JAVIER BARDEM – PENELOPE CRUZ
EL GENOCIDIO EN GAZA
Ricardo Veisaga
Javier Bardem, en una manifestación en España en contra del Expediente de Regulaciones de Empleo (ERE).
El actor Javier Bardem nunca ha tenido pelos en la lengua a la hora de hablar sobre cuestiones políticas. Esto le ha empujado ahora a escribir una carta abierta para denunciar la actual situación en Gaza, que él califica como un «genocidio». Además, aprovecha la misiva para mostrar su descontento por la política de pasividad que ha adoptado la Unión Europea que, según el actor, «no me representa por su nula vergüenza».
Reproducimos a continuación la carta de Javier Bardem:
En el horror que está sucediendo en Gaza NO cabe la equidistancia ni la neutralidad. Es una guerra de ocupación y de exterminio contra un pueblo sin medios, confinado en un territorio mínimo, sin agua y donde hospitales, ambulancias y niños son blancos y presuntos terroristas. Difícil de entender e imposible de justificar. Y vergonzosa la postura occidental de permitir tal genocidio. No entiendo esta barbarie que los horribles antecedentes del pueblo judío hacen aún más cruelmente incomprensibles. Sólo las alianzas geopolíticas, esa máscara hipócrita de los negocios -por ejemplo, la venta de armas- explican la posición vergonzosa de USA, UE y España. Sé que los de siempre deslegitimarán mí derecho a la opinión con temas personales, por eso quiero aclarar los siguientes puntos:
Sí, mi hijo nació en un hospital judío porque tengo gente muy querida y cercana que es judía y porque ser judío no es sinónimo de apoyar esta masacre, igual que ser hebreo no es lo mismo que ser sionista, y ser palestino no es ser un terrorista de Hammas. Eso es tan absurdo como decir que ser alemán te emparenta con el Nazismo.
Sí, trabajo también en USA donde tengo amigos y conocidos hebreos que rechazan tales intervenciones y políticas de agresión. “No se puede invocar la auto defensa mientras se asesina a niños” me decía uno de ellos por teléfono ayer mismo. Y también otros con los que discuto abiertamente sobre nuestras encontradas posturas.
Sí, soy Europeo y me avergüenza una comunidad que dice representarme con su silencio y su nula vergüenza. Sí, vivo en España pagando mis impuestos y no quiero que mi dinero financie políticas que apoyen esta barbarie y el negocio armamentístico con otros países que se enriquecen matando a niños inocentes.
Sí, estoy indignado, avergonzado y dolido por tanta injusticia y asesinato de seres humanos. Esos niños son nuestros hijos. Es el horror. Ojalá que haya compasión en los corazones de los que matan y desaparezca este veneno asesino que sólo crea más odio y violencia. Que aquellos israelíes y palestinos que sólo sueñan con paz y convivencia puedan un día compartir su solución.
El genocidio es un delito internacional que comprende «cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal» estos actos comprenden la «matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo, traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo».
El término fue acuñado y definido por primera vez por el jurista judío-polaco Raphael Lemkin, que en 1939 había huido de la persecución nazi y encontrado asilo en Estados Unidos. En su libro «El poder del Eje en la Europa ocupada» publicado en 1944 definió así el genocidio: La puesta en práctica de acciones coordinadas que tienden a la destrucción de los elementos decisivos de la vida de los grupos nacionales, con la finalidad de su aniquilamiento.
Desde el año 2005 Israel se retiró de la llamada «ocupación de la franja de Gaza». Los terroristas de Hamás y la Yihad islámica obligan de forma sistemática a los civiles de gaza a permanecer en sus lugares, lugares donde el Ejército de Defensa de Israel informa por SMS, panfletos arrojados desde el aire y otros medios, que va a atacar esos lugares por ser objetivos militares, llámese lanzaderas, depósitos de armas o túneles de ataque que llegan a territorio israelí ¿a eso llaman barbarie? ¿Y no al uso de civiles como escudos humanos?
El comunista Javier Bardem, no debe justificarse por haber elegido el Hospital Monte Sinaí (Mount Sinai Hospital) para el nacimiento de su hijo (ciudadano estadounidense), creo que todos los padres queremos lo mejor para nuestras familias y elegir económicamente, a una de las mejores instituciones para el parto de nuestras esposas.
Y esa elección no es otra cosa que el reconocimiento a los judíos o israelíes del aporte que han hecho a la medicina o las ciencias, no es mi intención escribir sobre ello ahora. Son los mismos a los que este gilliprogre agrede y condena de manera bárbara e ignorante, e igual de vergonzoso mencionar a su «amistad» con judíos (progres), es como decir que: «no soy racista, si tengo un amigo negro».
Nunca escuché a este tipejo condenar los miles de muertos, niños y mujeres en los conflictos existentes en el mundo, nunca condenó lo que sucede en Siria, ni la persecución y masacre de los cristianos en Mosul (Irak), ni del genocidio ejercido por los soviéticos contra los tártaros en Crimea, obvio que no se va a tirar contra su madre patria ideológica.
Israel es una democracia, la única en la zona, donde hay árabes-israelíes como miembros del Parlamento, no condena los miles de misiles que lanza Hamás sobre territorio israelí, que gracias al escudo protector llamado «Cúpula de hierro» Israel no está destruida, ni las repetidas rupturas de las treguas humanitarias.
Los amigos judíos progres de Bardem, pueden estar en desacuerdo contra la acción militar de Israel, pero en la franja de Gaza nadie, absolutamente nadie puede estar en contra del lanzamiento de misiles, porque estarían colgados, ejecutados como traidores, como infieles, o arrastrados por vehículos atados por una cuerda por las calles para ejemplo de todos.
Las víctimas civiles, en cualquier conflicto y de cualquier bando, son un horror, y aunque podamos buscar razones, más o menos acertadas, para explicar por qué se han producido, y sobre si ha habido intención o no de causarlas, no buscaremos justificaciones. No queremos entrar en un debate farragoso sobre si han sido o no evitables. Han muerto en una guerra y es horrible.
Todos los civiles muertos duelen, sea cual sea su identidad especialmente los niños. Según el Instituto de Estudios Palestinos, poco sospechoso de servir a los intereses de Israel, 160 niños murieron construyendo los túneles de Hamás, pero nadie ha llorado por ellos. Eso duele e indigna. La verdad, es la primera víctima de la guerra, como dijo Esquilo.
La propaganda es un arma que se usa con profusión, como se desprende del reportaje de la BBC en el que se advertía de que muchas de las fotos usadas en el hashtag #GazaUnderAttack eran de Irak o Siria. Las redes, como un frente más de esta guerra, se han llenado de imágenes que no se corresponden con la realidad.
Hay casos especialmente repugnantes, como son el de las imágenes de la familia judía Fogel, asesinada en 2010 por terroristas palestinos pero que muchos usuarios han aireado clamando que eran gazatíes asesinados por Israel. Las del joven palestino con camiseta verde supuestamente asesinado por un francotirador israelí todavía despiertan dudas. El Estado de Israel padece esta suerte de guerra simbólica desde hace mucho, mucho tiempo.
En agosto de 1982, a comienzos de la invasión israelí del Líbano, la OLP filtró al Washington Post una foto de un bebé con quemaduras y sin brazos, ese bebe era supuestamente víctima de un bombardeo israelí. La foto impactó al presidente Reagan, que pidió a Israel que detuviera sus ataques. Cuando se descubrió que en realidad el bebé tenía brazos y que las quemaduras fueron fruto de un ataque de la OLP en Beirut Oriental, el mismo Washington Post mencionó la manipulación… en la página… decimocuarta.
La muerte de Mohamed al Durah, el niño palestino que se convirtió en icono de la Segunda Intifada, aún está en los tribunales, y muy lejos de esclarecerse, pese a que el canal de televisión France 2 siempre dijo que la responsabilidad de la misma era de las fuerzas israelíes.
En 2002 se dijo por activa y por pasiva que en Yenín ocurrió lo mismo que en Auschwitz; después del recuento de cuerpos, la ONG Human Rights Watch cifró en 52 los palestinos –26 de ellos arma en mano– y 13 los soldados israelíes muertos. Pero en el imaginario popular todavía resuena la palabra genocidio cuando se menciona esa batalla.
Más recientemente, en la Segunda Guerra de Líbano (verano de 2006), la agencia de noticias Reuters despidió al fotógrafo Adnan Haj por manipular fotografías de los ataques israelíes para mostrar más devastación. Con motivo de la llamada operación Margen Protector, las cifras de muertos en el lado palestino se están utilizando de nuevo para acusar a Israel de perpetrar un genocidio.
A fecha 27 de julio, el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por el grupo terrorista Hamás, cifra las víctimas palestinas de Margen Protector en 1.070, sin distinguir civiles de combatientes. El Palestinian Center for Human Rights habla de 1.014 víctimas palestinas, de las que 832 serían civiles y 182, combatientes.
La ONU dice que murieron 999 palestinos: 760 civiles, 151 combatientes y 88 aún sin identificar. El Meir Amit Intelligence and Terrorism Center estima que en 775 los muertos palestinos: 267 civiles, 229 combatientes, 279 sin identificar. El Ejército israelí, que no dio cifras sobre civiles muertos, afirma haber abatido a 330 terroristas. Hamás habría matado a más de 30 personas por colaborar con Israel.
Periodistas occidentales ya han denunciado cómo Hamás los amenaza para que no informen sobre los abusos a los que somete a la población civil. Por cierto, esta semana han muerto 1.700 personas en la guerra civil siria.
Penélope Cruz
Acusar a Israel de perpetrar un genocidio es una calumnia. Las cifras –usemos las que usemos– no reflejan un genocidio. Es un conflicto armado, donde uno de los bandos combatientes opera entre la población civil. Israel tiene una de las fuerzas aéreas más preparadas del mundo: el genocidio en Gaza sería cuestión de horas si se lo propusiera. Pero no se lo propone. Y manda a sus soldados a luchar y morir sobre el terreno, cosa que no hizo la OTAN en Belgrado.
Por el momento, en Israel han muerto tres civiles israelíes y un civil tailandés. De no disponer del sistema antimisiles Iron Dome, los 2.538 cohetes lanzados sobre la población civil israelí se habrían cobrado muchísimas vidas. En cuanto a las IDF, han perdido ya a 53 hombres.
En Gaza se está librando una guerra. Trágica, horrible. Pero no es un genocidio ni un exterminio. Aunque la propaganda de los que odian a Israel se empeñe en lo contrario.
Esta semana, un centenar de artistas e intelectuales firmaron un duro comunicado contra Israel por el conflicto en Oriente Próximo. Los firmantes, entre ellos Javier Bardem y Penélope Cruz, afirmaban que «el detonante» de toda la violencia es «la ocupación israelí», que «sigue avanzando e invadiendo territorios de los palestinos en lugar de replegarse a las fronteras del 67».
«Humilla, detiene y pisotea a diario los derechos de la población palestina de toda Cisjordania, ocasionando también muchas muertes», continuaba la nota. Firmaban el comunicado, además de la pareja de actores, Rosa Mª Sardá, Lola Herrera, Eduardo Noriega, Montxo Armendáriz, Benito Zambrano, Amaral y Nacho Campillo, entre otros.
Dos días después de hacerse pública la nota, Penélope Cruz ha enviado una nueva nota, en solitario, en la que matiza su postura y aboga por la paz y la unidad, sin hablar de culpables.
“No quiero que se me malinterprete en un asunto tan importante. Yo no soy una experta en esta situación y soy consciente de la complejidad de la misma. Mi único deseo, y la intención con la que firmé la declaración conjunta, es la esperanza de que habrá paz tanto en Israel como en Gaza. Tengo la esperanza de que todas las partes puedan acordar un alto el fuego y no haya más víctimas inocentes en ambos lados de la frontera. Deseo la unidad y la paz… y creo en una civilización que puede ser capaz de tener el coraje suficiente para habitar un mundo donde los seres humanos puedan vivir juntos”.
La clave de esta rectificación, que hace sólo ella, hay que buscarla en el eco que encontró el comunicado contra Israel en Estados Unidos. Su publicación en medios como el USA Today generó una oleada de críticas en las redes sociales, donde la pareja fue calificada, entre otras cosas, de «antisemita». Con el nuevo comunicado, la actriz trata de apagar la polémica.
Javier Bardem, también se desmarca de su firma condenando a Israel.
Este jueves, Penélope Cruz enviaba una nota, en solitario, en la que matiza su postura. Su pareja, Javier Bardem, ha hecho lo mismo este viernes.
El actor ha asegurado que su firma del manifiesto respaldado por personalidades del mundo de la cultura española que acusa al Ejército de Israel de «genocidio» ha sido «malinterpretada» y ha asegurado que sólo hizo «un llamamiento por la paz» y que ni él ni Penélope Cruz son antisemitas. «Mi firma sólo tiene significado como un llamamiento por la paz», ha asegurado Bardem, en un comunicado enviado por su representante al diario norteamericano USA Today.
La clave de estas rectificaciones hay que buscarlas en el eco que encontró el comunicado contra Israel en Estados Unidos. Su publicación generó una oleada de críticas en las redes sociales, donde la pareja fue calificada, entre otras cosas, de «antisemita». Con estos comunicados, los actores tratan de zanjar la polémica.
DURA CARTA DEL ACTOR JON VOIGHT
El actor estadounidense Jon Voight ha emitido una dura carta abierta en la que tacha de «ignorantes» a los actores españoles Javier Bardem y Penélope Cruz por calificar inicialmente de «genocidio» la operación israelí en la Franja de Gaza, comentarios de los que la pareja terminó retractándose.
«Mi nombre es Jon Voight y estoy más que enfadado; me duele en el alma que gente como Penélope Cruz y Javier Bardem hayan podido incitar al antisemitismo y permanezcan inconscientes ante el dolor que han causado», ha escrito el actor en una carta enviada a medios cinematográficos estadounidenses como Variety y The Hollywood Reporter.
Voight, ganador de un Oscar, padre de Angelina Jolie y actualmente visto en la serie Ray Donovan, considera que los dos actores españoles «son, obviamente, unos ignorantes sobre la historia completa del nacimiento de Israel». En la misiva, el actor denuncia que tanto Bardem como Cruz «deberían sentirse avergonzados» y «suplicar el perdón» de los israelíes.
El actor extiende sus críticas a todos los firmantes de la carta -entre ellos los directores Pedro Almodóvar, Montxo Armendáriz y Benito Zambrano, los actores Lola Herrera, Eduardo Noriega y Rosa María Sardá- pero señala especialmente a Bardem y a Cruz.
«Sólo habéis conseguido ser famosos y sólo habéis obtenido vuestro dinero por vivir en un país democrático: América. ¿Creéis que podríais haber conseguido lo mismo en Irán, Siria y Líbano?», ha preguntado el actor.
«Teníais una gran responsabilidad de emplear vuestra fama para bien, y en su lugar habéis difamado al único país democrático y de buena voluntad de Oriente Próximo: Israel», ha escrito Voight. «Deberíais avergonzaros, dar un paso adelante lamentando lo que hicisteis, y pedir el perdón del pueblo de Israel, que está sufriendo», ha concluido.
La hipocresía del clan Bardem. Aunque su mítico restaurante en el madrileño barrio de Chueca haya echado el cierre, en sus fogones todavía se cuece la polémica.
Después de que el diario LA RAZÓN desvelase que la familia aplicaría un expediente de regulación de empleo (ERE), sobre su plantilla ante el inminente cese de la actividad del local, los propietarios de La Bardemcilla han estado en el ojo del huracán. Sus múltiples manifestaciones en contra de la reforma laboral y de despidos como el ERE que afectó a los empleados del Teatro Español –en el estreno de «Skyfall» Javier Bardem esgrimió el cartel de «aquí no sobra nadie, salvo altos cargos», criticando el expediente de regulación que afectaba a la mencionada institución– han provocado que muchos tachen su actitud de incoherente y les reprochen el proceso iniciado para rescindir la relación laboral con sus once empleados.
Ante el revuelo causado, la familia Bardem emitió un comunicado en el que aseguran haber retirado el ERE que afectaba a su restaurante, ya que «no estamos dispuestos bajo ningún concepto a someter a nuestros trabajadores a un procedimiento de estas características amparándonos en una reforma laboral contra la que nos hemos manifestado públicamente».
Tras varias puntualizaciones, como que el ERE estaría «efectuado dentro del absoluto amparo de lo establecido en la legislación en vigor para situaciones empresariales por las que nuestra empresa está pasando», los Bardem aseguran que «hemos dado instrucciones claras a la administradora de la compañía para que se proceda de inmediato a retirar el expediente de regulación de empleo y asimismo, se proceda a liquidar las indemnizaciones, que por ley están establecidas, a cada uno de los trabajadores».
Para evitar nuevas críticas, la familia aclara que «estas indemnizaciones superan incluso las cantidades que fija actualmente la Ley en atención a la larga relación laboral entre La Bardemcilla y sus empleados». La nota, firmada por Javier, Carlos, Pilar y la propia Mónica Bardem, detalla que han solicitado que se les indique «la aportación dineraria que cada uno de los socios efectuará para que dichos pagos se puedan materializar de inmediato».
Mientras los medios se hacían eco del comunicado, la red bullía en comentarios a favor y en contra de la actitud del clan de artistas en su negocio. En Twitter, algunos ironizaban sobre si la retirada del expediente se debía a la Semana Santa y otros hablaban directamente del «ERE interruptus de la familia Bardem».
Los más escatológicos aplaudían la rectificación con frases como «los Bardem se defienden por las críticas al ERE en su restaurante… mejor dicho, los Bardem reaccionan a la cagada». Hubo quienes criticaron el papel que asumía Mónica en el comunicado: «Matriarca Bardem, hermano alfa y hermano beta echan la culpa a hermana épsilon, empiezan a caerme muy bien estos Bardem».
«Como tantas pequeñas empresas, como tantos pequeños negocios de este país a los que nadie rescata, La Bardemcilla cierra sus puertas». Así concluía el comunicado de los Bardem que ayer remitieron a los medios. Una nota en la que explicaban que el cierre del restaurante no se debe a una «situación de reducción de beneficios, sino de pérdidas prolongadas desde hace años».
Se le olvidó decir que el desastre económico se debe a dos periodos de gobierno socialista a los que ellos aplaudían. Los zurdos no tienen arreglo, predican como proletarios, pero viven como millonarios, odian el capitalismo y viven de Hollywood.
No dan declaraciones a medios en español en Estados Unidos, pero venden sus exclusivas a los medios en inglés. Ahora se retractan de la chorrada por miedo a perder futuros dólares. Uno de los tantos opinologos en los medios impresos (esos foreros zurdos), alababa la digna actitud del matrimonio Bardem-Cruz por denunciar el «genocidio» israelí, sin importarles el dinero.
Espero que esa persona use un poco su cerebro y rectifique, aún está a tiempo, que no espere nunca dignidad de los zurdos y progres, que tienen un temor reverencial al dinero, predican como descocidos, pero cobran como usureros.
1 de agosto de 2014.