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MONTONEROS RUMBO AL PRECIPICIO

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  • junio 23, 2025
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Cuadernos de Eutaxia. —48

MONTONEROS RUMBO AL PRECIPICIO

El 11 de mayo de 1974, el sacerdote católico izquierdista Carlos Mugica fue asesinado y cuya autoría no se sabe con certeza, los izquierdistas se lo atribuyen a la Triple A, grupo parapolicial enemigo de Montoneros. El padre Mugica fue un personaje nefasto, amigo y luego critico de Montoneros, fue fundador del izquierdista Movimiento de Sacerdotes para el tercer Mundo y del marxista grupo Curas Villeros, y que en la actual séptima generación de izquierdas se denomina Teología del Pueblo, ideología de otro nefasto como el papa Francisco.

La triple A fue una organización que contó con el aval del general Perón en su cruzada contra la izquierda internacionalista. El 13 de mayo de 1974 Juan Perón había designado al comisario Alberto Villar como jefe de la Policía Federa Argentina. El comisario Villar había recibido formación contra la guerra contrarrevolucionaria en Francia y en recibir entrenamiento en técnicas de interrogación en la Escuela de las Américas, en Panamá, Villar fue una de las cabezas de la Triple A. Lo cierto es que Mugica murió sin abominar de esa nefasta ideología izquierdista que él mismo difundía desde su ministerio, aprovechando la popularidad que tenía.

El 1 de julio de 1974 había muerto el general Juan Perón, a los 78 años. La asunción a la Presidencia de María Estela Martínez, viuda de Perón, llamada Isabel, significaba un golpe muy grande a la izquierda internacionalista y concretamente a Montoneros. En realidad, el poder quedaba en manos de su secretario, el brujo José López Rega, otro de los jefes de la Triple A. Dos semanas después de la muerte de Perón, Montoneros asesinó al político radical y exministro del gobierno del general Lanusse, Arturo Mor Roig.

La muerte de Mor Roig fue comandada por el guerrillero Eduardo Molinete, jefe de la Regional Córdoba y como tal, miembro de la Conducción Nacional de Montoneros. El asesinato de Mor Roig fue para Montoneros un «ajusticiamiento», puesto que Mor Roig había sido el cerebro de la fallida operación de Lanusse para que el peronismo no pudiera volver al poder, conocida como Gran Acuerdo Nacional (GAN), lo que buscaba Montoneros era que el partido Radical (UCR) no colaborara con el gobierno de Isabel Perón y López Rega.

Dos días después, la policía descubre casualmente una casa en la que mantenían secuestrado mientras negociaban su rescate, a David Kraiselburd, director del diario El Día de La Plata, y por eso decidieron asesinarlo. Mientras tanto, la revista El Caudillo, órgano no oficial de la Triple A, le comunicaba a Montoneros y a sus frentes de masas que le habían declarado la guerra: «Advertencia exclusiva para peronistas: ¡Estamos en guerra!». Dos semanas después, la Triple A asesina al diputado peronista izquierdista Rodolfo Ortega Pena, hombre de Montoneros.

Si en los trece meses que ocuparon las presidencias de Héctor Cámpora y Perón, habían muerto asesinadas 79 personas por razones políticas, de todos los sectores en pugna, en los siguientes veintiún meses de la presidencia de la viuda de Perón morirían asesinadas por causas políticas, al menos 905 personas, de ambas partes. El día 7 de septiembre de 1974, Montoneros decidió pasar a la clandestinidad junto con sus frentes de masas (JP, UES, JUP, JTP, AE, MVP y MIP).

El pase a la clandestinidad ya era un hecho luego de los incidentes del 1 de Mayo, cuando Juan Perón los expulsa de la Plaza. Esto significaba que Montoneros quedaría aislada y perdería la popularidad acumulada hasta entonces, y dejarían expuestas a los frentes de masas, que eran la cobertura en la superficie. Fue un gran problema pata la Juventud peronista (JP) que operaba a nivel nacional. «el grueso de la sangre derramada después del pase a la clandestinidad, salió de las venas de los pibes y pibas que integraban la Jotapé… [La conducción de Montoneros] preparaba a la original organización político-militar para transformarse, definitivamente, en un ejército revolucionario que confrontaría, tete a tete, con el conjunto de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado», diría el izquierdista José Amorín.

El pase a la clandestinidad fue anunciado por Montoneros en una conferencia de prensa secreta realizada por Mario Firmenich, Adriana Lesgart (Agrupación Evita), José Pablo Ventura (JUP), Enrique Juárez (JTP) y Juan Carlos Dante Gullo (JP). «De última terminamos pisando el palito y haciéndole el juego al enemigo. Al clandestinizar las estructuras político-sociales, de hecho, se restringió nuestra capacidad de movilización y eso fue notorio», dijo el imbécil y criminal guerrillero Fernando Vaca Narvaja. El pase a la clandestinidad fue cuestionado por la Columna Norte de Montoneros, que estaba conducida por Rodolfo Galimberti.

La guerrillera Norma Arrostito, en el documento dactilografiado de forma clandestina en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), afirma contundentemente que «la muerte de Perón va a dar el golpe definitivo al fenómeno montonero», al alejarlo de las masas y la realidad argentina, llevándolo a adoptar la decisión de retomar la lucha armada:

«La muerte de Perón va a dar el golpe definitivo al fenómeno montonero y por ende a la etapa de avance de las masas, este hecho no fue nunca tenido en cuenta, en su exacta dimensión por la OPM al elaborar posteriormente su política… De esta manera la OPM se sube a un tobogán que la aleja cada vez más de las masas y la obliga a una práctica internista y teórica. Esto, al no verificarse práctica-teoría-práctica, conduce al ideologismo, a la adopción del materialismo histórico y dialectico como identidad política y a la ignorancia de las leyes que impone la formación socio-económica llamada Argentina», Norma Arrostito.

En 1995, el guerrillero Mario Eduardo Firmenich sostuvo que pasar a la clandestinidad y retornar a la lucha armada fue el «error madre» que llevó a la aniquilación de Montoneros: «Cuando fuimos acorralados, política y policialmente, cuando la Triple A nos masacraba tras la muerte del general Perón, cometimos el error madre de pasar a la clandestinidad y retomar la lucha armada, pese a que no existía para eso la legitimidad que otorga el consenso de las mayorías. Políticamente el error fue de naturaleza ideologista y militarista».

Montoneros se había definido desde un principio como una organización político-militar (OPM), unificando en un solo mando, la conducción política y la militar y desechando otras formas organizativas que separaban ambas prácticas y colocaban a la conducción militar bajo la dirección de la conducción política. Pese al paso a la clandestinidad se continuó editando los dos órganos de prensa con que contaba Montoneros, la revista La Causa Peronista (sucesora de El Descamisado) y el diario Noticias, pero con mucha dificultad. El último número de La Causa Peronista se publicó el 3 de septiembre de 1974, con un impactante título de tapa: «Mario Firmenich y Norma Arrostito cuentan cómo murió Aramburu».

Apenas dos semanas después de pasar a la clandestinidad, el 19 de septiembre de 1974, la Columna Norte de Montoneros concretó el «secuestro más caro de la historia», al capturar a los hermanos Juan y Jorge Born III (39 y 40 años), de la empresa multinacional Bunge & Born. Bunge y Born era por entonces la mayor empresa de Argentina y una de las mayores empresas exportadores de granos del mundo. Montoneros obtuvo un rescate de 60 millones de dólares al secuestrar a dos de sus directivos. La operación estuvo a cargo de la Columna Norte de Montoneros y fue comandada Por los guerrilleros Roberto Quieto, tercero en la conducción máxima de la organización y Rodolfo Galimberti, jefe militar de la Columna Norte.

Los hermanos Born se desplazaban por la Avenida del Libertador, en el asiento trasero del auto delantero, escoltado por otro en el que venían dos hombres armados. ​A las 08:22 horas, un grupo de guerrilleros aparentando ser obreros viales, cortan la avenida a la altura de la localidad de Olivos y obligan al convoy a girar hacia una calle lateral, donde de inmediato ambos autos fueron embestidos por dos camionetas, con cinco hombres uniformados cada una.

Los guerrilleros bajaron del móvil simulando ser un grupo de tareas policial que estaba secuestrando a dos «subversivos» (por los hermanos Born), y procedieron a ametrallar el auto en el que iban los hermanos al grito de «¡Alto, comunistas!», matando al chofer Juan Carlos Pérez y a Alberto Cayetano Bosch Luro, tío tercero de Patricia Bullrich Luro, futura ministra de Trabajo durante el gobierno de Fernando de la Rúa y de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri, y actual ministra de Javier Milei, y su hermana Julieta, que formaron parte del equipo logístico del secuestro.

El rescate originalmente fue de 100 millones de dólares, pero Jorge Born II, padre de los ejecutivos secuestrados y presidente de la empresa, se negaba a negociar y pagar suma alguna, debido a su oposición a que su dinero sirviera para financiar a Montoneros. Luego de seis meses de reclusión en una «cárcel del pueblo», Juan Born comenzó a tener serios problemas mentales y Jorge Born III, desde su lugar de detención, asumió la negociación, y logró bajar el rescate a 60 millones de dólares, unos 260 millones de dólares equivalentes para 2015.

La primera parte se pagó, seis meses después del secuestro, Juan Born fue liberado; tres meses después, al pagarse el saldo, fue liberado Jorge Born III. Jorge Born II (padre) murió poco después amargado por haber pagado el rescate. En la década de 1990 Galimberti, el jefe montonero que comandó el operativo, se hizo amigo y socio de Jorge Born III a quien secuestrara veinte años antes. Esa amistad hizo que ambos hermanos se pelearan. Una parte del dinero fue enviada hacia Cuba con el fin de ponerla a resguardo, en tanto que el pago final de unos 17 millones de dólares fue cobrado y administrado por el banquero David Graiver, quien tenía sus oficinas en la ciudad de New York y quien falleció en un dudoso accidente de aviación.

El 1 de noviembre de 1974, la Columna Norte de Montoneros, en el delta del Tigre dieron muerte al comisario Alberto Villar, al dinamitar la lancha en que se encontraba. En el atentado murió también su esposa, Elsa Marina Pérez de Villar, y el autor material fue Carlos Andrés Goldenberg, un guerrillero que había participado en los atentados a Minimax de 1969 y en la fuga de la cárcel de Rawson en 1972, actuando como apoyo externo. Carlos Goldemberg había recibido instrucción como buzo táctico en Cuba y era parte de la dirección de la Columna Norte. Participó en el secuestro de los hermanos Born y el ataque al Regimiento 29 de Infantería de Monte en Formosa en 1975, muriendo en combate individual en agosto de 1976. Rodolfo Walsh fue el diseñador y Roberto Quieto el supervisor en la operación.

En el mes de diciembre de 1974 apareció la revista Evita Montonera, nuevo órgano de prensa de Montoneros, de difusión clandestina, luego del obligado cierre del diario Noticias y de la revista La Causa Peronista (sucesora de El Descamisado). El 5 de febrero de 1975, se dio inició al Operativo Independencia. La presidenta María Estela Martínez de Perón dictó el primero de los llamados «decretos de aniquilamiento», con el número 261/75, por el cual ordenó al Ejército Argentino «neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actuaban en la Provincia de Tucumán», una subversión marxista que empezó el ERP y un año después se sumaría Montoneros.

En Tucumán el «Ejército Revolucionario del Pueblo» (ERP) abrió un frente de guerrilla rural un año antes, con la Compañía del Monte «Ramón Rosa Jiménez». La zona elegida se ubicaba al suroeste de la provincia, entre la sierra del Aconquija con alturas de hasta 5.000 metros y la llanura donde se ubicaban los ingenios azucareros conectados por la Ruta Nacional 38, con una alta densidad de población pauperizada por una política que había impulsado el cierre de ingenios.

Montoneros, que tenía algunos núcleos urbanos en la capital provincial, envió varios observadores al frente rural abierto por el ERP y estableció una unidad de apoyo logístico, pero no había instalado aún fuerzas permanentes en el monte con el fin de establecer un «foco» liberado, lo haría a comienzos de 1976 con la Fuerza de Monte del recién creado Ejército Montonero. El 27 de febrero Montoneros secuestró y «ajustició» al cónsul de Estados Unidos en Córdoba, John Patrick Egan, el asesinato del cónsul generó una crisis entre los gobiernos de Argentina y Estados Unidos, en la época que el secretario de Estado era Henry Kissinger.

El 12 de febrero la embajada estadounidense en Argentina envió un cable titulado «Terrorismo industrial: la lucha guerrillera en la base de la fábrica», en la que da cuenta de la actuación de las organizaciones guerrilleras en las grandes fábricas ubicadas en los cordones industriales de Buenos Aires y Córdoba. El cable informaba que las organizaciones guerrilleras presionaban a los gerentes, apoyando las demandas laborales de los trabajadores:

«Los gerentes de Relaciones Industriales y de Personal aparecen como los mayores blancos de asesinato cuando las empresas no acceden a las demandas de los trabajadores. Casi invariablemente, las compañías afectadas satisfacen completamente las exigencias terroristas, que normalmente consisten en la concesión de demandas económicas, el pago de salarios perdidos por huelgas y la reincorporación de trabajadores despedidos. Probablemente, los directivos tienen pocas alternativas».

El ex gobernador izquierdista camporista Oscar Bidegain, fue elegido presidente del «Partido Auténtico». El 11 de marzo de 1975 se anunció públicamente la fundación del «Partido Peronista Auténtico» (PPA), una cobertura política legal de Montoneros. El Partido Justicialista se opuso al uso de la palabra peronista, y fue aceptada por la justicia electoral. La junta promotora incluía figuras políticas destacadas del peronismo, como los históricos sindicalistas izquierdistas Andrés Framini y Dante Viel, los desplazados gobernadores, además de Bidegain, Jorge Cepernic y Alberto Martínez Baca, y los comandantes Montoneros, Norberto Habegger, Armando cabo, Arnaldo Lizazo e Ismael Salame. También Rodolfo Puiggrós, Raúl Laguzzi, Miguel Bonasso y Juan Gelman.

El 13 de abril de 1975, el Partido Auténtico, con el nombre de Partido Descamisado, se presentó a elecciones en la provincia de Misiones, formando una alianza electoral con el partido Tercera Posición, logrando un 5% de los votos, mucho menor que lo esperado. El 25 de mayo de 1975 murió en combate en Mar del Plata, uno de los fundadores de las FAR, Arturo Lewinger, durante el ataque a una comisaría con la intención de liberar a varios guerrilleros presos.

Montoneros, en el primer trimestre de 1975, lanzó su primera ofensiva después de retomar la lucha armada en septiembre de 1974. Realizó ciento cincuenta operativos, entre actos de propaganda, ajusticiamientos y diversos atentados. El 15 de marzo una bomba explotó en la Plaza Colón de Buenos Aires, al lado del Comando General del Ejército, asiento el general Jorge Rafael Videla.

En el atentado murió el camionero Alberto Blas García y hubo 29 heridos, entre ellos cuatro coroneles. El 23 de abril, tres pelotones de combate de Montoneros asesinaron al comisario inspector Telémaco Ojeda, que integraba el Servicio Antisubversivo de Rosario. «Esta acción es en respuesta al atropello cometido por las fuerzas de seguridad en todos los pueblos del cordón industrial», decía el parte de guerra de Montoneros.

El 21 de marzo la Triple A produjo dos grandes masacres contra militantes de la Tendencia, la llamada Masacre de Pasco en Lomas de Zamora y la Masacre del cinco por uno (frase usada por Perón) en Mar del Plata. En el último semestre de 1975, Montoneros consideró que había que dar un «salto cualitativo» en su organización, formando el Ejército Montonero, para grandes operaciones, manteniendo también las milicias populares, para operaciones de menor magnitud. Según Roberto Perdía le contó a Guillespie, por entonces Montoneros contaba con 12 mil combatientes, de los cuales 2.300 eran oficiales. La organización se completaba con «unas 120 mil personas más o menos organizadas que adherían».

El 22 de agosto, día del aniversario de la masacre de Trelew, Montoneros hizo estallar en todo el país más de cien bombas. Entre las operaciones se destacó el hundimiento del destructor misilístico ARA Santísima Trinidad, joya de la Armada Argentina, mientras se encontraba en construcción en el Astillero Rio Santiago, empresa estatal administrada por la Marina de Guerra. El ataque fue realizado por el pelotón Arturo Lewinger, nombre de un guerrillero perdedor. El pelotón estaba integrado por seis combatientes bajo el mando de Rolando Hugo Jeckel, entre ellos tres buzos tácticos.

Se prepararon tres cargas explosivas de 85 k. de gelamón, con sistemas de ignición con retardo, que fueron llevadas en automóvil hasta un punto del Río de la Plata ubicado aguas arriba del astillero, donde cuatro guerrilleros las subieron a un bote camuflado que llegó por el Delta del Rio Santiago hasta 700 m del astillero donde se encontraba el destructor, custodiado por guardias de la Marina en un área iluminada por reflectores. La explosión produjo un hueco de 1 metro de diámetro y una rajadura de 30 metros en el casco, que mantendría inutilizada a la nave durante cinco años.

Uno de los buzos tácticos que colocó la bomba sería capturado dos años después y reclutado para los servicios de inteligencia de la Marina. El 28 de agosto Montoneros derribó un avión Hércules en Tucumán. El pelotón Montonero Marcos Osatinsky llevó a cabo la «Operación Gardel» haciendo explotar un sistema interconectado de bombas, colocadas debajo de la pista del aeropuerto de San Miguel de Tucumán, derribando un avión Lockheed C-130 Hércules de la Fuerza Aérea en el momento que despegaba, transportando 114 miembros de fuerzas especiales de la Gendarmería Nacional, provocando seis muertos y 29 heridos.

Luego de la explosión, todos los guerrilleros que participaron del operativo fueron retirados sin ser detectados. El operativo estuvo al mando del oficial Montonero Juan Carlos Alsogaray (Paco), hijo del exjefe del Ejército Argentino, general Julio Rodolfo Alsogaray. El 3 de septiembre en un asalto de Montoneros a un camión del Ejército para aprovisionarse de armas, en el Camino General Belgrano, asesinaron al sargento ayudante Anselmo Ríos. Un día después, el militante montonero Arturo Ovejero Soria fue eliminado en Tucumán por el grupo paramilitar Comando José Rucci.

El 8 de septiembre de 1975 por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional N.º 2452/75, firmado por la presidenta María Estela Martínez de Perón y sus ministros, se prohibió:

«…el proselitismo, adoctrinamiento, difusión, requerimiento de ayuda para su sostenimiento y cualquier otra actividad que efectúe para lograr sus fines el grupo subversivo autodenominado “Montoneros”, ya sea que actúe bajo esa denominación o bajo cualquier otra que la sustituya».

En el decreto se señalaba que el país padecía «…el flagelo de una actividad terrorista y subversiva que no era un fenómeno exclusivamente argentino», que «tal internacionalización dificultaba en gran medida la total represión del terrorismo y el proceso de pacificación argentino», lo cual exigía extremar las medidas tendientes a ese objetivo, precisando que «aquella actitud subversiva constitucionalmente configuraba el delito de sedición», agregando que la medida adoptada no se trataba de prescripciones o discriminaciones ideológicas, porque «nada justifica la asociación ilícita creada para la violencia y los hechos que la produzcan o fomenten», puntualizando finalmente que en esa situación se encontraba el grupo subversivo autodenominado «Montoneros», sea que actuase bajo esa denominación o bajo cualquier otra.

Los días 15 y 16 de septiembre, en recuerdo del golpe militar que derrocó al presidente Perón en 1955, hubo una nueva andanada de bombas y operaciones en todo el país. El presidente interino, Ítalo Argentino Luder, en ese momento presidente interino constitucional debido a que la presidenta Martínez había solicitado una licencia por enfermedad, dictase otros tres «decretos de aniquilamiento» ampliando a todo el país la lucha contra la guerrilla, creando un Consejo de Seguridad Interna, comandado por el propio presidente, otorgándole a las Fuerzas Armadas el poder para militarizar el país y recurrir a las fuerzas de seguridad y policiales para «aniquilar el accionar subversivo».

El 24 de octubre de 1975, miembros de Montoneros secuestraron al gerente de producción de la empresa automotriz Mercedes Benz, Franz Metz, y pidieron 7 millones de dólares por el rescate del ciudadano alemán. El 26 del mismo mes, cinco agentes de policía en Buenos Aires resultaron muertos dentro de sus vehículos luego de que fueron tiroteados en una emboscada, a metros de la Catedral de San Isidro. El 3 de diciembre de 1975, Montoneros asesinó al general de división retirado, Jorge Esteban Cáceres Monié. Se llevaron a la esposa, también herida, y la dejaron en una zanja a 15 kilómetros, muerta.

Ese mismo mes, Montoneros asaltó la fábrica de armamentos Halcón de Banfield. Se llevaron 250 armas nuevas, 150 fusiles calibre 7,62 mm y 100 pistolas ametralladoras de 9 mm. Al finalizar 1975 Montoneros había completado 745 intervenciones armadas, el pico anual más alto de toda su existencia. Ese promedio se mantendría en los primeros cinco meses de 1976, en los que realizó 351 acciones, comenzando a decaer desde entonces. A pesar de la clandestinidad y la represión, Montoneros logró mantener una considerable presencia en los frentes de masas, especialmente en el frente fabril-sindical, adonde volcó la militancia de los frentes barriales y estudiantiles.

A partir de 1975 se realizaron conversaciones entre la dirigencia de Montoneros y el ERP, el otro grupo guerrillero que actuaba por entonces en Argentina. El ERP tenía una ideología marxista-trotskista, era el brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y estaba liderado por Mario Roberto Santucho. A diferencia de Montoneros, el ERP no había suspendido en ningún momento la lucha armada durante período constitucional iniciado en mayo de 1973, y ya había sido declarado ilegal por el gobierno en septiembre de dicho año.

Con la vuelta a las armas decidida por Montoneros en septiembre de 1974, se abrió un acercamiento entre ambas organizaciones guerrilleras. Montoneros destacó observadores al frente rural del ERP y creó una Unidad Básica de Combate Logística (UBCL) con la que apoyó a la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP que actuaba en el monte tucumano, proporcionando armas, medicamentos y refugio a los guerrilleros «erpianos». En un boletín del ERP, se reconocía la relación entre ambas organizaciones que: «Hace poco más de seis meses se retomaron las relaciones a nivel dirección de nuestro partido y Montoneros y ha habido positivos avances en las discusiones realizadas. Se abrieron perspectivas amplias para el trabajo unitario e incluso para la formación de un solo “partido” y un solo ejército guerrillero en nuestra patria».

La Embajada de Estados Unidos estimaba que, al inicio de 1975, Montoneros contaba con 2.000 combatientes armados, mientras que el ERP tenía entre 400 a 800 combatientes. Algunas fuentes estimaban que los efectivos Montoneros que operaban en Tucumán eran de 150 a 200 militantes y 2500 simpatizantes. El 28 de diciembre de 1975 fue detenido por la policía en una playa de la zona norte del Gran Buenos Aires Roberto Quieto, número tres de Montoneros detrás de Firmenich y Perdía, y líder de las FAR hasta la fusión en octubre de 1973. La noticia fue difundida por la prensa y algunos legisladores radicales denunciaban el hecho en el Congreso, pero el gobierno de la presidenta Isabel Perón lo mantuvo en condición de detenido-desaparecido, confinado en un centro de detención.

En enero los guerrilleros Habegger y Perdía se entrevistaron con el general Albano Harguindeguy para intentar negociar la liberación de Roberto Quieto, pero poco después Montoneros informó que habían caído algunos locales de importancia conocidos por Quieto, atribuyendo el hecho a datos que había proporcionado Quieto bajo tortura. De inmediato, la Conducción decidió cesar todas las gestiones por su liberación y llevar a juicio revolucionario a Roberto Quieto en ausencia. El 14 de febrero de 1976 el Tribunal Revolucionario encontró a Quieto culpable de los delitos de deserción en operación y delación, siendo condenado a muerte y a degradación.

A mediados de 1975, se había iniciado la tarea de reclutamiento y entrenamiento dentro de los Montoneros para formar la «Compañía Montoneros de Monte» que operaría en el noroeste de Tucumán. Se efectuaron reconocimientos y se prepararon 40 depósitos, que serían futuras bases de operaciones. Para minimizar su detección entre la población civil se había formado la unidad principalmente con cuarenta voluntarios solteros oriundos de la provincia. La zona de operaciones prevista fue el noroeste de la Sierra de Medina de Tucumán. En esos tiempos el Ejército estimaba que la guerrilla del PRT-ERP tenía entre 300 y 500 combatientes en Tucumán.

A comienzos de 1976 Montoneros procedió a realizar un «juicio revolucionario» donde se sentenció a muerte a cuatro ejecutivos de la empresa metalúrgica estadounidense Bendix: el gerente general Roca, el subgerente Rosas, el gerente de Relaciones Industriales Alberto Olavarrieta y el jefe de Personal Jorge Sarlenga. Montoneros acusaba a los directivos de la empresa de entregar a los representantes sindicales a las fuerzas represivas, para que procedieran a secuestrarlos.

La acción fue ejecutada la Columna Norte el 29 de enero de 1976, por tres milicianos y dos mujeres armadas, que ingresaron a la fábrica, mientras otros cinco soldados permanecían afuera como apoyo. ​ Dos de ellos encontraron en sus oficinas a Olavarrieta y Sarlenga y los mataron. El tercer soldado se dirigió a la gerencia general, pero Roca no había llegado aún, razón por la cual destrozó la oficina con una granada, sin causar heridos. ​ Al salir, uno de los comandos se encontró casualmente con un vecino suyo, el policía bonaerense Juan Carlos Garavaglio, y procedió a matarlo, debido a que lo reconociera.

El 23 de febrero de 1976 desapareció Juan Carlos Alsogaray, quien se encontraba al mando de la Columna Montoneros de Monte en Tucumán. Inmediatamente, su pareja Adriana Barcia, le avisó de la desaparición a su padre, el general Julio Rodolfo Alsogaray, quien había sido comandante en jefe del Ejército. Aprovechando su cargo, el general Alsogaray y su esposa, la madre de Juan Carlos, se dirigieron a Tucumán a entrevistarse con el comandante del Operativo Independencia, general Antonio Bussi. Allí Bussi les mostró una foto de su hijo desfigurado.

«Pudieron recuperar el cuerpo y hacer pericias. La foto mostraba a Juan Carlos con un uniforme azul, el que usaban los montoneros en operaciones. El parte de la V Brigada era que había muerto en combate. Los informes periciales no daban lugar a dudas: había sido apresado vivo y matado a golpes, tiros y bayonetazos».

En el primer número de la revista Evita Montonera publicado luego del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, Montoneros dio a conocer que había conformado el Partido Montonero, con la intención de asumir así la conducción de todo el movimiento peronista. Decía Montoneros que el tránsito de Organización Político Militar (OPM) a Partido no es un simple cambio de nombre ni de estructuras organizativas, ni de cantidad de miembros. Era un cambio cualitativo indispensable para legitimarnos como conducción del Movimiento Peronista que conduzca, a partir de sus sectores más avanzados, a todos los trabajadores y el pueblo en un poderoso Movimiento de Liberación Nacional y Social y que garantice los intereses de la clase obrera en el futuro FLN.

El Partido Montonero estaba dirigido en ese momento por una Conducción Nacional de cuatro miembros: Mario Firmenich, Roberto Perdía, Carlos Hobert y Raúl Yager. Los jefes de Montoneros sabían desde octubre de 1975, como todo el país, que se aproximaba un golpe de Estado cívico-militar, gracias a sus informantes entre ellos el hijo del general Numa Laplane, tenía detalles y precisiones del mismo. Montoneros sostenía que el gobierno constitucional de Isabel Perón era «traidor» al pueblo y no constituía una democracia.

Evaluaba que su derrocamiento por una dictadura eliminaría las confusiones que generaba su origen electoral y la condición de peronista de Isabel Perón y su gabinete, impulsando la unificación a los sectores populares en la lucha contra la dictadura. Montoneros, bajo esta creencia al igual que el ERP, consideró que el golpe de 1976 era benéfico para sus objetivos puesto que agudizaría las contradicciones y se aclararía un enfrentamiento que resultaba difuso, dadas las prácticas de represión ilegal provenientes de un gobierno elegido democráticamente, se esperaba que todo ello permitiera acelerar el momento del triunfo.

Mario Firmenich dijo: «no hicimos nada por impedirlo porque, en suma, también el golpe formaba parte de la lucha interna en el movimiento Peronista». El ex montonero Héctor Ricardo Leis cuenta que «La apuesta a que el golpe iba a empujar a las masas para nuestro lado no se cumplió». En los meses anteriores al golpe y debido a la clandestinidad, Montoneros había reducido notablemente su actividad en los frentes de masas, sobre todo en los barrios, universidades y colegios y algo menos en las fábricas, y eso según Fernando Almirón:

«Ello significó perder una vital infraestructura para llevar adelante su funcionamiento clandestino. Dependían del aparato propio, y del dinero necesario para financiarlo. A esto se sumaron las numerosas bajas entre sus cuadros militares, lo que redujo notablemente su capacidad ofensiva. La guerra contra las Fuerzas Armadas que se proponían ganar estaba a punto de culminar con su derrota aun antes de comenzar».

Montoneros continuó con su táctica de combinar asesinatos de militares, policías y empresarios, relacionados generalmente con actos de tortura o delación, con grandes operaciones de carácter militar. Entre las grandes operaciones se destacaron el asesinato del jefe de la Policía Federal, la bomba en la Superintendencia de la Policía Federal (23 muertes), el ataque contra un ómnibus policial en Rosario (11 muertes), un atentado fallido contra el dictador Videla, la bomba en el Círculo Militar, el ataque contra el centro de detención conocido como Pozo de Arana, la bomba en el Ministerio de Defensa (14 muertes).

El 18 de junio el Pelotón de Combate «Carlos Caride» del Ejército Montonero, comandado por Horacio Mendizábal, detonó una bomba que terminó con la vida del jefe de la Policía Federal, general de brigada Cesáreo Cardozo. La bomba fue colocada debajo de su cama por la guerrillera Ana María González quien estableció amistad con la hija de Cardozo, aprovechando que ambas concurrían juntas a la escuela de magisterio. González, murió en combate el 4 de enero del año siguiente, sin que supieran de quién se trataba. Dos meses después, en una entrevista a Mendizábal y González, publicada el 16 de agosto de ese año por la revista Cambio 16, González contó:

«Durante un mes y medio tuve que frecuentar la casa de Cardozo, como compañera de estudios de la hija, mientras él mismo dirigía el secuestro, tortura y asesinato de decenas de compañeros. Debí compartir su mesa y soportar con una sonrisa sus comentarios, cada vez que era asesinado un hombre del pueblo».

El 2 de julio colocaron una bomba en la Superintendencia de Seguridad Federal (Coordinación Federal) de la Policía Federal Argentina, causando la muerte de 23 policías y dejando heridas a 66 personas. El atentado se realizó con una bomba «vietnamita» construida con nueve kilos de trotyl y cinco kilos de bolas de acero. En esta revista tenemos un artículo dedicado a la misma. Como represalia por el asesinato del jefe de Policía Cardozo y el atentado en la Superintendencia, el 20 de agosto la Policía Federal tomó a treinta detenidos (diez mujeres y veinte hombres), mayoritariamente militantes de Montoneros, asesinándolos en lo que se conoció como la Masacre de Fátima.

El 12 de septiembre Montoneros destruyó un ómnibus policial en la ciudad de Rosario con un coche bomba, matando a once personas (nueve policías y dos civiles) e hiriendo a una veintena. El ataque fue realizado cuando un contingente de unos cuarenta policías regresaba de trabajar en la seguridad de un partido de fútbol en el estadio del Club Rosario Central, por medio de un auto de marca Citroën que llevaba en su interior una bomba de tipo vietnamita, que fue detonada cuando el autobús pasó a su lado. La explosión alcanzó un automóvil Renault 12, matando a dos de sus ocupantes, e hiriendo a la hija de los mismos.

El 2 de octubre el Pelotón Oficial Superior «Tito Molina» estuvo a punto de matar al general Jorge Rafael Videla, luego de colocar una bomba en el palco que ocupó en Campo de Mayo, durante un desfile militar. Videla escapó ileso debido a una falla en el reloj de la bomba, que la hizo detonar cinco minutos después de que bajara del palco. La embajada de Estados Unidos calificó al atentado como «extremadamente grave» y concluyó que indicaba «un aumento en la capacidad de los terroristas de penetrar la seguridad militar».

El 8 de octubre fueron atacados con bombas las oficinas de las compañías Fiat, Mercedes Benz y Chevrolet. El 16 de octubre otra bomba detonó en el club de cine del Círculo Militar, que no causó muertos, pero hirió a 60 personas, en su mayoría familiares y militares retirados.​ El 16 de noviembre unos 40 guerrilleros atacaron un puesto policial en Arana, provincia de Buenos Aires. Según datos recogidos por la Victoria Advocate, murieron varios de los atacantes.

El 16 de diciembre el Pelotón «Norma Esther Arrostito» hizo estallar una bomba en el microcine del Ministerio de Defensa, durante una reunión de altos mandos, matando a nueve militares y cinco funcionarios civiles, resultando heridos 30 oficiales. La bomba fue colocada por el oficial José Luis Dios, asesor del Ministerio de Planeamiento, responsable de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) de Lomas de Zamora y posteriormente secretario de Prensa de la Columna Norte, murió en combate al año siguiente.

Durante los primeros meses del gobierno militar murieron más de 70 policías en enfrentamientos con los guerrilleros urbanos.​ El 14 de abril de 1976 mataron a tres policías de Buenos Aires, al ejecutivo de Chrysler, Ricardo Jorge Kenny, y el capitán de fragata José Guillermo Burgos. El 21 de abril de 1976 fue ejecutado el agente de los «Servicios de Información del Estado» (SIDE) Carlos Alberto Farinatti, resultando su esposa levemente herida.

El 26 de abril de 1976 abatieron al ex coronel Abel Héctor Elías Cavagnaro. ​ El 27 de junio mueren tres policías de Santa Fe. ​ El 1 de julio de 1976 fue asesinado el sargento Raúl Godofredo Favale. ​ El 11 de agosto mataron al cabo Jorge Antonio Bulacio con dos balazos en la cabeza e incendiaron un camión militar perteneciente al Batallón de Comunicaciones de Comando 141. El 10 de octubre matan al directivo de la empresa Renault, Domingo Lozano. El 18 de octubre de 1976 Montoneros mató al ingeniero Enrique Luis Arrossagaray, gerente de Producción de la fábrica de motores diésel Borg Ward Argentina al salir de su domicilio ubicado en el Pasaje Las Cuevas y calle Baltar de Ciudadela.

En noviembre fue asesinado Carlos Roberto Souto, ejecutivo de Chrysler. El 9 de noviembre un bombero falleció en el atentado dirigido contra el comando policial de La Plata. Entre las bajas de Montoneros en 1976, se encuentra la Masacre de la calle Azcuénaga 1816, en Tucumán, el 20 de mayo, donde fueron eliminados María Niklison, Fernando Saavedra Luque (fundador de Descamisados), Juan Carlos Meneses, Atilio Brandsen y Eduardo González Paz, estos últimos integrantes de la última conducción montonera en Tucumán.

​El 27 de mayo, en la localidad de Haedo, murió en combate el oficial primero guerrillero Carlos Caride, proveniente de las (FAP), de las que fue uno de sus fundadores. El 17 de junio murió en combate en la provincia de Mendoza, el izquierdista Paco Urondo. El 29 de septiembre se produjo la Masacre de la calle Corro, en la casa donde funcionaba la Oficina de Prensa Nacional de Montoneros, muriendo en combate los oficiales guerrilleros superiores Alberto Molinas y Carlos Coronel, el oficial primero Ignacio Bertran y los oficiales segundos Ismael Salame y María Victoria Walsh, hija del guerrillero asesino Rodolfo Walsh.

Fueron detenidos y pasaron varios años en la cárcel, los hermanos Maricel y Juan Cristóbal Mainer y su madre Luci Mailde Gómez, hijos y esposa de los propietarios de la casa. Ese mismo día policías santafesinos eliminaron a Daniel Barjacoba, María Márquez, Costanzo, Ana Lía Murguiondo, Sergio Jalil, Eduardo Laus, y José Antonio Oyarzabal, en lo que se ha conocido como la Masacre de Los Surgentes.

El 18 de diciembre, la policía santafesina de Rosario eliminaron a los guerrilleros Carlos Aguirre, Alberto Azam, Nora Larrosa, Horacio Melilli, Segundo Núñez y Rodolfo Segarra. El 2 de diciembre fue capturada Norma Arrostito por un grupo de tareas de la Marina, que simuló su muerte en combate, con el fin de interrogarla bajo tortura en la ESMA, donde fue eliminada dos años después.

El 24 de noviembre, en la casa de la Calle 30, número 1136 de la Ciudad de La Plata, se encontraba la imprenta clandestina con la que se imprimían los 5.000 ejemplares por número de la revista Evita Montonera. En la casa se encontraban la dueña, Diana Teruggi y su hija Clara Anahí Mariani, Roberto Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Bossio. La casa fue rodeada por más de cien efectivos del Ejército, la Policía bonaerense, la Gendarmería Nacional, dirigidos por el jefe del Primer Cuerpo del Ejército, general Guillermo Suarez Mason.

El grupo montonero no acató la voz de rendición y las fuerzas de la dictadura lanzaron un ataque con artillería liviana, vehículos blindados, armas cortas, largas, helicópteros y granadas incendiarias. Luego de tres horas y media de combate y con la casa semidestruida, los atacantes tomaron la casa. Cuatro montoneros, entre ellos Diana Teruggi, mueren en el combate. El quinto ocupante fue tomado prisionero herido y ejecutado posteriormente en un centro de detención.

El 17 de diciembre fue eliminado Carlos Hobert, de la Conducción Nacional de Montoneros. El hecho decidió a la organización a trasladar la Conducción fuera del país. Hobert fue reemplazado en la Conducción por Julio Roque. También en 1976, murió en combate el 19 de julio, Roberto Santucho máxima figura del del ERP. El golpe dañó irreversiblemente al ERP, debido a que en la casa se encontraron los nombres de 395 miembros, que fueron eliminados entre 1976 y 1977.

17 de junio de 2025

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