IRLANDA DEL NORTE
¿GUERRA RELIGIOSA O GUERRA POLÍTICA?
Ricardo Veisaga
Mural en el lado católico, conmemora el Levantamiento de Pascua. Uno de los muros que separan barrios católicos de protestantes en Belfast.
Con motivo del 25 aniversario de los Acuerdos del Viernes Santo, que pusieron fin a 30 años conflicto en Irlanda del Norte, el presidente Joe Biden, de raíces irlandesas por parte materna, viajó a Belfast, Irlanda del Norte y también a Dublín, capital de la República de Irlanda. Una gira de cuatro días, que se realiza en medio de una tensión política en el que la provincia británica no cuenta con un gobierno autónomo por el bloqueo de los unionistas.
El anuncio del viaje fue comunicado en los diarios más importantes del mundo, con una referencia a los Acuerdos del Viernes Santo a la que llamaron como el final de una guerra religiosa, o peor aún, «La última guerra de religión en Europa». Es un gran error hablar de guerras de religión, las guerras son políticas. A la crítica de este error responde este artículo, el viaje de Biden en abril, es una simple excusa.
Antes de entrar en tema, hay algunas cuestiones que aclarar y también explicar que fue el conflicto en Irlanda del Norte. «El Acuerdo de Belfast / Viernes Santo puso fin a décadas de violencia y trajo estabilidad. Espero celebrar el aniversario en Belfast, subrayando el compromiso de Estados Unidos de preservar la paz y fomentar la prosperidad», dijo Biden, el lunes anterior a su viaje a través de su cuenta de Twitter.
El Acuerdo de Viernes Santo («Good Friday Agreement», en inglés), es conocido también como Acuerdo de Belfast, porque fue firmado en Belfast, Irlanda del Norte, el Viernes Santo, 10 de abril de 1998, por el gobierno británico e irlandés y aceptado por la mayoría de los partidos políticos norirlandeses.
Fue celebrado con el fin de acabar con el conflicto en Irlanda del Norte, y luego sería aprobado por los habitantes de Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Algunos de los principales protagonistas y mediadores del proceso de negociación previo al acuerdo, y en la firma del mismo, fueron:
Tony Blair, primer ministro británico de entonces, quien aceptó la interlocución con el Sinn Féin, partido político cercano al IRA (Movimiento Republicano Irlandés) sin romper con los unionistas del Ulster. Bertie Ahern, primer ministro de la República de Irlanda. David Trimble, líder del Partido Unionista del Úlster (UUP), principal fuerza política de Irlanda del Norte, que enfrentó una dura oposición en sus filas a las concesiones que supondría la firma del Acuerdo.
Gerry Adams, líder del Sinn Féin, primer interlocutor aceptado por los unionistas, el brazo político del republicanismo irlandés, tuvo el principal protagonismo en atraer y mantener en los acuerdos de paz a los sectores nacionalistas más radicales. John Hume, líder del católico «Partido Socialdemócrata y Laborista», y segundo en importancia en el Ulster, actuó de mediador durante años y fue quien consiguió que Estados Unidos participara en la tarea de lograr el acuerdo.
George Mitchell, ex senador estadounidense y ex asesor del presidente Bill Clinton, fue el mediador entre las partes, y dio lugar al llamado «Plan Mitchell», documento base de las últimas negociaciones para llegar al Acuerdo.
La comunidad protestante, mejor dicho, la anglicana de Irlanda del Norte, partidaria de la reunificación de la isla, defendía la permanencia en el Reino Unido, y haciendo valer su mayoría pudo instaurar un régimen discriminatorio de la minoría católica. Los unionistas gobernaron durante medio siglo, y la cruda desigualdad en que vivían los católicos fue el detonante del surgimiento de un movimiento por los derechos civiles en la década de los sesenta.
Distintas organizaciones salieron a las calles para reclamar la igualdad entre ambas comunidades de forma pacífica. Pero las marchas dieron paso a una escalada de violencia. En agosto de 1969, el boicot nacionalista a una marcha anglicana en Londonderry —Derry para los primeros— desencadenó la «batalla de Bogside» entre los católicos y la policía de Irlanda del Norte.
Ante el fracaso de la policía para superar las barricadas nacionalistas se apeló a la movilización del Ejército británico. Ese acontecimiento dio origen a lo que se conoce como «The Troubles». The Troubles es término que significa «problemas» y que fue usado mucho tiempo como eufemismo para referirse al conflicto violento norirlandés.
Los Troubles durarían 30 años y miles de vidas, entre disturbios y enfrentamientos sangrientos entre las milicias nacionalistas y las fuerzas paramilitares unionistas. Los católicos querían la independencia nacional, un hecho absolutamente político, la guerrilla republicana estuvo encabezada por el IRA Provisional, una escisión del Ejército Republicano Irlandés, que libraron en las puertas de gente como O’Hagan. Una guerra bajo la mascarada religiosa y los anglicanos que querían seguir siendo parte del imperio británico, otro hecho también político.
Olivia O’Hagan intentó mantenerse al margen de la política. Pero los disturbios de Irlanda del Norte no tardarían en llegar a la puerta de su casa. La primera víctima sería su hermana a quien secuestraron y dispararon. Posteriormente su padre fue tiroteado por comprar una propiedad a un protestante.
La gente que rodeaba a Olivia estaba paranoica por la posibilidad de ser acosada por los paramilitares o morir producto de ataques circunstanciales, y O’Hagan, como cientos de miles de personas se acostumbraron a una vida de miedo. Ambos bandos asumieron que una victoria resultaba inalcanzable, por lo que surgieron iniciativas para frenar la violencia que precedieron al Acuerdo de Viernes Santo.
La primera propuesta política fue el «acuerdo de Sunningdale» de 1973. Ese acuerdo creaba un sistema de gobierno compartido entre ambas comunidades y restauraba el Parlamento norirlandés con el nombre de «Asamblea». Sin embargo, el rechazo de la comunidad anglicana hizo fracasar la iniciativa.
Las negociaciones se intensificaron a fines de los ochenta. El paso más destacado fue el del brazo político del IRA Provisional, el Sin Féin. Este grupo actuaba combinando el uso de las urnas con las armas desde el año 1981, pero su táctica fue variando de acuerdo a la estrategia de su líder, Gerry Adams, que priorizaba los acuerdos y las negociaciones políticas. El alto al fuego llegaría en 1994, pero los republicanos tuvieron que esperar hasta 1997, con Tony Blair como primer ministro británico, para sentarse en la mesa de negociación.
Luego de meses de conversaciones, el Acuerdo de Viernes Santo se firmó el 10 de abril de 1998 en Belfast. El pacto entre unionistas y nacionalistas puso fin a un conflicto que dejó 3.532 muertos. Mediante el Acuerdo, se implementó la Asamblea y el Gobierno compartido, y se crearon nuevas instituciones de cooperación entre el Reino Unido, Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Se decretó también la reapertura de la frontera norte-sur, el desarme de las fuerzas paramilitares y la reforma de la Policía norirlandesa, integrada por una mayoría anglicana. Todas las partes, además, se comprometieron a respetar la voluntad de la sociedad norirlandesa, dejando en su mano el futuro estatus de la región.
El acuerdo fue ratificado por referéndum, pero el respaldo no fue unánime en ambas comunidades. La falta de avances en el desmantelamiento del IRA Provisional puso en riesgo y dificultó la implementación. En tres años, la autonomía norirlandesa se suspendió en cuatro oportunidades, la peor de todas fue en el 2002, cuando se destapó una presunta red de espionaje del IRA Provisional.
Luego de cinco años, con el grupo del IRA Provisional desarmado, nacionalistas y unionistas volvieron a colaborar. Sin embargo, las divisiones no dejaron de complicar su cohabitación en el Ejecutivo, mucho más después del brexit en el año 2020, que amenaza con restaurar una frontera dura en Irlanda.
Historia
El origen se remonta más allá de la Edad Media, la población de la isla de Irlanda, se había convertido al cristianismo en la época altomedieval por la prédica de monjes como San Patricio, San Columba, San Columbano o Santa Brígida, mantuvo su idiosincrasia cultural pese a muchas invasiones. La posición geográfica de la isla lo mantuvo alejado de la división religiosa que se produjo en Europa en la primera mitad del siglo XVI.
Pero nos vamos a remitir a principios del siglo XVII, cuando se origina este conflicto interreligioso en Irlanda del Norte, con la colonización de los protestantes británicos en tierras de católicos irlandeses. Hacia el año 1520, Lutero, con la ayuda de los príncipes alemanes, logró la separación formal de Roma. En esa época consumó su escisión Enrique VIII, quien se constituyó cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
Calvino seguiría el mismo camino en los Países Bajos. La unidad de la Cristiandad en Europa, se había fragmentado, muchas veces por diferencias políticas entre monarcas, príncipes y señores. Pero los católicos europeos tuvieron que obedecer la máxima cuius regio eius religio que imponía la religión de su gobernante a toda la población a la que gobernaba. Sin embargo, Irlanda permaneció mayoritariamente fiel a Roma, al papado.
Enrique VIII en 1536, dos años después de establecer la Iglesia de Inglaterra, tomó la decisión de invadir Irlanda que en ese entonces todavía estaba dividida por conflictos internos, con el fin someterla. Enrique VIII fue proclamado Rey de Irlanda y durante su mandato y los reinados de Isabel I y Jacobo I, Inglaterra hizo todo lo posible para mantener la isla bajo control, ya sea políticamente y en lo religioso.
Ante el fracaso de llegar a la población local, el Reino Unido cambió de estrategia. En los inicios del siglo XVII se implementaron las llamadas «Plantaciones», entonces, los fieles a la corona, ya sea escoceses e ingleses y de cuño anglicano-protestante se radicaron en Irlanda, en muchos casos apropiándose de las tierras de los señores católicos. Se ocupó sobre todo la región del Ulster, la región del norte, donde las tierras eran más fértiles y donde se centraba la resistencia celta-católica más fuerte.
Todo este plan se llevó a cabo al amparo de las «Leyes Penales», que separarían de la administración a católicos y protestantes no fieles a la Iglesia de Inglaterra, ya sean bautistas, presbiterianos, cuáqueros, etc., y fueron obligados a pagar elevados impuestos. Entonces, Irlanda, de mayoría católica empezó a ser gobernada por anglicanos.
La mención de «protestantes no fieles a la Iglesia de Inglaterra» citado ex profeso nos obliga a hacer una aclaración que lleva a mucha confusión. Una confusión entre protestantismo y anglicanismo. Se conoce como protestantismo a un movimiento en el que una gran parte de religiosos se separaron de la Iglesia Católica, invocando que en los últimos años habían caído en una serie de grandes errores teológicos y que habían dado la espalda a la verdadera religión. Esta reforma se llevó a cabo en el siglo XVI.
Los seguidores de esta nueva versión fueron llamados protestantes, y profesaron su religión separada del Vaticano, de Roma, en muchos aspectos. Este cisma provocó a su vez que surgieran, roto la unidad, un interminable grupo de cismáticos, numerosas ramas del protestantismo. Algunos de ellos son el anglicanismo, los luteranos, los metodistas o el calvinismo.
Hay grandes diferencias entre las diversas ramas del protestantismo, las principales podemos resumir en las siguientes: su base son las llamadas noventa y cinco tesis de Lutero, las cuales criticaban las acciones de la Iglesia Católica y pedían que el Papa reaccionara a las desigualdades y avaricia surgida en los últimos años. Toda autoridad y todo lo relacionado con la fe debe salir de la Biblia.
Dentro del protestantismo existen diferentes formas de ver la Biblia, pero en todas ellas tiene gran relevancia. La salvación del alma solo se consigue con la fe hacia Dios. El único mediador entre el hombre y Dios es Jesucristo, terminando por lo tanto con la figura de la Virgen María que existen en el catolicismo. No se aceptan los sacramentos, y no se considera que un sacramento como la penitencia pueda acabar con todos los pecados.
Liquidan con la autoridad del Papa, y rechazan el cargo nacido en San Pedro. Tienen la firme creencia de que a Dios solo se puede dar gloria y adoración, por lo que se rechaza la adoración a los ángeles u otras personas.
El anglicanismo, hace referencia a la fe que caracteriza a todas aquellas iglesias que conforman la comunión anglicana, siguiendo los ideales de la Iglesia de Canterbury, siendo especialmente común en Inglaterra. Enrique VIII, es considerado fundador del anglicanismo, siendo el rey de Inglaterra en ese periodo y mantiene con el Papado grandes diferencias, en especial, que no le permite divorciarse de sus esposas.
La importancia del anglicanismo fue vital para los ingleses, ya que en ese momento la figura de monarca inglés tomó mayor relevancia que la del Papa, tomando el control de la religión del estado británico. El anglicanismo no deja de ser una rama más del protestantismo, siendo un punto medio entre este y el catolicismo. Es parte de la las doctrinas reformadas.
Existen numerosas diferencias en el pensamiento de los teólogos, ya que muchos de ellos la sitúan en el protestantismo y muchos otros en el catolicismo. La única norma válida en el anglicanismo es la Biblia, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Los principales sacramentos del anglicanismo son el bautismo y la eucaristía. No da una especial protección a los santos, ya que todas las personas bautizadas son santas. Su consideración sobre la figura religiosa femenina y la homosexualidad es mucho más laxa, más abierta que en otras ramas religiosas.
Pero en lo que más nos interesa en el caso de los protestantes y anglicanos, se debe a que la Iglesia Anglicana, «Church of England» o «Anglican Communion» no es una iglesia protestante tradicional, es una iglesia netamente nacional. Los protestantes que no querían cambiar al anglicanismo, en su mayoría, se fueron a América y hoy son apenas reliquias del pasado. Por tanto, llamar a todas las iglesias no católicas protestantes, en un mito, el mito del protestantismo.
Eso es un error muy extendido y que continúa en la actualidad, toda secta o grupo religioso que se expande por el continente americano es llamada protestante, entre ellos a los mormones o Testigos de Jehová, que son los que más proselitismo realizan por iberoamérica, y, sin embargo, las otras iglesias no los consideran ni siquiera cristianas. Sobre esta cuestión del mito del protestantismo ya me ocupé en otro artículo. La denominación de protestantes en lugar de anglicanos es un error.
El plan de las Plantaciones sufría por la codicia de los intermediarios, ningún británico quería las tierras montañosas y pantanosas. Esas tierras que desechaban, pese a estar prohibidas, se los arrendaban a los nativos católicos. Se fueron gestando grupos de resistencia y en 1641 los irlandeses tomaron las armas. Entonces se formó la «Confederación Católica» y gobernaron gran parte de la isla entre 1649-1652.
Pero Oliver Cromwell los enfrentó y derrotó y recuperó el control de Irlanda. Muchos irlandeses se vieron obligados a abandonar sus tierras, entregarlas a los anglicanos que se mantenían fieles a Inglaterra y refugiarse en el oeste de la isla. En 1685 un monarca católico accedió al trono inglés: Jacobo II Estuardo se convirtió en monarca en unos reinos de mayoría anglicana, excepto Irlanda.
En 1641 los señores irlandeses católicos se rebelaron contra sus gobernantes anglicanos-protestantes, esta vez fue al revés, los británicos apoyados por lo que llamamos Holanda, se rebelaron contra su rey. Guillermo de Orange, estatúder de las Provincias Unidas, invadió Inglaterra y expulsó a Jacobo II, que tuvo que huir a Francia. Jacobo II no se rindió y, apoyado por el monarca francés, Luis XIV, y por los católicos irlandeses, intentó recuperar su trono.
Guillermo de Orange desembarcó en la isla para enfrentarse a él, lo que puso a Irlanda en el centro del conflicto entre los dos monarcas. Guillermo y Jacobo se enfrentaron en la Batalla del Boyne, saliendo victoriosos los orangistas. En los siglos siguientes los irlandeses seguirán fieles a su tradición católica y surgirán focos de resistencia esporádicas ante las imposiciones inglesas. Un irlandés católico no poseía derechos sociales.
Irlanda pasó a formar parte del Reino Unido tras la rebelión fallida en 1801. A mediados del siglo XIX una gran hambruna asoló Irlanda y ante la inacción del gobierno británico más de un millón de irlandeses murieron de hambre, mientras otros emigraron a América. A pesar de la fuerte oposición, los británicos mantuvieron el control y no se produjeron levantamientos relevantes hasta 1912, cuando el auge del nacionalismo se extendió por el continente.
Los gobernantes de Irlanda, de mayoría anglicana, tomaron la vía del autogobierno, y surgieron dos grupos. Por una parte, los nacionalistas irlandeses, más numerosos y de mayoría católica, que querían la independencia del Reino Unido. Por otra, los lealistas o unionistas, de religión anglicana, que querían el autogobierno, pero eran favorables al Reino Unido y controlaban el poder de la isla.
La Real Policía Irlandesa (RIC), Royal Irish Constabulary, controlada por los lealistas, jugaron un importante papel de represión frente a las revueltas. En referencia con la policía en Gran Bretaña, éstos eran mucho más numerosos respecto a la población y estaban fuertemente armados. En ambos bandos surgieron grupos paramilitares que amenazaban a Irlanda con una guerra civil. En el bando nacionalista, surgieron los «Voluntarios Irlandeses» que luego evolucionaron al conocido y famoso «Ejército Republicano Irlandés» (IRA) en sus siglas en inglés.
En el siglo XX el IRA sufriría escisiones internas, parte del mismo se convertiría en las fuerzas armadas de Irlanda, mientras que otros continuaron la lucha armada de forma independiente. Del lado lealista destacaron los «Voluntarios del Ulster», y muchos integrados en la (RIC), y ya en el siglo XX, se creó la «Fuerza Voluntaria del Ulster» (UVF) sus siglas en inglés, un grupo paramilitar independiente.
A pesar de que la religión tuvo un peso muy importante en el origen del problema, lo que no significa que fueran netamente religiosos, sino que eran problemas políticos con enormes involucraciones religiosas. Y tanto es así que, con el tiempo, hasta nuestros días, se siga utilizando la distinción «católicos» y «protestantes» para ambos grupos, hay que hacer notar que, a partir del siglo XIX, el conflicto se torna en socio-político y casi no religioso.
El factor llamado religioso es una nota histórica más que refuerza el sentimiento político nacional de cada bando. Pero para hablar en términos más estrictamente políticos, se debe utilizar los términos «republicanos» o «nacionalistas» para los defensores de la independencia de Irlanda y «lealistas» o «unionistas» para los leales a la corona británica.
En 1916 un pequeño grupo de nacionalistas irlandeses se rebeló en Dublín en lo que se conocería como el «Levantamiento de Pascua», sin embargo, fueron reducidos y sus líderes ejecutados, lo que aumentó la simpatía por el movimiento. En 1918, en las elecciones al parlamento británico, le otorgaron al partido nacionalista Sinn Féin, 73 diputados de los 105 correspondientes a Irlanda.
El partido Sinn Féin se negó a dirigirse a Londres y en cambio se reunieron en Dublín, proclamando la República de Irlanda, lo que originó una violenta guerra civil entre unionistas y nacionalistas. En 1921 se acordó un alto el fuego y la isla se dividió, en base a varios tratados: Irlanda del Norte, parte del Reino Unido y con representación en el parlamento inglés, y el Estado Libre de Irlanda que sufriría varios conflictos internos hasta llegar a la República de Irlanda, constituida oficialmente en 1949.
El control británico de la isla terminó con el «tratado anglo-irlandés de 1921», que ponía fin a la guerra de independencia irlandesa. El tratado proclamaba el Estado Libre Irlandés y la partición de la isla. De esta manera, los seis condados de mayoría protestante del Ulster, la región del noreste, quedaron bajo la jurisdicción británica. En Irlanda del Norte, los derechos de los católicos eran muy limitados a pesar de que eran mayoría en muchas ciudades. Eso fue un buen motivo para el surgimiento de movimientos y activistas que protestaron contra la discriminacióny a favor de los derechos civiles. Por tal motivo, en 1969 se organizó una marcha desde Belfast a Derry/Londonderry. En el viaje fueron acosados por los lealistas, lo que provocó que, al llegar a Derry, se atrincherasen en el barrio de Bogside, creando el famoso mural donde escribieron: «Estás entrando en Free Derry».
Imágenes de Free Derry en la época de inicio de los Troubles
Una organización de lealistas de Londonderry, los «Apprentice Boys», el día 12 de agosto, llevaron a cabo su tradicional marcha sobre las murallas hacia el barrio católico, lo que terminó en una batalla campal que se conocería como la «Batalla de Bogside». El conflicto recorrió por toda la región hasta llegar a Belfast, donde se enfrentaron nacionalistas y lealistas. El enfrentamiento fue tan violento que el gobierno británico tuvo que movilizar el ejército a la zona. Así se dio inicio a varios años de violencia intensa entre ambos grupos, en muchas ciudades tuvieron que levantar muros para separar los barrios nacionalistas de los lealistas.
Otro suceso que agravó el conflicto fue en 1972, el llamado «Domingo Sangriento» cuando el ejército británico disparó en una marcha pacífica de forma indiscriminada, matando a 26 civiles, muchos de ellos tenían un poco más de 20 años.
Estos hechos inspiraron la famosa canción «Sunday, Bloody Sunday» del grupo U2, que escribieron como forma de protesta y se mencionan a las víctimas. Entre los setenta y ochenta, los grupos paramilitares y los policías lealistas fueron responsables de numerosas muertes. No se debe olvidar la violencia de los grupos nacionalistas que se derivaban del antiguo Ejército Republicano Irlandés (IRA) que efectuaron numerosos atentados.
Entre los más notorios fue el de 1987 en Enniskillen, cuando una bomba estalló matando a 12 civiles que disfrutaban de un desfile militar en memoria de los soldados caídos en la Primera y Segunda Guerra Mundial. Otro grave ataque fue la bomba colocada en Omagh, donde murieron 29 personas, entre ellas una mujer embarazada de trillizos.
En 1994 tuvo lugar un primer alto el fuego para iniciar conversaciones entre ambas partes, que permitió una tregua por casi dos años hasta un nuevo ataque cometido por el IRA. Ingleses y los unionistas intentaron apartar a los representantes del republicanismo irlandés de las negociaciones, en respuesta el IRA revocó su alto el fuego y cometió un atentado en Londres, en febrero de 1996, conocido como el atentado de Docklands.
Un nuevo gobierno en Inglaterra en el año siguiente, dio lugar a negociaciones, Estados Unidos se implicó como mediador y cobrando gran relevancia el papel del presidente Bill Clinton. En 1997 se acordó otro alto el fuego y las negociaciones se intensificaron. En 1998 se firmó el Acuerdo del Viernes Santo, Irlanda pasó a ser una región de gobierno compartido entre nacionalistas y lealistas.
Las tropas británicas se retiraron, los grupos paramilitares se desarmaron y se estableció el derecho de doble nacionalidad para los pobladores de Irlanda del Norte, entre otros acuerdos. Pero algunos grupos paramilitares continuaron realizando esporádicos ataques hasta 2006.
En la actualidad no hay conflicto armado, pero la tensión entre las dos comunidades se puede palpar en algunas zonas como Belfast. Todavía se conservan los muros que separan a barrios nacionalistas de lealistas. Esta situación se ha intensificado por el Brexit, Irlanda del Norte se mostró favorable a la permanencia en la Unión Europea, en los resultados del referéndum. Pero el resultado general del Reino Unido ganó la salida de la comunidad europea, lo pone en una difícil situación a Irlanda del Norte.
En mayo de 2021 se conmemoró los 100 años de la división y en el año 2022 se celebraron elecciones al parlamento de Irlanda del Norte. El partido nacionalista Sinn Féin, favorable a la unidad de la isla bajo la República de Irlanda, ha logrado mucha fuerza estos últimos años y una victoria podría propiciar un nuevo referéndum sobre la pertenencia de Irlanda del Norte al Reino Unido.
Desde la firma del acuerdo se produjeron diez acontecimientos de suma importancia en Irlanda del Norte.
10 de abril de 1998.- Acuerdo de Viernes Santo: el mediador y exsenador estadounidense George Mitchell anuncia en Belfast un acuerdo de paz entre los partidos católicos y protestantes de Irlanda del Norte, auspiciado por los gobiernos del Reino Unido e Irlanda, encabezados por Tony Blair y Bertie Ahern. 1 de julio de 1998.- David Trimble, líder del Partido Unionista, es elegido ministro principal. Empezó a ejercer sus funciones el 2 de diciembre de 1999.
15 de agosto de 1998.- El grupo disidente IRA Auténtico perpetra un atentado en Omagh que provoca 29 muertos y más de doscientos heridos. 28 de julio de 2005.- El IRA anuncia el fin de la lucha armada y su intención de perseguir su objetivo de reunificar Irlanda por la vía democrática. 25 de marzo de 2007.- El Gobierno británico restaura la autonomía en el Ulster. Al día siguiente el líder unionista Ian Paisley y el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, se reúnen por primera vez y acuerdan formar un gobierno de poder compartido.
31 de julio de 2007.- Tras 38 años de permanencia en la provincia, finalizan las operaciones del Ejército británico en Irlanda del Norte. 23 de junio de 2016.- Referéndum del Brexit: Reino Unido vota su salida de la UE. El 56% de los norirlandeses se pronuncia a favor de permanecer en la Unión Europea. 10 de enero de 2020.- Los partidos políticos norirlandeses aceptan un acuerdo para restaurar el Gobierno de poder compartido entre unionistas y nacionalistas, suspendido desde hace tres años.
5 de mayo de 2022.- Histórica victoria del Sinn Fein en las elecciones autonómicas de Irlanda del Norte. El Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario durante los últimos 20 años, anuncia que no entrará en un Ejecutivo con los republicanos si las conversaciones que mantienen Londres y Bruselas no desembocan en la eliminación del protocolo del Brexit para la región.
22 de septiembre de 2022.- El número de católicos en Irlanda del Norte supera al de protestantes por primera vez desde la creación de la provincia británica en 1921, según indica el censo de población de 2021. 27 de febrero de 2023.- Las autoridades británicas y la Unión Europea alcanzan un acuerdo sobre el controvertido Protocolo de Irlanda del Norte, incluido en el tratado del Brexit.
El presidente Biden mantuvo una reunión bilateral con el primer ministro Sunak y con representantes de los cinco principales partidos norirlandeses. Joe Biden visitó la región en un momento de crisis provocado por el rechazo del Partido Democrático Unionista (DUP) al Acuerdo Marco de Windsor, el acuerdo entre Londres y Bruselas sobre Irlanda del Norte tras el Brexit.
El mayor partido unionista probritánico sigue boicoteando el gobierno descentralizado de reparto de poderes que fue parte fundamental del Acuerdo del Viernes Santo de 1998. Biden no incluyó una visita al castillo de Stormont, sede de la Asamblea autónoma norirlandesa, lo que algunos sectores de Irlanda del Norte no han visto con buenos ojos.
Pero hay algunas cosas de nuestro Nicolás Maduro del primer mundo. A su regreso del viaje, el presidente Joe Biden dijo a sus colegas demócratas que si visitó Irlanda fue para «asegurarse de que los británicos no jodan» la paz, comentarios que no han caído bien en el Reino Unido. «Si crees que debería haber una relación especial entre Estados Unidos y Reino Unido, al menos muéstranos un poco de respeto», dijo el diputado del Partido Unionista Democrático (DUP) Sammy Wilson al periódico Evening Standard.
«Es tan terrible como aterrador pensar que este es el hombre que lidera el mundo libre», dijo un parlamentario del DUP. Uno de los objetivos del DUP es que Irlanda del Norte siga siendo parte del Reino Unido, y está boicoteando al actual Gobierno de la región por los acuerdos del Brexit que están realizando con el primer ministro británico Rishi Sunak, por ello el Partido Conservador de Sunak se ha apartado del malestar del DUP respecto a las declaraciones de Biden.
No fue la única metedura de pata de Joe Biden en su viaje, en uno de los discursos públicos que dio, confundió a los «All Blacks», nombre con que es conocido la selección de rugby de Nueva Zelanda, con los «Black and Tans», un grupo paramilitar que sembró el terror en Irlanda mientras luchaba contra la revolución en 1920 para ayudar a la Real Policía Irlandesa en la represión del movimiento independentista irlandés.
Pese a la bienvenida multitudinaria al segundo presidente católico de Estados Unidos, no todo han sido bien para Biden a su paso por Dublín. «Biden está aquí porque se identifica apasionadamente con una idea religiosa de Irlanda que ha perdido fuelle en la tierra de sus ancestros», escribió el periodista Fintan O’Toole en The Irish Times. «Es Irlanda, Joe, pero no como solíamos conocerla».
No me extraña para nada la ignorancia de los periodistas, sean de pequeños medios o grandes medios, pues tienen una enorme carencia en su formación. El periodismo o lo estudios de Medios de comunicación, no incluyen en su curriculum el estudio de disciplinas filosóficas que consideran ideas que se manejan diariamente como el hombre, Dios, humanidad, el mundo, la guerra o la paz, la democracia, etcétera. Y si lo llegan a saber no es per se sino per accidens.
Si nos atenemos al Espacio Antropológico vemos que la guerra se circunscribe al eje circular (relación entre los hombres) y la cuestión de la religión al eje angular (los númenes), la presencia y la incidencia del eje angular en los Estados a través del tiempo, es constante, pero no por ello podemos hablar de guerras religiosas, las guerras son políticas.
La guerra es un fenómeno antropológico, un hecho que aparece una vez constituido el Estado, como diría Gustavo Bueno, un hecho derivado «sintéticamente», no analíticamente, de la «composición» de un Estado con otros Estados, o con sociedades de rango más bajo. La guerra es un hecho derivado de las exigencias que un Estado ya constituido experimenta para mantener su equilibrio dinámico, o su «identidad», ya sea defendiéndose, ya sea atacando a otros Estados o a otros pueblos. Sin embargo, aunque la guerra presuponga al Estado, no puede reducirse a las categorías políticas, ya que hay otras categorías involucradas con estas.
Por ejemplo, una idea de guerra de orientación religiosa, que sitúe, como germen y motor de las guerras, a las ideas religiosas en conflicto de los contendientes, no tendrá por qué ignorar los componentes políticos o económicos necesarios para que estos contendientes puedan entrar en guerra, pero subordinará todos esos componentes a los «intereses religiosos». El Testamento de Alfonso II el Casto atribuye la victoria de los «godos» sobre los «musulmanes» en Covadonga, a la intervención de Cristo: pero es evidente que esta intervención sólo podría tener lugar a través de la acción de las huestes de Pelayo, de la protección que le ofrecía la cueva, volviendo las flechas, ya fuera «por naturaleza». Las explicaciones de las Cruzadas como guerras impulsadas por el objetivo del rescate de Jerusalén tras la conquista musulmana, no podrán ignorar la necesidad que tuvieron los organizadores de allegar recursos económicos y hacerse con ayudas políticas que debieron movilizarse; pero estas movilizaciones (limosnas, apoyo de los reyes, etc.) serían interpretadas como instrumentos o medios necesarios para conseguir el objetivo puesto en marcha por los «motores religiosos» de tales fuerzas… […]
Cuando oponemos a la idea religiosa de la guerra una idea política o económica, no lo haremos moviéndonos en el terreno ideológico o psicológico. No diremos, por ejemplo, que los «objetivos religiosos» de los contendientes no son, hoy al menos, otra cosa sino pretexto de los intereses económicos o políticos de Bush II o de Osama ben Laden; y que, aunque no fueran pretextos deliberados, si serían disfraces ideológicos de los auténticos intereses económicos. Desde nuestro punto de vista nos será, hasta cierto punto, indiferente que estos pretextos o ideologías tengan o no un importante peso motor; incluso podremos comenzar concediendo que lo tienen apreciable. Lo que la idea de orientación política de la guerra subraya es solo esto: que los ideales religiosos de las Cruzadas, o los de la Yihad, no podrían haber ejercido ningún papel motor si no hubieran sido canalizados por determinados Estados políticos, tales como el Reino de Francia, el de Inglaterra o el Papado, durante las cruzadas medievales; o bien, los Estados de Irak o los Estados Unidos de América en nuestra época. En consecuencia, la idea filosófica de la Guerra que estamos exponiendo no necesita subestimar sus componentes religiosos o económicos, pues lo que ella quiere establecer es que esos componentes solo pueden alcanzar su eficacia bélica a través de los estados políticos contendientes.
Gustavo Bueno Martínez. La vuelta a la caverna. Terrorismo, Guerra y Globalización.
El conflicto bélico en Irlanda, según los cinco géneros de la guerra, una clasificación taxonómica de Gustavo Bueno, corresponde a las Guerras de género cuatro: las llamadas guerras civiles. Son las guerras en las que únicamente interviene, teóricamente al menos (o jurídicamente), un único Estado. Pero no nos parece riguroso decir que en una guerra civil nos encontramos con la «guerra del estado consigo mismo» una guerra cuyo resultado más probable sería el «suicidio político».
En la guerra civil, una parte formal del estado (una región, una sección del ejército, una clase social organizada), entra en conflicto armado con otras partes para conseguir el control del propio Estado. Es el caso de las guerras civiles de la Roma republicana, la guerra civil entre las partes encabezadas por Mario y Sila y, poco después, por César y Pompeyo.
Finalmente, interpretamos las guerras civiles cuando no son guerras de secesión, como guerras enmascaradas entre Estados, es decir, entre Estados que apoyan a las facciones enfrentadas dentro del propio Estado. Como fue la Guerra Civil española de 1936 a 1939, donde se enfrentaron tanto las potencias del Eje, como las potencias aliadas, y que cinco meses después se enfrentarían en la Segunda guerra Mundial.
O como las llamadas guerras de liberación, en donde las fuerzas armadas guerrilleras estarían solventadas económica y militarmente por el imperio soviético, vía Cuba u otros satélites de la URSS, pero fracasaron en su mayoría en su intento de apropiarse de los Estados para capturarlos para el comunismo internacional, en una dialéctica contra el otro Imperio los Estados Unidos. Los llamados católicos norirlandeses fueron ayudados por grupos afines, como la mafia irlandesa de Estados Unidos, sobre todo de Nueva Inglaterra, el padre de John F. Kennedy sería uno de los organizadores y colaboradores del IRA. Un grupo terrorista que tenía nexos con el otro grupo terrorista vasco ETA. Durante mi permanencia en el Magreb pude verlos personalmente en Libia, entrenando grupos de la izquierda internacional.