LOS SINDICATOS
LA LUCHA DE CLASES
Ricardo Veisaga
Mural de Diego Rivera
Antes de la Revolución Industrial existieron organizaciones obreras que defendían en medio de la actividad artesanal, a grupos con determinados oficios que regulaban la producción, y en la cual los trabajadores podían ascender en la escala laboral de acuerdo a su capacidad, eso era el Gremio.
Los sindicatos o grupos obreros surgieron en plena Revolución Industrial y estaban provistos de una ideología, llámese ludismo, cartismo, la Revolución de 1848 con su vertiente social reivindicativa, etc. Pero la ideología que tomó fuerza en los movimientos obreros fueron el Socialismo utópico y algunos de estos socialistas utópicos más conocidos fueron Robert Owen, Saint-Simon, Charles Fourier, Blanqui, Louis Blanc.
El anarquismo, la tercera generación de izquierdas, que rechaza todo tipo de autoridad y busca la destrucción del Estado, entre otras cosas, por medio de la «huelga general», proponen la creación de comunas autogestionarias, la abolición de la propiedad privada. Sus teóricos más famosos fueron Proudhon, Bakunín, Kropotkin.
El Socialismo Científico (marxismo) cuyas ideas principales se pueden resumir en el materialismo histórico (la economía es la que determina la historia, no la voluntad de los hombres), la crítica a la acumulación del capital, la plusvalía, propone la lucha de clases y la instauración de la dictadura del proletariado, la creación de un estado obrero como fase intermedia hacia el comunismo, el «paraíso en la tierra», solidaria, sin explotación, sin propiedad privada, sin clases sociales y, en sintonía con el anarquismo, la desaparición del Estado.
También la Iglesia Católica, alerta de lo que esta sucediendo en el mundo del trabajo, durante el papado de León XIII se pronuncia al respecto en su encíclica «Rerum Novarum», es antiliberal y antisocialista, reclama la justicia, la caridad, el asociacionismo y la asistencia social, está a favor de la propiedad privada, pero al servicio del bien común, se opone a la lucha de clases y propone una colaboración entre patrones y obreros.
Pero en general, se impone el marxismo y la idea fuerza que mueve al movimiento obrero es la lucha de clases. ¿Pero que son las clases sociales? Obviamente que la lucha de clases no es un tema de actualidad, en realidad es un tema clásico, basta con retroceder a la historia de la filosofía y nos encontraremos que ya fueron tratados por Platón en la República con la clase del filósofo-Rey, los guardianes y los artesanos.
También en Aristóteles, por eso Karl Marx decía con acierto que él no había descubierto ni la existencia de clases sociales ni la lucha de clases. Se limitó a reconstruir la idea de clase social desde parámetros de los modos de producción y formaciones históricas, ya sean estos el modo de producción feudal, el esclavista, el asiático, el capitalista.
¿Pero cuál es el parámetro para hablar de clases? Según vemos que para Marx ese parámetro era lo económico, patricios y plebeyos, burgueses y proletarios, inspirado en los socialistas utópicos. Saint-Simon se inspira en la lucha entre los galos que serían los industriales, los trabajadores de todas las clases y los francos los invasores y poseedores de la tierra, pero que no están previamente determinados por la lucha económica, sino que se trata de dos pueblos distintos.
Para Marx esas divisiones en clases ya no eran como en Platón, una división armoniosa de la sociedad política, sino que esas luchas entre las clases eran el verdadero motor de la Historia. Marx usa el mismo criterio de Aristóteles para definir las clases sociales, género afín y diferencia especifica, en torno a los medios de producción.
Aquellos que no son dueños de los medios de producción serán la clase obrera, proletaria, aunque «proletario» es un término más preciso, y es aquel que produce plus valor, el obrero industrial, pero en la clase obrera en general entran todos aquellos que no son propietarios de los medios de producción, como, por ejemplo, los campesinos, los proletarios, los asalariados.
Karl Marx se encargará de precisar qué es un campesino, un asalariado, un proletario y va más allá y dice que el «proletario» está destinado a ser el sujeto revolucionario que tomará el poder del Estado y de hacer efectivo, de materializar la Revolución socialista. Pero como decía el gran demagogo Juan Perón, «la única verdad es la realidad».
La clase proletaria se va desdibujando, tanto en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial, lejos de mantenerse al margen de una guerra burguesa, como pedía Rosa Luxemburgo, los proletarios de una parte del mundo se alistaron debajo de su bandera, en una dialéctica de Estados. Tampoco habrá dictadura del proletariado sino una dictadura sobre el proletariado.
El proletariado se va desplazando a otras naciones en vías de desarrollo, los países capitalistas industriales dejan de ser potencias industriales, ya que están deslocalizando las industrias y trasladándolas a otros países, y los proletarios ya no se encuentran exclusivamente en los países occidentales, lo que queda es un cuerpo de asalariados.
Por tanto, el criterio aristotélico ya no sirve para definir a los asalariados, porque no son clases «discretas», en la que todos los miembros son iguales, homogéneas, sino heterogéneas. La crisis de la lógica aristotélica, tiene mucho que ver con la difuminación de la lógica de las clases sociales, la crisis del silogismo tiene relación con la crisis del proletariado y la burguesía como clases perfectamente definidas.
Georg Lukács, había planteado la distinción entre lucha de clases y conciencia de clases, tenemos conciencia de clase, pero esa conciencia de clase es apenas una fantasía. Pues, aunque casi todos seamos asalariados, por ejemplo, aunque Leonel Messi sea un asalariado como mi vecino, no tienen los mismos intereses, o para decirlo en términos marxistas, no tiene la misma conciencia de clase.
Aunque seamos todos asalariados, ninguno de los nombrados son dueños de los medios de producción, y además Messi tiene un fabuloso salario. Por tanto, seguir hablando de una lucha de clases en los países capitalistas es absurdo, los asalariados no son iguales y tampoco los burgueses son lo mismo, los burgueses están en otros sitios del mundo.
Mas bien lo que existe en realidad es una constelación de empresas, en la que los dueños y patrones de esas empresas trabajan tanto como los asalariados, y a los patrones como a obreros les interesa que la empresa tenga éxito, a Messi le interesa que le vaya bien al Barcelona, para mantener su salario o pedir un mejor contrato.
El marxismo parte de una clase atributiva, no distributiva, error en la que cayó Marx al no conocer esa distinción, pero tiene sin embargo una fuerza de atracción y la ideología de Marx fue tan potente en cuanto a su contenido pragmático, que ofrecía una explicación de la Historia muy sencilla. Marx dijo que la humanidad se había dividido en clases como producto de una alienación, ese sería su pecado original.
Para Marx la humanidad está dividida en clases por los modos de producción y el Estado no es otra cosa que una coalición de los expropiadores, que han expropiado los modos de producción para someter a las clases establecidas. Gustavo Bueno le dio la vuelta al revés a esta teoría, afirmando que las clases sociales en sentido marxista no son anteriores al Estado, sino que se producen después del Estado.
El Estado supone un asentamiento, un desarrollo evolutivo de la sociedad nómade que no tiene territorio ¿Cuándo se asienta la sociedad en un territorio? ¿O en qué momento se apropia el Estado de esa sociedad? Ese concepto no está definido en Marx, se parte in media res, Marx se limita a hablar de los griegos, de los egipcios, de los romanos, etc. La comunidad primitiva queda en una nebulosa.
En «El Origen de la Familia» libro que le encargó Marx a Engels, ahí está claro la evolución o transformación de una sociedad ya en clases, sobre todo en Grecia, es ahí donde aparecen las clases sociales dentro del Estado, por tanto el motor de la Historia es la lucha de clases, para Marx, la Historia es un proceso progresivo, indefinido, lo que supone que cada modo de producción cuando llega a su fin se transforma en otro, y ese nuevo otro debe asumir al primero, por tanto, el
comunismo debe fundarse en el capitalismo.
No cabe hablar de comunismo sin capitalismo, porque el capitalismo prepara al comunismo, «necesariamente» para usar terminología marxista. Esa idea de Karl Marx es olvidada por los marxistas, y también la idea de clase obrera fundada en la Revolución Industrial de Marx basada en Hegel. La importancia de la clase obrera para Marx no se mide tanto por ser explotados, los que están sometidos al yugo incesante, esquilmados, que únicamente poseen como propios sus hijos, la «prole», eso no tiene importancia, a Karl Marx le resbalan las cuestiones lacrimógenas o psicológicas.
Su importancia política radica en ser la clase revolucionaria, el resto carece de interés. Esa clase revolucionaria importa porque ha llegado a una fase histórica donde domina los medios de producción. En una fábrica industrializada los que conocen y manejan las máquinas son los trabajadores, por tanto, se encuentran objetivamente por encima de los dueños que no conocen el manejo de los instrumentos de producción, por lo mismo, la clase obrera puede extenderse más allá de los Estados y por lo tanto es una clase Universal, pues en principio, la Revolución Industrial es universal.
Esta expresión «clase universal» fue tomada de Hegel, quién habla de clase universal pero la identifica con los funcionarios del Estado, porque más allá del trabajo que realizan los diversos estamentos, los funcionarios del Estado trabajan directamente para el Estado, Hegel desborda la oposición subjetiva-objetiva, aunque también el funcionario trabaja para sí, pero de hecho trabaja directamente para el Estado, porque interviene en la administración del Estado, y ese hecho lo constituye en una clase universal, porque el Estado es universal.
Esa idea es trasplantada por Karl Marx a los obreros. Esa idea de la clase obrera enfrentada a la clase de los patrones en el mundo Occidental, es una idea anacrónica, sus enemigos no son los patrones y la clase política que reducen a los obreros las horas de trabajo y su sueldo. La clase obrera del mundo Occidental está objetivamente enfrentada a la clase obrera de países que trabajan por un salario miserable, que viven en un condiciones miserables, durmiendo en camastros, sin condiciones sanitarios, comiendo un poco de arroz por día, con jornadas de 16 horas, como por ejemplo en China y la India.
Los verdaderos enemigos no son los que los ilusos activistas izquierdistas o los sindicalistas señalan, sino los propios obreros de otras latitudes. Quiero mencionar una pequeño anécdota personal, por algunos años trabajé ad honorem en un centro de trabajadores, ocupándome y preocupándome de los trabajadores que eran abusados (por agencias de empleo, intermediarios entre trabajadores y empresas), no sólo en su salario, sino en las condiciones laborales, transportados como ganado y cada vez que denunciaba esta situación y llevaba las cámaras de televisión al lugar de los hechos, los propios trabajadores que eran explotados o maltratados me miraban como si yo fuese «su enemigo».
Por tanto, las «clases obreras» al no ser una clase atributiva universal, sino que están circunscriptas o contenidas en las únicas instituciones universales que no son otra que los Estados. Lo que nos lleva a afirmar que la lucha de clases ya no existe, lo que existe es la lucha de Estados. De manera ignorante muchos supuestos teóricos del marxismo creen, que la dialéctica marxista inventada por Karl Marx sobrevive dentro de las Naciones y que por otro lado estaba la Guerra y que la Guerra de alguna manera determinaba la lucha de clases, craso error.
Ya que son momentos de una misma dialéctica que ya ha cambiado, la dialéctica es entre Naciones o Estados, el motor de la Historia no es individuo ni la lucha de clases, es el Estado y determina la anterior pero no en el sentido marxista, porque la clase atributiva universal se ha roto, está terminada.
La historia de la dialéctica del marxismo nos lleva al enfrentamiento de dos clases sociales, pero no hay sólo dos clases sociales, el propio Marx habla de una clase universal proletaria, pero también que hay muchas clases intermedias. Como por ejemplo en la Revolución francesa, la clase burguesa que hizo la revolución es una clase intermedia y constituye un tránsito, luego los marxistas hegelianos como Lukács en «Historia y Conciencia de Clases», dice que el verdadero proletariado es el partido comunista, la elite revolucionaria, la depositaria de la conciencia de clases.
El mismo Marx en 18 Brumario cayendo en una contradicción, dice que los esclavos que constituía la clase productora no participan en la lucha de clases, que esa lucha se da entre los diferentes grupos de poder. A Marx lo que le interesaba era la cuestión pragmática que afianzaba a la clase universal proletaria. Pero el golpe de gracia a la lucha de clases fue el enfrentamiento chino-soviético, la supuesta clase universal proletaria nos mostraba el enfrentamiento entre ellos, es decir desde la concreta distribución de dos clases, la «clase de los chinos» y la «clase de los soviéticos».
El hombre tiene la exclusiva capacidad de crear instituciones, los sindicatos son una creación, necesaria o no, en un determinado tiempo histórico, que puede servir o no, pero unos sindicatos que siguen manteniendo una idea fuerza como la lucha de clases, es simplemente un anacronismo.
En los Estados Unidos los sindicatos reciben en su seno a muchísimos activistas llegados de hispanoamérica que comulgan en general con ideas de las izquierdas, y que, por su poca capacidad de entendederas, no saben o no se han enterado que la «lucha de clases», no es más que un gas humano, y que lo poco que queda de ella es su olor. Tampoco se percatan que la Unión Soviética desapareció, que la ideología que la sustentaba fue un verdadero desastre, o para decirlo en términos futboleros, no daba pie con bola.
Hoy, los sindicatos son una clase ociosa, parasitaria, enemiga de los trabajadores, corruptos, con intereses ajenos a los trabajadores, que atan a los obreros al interés de la empresa de manera legal, por medio de contratos leoninos, para poder seguir recibiendo el chequecito de la empresa. Los trabajadores en muchos estados son obligados a ser parte del sindicato, sin dejarles opción alguna, ignorando su libertad de afiliarse o no.
Pero no participan en las decisiones, su papel se limita a legitimar los arreglos que realizan los delegados con los patrones, aprobación que se obtiene bajo el miedo y la presión. Sufren el descuento automático de su cuota sindical, para que unos cuantos capitostes vivan del esfuerzo de los trabajadores como si fueran verdaderos empresarios, y para que esas corruptas burocracias organicen congresos y encuentros en lugares turísticos, en hoteles que los obreros no podrían utilizar, fiestas y demás gastos que son pagados por el obrero.
Los sindicatos en los Estados Unidos aun existen porque son funcionales al Partido Demócrata y, en estos momentos al partido gobernante, el dinero de los miembros va a parar a los bolsillos de los políticos. La caída de la Unión Soviética también arrastró a muchísimas teorías propias del marxismo, que desnudaron su fracaso ante la realidad como en este caso que nos ocupa, la lucha de clases.
Lo que se llama Capitalismo en sentido marxista, no es Capitalismo, entendido como un sistema injusto, corrupto, maligno, etc. Lo cierto es que la corrupción es inherente a la condición humana, como hubo corrupción en el esclavismo, y no se debe confundir a la Revolución Industrial con el Capitalismo.
El Capitalismo es un modo de producción, un modo social muchos más complejo, y lo que llamamos Capitalismo tiene otros problemas internos que no son los señalados por los marxistas. Como dice Gustavo Bueno, que su mayor problema radica en «la incompatibilidad determinada por el incremento demográfico», hecho que sostenía desde hace mucho tiempo, el mundo con la gran e innecesaria cantidad de población provoca graves problemas estructurales, que la clase política Universal se niega a analizar.
Se cree mágicamente que la industria va a satisfacer todas las demandas y demagógicamente muchísimos políticos hablan del «derecho de trabajar» ¿Se puede exigir trabajo como derecho, cuando no hay trabajo? La falta de agua también es atribuida al capitalismo y no al incremento de la población, y sin tener en cuenta que la tierra tiene leyes internas ajenas al capitalismo.
A pesar de ello las viejas y fracasadas ideas siguen teniendo una atracción y una fuerza, lo suficiente para seguir alimentando a la plebe con su mentalidad prelógica. La idea fuerza de los sindicatos o las uniones fue la huelga revolucionaria, terminada esta ¿qué sentido tienen? Ni 1 de mayo anarquista, ni huelgas con fines revolucionarios, ya están muertos y apestan.
Junio de 2014.