LA SUBORDINACION RUSA
APOYO POLÍTICO, PERO NO ECONÓMICO
Ricardo Veisaga
El viaje de Xi Jinping a Rusia dejó al desnudo claras asimetrías en los discursos y en los anuncios bilaterales que ponen a Moscú en una posición incómoda. El líder chino acaba de concluir una visita de tres días a Rusia y su encuentro con Vladimir Putin. Lo que se pudo ver en la televisión y según reportan los medios, se dio en un marco de un cálido encuentro, en el que ambos lideres se elogiaron mutuamente y hablaron de una profunda amistad.
Es decir, se produjo una situación especial en una relación difícil en la que ambos países fueron aliados y enemigos, pero también este nuevo y actual vínculo se produce en medio de asimetrías. Desde la Guerra Fría, cuando Rusia era una de las dos potencias mundiales, el mundo político ha cambiado y lo mismo la economía de ambos países. China es ahora la segunda mayor economía del mundo, mientras que la de Rusia se encuentra estancada desde mucho antes de su invasión a Ucrania el pasado año.
En la actualidad China y Estados Unidos se encuentran en medio de una confrontación estratégica, conscientes de que se trata de una lucha imperial por imponer un nuevo orden mundial. La oposición política amigo-enemigo está desenvolviéndose con toda claridad, ambos contendientes están reordenando sus propios campos. Si antes de la invasión a Ucrania, Rusia, era una de las tres potencias mundiales y por su armamento nuclear por encima de China, hoy esa situación ha cambiado.
En este sentido la visita de Xi Jinping a Moscú tiene una nueva lectura, este viaje a demostrado que China tiene a rusia en el bolsillo y su dominio es de gran magnitud. En términos políticos la relación ruso-chino ya no es simétrica, a ojos de buen observador, se pudo apreciar esta situación desde los pequeños gestos hasta los acuerdos concretos.
La actitud de Putin fue obscenamente generosa y no solo en los elogios, como se solía decir popularmente, «sí hay hambre que no se note», pero aquí se nota. El promocionado plan de paz de China tiene nula relevancia y no avanzará en ninguna de las direcciones. Se puede decir que ese plan fue un regalo para Putin, un permiso de China para seguir combatiendo, eso fue lo único que recibió el Kremlin, más allá de los elogios superficiales y la retórica sobre la alianza de los dos países.
En primer lugar, se destaca la promesa de Putin de la finalización del oleoducto Power of Siberia-2 y otros más para el suministro «ininterrumpido» de petróleo y gas a China. No solo es un ingreso necesario en estos momentos para Rusia, y en cierta medida sustituye la gradual independencia de Europa respecto a los hidrocarburos. Se puede decir que es un logro estratégico de Putin, un salvavidas para la golpeada economía rusa.
Vladimir Putin hizo el anuncio de una reorientación del comercio agrícola ruso hacia el gigante asiático y un papel estratégico de este país en el desarrollo del extremo este y el norte de Rusia, lo que significa mayor ganancia para China. Pero mayor gravedad reviste, en el caso de hacerse efectivo, el ofrecimiento ruso de comerciar en yuanes con países no occidentales, lo que debilitaría el rublo, una moneda que Xi Jinping no ha dado señales de querer utilizar.
Mientras tanto, Rusia ya aceptó hacer todas estas transacciones en yuanes, en la moneda china, y no en dólares. Putin reiteró su compromiso con la desdolarización de la economía al mostrar el «uso del yuan en los intercambios entre Rusia y países de Asia, África y América Latina».
En este sentido, hace mas de una década, ya intentaron prescindir del dólar entre Rusia y China, como moneda de transacciones internacionales, hubo acuerdos firmados, una especie de Banco en común, pero terminó en fracaso. También Rusia invitó a las multinacionales chinas a pujar para quedarse con el mercado que ya dejaron 120 empresas occidentales tras la invasión rusa de Ucrania.
Instó a las empresas chinas que tengan prioridad en hacerse de los activos de las firmas occidentales que se van del país, lo que posibilitaría la presencia de capitales chinos en Rusia sin que estos obren recíprocamente con los inversores rusos.
Xi Jinping no necesita de los ofrecimientos de Putin para conseguir beneficios, ya lo hace, pero Putin tiene una larga lista de necesidades y no lo ha conseguido. Mientras Vladimir Putin exaltaba la figura de Xi Jinping como líder mundial, este solo hablaba de «socio fiable», igualmente cuando rusia ofrecía privilegios y subsidios, Xi Jinping solo hablaba de facilitar el comercio.
Sonó a tomadura de pelo que Xi Jinping respaldara a Putin en las próximas elecciones de 2024, como si ignorara que el ruso necesitara ganar las elecciones, en estos tiempos, nadie le diría que no. Como dije anteriormente, esta cumbre xino-rusa solo puso de manifiesto lo mucho que a perdido Putin con la invasión.
Desde 2014, Vladimir Putin, tenía una capacidad y posibilidad de maniobrabilidad estratégica, podía perfectamente presentarse como árbitro entre el Este y el Oeste. Hoy, eso no existe, Rusia ya no es confiable para nadie. Putin puede decirle a su pueblo que esta luchando por la soberanía, pero en realidad, lo que está haciendo debido a su debilidad, es subordinar el Kremlin a Beijing.
Sin embargo, históricamente, el poder estuvo del lado ruso sobre China, no solo en lo tecnológico y militar, sino también en el terreno cultural, aun los estudiantes chinos leen cuentos y poemas rusos traducidos en sus clases de literatura, durante la generación anterior muchos chinos cultos aprendían ruso en lugar de inglés.
Feng Yujun, un especialista en Rusia de la Universidad Fudan de Shanghái, en un artículo publicado el mes pasado escribió: «Aunque la fuerza nacional de China es ahora diez veces superior a la de Rusia, el mayor reto es que muchos chinos siguen sometidos ideológicamente a Rusia». «Muchos chinos, incluidas las élites, aún no se han dado cuenta de la inversión histórica de la fuerza nacional de China en comparación con Rusia», continuó.
El que lo tiene claro es el nuevo emperador chino, Xi Jinping, sabe que esa relación cambió, falta saber cómo lo va a aprovechar. Este viaje a Moscú parece indicar el rumbo, eso marcará un cambio histórico entre las relaciones. Vladimir Putin y Xi Jinping aprobaron una declaración conjunta sobre el fortalecimiento de la cooperación en un momento clave para ambas potencias.
Unidad frente a la OTAN y unidad en lo económico, eso buscan, ante el aislacionismo que viene arrastrando Rusia desde su invasión a Ucrania. Recientemente, tres días antes de que llegaran los chinos a Moscú, se dio a conocer la orden de arresto que emitió la Corte penal Internacional (CPI), por la supuesta violación con la deportación de niños ucranianos a Rusia. Obviamente que esta Corte da risa, puede ordenar lo que quiera. Un esperpéntico Tribunal que carece de fuerza para arrestar a un peso pesado como Putin.
Pero ni China ni Rusia reconocen la legitimidad de esta Corte, es más, al menos, Donald Trump había dejado en claro que no iba a permitir que a los Estados Unidos lo iban a manejar grupúsculos internacionalistas del calibre del CPI, esta banda de burócratas izquierdistas podrá tener éxito con algún dictadorzuelo tercermundista caído en desgracia. Parodiando a Stalin, diremos: ¿cuántas divisiones tiene el CPI?
Estamos intentando analizar la política internacional, que es esencialmente política de poder, como para ocuparnos de entelequias como la CPI. «Las relaciones entre Rusia y China están en el mejor momento de la Historia», afirmaba Putin. Para Xi Jinping, los lazos entre Moscú y Beijing son «vitales para el destino de la humanidad».
El plan de paz para Ucrania que China dio a conocer ha suscitado varias críticas de Putin. El documento político de 12 puntos que propone China, que incluyen entre otras cosas, un alto al fuego y conversaciones. Putin discrepa en casi todos, pero romper el aislacionismo que sufre Rusia tiene un precio, y el líder chino Xi Jinping lo ha dejado claro. Xi Jinping con todo su peso político esta presionando a Putin para que revise su respuesta.
«Creemos que muchas de las disposiciones del plan de paz presentado por China están en consonancia con los enfoques rusos y podrán tomarse como base para un acuerdo de paz cuando estén listos para ello en Occidente y Kiev», dijo Putin como conclusión de la cumbre. China aspira a presentarse como un creíble mediador internacional, ya esta en esa labor entre Arabia Saudí e Irán.
Pero no basta con uno, se necesita que lo acepte el otro en conflicto. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya ha rechazado el plan de paz chino en el marco de la visita a Kiev del primer ministro japonés, Fumio Kishida. De los 12 puntos, no coincide en que se permita la presencia de tropas rusas en territorio ucraniano. En el caso de Ucrania, el plan de paz de Jinping tuvo poco recorrido en las conversaciones de Estado, y Zelenski invitó a China apoyar el plan de paz propuesto por su país.
No existen indicios de que se produzca una reunión similar del presidente chino con su homólogo ucraniano para hablar sobre su plan de paz, y eso es algo que preocupa especialmente a la OTAN. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha pedido a China que contacte con Zelenski «sí es serio con el plan de paz», porque es Ucrania quien debe decidir qué condiciones son «aceptables» para una solución pacífica a la agresión.
Aunque Xi Jinping ha volado «hasta Moscú» para una visita de tres días, «no ha hablado ni una sola vez con el presidente Zelenski, no ha visitado Ucrania, no se ha molestado en interesarse por el objetivo ucraniano», dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional John Kirby. Se esperaba que llamara al ucraniano Volodímir Zelenski tras su reunión con Putin. Zelenski dijo el martes que Kiev había invitado a China a unirse a una fórmula de paz ucraniana, pero no hay respuesta.
El plan de paz chino ha generado rechazo de Estados Unidos, que estuvo observando con gran atención la cumbre entre Putin y Xi Jinping. Según el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, el plan de paz «no da la esperanza para que esta guerra termine pronto». Tanto Ucrania como Estados Unidos insisten en la retirada total de las tropas rusas para poner fin a la guerra.
China estuvo actuando desde el inicio de la invasión rusa, como un facilitador silencioso para Rusia, aumentando el comercio y los envíos (en más del 26%) durante el año 2022, ayudando a amortiguar el impacto de las sanciones internacionales y simulando interés con su mediación, esfuerzos para detener o congelar la guerra en términos ventajosos para Rusia. Es cierto que China no quiso la invasión rusa, pero está involucrado en una estrategia más amplia de competencia con los Estados Unidos en la que Rusia es un socio de riesgo.
También es cierto, que, como socio ruso, China desea evitar la derrota estratégica de la invasión rusa. El 21 de marzo, John Kirby declaró a la prensa que China no es un actor imparcial «en modo alguno» en el conflicto entre Rusia y Ucrania. «No creo que se pueda considerar razonablemente que China sea imparcial en modo alguno», «No han condenado esta invasión. No han dejado de comprar petróleo y energía rusos», dijo Kirby.
«Él y su régimen siguen repitiendo como loros la propaganda rusa de que esto es de alguna manera una guerra de Occidente contra Rusia que es una especie de amenaza existencial para el Sr. Putin. Eso es pura tontería. Ucrania no supone ninguna amenaza para nadie, y mucho menos para Rusia». Para que China muestre su objetividad es necesario que Xi Jinping se comprometa con Ucrania y «se ponga del otro lado», según Kirby. «Simplemente no creo que ahora mismo puedan ser vistos de esa manera».
La propuesta de «12 puntos» de China, que carece de un plan concreto, fue descartada por Occidente como una estratagema para dar tiempo a Putin a reagrupar sus fuerzas y consolidar su línea del frente. Xi Jinping y Putin también firmaron el martes una declaración conjunta para profundizar en la «asociación estratégica integral» de ambos países, consolidando su asociación «sin límites» declarada un mes antes de la invasión de Putin en febrero de 2022.
China da un apoyo político a Rusia en la guerra en Ucrania, pero no un compromiso económico, el gasoducto ruso Power of Siberia-2, el cual busca suplir el envío de gas ruso de Europa a Asia, por ahora no va. La reticencia de Xi Jinping sobre el gasoducto a pesar de las afirmaciones de Putin, sugiere que el acuerdo no está completamente cerrado y podría ser firmado recién a finales de este año, lo cual aumenta la incertidumbre.
El Power of Siberia-2, era el punto mas fuerte del encuentro, se trata del gran gasoducto de Siberia que conectará Rusia y China a través de Mongolia, que lleva dos años planeándose en secreto, pero ahora anunciado en este viaje. Con un recorrido de más de 2.600 kilómetros, el nuevo gasoducto sortearía las sanciones occidentales a Rusia al pretender dar salida a más de 50.000 millones de metros cúbicos de gas que antes estaba planeado enviar a Europa por el Nord Stream 2.
China no solo podría obtener un mayor suministro de energía a un buen precio, sino lograr la dependencia de Rusia a sus planes imperiales. Una posición que cada vez parece más real, especialmente tras la intención de Putin de hacer de China su principal socio económico. «La cooperación comercial y económica es una prioridad en las relaciones entre Rusia y China», afirmó Putin, señalando que esperaba que en 2023 los intercambios «superen el umbral» de 200.000 millones de dólares, una nueva cifra récord.
Putin también subrayó la importancia de construir más infraestructuras ferroviarias entre Rusia y China. Suculentas disposiciones que aceleran la dependencia rusa a China y que sólo cuenta con sus inicios. A la espera queda que Putin visite China este mismo año tras la invitación formal de Xi Jinping. La implicación de China en la guerra entre Rusia y Ucrania, pasará a ser el elemento mas poderoso de la invasión de Rusia. El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en una entrevista a fines de febrero, expresó la preocupación de su país ante la perspectiva de que China pueda estar preparándose para proporcionar armamento a Rusia para su esfuerzo de guerra en Ucrania.
«Hemos estado observando esto muy, muy de cerca. Y, en su mayor parte, China se ha dedicado a brindar apoyo retórico, político y diplomático a Rusia, pero tenemos información que nos preocupa de que estén considerando brindar un apoyo letal a Rusia en la guerra contra Ucrania».
El secretario de Estado no reveló ningún detalle sobre la información que EE.UU. afirma tener al respecto. «Confiamos en que el liderazgo chino está considerando la provisión de equipo letal», dijo Blinken.
El director de la CIA, William Burns, confirmó las sospechas de Estados Unidos en una entrevista ofrecida a la CBS News el 26 de febrero. Burns dijo que «estamos seguros de que los líderes chinos están considerando suministrar equipo letal». Burns agregó que la decisión de Estados Unidos de hacer pública la noticia tenía la intención de disuadir a Beijing de seguir adelante con el plan.
Un oficial estadounidense retirado, el teniente general Ben Hodges, en una entrevista con el canal de televisión alemán BR24, hizo la acusación específica de que «China ha brindado ayuda a Wagner… los chinos han tomado partido». Hodges es excomandante del Comando Terrestre Aliado de la OTAN. Ben Hodges, se retiró del ejército en 2017, por lo que sus dichos no representan una posición oficial y tampoco está claro en qué se basan.
Sabemos que China prefiere trabajar a través de autoridades estatales centralizadas y evitar implicarse con formaciones irregulares y cuasi estatales. Obviamente, cualquier apoyo brindado por China a una formación irregular como la Compañía Militar Privada Rusa Wagner parecería estar fuera de lugar para Beijing.
Ante la falta de declaraciones posteriores a la de Blinken, surgen muchas preguntan y tienen que ver con las implicaciones de un suministro chino de armas para el esfuerzo bélico de Rusia en Ucrania, tanto en términos de la situación estratégica mundial como en términos de Medio Oriente.
En cuanto a las informaciones recibidas por el gobierno estadounidense, en un informe de NBC sobre este tema del 3 de marzo, afirmó revelar algunos detalles sobre el proceso por el cual se obtuvo la información. NBC, citando a «un funcionario estadounidense actual y otro anterior familiarizado con la inteligencia», dijo que la inteligencia se obtuvo de «funcionarios rusos».
El informe sostuvo que las autoridades estadounidenses optaron por no revelar más detalles de la información obtenida para proteger a estas fuentes (presuntamente lo que significa que los funcionarios están sirviendo actualmente). Cabe señalar que el historial actual de la inteligencia estadounidense a nivel estratégico en el conflicto de Ucrania es muy bueno. Washington, como ahora está claro, obtuvo información sólida a fines de 2021 sobre la inminente invasión rusa de Ucrania y trató de advertir al gobierno ucraniano y a sus otros aliados.
Según un informe del The Washington Post sobre este tema, esta «imagen de inteligencia detallada» habría sido «compilada a partir de imágenes satelitales recién obtenidas, comunicaciones interceptadas y fuentes humanas». Estos se pusieron a disposición porque «la comunidad de inteligencia de Estados Unidos había penetrado múltiples puntos del liderazgo político, el aparato de espionaje y el ejército de Rusia, desde los niveles superiores hasta el frente, según funcionarios estadounidenses».
El hecho de que la inteligencia de los Estados Unidos pudo acertar con la invasión de Ucrania de una manera impresionante no significa, que todos sus pronunciamientos y evaluaciones posteriores deban aceptarse al pie de la letra.
La invasión rusa de Ucrania hasta ahora ha sido en gran medida una muestra de ineptitud rusa. Estos graves tropiezos acabaron rápidamente con la imagen rusa de renovada eficacia brutal, con su desempeño contra débiles enemigos en Siria, que había dotado temporalmente al ejército ruso.
En tanto China a nivel mundial implica evitar las demostraciones crudas de la fuerza militar convencional. Prefiere construir influencia lentamente, a través del comercio, la inversión y la riqueza. Esta construcción bien puede estar destinadas a futuros usos estratégicos y militares. Acompañados por el empleo en paralelo generalizado y despiadado del espionaje.
Pero las invasiones militares convencionales, y las administradas y ejecutadas de manera incompetente, no son el tipo de proyecto que se debería esperar que China respaldara. Sobre todo, si al hacerlo reforzaría el fracaso. Mientras los rusos se desangran en la ciudad de Bajmut en el Donbáss, los sistemas de armas occidentales, como los tanques Leopard 2, se están abriendo paso hacia Ucrania.
En este sentido, es posible que China desee reforzar discretamente a su aliado para equilibrar esta ventaja ucraniana y evitar el eclipse de los objetivos bélicos rusos. A pesar de la declaración conjunta firmada entre los líderes en Moscú, no se han alcanzado acuerdos decisivos en temas económicos que permitan a Rusia enfrentar las sanciones occidentales. La creciente dependencia de Rusia del apoyo político y económico de China resalta su pérdida de influencia en el ámbito internacional.
Putin advirtió sobre el uso de armas nucleares si Occidente continúa apoyando a Ucrania, Putin y Jinping también advirtieron contra cualquier paso que pudiera sumir el conflicto ucraniano en una fase incontrolable, pero Occidente ya advirtió de que no hay ganadores en una guerra nuclear.
El apoyo de Xi Jinping a Putin, incluso frente a las acusaciones de crímenes de guerra en Ucrania, contrasta con la indignación expresada por el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante su visita a Kiev y Bucha. Mientras que Estados Unidos y Ucrania han expresado escepticismo ante el plan de paz de China, argumentando que legitimaría las conquistas territoriales de Rusia.
Rusia fue la segunda fuente de crudo de China en 2022, después de Arabia Saudita. Según algunos cálculos, los barriles rusos de bajo coste rechazados por Occidente probablemente ahorraron miles de millones de dólares a las refinerías chinas el año pasado. John Kirby sostiene que, para Xi Jinping, Rusia sirve de contrapeso a la influencia estadounidense, mientras que Putin, cuyos amigos en la escena internacional se pueden contar «con una mano en su mayoría», se está apoyando en China como potencial respaldo, ya que su ejército «está siendo avergonzado constantemente».
Kirby dijo «Lo que hemos visto es que se trata de dos países que se están acercando, que ven en el otro propósitos útiles para hacer retroceder, un orden basado en reglas en todo el mundo». «De hecho, nada les gustaría más —a ambos países— que ver al resto del mundo jugar con sus reglas en lugar de con las que están consagradas en la carta de la ONU y que todo el mundo sigue».
También dijo que Estados Unidos no quiere un alto el fuego en Ucrania porque permitiría a Rusia mantener sus ganancias territoriales y recuperarse. «Un alto el fuego en este momento, congelando las líneas donde están, básicamente le da el tiempo y el espacio que necesita para tratar de reequiparse, para reorganizarse, para recuperar ese gasto de recursos».
La interminable batalla por la conquista de Bajmut pone en entredicho al mentado imbatible Ejército ruso y amenaza con convertirse en una interminable guerra de desgaste. Nada impide en pensar en que Bajmut pueda considerarse en una Stalingrado para los rusos.
La conquista de Bajmut, ciudad que se convertiría en la punta de lanza para atacar otras localidades y consolidar las posiciones rusas en el Donbáss, por ahora es un objetivo lejano, arduo y cuyo coste, en términos humanos y materiales, está siendo inmensamente alto para los rusos.
La resistencia ucrania es encarnecida, casa por casa, calle por calle, y cada avance ruso cuesta demasiada sangre, aunque nada parece detener los ataques e intentar tomar toda la ciudad al coste que sea. El jefe de la compañía rusa de mercenarios Wagner, el empresario Yevgueni Prigozhin, advirtió de que, si sus efectivos se repliegan de Bajmut, «se desmoronará todo el frente». En su opinión, «si la compañía militar privada Wagner se repliega de Bajmut», dijo en un vídeo publicado en YouTube Prigozhin, el desmoronamiento puede «llegar hasta las fronteras de Rusia y, quizás, más allá».
Los servicios secretos occidentales consideran que las fuerzas rusas están escasas de municiones y cuentan con fuerzas poco preparadas militarmente para la ofensiva final sobre Bajmut. El peso principal de la batalla de Bajmut recae en los Wagner, en cuyas filas combaten miles de reclusos y mercenarios pagados pero desmotivados.
Esos hombres, muchos inexpertos en cuestiones militares, son la principal fuerza de asalto que intenta conquistar Bajmut, un importante nudo de comunicaciones, unido por sendas carreteras a Kramatorsk y Sloviansk, las mayores ciudades de la región de Donetsk controladas por las fuerzas ucranias. Los rusos cada vez avanzan más lentamente y apenas toman ya ciudades y territorios ucranios.
En el lado ucranio, la motivación es alta, la moral sigue indemne tras un año de guerra y muy pronto se comenzarán a notar los efectos de la llegada de ingentes pertrechos militares procedentes de Occidente y destinados a las fuerzas ucranias.
Según el experto militar ucranio Serhiy Grabskiy, citado por el periódico español 20 Minutos, la ofensiva rusa sobre Bajmut ha dado muestras de estar ralentizándose, y podría haber alcanzado su «pico» de intensidad sin que las fuerzas del Kremlin hayan conseguido hacerse con el control de la ciudad. Está claro que la batalla de Bajmut muestra a las claras las debilidades de las fuerzas rusas, sobre todo su incapacidad para avanzar ante la tenaz resistencia ucrania, y el estancamiento de las mismas en todos los frentes de batalla. El supuesto paseo militar, del que se pavoneaban algunos altos mandos militares rusos, ha quedado, por ahora, en aguas de borrajas.
Si los ucranios resisten en Bajmut, como los rusos lo hicieron en Stalingrado e incluso con la capacidad de tomar la iniciativa, la guerra va a cambiar quizá definitivamente su curso. El presidente ucranio, Volodímir Zelensky, ha hecho de la ciudad un emblema de resistencia. Cuando visitó Washington en diciembre, lo llamó «la fortaleza de nuestra moral» y entregó una bandera de Bajmut al Congreso de Estados Unidos.
Los ucranios no van a rendirse tan fácilmente en Bajmut y lucharán hasta la muerte por defender esta ciudad convertida ya en emblema de lucha, coraje y resistencia. La caída de la ciudad para los ucranios no sería el final de la guerra, ya que no es un objetivo tan vital ni estratégico para su ejército, mientras que para los rusos esta sangría interminable puede tener fatales consecuencias para sus fuerzas.
Es difícil predecir cuál será el final de la batalla de Bajmut, pero cuando ya han pasado varias semanas de intensos combates estamos ante un capítulo fundamental en esta guerra y que de su desenlace se desprenderán numerosas consecuencias para ambos ejércitos.
El crecimiento económico de China cayó al 3% el año pasado, el segundo nivel más bajo desde al menos la década de 1970, después de tres años de duras restricciones por el COVID y una amplia represión de una serie de gigantes tecnológicos nacionales junto con promotores inmobiliarios. China fijó el objetivo de crecimiento para este año en sólo alrededor del 5%. Sin embargo, si China quiere reactivar la destrozada economía del país, para ello es necesario reparar los lazos con su principal socio comercial, Estados Unidos y la Unión Europea.
Pero la relación entre Beijing y Washington ha caído al punto más bajo en décadas, especialmente tras la reciente saga de los globos espía chinos. El enfoque de Estados Unidos hacia el PCCh, en realidad, ha cambiado de competir a enfrentarse. Por ello, China ha vuelto sus ojos hacia Europa. El objetivo estratégico del PCCh era dividir a Estados Unidos y Europa, cortejar a Europa para que apoye su desarrollo económico.
El gran obstáculo para reparar los lazos entre Beijing y Europa era la guerra de Ucrania. Mientras Occidente imponía duras sanciones a Rusia, el régimen chino expresó repetidamente su oposición a las mismas y alabó la asociación con Putin de «sólida como una roca». Con el apoyo a Rusia, los intentos de arreglar los lazos con Europa pueden no dar ningún resultado. En su lugar, empujará a Estados Unidos y Europa a acercarse mucho más entre sí.
Horas más tarde, del primer encuentro entre Xi Jinping y Putin, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aprobó una ayuda militar adicional a Ucrania por valor de 350 millones de dólares, con el fin de ayudarla a defenderse de los ataques rusos. El último paquete, la 34ª reducción del inventario, incluye «más munición para HIMARS y obuses proporcionados por Estados Unidos». Esta medida eleva a más de 32,500 millones de dólares la ayuda militar que la Administración Biden ha concedido a Ucrania desde febrero de 2022.
Con la alianza xino-rusa, se intenta establecer un campo, o una esfera de influencia, para contrarrestar a Occidente. Pero la alianza tiene poco que ver con Moscú, de hecho, Xi Jinping, está utilizando a Putin como una herramienta para hacer realidad su hegemonía en el mundo. Todo indica que Occidente no buscará un compromiso con Rusia. El mundo occidental está decidido a ganar la guerra entre Rusia y Ucrania, y no hará ningún compromiso ni concesión en las negociaciones de paz.
Viendo desde esa perspectiva, el viaje de Xi Jinping empujó a Occidente a acercarse y a unirse. En el plano internacional hay como dos mundos paralelos, estos dos mundos, la democracia liberal y la dictadura autocrática, Occidente y Oriente, se están conformando gradualmente. Si China da un paso mas fuerte hacia Rusia, se podría decir que ya ingresamos a una Guerra Fría. El surgimiento paralelo de una alianza estratégica entre Rusia e Irán, y entre China e Irán, como consecuencia de la guerra en Ucrania, forma una parte adicional del mismo cuadro. La intervención China ha contribuido al surgimiento de un bloque global antioccidental de Estados y movimientos, en el que China quiere jugar o cree que está destinado a ser, el elemento más poderoso.