LA INCURSIÓN A KURSK
La ciudad de Sumy se ha convertido en un lugar perfecto para realizar nuestra tarea, desde aquí podemos ingresar a territorio ruso, momentáneamente ocupado por Ucrania, para llegar a Sudzha. Hay que recordar que, en febrero de 2022, parte de las fuerzas de invasión rusa habían cruzado la frontera en este sector, a lo largo del eje Kursk-Sumy. Luego de las violentas batallas de emboscada, las fuerzas rusas vieron su logística obstaculizada y sufrieron grandes pérdidas.
Al ingresar en Sumy el 24 de febrero de 2022, los rusos fueron expulsados al día siguiente, tras realizar intentos en varias ocasiones, mientras la aviación bombardeaba la ciudad. La retirada rusa en abril dejó la frontera internacional marcada, para concentrar los combates en el Donbás y en los territorios ucranianos invadidos por Rusia desde 2015. Tanto Ucrania como Rusia necesitaban acortar las líneas del frente para concentrar sus fuerzas. El objetivo prioritario para Ucrania era recuperar los territorios invadidos.
Ahora, la carretera R-200 desde Sudzha en dirección a la ciudad de Kursk se encuentra prácticamente vacía, cada tanto se pueden ver unos pocos coches. Cerca del pueblo de Bol’shoe Soldatskoe, a 70 kilómetros de Kursk, y a 25 kilómetros de Sudzha, se pueden ver vehículos calcinados. Antes de doblar la curva en el pueblo de Nizhnee Gridino, a unos 60 km. de Kursk, al costado de la carretera, aún se puede observar los restos de coches alcanzado por drones, el asfalto está sembrado de todo tipo de escombros. Mas allá no es prudente continuar.
La ciudad de Sumy se encuentra bajo bombardeo permanente, la llegada de familias de pueblos aledaños nos permite obtener mayor información de los sucesos. Con los días, fuimos recabando información sobre cómo se produjo la invasión al Óblast de Kursk. Y estamos en condición de decir que el padre de la idea fue el general Oleksander Stanislavovich Syrskyi, nacido en Novinki, en la ex URSS, el 26 de julio de 1965, es un oficial militar ucraniano de origen ruso, cosa muy común con los habitantes de las ex repúblicas de la URSS.
Estudió en una academia del Ejército Soviético en Moscú y en los 80 fue enviado a la RSS de Ucrania. Luego de la implosión soviética, Oleksander Syrskyi permaneció en Ucrania, estudiando en la Universidad de Defensa Nacional en Kyiv y uniéndose a las filas del recién independizado ejército ucraniano. Cuando Rusia anexó Crimea y desató un conflicto separatista en 2014, Syrskyi se convirtió en uno de los principales comandantes de Kyiv, que intentó evitar que las fuerzas respaldadas por Rusia se apoderaran de toda la región oriental de Donbás.
Fue uno de los comandantes en jefe de las fuerzas de la operación antiterrorista durante la batalla de Debaltseve en el invierno de 2015, coordinó una difícil retirada desde Debaltseve, un importante cruce ferroviario donde los ucranianos estaban muy superados en número, y ordenó que se volaron posibles rutas para cruzar el río Karapulka. Dirigió las batallas en Vuhlehirsk, el pueblo de Ridkodub y un intento fallido de recuperar Logvinov.
Oleksander Syrskyi fue comandante de la Fuerzas Terrestres de Ucrania de 2019 a 2024 y comandante de la Operación de Fuerzas Conjuntas de mayo a agosto de 2019, y con el rango de coronel general, se desempeña como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania desde el 8 de febrero de 2024.
Antes de la Guerra del Donbás en la década de 2000, comandó la 72º Brigada Mecanizada con base en Bila Tserkva a unos 100 kilómetros al sur de Kyiv y ascendió al rango de mayor general. A partir de 2013, fue el Primer Jefe Adjunto del Centro de Comando Principal de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Con el comienzo de guerra en el este de Ucrania, fue el jefe del Estado Mayor de operaciones antiterroristas.
Oleksander Syrskyi recibió la Orden de Bohdán Jmelnitski, 3º clase y luego el rango de teniente general debido a su logro durante la batalla de Debaltseve. En 2016, dirigió el Cuartel General Operacional Conjunto de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en el Donbás, y en 2017 fue el comandante de toda la Operación Antiterrorista en el este de Ucrania. Del 6 de mayo al 5 de agosto de 2019 fue jefe del Estado Mayor Conjunto de Operaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Desde el 5 de agosto de 2019, Syrskyi es el Comandante de las Fuerzas Terrestres de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Dos años más tarde, Syrskyi fue nombrado comandante de toda la operación militar de Ucrania en el este, supervisando las tropas a lo largo de una línea del frente que permaneció estática hasta que Moscú lanzó su invasión a gran escala desde el este, norte y sur en febrero de 2022.
Seis meses después, Syrskyi infligió una derrota humillante a Rusia, al mando de la contraofensiva relámpago ucraniana de otoño de 2022 en la región nororiental de Kharkiv. El asalto sorprendió a las fuerzas rusas, las llevó a una retirada vergonzosa y recuperó franjas de territorio. Durante la invasión rusa en 2022, Oleksander Syrskyi era el comandante de más alto rango de las Fuerzas Terrestres de Ucrania y el organizador de la defensa de Kyiv y de la contraofensiva de Izium, de septiembre.
Días después de que Rusia abandonara su intento de apoderarse de la capital ucraniana, el año pasado, Zelensky le otorgó a Syrskyi el premio Héroe de Ucrania, el más alto honor del país. En el decreto de abril de 2022, Zelensky elogió el «coraje personal» de Syrskyi y su «significativa contribución a la defensa de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania». Sin embargo, Oleksander Syrskyi, no era conocido en Ucrania, en una encuesta realizada en diciembre de 2023, el 48% de los ucranianos dijeron que no habían oído hablar de él.
No suele salir en los titulares a diferencia de Zelensky o Zaluzhnyi que alcanzaron notoriedad mundial. Los padres del general y su hermano aún viven en Rusia, pero él nunca regresó a territorio ruso. En algún momento fue denunciado por muchos soldados ucranianos, que lo acusaban, por supuestamente mantener contacto con agentes de inteligencia rusos. Muchos de ellos, a sus espaldas lo llamaban el general 200, código que se usa en el ejército para un muerto.
También lo llamaron el carnicero, por un supuesto desprecio de vidas de soldados en Bakhmut, y se lo alaba por ser muy marcial y detallista en la planificación de cada una de sus operaciones, no por nada, fue el responsable de la principal victoria militar de Ucrania hasta la fecha. El 8 de febrero de 2024, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski reemplazó a Valerii Zaluzhnyi por Syrskyi como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, tras meses de especulaciones sobre una ruptura entre Zaluzhnyi y Zelenski.
El general en quien había confiado el presidente Zelenski, cuyo nombramiento fue muy polémico, ya que venía a reemplazar al popular y populista general Zaluzhnyi, quien, incluso había mantenido una pulseada con el presidente de Ucrania. La ofensiva en el Donbás ya llevaba 9 meses, y Ucrania estaba a la defensiva y siendo blanco de los bombardeos.
Con el frente principal bloqueado durante el desarrollo del conflicto, los estados mayores siempre buscan otras formas de atacar al enemigo. Desde hace algo más de dos años, el frente principal en Ucrania se extiende a lo largo de una línea que recorre las fronteras de las dos provincias de Luhansk y Donetsk y luego divide la de Zaporiyia hasta el río Dniéper. Es en donde se concentra al menos el 70% de las fuerzas de los dos adversarios con el fin de conquistar o defender territorio.
Desde mediados de noviembre de 2022, los avances en este frente principal fueron mínimos por ambas partes, limitándose a unos pocos km2 ganados o perdidos cada día para capturar aldeas o, pequeñas ciudades como Bakhmut. La situación está favoreciendo a los rusos, que están pellizcando el terreno y acercándose a objetivos importantes, como Pokrovsk en el Donbás. En el 2023 parecía que la inteligencia rusa conocía cada una de las maniobras y sobre la contraofensiva ucraniana que le ocasionaban muchas bajas.
En tanto, el general ruso Valeri Gerásimov se encontraba muy confiado, para el ruso era cuestión de tiempo que el Donbás cayera en sus manos. Sin embargo, el estado mayor ruso empezó a recibir información de una posible ofensiva ucraniana en Kursk, el general Gerásimov se lo tomó con seriedad. Entonces se tomó la decisión de enviar algunos refuerzos por si se materializaba esas alertas recibidas. Mientras en Moscú se esperaba el ataque, en Ucrania se pasaron meses planificando la ofensiva y reuniendo los medios para tal iniciativa.
Mucho se habla en los medios de la «transparencia del campo de batalla», gracias a los medios tecnológicos que permite a los contendientes conocer en tiempo real la mayor parte de los movimientos significativos de las fuerzas enemigas en el teatro de operaciones. Esto está apoyado en un complejo conjunto de medios de detección, como drones, radares terrestres y aéreos, satélites, ciberespionaje, y la inteligencia humana que hace posible las sorpresas. El análisis de esta masa de información por los estados mayores modernos hace muy difícil pero no imposible la sorpresa.
Para una ofensiva es necesario concentrar fuerzas, hay que enviar hombres y equipos varios días antes de su lanzamiento, lo que hace más fácil su detección. Para evitar esto hay que lograr el efecto sorpresa y Ucrania ha usado varios métodos, parte de las fuerzas de reconocimientos llegaron en pequeños grupos de hombres vestidos de civil en vehículos utilitarios. Las brigadas que formaron parte del primer escalón del combate estaban equipadas con vehículos blindados, entre ellos muchos Stryker estadounidenses, para una mayor movilidad operativa.
Las órdenes se dieron de manera verbal en el último momento para limitar el riesgo de fuga de información. Las unidades se dirigieron al frente de forma secuenciada, con una oleada inicial recortada hasta el último detalle. Los ucranianos prescindieron de una fase inicial excesivamente larga de preparación de la artillería, que habría implicado la instalación de baterías de artillería y grandes reservas de munición.
Los ucranianos habían lanzado una serie de ataques con drones de largo alcance sobre las bases aéreas cercanas a Kursk, que eran los centros de operaciones tácticas más importantes para la aviación rusa, ante esto, todos creyeron que se trataba de una respuesta a las bases que lanzaban bombas planeadoras y no que estuvieran relacionadas con la incursión. Estos ataques estaban destinados a cercar la zona de operaciones en lo posible, como el ataque altamente destructivo contra la base aérea de Lípetsk el 9 de agosto. Esta fase inicial ya demostró la maestría de los ucranianos en operaciones móviles complejas.
También, un día antes de la invasión una gran cantidad de drones kamikazes ucranianos atacaron pequeños polvorines rusos a lo largo de la frontera de Kursk. Por otro lado, las fuerzas de unidades especiales comenzaron a infiltrarse en territorio ruso, atravesando concertinas metálicas, campos de mina y dientes de dragón para llegar a los bosques, antes colocaron minas para proteger sus espaldas, colocaron cables trampa atados a granadas de mano, y también minas antitanques en algunas carreteras por las que creían iban a llegar los refuerzos rusos.
Sin embargo, los Lobos, los hombres de las fuerzas ucranianas realizaron otra misión importante, como las patrullas de largo alcance y duración al interior del territorio ruso. Grupos de dos o cuatro hombres se internaron detrás de las líneas enemigas por un tiempo estimado entre 15 y 30 días, para posicionarse junto a los cruces de carretera y vías ferroviarias a fin de estudiar las rutinas defensivas de los rusos.
Esto estaba planificado para que, una vez iniciado la batalla, pudieran informar los movimientos de refuerzos o, poder solicitar fuego de artillería sobre los convoyes de refuerzo. Esta jaula desplegada en el Óblast de Kursk sirvió para crear una encerrona sensorizada alrededor del campo de batalla, todo estaba preparado para ralentizar la llegada de refuerzos y machacar a los rusos, maximizando el castigo.
Además de la audacia y la habilidad técnica para disimular los preparativos de una gran ofensiva sorprendiendo por completo a los rusos, parece que además del clásico camuflaje-dispersión de fuerzas, los ucranianos consiguieron cegar total o de manera parcial, los sensores rusos utilizando drones, guerra electrónica e infiltración de equipos de rangers, quizás su primer uso operativo. Cabe destacar una vez más el regreso de la infantería ligera y sigilosa, algo lógico en un campo de batalla que hoy es considerado transparente.
Ucrania eligió atacar Kursk y no Belgorod o Briansk porque suponía menos riesgos, y también se puso en la balanza tener a tiro a la central nuclear de Kurskchatov. El día 6 de agosto comenzó el asalto de la infantería ucraniana, los paracaidistas de la 88 brigada y la 61 brigada mecanizada atacaron un puesto fronterizo defendidos por reclutas, pero ese día sucedieron cosas atípicas. Al norte del ataque principal hubo otro ingreso de la brigada 80 Aerotransportada para tomar la aldea fronteriza de Sverdlikovo y otra aún más al norte, por la 82 brigada Aerotransportada para tomar Darino, es decir, que se diversificó el ataque.
El general Valeri Gerásimov, que previó al ataque, ya había ordenado el movimiento de refuerzos, mandaron tropas de segunda, guardias fronterizos, grupos chechenos del Batallón AHMAT en la zona, tropas que estaban descansando en el sector del Donbás, pero los primeros en acudir fue la aviación del Ejército de Tierra, es decir, los helicópteros de combate del ejército, ya que la fuerza aérea era lo más disponible y lo más fácil de mover.
Los rusos estaban al tanto de la presencia de equipos antiaéreos ucranianos de cierta potencia, y actuaron con prudencia sabiendo que los ucranianos son propensos a las emboscadas antiaérea conocida popularmente como Samboscada. Las débiles defensas de los guardias fronterizos se vieron desbordadas e inicialmente casi 300 hombres, en su mayoría reclutas, fueron capturados. En simultaneo, equipos de rangers y fuerzas especiales se infiltraron varias decenas de kilómetros por delante de las fuerzas mecanizadas.
Los batallones mecanizados participaron en secciones conjuntas de reconocimiento avanzado. Toda la unidad era sobrevolada por drones, que actuaban como aviones ligeros de reconocimiento y apoyo, y seguida por algunas baterías de morteros para apoyo cercano, y operando bajo una protección antiaérea y apoyo de artillería de los batallones de brigada y las brigadas autónomas que permanecieron en Ucrania.
Se puede decir que el día 7 de agosto, empezó realmente el auténtico asalto principal planificado por el general Syrskyi. Cuando los batallones rusos ubicados en la frontera rusa quisieron utilizar sus equipos de radio y teléfonos móviles para avisar que tenían cientos de drones encima, estos no funcionaban. Los ucranianos, previamente, habían volado antenas de telefonía, habían desplazado equipos de guerra electrónica consiguiendo levantar barreras electrónicas, que saturaban las bandas de radio.
El día 7 también se realizó un ataque cibernético que dejó fuera de funcionamiento a todos los servicios públicos de la administración del Óblast de Kursk, y dificultó la evacuación causando un caos en cuanto a la información. Esto colocaba a las tropas que estaban en primera línea en una seria situación al no saber si estaban rodeado de enemigos o no. Los aviones de ataque a tierra continuaron apoyando las operaciones ucranianas, y los helicópteros rusos fueron atacados por drones kamikazes y misiles antiaéreos, que infligieron pérdidas y complicaron la respuesta o el contraataque ruso.
La aviación rusa, muy dependiente de las órdenes de un mando terrestre en estado de confusión, no sabía muy bien por dónde atacar. Se habla de la pérdida de al menos un helicóptero como consecuencia de un ataque de dron. Circulan versiones de que se utilizaron misiles Iskander contra las fuerzas de reconocimiento ucranianas, lo que equivale a matar mosquitos con un martillo y muestra la confusión reinante en el mando ruso en esos momentos.
Los ucranianos habían adelantado sus sistemas antiaéreos de largo alcance neutralizando a los cazabombarderos rusos. En esos días en Kursk, Ucrania había logrado el dominio en el sector cibernético, electromagnético, y en lo aéreo habían inhibido la respuesta de la aviación rusa y pudieron usar su propia aviación tripulada.
En cuanto a la acción terrestre, en Kursk entraron las mejores unidades de choque ucraniano y las brigadas de asalto aéreo, que fueron quienes aportaron la fuerza principal, la infantería paracaidista mecanizada, y los veteranos del Donbás. Esas fuerzas se completaron con muy pocos soldados que no eran veteranas ante la falta de tropas. Los primeros en aparecer fueron los blindados de ingenieros, una vez que el frente estaba roto y los obstáculos dejados por los rusos, pero se tuvo que pagar un número importante de pérdidas.
Los rusos no pudieron contener el asalto ucraniano, el día 6 se rompieron las barreras fronterizas, pero el día 7 se produjo la penetración acorazada con las mejores fuerzas de choque del Ejército ucraniano, y el avance penetró por dos lados que se apoyaron mutuamente. El primer frente corría a lo largo del rio Snágost sobre la que se apoyaría la retirada si la operación fracasaba, y que se iría expandiendo de manera paulatina para proteger el flanco izquierdo.
Los batallones conjuntos del ejército ucraniano avanzaban a un ritmo rápido de 3 a 4 kilómetros al día, frenados por la resistencia de las localidades de acuerdo a su tamaño. Estas unidades básicas, agrupadas de tres en tres, de cuatro en cuatro en batallones conjuntos, no estaban repartidas por todo el sector, sino concentradas en los tres lados, especialmente hacia el este, frente a la provincia de Belgorod, para hacer frente a las fuerzas rusas más numerosas, el 277º regimiento de infantería que ya estaba allí y la 810ª brigada de infantería naval enviada con carácter de urgencia.
Al oeste, se rodeó Sudzha por medio de tanques y en menos de 48 horas la ciudad fue capturada. El segundo eje fue la que rodeó y conquistó Sudzha, la primera población relevante tras cruzar la frontera y un batallón de la 22ª brigada pudo avanzar por la carretera R-200 hacia Kursk, mientras que un batallón de la 92ª seguía la frontera hacia el este, hacia Belgorod. Al oeste, los rusos resistieron hasta Korenevo, donde comprometieron sus refuerzos contra la 82ª brigada ucraniana.
La situación era más fluida al norte, con la 80ª brigada ucraniana en el punto hacia Lgov, que también estaba lejos y fortificado. La 80ª brigada se enfrentó cada vez más a unidades de la 98ª división aerotransportada rusa. Los soldados y la población rusa al no tener ninguna comunicación sobre lo que estaba sucediendo, aunque podían ver el desplazamiento de tropas ucranianas. Psicológicamente fue duro para los soldados reclutas, en esos días se rindieron unos centenares de soldados.
Cuando en Moscú se tuvo el conocimiento de la verdadera situación de la operación en Kursk, se formó una reunión de seguimiento de la crisis. Mientras Vladimir Putin le pedía al general Valeri Gerásimov que reconquistara el Kursk, el Ejército ucraniano penetró en ese Óblast como cuchillo en manteca. Los HIMARS atacaron convoyes con cohetes de precisión, más adelante de las tropas de avance se lanzaron drones kamikazes y drones de reconocimiento para inspeccionar la zona.
Grupos de blindados motorizados montados en coches blindados iban por delante para hacer el reconocimiento terrestre de la ruta de avance. Esos coches blindados eran de origen estadounidense, con su ametralladora del calibre 50 en la zona superior preparada para devolver el fuego a la menor indicación de emboscada. Detrás de estos blindados entraron los paracaidistas apoyados por otras brigadas, que penetraron en el sistema defensivo ruso y eliminando a los grupos que oponían resistencia, entre ellos se encontraban los carros de combate británicos Challenger 2, posiblemente el tanque de combate más protegido en la guerra de Ucrania.
Los ataques sobre las vías ferroviarias rusas impedían el avance ruso, las locomotoras fueron atacadas por fuerzas especiales infiltradas en la retaguardia y los convoyes eran atacados antes de llegar al frente en Kursk. Una ofensiva de este tipo necesita contar con una potencia de fuego necesaria, y se sabe, o al menos objetivamente se conoce que Ucrania se ve superada en armamentos por los rusos, Ucrania tiene menos cañones y menos proyectiles para disparar.
Ucrania supo compensar esa inferioridad disparando con mayor eficacia y se vio obligado a encontrar medios alternativos. Desde el otoño de 2023, Ucrania tuvo que batallar con la crisis de las municiones originado por el cese de las entregas de Estados Unidos y la escasez de Europa. Ucrania en los últimos 9 meses ha hecho un uso masivo de drones FPV para frenar las ofensivas rusas, y de esa manera pudo evitar la ruptura del frente en el Donbás.
Desde el inicio de la invasión a Kursk, una gran cantidad de drones FPV acompañó la ofensiva ucraniana, lo que hizo prescindir del apoyo artillero en esta fase, lo que hubiese significado que los rusos hubieran podido confirmar el inicio de una ofensiva fuerte y habría requerido una logística mucho más pesada. Esto no significa la victoria de los drones, lo que significa es la necesidad del combate en conjunto y una síntesis doctrinal y técnica de los sistemas antiguos como los nuevos.
El éxito de Ucrania fue posible por el envío sobre el Kursk de una fuerza con gran libertad de estructuras organizativas y basada en grupos de combate conjunto. Algo que no es nuevo, estos grupos de combate mecanizados existen desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir, se trata de crear una fuerza ad hoc para llevar a cabo una misión determinada, despojada de organigramas, algo que en el mundo de los negocios privados se conoce como task force, nombre heredado de la guerra naval.
Esta fuerza se organiza alrededor de un núcleo de mando táctico específico, cuyo núcleo sigue siendo un batallón de infantería mecanizada, y a la que se agregan según las necesidades, carros de combate, el uso de ingeniería, cruces, liberación de campos de minas, medios para la defensa antiaérea, misiles, cañones, medios de guerra electrónica, de reconocimiento, artillería como lanzacohetes, morteros, cañones, o antitanques suplementarios, etc.
Esta organización flexible requiere un nivel muy elevado de dominio de las relaciones entre las diferentes armas por parte de las tropas y un nivel elevado de coordinación por parte del mando. En 2023 las limitaciones ucranianas en este terreno se pudieron constatar, el apoyo insuficiente para ciertos sectores, falta de coordinación eficaz con la artillería y rigidez de los estados mayores. La operación iniciada el 6 de agosto de 2024 indica que Ucrania adquirió una gran experiencia, lo que es crucial.
Los grupos móviles supieron volver a las maniobras de combate, punto fuerte ucraniano desde el inicio de la invasión. Superaron con bastante facilidad las líneas defensivas rusas. Una vez eliminadas las cortinas defensivas fronterizas, avanzaron sin intentar consolidar sus posiciones. Los grupos de reconocimiento partieron muy por delante, avistando las unidades rusas y preparando emboscadas. Mientras tanto, nuevas oleadas de tropas entraban en territorio ruso, por los caminos principales.
De acuerdo a las informaciones recopiladas, Rusia estaba preparando discretamente una futura ofensiva en la zona y había empezado a reducir sus propios campos de minas en la frontera, lo que fue aprovechado por los ucranianos y se adelantaron a una futura acción del poder ruso en la región. Lo que pone de relieve la calidad de la inteligencia ucraniana y la debilidad del FSB.
La guerra para Ucrania es existencial, no para Rusia. En Ucrania no hay 40 estados, eso lo oímos de los propios soldados ucranianos, solo hay ucranianos y muy pocos mercenarios que son irrelevantes. Los ucranianos tomaron la decisión de liberarse unilateralmente de las restricciones occidentales. La derrota para Rusia significaría un poco de humillación, haber pagado un precio exorbitante por una empresa criminal. Para Ucrania, la derrota significaría la destrucción de una nación, una sociedad y un Estado, el fin de Ucrania.
La ayuda occidental deficiente no es garantía de victoria para Ucrania. Más bien al contrario. Dado el desgaste demográfico, podría conducir a la aniquilación. Los rusos ya hicieron prácticamente de todo, desde masacrar prisioneros, bombardear a la población civil, hospitales y centros comerciales deliberadamente. Desde el 6 de agosto, el caso de llevar la guerra al agresor no fue acompañado de ninguna escalada por parte de Rusia. Queda la posibilidad de una escalada nuclear, que es de escasa utilidad militar, pero no descartable con un desquiciado como Putin.
Rusia sigue lanzando ataques de largo alcance sobre Ucrania, la cautela occidental (el miedo) y el temor a una escalada incontrolada con Moscú le agrega una fuerte presión contra cualquier acción significativa en territorio ruso. En Occidente esperaban que un ataque en suelo de la Rusia europea por primera vez desde la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial), podría provocar una escalada mayor, es decir, una declaración de guerra, la ley marcial, el reclutamiento y la movilización general, por no mencionar el posible uso de armas nucleares.
Por eso los aliados occidentales, encabezados por Estados Unidos, prohíben a los ucranianos intentar cualquier cosa que pudiera provocarla. Incluso el uso de las armas suministradas para golpear en suelo ruso. En cierto sentido, Washington, Berlín y Londres actúan como los guardias fronterizos de Rusia. Por lo mismo, la invasión de Ucrania se creía imposible, no militarmente, sino políticamente.
Ucrania presentó a todo el mundo un hecho consumado al lanzar un grupo operativo móvil en el Óblast de Kursk, utilizando material occidental e ignorando todas las restricciones sobre el uso de armas, rompiendo las líneas rojas impuestas por Occidente, lo que hace difícil ver cómo se podrán mantener en el futuro. A los aliados los tomó desprevenidos y se vieron obligados a seguir su ejemplo, especialmente cuando Vladimir Putin le estaba restando importancia y tratándolo como un asunto policial, en lugar de la escalada esperada. Putin teme más la movilización bélica de su país que de Occidente, esencialmente por razones de política interior.
Ante la sangría demográfica, ya que la cuestión demográfica juega un fuerte papel en este sentido. Hasta el 5 de agosto se esperaba que los nuevos reclutas retrasaran con su sacrificio la caída del Donbás. Pero desde el 6 de agosto, Ucrania está reconstruyendo un relato de victoria. Esto es importante para su pueblo, para la confianza de sus ejércitos, desde los soldados hasta los generales. También es importante para la confianza de sus supuestos aliados Occidentales, que deben aceptar que ciertas «líneas rojas» tienen que ceder ante la cuestión de la supervivencia de Ucrania. Ya que Ucrania, está sometido a un genocidio planificado día a día, ante la pasividad de las potencias Occidentales.
Por el momento, Ucrania no parece comprometer su reserva de tanques occidentales Leopard 1 y 2 y relativamente la poca artillería pesada. El Donbás está perdido a mediano plazo y su reconquista es altamente improbable. Pero hay oportunidades en otros lugares, y son totalmente sistémicas. La captura de Crimea aseguraría el flanco sur de Ucrania y su acceso al mar, al tiempo que privaría a Rusia de un símbolo político y de su centro de gravedad en el sur.
El éxito de la campaña en el Mar Negro y contra la península está preparando el terreno para tal movimiento. El relanzamiento de una operación hacia Tokmak y luego hacia el Mar de Azov partiría en dos el sistema ruso. La operación hacia Belgorod tendría el potencial de desestabilizar la parte norte del asalto al Donbás. Todos esto son especulaciones de objetivos que siguen siendo lejanos y muy exigentes en términos de recursos y tiempo.
El reciente acuerdo entre Ucrania y Polonia sugiere que este último país podría interceptar los misiles que se dirigen por Polonia sobre Ucrania y desviarlos cerca de la frontera para que no tomen a las defensas ucranianas en desventaja. Sería muy bueno que otros países, ante solicitud de Ucrania, pudieran situar medios antiaéreos en la frontera polaca o rumana para defender a Ucrania de ataques en profundidad.
Si la cumbre de paz prevista para noviembre sale adelante con presencia rusa, la parte agredida estará en una posición más fuerte frente al agresor, incluidos los Estados que apoyan a Rusia. La guerra de Ucrania nos muestra que el futuro de la guerra es tan complejo y cambiante como siempre, y que los callejones sin salida son peligrosos.
No espero nada de la administración Biden, que no le importa la derrota de Ucrania, y lo único que hace es gestionar la guerra, mientras tanto los rusos libremente pueden disparar sobre la población ucraniana. Y Donald Trump, nunca dijo como pretende solucionar y terminar la guerra, si es como dice J. D. Vance, optar por una, Israel o Ucrania, estamos listos, como Occidente. Por que los lideres occidentales no entienden que la guerra es entre Oriente y Occidente, entre un mundo libre y sus valores, y unos miserables autócratas.
Siempre me solidaricé con Israel ante la barbarie islámica, pero si realmente Israel está con Occidente, no tendría a China como su primer socio comercial, China es el principal enemigo de los Estados Unidos y esto no entiende Vance.
Ricardo Veisaga, corresponsal de guerra
Sumy, Ucrania.
Septiembre de 2024.