Cuadernos de Eutaxia — 18
LOS HERMANOS FRONDIZI
EL PACTO CON EL GENERAL PERÓN
Silvio, Risieri y el presidente Arturo Frondizi
Los hermanos Frondizi, Silvio, Risieri y Arturo, fueron hijos de Julio Frondizi, y según dicen sus biógrafos fue un constructor de caminos y puentes, y de Isabel Ercoli, estos habrían llegado a la Argentina a inicios de la década de 1890 provenientes de Gubbio, región de Umbría, Italia. El patriarca Julio logró una posición económica muy holgada, gracias al trabajo de contratista.
El matrimonio Frondizi-Ercoli fue muy prolífico y tuvieron en total catorce hijos, ocho varones y seis mujeres: Luidina (n. 1887), Ubaldo (n. 1888, y fallecido a corta edad), Tersilia (n. 1889) y Liduvina (n. 1891), todos ellos nacidos en Italia; y Américo (n. 1896, futuro graduado en farmacéutica), María (n. 1897, y fallecida a corta edad), Virginia (n. 1899, futura profesora de educación primaria), Ricardo Amadeo (n. 1900, futuro famoso profesor de inglés), Giulio (n. 1901, futuro funcionario público), Isabella (n. 1903), Oreste (n. 1905, futuro funcionario público), Silvio (n. 1907, futuro político y abogado, además de teórico del marxismo, y que sería asesinado en 1974), Arturo (n. 1908, Presidente de la Nación Argentina), y Risieri (n. 1910, futuro filósofo y rector de la Universidad de Buenos Aires).
Silvio Frondizi, nació en Paso de los Libres (Corrientes), el 19 de enero de 1907, fue un abogado e intelectual marxista, poseedor de una vasta obra literaria. Hacia principios de la década de 1950 creó primero el movimiento Acción Democrática Independiente (ADI) y más adelante el grupo PRAXIS. Se relacionó con la Revolución Cubana y se entrevistó en Cuba con el Che Guevara.
En 1959 el Che lo convocó a Cuba, sabiendo que Silvio era el intelectual marxista más original de iberoamérica y le ofreció la titularidad de la Universidad de La Habana para que fuera el foco intelectual en la educación de una América izquierdista, pero él declinó la invitación. Se vinculó además con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Como abogado defendió a presos políticos de izquierda y denunció fervientemente la matanza de prisioneros del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) en Chaco, en la conocida Masacre de Margarita Belén.
Suelen comentar una anécdota, según Abel Bohoslavsky, un izquierdista autor del libro: «Los cheguevaristas. La estrella roja, del Cordobazo a la revolución sandinista», militante del PRT-ERP, a mediados de los años 60 habría asistido a un curso sobre historia y marxismo que dictó Silvio Frondizi en Córdoba, en la facultad de arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba. El curso estaba promovido por la Federación Universitaria de Córdoba (FUC).
Durante una de las conferencias de Silvio Frondizi hubo un pequeño atentado: un grupo de derecha disparó tiros a la puerta de la facultad en repudio de la actividad. Los estudiantes procedieron a proteger a Silvio Frondizi, pero el mismo sacó de un portafolio de cuero que se usaba en la época una pequeña ametralladora. Pasado el episodio, Silvio Frondizi volvió al estrado y se despachó con una arenga que terminó con la frase: «aunque sea a los tiros vamos a defender nuestro derecho a difundir el marxismo». Así que don Silvio no era ningún angelito, y así terminó.
Fue fundador de «Praxis» y el «Movimiento de Izquierda Revolucionaria» (MIR-Praxis). Silvio creó el Grupo Praxis, movimiento juvenil marxista en el que se formó una nutrida cantera de cuadros revolucionarios, la mayoría muy activos en las organizaciones políticas y sociales de los ‘70. Además, tuvo un efecto multiplicador con seguidores del grupo en iberoamérica. El grupo Praxis y el MIR, constituidos a fines de la década de 1950, formaron a medio centenar de cuadros políticos que nutrieron la izquierda y se insertaron en la comunidad académica.
«Praxis» duró cuatro años, entre quienes militaron en Praxis podemos mencionar a Luis Mattini quien militó en Zárate (provincia de Buenos Aires). Luis Mattini definió a Praxis como un grupo de intelectuales de izquierda que salían a realizar pintadas políticas. Qué cosa rara ¿no? No estaba enterado que para salir a pintar paredes era necesario ser intelectual. En 1959 señalaba Silvio Frondizi:
«Creemos que en Latinoamérica están dadas las condiciones para una revolución socialista, pero nos faltan todavía algunas condiciones subjetivas. Claro está que el análisis de esta situación significa resolver el grave problema -tal vez el más grave que enfrenta la revolución socialista en el mundo- sobre las relaciones entre masa, partido y dirección».
Silvio, también participó en la formación del Frente Antiimperialista y Anti dictatorial (FAA) presidido por él mismo y los «Comités de Base» desarrollados durante 1972 y que fueron los núcleos embrionarios del «Frente Antiimperialista y por el Socialismo» (FAS), como diría Perón en su diálogo con Envar El Kadri, «son sellos de goma», todos estos frentes no llenaban un McDonald’s. El FAS fue un rejunte de grupos marxistas y peronistas revolucionarios, es decir, todos zurdos, con el propósito de aprovechar políticamente las elecciones del 11 de marzo de 1973.
Silvio Frondizi fue asesinado en septiembre de 1974 por el grupo parapolicial Triple A, de inconfundible sello peronista. Silvio Frondizi tenía 67 años al momento de su muerte. Fue secuestrado de su departamento, llevado a los bosques de Ezeiza y asesinado. La noche del 27 de septiembre Silvio Frondizi se encontraba descansando en su domicilio ubicado en la calle ex Cangallo (actual Pte. Perón), junto a su esposa y nieto de 6 meses cuando un escuadrón, dirigido por el subcomisario Juan Ramón Morales y el subinspector Almirón Sena, irrumpió en su domicilio.
A pesar de los intentos de su yerno Luis Alberto Mendiburu de defenderlo a punta de pistola, se lo llevaron en uno de los vehículos Ford Falcon, de color verde, que se utilizaron en el operativo, dejando a este último herido de muerte. Horas más tarde la Triple A se adjudicaba el asesinato informando que el cuerpo se encontraba en un descampado de Ezeiza, esto fue realizado durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón. Su cuerpo fue encontrado con más de 50 impactos de bala.
Risieri Frondizi, nació en Posadas (Misiones) y falleció en Waco (Texas), de profesión filósofo y antropólogo, fue también rector de la Universidad de Buenos Aires. Por una beca universitaria, pudo realizar sus estudios en la Universidad de Harvard. Risieri se inspiró en Whitehead, por su tesis de que la realidad es un proceso, que está en constante movimiento y que constituye una unidad orgánica; de Köhler, por el interés por la fecundidad del concepto de Gestalt, que más tarde Frondizi aplicaría a sus propias teorías del yo y de los valores.
En 1933 estudió en Buenos Aires con Francisco Romero, con quien mantuvo una relación hasta la muerte del mismo. Dirigió el Departamento de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Risieri Frondizi permaneció en esa universidad desde 1937 hasta 1946, con una interrupción de un año, de 1943 a 1944, en el cual obtuvo una beca para cursar estudios de postgrado en la Universidad de Míchigan en Ann Arbor (Michigan).
Frondizi recibió su maestría de la Universidad de Michigan en 1943 y su doctorado de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1950. Frondizi fue profesor de la Universidad Central de Venezuela, en Caracas, y permaneció en Caracas dos años académicos. En 1957, fue nombrado rector de la Universidad de Buenos Aires. Cuando su hermano Arturo Frondizi fue derrocado en 1962, sufrió varias amenazas.
Arturo Frondizi
Nació en Paso de los Libres (Corrientes) el 28 de octubre de 1908 y falleció en Buenos Aires, el 18 de abril de 1995. Fue abogado, docente, periodista y político, fue elegido presidente de Argentina y gobernó entre el 1 de mayo de 1958 y el 29 de marzo de 1962, cuando fue derrocado por un golpe de Estado militar. Fue afiliado y militante de la Unión Cívica Radical (UCR) en los años de 1930. En la década de 1940 dio origen al Movimiento de Intransigencia y Renovación.
En 1946 fue elegido diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires. En las elecciones de 1951 integró la fórmula presidencial de la UCR como candidato a vicepresidente, junto a Ricardo Balbín y fueron derrotados por la fórmula peronista. En 1954, editó un libro que posteriormente adquiriría fama «Petróleo y Política», este libro de denuncia sobre la actividad de las empresas petroleras en Argentina, y propuso el monopolio de YPF (la petrolera estatal) sobre el sector petrolero.
El libro se transformaría en un superventas al año siguiente, durante los acalorados debates sobre los contratos petroleros firmados por Juan Domingo Perón y la empresa petrolera estadounidense la Standard Oil de california. El general Perón que se presentaba como el campeón del nacionalismo y una sarta de bravatas respecto a las empresas estadounidenses, había iniciado negociaciones con la Standard.
Frondizi se ubicaría como intelectual e izquierdista en el primer plano de la política nacional. Arturo Frondizi lideró un sector del radicalismo y se mostraba muy crítico frente al gobierno militar, en tanto, el otro sector liderado por Ricardo Balbín se mostraba bastante cercano a la Revolución Libertadora. Estas discrepancias llevaron a la división del partido y Frondizi creó la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI).
El gobierno de Arturo Frondizi anunció el 24 de julio de 1958, la batalla del petróleo y la batalla tenía como fin lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos. Ese objetivo se logró en tres años, se aumentó el área de exploración y explotación mediante los contratos con empresas privadas. Pero se logró a un costó político enorme para el gobierno, que fue perdiendo el apoyo de sectores que lo habían apoyado en su candidatura, además se dio la renuncia del vicepresidente Alejandro Gómez.
Arturo Frondizi asumió la presidencia el 1 de mayo de 1958, y se encontró con un país con una economía prácticamente en quiebra, la deuda externa era de 1.000.000.000 de dólares y un déficit en la balanza de pagos de 300.000.000 de dólares anuales. Ese déficit era provocado por las grandes compras de combustibles al exterior. El consumo y la producción de petróleo era grave, el país gastaba 15.600.000 de toneladas y sólo producía 5.000.000, lo que requería que se importara 10.000.000 de toneladas para abastecer de petróleo el país.
Eso significaba un millón de dólares por día, esto representaba la tercera parte del producto de las exportaciones, y un gasto de 300.000.000 de dólares en importación de petróleo, y eso es lo que producía ese déficit en la balanza de pagos. Arturo Frondizi, en su discurso inaugural en el Congreso de la Nación el 1 de mayo de 1958, dio a conocer algunas bases de su política energética:
Debemos alcanzar el autoabastecimiento energético, basado en la explotación de los yacimientos de petróleo y carbón y la utilización de la potencia hidroeléctrica. Ello nos permitirá ir sustituyendo gradualmente las importaciones de combustibles que en 1957 han insumido la cantidad de 318.000.000 de dólares. Frondizi hace una apología de los contratos y sigue respaldándose en las cifras, como aquello que no pudo lograrse en cincuenta años se consiguió en tres. Invoca, también, un muestrario de razonamientos: algunos se basan en la política realizada por el mismo Lenin.
Frondizi dio la razón de su giro ideológico, la cual fue que Argentina no tenía más oro en el Banco para Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), por lo que habría que traer capitales extranjeros para explotar el hidrocarburo, pero las petroleras se tendrían que llevar parte de las ganancias. Frondizi dijo que, a partir de ese momento, tanto él como funcionarios de todos los niveles comenzaron a recibir presiones por parte de los monopolios contra la nueva política petrolera.
El 1 de mayo un representante de una de las grandes petroleras se entrevistó con el presidente en la residencia presidencial de Olivos, y la conferencia terminó con un arranque de ira de Frondizi. El 21 de julio, tres días antes del discurso, el comité nacional de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) y las mesas directivas de los dos bloques parlamentarios oficialistas le exigieron que desistiera de sus planes.
La mayoría de los funcionarios de la presidencia estaban en contra de los acuerdos, excepto Rogelio Frigerio. Los sindicatos, como era de esperar y los universitarios también se opusieron, mientras que, si bien el coronel Juan Enrique Guglialmelli criticó los acuerdos, en las fuerzas armadas prevaleció al apoyo a los mismos, ya que los militares vinculaban la necesidad de autoabastecimiento a los problemas de defensa nacional.
Los primeros contratos se hicieron con empresas de segundo orden: Shell y Esso, quienes no creían en la nueva política y juzgaron que no les convenía. Las empresas Carl M. Loeb Rohades, Panamerican International Oil, Tennessee, Union Oil y The Ohio Oil aceptaron la nueva política. Tanto Shell como Esso aceptaron finalmente negociar con el gobierno, tomando dos zonas importantes. Invirtieron 40 millones de dólares, pero no lograron extraer crudo. Recuperaron los 40 millones invertidos cuando el posterior presidente Arturo Illia anuló los contratos y llegó a las millonarias compensaciones extrajudiciales.
Según Arturo Frondizi, tanto Shell como Esso nunca dejaron de hostigar la posibilidad del autoabastecimiento. En 1967, sostuvo que mientras la Argentina producía por pozo y por día, siete metros cúbicos, Kuwait producía por pozo y por día mil ochocientos. Pese a las compras de maquinarias, construcción de oleoductos, YPF logró duplicar su producción, superando las 10.400.000 de toneladas de petróleo.
Para llegar a las 15.600.000 toneladas de petróleo, el gobierno tuvo que hacer contratos de locación de obras y servicios, en especial con tres compañías: Banca Loeb en la provincia de Mendoza, Panamerican en la ciudad de Comodoro Rivadavia y con la compañía Tennessee en la provincia de Tierra del Fuego, así la Argentina logró por primera vez llegar al autoabastecimiento de petróleo, acabando con 50 años de abastecimiento de petróleo importado por los grandes monopolios extranjeros.
El presidente también firmó con una subsidiaria de Estándar Oil, un contrato de explotación, y a este contrato siguieron otros, que sumaron en conjunto 200 millones de dólares, lo que en sumatoria era un total de trece contratos. Además, se pudo solucionar la crisis energética que había desde el gobierno de Juan Perón.
Parte del discurso en la cual explica su giro ideológico, el 24 de julio de 1958:
-Cuando asumimos al gobierno, las reservas de oro ascendían a 125.000.000 y medio de dólares, y el conjunto de oro y divisas a poco más de 250.000.000 de dólares. A su vez el 1 de mayo al 31 de diciembre [1958] habrá que cumplir con compromisos por valor de 645.000.000 de dólares en el exterior. No disponemos, por lo tanto, ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF.
Esta batalla fue uno de los momentos más conflictivos durante el gobierno de Arturo Frondizi, muchos miembros de la oposición y algunos legisladores dentro de su partido la UCRI, se opusieron a los contratos petroleros y acusaron al presidente de «entreguista». Por ello renunció el vicepresidente Alejandro Gómez.
En 1954, cuando Frondizi era diputado, había escrito el libro Petróleo y política, en el cual hablaba entre otras cosas de que YPF no precisaba ayuda externa ni capitales extranjeros para lograr el autoabastecimiento de petróleo, también dio un histórico discurso por Radio Belgrado el 27 de julio de 1955, en ese discurso cuestionó los contratos petroleros de Juan Domingo Perón, definiéndolos como «una ancha franja colonial cuya sola presencia sería como la marca física del vasallaje», y sentó las bases de su propia propuesta de gobierno.
En la vida nunca hay que escupir para arriba, ya que puede caer en la propia cara, al asumir el gobierno, la realpolitik hizo que Arturo Frondizi reconociera la debilidad de YPF, además firmó contratos con empresas estadounidenses, acción que iba totalmente en contra de lo que había dicho el diputado Frondizi, a lo que hacía el presidente Frondizi. Este cambio en su política, generó manifestaciones y huelgas, como los de los obreros petroleros, apoyados por el peronismo.
Como siempre el peronismo poniendo palos en la rueda, en septiembre de 1958 los gremios de trabajadores petroleros declararon una huelga general, en repudio a los contratos petroleros. El presidente decretó el estado de sitio, poniendo presos a peronistas y comunistas, con esto ipso facto se rompe el «Pacto Frondizi-Perón». La economía en tiempos de Frondizi diputado no era la misma cuando fue presidente, se encontraba en malas condiciones.
En esta batalla, el gobierno perdió confianza, sobre todo en la izquierda por la negociación de contratos con empresas estadounidenses, sin embargo, los resultados en producción que dio la batalla del petróleo fueron bastante positivos: por primera vez Argentina logró el autoabastecimiento, las reservas aumentaron un 50%, se compraron 36 equipos perforadores de pozos petroleros.
En 1958 se construyó el gasoducto Campo Durán, se realizó la compra más grande de maquinarias para YPF y en el año 1960 se llegó a tener 100 equipos trabajando, el doble de lo que tenía YPF, se logró dar una solución a la crisis energética que había hacia 1951, acabando con la «dieta eléctrica» y los apagones. Pero un detalle aún más relevante fue que al no tener que comprar hidrocarburos se ahorraban divisas, antes se gastaban muchos capitales en importación de petróleo. Prácticamente se creó la industria petroquímica que ubicó al país como segunda potencia regional en este rubro.
En 1960 se construyó un segundo gasoducto (contando el gasoducto de Comodoro Rivadavia a Buenos Aires), se llamó el «Gasoducto General San Martín», pero a diferencia al otro gasoducto, este era de mayor diámetro y en consecuencia mayor capacidad de transporte. La construcción del gasoducto fue motivada cuando se descubrieron yacimientos gasíferos en la provincia de Salta.
Durante unos cuarenta años, el servicio de gas alcanzó una participación del 40% del consumo de energía primaria, y llegó a ser el combustible esencial y el más barato para la mayoría de la población, también sirvió para dar una solución al problema energético. Sustituyó a los combustibles líquidos para generar electricidad y en grandes industrias. En total, durante los cuatro años de gobierno se perforaron 4000, y para 1962 ya se exportaban 530.000.000 de metros cúbicos de fuel-oíl, el metro cúbico de petróleo pasó a costar 6 dólares, cuando antes se gastaba 20 dólares.
Para las elecciones de 1958, con el peronismo proscripto, la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCR) propuso la fórmula Balbín-Del Castillo, y obtuvieron 2.416.408 votos, contra la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), que postuló a Frondizi-Gómez, logrando el triunfo con 4.049.230 votos. Arturo Frondizi había recibido el apoyo de católicos y nacionalistas, simpatizantes con la postura antidivorcista de Frondizi, y por sectores de izquierda atraídos por sus ideas progresistas y por pertenecer a una familia de izquierdistas notorios.
Estas elecciones contaron con la mayor concurrencia de votantes en toda la historia argentina y también con la mayor cantidad de votos en blanco en una elección presidencial, que alcanzaron el 90,86% y el 9,26%, respectivamente. La UCRI logró ganar en todas las provincias por lo que se obtuvo todas las gobernaciones, el senado y dos tercios de la cámara de diputados, en unas elecciones calificadas de inusitadas hasta el día de hoy.
Pero lo cierto es que el triunfo de Frondizi fue producto del pacto secreto entre Perón y Frondizi, que fue negado por muchos políticos e historiadores. Frondizi le prometió su retorno al país y levantar la proscripción al peronismo. Se especula que el pacto se realizó gracias a una gestión personal reservada de Rogelio Frigerio, quien tomó contacto con John William Cooke, otros dicen que se encontró con el propio Perón durante su en Venezuela, y que las condiciones se discutieron en varias reuniones.
Estas reuniones se habrían realizado en Caracas en enero de 1958 y luego en Ciudad Trujillo (República Dominicana) en marzo de 1958. El pacto habría consistido en que Perón ordenaría a sus seguidores a votar por Frondizi, y si este ganaba las elecciones, tendría que cumplir catorce puntos que integraban el acuerdo, entre ellos normalizar los sindicatos y la Confederación General del Trabajo (CGT), derogar los decretos de prohibición del peronismo y disponer la devolución a Perón de los bienes personales que había dejado en el país y el gobierno militar había confiscado.
Enrique Escobar Cello, en su libro: «Arturo Frondizi: el mito del pacto con Perón», no acepta la existencia de dicho pacto, sostiene que no se conoce la existencia de copias ni constancias verídicas en donde aparezca la firma de Frondizi. Este siempre había negado el pacto. El historiador argentino Félix Luna también puso en duda el pacto por las mismas razones esgrimidas por Escobar Cello. A su vez Albino Gómez en su libro: Arturo Frondizi, el último estadista, también cuestiona la existencia del pacto.
Para sostener su opinión, sugiere que el apoyo peronista hacia Frondizi pudo ser producto de la coincidencia de ideas entre Perón y Frondizi sobre las medidas que había que adoptar en el país, ya que el general era lector habitual de la revista: Qué, que era dirigida por Rogelio Frigerio. En 2015 apareció el libro: «Puerta de Hierro» de Juan Bautista Yofre, en donde dice que Perón recibió medio millón de dólares por el pacto, pese a que sus seguidores negaron que haya aceptado dinero por el mismo.
Que estos historiadores no estuvieran informados no significa que no hubo un pacto, existió y se llamó el Pacto de Caracas, y se decidió en las reuniones que mantuvieron Perón y Rogelio Frigerio, el enviado del candidato a presidente. Existen minuciosos asientos contables de Perón con el dinero que cobró para ordenarle al peronismo que votara por Frondizi.
Perón había aterrizado en Panamá, luego del golpe militar, el domingo 6 de noviembre de ese año en el aeropuerto de Tocumen, Panamá. Había sido trasladado desde Paraguay en el avión del presidente Alfredo Stroessner. Cuando llegó Perón a Panamá muchos creyeron que Perón tenía una fortuna de 700 millones de dólares, el presidente Ricardo «Dicky» Arias también lo creía. «Pensaban que podrían sacarme ciento o doscientos», comentó en su libro: «Yo, Juan Domingo Perón».
Pero no era así, apenas recibía 1.500 dólares trimestrales como resultado de los manejos financieros que le hacía su amigo Ricardo Gayol, desde Asunción del Paraguay. El 18 de marzo de 1957, los dirigentes peronistas John William Cooke, Jorge Antonio, Héctor Cámpora, Guillermo Patricio Kelly, Pedro Gomis y José Espejo, logran huir de la cárcel de Río Gallegos y exiliarse en Chile. Bajo la conducción de Cooke se constituye en Santiago de Chile el Comando Adelantado y comienzan a cruzar a Chile algunos personajes de la política argentina, entre ellos Rogelio Frigerio.
En medio de la campaña para la elección de convencionales constituyentes convocada por el gobierno de la Revolución Libertadora, Perón sostenía que el gobierno que las convocaba era ilegal y al estar excluido el peronismo convertía a la convocatoria en más ilegal. Por tanto, mandó a votar en blanco, abstenerse o anularlo. Finalmente, luego de la elección del 28 de julio, se pudo constatar que los votos en blanco eran mayoritarios: 2.119.147, la UCRP (Balbín); 2.117.160 y la UCRI (Frondizi) con 1.821.459.
Con estos resultados, semanas más tarde comienzan conversaciones más serias entre la UCRI y el Comando Adelantado del peronismo en Chile. En esas reuniones estuvieron Ramón Prieto (hombre de Frigerio), Ricardo Rojo, ex abogado de Cooke cuando fue detenido por el Gobierno Provisional, entonces frondizista y Rogelio Frigerio.
En la capital chilena, Cooke y Rogelio Frigerio concuerdan un primer documento destacando que se deben «valorar todos los imponderables que habría que resolver de una manera orgánica antes que dos fuerzas como el peronismo y la UCRI encontraran puntos de coincidencia que las unificaran en la acción». Luego, Frigerio volvió a Buenos Aires y se resolvió que Ramón Prieto viajara a Caracas a informar a Perón ya que Cooke todavía no podía salir de Chile.
Ramón Prieto llegó a Caracas –por tres días- a mediados de noviembre. Ya para esas horas, Perón contaba con un larguísimo informe de Cooke de fines de agosto de 1957, que sostenía: «Cerrado el camino insurreccional inmediato, no podemos pensar en mantener la unidad mediante un nuevo voto en blanco que de triunfo a la tiranía. Hay que buscar una solución de tipo político».
Juan Perón recibió al emisario frondizista en su humilde departamento de la Avenida Urdaneta. Tras unas primeras palabras sobre la situación militar a la que Perón le otorgaba especial atención, Perón dijo: «He pensado sobre el informe. Lo creo objetivo y veraz. Para ustedes la salida está en empujar a Frondizi a que profundice la quiebra de la unidad antiperonista y, en última instancia darle apoyo electoral para que liquide al continuismo. Pero esa maniobra requiere una conversación a fondo con alguien que lo represente, porque presupone compromisos mutuos que, aunque deban permanecer en reserva para evitar la contra-maniobra gorila, yo no voy asumir sin debatirlos con ese emisario».
El 3 de enero de 1958, Rogelio Frigerio llegó a Caracas para dialogar con Juan Perón: «Tuvimos dos o tres días de extensas e intensas conversaciones hasta que debimos interrumpirlas, felizmente cuando habíamos tratado las cuestiones fundamentales, en razón del movimiento militar que derrocó a Pérez Jiménez». Sobre las reuniones que motivaron el Pacto, hay distintos relatos de acuerdo a la conveniencia de cada uno de sus autores.
El izquierdista Norberto Galasso en su libro: «Cooke, de Perón al Che», transcribe a John W. Cooke: «A fines de diciembre el general Perón me mandó un cable a Chile para que viajase el representante de Frondizi. En los últimos días de diciembre o primeros de enero, llegó Frigerio a Caracas. Frigerio tuvo tres reuniones con Perón y en el ínterin varias reuniones conmigo, discutiendo sobre los temas concretos tratados. Las bases del acuerdo fueron tomando forma a través de mis apuntes y después fui encargado por el General Perón de redactar el plan político que propondríamos… Nos reunimos tres veces Perón, Frigerio y yo».
«Perón exigía que el pacto fuese por escrito… Lo necesito como un justificativo ante la historia y segundo, para que Usted esté cubierto el día de mañana. Redacté el pacto… fuimos discutiendo las cláusulas de ese proyecto original (…) Solamente conocíamos el pacto Perón, Frondizi, Frigerio y yo: también el doctor Enrique Oliva que era mí colaborador (Enrique Oliva fue el que lo pasó a máquina y me lo confirmó en varias ocasiones. Falleció en 2010). Lo firmamos Perón, Frondizi, Frigerio y yo. Frigerio firmó una copia delante nuestro y luego llevó el ejemplar para que lo firmara Frondizi y nos lo devolviera».
El 27 de enero de 1958, Perón parte para la República Dominicana. Inicialmente, el ex presidente se instaló en el Hotel Jaragua, pero como era muy caro el presidente Rafael Trujillo lo albergó en el Hotel Paz que era del gobierno. Allí estará el primer año en la isla. Como se encontraba muy pobre, Trujillo le entregó 25.000 dólares. Otro de los que llegó de Caracas a ciudad Trujillo fue Rolando Luis González Torrado, un hombre de negocios, que durante el primer periodo de Perón trabajó con Jorge Antonio como ejecutivo en la empresa alemana Mercedes Benz. […]
Será en Venezuela donde González Torrado volvió a juntarse con su esposa y sus hijos que llegan a Caracas en el buque Río Jáchal. Como estaba escaso de dinero –lo mismo que Juan Perón—la familia González Torrado vive en la casa del conocido animador televisivo argentino Roberto Galán. González Torrado va a estar presente en Caracas cuando Rogelio Frigerio viaja para entrevistarse con el ex presidente Perón y delinear lo que se denominará el Pacto de Caracas.
Su hijo Rolando me señaló que «Perón no era un hombre de dinero» y en un principio los ayuda Rafael Trujillo. Precisamente, es a González Torrado a quien «el benefactor» dominicano le hace entrega de 25.000 dólares para el ex presidente argentino. Tras la partida de Perón de República Dominicana, González Torrado se establece en pleno Manhattan –con oficina en el 270 Park Avenue- y desde allí administrará fondos y algunas inversiones de Perón. La innumerable correspondencia entre los dos atestigua que no solo hablan de inversiones sino también de política.
Desde «Ciudad Trujillo» el 3 de febrero de 1958, Juan Perón dio una conferencia de prensa a los medios internacionales para recomendar al Movimiento de votar a la fórmula Frondizi-Gómez. La «Orden para el Movimiento Peronista» se completa con un largo «Mensaje al Comando Táctico Peronista», de tres páginas, también con fecha 3 de febrero. En uno de sus párrafos, el General ordena «votar por el doctor Arturo Frondizi, candidato que ha declarado solemne y públicamente su propósito de rectificar la política económica antinacional, restablecer las conquistas del Justicialismo y permitir la libre expresión política y sindical de la masa popular».
Varias copias originales de la Orden fueron traídas, desde República Dominicana, por el sindicalista petrolero Adolfo Cavalli y de las mismas se hicieron más de cien copias. Lo mismo sucedió con el sindicalista Andrés Framini. Desde una tribuna de campaña, Ricardo Balbín dijo en esas horas: «El país se anoticiará mañana que el fundador de la Justicia Social ha ordenado votar en contra nuestro».
El 7 de febrero de 1958, Ramón Prieto voló a «Ciudad Trujillo» desde Río de Janeiro con la misión de relatarle a Perón, entre otros temas, lo que estaba sucediendo con sectores de su Movimiento, en lo político y sindical con respecto al voto en blanco. Muchos sectores del peronismo no deseaban votar por Frondizi. Querían seguir peleando contra la ilegalidad, especialmente aquellos que habían estado muy unidos a los grupos de la Resistencia.
Aunque Frondizi sacó más de cuatro millones de votos, casi doblando en cantidad a Ricardo Balbín, el voto en blanco fue masivo: casi un millón de votos. Unos días más tarde del 23 de febrero de 1958, preguntado Perón por un periodista sobre qué pensaba de los dirigentes que habían propiciado el voto en blanco, contestó: «¡Ah! ¡Esos son más peronistas que yo!».
Según los historiadores Joseph Page y Robert Potash, en este viaje a «Ciudad Trujillo», Ramón Prieto, llevó dos copias del documento del Pacto firmadas por Arturo Frondizi y Frigerio. Fue un viaje muy corto, para hablar lo necesario, y retornó a Río de Janeiro donde estaba Emilio Perina, antes de continuar a Montevideo donde lo esperaba Rogelio Frigerio. Emilio Perina escribió en su obra cumbre: Detrás de la crisis: «Perón, según me contó Prieto, se encontraba en una situación financiera bastante apretada».
Desde el archivo personal de Juan Domingo Perón, surgen, más de seis décadas después, dos asientos contables escritos por el propio Perón de cuánto fue recibiendo de Rogelio Frigerio, o del gobierno de Arturo Frondizi. El ex presidente –detallista como era- se encargó muy bien de dejar asentado: «Luís Ramón González Torrado. Sobre el dinero que entregó por encargo del Gobierno (Frigerio)». Frondizi asume como presidente el 1 de mayo de 1958, según el documento del primer pago, este se hizo el 8 de agosto de 1958.
¿Por qué? Una explicación lógica es que en el Pacto se convino que las «medidas» acordadas «se adoptarán dentro de un plazo máximo de noventa (90) días a contar desde la asunción del mando». Para las medidas de «normalización… de los sindicatos y la Confederación General del Trabajo, todo se cumplirá en un plazo de ciento veinte (120) días». La entrega del primer pago se realizó a los 90 días de haber asumido Frondizi la Presidencia de la Nación.
¿Con qué dinero se pagaron las entregas que Perón asentó entre agosto y diciembre de 1958? ¿Fue como dijo el embajador Albino Gómez alguna empresa pesquera? ¿Fueron las compañías petroleras? ¿O fueron fondos de la Administración Pública? «Según González Torrado cobró», anotó Perón en un segundo «asiento» de sus bienes, en el que dejó constancia que Luis González Torrado le cobró una «comisión» por las gestiones. En total, hasta ese momento, Juan Domingo Perón recibió 475.000 dólares.
Hay un testimonio que coincide con la cuota entregada en diciembre de 1958. En su libro Arturo Frondizi, el último estadista, Albino Gómez relata que se encontró con Rogelio Frigerio en Montevideo a fines de ese año porque «El Tapir» (Frigerio) debía viajar a Ciudad Trujillo a entrevistarse con Perón. En ese viaje debía tomar parte Gómez, pero finalmente Frigerio decide que se quede en Montevideo para recibir sus comunicaciones y retransmitirlas a Buenos Aires. Y debía esperarlo hasta su vuelta del Caribe.
Cuenta que Frigerio volvió el 29 de diciembre y, mientras esperaba la salida de su vuelo a Buenos Aires, se sentaron en la confitería a tomar algo y conversar. Gómez relató: «Colegí varias cosas: 1) que Perón había cobrado una nueva cuota; 2) que el restablecimiento de relaciones con la Argentina obligaba a Trujillo mucho más con el gobierno argentino que con Perón; 3) que Perón no dudaba que esto era así; 4) que Perón había aceptado apoyar la política petrolera de Frondizi». En otro artículo vamos a ahondar en este acuerdo, por mi parte debo decir, que nunca dudé sobre el Pacto, ya que don Manuel Carulias, dirigente histórico de UTA, con quien tuve el placer de compartir expectativas políticas para el país, entre otras cosas, me comentó que él y otros dirigentes fueron encargados por el general Perón para realizar la difícil tarea de convencer a los peronistas que se negaban a votar por Frondizi.
La gente fanatizada puso sus vidas en riesgo y en muchas ocasiones tuvieron que abandonar los lugares de reunión en medio de improperios, a Manuel Carulias y a otros los llamaron traidores. Confirmando todo lo dicho, una vez acompañé a Carulias a una visita al ex presidente Frondizi, amistad que habían alcanzado en esos días de campaña.
El general Pedro Eugenio Aramburu entregó el mando al presidente Arturo Frondizi elegido por sufragio. Su gobierno estuvo caracterizado por un viraje ideológico, inspirado por Rogelio Frigerio, el desarrollismo frondizista se diferenció de la CEPAL al recurrir principalmente a la radicación de empresas multinacionales, antes que, al Estado, como factor de impulso del desarrollo industrial. El desarrollismo que proponía Frondizi-Frigerio, no daba mucha injerencia al Estado y estaba orientado al desarrollo de la industria pesada como consecuencia de la instalación de empresas multinacionales.
No se debe olvidar que Frondizi traía en su mochila ideas izquierdistas, propias de su entorno familiar. Su política sociolaboral, petrolera y educativa tuvo picos de alta conflictividad, con grandes manifestaciones y huelgas del movimiento obrero y del movimiento estudiantil, así como numerosos atentados contra el gobierno con fines políticos en los que resultaron asesinados 17 civiles y militares.
El 12 de marzo de 1960 se produjo un atentado terrorista mediante la colocación de una bomba en el domicilio particular del capitán del Ejército David René Cabrera, en el que resultó muerta su hija de dos años y con heridas graves su hijo de seis años, al derrumbarse prácticamente toda la vivienda. El hecho, que fue realizado por indicación del dirigente de la resistencia peronista Alberto Manuel Campos, fue uno de los 1566 atentados realizados durante el gobierno de Frondizi.
Esa situación determinó que en la reunión entre el presidente y los comandantes de las tres armas del 14 de marzo se dispusiera poner en ejecución el plan Conintes. En un principio los militares requerían otras medidas, como la ley marcial, la cual conllevaba la posibilidad de aplicar la pena de muerte. El teniente general Carlos Severo Toranzo Montero le había dicho al presidente: «(…) y con expresa constancia de fusilar a todo aquel que sea descubierto in fraganti. La ley marcial, de esta manera, va a limitar el terrorismo».
Para evitar esto, Frondizi dio ejecución por segunda vez el Plan CONINTES. Así fue que el 14 de marzo de 1960, con el fin de reprimir las huelgas y protestas estudiantiles, el presidente Frondizi aprobó y aplicó otra vez el Plan CONINTES y declaró a todo el país en «estado de conmoción interior del Estado», que ponía a los manifestantes bajo jurisdicción de los tribunales militares y prohibía las huelgas.
El 30 de noviembre de 1960 un grupo de civiles y militares peronistas, algunos en actividad y otros en situación de retiro, comandado por el general Miguel Ángel Iñiguez, realizó acciones revolucionarias en varias ciudades, pero principalmente en Rosario, santa Fe y Tartagal, Salta, con el objetivo de derrocar al presidente Frondizi. Ese día un grupo armado llegó hasta el Regimiento 11 de Infantería «General Las Heras», en Rosario y con ayuda del capitán Juan Carlos Rossi y varios suboficiales, que estaban en actividad asignados al regimiento, se apoderaron de la guardia.
En el enfrentamiento murió el coronel retirado Julio Barredo Barredo que estaba al mando de los atacantes peronistas en tanto de los defensores resultaron muertos un suboficial y dos conscriptos. Al mismo tiempo, un grupo de militares y civiles se apoderó en Tartagal, provincia de Salta, del Batallón de Escuela, la municipalidad, la comisaría, la estación del ferrocarril, el aeropuerto, y las dos sucursales bancarias de la ciudad. Algunas horas después, efectivos de la Gendarmería Nacional y de otras guarniciones, tras cuatro horas de combate recuperaron el cuartel de Rosario en tanto otras fuerzas hacían lo mismo con las instalaciones ocupadas en Tartagal.
El levantamiento reavivó otros temas de discusión entre los que estaban la cuestión de la legalización de los partidos políticos y de las elecciones a realizarse en febrero de 1961 y fue utilizado como excusa para beneficio propio por distintos actores políticos. Robert Potash afirma que este episodio marcó un cambio en la actitud hacia el gobierno por parte del Ejército, que decidió reemplazar la política de vigilancia seguida hasta el momento, por otra de control directo sobre los actos del presidente.
La política exterior buscó acercarse a la administración Demócrata de John F. Kennedy. Sin embargo, apoyó la revolución cubana, recibió a Fidel Castro en Buenos Aires e incluso llegó a reunirse en secreto con Ernesto Guevara para intentar mediar los conflictos entre Estados Unidos y Cuba sin éxito alguno. Cerró acuerdos de tipo económico con la Unión Soviética. Estamos hablando de un periodo en donde la Guerra Fría estaba en pleno apogeo, la actuación del presidente Frondizi en este sentido fue totalmente imprudente.
Como era de esperar, el gobierno de Arturo Frondizi sufrió grandes presiones del poder militar, que le llegó a imponer los ministros de economía liberales como Álvaro Alsogaray y Roberto Alemann, y el retiro de Frigerio como asesor de gobierno. Pese a ello, Frondizi pudo continuar con su línea desarrollista. No logró terminar su mandato presidencial, ya que fue derrocado por un golpe de Estado el 29 de marzo de 1962. Ese día fue detenido por el nuevo gobierno militar.
Fue impedido de participar en las elecciones de 1963, Frondizi criticó la asunción y gobierno de Arturo Illia, quien de hecho aceptó como legal el derrocamiento de Frondizi y anuló algunos de sus contratos petroleros. En 1966 Frondizi apoyó el golpe militar que derrocó al presidente Illia, pensando que la «Revolución Argentina» era una oportunidad de hacer la revolución económica. Abandonaría, sin embargo, esa idea al asumir Adalbert Krieger Vasena el Ministerio de Economía y Trabajo.
En respuesta a su cambio de opinión respecto a los acuerdos petrolíferos, Arturo Frondizi dijo: «Cambié mi postura porque prefiero renunciar a una actitud intelectual irreal, que mantenerla en desmedro de los intereses del país».
5 de febrero de 2024.