EL PRISIONERO JOHN MCCAIN
UN HÉROE DE PAPEL
Ricardo Veisaga
Muchos califican a John McCain como un hombre del establishment, calificación que comparto. Pero, previamente, es necesario formular una pregunta ¿Qué es el establishment? Algunos sostienen que es un: «Grupo de poder, de un poder establecido o el poder de la clase dominante». Algunos de los términos usados procedente del inglés, establishment, se lo utiliza para referirse al grupo dominante visible o élite, que ostenta el poder o la autoridad en su nación.
El término también se refiere a un cerrado grupo social que selecciona a sus propios miembros (opuesto a la selección por herencia, méritos o elecciones) y la misma puede ser usado para describir estructuras específicas de élite que se encuentran arraigadas en algunas instituciones.
En el Reino Unido su uso es más frecuente. El uso del término en este sentido fue acuñado por el periodista británico Henry Fairlie. Este periodista fue quien lo definió como «the establishment», en septiembre de 1955, en la revista The Spectator:
«Por establishment, no solo quiero definir los centros oficiales de poder —aunque ciertamente son parte de ello—, sino a toda la matriz de relaciones oficiales y sociales dentro de la cual se ejerce el poder. El ejercicio del poder en el Reino Unido (más específicamente, en Inglaterra) no puede entenderse a menos que se reconozca que este se ejerce socialmente».
La acepción fue recogida por los periódicos y revistas de Londres volviendo famoso a Henry Fairlie. Pero el primero en utilizar «the establishment» fue Ralph Waldo Emerson. Hay que hacer notar que en la sociología la persona que no pertenece al poder establecido es un outsider.
Contemporáneamente a nosotros, establishment, no es algo aplicable solamente a esos grupos de poder establecidos en las naciones, sino a algo mayor, algo que trasciende a las elites locales, nacionales, y que pretenden imponer su agenda al mundo, llevado a cabo por grupos supraestatales, como los Bilderberg. Grupos con un enorme poder económico que tratan de imponer la «globalización oficial».
A principios del 2000, algunos think tank y publicaciones como Commentary, The Weekly Standard, trataban de imponer esa agenda pretendiendo modificar el mapa de Oriente Medio, abocaban por el «regime change» y por «creative destruction».
Luego del 11-S, el Partido Republicano, el GOP, fue copado por neoconservadores o neocons en sus puestos clave, que son parte de ese diseño que hoy vivimos. Solo un pequeño grupo de conservadores sostenían que los Estados Unidos no debían convertirse en policía planetaria, y que resultaría a corto plazo insostenible y catastrófico para los Estados Unidos y para el mundo.
El libro de Pat Buchanan, «A republic, not an Empire», fue el libro de cabecera de estos. También sostenían que la economía no podía deslocalizarse eternamente porque, lejos de transformarse en un libre mercado, se estaba convirtiendo en un enorme monstruo que, exportaba los puestos de trabajo estadounidenses a Centro América y al sudeste asiático.
Y también que ningún país puede sobrevivir con una inmigración heterogénea e ilimitada. Al final, esa permisividad siempre desemboca en ciudades inseguras, crimen organizado y guetos. Estas dos ideas denunciadas, fueron implementadas por las grandes compañías globales, interesadas en fomentar esa inmigración como estrategia para destruir los Estados nación y los derechos que éstos garantizan.
El Partido Demócrata, también fue parte de estas ideas en boga, la izquierda estadounidense bien representada en los demócratas, se limitaron a criticar la política de Bush en nombre del pacifismo cuando no, a convertirse en verdaderos halcones belicistas, como fue exactamente el caso de Hillary Clinton.
Existe un establishment y es de alcance mundial. Los esquemas tradicionales de derecha e izquierda hoy tienen poca vigencia. El enfrentamiento está centrado en el conflicto entre el proyecto globalizador, enfrentado a la afirmación de lo étnico y lo nacional, con todo lo que esto implica. Es decir, no solo un sentido de filiación hacia un Estado determinado sino una conciencia de origen, de identidad, de religión, cultura, etc.
El establishment se mueve en el ámbito cultural, empresarial, político, mediático, grupos religiosos, ONGs. Todas son importantes y se apoyan entre sí. Un ejemplo de esto es Bernie Sanders y Apple Inc., Bernie Sanders se opuso a la guerra en Irak, denunciando a las empresas globales, cuyas factorías en China dejan millones y millones de desocupados, sin embargo, hace campaña y vota por Hillary Clinton.
Hillary Clinton comulga con la filosofía de la globalización, y en la situación actual de Estados Unidos, Sanders y Apple Inc., se oponen en los hechos a todos aquellos ciudadanos que dicen primero América, pero dejemos en paz al abuelo Sanders y que siga gozando de su nueva casa de medio millón de dólares, adquirida luego de las internas demócratas.
Durante una sesión de preguntas y respuestas en la «Cumbre de Liderazgo de la Familia» en Ames (Iowa), Donald Trump, hizo un comentario sobre McCain, con quien había discutido sobre inmigración ilegal. «Él no es un héroe de guerra», dijo Trump a Frank Luntz, quien fue el anfitrión de la reunión.
«Es un héroe de guerra», intervino Frank Luntz. «¿Es un héroe de guerra porque fue capturado?», le interrumpió Trump. «Me gusta la gente que no fue capturada, ¿Ok? Odio decírtelo. Él es un héroe de guerra porque fue capturado ¿Ok?, usted puede haber… creo que tal vez él es un héroe de guerra», añadió.
Este valiente y honesto comentario provocó la protesta de sus rivales presidenciales y del Comité Nacional Republicano. No voy a seguir lo que dice la historia oficial, que fue pergeñada con fines políticos, historia que repiten aquellos que no les importa consultar ni investigar.
El periodista español David Jiménez, hizo un trabajo de investigación, en su momento, para el diario El Mundo de España, quien viajó a Vietnam, y visitó a la familia del ex soldado vietnamita Mai Van On, que salvó la vida de McCain. Habló con la enfermera que lo curó, Nguyen Thi Thanh, y con el entonces director de la prisión, conocida como Hanoi Hilton. La conclusión a la que llegó David Jiménez es, que John McCain falsificó su biografía durante su cautiverio.
John McCain hizo resumir sus casi cuatro décadas en la vida política, en esos cinco años de prisionero de guerra en Hanoi. El joven piloto estadounidense McCain, despegó el 26 de octubre de 1967 desde un portaaviones atracado en el Golfo de Tonkín y se dispuso a bombardear objetivos enemigos en su misión número 23 sobre Vietnam.
Acababa de entrar en el espacio aéreo de Hanoi cuando un misil alcanzó la cola de su Skyhawk, forzándole a accionar el sistema de eyección del avión. Mientras descendía aferrado a su paracaídas, cruzando a la deriva los cielos de Hanoi, una muchedumbre abandonó sus refugios para ver quién era el soldado enemigo que caía en aguas del lago Truc Bach.
Era John McCain: hijo y nieto de almirantes de la Armada, futuro senador republicano y, cuatro décadas después de su captura en Vietnám, candidato a la presidencia de Estados Unidos. La cárcel donde McCain pasó los siguientes cinco años como prisionero de guerra sigue en pie a duras penas, arrinconada entre nuevos edificios de apartamentos y el caótico tráfico de Hanoi.
Una vez en el interior, tras los muros y alambradas de espino, un museo expone las viejas fotografías de McCain siendo atendido por médicos vietnamitas, su casco de piloto, su uniforme de presidiario… Captores y capturado han hecho todo lo posible por mantener vivo el recuerdo de lo que los veteranos de guerra estadounidenses bautizaron como el Hanoi Hilton, un lugar donde el servicio dejaba mucho que desear y no había garantías de salir con vida.
El Gobierno de Vietnam considera la prisión de Hoa Lo, un símbolo de la resistencia del país a las invasiones extranjeras. Para McCain, es el capítulo de su biografía en el que ha basado una carrera política forjada en leyendas de heroicidad y honor. Pero el Hanoi Hilton, y Vietnam, representan mucho más en la vida del candidato a la presidencia estadounidense: un baúl cerrado durante décadas con los secretos inconfesables y las traiciones que ponen en duda cuál es el verdadero McCain.
McCain es rescatado en el lago Truc Bach de Hanoi después de ser alcanzado por un misil vietnamita en pleno vuelo. (Foto: EPA)
¿El héroe que Estados Unidos necesita y sus anuncios de campaña destacan a la menor oportunidad? ¿O es un político interesado y calculador que ha creado un personaje de ficción de sí mismo para dejar atrás una vida que hasta su paso por la guerra estaba sumida en la mediocridad?
Aquel 26 de octubre de 1967, Mai Van On, se encontraba junto al lago Truc Bach cuando vio al piloto estadounidense caer al agua. Se tiró al lago y junto a un amigo rescató al piloto antes de que este se ahogara. Cuando la muchedumbre se disponía a linchar a McCain, encolerizada tras meses de constantes bombardeos, On se enfrentó a sus compatriotas armado de una caña de bambú, salvando la vida del estadounidense una segunda vez.
«Ocurrió allí mismo», dice Bui Thi Lien, la viuda de On, señalando el lugar donde John McCain yacía tras el accidente, con los dos brazos y una pierna rotos. El senador republicano no conoció al hombre que le rescató del lago hasta tres décadas después, en 1996, durante un viaje a Vietnam con una delegación de políticos estadounidenses.
Durante años se había negado a celebrar esa reunión, pero la intermediación de otro veterano de guerra le hizo aceptar a regañadientes un breve encuentro. «¡McCain, McCain!», gritó On, mientras se arrojaba a los brazos del político, en una reunión en la que el candidato se mostró frío e incómodo.
John McCain jamás volvió a interesarse por su salvador a pesar de visitar el país otras nueve veces, nunca trató de ayudarle a pesar de que vivía en la pobreza e ignoró la carta que le hicieron llegar hace dos años anunciando su fallecimiento.
«Una vez esperamos en nuestra casa y vimos acercarse su comitiva. Estábamos seguros de que se pararía a saludarnos, pero pasó de largo. Aquello entristeció mucho a mi marido. Jamás habría aceptado dinero, pero apreciaba a McCain y se preguntaba qué había hecho para que no quisiera saber nada de él».
Así recuerda su mujer con los ojos entreabiertos, que guarda entre los recuerdos de On la única fotografía en la que aparece con el senador. John McCain había borrado para entonces las partes de su vida en las que su imagen no se correspondía con la del héroe insobornable.
Mai Van On ni siquiera es mencionado en «La Fe de mis Padre», la autobiografía del candidato McCain, en la que en cambio sí detalla su lucha titánica contra todas las adversidades en el Hanoi Hilton o las supuestas torturas que le infligieron sus carceleros. Tran Trong Duyet, era el jefe de seguridad de la prisión durante el cautiverio de McCain. Hoy jubilado a sus 75 años, el ex funcionario asegura que el preso americano y él se hicieron amigos, que discutían a menudo de política y que incluso se intercambiaban lecciones en sus respectivas lenguas.
El Gobierno vietnamita sostiene que los prisioneros enemigos fueron tratados de manera estupenda durante la guerra, una versión, que trata de corroborar con la exhibición de fotografías en las que se puede ver a los internos estadounidenses jugando al baloncesto, adornando un árbol de navidad o cocinando un pavo.
«Doctores militares tratando las heridas del piloto americano John McCain», puede leerse junto a una de las imágenes del museo de la prisión. La credibilidad de esas imágenes es dudosa por haber sido tomadas y utilizadas por la propaganda del Partido Comunista vietnamita. El propio Duyet admite que la vida en la prisión era lo dura que cabe esperar en tiempos de guerra, pero niega que nadie pusiera la mano encima al «Príncipe», como los guardias habían rebautizaron a su más ilustre inquilino.
«Sabíamos que era el hijo de un almirante y las autoridades dieron orden de que se le tratara con especial cuidado», dice Duyet. «Entiendo que para que le voten en América tiene que decir que lo torturamos y no le guardo rencor por ello. Yo también quiero que gane las elecciones».
Nadie duda que John McCain pasó cinco largos y duros años en el Hanoi Hilton, pero también lo hicieron otros 300 estadounidenses que nunca han tratado de sacar provecho a lo que consideran gajes de la guerra. Algunos han comenzado a airear su resentimiento ante la constante explotación de esa parte de la vida de John McCain, recordando que él fue uno de los pocos que rompió el código militar y cedió a la presión de los agentes vietnamitas durante los interrogatorios.
John McCain ha admitido en el pasado, que dio información a sus captores y que firmó una confesión para salvar la vida y recibir tratamiento médico. «Me sentí horrible», dijo años más tarde al referirse al momento en que los agentes lograron romper su voluntad. «Había decepcionado a mis compañeros, a mi país y a mí mismo».
El hecho de que McCain haya construido un aura de héroe alrededor de sus años de prisión, hace más difícil para algunos de sus ex compañeros perdonar que no se comportara como tal. «Conozco a otros que estuvieron dentro y no cedieron a los interrogatorios. Algunos pagaron con su vida. Para mí, McCain no es ningún héroe», asegura Check Searcy, un veterano de la guerra de Vietnam que sirvió en los servicios de inteligencia del Ejército estadounidense y que regresó a Hanoi para ayudar en la retirada de minas del país.
Borrachín y ligón
El «Hanoi Hilton» fue, en todo caso, una experiencia vital que cambió para siempre a John McCain. La biografía oficial de su campaña electoral asegura que el piloto salió de la cárcel convencido de que en adelante debía servir a un bien común más grande que él mismo. Atrás quedaba el cadete mediocre, borrachín y mujeriego que se graduó en la academia naval en el puesto 894 de 899 posibles.
Que estrelló dos cazas en sendas maniobras en Texas y Virginia en sus primeras prácticas de vuelo y evitó su expulsión en varias ocasiones gracias a las conexiones militares de su familia. «Disfrutaba más de la vida fuera de servicio que volando», escribe el propio McCain en su autobiografía. «Conducía un Corvette, ligaba mucho y pasaba todo el tiempo en bares y fiestas de playa».
Tras ser liberado, en 1973, el nuevo John McCain trabajó brevemente en la empresa privada, se separó de su primera mujer para casarse con su actual esposa, la rica heredera Cindy Lou Hensley, y emprendió el camino de la política.
Vietnam iba a ser, desde el principio, la plataforma de una carrera en la que uno de sus objetivos sería escapar de la sombra de un padre distante y exigente, veterano de la Segunda Guerra Mundial y del conflicto de Corea, al que se propuso superar en méritos. La primera incursión política del veterano de guerra fue a nivel local en el primer distrito de Arizona, donde comprobó enseguida, la aplastante atracción política que los héroes militares provocan en el electorado estadounidense.
Su oponente de entonces trató de deslegitimar su candidatura asegurando que McCain no era originario de Arizona, dando pie a una respuesta que desde entonces se ha repetido una y otra vez en boca del senador:
«Me habría gustado tener el lujo, como usted, de crecer y vivir toda mi vida en un lugar tan bonito como el primer distrito de Arizona. Pero estaba haciendo otras cosas. En realidad, ahora que lo pienso, el lugar donde más tiempo he pasado es Hanoi».
Un Hanoi que, como comprobamos, hoy no se parece en nada al que John McCain conoció a duras penas desde su celda. «Gracias a mi experiencia como prisionero de guerra», escribe el propio McCain en «La Fe de mis Padres», «tenía, como dicen en política, una buena historia que vender». John McCain, recibió las condecoraciones Cruz de Vuelo Distinguido, la Estrella de Plata y el Corazón Púrpura. Condecoraciones que no se otorgaron a los prisioneros estadounidenses (que no abrieron el pico como los cobardes) por no tener un padre almirante.
Hace algunos años, la US Navy (la Armada Americana) publicó el historial militar de John McCain después de recibir una solicitud de «Libertad de Información» de la Associated Press. Los expedientes estaban llenos de información que mencionaban sobre medallas y de menciones a las heroicidades de John McCain. Pero no toda la verdad estaba ahí.
El héroe John McCain, saludando al presidente Richard Nixon.
Lo que John McCain no quería ver publicado es el registro de las payasadas que realizó siendo piloto, a bordo del portaaviones USS Forrestal en 1967. John McCain fue personalmente responsable del incendio más mortífero en la historia de la Marina de los Estados Unidos. Esa catástrofe causó: 21 aeronaves destruidas, 134 muertos, 161 heridos y unas pérdidas de 72 millones de dólares, equivalentes a 509 millones de dólares actuales.
Se conocen los detalles sobre el mortal incendio a bordo del portaaviones de la Marina, USS Forrestal, el 19 de julio de 1967 en el Golfo de Tonkín. Estos detalles señalan que el entonces teniente-comandante John McCain, jugó un papel más importante en el desencadenamiento del fuego y de las explosiones de lo que se había informado inicialmente.
Oficialmente, el accidente se produjo cuando un misil Zuni fue disparado accidentalmente por un avión F-4 Phantom estacionado en la cubierta del portaaviones, a causa de un error eléctrico. El misil impactó en un avión A-4 Skyhawk armado para una misión, lo que produjo el estallido del combustible y del armamento. De acuerdo al testimonio de un marinero que estaba a bordo del Forrestal el fatídico día del incendio:
«McCain y el capitán del USS Forrestal, el capitán John K. Beling, habían sido advertidos del peligro de usar bombas M-65 de 1000 libras en los aviones. Estas bombas, fabricadas en 1935, ya fueron consideradas demasiado peligrosas para su uso durante la Segunda Guerra Mundial y más tarde, en los B-52».
«El disparo accidental del misil Zuni provocó un impacto sobre las pesadas bombas de 1000 libras, lo que las hizo desprenderse de los pilones del avión A-4 de McCain, que sólo estaban diseñados para sostener bombas de 500 libras».
Miembros de la tripulación a bordo del USS Forrestal proporcionaron información adicional sobre el incidente. Los miembros de la tripulación y aquellos que han investigado el caso, creen que McCain deliberadamente realizó un tipo de encendido de los motores de su avión A-4E, conocido como wet-start, con el que pretendía asustar y sacudir al piloto del avión F-4 Phantom situado tras él sobre la cubierta del portaaviones.
Al arrancar los motores del avión, primero se ponen en marcha las turbinas, para que alcancen cierta velocidad y entonces se bombea el combustible en los motores para realizar la ignición. El wet-start se produce cuando el piloto permite que el combustible entre en los motores antes de encender las turbinas y realizar la ignición, es decir, antes de tiempo.
Esto puede producirse de forma deliberada o accidentalmente por un fallo anterior en la ignición que derive en la repetición del encendido del motor. Sea como sea, el wet-start, provoca la salida a chorro de una gran llamarada en la cola del avión. En el caso de McCain, el wet-start fue premeditado, sobrecalentó el cohete Zuni del avión F-4 Phantom situado tras él, lo que provocó su disparo, causando las explosiones y el fuego masivo.
Según los informes del incidente, el piloto del F-4 Phantom murió en el incendio. Por lo visto, el wet-start era una práctica común y premeditada entre los jóvenes pilotos, sobreexcitados y temerarios. Tras el accidente, John McCain fue trasladado rápidamente al portaaviones USS Oriskany (fue el único tripulante del USS Forrestal transferido de inmediato). Tres meses después, John McCain sería derribado sobre Vietnam del Norte.
En el momento en que se produjo la catástrofe del USS Forrestal, el padre de McCain, el almirante John McCain, Jr., era el Comandante en Jefe de las Fuerzas Navales de Estados Unidos en Europa (CINCUSNAVEUR), y el almirante estaba muy ocupado encubriendo los detalles del mortal ataque contra el barco de espionaje de la NSA, el USS Liberty, el 08 de junio 1967.
Héroe viene del latín «heros», que a su vez deriva de un vocablo griego. Según el filósofo Platón, en su diálogo «Crátilo o Del Lenguaje», la palabra Iros (Héroe) se deriva de Eros (Amor), pues como él escribió: «…del Amor nacieron todos los Héroes…». Según otros autores, Héroe, deriva del nombre que Alcides tomó al aceptar el encargo de los Doce Trabajos que le hizo su padre Zeus, a partir de ese momento se hizo llamar Herakles, que significa «La Gloria de Hera», quien era la esposa de Zeus.
Herakles -o Heracles- culminó sus Doce Trabajos, y a partir de ahí, habiendo hecho los méritos pertinentes, se postuló como uno más de entre los Dioses, y a su muerte como ser humano subió al Olimpo para vivir entre sus iguales, y desde allí, con su propio ejemplo de vida, inspirar a los seres humanos a superar sus propias pruebas para despertar al Dios que llevan dentro.
En la actualidad la palabra héroe hace referencia a un hombre que es famoso, ilustre y reconocido por sus virtudes o hazañas. Según Christopher Vogler, «El Héroe es alguien capaz de sacrificar sus propias necesidades en beneficio de los demás, como un pastor que se sacrifica para proteger y servir a su rebaño. En consecuencia, el significado de la palabra héroe está directamente emparentado con la idea del sacrificio personal».
En una epopeya o un poema épico, el héroe es el personaje principal y quien desarrolla las acciones más importantes. En la mitología tradicional, por otra parte, un héroe es aquél que es más que un hombre pero menos que un dios, ya que nació de un ser divino y de un ser humano. Carlyle defendió la tesis de que todo lo importante que se ha hecho en la historia ha sido motivado por la acción de grandes hombres, los héroes. Consideraba la historia como producto de las personalidades excepcionales y enérgicas.
Para Carlyle, el ambiente social y sus condiciones son consecuencia o residuo de la acción de los héroes, y se mantienen por la inercia de la historia hasta que un nuevo héroe sacude y remueve todo, iniciando una nueva época. El historiador escocés creía que nuestros actos y decisiones son tan libres como la libertad misma, y que se alzan sobre los condicionamientos económicos, morales y políticos. ¿John McCain es un héroe? Será héroe, pero del establishment, hoy en armas contra Donald Trump.
Según un informe del 4 de febrero de 2011, la OTAN había organizado en El Cairo, Egipto, una reunión para iniciar la «primavera árabe» en Libia y Siria. John McCain presidió la reunión. Aquel informe contenía una lista de los participantes libios, y estaba encabezado por el segundo personaje más importante del gobierno libio de la época, Mahmud Jibril, quien había cambiado abruptamente de bando al entrar en aquella reunión para convertirse en el jefe de la oposición libia en el exilio.
El 22 de febrero, John McCain estaba en el Líbano y se reunió con miembros de la «Corriente del Futuro» –el partido de Saad Hariri– a quienes encargó la supervisión de la introducción de armas en Siria organizándolos alrededor del diputado Okab Sakr. Después fue a Beirut, Líbano, para inspeccionar la frontera siria y escoger las localidades, como Ersal, que servirían como bases de los mercenarios que participarían en la guerra que ya se estaba preparando.
Las reuniones que presidió John McCain, fue el inicio del plan de Washington, plan que preveía que el Reino Unido y Francia atacaran simultáneamente Libia y Siria, conforme a la doctrina de «liderazgo desde atrás» y el anexo del Tratado de Lancaster House firmado entre Londres y París en noviembre de 2010.
En mayo de 2013, el senador John McCain estuvo cerca de Idleb, en territorio sirio, donde llegó a través de Turquía para reunirse con líderes de la llamada «oposición armada». El viaje sólo se hizo público a su regreso a Washington. La estancia de John McCain en territorio sirio fue organizada por la Syrian Task Force.
En esa reunión estuvo presente Mohammad Nur, vocero de la «Brigada Tempestad del Norte» –miembro del Frente al-Nusra, (o sea de al-Qaeda en Siria), que había secuestrado y aún retenía en su poder a 11 peregrinos chiitas libaneses en Azaz. Ese secuestro provocó un gran escándalo, finalmente hubo un acuerdo y los secuestrados fueron liberados. La oposición siria, armada por Barack Obama y compañía, no se diferencia para nada con el Ejército Sirio Libre, el Frente al-Nusra, el Estado Islámico, etc.
Los mismos individuos integraban todas esas organizaciones, y sin el menor problema cambiaban constantemente de bandera. Cuando dicen ser miembros del «Ejército Sirio Libre» agitan la bandera de la colonización francesa y sólo hablan de derrocar al «perro Bachar» (al-Assad). Cuando dicen ser miembros de «al-Nusra», agitan la bandera de al-Qaeda y dicen querer imponer el islam en todo el mundo. Y cuando se declaran miembros del «Estado Islámico», hacen ondear la bandera del Califato y anuncian que expulsarán de la región a todos los infieles.
Hace poco, John McCain, equiparó el supuesto «hacking» a una acción de guerra rusa, solo un verdadero idiota puede sostener esto. Es la misma idea que mueve a los medios, en torno a la indemostrada idea, de que Donald Trump recibió su victoria de manos de los hackers de Vladímir Putin. Creo que hay que hacer unas consideraciones al respecto. Aquellos que hablan gratuitamente, no han leído el informe recientemente desclasificado y que surge de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia, titulado: «Russia’s Influence Campaign Targeting the 2016 US Presidential Election».
De acuerdo al informe no hay prueba alguna de la acusación principal, es decir, que Rusia influyó en la campaña electoral norteamericana. Esto no equivale a decir que hackers rusos no hayan podido hacerse con los mails de John Podesta. El objetivo del informe no es otro que desacreditar a Donald Trump.
De lo que se trata en realidad es de un acto de guerra más, del establishment (republicano y demócrata) para preparar un impeachment en el que el presidente esté ya desacreditado ante la opinión pública. El informe pretende desacreditar también a los medios no dependientes del establishment, por ejemplo, la emisión en inglés de Al-Jazeera o Russia Today America, a las que se dedican siete páginas en el informe.
En el informe se aporta la justificación para la expansión de la OTAN más allá de Alemania. Finalmente, se trata de aportar cobertura a los partidos para justificar su derrota frente a Trump. Según esta versión fueron los hackers, Russia Today America, los que influyeron en el voto, y no la deslocalización económica, la inmigración masiva, el supuesto libre comercio y otras tesis del gran capital, las que provocaron una reacción popular anti-establishment.
El senador McCain viajó hace unas semanas al norte de Siria, para visitar las fuerzas estadounidenses desplegadas allí y discutir la campaña contra el (ISIL) y las operaciones en curso para retomar Raqqa, según informaba oficialmente su portavoz. ¿A que fue a Siria el senador John McCain, republicano y acérrimo enemigo del presidente Donald Trump?
El héroe John McCain, está enfrentado en política internacional con la visión de Donald Trump, más concretamente, en el escenario sirio, donde Barack Obama llevó a cabo una confusa estrategia de apoyo a la oposición de Bashar al-Assad, supuestamente moderada pero difícil de distinguir del propio (ISIS).
John McCain pertenece a la casta de republicanos que dominaron el gabinete de George W. Bush y se afianzaron con Barack Obama, partidarios de «exportar la democracia» a Oriente Medio por la fuerza. Estados Unidos está en un periodo de reevaluación estratégica en Siria.
El presidente Donald Trump, expresó tres conceptos que necesariamente deberían llevar a un vuelco radical en el área: su intención de reparar las relaciones con Moscú en Siria, su deseo de que Estados Unidos deje de actuar como policía global en la zona y su prioridad en la derrota definitiva de los yihadistas.
¿Qué sentido tiene, entonces, este viaje inicialmente secreto de quien está en una posición diametralmente opuesta a estos fines? ¿El establishment pretende instalar una «administración paralela» para frustrar los planes de Trump? El extraño viaje de John McCain, que según el The Wall Street Journal, se ha organizado en colaboración con el Ejército estadounidense, es el primero de un legislador desde que las fuerzas especiales de Estados Unidos empezaron a actuar en operaciones coordinadas con fuerzas locales.
Oficialmente, se trata de discutir operaciones para expulsar al (ISIS) de las zonas que ocupa en el Irak kurdo, una provincia independiente de facto y controlada por tropas kurdas, los peshmergas, desde antes de la aparición del Califato Islámico. Después de todo, John McCain preside el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado. En su viaje, se reunió con el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que se opone a que las tropas estadounidenses operen en coalición con soldados kurdos, su enemigo interior.
El mundo ideado por el establishment, un mundo manejado por los poderosos, es un escenario totalmente sombrío, los encargados de lograr su concreción manejan recursos ilimitados, manejan los medios de comunicación. Pero el establishment no esperaba la aparición de un outsider, alguien que no pertenece al establishment, que no es un político profesional, y que les aguara la fiesta.
Por suerte, cada vez hay más voces que se levantan frente a esta idea de un mundo globalizado, que se opone a la globalización para que no sea posible, ya que la globalización con estos fines es intrínsecamente perversa. Lamentablemente hay quienes de manera consciente o no, se prestan a estos fines.
La izquierda como siempre extraviada, en el lado equivocado de la historia, se suma contra Donald Trump y sirve a globalizadores como George Soros. Al ciudadano común lo único que le queda es defender el Estado donde vive, pero si su clase política es parte de ese establishment, como el héroe McCain, estamos jodidos.