FERGUSON
EL MITO DEL RACISMO
Ricardo Veisaga
Los «Brothers» saqueando la licorería epicentro del caso Wilson- Brown.
La función de la filosofía es pública y no va encaminada a resolver problemas personales, de tipo individual o existencial; parece que es imprescindible la actividad filosófica cuando los individuos particulares se juntan entre sí y entran en la plaza pública. A partir de un cierto nivel de civilización, parece imprescindible atacar a fondo el análisis de las ideas, ideas que brotan de situaciones particulares, contextualizadas por las ciencias, por la política, por lo que sea.
La coordinación de segundo grado de estas ideas que atraviesan estas categorías no es unívoca, siempre hay diferentes alternativas. Por esa razón es por lo que creo que la filosofía no es una ciencia, sin que por ello deje de ser racional. La coordinación de estas diferentes alternativas supone el enfrentamiento de unas contra otras, y en ese sentido, pensar es pensar contra alguien.
Entonces hay que pensar contra las «ideas» (o seudo-ideas) que brotan de los medios de prensa diariamente, propias de una filosofía vulgar y pedestre, una prensa miserable e ignorante, otra cosa no se puede esperar de semi analfabetos como son en general los periodistas. El llamado Racismo enarbolado en Ferguson y en otros casos desde hace muchos años por el establishment negro, progres y los antiestadounidenses en general, me tienen hasta cierto lugar.
En mi país de nacimiento, Argentina, país racista y antisemita como pocos, era común y de uso diario usar la siguiente frase para referirse a ciertas acciones ejecutadas por alguien. Es «cosa de negros», aun cuando el supuesto «negro» fuese más blanquito que el autor de la frase.
También se usaba otra frase tan falsa como la primera: «Estoy trabajando como un negro». Tal vez inspirados en las películas donde se veía a los esclavos trabajar sin parar. ¡Claro! En las películas, sólo ahí, porque la verdad es que, en este país, los que menos trabajan son los negros. Y los pocos que lo hacen cada vez que se les solicita que trabajen o como dicen los mexicanos «le echen ganas» se escudan en la discriminación para disimular su centenaria propensión cultural a la vagancia (y como se sabe la vagancia es madre de todos los vicios).
Es cosa de negros, así de simple, cortita y al pie (como en el futbol), diría un argento (un argentino), no hay que darle más vueltas, por más fuego que haga la prensa infecta del antiamericanismo cada vez que estalla una crisis racial como la que está poniendo en el mapa a Ferguson, condado de Saint Louis, estado de Missouri.
Pero la cosa no es tan sencilla, aunque la cosa es de negros, pues la víctima, «mi niño» como dice la madre de Michael Brown, o el niño como dice la población afroamericana y demás saqueadores, pertenece a esa minoría étnica. Recomiendo leer al periodista «negro» Jason Riley, autor del importante artículo «The other Ferguson tragedy» y del libro: Please Stop Helping Us, y en especial el capítulo «The enemy within».
Riley dice que los negros (comerciantes, dependientes, clientes, transeúntes) no se fían de los negros, especialmente de los jóvenes vestidos de raperos; y hacen bien en no fiarse, habida cuenta de sus pavorosos índices de criminalidad: los negros son el 13 % de la población total y la mitad de la población reclusa, son los responsables de la mitad de los asesinatos perpetrados desde 1976. «El rostro del crimen violento en Nueva York, (…) como en todas las demás grandes ciudades americanas, es casi exclusivamente negro o moreno», dice Heather MacDonald.
Por supuesto que desconfía Riley de un joven negro con las formidables pintas ridículas de los raperos, porque resulta que concederle el beneficio de la duda le puede costar la vida. Lo mismo declaró hace tiempo Jesse Jackson. El racial profiling, por desgracia, es una ayuda, también o sobre todo para los negros: el 90 % de los crímenes cometidos por negros se perpetran contra negros; incluso o especialmente para los jóvenes negros, cuya primera causa de muerte es el asesinato a manos de jóvenes negros.
Quiero recordar que, a Benji, Benjamin Wilson, no lo mataron los blancos, ni los hispanos, sino dos negros, acabando con la mayor promesa y realidad del basquetbol estadounidense, un verdadero superdotado, que a sus 19 años hacía cosas que Michel Jordan los hacía a los 26.
Es que son pobres, aducen los progres y el establishment negro, al que Riley descalifica con poderosos argumentos (viven de hacer chantaje emocional a los blancos y de la industria del victimismo). Más pobres eran en los años 50, «cuando la segregación era legal y el racismo campeaba por sus respetos», y sin embargo «los índices de criminalidad negra eran inferiores y los negros representaban un porcentaje inferior de la población reclusa».
Es que son víctimas del odio racial, insisten. A lo que Riley replica: «La población reclusa negra refleja la criminalidad negra, no un sistema judicial racista»; sistema judicial, remacha el periodista, «dirigido por un negro», el fiscal general Eric Holder, «que reporta a otro negro», el presidente Obama.
Las víctimas de los pobres negros son pobres negros, sí; pero parece que eso les importa cero a los potentados defensores de los pobres negros. «El liderazgo pro derechos civiles negro es perfectamente consciente de que la criminalidad negra es, en sus raíces, un problema negro que necesita ser afrontado por negros que reconfiguren las actitudes y hábitos negros», afirma Riley.
Y acusa/añade: «Pero el movimiento pro derechos civiles ha devenido una industria, y esa industria no tiene interés en hacer valoraciones realistas de la patología negra (…) La NAACP». La National Association for the Advancement of Colored People (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) fue fundada el 12 de febrero de 1909 por un grupo de activistas multirraciales estadounidense que respondían al nombre de The Call. (La Llamada), inicialmente se llamaron a sí mismos National Negro Committee (Comité Nacional Negro).
En la dirección predominaban personas de raza blanca, en su mayoría judíos. De hecho, al ser fundada, la NAACP solo tenía un afroamericano en su junta directiva, se trataba de Du Bois. No se eligió a un presidente negro hasta 1975. La comunidad judía contribuyó de forma positiva a la fundación de la NAACP y a su continuo financiamiento. El presidente de la asociación, desde su fundación hasta 1915, fue el liberal y de raza blanca Moorfield Storey.
Storey era un defensor de los derechos civiles, y no solo defendía los derechos de las personas de raza negra, también a los de Nativos Americanos e inmigrantes, y se opuso a las restricciones de inmigración. Continúa Riley, (…) está mucho más interesada en tener a los blancos en vilo que en hacerse cargo de los hábitos autodestructivos de los negros, que explican tanto de sus problemas laborales, sus problemas con la autoridad y los estragos que causa la violencia en sus propias comunidades.
Riley tiene consejos que dar a los jóvenes negros para que dejen de ser sus peores enemigos; consejos que ha tomado prestados del presentador negro de la CNN Don Lemon, Donald Dilworth Lemon, nacido en 1966, periodista de CNN Newsroom y CNN Tonight.
- Subirse los pantalones y dejad de ser o parecer «raperillos maleantosos».
- Terminen sus estudios. (El abandono escolar negro se mueve en torno al 50 %; por otro lado, «al final de la high school el estudiante negro promedio está varios años por detrás del blanco en lectura y cálculo», informa Riley).
- Dejan de usar la-palabra-que-empieza-con-N como parapeto contra las críticas.
- Ocuparse más de vuestras comunidades. Ocúpense en un sentido positivo, no negativo. Es decir, no matéis/robéis/violéis a vuestros semejantes, mejor cooperad con ellos y contribuid a hacer de vuestros barrios lugares habitables.
- Dejen de tener hijos ilegítimos y, en vez de arrasar, fundar hogares. (El 64 % de los niños negros viven con sus madres, pero sin sus padres. «Una lección de la Presidencia Obama –quizá la más importante para los negros– es que es menos importante tener un hombre negro en el Despacho Oval que en casa». «Como la mayoría de los negros, mis padres lo sabían todo –aunque sólo fuera por las experiencias de algunos de sus amigos y parientes– acerca de la fuerte relación entre hogares rotos y malas consecuencias», abunda Riley. «Y aunque no pudieron salvar su matrimonio, resolvieron salvar a sus hijos»).
Al establishment negro y a los progres, Jason Riley, más que aconsejarlos, les suplica: Please stop helping us, por favor, dejen de ayudarnos. Porque el daño que nos están causando con vuestro ¡lucrativo! paternalismo irresponsable es tremendo.
Darren Wilson: ‘No hubo forma de que Michael Brown tuviera las manos arriba’
Michael Brown, a la izquierda. El policía Darren Wilson, de uniforme.
El policía Darren Wilson dio por primera vez su versión en una entrevista televisiva concedida al periodista George Stephanopoulos de la cadena ABC. La primera parte de esta conversación fue transmitida a menos de 24 horas de haberse conocido la decisión del gran jurado de que Wilson no enfrentaba cargos por la muerte del adolescente negro Michael Brown.
Wilson dijo que «no hubo forma» de que Brown tuviera las manos arriba antes de que el policía disparara su arma, hecho que fue descrito de la misma forma por algunos testigos. El policía reiteró lo que pensó cuando vio que el adolescente se aproximaba hacia el agente: «Él (Brown) me mataría si llegaba a mí».
Wilson: «Cuando él se detuvo, se viró, me miró y llevó su mano derecha inmediatamente a la cintura. Su mano izquierda estaba empuñada, la tenía a su lado, y me empieza a enfrentar».
Stephanopoulos: -¿Qué pensaste cuando viste eso?-.
Wilson: -No lo sé, quiero decir, mi primer pensamiento fue, él tiene un arma ahí-.
Stephanopoulos: -Aun cuando él no había sacado nada anteriormente en la primera confrontación-.
Wilson: -Sí, pero todavía yo no lo sabía. Y de nuevo, se nos enseña, que nos tiene que dejar ver sus manos-.
Stephanopoulos: -Como tú sabes, algunos de los testigos han dicho, que en el momento en que se da la vuelta, ya se da la vuelta con las manos arriba-.
Wilson: -Eso es incorrecto. Incorrecto-. Stephanopoulos: -¿No hubo manera?-. Wilson: -No hubo manera-.
Stephanopoulos: -Entonces, tú dices que él comienza a correr, hace un (ininteligible) y comienza a venir hacia ti-.
Wilson: “Mmm hmm”.
Stephanopoulos: -¿Y?-.
Wilson: -En ese momento yo hago otro repaso mental conmigo mismo: ¿Puedo disparar a este muchacho? ¿Tú sabes? ¿Legalmente puedo? Y la pregunta me la respondí yo mismo: lo tengo que hacer. Si no lo hago, él me matará si llega a mí-.
Stephanopoulos: -¿Aun cuando estaba a 35-40 pies de distancia?-.
Wilson: -Una vez que ya viene en esa dirección, ¿por qué, si todavía no se había detenido, cuándo se iba a detener?-.
Wilson dijo que el incidente con Brown representa la primera vez que usó su arma. Cuando Stephanopoulos le preguntó si el incidente podía haberse manejado de una forma diferente, Wilson respondió «no». El policía de 28 años explicó que tenía su «conciencia limpia» por la forma en que manejó el incidente con Brown. «La razón por la que yo tengo mi conciencia limpia es porque yo sé que hice de forma correcta mi trabajo», añadió Wilson. «Yo pienso que para esos padres que están de duelo por la pérdida de su hijo, no hay nada que yo les pueda decir, pero repito, siento que su hijo haya perdido su vida», dijo Wilson. «Ésa no era la intención aquel día. Fue lo que ocurrió aquel día. Y no hay nada que puedas decir que pueda hacer a un padre sentirse mejor».
¿Quién era Michael Brown, el joven baleado por la policía?
El jefe de policía, Tom Jackson, que identificó al autor de los disparos como el agente Darren Wilson, dijo que Brown, de 18 años, era, el día en que lo mataron, uno de los dos sospechosos de robar cigarrillos en una pequeña tienda de la ciudad. Pero la familia del joven ha reaccionado ante la declaración del jefe policial, a quien acusan de querer «manchar la imagen» de su hijo «que no tenía antecedentes penales y estaba a punto de empezar la universidad».
La familia Brown dijo que, si bien su hijo no era perfecto, no merecía morir de ese modo. «No hay nada basado en los hechos que se han sido puestos ante nosotros que pueda justificar el asesinato estilo ejecución de su hijo por parte de un oficial de policía ante quien él levantó las manos, que es el signo universal de rendición», dijo el comunicado de la familia Brown firmado por los representantes legales.
Personas allegadas al adolescente (léase, interesadas) lo describen como una persona risueña, de cáustico sentido del humor, que jugaba al fútbol americano en el colegio y era amante de la música rap. El 1 de agosto recibió su diploma de bachillerato del Normandy High School, una escuela a la que acuden jóvenes de bajos recursos de San Luis. Su graduación, según testimonios de algunos de su compañeros, fue una lucha cuesta arriba para el joven, quien debió cumplir un programa alternativo de verano para poder acumular los créditos que necesitaba.
Hershel Johnson, su amigo de la escuela, le contó al diario St. Louis Post-Dispatch, el principal de la ciudad de San Luis, que el día de la graduación, Brown le dijo que no pensaba «terminar como alguna gente en las calles». «Él iba a obtener una educación. Él iba a hacer de su vida algo mucho mejor», dijo Johnson. Se ha dicho que el joven iniciaría estudios universitarios en el Vatterott College, en San Joseph, Missouri, aunque la institución no ha afirmado ni negado la especie.
Sus conocidos han dicho que él pensaba asistir a la escuela técnica para aprender a reparar hornos y aires acondicionados y tener su propio negocio. «Todos quieren ser futbolistas o beisbolistas», dijo Gerard Fuller, quien conocía a Brown desde el segundo grado en la escuela Pine Lawn. «Él quería tener su propio negocio. Él dijo hagamos algo de nada». Era el mayor de los cuatro hijos de Mike Brown y Lesley McSpadden -ya divorciados- y según sus allegados -que lo apodaban «Big Mike» (El gran Mike)- tenía una sonrisa amplía, casi tanto como su tamaño.
Los padres de Michael Brown hace mucho que se divorciaron. Los padres de Michael Brown han concedido declaraciones a cadenas de televisión donde han expresado la rabia y el dolor que les embarga por la decisión del gran jurado. Ambos han afirmado que se sienten «aplastados» por el veredicto. «Para mí fue un golpe muy fuerte. No me lo esperaba. Han crucificado a mi hijo», ha asegurado Michael Brown padre a la cadena NBC.
La madre del chico, Lesley McSpadden, ha insistido que se siente doblemente insultada por las declaraciones de Wilson, quien declaró a la cadena ABC, que no se arrepiente de lo que hizo. «Primero nos ha insultado y ahora nos injuria. Es una falta de respeto como nunca he visto», ha afirmado la madre del fallecido.
En otra declaración, esta vez a la cadena CBS, McSpadden recordó que su hijo no tenía un pasado violento y carecía de antecedentes penales. «No creo en nada de lo que ha dicho. Conozco a mi hijo demasiado bien. No tenía un historial violento. ¿Por qué disparar a matar?», ha subrayado la mujer.
Una declaración muy significativa teniendo en cuenta que el lunes por la noche la cadena CNN filmó a Louis Head, actual esposo de McSpadden, arengando a los manifestantes a llevar a cabo actos de violencia contra los establecimientos comerciales de Ferguson. «Vamos a quemar todo esto. Vamos a quemar a todas estas jodidas tiendas», se escucha decir a Head. A su lado, la madre de Michael Brown parece apoyar sus palabras.
Este miércoles, McSpadden se ha justificado a CNN. «Soy una madre que está en duelo. Él es mi esposo. Nos dejamos llevar por las emociones, nuestras emociones estaban al rojo vivo», ha explicado. Los forenses encontraron rastros del ADN del adolescente dentro del coche patrulla, en el rostro y las ropas de Wilson, confirmando que ambos forcejaron dentro del coche, como siempre había asegurado el policía.
¿Cómo decidió el gran jurado el fallo que desató la violencia en Ferguson?
¿Qué es un gran jurado?
En muchos países, la decisión de imputar a alguien por un crimen surge con la opinión de un juez que revisa las evidencias y determina si son suficientes o no.
¿Cuándo es legítimo que un policía dispare a matar?
En Estados Unidos regularmente es un gran jurado, compuesto por ciudadanos ordinarios que representan a la comunidad, el que toma esa decisión. Los miembros de este gran jurado pueden estar en servicio como parte de este cuerpo durante meses, pero sólo deben aparecer en la corte durante ciertos días de cada mes. Usualmente el único abogado presente en las audiencias del gran jurado es el fiscal, que presenta las evidencias. El jurado tiene el poder de solicitar escuchar o ver cualquier evidencia que requiera. El proceso ante el gran jurado ocurre a puerta cerrada para que los testigos se sientan libres de hablar y para proteger la reputación de los acusados en caso de que el jurado decida no procesarlos. Aunque el grupo de jurados se incline por no procesar, el fiscal todavía tiene la potestad de llevar al acusado a un juicio si piensa que tiene un caso sólido.
¿Quiénes hacen parte del gran jurado en este caso?
Son 12 personas escogidas de forma aleatoria que habitan en el estado de Missouri (al que pertenece la localidad de Ferguson). Está compuesto por nueve blancos – seis hombres y tres mujeres- y tres negros -un hombre y dos mujeres. Este gran jurado tiene su sede en el centro de justicia de la ciudad de Clayton, Missouri. Desde el pasado 20 de agosto, estas 12 personas han estado escuchando y observando todas las pruebas en contra del oficial de policía. Tenían hasta el 7 de enero para completar todos los procedimientos relacionados con este caso.
Normalmente un gran jurado se reúne una vez a la semana, sin embargo en este caso las reuniones ocurrieron más frecuentemente. Esto se debió a que, en vez de revisar el caso presentado por el fiscal, a los miembros del jurado se les pidió que sirvieran como coinvestigadores y que consideraran toda la evidencia disponible. Los analistas están de acuerdo en que esta aproximación al caso está permitida por la ley y que es usualmente utilizada en los juicios de alto perfil como el del oficial Wilson.
¿Qué cargos en contra de Wilson consideró el gran jurado?
El gran jurado iba a decidir si el oficial Wilson debía ser procesado por alguno de cuatro posibles crímenes: asesinato en primer grado, asesinato en segundo grado, homicidio voluntario y homicidio involuntario. También estaba la opción de imputar al policía por acción criminal armada, si se lograba probar que cargaba un arma con la intención de cometer un crimen. Nueve de los 12 miembros del jurado tendrían que haber votado de forma positiva para que el oficial Wilson hubiera sido acusado. Los analistas coinciden en que Wilson pudo establecer que él tenía un temor «razonable» por su propia vida y la vida de las otras personas que lo rodeaban cuando le disparó a Brown. Y también logró argumentar con éxito que actuó en defensa propia como lo establece la ley de Missouri.
¿Por qué este gran jurado es tan controversial?
La familia de Brown criticó el sigilo que rodeó el procedimiento del gran jurado. Sin embargo, el gran jurado tiene la facultad de reunirse a puerta cerrada para revisar las evidencias. Además, el fiscal del condado de Saint Louis, Robert McCulloch también ha estado en el foco de las críticas debido a su historia familiar: su padre, un policía, murió por el disparo de un hombre negro en 1964. Muchos de los manifestantes en Ferguson afirmaron que estaban preocupados por la posibilidad de que McCulloch no fuera imparcial y habían pedido que fuera reemplazado por un nuevo fiscal.
¿Esto también es racismo?
George Zimmerman, el hombre acusado de ser blanco y asesinar a sangre fría a un chico negro («niño», escriben algunos periodistas; debía ser el único niño de 17 años del planeta), llamó aquella noche a la policía antes de la confrontación en la que acabó matando a Trayvon Martin. La cadena de televisión NBC emitió la grabación de un fragmento de esa llamada:
Este tipo parece estar tramando algo… parece negro.
Leyendo esto sin duda se habrá quedado usted con la misma idea que yo: Zimmerman era un hijo de perra racista y eso seguramente tenga mucho que ver con la muerte de Martin. El problema es que la NBC editó esa llamada antes de emitirla. La conversación en realidad fue así:
Zimmerman: Este tipo parece estar tramando algo… o quizá esté drogado o algo. Está lloviendo y se dedica a dar vueltas, mirando.
Policía: Ok, y este tipo ¿es negro, blanco o hispano?
Zimmerman: Parece negro.
¿Verdad que la cosa cambia un poco? Ahora que un jurado compuesto por seis mujeres le ha exculpado, su abogado reactivará una demanda contra NBC, paralizada hasta la resolución del juicio. Pero, aunque sea el ejemplo más escandaloso con diferencia, la manipulación de la NBC no es más que la punta del iceberg: CNN también intentó alterar la grabación para poner en los labios de Zimmerman un insulto racista y ABC afirmó que el vigilante voluntario no había sido herido esa noche. Era un caso que no iba siquiera a llegar a juicio y al final ha llegado a los medios de todo el mundo, pero visto sólo a través de los ojos de unos cruzados para quienes la causa obliga a mentir.
La historia que nos ha vendido la propaganda es que el blanco Zimmerman asesinó al negro Martin porque era negro. Por eso sospechó que pudiera ser un ladrón, por eso fue tras él con una pistola y por eso le disparó pese a que Martin iba desarmado. No sólo fue un asesinato, sino eso que en Estados Unidos se llama «crimen de odio»; un serio agravante.
La principal pieza de esta cruzada, era convertir a Zimmerman en blanco. Porque si quien mata a un negro no es un blanco, no hay manera de sacarle partido como crimen racista. Tan importante es para la historia oficial que algunos periodistas lo siguen repitiendo pese a saber que es mentira y muchos medios lo han calificado de «hispano blanco», una novedosa categoría étnica a la que parece que sólo pertenece él. Porque Zimmerman es hijo de un judío y una peruana.
Es decir, tan hispano como negro es Barack Obama, hijo de un africano y una norteamericana blanca de familia bien. Además, es demócrata, votó a Obama y hasta hizo campaña contra el Departamento de Policía de su localidad por no detener al hijo blanco de uno de sus oficiales después de que éste pegara a un vagabundo negro.
Trayvon Martin era un joven problemático. Expulsado en numerosas ocasiones del instituto, los datos de su móvil que la Fiscalía ocultó a la defensa hasta la víspera del juicio prueban que era, cuando menos, aspirante a pandillero, que coqueteaba con las drogas y que, en general, distaba mucho de la imagen de niño inocente que Obama, los medios y la Fiscalía han vendido. Pero aquella noche no estaba haciendo nada malo. Caminaba bajo la lluvia sin entrar en el piso de la novia de su padre porque estaba hablando por el móvil. No dormía allí a menudo, de ahí que Zimmerman no lo conociera. Martin notó la vigilancia y sospechó que Zimmerman era un pervertido.
Se enfrentó entonces a su perseguidor, quien no se identificó como vigilante voluntario. Le pegó y cuando ya estaba en el suelo siguió atizándole; era más alto y pesaba más que su adversario, y parece que más habilidoso en la lucha cuerpo a cuerpo. Zimmerman, temiendo que iba a quedar inconsciente y no podría defender su vida, le disparó una sola vez a quemarropa, matándolo. El vigilante ha dicho más cosas, como que Martin notó que llevaba pistola, se la intentó robar y amenazó con matarle con ella, pero al contrario que el resto de su versión, no hay nada que lo corrobore.
¿Y por qué ese intento, bastante exitoso, de engañar a la opinión pública? Por parte de Barack Obama, parece claro: por mucho que se haya vendido como el gran reunificador que curará las heridas raciales, el presidente de Estados Unidos no ha hecho otra cosa que echar sal en ellas desde que llegó al poder. Por eso dijo que «si tuviera un hijo, se parecería a Trayvon», pero no ha abierto la boca para presionar a la justicia en ningún caso en el que los sospechosos fueran negros. Obama es así, y además así moviliza al electorado negro. ¿Para qué cambiar?
Algo de historia.
El partido republicano fue fundado principalmente para oponerse a la esclavitud y ellos fueron los que finalmente la abolieron, el partido demócrata apoyó la esclavitud y se opuso a ellos. Durante la Guerra Civil, los «Republicanos Radicales» fueron denominados de esta manera porque no sólo querían acabar con la esclavitud, sino otorgarle la plena ciudadanía, la igualdad y todos los derechos, a los esclavos liberados. El vicepresidente de Lincoln, Andrew Johnson, era un demócrata que estaba a favor de la Unión, pero también de la esclavitud, había sido elegido como acompañante de Lincoln para captar votos demócratas.
Tras la muerte de Lincoln, Johnson bloqueó todos los esfuerzos republicanos para otorgar los derechos a los liberados. El Ku Klux Klan era originariamente una sección del partido demócrata del sur, El presidente Eisenhower, republicano, integró a las minorías en el ejército y secundó los derechos civiles para ellos. Hizo aprobar el Acta de Derechos Civiles de 1957. Uno de sus mayores oponentes fue Lyndon B. Johnson, en ese entonces líder de la mayoría demócrata. Aunque cambio su postura en 1957. Martin Luther King era republicano.
La estrategia de los demócratas de la dependencia negra ha sido efectiva, los afroamericanos votan rutinariamente en más de un 90 %, a los demócratas por temor a que los republicanos corten sus beneficios gubernamentales, los programas de bienestar. Antes de los programas de Bienestar de la Gran Sociedad de Lyndon Johnson, el porcentaje de delincuencia negra era de un 23 %, ahora se ha triplicado.
La mayor parte de las alcaldías de Estados Unidos han sido gobernadas por demócratas liberales durante décadas, muchas de esas ciudades tienen grandes grupos de población negra, que son básicamente anarquías disfuncionales, un ejemplo, es Detroit invadidas por bandas y traficantes, con terrenos y casas que no valen un Smart phone. Creo que muchos fueron testigos de esto.
Washington D.C. es dominada por demócratas liberales desde hace décadas, gasta más per cápita en estudiantes que cualquier otra ciudad del mundo, y tiene los peores resultados académicos, y son un infierno infectado de drogas
Walter Williams es negro, fue pobre y trabajó de niño, pero sin andar agarradito a las faldas del Estado se fue labrando un camino y prosperó y alcanzó todo tipo de éxitos; hoy es una de las firmas más influyentes del columnismo norteamericano, y deja enfangados en sus mentiras, errores y contradicciones a los socialistas de todos los partidos. Williams dice que el pobre desempeño de los negros norteamericanos no es culpa del capitalismo salvaje, criminal y criminógeno y de la maldita esclavitud, apoyándose en la historia y la estadística.
Y tras apuntar dispara: los principales culpables de la situación de los negros norteamericanos son los propios negros norteamericanos y el Estado Niñera, que cada vez que les ayuda los hunde un poco más en la miseria –relativísima, que estamos hablando de los Estados Unidos de América, donde los pobres viven mejor que buena parte de las clases medias del resto del planeta–.
Los negros norteamericanos viven o sea padecen las consecuencias de la cultura asistencialista. El Estado los trata como si fueran incapaces, menores, tontitos, y ellos aceptan el truco que es trato: dame pan y llámame… lo que tú quieras pero que suene bonito y cargue las tintas contra el Otro, sobre todo si ese otro es de color blanco esclavista, así que pasen tantos años. No es de extrañar, pues, que muchos vivan inmersos en la indolencia, la dejadez, la rebeldía sin causa, el rencor, la envidia cochina. En barrios imposibles, arrasados por el paro, la delincuencia y las drogas. Al (des)amparo de familias que no son un refugio sino un infierno o una mera cáscara.
El periodista afroamericano Larry Elder comentó hace tiempo: el otro día recibí una carta que decía: «Sr. Elder: Me ha dejado estupefacto saber que usted se opone a Barack Obama y que pertenece al Partido Republicano. Tenemos que dejar el egoísmo de lado y comprender que arriba cabe todo el mundo, pero para ello tenemos que ayudar al prójimo, y no saludar políticas y políticos desfasados que se han demostrado inservibles».
Elder contestó: Quizá le interese familiarizarse con la historia de los partidos demócrata y republicano, y saber cuál de ellos ha defendido durante más tiempo los derechos de las personas de color. ¿Sabe usted que los demócratas se opusieron a las enmiendas 13, 14 y 15 de la Constitución, es decir, a las relativas a la abolición de la esclavitud, a la concesión de la ciudadanía a los esclavos liberados y a la garantización (al menos sobre el papel) del derecho de los negros al sufragio?
¿Sabe usted que la mayoría de los políticos que defendieron la segregación eran demócratas del Sur? ¿Sabe usted que el Ku Klux Klan fue fundado por demócratas, y que uno de sus objetivos era detener la expansión del Partido Republicano? ¿Sabe
usted que la Ley de Derechos Civiles de 1964 obtuvo más apoyo en el seno del Partido Republicano que en el del Demócrata?
El dueño de un negocio arma en mano, dispuesto a defenderse de las hordas antirracistas.
¿Sabe usted que quienes viven en barrios degradados son partidarios del cheque escolar, porque así podrían escoger el colegio de sus hijos? ¿Sabe que la mayoría de los demócratas, empezando por Obama, se opone a eso, y que la mayoría de los republicanos lo apoya? Allí donde se ha probado el cheque escolar, parece que los estudiantes sacan mejores notas, para mayor satisfacción de los padres. Y ahora, dígame, ¿cuántas cosas son más importantes que la educación de un hijo?
Seis meses después de llegar a este país, cuando me trasladé a Chicago, una noche luego de dejar en su casa a una señorita caminaba rumbo a mi hogar y en una calle un grupo de afroamericanos (5 o 6), se acercaron, uno de ellos me preguntó la hora, cuando miré mi reloj fui atacado a golpes, derribado y golpeado.
Me robaron mis pertenecías y uno de ellos intentó reventarme la cabeza con una piedra, el avance de un auto precipitó la fuga de los delincuentes. La policía me recomendó dirigirme a mi casa y no quiso tomar la denuncia ¿Para qué? Total, no son más que pobres victimas del blanco y los malditos racistas. Los progres y el establishment negro no buscan justicia, busca venganza.
Todas las imágenes pertenecen a las «manifestaciones» en Ferguson.
7 de diciembre de 2014.