik Zattoni demandó al padre Pietro Tosi y exigió que lo reconociera. Una prueba de ADN ordenada por un tribunal demostró que en efecto era hijo del sacerdote. El Vaticano le pidió al obispo a cargo de Pietro Tosi que lo reprendiera y le recordara sus responsabilidades como padre, pero no le exigió al padre su renuncia al sacerdocio.
En el 2013, un programa nacional de noticias sacó su caso a la luz, cientos de italianos llenaron una plaza en Ferrara para mostrar su apoyo a Erik Zattoni y presionar al papa Francisco con el fin de que escuchara su caso. El padre Tosi murió en 2014, aun siendo sacerdote. La sentencia emitida por un tribunal fue ejecutada con base en una prueba de ADN.
Las pruebas de ADN, que se venden por internet, están provocando un dolor de cabeza no solo a los bancos de semen, acabando con su secreto. Los hijos de los sacerdotes recurren a las pruebas de ADN para comprobar que sus padres son sacerdotes o monjas. Linda Lawless, australiana de 56 años, genealogista aficionada, en 2018, utilizó una prueba de ADN y, con ayuda de las bases de datos y los árboles genealógicos cada vez más exhaustivos del sitio web Ancestry.com, confirmó que su padre biológico era sacerdote, y así fue como se reveló el secreto.
La tradición de la castidad en el clero católico se codificó en el siglo XII, pero los sacerdotes no necesariamente cumplían con la regla, ni siquiera en los puestos más altos. Rodrigo Borgia tuvo cuatro hijos con su amante cuando era sacerdote, antes de convertirse en el papa Alejandro VI, uno de los excesos que llevó a la reforma protestante de Lutero, quien escribió en tono burlón que el papa tenía tanto control de su castidad como «del movimiento natural de sus intestinos».
No hay cálculos de cuántos hijos de sacerdotes existen. Doyle dice que el sitio web de su grupo de ayuda, Coping International, tiene 50.000 usuarios en 175 países. «Hay hijos de sacerdotes por todas partes». El papa Francisco reconoció que monjas fueron abusadas sexualmente por sacerdotes y otros oficiales de la Iglesia, lo que calificó como un problema «que todavía se da». Los defensores de las monjas víctimas no tienen en claro que va a hacer la Iglesia al respecto e ignoran qué tan generalizado es este abuso.
Hay reportes de monjas que fueron violadas o abusadas en África y en la India. En el estado de Kerala, al sur de la India, Franco Mulakkal, un conocido y prominente obispo, enfrenta cargos por la violación reiterada de una hermana. Mulakkal niega las acusaciones, pero decenas de monjas firmaron una carta dirigida al Vaticano en la que piden que sea retirado del cargo.
La policía en Kerala ha dicho que varias monjas más han reportado otros episodios de abuso sexual por parte de sacerdotes. Las religiosas que financieramente dependen de los sacerdotes u obispos en posiciones de poder, son particularmente vulnerables. Pero vayamos al libro en cuestión.
El periodista francés Fréderic Martel escribe en su libro que «ni el distrito Castro de San Francisco tiene tantos homosexuales». El libro que fue lanzado el 21 de febrero, se publicará en ocho idiomas y se conocerá en veinte países en Europa occidental con el título: Sodoma, y en los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá, como In the Closet of the Vatican.
Fréderic Martel, que se definió «abiertamente gay», católico hasta los 12 años y luego «cercano a la izquierda católica francesa». En su defensa dice: «Dijeron que escribí el Código da Vinci del pontificado de Francisco, que estamos ante el ‘Vatileaks gay’, pero no es eso. Hice una investigación seria, a través de un periodismo de inmersión.
Dice Martel: Estuve varias semanas en Roma y en 30 países, entre ellos la Argentina, México, Perú, Estados Unidos y entrevisté 41 cardenales, 50 obispos, nuncios, diplomáticos, 11 guardias suizos, centenares de curas… En total, hablé con 1500 personas». Dice «Soy periodista. Mi objetivo es escribir historias. No soy católico. No tengo sed de venganza. No me preocupa que la Iglesia sea mejor o peor».
«Trabajé solo, nunca mentí sobre mi identidad y siempre respeté las reglas periodísticas tradicionales. Admito que 27 curas gay del Vaticano me ayudaron y muchos me recibieron para las entrevistas también porque soy gay y por un tema de seducción. Admito que este es un libro que sólo un gay pudo haber escrito, porque tiene los códigos y puede entender el sistema».
Confesó que no tuvo «ningún amante» durante su investigación, en la que vivió en tres departamentos del Vaticano, detalló que dentro de lo que llama «las 50 sombras de gay», identificó a «homófobos (personas que presentan aversión hacia la homosexualidad y a los homosexuales), fieles a su voto de castidad y a su promesa de celibato, no practicantes, que en verdad son homosexuales y forman parte de una cultura homosexual; homosexuales reprimidos y sublimados; homosexuales monógamos, que tienen su pareja, que puede ser su secretario, su chófer o su asistente; y homosexuales practicantes».
Gracias a la atención de colegas de Italia, pude leer el libro anticipadamente. Y sostengo que Martel no puede atribuirse objetividad, nunca la hay, y por su condición lo que busca es la aceptación del sacerdocio gay. Fréderic Martel cree que al descubrir homosexuales en la Iglesia descubrió América. No es necesario investigar por años, basta leer la historia de los Papas y estar un poco informado.
Los Papas Juan XII y Benedicto IX, en el Vaticano todos conocen el nombre del amigo del Papa Adriano IV (el célebre Juan de Salisbury), así como los amantes del Papa Bonifacio VII. El Papa Pablo II y su escandalosa vida (murió de un ataque al corazón en brazos de un page). Sixto IV nombró cardenales a varios de sus amantes, entre ellos a su sobrino Rafael, nombrado cardenal a los 17 años.
Julio II y León X (ambos protectores de Miguel Ángel) y Julio III también fueron Papas bisexuales. Los rumores sobre los Papas Pío XII (el cineasta Pier Paolo Pasolini le dedicó un poema), Juan XXIII (el bueno) y Pablo VI, en este último Papa nombrado ya no se trata de un rumor. El célebre Arzobispo de New York Francis Spellman, que figura en los informes de Gore Vidal y guardaba todo un archivo el célebre Director del FBI, Edgar Hoover. Wakefield Baum, ex Cardenal de Washington, quien vivía con su asistente particular.
Sobre tres nuevos prelados estadounidenses, deja caer un manto de sospechas. Blaise Cupich en Chicago, Josep Tobin en Newark y Kevin Farrell, llamado a Roma como Prefecto para llevar el ministerio encargado de los laicos y la familia. Como mínimo uno de ellos sería homosexual. Y los otros dos, como dirían los muchachos del Café, «si no son del barrio, miran de la esquina». Más allá de eso los tres son obispos pro-gays. No quiero abundar en los nombres ya que la lista llevaría un artículo completo.
Dice Fréderic Martel:
«Los descubrimientos de mi investigación fueron que no hay un lobby gay en el Vaticano. Un lobby sería un grupo organizado de homosexuales que tiene un objetivo, una causa que defender. Pero lo que hay es lo opuesto: innumerables individuos aislados que ocultan su homosexualidad. No es una minoría organizada, es una gran mayoría silenciosa, la componente mayoritaria del colegio cardenalicio».
«En la curia hay gente santa, pero también hay una corriente de corrupción, es verdad… Se habla del lobby gay y es verdad, está ahí… Hay que ver acá qué podemos hacer», lo dijo el Papa Francisco en un coloquio con religiosos, aceptando la existencia de grupos de poder que utilizan el sexo que practican religiosos para chantajearles y, según Francisco, conseguir frenar las reformas en el Vaticano.
En la Santa Sede existe un lobby capaz de influenciar designaciones, de lograr la renuncia del Papa. Negar su existencia es una estupidez, no voy a meterme en algo que no merece discusión. Martel, a la defensiva, aseguró que nunca dijo que el 80% de los curas son gays. «Lo dice un sacerdote citado en mi libro, no yo».
«Imponiendo la castidad, la Iglesia se volvió sociológicamente homosexualizada. Sodano debe ser investigado por la justicia del Vaticano», dice Martel. El cardenal italiano Angelo Sodano, que fue nuncio en Chile durante el régimen militar de Augusto Pinochet y luego secretario de Estado, es decir, el número dos, del Papa Juan Pablo II, durante años.
En una breve investigación que hice, en la diplomacia vaticana ingresan un gran porcentaje de homosexuales, el Nuncio, ya fallecido, Pío Laghi, mientras cumplía sus funciones en Buenos Aires solicitaba de manera permanente los servicios de prostitutos llamados popularmente «taxi Boys», o el Cardenal argentino Leonardo Sandri.
«No sé nada sobre la vida privada de Sodano, pero puedo confirmar que él fue seguido por seis agentes de los servicios secretos de Pinochet que eran homosexuales y que lo “trataron”», dice Martel. «Podemos decir que él siempre supo de los delitos (del sacerdote pedófilo Fernando Karadima). Todos los casos de abusos de esos años se conectan con Sodano, que se trate de México, Chile, la Argentina, Austria o Washington. Pienso que Sodano debería ser investigado. No se puede organizar un encuentro sobre abusos sin hablar del encubrimiento. No se puede hacer si la principal persona involucrada no es indagada por justicia vaticana», afirmó.
Hay una regla no escrita en el Vaticano que consiste en respaldar a un prelado en cualquier circunstancia. El Papa Francisco protegió y aun protege a Battista Rica, contra viento y marea sosteniéndole en el cargo. Lo mismo que Juan Pablo II a Stanislaw Dziwisz, el polaco asistente personal que no se despegaba del Papa en ningún momento. También protegió a Angelo Sodano, o Benedicto XVI defendió a Georg Gaunswein y a Tarcisio Bertone. Martel habla de monseñor Rica, personaje del que me ocupé en su momento y quienes reciben mis artículos pueden dar fe de ello.
Ante la acusación del oportunismo de publicar su libro en este momento, Martel dice: «¿Por qué este libro sale al comienzo de la cumbre? Porque hay una relación que es la homosexualidad reprimida, la doble vida de muchos, la hipocresía, la esquizofrenia, palabras usadas regularmente por el Papa para darnos una explicación.
Él sabe lo que pasa acá. La relación es el encubrimiento: desde Pablo VI se creó una cultura del secretismo para ocultar la homosexualidad de cardenales y curas. Es un pequeño closet. El problema es que algunos abusadores fueron protegidos por esta cultura del secreto. En la mayoría de los casos, el obispo que protege al cura abusador, él mismo es homosexual. ¿Por qué? Porque está aterrado de que, si hay un escándalo, su misma homosexualidad puede salir a la luz».
«Se acabó el carnaval», cuentan que dijo el Papa a su maestro de ceremonias en el momento mismo de su elección. La palabra «carnaval» se emplea en Argentina como sinónimo de fiesta. Dice el libro, «Después el argentino quiso acabar con las intrigas de complicidad y fraternidad homosexual que había con Pablo VI y habían proliferado con Juan Pablo II hasta llegar a ser ingobernables con Benedicto XVI, precipitando su caída».
Digamos que pasamos de «La Cage Aux Folles» (la jaula de las locas) o «IL Vizietto» (el pequeño vicio) película de 1978, a la «Rebelión en la granja», de George Orwell.
En una parte del libro cita: «Gianni delle Foglie, fundador de la primera librería gay de Milán, que se enteraba por los escritores católicos homosexuales, hizo esta famosa declaración: “nos han dejado casi solos, frente al Vaticano. Pero quizá sea mejor así. ¡Dejadnos solos! ¡Esta es una guerra entre maricones (una guerra tra feroci)!».
«Cuanta suciedad en la Iglesia», dijo el Cardenal Ratzinger cuando, también él, descubrió la complicidad del armario en un informe secreto de tres cardenales cuyo contenido me ha sido revelado», Sodoma.
Uno de los entrevistados para el libro, «El padre Alison (homosexual) resume a su manera la situación: los cardenales homosexuales “dentro del armario” han declarado la guerra a Francisco por animar a los gais a “salir del armario”». Es decir que no se trata entre dos facciones enemigas como los güelfos contra los gibelinos.
Una cita en el libro es esclarecedora y pertenece a la película El Padrino, en boca de Al Pacino: «Don’t ever take sides against the Family» (no tomes partido en contra de la familia). Y como dice un entrevistado: «Él conoce a su “parroquia”. En cuanto llegó a Roma comprendió que tenía que vérselas con una corporación fuera de lo común…».
El libro sostiene que, a mayor homofobia explícita de un funcionario del Vaticano, hay mayores probabilidades de que pertenezca a ese grupo y que, mientras más se escale en la cadena de mando, más homosexuales se encontrarán. Y que no todos son célibes. Ni por asomo.
Fréderic Martel debería regresar al bachillerato, la lógica que usa es una desgracia. Sobre el porcentaje deslizado en el libro, 80%, el Rev. Thomas Reese, del The National Catholic Reporter, dice «Uno de los problemas es que los obispos católicos nunca han permitido que haya ninguna clase de investigación sobre el tema. No quieren saber cuántos sacerdotes homosexuales hay».
Tampoco son serios los estudios independientes que dicen que el porcentaje entre los sacerdotes católicos homosexuales en Estados Unidos está entre el 15 y el 60%. ¿Qué es eso? En el libro se habla de distintas subculturas sexuales, incluyendo encuentros clandestinos entre funcionarios del Vaticano y jóvenes musulmanes heterosexuales que trabajan prostituyéndose.
Cita a funcionarios del Vaticano y otros sacerdotes que ya fallecieron o cuya identidad sexual ya ha estado bajo el escrutinio público. Martel también trata de sugerir que el papa Benedicto XVI, es homosexual. Algo que corre hace tiempo como rumor, pero sin pruebas. «Se dice que tres de los últimos cinco papas eran homófilos». Se entiende literalmente por homófilo (amor a los iguales), la tendencia a relacionarse con personas semejantes.
El Arzobispo La Paiva dice: los homófilos y homosexuales son mayoría en el colegio cardenalicio, y que el entorno de los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, serían mayoritariamente de “la parroquia”». El ex sacerdote Francesco Lepore, un experto latinista, cuenta sobre el espíritu que reinaba en los comedores vaticanos:
«Poníamos motes (apodos) a los cardenales feminizándolos, y toda la mesa se echaba a reír, sabíamos los nombres de los que tenían un mancebo y los que traían chicos a Santa Marta (lugar donde vive el Papa Francisco) para pasar la noche con ellos».
Francesco Lepore, «Él mismo tuvo varios amantes entre los arzobispos y prelados, y varios cardenales, de los que hablaremos más adelante, que flirteaban con él. He verificado escrupulosamente cada una de estas historias poniéndome en contacto con estos cardenales, arzobispos, monsignori, de nuncios, minutantes, asistentes, simples curas o confesores de San Pedro, y todo ha resultado ser, efectivamente, homosexuales. Lepore formó parte del sistema durante mucho tiempo. Y cuando un cardenal le tiraba los tejos discretamente, o cuando un monsignore trata de seducirte descaradamente es fácil saber quiénes son los closeted, los practicantes y los demás miembros de la “parroquia”». Dice Martel, en Sodoma.
Lepore ante el nombre de algún cardenal exclamaba «¡Gaissimo!» (jotazo, dirían mis amigos mexicanos). «Lepore fue durante mucho tiempo uno de los curas preferidos del Vaticano. Era joven y seductor, incluso “sexi”, a la vez fue un intelectual culto. Seducía tanto por su físico como por su intelecto». Martel dice:
«Sobre el papa Francisco les diré un secreto: al principio no me gustaba este papa, argentino, jesuita, peronista, con medias verdades, medias mentiras, a veces ‘gay-friendly’, a veces antigay. Pero a lo largo de mi investigación, poco a poco, empecé a amarlo porque entendí que se encuentra en una trampa tendida por la extrema derecha que lo ataca constantemente, de modo innoble, con mentiras generalizadas».
¿Es mentira la existencia del lobby gay, o que el Vaticano sea una jaula de locas? Martel tomando partida por Francisco en su libro rosa ataca sin piedad al Cardenal Burke. Fréderic Martel debería excusarse por conflicto de intereses. En Buenos Aires, el ex embajador peronista en el Vaticano, Eduardo Valdez le dijo a Martel: «la ideología de Francisco es (una teología de la liberación con salsa argentina y peronista)».
Otro de los entrevistados respondió, «¿Qué espera usted de Francisco? Es un sacerdote peronista de 82 años. ¿Cómo quiere que a esa edad sea moderno y progresista? Es más bien de “izquierda en asuntos sociales y más bien de derechas en asuntos morales y de sexualidad”. ¡Es un tanto ingenuo esperar que un viejo peronista sea progresista!».
En Buenos Aires el Pastor luterano Lisandro Orlov, dice –«La teología de la liberación y la teología del pueblo (la que predica Francisco) se parecen. Yo diría que la segunda es la versión argentina de la primera- es un populista, digamos que peronista». Sobre la formación política y religiosa de Francisco, debo decir que estoy escribiendo un artículo para una revista europea.
Un sacerdote gay que no quiere dar su nombre, «dice que el Papa “es un veleta”, y sobre la homosexualidad da un paso adelante y dos atrás, prueba que improvisa». «¿Cómo es posible que Francisco censure la teoría de género y al mismo tiempo reciba oficialmente a un transexual español en el Vaticano con su novio (o novia) …?». «El Santo Padre es un poco especial –añade el prelado-. La gente, las muchedumbres, en todo el mundo le quieren mucho, pero no saben quién es. ¡Es brutal! ¡Es cruel! ¡Es duro! Aquí le conocemos, y le detestamos».
Martel, quien, en su excursión por el interior del Vaticano, se encontró con un paraguas desplegado luciendo orgullosamente los colores de la bandera gay, los del arco iris. Cuya propiedad nadie se lo adjudicaba y a nadie le importaba, dice que le hizo llegar al Papa una copia en español de «Sodoma». Y pese a que sugiere que papas como Pablo VI y Benedicto XVI fueron homosexuales, negó que «Sodoma» fuera un libro de «outing»: «No revelo la homosexualidad de nadie».
Martel mostrando la ruina de su cerebro, lo que justifica lo invertido que es, dice: «Para saber si uno es gay, hay que dormir con él. Yo doy elementos, versiones, declaraciones y el lector puede luego hacerse su punto de vista».
El Cardenal Alfonso López Trujillo, de Colombia, quien falleció hace poco más de una década, queda muy retratado en el libro, según este, acechó las filas de los seminaristas y sacerdotes jóvenes en busca de hombres a quienes seducir y contrataba, de forma rutinaria, hombres dedicados a la prostitución, a quienes con frecuencia golpeaba después de sostener relaciones sexuales.
Por lo visto nos salió sado el Cardenal. Al mismo tiempo promovía las enseñanzas de la Iglesia que afirman que todos los hombres homosexuales están «trastornados» y aceptaba la expulsión de los sacerdotes que se creía que tenían «marcadas tendencias homosexuales», ya fuera que las ejercieran o no.
Esos escándalos homosexuales también han tocado a la Guardia Suiza, la renuncia del comandante de la Guardia Suiza, Elmar Theodor Mäder, que ocupaba el cargo desde 2002. Fue el encargado de vigilar el cónclave de 2005 en el cual fue electo Benedicto XVI. Presentó su renuncia al alemán por problemas con autoridades vaticanas. Estaba enfrentado al número dos de El Vaticano, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, quien marginó el papel de la Guardia.
Bertone estaba muy molesto y acusó a Mäder de autoritario y rígido, porque les ponía freno a las correrías de la «parroquia», optando por la Gendarmería del Estado Pontificio, otro de los cuerpos de seguridad ligadas a la Sede Apostólica. El Papa Francisco suspendió al «rígido» jefe de la Guardia Suiza, el coronel Daniel Rudolf Anrig. El mandato de cinco años ya había sido prorrogado en agosto de 2013, pero el Papa notificó su orden de despido.
El motivo oficial fue que, no había gustado la decisión del comandante Anrig de mudarse a un departamento grande en vez de permanecer en el cuartel. Lo cierto es que el Comandante Anrig y sus modales estrictos significaban que él, al igual que su predecesor Elmar Mäder, se interpuso ante algunos grupos de poder (con el lobby gay) que no debería haber cruzado.
El equipo periodístico de Schweiz am Sonntag, quiso entrevistar a Anrig y no pudo, pero sí pudieron hablar con Elmar Theodor Mäder. En primer lugar, negó las declaraciones de los ex guardias que indicaron estar involucrados en encuentros sexuales con algunos clérigos. En cuanto al lobby gay dijo: «No puedo refutar la afirmación de que existe una red», y afirma Mäder, «Mi experiencia habla de la existencia de tal (red)».
Según Schweiz en la propia investigación del Sonntag, Mäder fue el comandante que se dice que había advertido a los guardias sobre algunos clérigos lascivos, diciéndoles que se mantengan alejados de estos. Se dice incluso que Mäder intervino por escrito en la Curia (respecto a este asunto). «Don’t ever take sides against the Family» Mäder. Y esto no habría caído bien en el Vaticano, y fue una de las razones de su renuncia.
El ex guardia Elmar Theodor Mäder, habla acerca de la red de homosexuales en términos generales. «Un ambiente de trabajo en el que la gran mayoría se compone de hombres solteros es de por sí un imán para los homosexuales, ya sea que lo busquen consciente o inconscientemente siguiendo un impulso», dijo el ex comandante de la Guardia Suiza. «La Curia Romana es sin duda este tipo de ambiente. Del mismo modo que no es sorprendente que los pedófilos se encuentran en muchos ambientes como escuelas o clubes deportivos».
Un hombre al que se contrataban sus servicios sexuales, realizó diversas grabaciones que llegaron al obispado de la diócesis de Nápoles en un CD. Entre el contenido había numerosas capturas de móvil y conversaciones en una aplicación móvil para ligar que usaban los religiosos. Sobre ese informe de unas 1.200 páginas que fueron enviadas, el arzobispado tuvo que reconocer su existencia, en el que se relata sexo en grupos en parroquias, orgías en conventos y el pago de servicios de prostitución masculina, además de conversaciones íntimas.
Este escándalo afectaría a unos 60 sacerdotes y religiosos de toda Italia, y en la que incluye a algún obispo. El dosier, destapado por el portal gaynews.it, cuenta con imágenes, registros de tarjetas, correos electrónicos de curas de toda Italia, incluido el Vaticano. En el informe se relata el comportamiento de un influyente prelado, con chófer a su cargo, que «paga a sus prostitutos con (la aplicación) postepay».
Hace unos años el periodista Gianluigi Nuzzi publicó un libro en el que revelaba la existencia de una comunidad homosexual activa en el seminario de San Pío X, en la localidad italiana de Como. La diócesis informó en su momento, como no podía ser de otra manera, que las averiguaciones habían sido negativas. Sin embargo, recientemente ha reabierto la investigación a raíz de nuevos testimonios.
En 2015, el ex secretario de Doctrina de la Fe (que se encarga de la moral), el polaco Krzysztof Charamsa, hizo pública su homosexualidad y denunció la existencia del lobby que ejercía su poder en el Vaticano. Monseñor Charamsa, dijo que todo el Vaticano sabe que hubo un Papa gay. Charamsa, en diálogo con el programa «Tormenta de ideas» por MDZ Radio, reveló lo que hasta ahora ningún alto dignatario de la Iglesia había admitido en público y que, sin embargo, está en libros y en publicaciones como un hecho real, pero acallado, que hubo un Papa que era homosexual.
En realidad, en los últimos 50 años hubo tres, y el cuarto, para usar términos futboleros, no se puede asegurar si la pelota, el balón, pasó la línea de gol o solo la mitad, como aun no existía el VAR lo dejamos sin resolución.
Tal fue el caso (de acuerdo a lo subrayado por monseñor Charamsa) de Giovanni Battista Enrico Antonio María Montini, Pablo VI, recientemente beatificado. De acuerdo con algunos historiadores, Montini, tomó el nombre «Paolo» (Pablo) para el pontificado no del apóstol, sino de Paolo Carlini, un actor italiano que fue su amante.
Charamsa fue suspendido de su cargo, hora vive con su pareja en Barcelona. El periódico italiano L’Espresso publicó en su momento un informe que decía que Pablo VI había sido chantajeado sobre un cierto secreto. Un secreto que involucraba su condición homosexual. En lugar de negar las acusaciones, Pablo VI buscó la ayuda de su amigo Aldo Moro (secuestrado y ejecutado), el presidente del Consejo Gubernamental, para detener el rumor.
Esto fue informado por el general Giorgio Manes en exclusiva para L’Espresso. En las conclusiones del capítulo sobre los espías de Cambridge en su autobiografía publicada en 1992 bajo el título «The Dust has never settled» (El polvo no se ha posado nunca), el escritor irlandés Robin Bryan, homosexual declarado, sostuvo que su amigo Hugh Montgomery le dijo que había sido amante de Montini en la juventud de ambos.
Hugh Montgomery era el hermano del muy conocido artista Peter Montgomery, que fue durante mucho tiempo pareja sexual de Anthony Blunt, uno de los espías de Cambridge. Alrededor de 1935, Hugh Montgomery había tenido un cargo diplomático en el Vaticano como encargado de negocios, allí conoció a un joven diplomático el italiano Mons. Battista Montini, quien compartía las tendencias sexuales de Hugh, y se dice que los dos hombres entonces se comprometieron en una relación homosexual.
Según Bryan, Hugh Montgomery y Battista Montini fraternizaron en ese momento con algunos personajes de lo más excéntrico, como el vizconde Evan Tredegar, aristócrata convertido al catolicismo, que fue chambelan (camarero) del Papa Benedicto XV. Hugh Montgomery, después, se convirtió al catolicismo, se matriculó en el Colegio de Beta y fue ordenado sacerdote católico. No se sabe mucho más acerca de este clérigo.
Después de la muerte de Benedicto XV y de la elección de su sucesor, Pío XI, Tredegar perdió su honorífica posición de chambelán privado. Él renunció a su sueño de convertirse en sacerdote y regresó a la casa de sus antepasados, en Gales, donde se casó. Según un amigo cercano, Tredegar conservaba una fotografía del joven Montini sentado en su mesita de noche y posando mejilla contra mejilla con un «robusto marinero». Esta fotografía estaba al lado de otras de un miembro de la familia real.
En abril de 1976, en una entrevista con la revista italiana «Il Tempo», El autor francés Roger Peyrefitte, un homosexual declarado, comentó sobre una homilía (enero de 1976) en la que Pablo VI había hablado en contra de la homosexualidad. El escritor francés alegó que las palabras del Pontífice fueron hipócritas e hizo esta revelación:
«El segundo pecado del que siento que he sido liberado, después de este grotesco discurso papal es mi homosexualidad…».
«¿Pablo VI fue movido por un complejo de culpa? ¿Pero por qué debería sentirse culpable? Se sabe que un novio de Pablo VI era una cierta estrella de cine, cuyo nombre no daré, aunque lo recuerdo muy bien. Era un actor desconocido cuando nuestro amigo Paul era el Cardenal Montini, Arzobispo de Milán».
Estas graves acusaciones de Peyrefitte fueron confirmadas por otro autor, un profesor y periodista que había trabajado en el Vaticano en los aposentos papales. Su nombre es Franco Bellegrandi, (camarada de honor) de Su Santidad desde el final del pontificado de Pío XII hasta el reinado de Pablo VI. Corresponsal de L’Osservatore Romano, autor de otros dos libros sobre el Vaticano y condecorado con la Cruz de Oro del Mérito de la República de Austria, utilizó fuentes y estaba seguro de los hechos.
En 1994, cuando su libro «Nichitaroncalli – Controvita di un Papa», «(Nikita Kruschev y Roncalli – Aspectos Desconocidos de un Papa)». En este libro, Bellegrandi describió la situación en los aposentos papales.
«En Roma y en toda Italia corre el rumor de que Pablo VI es homosexual… Cuando era arzobispo de Milán, una noche la policía lo detuvo, vestido de civil y en una compañía no tan loable. En realidad, durante muchos años se dice que tenía una amistad especial con un actor pelirrojo. Este hombre no hizo ningún secreto de su relación con el futuro Papa. La relación continuó y se hizo más estrecha en los años venideros. (Después de que Montini fuera elegido Papa), un oficial de las fuerzas de seguridad del Vaticano me dijo que a este favorito de Montini se le permitía entrar y salir libremente en los apartamentos pontificios, y que a menudo lo habían visto tomar el ascensor papal por la noche».
Cuando Peyrefitte habló sobre Pablo VI, este acusó el golpe y pidió un «día de reparación por la ofensa recibida por el Papa». Toda Italia, sin embargo, se reía del incidente. La transmisión televisiva británica hizo una entrevista con Peyrefitte, quien confirmó sus acusaciones y expresó su sorpresa por la publicidad que estaba recibiendo.
En el verano de 1993, el Abbé Georges de Nantes, fundador en 1969 de la Liga de la Contrarreforma católica en Troyes, Francia, habló explícitamente de las acusaciones de homosexualidad contra el Papa Pablo VI en el número de junio-julio de «La Contre Reforme Catholique au XXème siècle». El sacerdote dijo que sus comentarios fueron en respuesta al anuncio del Papa Juan Pablo II el 13 de mayo 1993, sobre el proceso de canonización del Papa Pablo VI, que avanzaba en conformidad con el procedimiento preliminar diocesano llevado en Milán en 1992.
Luego de acusar al difunto Pablo VI, citó una obra en su poder en la que se habla de un cardenal no italiano, «alto, afable y de ojos penetrantes», que el Papa Pablo VI había nombrado para un puesto clave en el Vaticano y que tenía reputación de mantener relaciones pederastas con ragazzi (niños) que viven en el barrio de detrás del Vaticano.
El Padre recordó que, en la víspera del cónclave de 1963, en el cual el cardenal Montini fue elegido Papa. El abad de San Avito, la Basílica de San Pablo Extramuros, le había informado que la brigada antivicio de la policía de Milán tenía un dossier sobre Montini. Por ello, el nuevo Papa no podría ser y no sería Montini. Sin embargo, fue elegido Montini. Bellegrandi también lo había dicho que cuando fue arzobispo de Milán, Montini fue detenido en ropa civil por la policía local durante una de sus visitas nocturnas a los burdeles de hombres de la ciudad.
Mucho se habla de los chantajes (algunos documentados) que sufrió Pablo VI, hay informes que afirman que los servicios de inteligencia británicos (MI6), soviéticos y estadounidenses (OSS), durante la Segunda Guerra Mundial, conocían sobre la homosexualidad de Montini y que utilizaron esa información para asegurarse su cooperación, por ejemplo, facilitando a judíos y científicos la salida de Italia.
Lo peor de todo habría sido el chantaje que la KGB y la GRU soviéticas después de la guerra, que obligaron a revelar los nombres de los sacerdotes que el Vaticano había enviado detrás de la Cortina de Hierro durante la Guerra Fría (Ostpolitik vaticana). La policía secreta soviética se infiltró entre los sacerdotes esperando que, una vez cruzada la frontera de la Unión Soviética, fueran detenidos, enviados al Gulag o fusilados.
Sobre estos hechos existe abundante bibliografía y creíble. Recuerdo que cuando estaba escribiendo un artículo sobre Aldo Moro, me informaron en un correo desde Italia, que Pablo VI fue «apretado» (chantajeado) por gente de inteligencia, tanto estadounidenses, italianos y soviéticos, para no responder a la ayuda que clamaba su amigo Aldo Moro.
El actor Paolo Carlini, empezó su carrera como actor a los 18 años, pero siempre interpretaba papeles secundarios, luego pasó al teatro, su popularidad llegó en 1957, cuando interpretó en televisión una adaptación de la novela de Octave Feuillet, titulado en italiano: «Il romanzo di un giovane povero». El nombre de Carlini corrió como pólvora luego del testimonio de Roger Peyrefitte, y de Biagio Arixi, amigo de Paolo Carlini. Carlini murió a causa de una trombosis.
Peyrefitte hizo pública tal relación tras la condena que hizo el Papa Pablo VI de la homosexualidad en 1976. Los rumores y el escándalo fueron tan grandes que el propio pontífice los negó públicamente durante la Cuaresma de ese año. El papa declaró:
«Sabemos que nuestro cardenal vicario y después la Conferencia Episcopal italiana os han invitado a rezar por nuestra humilde persona, que ha sido objeto de mofa y de horribles y calumniosas insinuaciones de cierta prensa que desprecia la honestidad y la verdad».
Roger Peyrefitte (1907-2000), fue un escritor e historiador francés y conocido por ser defensor de los derechos homosexuales. Este autor satírico en 1953, en las «Llaves de San Pedro», se burló del Papa Pío XII, alcanzando un gran escándalo. En ella hace numerosas alusiones a la supuesta homosexualidad de Pío XII, o al menos a aquellas a las que él mismo se prestaba.
En la mayoría de sus obras él no dejó de denunciar a las personas que habrían tenido las mismas costumbres que él mismo y que intentaban ocultarlas, como al secretario general de las Naciones Unidas de la época o, al papa Juan XXIII, y «que los que estaban familiarizados con el Vaticano llamaban Juana», dando testimonio en «Conversaciones Secretas».
No importa citar nombres, citarlos sería ir contra todo un panteón de célebres e instituciones que ostentan sus nombres. Empezando por casa, en Chicago. No solo el famoso Arzobispo Marcinkus caería en la volteada. Justamente por ser parte de la «parroquia» fue protegido de sus delitos.
Hablar de estas cosas en el pasado era considerado no solo una blasfemia sino un pecado mortal, no pertenezco al rebaño y puedo hablar de cualquier tema, pero sin acusar gratuitamente. Los entornos dicen mucho, son reveladores, homosexualidad u homófilos que más da.
Hace años mencioné la visita de Francisco, al día siguiente de ser ordenado Papa, al Cardenal Jorge María Mejía, conocido homosexual. Monseñor Rica sigue siendo la reina en Santa Marta y el joven asistente personal de Francisco, el sacerdote argentino Fabián Edgardo Pedacchio Leaniz, es famoso y es visitado por las redes sociales gay. La mujer del César no solo debe ser, sino también parecer.
Como dijo un amigo, el tema es de tal magnitud que la pregunta ya no es quién es homosexual, quien pertenece a la parroquia, sino quién no lo es.
25 de febrero de 2019.