Cuadernos de Eutaxia —39
LOS MONTONEROS
LA JUVENTUD PERONISTA-CÁMPORA Y PERÓN
En esos momentos en la Argentina había muchas expectativas por un retorno a la vida política democrática, a una «apertura política», esa nueva situación colocaba a las organizaciones guerrilleras en una situación difícil, por ejemplo, Montoneros tenía un perfil muy alto dentro de la izquierda internacionalista de la «Resistencia Peronista», pero para la vida política concreta, carecían de toda preparación, eran un grupo con pocas relaciones políticas, y estaban circunscriptos a un pequeño lugar.
Rodolfo Galimberti, líder de una agrupación universitaria llamada «Juventudes Argentinas para la Emancipación Nacional» (JAEN), toma contacto con Carlos Hobart y se ofrece llevar una carta del grupo guerrillero a Perón que se encuentra en el exilio, una carta en donde se explique las causas de las ejecuciones del general Aramburu y el sindicalista José Alonso, y la firme voluntad de seguir actuando como brazo armado del movimiento peronista. La carta está fechada el 9 de febrero de 1971. Galimberti logró que Perón recibiera la carta en Madrid, lugar de su exilio.
Además, logró que Perón escribiera una carta y grabara un mensaje de audio dirigido a «los compañeros de la juventud», que fue transcripta y publicada por la revista Cristianismo y Revolución en junio bajo el título de «Perón habla a la juventud». La carta de Juan Perón a Montoneros está fechada el 20 de febrero de 1971. En la misma se manifiesta «completamente de acuerdo y encomio todo lo actuado» con respecto al presidente Aramburu y, en cuanto a la «ejecución» de José Alonso, desmiente categóricamente «que haya perturbado plan táctico alguno».
Sobre la evolución de la situación política, Juan Perón, responde que no cree que los militares estén dispuestos a dar elecciones sin proscripciones, pero aclara que «no se puede despreciar la oportunidad de forzar también este factor», anticipando su apoyo a una salida electoral si se pudiera «forzar» que se realizara en condiciones de libertad. Finalmente, Perón se refiere a la vinculación que Montoneros podría tener con el movimiento peronista en estos términos:
Como les explicará el compañero [por Galimberti], mientras las organizaciones de superficie obedecen a una conducción centralizada, las organizaciones que se encargan de la «guerra revolucionaria» tienen absoluta independencia en su conducción y coordinada nada más que por los objetivos.
En la grabación dirigida a «los compañeros de la juventud», Juan Perón caracteriza la situación diciendo que «la Patria vive días inciertos y dramáticos, sometida al vasallaje de sus fuerzas de ocupación… [en la que] luchar es un deber», negando toda legalidad a la dictadura militar. Habla de la «juventud maravillosa», una expresión que a partir de entonces tendrá un peso alegórico para la Juventud Peronista, y se extiende sobre el papel de la lucha armada en aquel momento. Perón era un tipo nefasto, irresponsable y populista, su objetivo era regresar al poder y no le importaba los métodos y con quien.
Llama a las organizaciones guerrilleras como «formaciones especiales»:
El Movimiento Peronista ha de estar organizado apropiadamente para ello, en forma que permita la lucha orgánica de superficie, y pueda hacer frente también a las formas cruentas que suelen ser impuestas por las dictaduras como la que azota al país en nuestros días. Las formaciones especiales encargadas de lo último, deben tener características especiales y originales, como especiales y originales son las funciones que deben cumplir. Ellas actúan tanto dentro de nuestro dispositivo, como autodefensa, como fuera de él, en la lucha directa de todos los días dentro de las formas impuestas por la guerra revolucionaria. Juan D. Perón (Perón habla a la juventud).
Luego del público reconocimiento de Perón, de la simpatía que había concitado la muerte de Aramburu, las acciones de los Montoneros se fueron para arriba, llegando a gozar de amplias simpatías en las bases peronistas. El 26 de julio de 1971 Montoneros realiza su primera acción conjunta con las FAR, tomando la comisaría de Villa Mariano Moreno en Tucumán, apoderándose de las armas sin registrarse heridos o muertos. Tres días después, las dos organizaciones y las FAP, asesinaron al mayor Julio Ricardo Sanmartino, exjefe de policía de Córdoba y organizador de grupos paramilitares antimarxistas.
En este período llegó a funcionar una efímera coordinación entre Montoneros, las FAR, las FAP y Descamisados, bajo el nombre de «Organizaciones Armadas Peronistas» (OAP). La guerrillera Norma Arrostito atribuyó el fracaso en constituir las OAP a «la polémica interna de FAP», «el izquierdismo de FAR» y «la incoherencia de Descamisados». El 30 de junio fue sancionada la Ley de Partidos Políticos, y con ella su legalidad y habilitando la afiliación, iniciando así el camino que culminaría en las elecciones presidenciales de marzo de 1973.
Rodolfo Galimberti se había convertido en el nexo entre Juan Perón y Montoneros, el 27 de noviembre de 1971, Héctor J. Cámpora, recientemente designado delegado personal de Perón en Argentina, anunció que Perón había nombrado a Galimberti como representante de la Juventud en el Consejo Superior del Movimiento Peronista. Desde ese lugar Galimberti crea el Consejo Provisorio de la Juventud Peronista (JP) o Jotapé, y que se organiza en regionales, copiando la estructura de Montoneros.
En seis meses la organización contaba con más de 80 000 militantes, y comenzó a funcionar a principios de 1972, con el nombre de JP Regionales, pero más allá de ser un frente de las juventudes peronistas, de hecho, fue un frente de masas de Montoneros, y culminará en 1973, cuando Montoneros pasa a tener el control orgánico absoluto de la Juventud Peronista. Ante esta situación, Montoneros, dio prioridad a la acción política y social en los barrios populares y villas de emergencias o miserias, y ponían en contacto a jóvenes de clase media, estudiantes secundarios o universitarios, con los habitantes de los barrios de emergencias de las ciudades.
En 1973 se crearían el «Movimiento Villero Peronista» y el «Frente de Inquilinos», como frentes de masas específicos. La lucha por el regreso de Juan Perón del exilio, fue uno de los temas más importantes de la política argentina a partir de su derrocamiento. Y la mayoría de la gente que lo pedía, nunca lo había visto gobernar. Hubo intentos de retorno pero que fracasaron, tanto en 1957 y en 1964, lo que había significado el debilitamiento de la figura de Juan Perón, lo que llevó a un sector del peronismo que veía con buenos ojos, un «peronismo sin Perón».
En 1972, Montoneros lanzó la consigna «Luche y vuelve», y convocaban a la lucha para lograr que Perón pudiera regresar a la Argentina, con una gran adhesión popular. En el estadio del club Nueva Chicago, Montoneros y la Juventud Peronista organizaron un acto en el que se lanzó la consigna «Luche y vuelve», el 28 de julio de 1972. Pese a ello, ya sea por las bajas o las dificultades para incorporar nuevos miembros, a comienzos de 1972, el tamaño de Montoneros no era más grande que el de comienzos de 1971.
En el mes de agosto de 1971, 18 meses después de su aparición pública, pudieron realizar su primer Congreso Nacional, con la participación de seis regionales, Buenos Aires, Córdoba, Litoral, Noroeste, Noreste y Cuyo. Por entonces, Montoneros estaba dividido entre los sectores que proponían como objetivo primario presionar para que el gobierno militar llamara a elecciones libres, para ganar y ser parte de un gobierno popular, y por otro, los que no creían en una salida electoral, y querían marginarse del proceso político, a la espera de lograr la revolución por la lucha armada, guiados por la consigna «Ni votos, ni botas, fusiles y pelotas».
A finales 1971 la Conducción de Montoneros elaboró el primer documento de carácter interno de la organización, llamado «Línea político-militar», Montoneros en ese documento insiste en la centralidad de la lucha armada y la guerra a la que califica como «la forma más alta de lucha política», reconoce la validez de «la lucha electoral» a la que define como «la movilización popular por sus reivindicaciones, su programa y su Líder», pero como algo secundario, que está subordinado a la lucha armada y la construcción de un ejército popular cuyo objetivo es «la liberación nacional y la construcción nacional del socialismo».
Juan Domingo Perón, durante las conversaciones mantenidas con los Montoneros en 1972 y 1973, dejó en claro que la guerrilla era una herramienta esencial para debilitar a la dictadura y lograr elecciones libres, pero que, una vez establecido un gobierno popular, el grupo Montoneros debía asumir un papel central en la política social hacia los sectores más desposeídos, algo así como la Fundación Eva Perón en su gobierno.
Eso era algo inaceptable para los tilingos de los montoneros, ellos no iban a hacer de primera dama del país, jugando un papel de caridad, ellos soñaban con cosas mayores. La decisión de participar activamente en las elecciones, hizo que un sector de Montoneros se separara de la organización bajo el nombre de Columna Sabino Navarro, conocidos como los sabinos, y se integraron otros grupos guerrilleros peronistas, como un sector de las FAP y los Descamisados. Las FAR, desconfiaban de la salida electoral y proponían utilizarla como plataforma para una insurrección armada, con la consigna “«Con las urnas al gobierno, con las armas al poder».
Desde comienzos de 1972, Montoneros comenzó a extenderse a los distintos frentes, como el barrial, estudiantil, sindical, femenino. A ese momento, popularmente, se lo conoció como el engorde. La primera de ellas fue la rama juvenil de Galimberti. Una cantidad de actos llevados a cabo por la JP fue aglutinando a la juventud en torno a Montoneros y a la Tendencia, es decir, a la izquierda internacionalista.
En julio de 1972, el presidente Agustín Lanusse, dijo que no había prohibición para que Perón volviera a la Argentina y que si no volvía era «porque no le da el cuero». En agosto, Montoneros, a través de la juventud peronista le pide a Héctor Cámpora, que analice con Perón la posibilidad de volver al país, y torpedear el Gran Acuerdo nacional, que no permitía la postulación de Perón. En septiembre, Juan Perón nombra a Juan Manuel Abal Medina, como secretario general del Movimiento Nacional Justicialista, con el fin de dirigir el Operativo Retorno.
Juan Manuel Abal Medina tenía 27 años, abogado de militancia católica nacionalista, es decir, de un catolicismo progre y de izquierda, mantenía contactos en las Fuerzas Armadas, y su hermano Fernando Abal Medina, era uno de los fundadores de Montoneros, y había muerto dos años antes en un enfrentamiento armado. Con Abal Medina como secretario general y Héctor J. Cámpora como delegado personal de Juan Perón, el peronismo quedaba en manos de la izquierda marxista.
El centro de operaciones del operativo se instaló en el edificio de la CGT, pero con excepción de José I. Rucci, la mayor parte del sindicalismo peronista ortodoxo, es decir, la derecha, no participó de la Operación Retorno, por lo que casi todo recayó sobre la Juventud Peronista y las organizaciones guerrilleras FAR, Montoneros y las FAP. Abal Medina tuvo que negociar con los militares en prevención de que el avión no sea derribado, o que Perón no sea detenido al regresar. También acordó con los grupos guerrilleros que no levantaran a las masas en contra del gobierno de Lanusse.
Juan Perón publicó una solicitada el día 7 de noviembre, en la que anunciaba que el gobierno militar había reconocido públicamente que no había causas contra él, y por eso regresaba a la Argentina el 17 de noviembre. El regreso de Perón se realizó en un avión chárter de la empresa Alitalia que partió de Roma, con 153 personas de sectores de la vida política, social, cultural y religiosa del país. Montoneros estaba representados por Horacio Pietragalla, las FAR por Rodolfo Vittar y por la JP René E. Bustos y Jorge Waisman.
El gobierno militar argentino, prohibió a la ciudadanía a concurrir a recibir a Perón y dispuso un operativo para bloquear los accesos al aeropuerto de Ezeiza. En una cantidad estimada de 100 mil personas intentaron llegar al aeropuerto sin poder lograrlo, apenas unas mil personas lograron llegar. Ese día se produjo en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) una sublevación de suboficiales de la Marina. El líder era Julio Cesar Urien, un practicante del ocultismo, actuó al mando de 20 oficiales y 40 cabos, que luego de ser dados de baja se incorporaron a Montoneros y a la Juventud Peronista.
El avión aterrizó en Ezeiza a las 11:15 horas. Perón bajó acompañado de Cámpora y en la pista lo esperaban Juan Manuel Abal Medina y José I. Rucci. Juan Perón se alojó momentáneamente en el hotel del Aeropuerto. Ala madrugada del día 18, el gobierno autorizó el traslado de Perón a la casa que la CGT había comprado, ubicada en la calle Gaspar Campos 1075, en Vicente López.
Perón organizó el Movimiento en una estructura con cuatro ramas, la política, sindical, femenina y la juventud. El año anterior había nombrado a Cámpora, su peor error, un dirigente con estrechas relaciones con Montoneros y La Tendencia. En tanto, Montoneros controlaba la rama juvenil del movimiento a través de Rodolfo Galimberti y la JP, que organizaba las ramas juveniles, universitaria, secundaria, trabajadora, villera y femenina, que comenzaban a estructurarse.
Finalmente, el hecho de que la mayor parte de los sindicatos más poderosos creyeran que la vuelta de Perón no sucedería, hizo que el sindicalismo, con excepción de Rucci y un sector de sindicatos menos determinantes, estuviera poco activo durante el año y medio anterior a las elecciones de marzo de 1973, permitiendo así que Montoneros y la JP, principalmente, ocuparan un lugar destacado, tanto en las movilizaciones masivas como en los nuevos liderazgos que se iban conformando de cara a un eventual triunfo electoral. En esa época también se empezó a publicar la revista El Peronista, «órgano de difusión» oficial del grupo.
Al tener la bendición de Juan Perón, Montoneros canalizó la juventud, que no conocía a Perón, más allá de los mitos y relatos. Esta juventud de clase media adhirió al peronismo revolucionario o a la izquierda peronista, es decir, a la izquierda marxista o internacionalista. La ideología de estos grupos de jóvenes iba desde la militancia católica progre, la Teología de la Liberación, un nacionalismo de izquierdas, corrientes marxistas, socialistas y guevaristas. La composición variopinta de estos grupos fue destacada por la guerrillera izquierdista, Norma Arrostito, felizmente liquidada en 1976.
Arrostito decía: «La OPM se conforma con elementos surgidos desde los más diversos sectores políticos: nacionalistas, peronistas, católicos, demócratas cristianos y marxistas de todo tipo, siendo entre estos, la clase media mayoritaria por muy amplio margen». Para la guerrillera, la masificación de Montoneros y la consecuente vinculación de los sectores juveniles de clase media con «las mayorías populares», fue la causa principal de su apogeo, del mismo modo que la pérdida de ese vínculo con las masas generada por el enfrentamiento con Perón en 1973 y 1974, fue la causa principal de su «decadencia».
Es decir, que todo se debía a que Montoneros tenía la bendición de Perón, una vez que se acabó, todo se vino abajo. En esta época, el grupo sumó más simpatizantes a su sector armado o combatiente. «La juventud peronista canaliza esa adhesión y la va convirtiendo en un fenómeno político tras una causa y un objetivo. La guerrilla peronista invocando a Perón, a través de la propaganda armada, surge como expectativa para las masas peronistas…», Norma Arrostito.
Para finales de 1972, la organización guerrillera Descamisados se une a Montoneros, el grupo se alimentaba de las JP barriales del conurbano bonaerense, el grupo estaba integrado por Norberto Habegger, dardo Cabo, Horacio Mendizábal, Fernando Saavedra lamas, Osvaldo Sicardi, Fernando Galmarini, este último, fue un guerrillero que posteriormente sería secretario de deportes de Carlos Menem, elogiado por Milei, «el Pato» estaba entre otros pajarracos.
Descamisados tuvo su origen en un sector de la Juventud del Partido Demócrata Cristiano, la Democracia Cristiana en todo el mundo, fue de izquierdas. Este partido italiano ligado a la iglesia de Roma, estaba influenciado por el filósofo, homosexual, Jacques Maritain, el Partido Demócrata Cristiano ingresó al peronismo en 1966. Descamisados se presentó en público el 17 de octubre de 1970, copando un cine en La Tablada para proyectar la película La hora de los hornos del izquierdista Pino Solanas y Octavio Getino.
El 11 de julio de 1972 volaron el yate «Biguá» del Comando en Jefe del Ejército y el 6 de septiembre incendiaron el Centro Naval de Tigre. Antes de su ingreso a Montoneros, Descamisados dio a conocer el siguiente comunicado fechado el 17 de octubre de 1972: «DESCAMISADOS, coincidentes con la línea de total enfrentamiento al enemigo en todos los frentes de lucha, planteamos la consigna de PERON CANDIDATO A PRESIDENTE Y EN LA ARGENTINA. Así, en el curso de este proceso quedará demostrada la incompatibilidad real del peronismo con el sistema, poniéndose en evidencia la tramposa maniobra de Lanusse y su camarilla militar».
Dejando de lado esta propaganda boluda de los Descamisados, digamos que las elecciones quedaron establecidas para el 11 de marzo de 1973, con participación del peronismo, pero sin permitir la candidatura de Perón. Juan Perón, aprobó la formación de una coalición con el nombre de Frente Justicialista de Liberación Nacional (FreJuLi), dando lugar a todos los movimientos de la izquierda internacional que deliraban por la «liberación nacional» de todo iberoamérica, entre ellos, obviamente a Montoneros.
La proscripción de Juan Perón obligó al peronismo a buscar un candidato para sustituir a Perón. El elegido fue Héctor J. Cámpora, su delegado personal. Cámpora tenía una postura cercana a Montoneros y a la izquierdista JP que eran por entonces la fuerza política con mayor capacidad de movilización para el peronismo, frente a la pasividad del sindicalismo. Esta designación fue lo que esperaban los Montos y la JP para conformar las listas de candidatos, sobre todo en diputados, gobernadores, senadores, y representantes provinciales y municipales.
La campaña presidencial de Cámpora y el programa del FreJuLi fueron diseñados casi en su totalidad por Montoneros. Sin abandonar la lucha armada y la clandestinidad, Montoneros habilitó a través de la JP la militancia legal, los actos y movilizaciones masivas, espectáculos de música de protesta, y una incipiente acción en los colegios y universidades, que mostrarían un crecimiento exponencial al año siguiente.
El FREJULI lanzó su campaña electoral el 21 de enero de 1973 con el lema «Cámpora al gobierno, Perón al poder». En realidad, la izquierda internacionalista del peronismo no quería soltar el gobierno ni el poder. El 7 de febrero los generales del Ejército firmaron un compromiso público «hasta el 25 de mayo de 1977 de garantizar la continuidad del proceso de institucionalización y la estabilidad del próximo gobierno», pero la Marina y la Aviación se negaron a asumir ese compromiso.
El peronismo, que ganó las elecciones en todas las provincias salvo una, obtuvo el 49,56 % de los votos en la primera vuelta y el radicalismo, que apenas obtuvo un 21 %, renunció a presentarse en la segunda. La Junta de Comandantes intentó negociar condiciones con Héctor Cámpora para el ejercicio del poder, oponiéndose a una amnistía que alcanzara a los guerrilleros que habían combatido el gobierno militar. La Junta presionó además a Cámpora, lanzando el 18 de abril una operación de alcance nacional contra los grupos guerrilleros.
Montoneros y las demás organizaciones guerrilleras peronistas, decidieron suspender la lucha armada a partir de la asunción del gobierno democrático, pero seguirían organizadas, ante la eventualidad de que surgieran organizaciones armadas que las atacaran. El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), dijo que seguiría «combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias», pero reconociendo que el gobierno de Cámpora representaba la voluntad popular y tomó la decisión de no atacarlo, en tanto y en cuánto el gobierno no dispusiera medidas represivas contra el ERP.
El 20 de abril, Rodolfo Galimberti, el loco galamba, anunció que era partidario de crear «milicias populares», hecho al que Juan Perón mismo respondió expulsándolo del Consejo Superior del Movimiento Peronista, donde representaba a la juventud, siendo designado en el cargo, otro guerrillero, Dante Gullo, «el Conca». El 30 de abril el ERP «22 de agosto» asesinó al almirante Hermes Quijada, autor de la versión oficial que encubrió la Masacre de Trelew. El gobierno declaró la ley marcial y la Marina estuvo cerca de evitar que asumiera el gobierno democrático.
El 3 de mayo el jefe de la Aviación Naval capitán Horacio Mayorga llegó a declarar ante la prensa sobre la posibilidad de tener que recurrir a «la ley de la selva». Ese mismo día Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima se reunieron, con la Junta de Comandantes, logrando neutralizar a los sectores más duros, pero sin alcanzar una fórmula que permitiera ponerse de acuerdo sobre la amnistía.
Los militares exigían que no fueran amnistiados los guerrilleros que habían cometido asesinatos y secuestros, mientras que la Alianza Popular Revolucionaria exigía que no fueran amnistiados los militares que habían cometido delitos de lesa humanidad. El gobierno electo en cambio proponía una amnistía «amplia y generosa», que incluyera a todos, como se había comprometido en su programa electoral. En realidad, todo estaba preparado como los Montoneros lo habían decidido, Cámpora era un títere de los montos.
Juan Perón suponían mal, que, una vez instaladas las autoridades democráticas, las acciones guerrilleras no tendrían razón de ser e irían disminuyendo. El 23 de abril se anunció la conformación de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), que tuvo su primer Congreso Nacional el 7 de septiembre de 1973. En simultaneo se organizó la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). El 8 de mayo, dos semanas antes de que asumiera el gobierno constitucional, se publicó el primer número la revista El Descamisado, que actuaría como órgano de Montoneros y la Juventud Peronista.
La revista fue dirigida por Ricardo Grassi, y Dardo Cabo fue su responsable político y entre los colaboradores de la revista se incorporó desde el Nº 10 el dibujante izquierdista Héctor German Oesterheld, quien dibujó una serie titulada «450 años de lucha contra el imperialismo». Tenía una tirada promedio de 100.000 ejemplares y las notas no estaban firmadas. Luego del 9 de abril de 1974 cambió de nombre por El Peronista y luego de mayo de 1974 por La Causa Peronista.
Juan Perón estaba muy preocupado por papel que iba a jugar Montoneros en una etapa democrática. En el mes de abril, un mes antes de que el gobierno de Cámpora asumiera el poder, Juan Perón mantuvo varias reuniones en Roma y en Madrid, con los guerrilleros Mario Firmenich, Roberto Perdía y el negro Roberto Quieto, Quieto no era de Montoneros sino de las FAR. Perón deliraba creyendo que Montoneros iba a realizar un traspaso gradual de poder y como buenos alumnos se dedicarían al aprendizaje de gobernar en el marco institucional.
Juan Perón quería que Montoneros asumiera la gestión del Ministerio de Bienestar Social, pero Montoneros quería poner al país en la órbita del marxismo internacional, y de la Unión Soviética, por tanto, rechazaron la oferta, y el ministerio quedó en manos de José López Rega, lo que le venía bien para usarla con fines políticos. Como toda política populista pretendían que Montoneros se encargara de construir barrios populares, cooperativas, etc. Juan Perón quería entregar el adoctrinamiento del país a unos marxistas.
Montoneros había suspendido la lucha armada, pero no se habían desarmado, ya que, si no se cumplían sus planes políticos, era obvio, que iban a recurrir a las armas. Eso sucedió dos meses después de muerto Perón, quien había roto puentes con los montos y los quería eliminar. Además, se desató la lucha interna en el peronismo entre la izquierda nacional y la izquierda internacionalista. Además de otros grupos de la derecha peronista (izquierda nacional, o socialismo nacional), se había creado la Triple A con el consentimiento del general Juan Perón.
José López Rega era la cara visible de la Triple A, y estaba decidido a eliminar a los integrantes de Montoneros y demás organizaciones de la Tendencia, y otros grupos guerrilleros marxistas, es decir, a lo que popularmente se conocía como «la zurda», «los zurdos», «el zurdaje», o «el marxismo», un calificativo apropiado para los rojillos. Desde el mismo momento en que Cámpora había asumido el poder, muchos ministerios, universidades y gobernaciones estaban en manos de la izquierda.
Siete provincias como Buenos Aires, Córdoba, Formosa, Mendoza, Misiones, Salta y Santa Cruz, eran afines con el marxismo o con la Tendencia Revolucionaria. Otras provincias cuyos gobernadores se identificaron con la Tendencia, modificaron su alineación, como La Rioja. Pero la lucha ya estaba desatada entre los llamados ortodoxos con una gran fuerza en lo sindical y los grupos izquierdistas marxistas.
El día de la asunción del mando del zurdo de Cámpora, unas 250 mil personas se agolparon entre la Casa de gobierno y el Congreso nacional. En la Plaza de Mayo, las banderas de Montoneros y de los otros grupos guerrilleros armados ocuparon los mejores lugares. La multitud agredió físicamente a los jefes militares de las Fuerzas Armadas. Como no podía ser de otra manera, en un acto de un izquierdista, estuvieron presentes los presidentes de Chile, Salvador Allende, de Cuba, Osvaldo Dorticos, y el uruguayo Juan Maria Bordaberry.
Luego de la ceremonia de asunción, unos 50 mil izquierdistas se dirigieron a la cárcel de Villa Devoto, para liberar a los presos políticos, y a los delincuentes comunes. La izquierda había comenzado por entonces a asaltar las cárceles para liberar a los presos sin esperar orden oficial alguna, y el gobierno del izquierdista Cámpora cedió ante sus camaradas y dictó el Decreto 11/1973 indultando y disponiendo la liberación inmediata de 372 presos políticos, en realidad, se fueron liberados miles de delincuentes comunes. Esto fue criticado duramente por muchos y en especial por el general Juan Perón, que se lo haría pagar corriéndolo del gobierno.
Incluso la guerrillera izquierdista Norma Arrostito, dijo que la presión de Montoneros sobre Cámpora para liberar a los presos políticos sin esperar que el Congreso sancionara la ley de amnistía, fue un grave error, que resultó innecesariamente irritante para las Fuerzas Armadas. Y Perón era un militar, grave error. El gobierno de Cámpora, la aventura izquierdista duró apenas 49 días. Su gobierno se caracterizó por una exaltación de valores setentistas, marcado por un socialismo estúpido e inservible. Rienda suelta a unos jóvenes ignorantes, a unos imberbes.
La política exterior seguía el mentiroso no alineamiento en plena Guerra fría, y además ignorando que Perón regresaba al país para corregir sus errores del pasado y a cumplir con Estados Unidos, no a hacer ninguna revolución marxista. Los Montoneros llamaban alegremente a Cámpora, El Tío, y el Tío se la creyó. Se le olvidó que era presidente porque Perón estaba proscripto, y que su función era de «usar y descartar». Juan Perón uso a Montoneros, pero no los pudo controlar y tuvo que enfrentarse a ellos, el maquiavelismo no es para todos, y menos para los aprendices de Mussolini.
«Pasan los años y Cámpora pasa a ser el delegado de Perón, que está en Madrid, exiliado. Y aquí empieza a pasarle algo raro. Empieza a conocer a los pibes de la izquierda peronista. Se lleva bien con ellos. Los pibes le dicen “Tío”. Y a Cámpora le gusta: ¡ser el Tío de todos esos muchachos ruidosos, quilomberos y, algunos de ellos, amigos de los fierros!», dijo otro zurdo, José Pablo Feinmann.
Héctor Cámpora designó para conducir al Ejército, al general Jorge Raúl Carcagno, un militar de izquierda propuesto por Montoneros, que mantenía buenas relaciones con la organización guerrillera desde hacía tiempo y había estado al mando del V Cuerpo de Ejército desde 1972. El general Raúl Carcagno fue acompañado en la conducción del Ejército por dos coroneles izquierdistas, partidarios de la convergencia entre las organizaciones guerrilleras y las Fuerzas Armadas: Juan Jaime Cesio y Carlos Dalla Tea. Estos dos zurdos estuvieron a cargo de las relaciones secretas entre el Ejército y Montoneros.
Montoneros, antes de las elecciones había creado los «equipos político-técnicos de la JP», para elaborar políticas públicas en cada área de gobierno. Esos equipos tuvieron una incidencia considerable en el área de las políticas educativa, cultural y universitaria, gestionadas por el ministro Jorge Alberto Taiana. Jorge Taiana era un peronista histórico, médico personal de Perón y hombre de su plena confianza, que incluso fue considerado para ser candidato a presidente en 1973.
Alberto Taiana tenía una excelente relación con Montoneros e incluso un hijo suyo, Jorge Taiana, era militante de la organización Descamisados, integrada luego a Montoneros. Miguel Bonasso, otro guerrillero, una figura importante de la Tendencia, cuenta en su libro El presidente que no fue, que «Fuera del tío, [Taiana] era el único dirigente al que le hacíamos caso y con el que nos gustaba dialogar».
El Tío Héctor Cámpora también nombró otros ministros que tenían una relación cercana con Montoneros y la Tendencia, como el ministro del Interior, Esteban Righi, o el ministro de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Puig, pero su duración en dichos cargos se extendió solo unos pocos días. Taiana en cambio, debido a su relación personal con Perón, se mantuvo como ministro de Educación hasta la muerte de Perón en julio de 1974.
Muchos de los rectores, decanos y autoridades universitarias eran militantes del Peronismo Revolucionario, o miembros activos de Montoneros, como fueron los casos de Rodolfo Puiggrós y Ernesto Villanueva, designados respectivamente como rector interventor y secretario general de la Universidad de Buenos Aires, la más grandes del país y una de las más grandes del mundo. El equipo técnico de la Tendencia sobre política universitaria, incluía a Adriana Puiggrós, Pedro Krotsch y Augusto Pérez Lindo, entre otros.
Antes y después de la caída de Cámpora, el enfrentamiento entre el general Perón y los Montoneros, esa juventud maravillosa, muchos se fueron alejando de Montoneros, y empeoró tras la ruptura de Montoneros con Juan Perón, el 1 de mayo de 1974. O del asesinato de Rucci. Desde antes de que Montoneros se conformara como tal, sus miembros y las organizaciones que la integraron exhibieron una línea política de confrontación con otros sectores del peronismo considerados como traidores, en especial dentro del sindicalismo peronista.
Los asesinatos de Augusto Timoteo Vandor en 1969 y José Alonso en 1970, se daba en esa línea de confrontación, que fue calificada erróneamente entre «la derecha peronista» y la «izquierda peronista». La llamada derecha peronista, en realidad, era una izquierda nacional como el fascismo italiano de Benito Mussolini, y dentro de este sector el grupo mayoritario era el sindical, un sector que no adhería al proyecto socialista internacionalista de Montoneros, ni a la revolución cubana.
El otro, era el de José López Rega, el secretario privado de Juan Perón e Isabel Perón. José López Rega pertenecía a la organización anticomunista, la logia Propaganda Due, dirigida desde Italia y que respondía a Lucio Gelli, y que muchos creen, que estaba en coordinación con la CIA y un sector de El Vaticano, cosa que pongo seriamente en duda. Mas adelante, con el aval del general Perón se organizaría la Triple A, y otros grupos afines.
Igualmente, por otros grupos y dirigentes peronistas «ortodoxos», que consideraban que Montoneros y la JP constituían una infiltración marxista en el peronismo, cosa que era una apreciación exacta. La mesa estaba servida para el enfrentamiento entre ambas facciones, por un lado, Montoneros, la JP y demás agrupaciones organizadas en la Tendencia Revolucionaria. Mientras pasaba el tiempo, la balanza se fue inclinando en favor de la derecha peronista, luego de la renuncia, provocada por Juan Perón, del izquierdista Héctor Cámpora el 13 de julio de 1973, del asesinato de José Ignacio Rucci el 25 de septiembre y la muerte de Perón el 1 de julio de 1974.
30 de diciembre de 2024