OLOF PALME
EL PROGRESISMO EUROPEO
Ricardo Veisaga
Olof Palme junto al marxista leninista Fidel Castro
Hace 34 años moría trágicamente el primer ministro sueco, Olof Palme. El 28 de febrero de 1986, Palme salió alrededor de las ocho de su casa ubicada en el casco viejo de la capital sueca, Estocolmo, para ir al cine con su esposa, Lisbet, y uno de sus hijos, Mårten. Tomaron el metro hasta la parada de Rådmansgatan, un trayecto que no superaba los diez minutos.
Olof Palme, era muy reacio a utilizar guardaespaldas, se sentía muy cómodo al prescindir de ellos. Al término de la función, el matrimonio, se despide de su hijo y deciden regresar al hogar caminando. Es un día viernes y la calle está repleta de gente que pasea por bares y restaurantes. Un hombre alto con un abrigo oscuro camina tras ellos. Bajaron por una calle comercial del centro, Sveavägen.
El hombre se acerca por atrás de la pareja, y en una décima de segundo el misterioso individuo coloca una pistola en la espalda de Olof Palme y efectúa un disparo. El reloj marcaba las 23:20, el tiro mató a Palme instantáneamente, antes de que impactara en el suelo ya estaba sin vida.
Un segundo disparo va a parar a su esposa Lisbet, la bala le roza el hombro causándole una quemadura de poca consideración. Justo después, el desconocido, se alejó corriendo por un callejón y, tras subir los 89 escalones del callejón contiguo, se perdió en la noche. La policía tardaría en llegar dos minutos y medio al lugar de los hechos.
«Cuando llegué a la escena del crimen, había unas diez personas. Formaban un círculo alrededor de un hombre tumbado boca arriba en un gran charco de sangre. Tenía la cara sanguinolenta, la ropa sucia y una mirada fija, sin reflejos en los ojos».
Así relató más tarde Gösta Söderström, el primer policía en llegar al lugar del asesinato, según un artículo de la revista sueca Filter. El agente dijo que intentó por tres veces hablar con la mujer que «corría por la escena del crimen», hasta que ella le espetó: «¡¿Eres tonto?! ¿No me conoces? Soy Lisbet Palme y el del suelo es Olof».
Atónito, Söderström, contactó con la central de la Policía para reportar: «La víctima del crimen es idéntico al primer ministro». Los transeúntes intentaron revivirle en vano. Seis minutos más tarde, Olof Palme fue trasladado en ambulancia al hospital más cercano y, a las 00:36 minutos de la madrugada, fue declarado oficialmente muerto.
Simultáneamente la agencia de noticias TT publicó el teletipo con la noticia de su muerte. Se cometieron muchos errores en el lugar de los hechos, los policías no acordonaron la escena ni se preservó el lugar del crimen. Una de las balas no se encontró hasta dos días después, cuando un transeúnte la halló en el pavimento.
Hubo más de veinte testigos presenciales pero los dejaron marchar sin ser entrevistados. La policía local siguió el rastro del sospechoso pero no contaban con información fidedigna sobre su aspecto. Los trenes, ferris y vuelos continuaron de forma normal horas después de haberse producido el atentado.
No se tomaron medidas sobre los ciudadanos que se acercaron al lugar para mostrar sus condolencias, y que llenaron el área de flores al lado del charco de sangre, imposibilitando la obtención de huellas del asesino. Luego de la primera llamada de emergencia tras los disparos, el país estalló en el caos. Eso se vio reflejado en las grabaciones de las conversaciones entre los policías y el personal del hospital.
Luego de 34 años, en el mes de febrero de este año, el fiscal jefe de la investigación, Krister Petersson, anunció en una entrevista en la televisión pública sueca SVT que antes del verano habría novedades. «Estamos trabajando en unas pistas muy interesantes y mi objetivo es que durante la primera mitad de este año podamos presentar cargos contra alguien», afirmó.
Kristen Petersson también admitió la posibilidad que la investigación se cierre definitivamente sin resolver el misterio. «Mucha gente ha muerto y cada vez es más difícil seguir, por eso quiero poner un límite en el tiempo; no podemos continuar eternamente». A pesar de ello, Petersson, se mostraba optimista en poder explicar qué sucedió aquella noche y quién mató a Olof Palme.
La investigación contaba con más de 10.000 personas interrogadas, y los archivos ocupan 250 metros de espacio en las estanterías de la sede de la policía nacional sueca. La última pista surgió tras 30 años de investigación. La policía recibió un walkie-talkie que supuestamente se encontró dos días después del suceso, según el periódico izquierdista The Guardian en un reportaje sobre el caso.
Un chico que respondía al seudónimo de «Michael», aseguró entonces que cuando encontró el walkie pensó que un policía lo había perdido. «Solo más tarde pensé que el objeto podía estar relacionado con el asesinato de Palme», aseguró, en declaraciones para el diario sueco Expressen.
El ex primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, calificó el caso como «una herida abierta en la sociedad sueca» y aseguró: «Es extremadamente importante que esto se resuelva». Básicamente, porque se dieron tantos errores en la investigación que sin duda supuso una clara y frágil debilidad del sistema judicial y penal sueco.
Ya en 2016, Christer Petersson, quien asumiría el control de la investigación ese año, dijo en un programa de televisión, «Estamos recibiendo novedades del caso a la semana», y le dijo al presentador «Seguro que dentro de poco podremos contar lo que ocurrió aquella noche».
La muerte de Palme, inspiró películas, obras teatrales y piezas musicales. Más de 130 personas confesaron ser artífices del crimen de forma deliberada y falsa. Desde 1988 a 2013 no se detuvo a ningún sospechoso, por lo que surgieron detectives aficionados pretendiendo resolver el caso.
Hans Holmér, jefe de policía, estaba de vacaciones cuando recibió la noticia del crimen. Al día siguiente, ya estaba en su despacho dispuesto a resolver el caso. El primer sospechoso fue detenido a los 17 días. Se trataba de un hombre con vínculos con grupos de derecha que creía que Palme era un agente encubierto de la KGB, pero fue liberado rápidamente debido a la falta de pruebas.
El primer jefe de la investigación, Hans Holmér, tenía una teoría que apuntaba a los militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que había sido declarada organización terrorista por el gobierno de Olof Palme. Se centró en la hipótesis que el crimen había sido obra del (PKK), que había realizado al menos tres asesinatos políticos en los años anteriores en Suecia, aunque todos a miembros de la propia organización.
Holmér había recibido una información que aseguraba que el (PKK), incluso antes de la muerte de Olof Palme, estaba preparando su asesinato, pero era una pista falsa. Al año siguiente, se efectuaron 50 detenciones en una librería que era la base del grupo. Durante la redada no encontraron nada de valor relacionado con la investigación. Los medios empezaron a pedir la renuncia de Holmér.
En 1996, un comandante de Policía de la época del apartheid afirmó durante su juicio, juicio en el que fue condenado por 89 cargos, 6 de ellos asesinatos, que agentes de inteligencia de Sudáfrica durante el apartheid habían sido parte del asesinato del primer ministro sueco.
Suecia fue uno de los primeros países en Europa que tomó contacto con el Congreso Nacional Africano, invitándole a su presidente, Oliver Tambo, a Estocolmo en 1962. El discurso de Palme, del 1 de mayo de 1964, está dedicado, en gran parte, a los problemas que ocasionaba el apartheid sudafricano. Palme empezó a adquirir fama en los periódicos del mundo como gran defensor de África, uno muy acorde a su ideología.
Olof Palme se dedicó a presionar a la ONU para que impusiera sanciones a Sudáfrica, y a realizar una campaña internacional para sumar al boicot a otros países. El gobierno de Sudáfrica de entonces, desestimó la investigación por la poca credibilidad del oficial de policía.
Stieg Larsson, fue un periodista de investigación y quizás sea el escritor más famoso de toda Suecia, autor de la trilogía de éxito de la saga Millenium, que vendió más de 80 millones de ejemplares, murió en noviembre de 2004 a los 50 años de un ataque al corazón y no llegó a ver publicada ninguna de las novelas de la trilogía. Hace algunos años leí la trilogía y me gustaron muchísimo.
Stieg Larsson, tenía una teoría propia sobre el asesinato de Olof Palme. Según él, todo fue debido a una conspiración internacional formada por dos grupos con intereses distintos pero algo en común: el primer ministro debía morir.
El primero formado por miembros pro-apartheid de los servicios de seguridad e inteligencia del régimen sudafricano. El otro grupo era la extrema derecha sueca, cuyas redes ya había estado investigando Larsson hace años.
El periodista sueco Jan Stocklassa, sostuvo que la pista había que buscarla a partir de las investigaciones del escritor Stieg Larsson, quien, sostiene, de no haber fallecido lo habría resuelto. Durante dos décadas, Larsson recopiló datos, cartas, fotografías, artículos y pistas que pudieran llevarle a resolver el asesinato y redactó una lista de sospechosos que vinculaban el asesinato con los movimientos de ultraderecha y «antiapartheid».
La investigación que siguió Jan Stocklassa, lo dio a conocer en el libro «Stieg Larsson. El legado». Stocklassa descubrió 20 cajas con la documentación que Larsson había reunido y con cuyas teorías y pistas ha seguido trabajando para resolver el asesinato de Olof Palme.
Stocklassa, estuvo convencido de que Christer Pettersson, un hombre alcohólico y drogadicto que fue condenado en primera instancia y absuelto posteriormente por estos hechos, no fue el asesino. «Querían resolver el asesinato y tal como se desarrollaron las cosas fue la única forma», considera Stocklassa.
El nuevo fiscal del caso, Krister Petersson, de nombre muy parecido al del que fue sospechoso, considera también que éste no fue el que asesinó a Olof Palme. Jan Stocklassa, está convencido de que «los surafricanos organizaron el asesinato con la ayuda inestimable de Estados Unidos».
«Mucha gente lo odiaba. Era bastante arrogante, muy inteligente y locuaz, y tenía una actitud provocadora. Incluso había quienes decían que estaba intentando vender Suecia a la URSS, lo que obviamente no es verdad, pero eso creían», sostenía el periodista Jan Stocklassa.
Obviamente, que él no lo cree, por ser también izquierdista. Es cierto que no estaba por vender Suecia a los soviéticos pero si encaminarlo a la ideología comunista (que era casi lo mismo). Olof Palme era un progre de la época, un «tonto útil» como los denominaba Stalin a todos aquellos que servían voluntaria o involuntariamente a los planes de la Unión Soviética.
Según la hipótesis de Larsson y Stocklassa, el enlace entre estos dos grupos habría sido un intermediario ubicado en Chipre, un hombre que trabajaba para los servicios secretos de Sudáfrica. Stieg Larsson obtuvo esta información a finales de 1986 y se lo contó a la policía, pero el jefe de la investigación de aquel momento estaba centrado en la hipótesis de que se trataba de un lobo solitario.
Stocklassa dijo que mantenía contactos regulares con el fiscal y los cuatro policías que formaban el denominado «Grupo Palme», que seguía la pista del presunto intermediario en Chipre. «Han estado intentando contactar con él, pero dicen que no lo han conseguido. Yo lo conseguí. Viajé a Chipre, lo llamé, y estuve con él durante once horas, entrevistándolo. No fue súper fácil, pero fue bastante fácil».
«Han prometido dar una respuesta, pero creo que será solo a medias y después cerrarán la investigación. Es una forma de ir preparando a la gente para que acepte que el caso se archivará», opinó Stocklassa. Con el diario del martes 10, sabemos, si creemos a la fiscalía, que ni Larsson ni Stocklassa tuvieron razón.
En 1988 apareció otro sospechoso, el antes nombrado Christer Pettersson, un alcohólico y drogadicto que había sido visto en los alrededores de la escena del crimen y a quien Lisbet Palmer identificó en una rueda de reconocimiento. Él mantuvo su declaración de inocencia y no hubo una evidencia forense que lo vinculara con la escena del crimen.
En julio de 1988 fue condenado a cadena perpetua, Christer Pettersson, fue el cabeza de turco, el que apaciguó a las masas al hacerles creer que el trauma nacional ya había pasado. Los abogados apelaron la decisión del juez ante el Tribunal Supremo, alegando que tenía problemas con el alcohol.
Pocos meses después quedó absuelto por falta de pruebas, Lisbet había sido presionada para dar por positiva la identificación. Años después de ser puesto en libertad, Christer, concedió muchas entrevistas a periódicos y cadenas de televisión, en dichas entrevistas sostuvo que fue objeto de soborno para que confesara.
Pettersson, que murió en 2004, fue el único sospechoso procesado en todo ese tiempo. Desde 1988 a 2013 no se detuvo a ningún otro sospechoso. Con todas las posibilidades abiertas y las teorías conspiranoicas que daban pie a las versiones más extravagantes.
Estas teorías hablaban de que fue la misma esposa de Palme quien lo organizó a raíz de una infidelidad de su marido, o que los asesinos fueron los mismos que mataron a John F. Kennedy. Llegaron a sostener que fue un suicidio planeado y el gatillo fue apretado por el hijo del primer ministro.
Las hipótesis más sorprendentes involucraban a policías con vínculos con la CIA, a la DINA de Chile, también fue detenido Víctor Gunnarson, que entonces tenía 33 años, Gunnarson era un antiguo miembro de la operación europea de Lyndon LaRouche, pero finalmente fue liberado.
También se sostuvo que el pistolero fue el mismísimo cineasta Andrei Tarkovsky, que se había reunido con Palme en 1984 para pedirle ayuda para sacar a su hijo de la Unión Soviética.
Olof Palme había nacido en Estocolmo, el 30 de enero de 1927, en el seno de una familia burguesa. Su padre fue director de una empresa de seguros y su madre provenía de una familia noble alemana-lituana. Cuando contaba con siete años, su padre murió de un ataque de asma.
Se graduó en el prestigioso colegio internado de Sigtuna. Al terminar el servicio militar viajó a Estados Unidos, permaneció durante un año, en donde estudió economía y ciencias políticas en Kenyon College (Ohio), si es que se puede estudiar algo en un año. Como buen progre, se lanzó de mochilero por varios meses, primero por diferentes ciudades de Estados Unidos, luego México y por países europeos.
Realizó un largo viaje por Asia y observó la pobreza del Tercer Mundo. Olof Palme, el San Pablo de la izquierda, se cayó del caballo, rumbo al Asia. A su regreso se inscribió al grupo estudiantil socialdemócrata. En 1953 ingresa al Partido Social Demócrata invitado por el entonces Primer Ministro, Tage Erlander. A partir de esta fecha ocupa importantes cargos en el gobierno de la socialdemocracia.
Olof Palme, fue primer ministro en dos periodos, entre 1969 y 1976 y entre 1982 y 1986, y fue un firme defensor del desarme, la paz y los derechos humanos. Es decir, de la utopía izquierdista pero que tomaba distancia de la Unión Soviética, en su caso desde la cuarta generación de izquierdas.
Crítico con las dos grandes potencias mundiales del momento, Estados Unidos y la URSS, el sueco reprobó la política exterior estadounidense, especialmente la Guerra del Vietnam; criticó la invasión soviética de Afganistán y Chechenia, y condenó el apartheid de Sudáfrica.
Digamos que Palme, era uno de esos ingenuos que creen que la historia se desarrolla armónicamente, no conciben una teoría de Imperio y no aceptan la dialéctica de Estados, sin la cual no es posible la Historia.
Como buen izquierdista y progre, se puso en contra del generalísimo Francisco Franco, en octubre de 1975 salió a las calles de Estocolmo para recaudar fondos «por la libertad de los españoles». Para decirlo adecuadamente, en favor del comunismo soviético y de la dictadura del proletariado.
Otro izquierdista, escribió hace poco, que Olof Palme, al lema de la Revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad, le dio un sentido real. Para él la libertad de las personas radicaba en la solidaridad y en diferentes logros sociales. Decía que las personas son libres en el momento que desaparecen las desigualdades y la explotación del hombre por el hombre.
Carlos Marx, dijo que el lema de la Revolucion francesa, se había convertido en: infantería, caballería y artillería. Olof Palme, lo que estaba facilitando era implantar en el mundo esa trilogía militar del que hablaba Karl Marx. A tipos como Olof Palme durante la guerra fría, se los llamaba los «tontos útiles», que servían al comunismo (más allá de criticar a la Unión Soviética) sabiendo o ignorando la peligrosidad del comunismo.
Olof Palme no fue comunista, no pertenecía a la quinta generación de izquierdas, sino a la cuarta, al socialismo democrático o socialdemocracia. Sus apologetas dicen que Olof Palme criticaba severamente las dictaduras tanto de izquierda como de derecha. Así lo había expresado en el parlamento:
«Los estados comunistas carecen de una asistencia política y social necesaria para el desarrollo de un sistema social. El poder absoluto de un Estado policial, no es ninguna garantía para la tranquilidad y el orden de una sociedad, menos aún para el crecimiento económico. Al contrario, es un riesgo de seguridad en el orden nacional e internacional».
Para Lenin, que más allá de mí repulsaba personal, estaba a siglos de esta clase de tontuelos, la distinción izquierda-derecha no era más que prejuicios pequeño burgués. Ellos pertenecían, según Lenin, a esa enfermedad senil del izquierdismo. Pero Olof Palme, nada decía de la dictadura marxista-leninista de Fidel castro.
Olof Palme mantuvo contactos con Moscú todo el tiempo y con otros países de Europa del Este, a excepción de la entonces Checoslovaquia, a cuyos dirigentes llamó «criaturas de la dictadura». Un progre idiota útil insultando a las criaturas de la dictadura, el izquierdismo daba para todo.
Palme, fue un defensor de la neutralidad. Una neutralidad sueca que nunca existió, esa supuesta neutralidad solo existe en la sesera de los progres. Decían sus seguidores que daba la impresión de que el propio Olof Palme dudaba de una «neutralidad plena en todo el sentido de la palabra».
Pierre Schori, un socialdemócrata que estuvo cerca de Palme, cuenta que al retorno de Olof y otros socialdemócratas de África en 1977, Olof presentó un documento ante los socialistas internacionales. En ese documento hacía alusión a la lucha armada, mencionaba el significado de los bloqueos económicos y cuestionaba la actitud de la Europa blanca ante África.
Quienes ensalzan la figura de Olof Palme, sostienen sin vergüenza alguna, que Palme jugó un papel muy importante en el escenario político internacional. Y que Suecia, a pesar de ser un país pequeño, se situó en un buen puesto a escala mundial; primero por su modelo de bienestar y después por su solidaridad con los países que atravesaban grandes injusticias sociales.
También por su lucha contra las dictaduras latinoamericanas y por abrir las puertas de Suecia a los refugiados políticos. Puras tonterías, Suecia nunca fue ni será una superpotencia, ni un imperio, el motor de la historia es la dialéctica de los imperios realmente existentes, no de un pequeño país de pocos millones.
Su tan meneado Estado de Bienestar está difunto. No es ningún mérito tener un buen nivel de vida con tan poca población. El mérito está en tener un buen nivel de vida y gastar 630 mil millones de dólares en defensa como Estados Unidos. O como lo hace Rusia, con un PBI similar al de Italia.
Olof Palme sostenía cuando apoyaba a los movimientos de liberación en el Tercer Mundo: «Es imposible mantener una posición neutral respecto a las luchas en África. Entre los explotados y explotadores no hay un sector neutro. Se tienen que tomar medidas para acabar con el sistema de explotación que es una amenaza para la Paz mundial».
¿Con cuántas divisiones contaba el señor Olof Palme? Con ninguna, solo saliva en abundancia. Ni Suecia ni Olof Palme, eran prioridad de la Unión Soviética ni de los Estados Unidos. Mientras tanto aumentaba la ayuda económica sueca para los grupos izquierdistas africanos de liberación tales como: MPLA de Angola, FRELIMO de Mozambique, PAIGC de Guinea Bissau y Cabo Verde, SWAPO de Namibia, ZANU de Zimbabwe, TANU de Tanzania y CNA de Sudáfrica.
En su larga marcha por la ruta equivocada de la historia, Olof Palme también ayudó a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), a Fidel Castro y a ciertos países latinoamericanos. Cuba fue uno de los primeros países que recibió ayuda económica sueca. Organizó foros para lograr la Paz y el desarme mundial, una buena tarea para un idiota útil.
La «Comisión Palme» fue un informe basado en reflexiones de los países del Este y Oeste. Se presentó, como «Seguridad Común», ante las Naciones Unidas, y llamaba a las potencias para llevar a cabo un trabajo en común destinado a lograr la desnuclearización. Para ser más precisos la Comisión Palme, fue una comisión metafísica, para no decir otra cosa.
En 1968 desfiló en Estocolmo, con una tea en la mano, junto al embajador del entonces Vietnam del Norte. Fue un acto de protesta, en contra de los bombardeos norteamericanos a Hanoi. Palme dio un sermón contra el imperialismo Yankee:
«Hay que llamar las cosas por su nombre. Lo que ocurre ahora en Vietnam es una forma de tortura. Los bombardeos a Hanoi son crueles, y se asocian con Guernica, Orandour, Babij Jar, Katyn, Lidice, Sharpeville y Treblinka. La violencia ha triunfado, pero el mundo repudia a los responsables. Ahora se puede añadir un nombre más a la lista de crímenes en contra de la humanidad: Hanoi».
Esa actitud de Palme, es tan miserable e impotente, como la decisión de Rodríguez Zapatero, de permanecer sentado al paso de las tropas norteamericanas, una actitud propia del Bambi, de Alicia en el país de las maravillas, del hombre sonrisitas, que ahora está lucrando con los despojos y los restos de Venezuela.
Un Rodríguez Zapatero que es muy probable que pronto pase a engrosar la lista de buscados junto al Cartel de los Soles. Si Palme estuviera vivo, no cabe duda que estaría ayudando a Hamás, a Hezbolláh, a la OLP, a Irán y Corea del Norte. Y si me apuran a Chávez, Maduro, Daniel Ortega.
El sueco Olof Palme, junto al austríaco Bruno Kriesky y al alemán Willy Brandt, este trio se consideraba la Santísima Trinidad, la troika europea socialdemócrata, los encargados de fortalecer a los gobiernos socialdemócratas del continente. Y por sobre todo, oponerse a la política de la Guerra Fría. Es decir, al enfrentamiento de bloques, de la dialéctica de imperios.
¿Y cómo pensaban lograrlo, con cuantas divisiones? No, nada de eso, si estos eran pacifistas. En una carta enviada a Kriesky y Brandt, Olof Palme escribe:
«…tenemos que especificar las tareas de la socialdemocracia. Si no logramos hacerlo, nuestras sociedades perderán esta alternativa ideológica. Los valores fundamentales de nuestra ideología, nos obliga a estar al lado de los oprimidos».
La ultra derecha sueca consideraba que Olof Palme era un traidor a su origen de clase burguesa, y que se esmeraba en dar ayuda económica a terroristas y comunistas. Por eso nunca pudieron superar ese rencor hacia él. Sus contactos con líderes izquierdistas de los países del llamado Tercer Mundo, fueron algunos detonantes para campañas de odio hacia su persona.
Muchos enemigos mostraron su desprecio hacia Palme. El diario Svenska Dagbladet (La hoja sueca del día) de 1976 contiene un artículo, en el cual se ridiculiza a Palme como «el africano de honor». El entonces Ministro de Relaciones Exteriores del Partido Conservador, Carl Bildt, dijo en 1982: «los infames abrazos de Palme con los tanques soviéticos…». Gunnar Hökmark, decía:
«Los contactos internacionales de Palme son una orgía de mal juicio y está llevando adelante la peor política. Las negociaciones sobre la Paz entre Este y Occidente no se mejorarán si Olof Palme, en su desesperación, quiere mostrarse como una personalidad internacional».
La Suecia de Palme siempre votaba a favor del Tercer Mundo y en contra de Israel en la ONU, y otorgaba asilo político a desertores del ejército estadounidense, así como por el apoyo político y financiero que prestaba al Congreso Nacional Africano (ANC) y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
Los gobiernos estadounidense y británico tampoco soportaban su apoyo al Vietcong durante la Guerra de Vietnam, a los sandinistas en Nicaragua, a Cuba frente a Estados Unidos, al presidente chileno Allende, al MPLA de Angola, al FRELIMO de Mozambique, al PAIGC de Guinea Bissau y Cabo Verde, a la SWAPO de Namibia, eran famosos los vehículos Volvo suecos con que contaba esta guerrilla.
Al ZANU de Zimbabwe, al TANU de Tanzania, en general, a todo grupo izquierdista en África, Asia, América Latina u Oriente Medio. Lo más irónico es que en los 80, mientras los miembros del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se referían a Olof Palme como «el compañero Palme», los gobiernos de Felipe González hacían la política económica justamente contraria.
Felipe González, el gitano, fue socialista pero no iluso como Olof Palme, frente a la supuesta independencia de Olof Palme en las décadas de 1970 y 1980, González siguió una política cercana a los Estados Unidos y a la OTAN, el PSOE ya había abandonado la hoz y el martillo y la lucha de clases.
Suecia que esperó 34 años para dar un final al caso Olof Palme, el fiscal jefe Krister Petersson, en una conferencia de prensa el 10 de junio de 2020, señaló al llamado Skandiamannen. El hombre Skandia (sueco: Skandiamannen), en línea con las práctica de los medios suecos de no revelar los nombres de los sospechosos, Stig Engström fue apodado así, ya que llegó a la escena del crimen desde la oficina central cercana de la compañía de seguros Skandia, en la que trabajaba.
Stig Engström, un sujeto que estuvo en la investigación policial desde el primer día. Krister Petersson, 20 años después de la muerte del hombre de Skandia, cree que él es quien asesinó a Olof Palme, pero como está muerto, no se puede abrir ninguna investigación. Ninguna arma se puede vincular al asesinato, según Hans Melander, jefe de la investigación policial.
El fiscal cree que el hombre de Skandia actuó solo, pero no descarta que haya formado parte de una conspiración mayor. Stig se volvió interesante en la investigación cuando el nuevo Palmegroup debía ser presentado al caso. Se decidió que habría una nueva revisión de la escena del crimen, las personas que estaban allí y lo que sucedió.
«El asesinato ocurrió a las 23.21: 30 aproximadamente. NN le dijo a la policía que iba a tomar el metro desde la estación central (T-centralen). Según lo que hemos comprobado, el último metro salía a las 23.48. Entonces, en nuestra opinión, tenía buen margen de tiempo, pero declaró que se sentía muy estresado», dijeron.
Las balas encontradas en la escena fueron analizadas, incluso por el FBI en los Estados Unidos. Hay muy pocas pistas aseguradas en las balas, se dispararon 788 armas, pero no se puede conectar ningún arma a las balas encontradas en el lugar del crimen. Eso es porque pasó mucho tiempo desde el asesinato y las balas «no están en buen estado». Además, no sabes lo que le ha sucedido con el arma desde entonces. Dijo el fiscal jefe.
«Desafortunadamente, es tan malo que NFC ahora dice que sería muy difícil, incluso imposible, conectar el arma correcta a las balas. En parte porque las huellas son pocas y las balas demolidas, tampoco sabemos qué sucedió con el arma utilizada en el asesinato, lo que puede dar otra impresión hoy», dice el detective Hans Melander.
Petersson continúa diciendo que no tienes tareas claras que puedan poner un arma en la mano del hombre Skandia. Pero ha sido incautado del llamado «Coleccionista de armas» muy cercano al hombre de Skandia. El llamado hombre Skandia, Stig Engström, fue uno de los primeros testigos en ser escuchado después de que Olof Palme fuera asesinado en Sveavägen el 28 de febrero de 1986.
La imposibilidad de presentar cargos en contra de Stig Folke implica el cierre de la investigación: «Debido a que la persona está muerta, no puedo presentar cargos en su contra y he decidido cerrar la investigación», dijo Petersson.
La policía empezó a investigar a Engström en 2018, luego de que una investigación periodística revelara que él tenía entrenamiento en manejo de armas de fuego, era amigo de un hombre que tenía una colección de armas cortas y tenía fascinación por los revólveres Magnum.
Stig era parte de un círculo de críticos de las políticas de Olof Palme y sus familiares dijeron que tenía una opinión negativa de Olof Palme. Stig Folke Engström tuvo problemas financieros durante largo tiempo y tenía un problema creciente con el abuso del alcohol.
Stig Folke Wilhelm Engström, nació en Bombay (India), 26 de febrero de 1934, fue diseñador gráfico, estuvo presente en el lugar del asesinato y uno de los 20 testigos del homicidio. Su padre, Folke Engström, trabajó para Ivar Kreuger. En 1926, su padre tuvo la oportunidad de mudarse a India para comenzar la producción allí.
Stig Folke también colaboró con el Partido Moderado en Täby, donde vivió. El trabajo para el partido incluyó diseño, impresión y publicidad. Stig terminó por abandonar a los moderados debido a desacuerdos con la asociación local del partido. En 1999, su segundo matrimonio se disolvió y en junio de 2000, se suicidó a la edad de 66 años. Está enterrado en el cementerio de Täby.
Se sabe que Engström salió del trabajo y conversó con los guardias de seguridad en la entrada principal de la compañía de seguros Skandia solo uno o dos minutos antes del tiroteo. Unos veinte minutos después, Engström regresó al edificio para contarles a los guardias lo que había sucedido en la calle.
Después de eso, se cree que se fue a su casa. Stig Engström no fue entrevistado por la policía en el lugar. Cuando más tarde fue interrogado como testigo en varias ocasiones, Engström dio diversas versiones de sus movimientos y eventos que contradecían los de otros testigos.
Después de tratarlo inicialmente como una persona de interés, la policía parece haberse frustrado con Engström como un testigo poco confiable y un buscador de publicidad que se estaba haciendo daño a sí mismo. Ya no figuraría para la policía en la investigación oficial.
La teoría de que Engström era el asesino de Olof Palme fue mencionada como la opción local en el libro de Lars Larsson, Nationens Fiende (Enemigo del Estado) en 2016. También fue vinculado en un artículo del periodista Thomas Pettersson en la revista Filter en 2018, y en el libro Den osannolika mördaren (El asesino improbable), publicado el mismo año.
Lars Jeppsson, quien vio el asesinato, afirmó que es muy probable que Engström fuera el hombre que vio huir de la escena del crimen. Olle Minell, periodista de la revista Proletären, declaró que Engström podría haber sido parte del asesinato, pero que Engström no fue el verdadero autor del disparo.
Stig Engström cambió varias veces su recuerdo de lo que estaba haciendo en la noche del asesinato. Dijo que fue uno de los primeros testigos en la escena del crimen, y que movió el cuerpo de Palme para que este pudiera respirar mejor. Sin embargo, otros testigos no están de acuerdo con su testimonio.
Después del asesinato, Stig Engström apareció en varios medios de comunicación suecos y criticó la investigación policial y la falta de interés de la policía en su testimonio. Engström también hizo una reconstrucción de lo que estaba haciendo en la noche del asesinato que se transmitió por Sveriges Television. La última entrevista de Stig Folke Wilhelm Engström sobre el caso fue en 1992, para la revista Skydd & Säkerhet.
La conclusión de la fiscalía es pura especulación, puede ser cierto o no las conclusiones, lo único cierto es que a un muerto le encajaron otro muerto. Unos muertos igual de muertos como las seis generaciones de izquierdas y el despojo de la actual séptima izquierda cultural.
11 de junio de 2020.