LA PARTICIÓN DE CYRIL RADCLIFFE
India y Paquistán
Ricardo Veisaga
Las naciones surgen de los restos de los imperios o de la subdivisión de las nuevas naciones. Algunos imperios colapsan traumáticamente otros no, algunos antes de abandonar un determinado territorio hacen una partición. Es decir, redibujan el mapa de la región tal como hizo Winston Churchill con todo el oriente medio.
No es que se le ocurriera al joven Winston ponerse de cartógrafo por su cuenta, sino que estaba cumpliendo con la decisión de un Imperio. Si hacen un trabajo técnico-político bien o mal es otra cuestión. ¿Y por qué lo hacen? Porque así es el mundo político, los vencedores son los escriben, dibujan, construyen la historia.
Este 2019 se cumplen 71 años desde que el abogado británico Cyril Radcliffe, recibiera el encargo de realizar la partición entre la India y Paquistán. Una línea fronteriza que trajo como consecuencias muchos enfrentamientos entre vecinos, y un foco de tensión entre los países asiáticos de la región.
El origen del conflicto entre la India y Paquistán tiene su origen más cercano una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando el Reino Unido o Raj Británico le concediera en 1947 la independencia a su ex colonia India. Pero los antecedentes históricos se ubican alrededor del año 1.000, a ello debe su nombre de conflicto de los mil años.
El imperio depredador inglés también aceptó las demandas para crear una nación separada para los musulmanes de esa región. Así fue como el 15 de agosto de 1947 nació la India, de mayoría hindú, y Paquistán, de mayoría musulmana, ya que el factor religioso se había constituido en un grave problema.
En ese inmenso territorio millones de personas celebraron ese día, sin importar que aún no se hubieran establecido las fronteras entre ambos países. Las autoridades británicas le otorgaron al abogado Cyril Radcliffe, cinco semanas, para realizar la partición de una de las fronteras más problemáticas de la historia. Radcliffe, fue nombrado presidente de la Comisión de Límites, y dio a conocer su trazado unos días después de la independencia.
Cuando el Reino Unido reconoció la independencia de sus colonias en Indostán, los musulmanes optaron por formar un estado separado, Paquistán, con un gobierno islámico. Pero Paquistán está muy vinculado en sentido histórico, social y geográfico con la India. Al conocerse la partición la gente se encontró con una gran sorpresa, comunidades que por siglos habían compartido un mismo lugar, aun en medio de conflictos y violencia, tuvieron que cambiar de lugar, la separación dejó graves secuelas.
El rol que desempeñaron tanto Muhammad Ali Jinnah y el Mahatma Gandhi, es un tema importante y tiene crucial importancia en las relaciones indú-paquistaní, pero no es para este artículo. Se calcula que más de 12 millones de personas cruzaron la línea que estableció Radcliffe en busca de un nuevo hogar, y es posible que esa migración hay sido la más grande y traumática de la historia.
El mayor problema en 1947, en torno a la frontera trazada por Radcliffe y que se extiende por 2.900 kilómetros, se dio en dos provincias con un número de población casi similar de musulmanes y no musulmanes, Bengala, en el este, y Punjab, en el oeste. A partir de entonces en esas provincias estallaron conflictos religiosos con cientos de miles de muertos.
El abogado Radcliffe nunca había estado en la India británica cuando aceptó liderar la «Comisión de Límites», ni entendía la cultura social o política de esos pueblos. Había llegado a la India el 8 de julio de 1947, un mes antes de la declaración de la independencia.
El escritor británico W. H. Auden, en su poema «Partition» de 1966 dedicada a la tarea de Radcliffe en la India, dijo: «Al menos era imparcial cuando llegó a su misión / Ya que nunca había visto esa tierra antes de hacer su partición». Digamos que hubo una absoluta imparcialidad y los medios usados un desastre, los mapas que utilizó estaban desactualizados y las cifras de los censos inexactos.
Para realizar su tarea se tuvo que apoyar en cuatro consejeros, dos jueces musulmanes y dos hindúes, que nunca se ponían de acuerdo. Radcliffe, le comentó en 1971 al periodista Kuldip Nayar, autor del libro «Scoop, Inside Stories from Partition to the Present», (Exclusiva, historias desde la partición hasta el presente), que en su trazado original le había dado la ciudad de Lahore, en la provincia de Punjab, a India. «Luego me di cuenta de que Paquistán no tendría ninguna ciudad grande, y ya había reservado Calcuta (en Bengala) para India». En la actualidad Lahore es la segunda ciudad más poblada de Paquistán.
Radcliffe cuando concluyó su tarea se marchó de la India, no sin antes quemar todas sus notas y nunca regresó a esa parte del mundo. Radcliffe sabía o intuía lo que pensaban de él en esos lares. «Habrá 80 millones de personas con quejas, buscándome», dijo y señaló. «No quiero que me encuentren». Luego de regresar de la India, fue nombrado Caballero de la Orden del Imperio Británico. Según dicen, el gobierno le ofreció por su trabajo 3.000 libras esterlinas (hoy casi 4.000 dólares), pero se negó a aceptarlos.
Radcliffe le dijo a Nayar, cuando fue consultado sobre si había quedado satisfecho con la frontera que trazó. «No tuve alternativa», respondió. «El tiempo que me dieron fue tan breve que no fue posible hacer un mejor trabajo». Y agregó, «si me hubieran dado 2 a 3 años, quizás hubiera podido hacer algunas mejoras». 71 años después la «Línea Radcliffe» sigue generando conflictos religiosos, cerca de un millón de personas murieron a consecuencia de los enfrentamientos. Estos dos países se encuentran entre los diez más poblados del mundo, unos 1.400 millones de habitantes en una superficie de unos 4 millones de kilómetros cuadrados.
La disputa está centrada en la región de Cachemira, que actualmente pertenece en parte a la India, pero los paquistaníes lo reclaman como propio, argumentando que la población en su mayoría es musulmana. La región de Cachemira que junto a las regiones de Jammu y Ladakh forma parte del estado indio de Jammu y Cachemira, ubicado al extremo noroeste del subcontinente indio, y entre India y la República Popular China sobre la región de Ladakh del mismo estado indio.
India reclama todo el antiguo estado principesco Dogra de Jammu y Cachemira y administra en la actualidad cerca de la mitad de la región, incluyendo la mayor parte de Jammu, Ladakh, Cachemira y el Glaciar de Siachen.
Paquistán controla un tercio de Cachemira, la mayor parte de Cachemira Azad y las zonas del norte de Gilgit y Baltistan. La región de Cachemira bajo control chino es conocida como Aksai Chin. China también controla una parte de la Cordillera del Karakórum, conocida como Valle Shaksgam, que Paquistán le cedió en 1963 a China.
La India sostiene que Cachemira es parte integrante de la India, mientras que Paquistán dice que Cachemira es un territorio en disputa cuyo estatus definitivo solo puede ser determinado por el pueblo de Cachemira. India y Paquistán se enfrentaron tres veces por el territorio de Cachemira, en 1947, 1965 y 1999.
India y China se enfrentaron una vez en 1962 por el control de Aksai Chin, así como por el estado noreste indio de Arunachal Pradesh. India y Paquistán sostuvieron escaramuzas sobre el glaciar de Siachen. Desde 1990, el estado indio de Jammu y Cachemira se ha visto afectado por la confrontación entre los separatistas de Cachemira, incluidos los militantes del Frente de Liberación de Jammu y Cachemira (FLJC).
India sostiene que los grupos separatistas son apoyados por Paquistán, y las Fuerzas Armadas de Paquistán, causando miles de muertos. El 6 de diciembre de 1971, la guerra indo-paquistaní de 1971, provocó la secesión de Bangladés. En 1989, comenzó la militancia armada en Cachemira.
El 7 de enero de 1998, terroristas matan a 23 civiles en el pueblo de Wandhama, en Jammu y Cachemira. Las víctimas, todas hindúes, incluyen a 4 niños, 9 mujeres y 10 hombres. Los atacantes también quemaron un pequeño templo hindú y volaron una casa. En mayo de 1999, la intrusión de terroristas apoyados por Paquistán en la Cachemira india da inicio a la Guerra de Kargil. El 20 de marzo de 2000, se produce el asesinato de 35 sikhs llevado a cabo por islámicos militantes de «Lashkar-e-Toiba», denominada la Masacre de Chittisinghpura.
En 1962, las tropas de la República Popular China y de la India se enfrentaron en un territorio reclamado por ambas partes. China obtuvo una victoria rápida en la guerra, lo que resultó en la administración china de la región denominada Aksai Chin que continúa hasta la fecha. Otra área pequeña, el Trans-Karakórum, fue demarcado como la línea de control entre China y Paquistán, aunque partes del lado chino son reclamados por India como parte de Cachemira. La línea que separa India de China en esta región es conocida como la «Línea actual de control».
China no reconoce las fronteras propuestas por los británicos para el principado de Jammu y Cachemira, el norte de Aksai Chin y la Cordillera del Karakórum. Paquistán resolvió sus disputas fronterizas con China en 1963 cediendo el Valle, con la disposición de que la cesión estaba sujeta a la solución definitiva de la disputa de Cachemira. También está en juego el recurso hídrico. Cachemira es el origen de varios ríos y afluentes de la cuenca del río Indo, que fluyen hacia Paquistán.
El Tratado de aguas del Indo de 1960, resolvió la mayoría de estas disputas sobre el reparto del agua. Sin embargo este tratado enfrenta cuestiones planteadas por Paquistán sobre la construcción de represas en el lado indio que limitan el agua en el lado paquistaní.
En la India, es ilegal excluir una parte o toda Cachemira en un mapa, lo mismo sucede en Paquistán excluir el estado de Jammu y Cachemira como territorio en disputa, según las Naciones Unidas. Los ajenos al conflicto utilizan la «Línea de Control» y la «Línea de Control Real», como los límites representados, como se hace en The World Factbook de la CIA. Los neutrales y las empresas paquistaníes siguen el mapa de Naciones Unidas y más del 90% de todos los mapas que contienen el territorio de Cachemira lo muestran como territorio en disputa.
La crisis actual se debe a un atentado islamista que mató unos 40 soldados de la India. Nueva Delhi afirmó que realizó un «ataque preventivo» contra un campo de entrenamiento del grupo islamista Jaish-e-Mohammed (JeM) en Paquistán. El JeM había reivindicado el atentado suicida en la Cachemira india. Un «gran número» de combatientes perdieron la vida durante este ataque, afirmando que el grupo preparaba nuevos atentados en India.
La Fuerza Aérea atacó a los terroristas el 26 de febrero, utilizando el Kit Spice para bombas desarrolladas por Israel. Estos misiles guiados de precisión Spice 1000 estaban equipados en cazas Dassault Rafales y los Spice 250 en cazabombarderos.
El gobierno de Islamabad denunció una «agresión intempestiva» y prometió responder «a la hora y en el lugar de su elección». Paquistán anunció que habían derribado dos cazas indios en su espacio aéreo, uno de los cuales habría caído en el lado indio de Cachemira y el otro en el lado paquistaní. Inicialmente Paquistán dio cuenta de la captura de dos pilotos, uno de los cuales habría sido trasladado al hospital, más tarde precisó que tenía en posesión a un solo piloto.
Nueva Delhi anunció haber perdido un Mig-21, cuyo piloto está desaparecido en combate. India pidió su retorno inmediato y en toda seguridad. India afirmó igualmente haber derribado un avión paquistaní, lo que Islamabad desmintió. Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia y Rusia llamaron a la India y a Paquistán a la «moderación», al igual que la representante diplomática europea Federica Mogherini.
La comunidad internacional quiere evitar que aumenten las hostilidades entre las potencias nucleares. El primer ministro paquistaní Imran Khan, dijo: «¿Podemos permitirnos el mínimo paso en falso con el tipo de armas que tenemos y que tienen?», preguntó en referencia al arsenal atómico de ambos países. «Si la escalada comienza aquí, ¿hasta dónde irá?». La ministra india de Relaciones Exteriores, Sushma Swaraj, señaló durante un desplazamiento en China que «India no desea la escalada».
En la India, al menos nueve aeropuertos del norte del país fueron cerrados brevemente a los vuelos civiles, y Paquistán cerró su espacio aéreo hasta nueva orden, provocando la cancelación o cambios de itinerarios de numerosos vuelos comerciales. La situación era igualmente muy tensa en la «Línea de Control», frontera de facto en Cachemira. Cuatro personas, entre ellas dos niños, murieron la semana pasada en un intercambio de disparos entre militares indios y paquistaníes cerca de ese límite. Los tambores de guerra suenan otra vez en el «techo del mundo», y todo apunta al JeM.
Jaish-e-Mohammed (JeM), o el «Ejército de Mahoma», es considerado por la inteligencia india como la más mortífera y «principal organización terrorista» en las disputadas zonas de Jammu y Cachemira. Luego del atentado la India cruzó el espacio aéreo de su enemigo histórico, y bombardeó varias regiones en las que se supone se encuentran los campos de entrenamiento de este grupo. El Ejército de Mahoma es un grupo extremista relativamente nuevo, pero de rápido crecimiento. Su objetivo principal es liquidar el control de la región de Cachemira administrada por India y unirla con Paquistán bajo su propia interpretación de la sharía (ley islámica), es decir, una guerra santa.
Pero una «Guerra Santa» en Cachemira significa la puerta de entrada a toda India, cuya población musulmana, según sus seguidores, necesitan la «liberación de los infieles». Los orígenes del JeM se sitúan en los comienzos del año 2000, luego que se organizaran para el secuestro de un avión de Indian Airlines en Katmandú en 1999. Los secuestradores, miembros en su mayoría del grupo armado, «Harkat-ul-Mujahideen», exigieron por los rehenes la liberación de tres líderes islamistas presos en India.
Uno de ellos, Masood Azhar, un clérigo de la corriente deobandi (un movimiento revivalista islámico suní) luego sería el líder y guía espiritual de la organización. El grupo desde entonces cuenta con el apoyo de un gran número de seminarios religiosos en Paquistán (madrasas).
En el 2009 se calculaba sus militantes entre los 100 y los 1.000, para el 2013 el Departamento de Estado los estimaba en «varios miles» de soldados armados. También mantuvieron vínculos estrechos con otros grupos extremistas como al-Qaeda y su antiguo líder Osama bin-Laden, y grupos talibanes afganos de la corriente deobandi, talibanes paquistaníes y grupos antichiitas.
Pero sus verdaderos orígenes habría que situarlos en los años de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética invadió Afganistán. En 1980 cuando los soviéticos invaden Afganistán, se forma una coalición entre Paquistán, Arabia Saudita y Estados Unidos para tratar de contener la expansión soviética. Muchos grupos islamistas fueron apoyados y armados y, cuando termina el conflicto, algunos combatientes se fueron a Cachemira para continuar su guerra santa.
Islamabad niega su apoyo a estos grupos, pero mira al costado para lograr la liberación de Cachemira eso es innegable. La cercanía de esta organización con las autoridades de Paquistán ha sido cuestionada no solo por la India, sino también por las agencias de inteligencia de varios países.
En realidad, desde sus orígenes, estos militantes radicales fueron apoyados por la «Dirección de Inteligencia Inter-Servicio de Pakistán» (ISI), acusación que también rechaza Paquistán. Paquistán declaró ilegal al movimiento tras un ataque al Parlamento indio en el 2001, pero los informes de inteligencia de Estados Unidos dicen que los miembros de la organización viven en libertad en campos de entrenamiento en zonas apartadas de Cachemira.
El Ejército de Mahoma optó por el conflicto del Himalaya llegando a desplazar a otro grupo extremista que actuaba en esa región en la década de los 90, «Lashkar-e-Taiba (LeT)». En el 2001, el grupo realizó su bautizo de fuego con varios ataques en Jammu, en la asamblea legislativa de Cachemira y en el Parlamento indio. Reapareció en 2016 con otro ataque contra dos bases militares y la Misión India en Mazar-i-Sharif, en Afganistán.
Desde entonces, reportes de inteligencia de India sugerían que el número de militantes seguía creciendo, hasta volar un autobús cargado de paramilitares indios cerca de la ciudad de Pulwama hace semanas. Se cree que este incidente fue solo el inicio de una escalada de ataques terroristas. Lo cierto es que, el hecho de que Paquistán aumentara el conflicto al contraatacar también contra objetivos militares indios en Cachemira. Lo que significa que está equiparando los campos de entrenamientos de terroristas con bases militares formales.
Muftí Muhammad Asghar, el líder del llamado Ejército de Mahoma en Cachemira.
En un discurso televisado, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, llamó a la India al diálogo. «Con las armas que ustedes tienen y las que tenemos, ¿podemos permitirnos un error de cálculo? ¿No deberíamos pensar que si esto se intensifica, a qué conducirá?», manifestó. Es demasiado pronto para saber qué va a pasar, este incidente es limitado, pero nadie puede predecir lo que pueda suceder.
El ministro de Exteriores de Paquistán, Shoah Qureshi, volvió a confirmar que sabe el paradero del líder de JeM y está dispuesto a juzgarlo. Siguiendo la línea de Qureshi, Imran Khan, se ofreció a «hablar sobre terrorismo», para evitar un conflicto que, si crece, «no estará en mi control o en el control de Narendra Modi», en clara referencia al rol del ejército paquistaní en asuntos de un estado con arsenal nuclear.
La disposición de diálogo anti-terrorista del nuevo gobierno de Islamabad, tiene poco recorrido, ya que el Estado de Paquistán está atado a su ejército. Paquistán tiene un enorme presupuesto militar y fue incapaz de responder a una incursión extranjera tras la captura y muerte de Bin-Laden por tropas estadounidenses en suelo paquistaní en 2011.
Mucho más si la invasión la realizan aviones de combate indios. Tampoco van a aceptar una ayuda externa, ya que pondría en tela de juicio la capacidad y soberanía del ejército paquistaní en su propio territorio. Islamabad maneja la nueva narrativa, pero su tradicional poderío militar está en entredicho con cada golpe de la India.
El gobierno indio, su respuesta a su enemigo histórico, es su determinación en la lucha contra el terrorismo, dentro y fuera de sus fronteras. Apremiado por las próximas elecciones el primer ministro, Narendra Modi, su discurso se limita a fortalecer «la unidad del país» y «la respuesta militar contundente». «El país esperaba que los responsables fuesen castigados […] India vivió el 26/11 pero nada pasó», dijo en referencia al opositor Partido del Congreso y su gestión de los atentados de Bombay de 2008, cuando el histórico grupo de la dinastía Nehru-Gandhi estaba en el gobierno.
En el mensaje acusaba a los políticos de falta de patriotismo y de «ayudar a Paquistán y perjudicar a India», mientras exaltaba la nueva visión que el mundo tiene del poderío militar indio. Modi evita la retórica de la diplomacia que suele invocar Paquistán y a décadas de intentos fallidos de diálogo antiterrorista. Modi, con su discurso enaltece el nacionalismo y el músculo militar de su gobierno, y de esta manera conecta con gran parte de su base electoral en norte del país, de regiones superpobladas y de mayoría hindú e ideológicamente anti-musulmana, que le puede aportar muchos escaños.
Muchos deben recordar el cachemir o cachemira, que hace referencia al pelaje fino que cubre la piel de ciertos tipos de cabra y que permanece oculto bajo el pelo largo y visible del animal. Es muy suave, y su color puede ser marrón, crema, gris o blanco. El blanco es el de mayor calidad. El cachemir se da en las semidesérticas zonas frías de Asia, sobre todo en Irán y en las provincias occidentales de la Mongolia Interior china. Porque a estas regiones emigraron los pastores de la región india de Cachemira, en especial a la Mongolia interior china, por los permanentes conflictos, a ellos se debe el nombre de la fibra lanosa.
La variedad de mayor valor es la pashmina, una bufanda hecha con pashmina tiene un costo de unos 1.700 dólares. Los comerciantes de la India y los iraníes introdujeron las telas de cachemir en los mercados romanos hace 2.000 años. En Europa en el siglo XIX tuvo acogida en los círculos sociales más elevados. También Escocia produce y elabora actualmente el tejido de cachemir más prestigioso de Europa, a partir de cabras asiáticas (de Cachemira) que se han aclimatado a sus montañas.
7 de marzo de 2019.