EL MITO DEL PROTESTANTISMO
Ricardo Veisaga
Desde hace siglos se habla de los protestantes o del protestantismo. Aunque no sea la misma cantidad de siglos en la que se le atribuya a los protestantes, o se intenta adjudicárselos todo hecho cultural o político a su supuesta acción maléfica. No soy un ingenuo para ignorar que los imperios enemigos de España, hayan usado a estas corrientes religiosas. Lo mismo, aunque de distinta manera, España usó a la iglesia Católica en sus planes, solo recuerden lo de Gustavo Bueno, no fue por el Imperio hacia Dios, sino por Dios hacia el Imperio.
Es lógico y de esperar que se actuara de esa manera, pero esas recurrencias eran necesarias en un tiempo que ya pasó, porque no son las mismas circunstancias, ni esas instituciones religiosas son las mismas, más allá de su denominación, ¿o acaso alguien cree que la Iglesia de León XIII o el que defendía Marcel Lefebvre, es la misma que la de Juan XXIII, Paulo VI o Francisco? Lo mismo sucedió con las confesiones religiosas surgidas a partir de la protesta de Martín Lutero.
No se puede negar que existe una gran confusión al hablar del protestantismo (no solo de protestantismo), que se fue desgajando en miles de ramas a través del tiempo. Decir que el problema que existía y que aún existe en menor medida en Irlanda del Norte, es un problema religioso entre catolicismo y protestantismo, decir eso, es una verdad a medias. En primer lugar, porque todo problema que incluye territorios, personas, guerras, son esencialmente políticas, aunque revistan una fachada o una máscara religiosa, como pretexto. El problema estriba en no entender la diferencia que existe entre anglicanos y protestantes.
Sobre la denominación del «Mito del protestantismo» como título para este artículo, está usada en el sentido que le dio Gustavo Bueno en su libro: «El mito de la izquierda. Las izquierdas y la derecha.», como mito oscurantista. En el 2013 había escrito algo al respecto, pero los colaboradores de la revista no pudieron rescatar el trabajo mencionado. En honor a la verdad debo citar a Gabriel Alan Lozano, entre otros estudiosos o analistas que mencionaron con acierto el mito del protestantismo. Por tanto, para ocuparnos del tema en cuestión, sin profundizar demasiado y de la manera más breve, comenzaremos por el principio.
¿Qué es el protestantismo?
Es una de las ramas del cristianismo que sigue los principios teológicos de la Reforma protestante. Los protestantes fueron originariamente grupos de disidentes que, acusaban a la Iglesia católica de incurrir en muchos errores teológicos, se separaron del catolicismo en el siglo XVI, en lo que se denomina la Reforma protestante.
Los protestantes negaban el primado del apóstol Pedro y toda la posterior sucesión apostólica de los obispos de Roma y la eficacia de los sacramentos. Para los protestantes lo válido es el sacerdocio de todos los creyentes, la salvación solamente por la fe y no por las obras, y colocan la autoridad suprema de la Biblia por encima de la tradición apostólica (sola scriptura).
El término protestante hacía referencia originariamente a los partidarios de las ideas luteranas de la Reforma en Alemania a raíz de su protesta y resistencia a los edictos imperiales que intentaban buscar la uniformidad religiosa de Alemania. Para otros, el apelativo se les atribuyó con ocasión de que los príncipes que seguían a Martín Lutero protestaron por no poder asistir a la «Dieta de Espira» en 1529, apelando al concilio.
Veremos algunos elementos centrales de las propuestas de Martín Lutero, además de la conocida Noventa y cinco tesis del manifiesto colocado (o clavado) en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos de Wittenberg el 31 de octubre de 1517. Lutero, un fraile agustino alemán, publicó las noventa y cinco tesis, las que, según la tradición, clavó en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg, práctica común entonces. Las tesis condenaban la avaricia y el paganismo en la Iglesia católica consideradas un abuso, y pedían una disputa teológica sobre lo que las indulgencias podían dar.
En esas tesis no se cuestionaba directamente la autoridad del papa para conceder indulgencias. Lutero criticaba en particular la práctica común por aquel entonces de la venta de indulgencias, de las que la Iglesia católica de León X hizo un uso extensivo para recaudar fondos dedicados a la construcción de la Basílica de San Pedro, algo que consideraba contra las enseñanzas bíblicas, poniendo en duda la autoridad del papa y la doctrina del purgatorio.
Martín Lutero envió una copia de las tesis a su obispo, el cual las reenvió a Roma. Tras ignorar o ningunear inicialmente a Lutero, el papa León X escribió una refutación académica de sus tesis. En ella mantuvo la autoridad papal sobre la Iglesia y condenó cada «desviación» como una apostasía. Lutero replicó, iniciándose una controversia que culminó con la excomunión de Lutero decretada por el papa León X el 3 de enero de 1521, mediante la bula Decet Romanum Pontificem.
La doctrina luterana se presenta en sus obras «Catecismo Mayor» y «Los Artículos de Esmalcalda» y que giraría en torno a la idea de que la Biblia es la única autoridad en materia de fe para la Iglesia y en la necesidad absoluta de la gracia de Dios para que el hombre, mediante la sola fe en Cristo y el Evangelio, pueda ser salvado por Dios en un acto de conversión interior.
El protestantismo es muy diverso, y es más heterogéneo que la Iglesia católica y que la Iglesia ortodoxa, ya sea desde el punto de vista teológico como del eclesiástico. El protestantismo no cuenta con una autoridad suprema ni tiene unidad estructural. Estos desarrollaron la idea de la «Iglesia invisible», que se contrapone a la posición católica, que ve en la Iglesia católica la única Iglesia verdadera, fundada por Jesús.
Las principales organizaciones mundiales que recoge a la mayoría de protestantes son el: Consejo Mundial de Iglesias, Alianza Evangélica Mundial, Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, Comunión Anglicana. Mas allá de las coincidencias de origen expresadas básicamente en las «Cinco Solas», no se puede hablar de un movimiento sólido en esta cuestión, no hay una sola iglesia, ni una doctrina homogénea.
Las Cinco Solas.
No existe una sola doctrina protestante monolítica, pero si se puede decir que existe una doctrina mínima que comparten todas las iglesias herederas de la Reforma. Esta doctrina común se suele resumir en las «cinco solas», que desarrolladas comprenden el núcleo de la fe protestante. 1) La doctrina de la «sola scriptura» y se trata de la creencia en que toda fuente de autoridad en materia de fe debe ser extraída con exclusividad de la Palabra de Dios, la Biblia. Esta posición tiene sus matices en las iglesias protestantes.
2) La doctrina de la «sola fide», que es la creencia en que sólo mediante la Fe en Cristo el hombre recibe gratuitamente la salvación. Esta fe en Cristo sería una fe viva que implica una conversión total del hombre. Una fe que produce una transformación que implica un cambio en las creencias, obras y aspiraciones del creyente. 3) La doctrina de la «sola gratia», es la creencia en que la salvación es recibida de parte de Dios, por el hombre, de forma gratuita, sin que este pueda merecerla o adquirirla por sus propias fuerzas.
El protestantismo suele presentar al hombre condenado e incapaz de obrar en favor de su salvación por causa del pecado original. En esta situación el hombre necesita de Dios para su salvación desde el mismo momento en que se convierte, pues sin la gracia de Dios tampoco podría recibir la gracia de la fe. Existen algunas iglesias que defienden la idea de que el hombre es totalmente incapaz incluso de aceptar la gracia o de resistirla, de modo que su libertad queda totalmente anulada y todo depende de la elección divina (calvinismo más extremo).
Como una consecuencia de la radicalidad de la doctrina de la gracia y la fe en el protestantismo, el papel de las obras como actos que puedan merecer la salvación, la santidad o el favor de Dios es generalmente rechazado o muy atenuado como un producto secundario de la fe. Aun así, en el protestantismo se suele argumentar que una vida de fe que no produce obras es una vida de fe muerta, es decir, no es una vida de fe basándose en la cita bíblica de Santiago 2:17.
4) La doctrina de «solus Christus» es la creencia en que sólo hay un mediador capaz de redimir al hombre ante Dios, y que este es Cristo. Desde un punto de vista teológico, esta doctrina es compartida por todas las iglesias cristianas. No obstante, el protestantismo adoptó una serie de implicaciones nuevas que sí lo diferencian. La implicación más importante fue el rechazo de la intercesión de la virgen María y los Santos en nuestro favor desde el cielo.
También se rechazó el culto y veneración de éstos y otras creencias populares que incluso la misma Iglesia católica no reconoce como correctas. Otra implicación muy importante fue el rechazo de lo que se percibió como una apropiación por parte del clero de ciertos medios de salvación o condonación de los pecados, como es la celebración del sacramento de la penitencia y las indulgencias.
5) La doctrina de «Soli Deo» es la creencia en que solo a Dios se le puede dar gloria y adoración. Asimismo, es la creencia en que los ángeles y toda la creación (incluidos los hombres) dan gloria a Dios y que por ello y para ello Dios los creó. En el protestantismo se incluye además el rechazo de la veneración de los santos. Se cree que actualmente hay 75 millones de seguidores del protestantismo, principalmente en Alemania y Escandinavia.
El protestantismo, según un amplio consenso y a ella me atengo, habitualmente se expresa en tres tipos de movimientos o congregaciones:
A) esta se corresponde a iglesias históricas de carácter nacional, como la Iglesia de Inglaterra (anglicanismo) en el Reino Unido y en sus excolonias. El anglicanismo es la rama anglosajona del protestantismo y su origen es la Reforma anglicana. Podría definirse como la fe, práctica y espíritu de las Iglesias miembros de la Comunión anglicana, es decir, Iglesias en plena comunión con el arzobispo de Canterbury. El anglicanismo tiene profundas raíces en el pasado.
Lo medular de la fe de los anglicanos se encuentra en la Biblia, los «Treinta y nueve» de la fe cristiana, y el «Libro de Oración Común», los cuales resumen la enseñanza de la Iglesia de los primeros cinco siglos y rechazan tanto la evolución posterior de la Iglesia católica como las simplificaciones del unitarismo. Este anglicanismo tiene distintas ramas como puede ser la Comunión anglicana, el Movimiento anglicano de Continuación, Comunión anglicana Tradicional, Iglesia católica anglicana (tradicionalista) y la Iglesia Episcopal Reformada.
El término «anglicanismo» se usó por primera vez en 1838. Deriva del adjetivo «anglicano» que, a contar del siglo XII, se encuentra en documentos haciendo parte de la frase en latín eclessia anglicana. En aquel período esta significaba Iglesia inglesa, es decir, aquella parte de la iglesia occidental o latina que existía en Inglaterra. El adjetivo se usó como sinónimo de «inglés» hasta el siglo XVIII cuando empezó a adquirir matices teológicos que definían la postura religiosa de la Iglesia de Inglaterra frente a los católicos y los calvinistas. De allí, se extendió a las Iglesias trasplantadas por los ingleses a otros países durante el período de la expansión colonial y esto determinó el sentido de la palabra anglicanismo.
En este primer tipo de movimiento protestante se incluyen las iglesias luteranas en Alemania y Escandinavia, y las iglesias calvinistas (reformados y presbiterianos) en Suiza, Países Bajos y Escocia. El calvinismo, también conocido como cristianismo reformado, fe reformada o iglesia reformada, es un sistema teológico protestante basado en la tradición teológica y cultural establecida por Juan Calvino y otros teólogos de la época. El calvinismo se originó en Suiza y pone el énfasis en la autoridad de Dios sobre todas las cosas.
La doctrina destacada del calvinismo es la predestinación, y solo aceptan como sacramento el bautismo y la eucaristía. En la actualidad pueden existir unos 85 millones (50 millones de presbiterianos, 30 millones de congregacionales y 5 millones de reformados), principalmente en Reino Unidos, Países Bajos, Estados Unidos, Corea del Sur, Iberoamérica y el África subsahariana.
La tradición reformada fue desarrollada por teólogos como Martín Bucero, Enrique Bullinger, Pedro Mártir Vermigli, Ulrico Zuinglio, Teodoro de Beza y Guillaume Farel e influyó en reformadores británicos como Thomas Cranmer y John Knox. Debido a la gran influencia y al papel del reformador Juan Calvino en los debates confesionales y eclesiásticos del siglo XVI, la tradición llegó a conocerse con el nombre de calvinismo. Hoy en día, el término designa también las doctrinas y prácticas de las Iglesias reformadas.
La enseñanza y la doctrina protestantes evolucionaron independientemente a Martín Lutero, bajo la influencia de muchos escritores y reformadores, entre los que destacaba Juan Calvino. La Reforma que se había iniciado casi simultáneamente en Zürich (cantón de habla alemana) y Ginebra (francófona) fue extendiéndose por los países vecinos, llegando a Escocia de la mano de John Knox, que se había formado en Ginebra, dando origen a la Iglesia Presbiteriana.
En el siglo XVI, el calvinismo se extendió por los Países bajos y algunas regiones limítrofes de Alemania, por Francia, Inglaterra, Hungría, Lituania y Polonia. La emigración a América llevó el calvinismo al Atlántico Medio de Estados Unidos y a Nueva Inglaterra, donde la mayor parte de los colonos fueron calvinistas y también se incluían a los puritanos ingleses, los colonos holandeses de la Nueva Ámsterdam y a los irlandeses-escoceses presbiteranos de los Montes Apalaches.
Los colonos neerlandeses calvinistas fueron los primeros europeos que colonizaron África del Sur. Fueron conocidos posteriormente como bóeres o afrikáneres. En el siglo XXI, el conjunto de las Iglesias de inspiración calvinista reúne a unos 75 millones de personas. Siguiendo con las iglesias de este primer movimiento, tenemos a las iglesias metodistas y algunas iglesias bautistas, aunque sin carácter nacional, son agrupadas en este primer tipo.
Mientras tanto, la Iglesia de Inglaterra (anglicana) no se dejó influir en un primer momento por el protestantismo, pero tras su ruptura con la Iglesia de Roma, comenzó un paulatino y vacilante acercamiento hacia los ideales reformados. Desde que se diera la ruptura con el papa por parte de Enrique VIII de Inglaterra, en el siglo XVI, creando lo que se denomina «vía media del cristianismo» (entre el catolicismo y el protestantismo más reformado). Se cree que hay unos 85 millones de seguidores, principalmente en Inglaterra.
En la actualidad las Iglesias de la Comunión anglicana se declaran de forma abierta como reformadas. De ellas surgió la Iglesia Metodista, que, junto a los presbiterianos, y a las iglesias bautistas, entre otros, se conocen históricamente como «disidentes». Los metodistas tienen su origen en el siglo XVII, con John Wesley en Inglaterra. Y se encuentran emparentados con el calvinismo (salvo en la predestinación) y el anglicanismo, extendiéndose a Estados Unidos y África, donde experimentaron un gran crecimiento.
El metodismo, o movimiento metodista wesleyano, es el nombre que se da un grupo de denominaciones cristianas de la rama del protestantismo. Históricamente, el metodismo se originó durante un avivamiento evangélico en Gran Bretaña en el siglo XVIII y debida a su vigorosa actividad misionera que fue desplegando, y se extendió rápidamente por los dominios del Imperio británico, los Estados Unidos y más allá.
En un principio solo se convocó a los trabajadores, granjeros pobres y esclavos. Su teología es claramente «arminiana» con un énfasis en el hecho de que la salvación es para todo aquel que acepte a Cristo como Salvador. Se calcula que unos 80 millones de personas son metodistas en el mundo. Casi todas las denominaciones metodistas del mundo forman parte de un cuerpo consultivo internacional denominado Consejo Metodista Mundial (World methodist Council) que tiene sus oficinas centrales en Lago Junaluska, Carolina del Norte, Estados Unidos de América.
El llamado movimiento metodista tiene sus orígenes en Inglaterra, cuando un grupo de cristianos encabezados por John Wesley, su hermano Charles Wesley y George Whitefield buscaban la forma de renovar la Iglesia de Inglaterra en el siglo XVIII, por medio de un estudio centrado en la Biblia, un acercamiento metódico a las Escrituras y la relación e impacto de estos con la vida cotidiana del creyente.
El término «metodista» fue surgiendo como un apodo universitario usado en un principio con tintes peyorativos para designar al pequeño grupo de estudiantes de Oxford que estuvo reuniéndose entre 1729 y 1735 con fines de crecimiento en la vida cristiana. Ellos se reunían cada semana, ayunaban regularmente y se abstenían de casi toda forma de entretenimiento y lujo. También visitaban con frecuencia a los pobres, enfermos y presos.
John Wesley tuvo influencias de los «Hermanos de Moravia» y del teólogo holandés Jacobo Arminio, mientras que Whitefield adoptó puntos de vista más próximos al calvinismo. Por eso, los seguidores de Whitefield se separaron convirtiéndose en Metodistas Calvinistas. No obstante, la mayoría de las denominaciones metodistas han seguido a Wesley en cuanto a su teología arminiana. Los metodistas ponen el acento en la conversión, la predicación y la santidad, y sus sacramentos son el bautismo y la eucaristía. En la actualidad pueden ser unos 85 millones de seguidores, principalmente en Reino Unido, Estados Unidos y África subsahariana.
Los bautistas son una de las ramas principales del movimiento evangélico iniciado en 1609 por los pastores ingleses John Smyth y Thomas Helwys. El movimiento se adhiere a la doctrina de la Iglesia de creyentes, enfatizando el nuevo nacimiento y bautismo del creyente. Los Bautistas surgieron a finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII como movimiento puritano en Inglaterra, eran de soteriología calvinista y congregacionales, y junto a los Presbiterianos y Congregacionales formaban parte del movimiento que intentaba en sus principios purificar la iglesia de Inglaterra.
Se exiliaron en 1607 a Holanda con otros creyentes que tenían las mismas posiciones bíblicas. Creen que la Biblia debe ser la única guía y que el bautismo del creyente es lo que requieren las Escrituras. En 1609, año considerado como la fundación del movimiento, bautizaron a los creyentes y fundaron la primera iglesia bautista.
Las organizaciones misioneras promovieron el desarrollo del movimiento en otros continentes. En Inglaterra, se fundó la Sociedad Misionera Bautista en 1792 en Kettering. En Estados Unidos se fundó los Ministerios Internacionales en 1814 y la Junta de Misiones Internacionales en 1845. La Alianza Mundial Bautista fue fundada en 1905 en Londres por 24 asociaciones bautistas de varios países, durante el primer Congreso Mundial Bautista.
Su mayor crecimiento se dio en Estados Unidos, donde son la rama protestante mayoritaria, su característica más importante es el bautismo por inmersión de los adultos y la eucaristía. En 2020, el movimiento contaba con 170 millones de creyentes, principalmente en Estados Unidos e Iberoamérica. En América del Norte, la Convención Bautista del Sur con 47.198 iglesias y 13.223.122 miembros, la Convención Bautista Nacional, de Estados Unidos con 21.145 iglesias y 8.415.100 miembros.
Fuera de este protestantismo, que muchos estudiosos denominan «magisterial», se dio otra vertiente, que se distinguió tanto del catolicismo como de las Iglesias protestantes de carácter nacional. Esta corriente recibe el nombre de Reforma Radical, cuyos integrantes pasaron a conocerse como anabaptistas, que rechazó la unión de la Iglesia cristiana con el Estado y repudiaron el bautismo infantil, y se constituyeron en iglesias independientes o segregadas que dieron lugar a corrientes como los menonitas, e influyeron a los fundadores de otras, como las iglesias bautistas.
B) El segundo movimiento en el protestantismo corresponde a iglesias históricas de carácter congregacional, como las iglesias congregacionalistas, las iglesias puritanas, las iglesias anabaptistas (menonitas, hermanos) y la mayoría de iglesias bautistas; o a iglesias evangélicas, de carácter libre y en general calvinistas, pero anabaptistas. Suelen llamarse iglesias de la segunda reforma.
El congregacionalismo es un movimiento que surgió desde finales del siglo XVI hasta principios del XVII de las iglesias protestantes inglesas. Creado como una extensión del puritanismo, hizo énfasis en el derecho y deber de cada congregación a gobernarse por sí misma, independientemente de cualquier autoridad. Su influencia más grande y con mayor cantidad de partidarios se ubicó en los Estados Unidos, donde los puritanos se asentaron en la colonia de Plymouth.
El «Pacto Half-Way» (1662) suavizó las condiciones de afiliación y el Primer Gran Despertar condujo al congregacionalismo estadounidense lejos de sus raíces calvinistas. Muchas iglesias mudaron al unitarismo. Los congregacionalistas, en general, evitaron los credos y dieron prioridad a la predicación por encima de los sacramentos, aceptando solamente el bautismo y la eucaristía. La iglesia congregacionalista ingleses son ahora parte de la United Reform Church.
La mayoría de los congregacionalistas americanos pertenecen a la Iglesia Unida de Cristo, confesión de la que era miembro el ex presidente Barack Obama, aunque en los Estados Unidos aparte de esta también existe la Iglesia de los Discípulos de Cristo. La familia de la serie «7 en el Paraíso» (7th Heaven (serie de televisión) pertenecía a los Discípulos de Cristo (iglesia cristiana). Las iglesias bautistas, los discípulos de cristo y el unitarismo universalista ejercen la organización política congregacional.
La mayoría de las iglesias no confesionales están organizadas según características congregacionalistas. Muchos no consideran a estas asociaciones voluntarias como «denominaciones» porque «creen que no hay otra iglesia que no sea la iglesia local, y las denominaciones son diferentes a las Escrituras». Este modo de practicar la fe, de un profundo liberalismo, ejerció un gran influjo en la Constitución de los Estados Unidos a través de los escritos de William Penn, fundamentales para la creación del estado de Pensilvania.
Los principios del congregacionalismo se remontan a las sociedades de peregrinos de los Estados Unidos a principios del siglo XVII. El congregacionalismo expresó el punto de vista de que cada iglesia local es una realización completa en miniatura de toda la Iglesia de Jesucristo; y la Iglesia, mientras que, en la tierra, además de la iglesia local, solo puede ser invisible e ideal.
C) El tercer movimiento corresponde a los movimientos pentecostales o carismáticos que surgen de iglesias protestantes o sin continuidad histórica. El pentecostalismo o movimiento pentecostal es un movimiento protestante de iglesias que recalcan la doctrina del bautismo en el Espíritu Santo, y que esa manifestación contemporánea se materializó con el llamado «Avivamiento de la calle Azusa» llevado a cabo por el pastor afroamericano William J. Seymour en una iglesia Metodista Episcopal Africana, en Los Angeles, California, en el año 1906 y que duró hasta 1915.
Los términos «pentecostalismo» y «pentecostal» se derivan de Pentecostés, una celebración judía también llamada la Fiesta de las Primicias. Este acontecimiento conmemora el descenso del Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesús, como se describe en el capítulo 2 del libro de Hechos de los Apóstoles. Este movimiento carece de un dirigente mundial ya que está conformado por varias organizaciones e iglesias que presentan un cuerpo de autoridades sobre sí mismas.
En la actualidad, el pentecostalismo, tiene cuatro corrientes: el pentecostalismo histórico y el clásico, el unicitario y el movimiento carismático o neo-pentecostalismo, que incluye el movimiento carismático de segunda ola, neo-carismaticos de la tercera ola y la renovación carismática católica. La Asamblea de Dios, la denominación pentecostal más grande del mundo, tenía 53.700.000 miembros para 2022. Las otras denominaciones importantes son la Iglesia Apostólica con 15.000.000 de miembros, la Iglesia de Dios (Cleveland) con 36.000 iglesias y 7.000.000 de miembros, la Iglesia Cuadrangular con 67.500 iglesias y 8.800.000 miembros.
El movimiento carismático o neo-pentecostalismo, surge del interior de las iglesias históricas como bautistas, metodistas, presbiterianas, episcopales y luteranas, católicos romanos, católicos ortodoxos griegos. Es considerada la rama más nueva del pentecostalismo, y al igual que las iglesias pentecostales clásicas que la preceden, sus miembros creen y buscan experimentar el bautismo en el Espíritu Santo. El término «movimiento carismático» fue introducido en 1962 por el ministro luterano Harald Bredesen. Dentro del catolicismo, surgió más tarde el movimiento llamado Renovación Carismática Católica.
El movimiento adventista tuvo su origen a raíz de las ideas de William Miller, un granjero bautista estadounidense que empezó a predicar durante el Segundo Gran Despertar religioso, ocurrido durante la primera mitad del XIX. Pueden llegar a tener unos 70 millones de seguidores, principalmente en Brasil y la India.
El país con mayor número de protestantes es Estados Unidos, donde pese a la pérdida de peso de los «WASP», tradicionalmente a favor de otros grupos (especialmente los hispanos, de mayoría católica), la mayor parte de los estadounidenses pertenece a alguna confesión protestante. Entre los de mayor población, el que tiene el mayor porcentaje es el Reino Unido, cuyas confesiones mayoritarias son la Iglesia de Inglaterra (anglicana) y la Iglesia de Escocia (presbiteriana).
El Evangelismo Cristiano o protestantismo evangélico, es un movimiento dentro del cristianismo protestante que promueve que la esencia del evangelio consiste en la doctrina de la salvación por gracia a través de la sola fe en la expiación de Jesucristo. Los evangélicos creen en la experiencia de «nacer de nuevo» (born again) cuando se recibe la salvación, también en la autoridad de la Biblia como la revelación de Dios a la humanidad y en la difusión del mensaje cristiano. Hay unos 630 millones de fieles en todo el mundo.
El movimiento evangélico ganó gran impulso en los siglos XVIII y XIX con el primer y Segundo Gran Despertar, en Reino Unido y América del Norte. Sus orígenes se suelen trazar hasta el metodismo inglés, la Iglesia de Moravia (en particular, la teología de su obispo, Ludwig von Zinzendorf) y el pietismo luterano. Entre los líderes y principales figuras del movimiento evangélico se encuentran John Wesley, George Whitefield, Jonathan Edwards, Charles Spurgeon, John Stott, Martyn Lloyd-Jones, William Seymour y Billy Graham.
En la actualidad, el término evangélico «engloba a iglesias y creyentes herederos de la tradición cristiana instituida por la reforma protestante del siglo XVI y sus posteriores avivamientos», por lo que incluye la mayoría de las confesiones de fe de inspiración cristiana excepto la Iglesia Católica, las Iglesias ortodoxas Autocéfalas y la Iglesia Copta. Este movimiento se deriva esencialmente de la Reforma radical anabaptista del siglo XVI y la doctrina de la iglesia de los creyentes. El evangelismo también está presente de manera más amplia en otras ramas protestantes. Algunas asociaciones cristianas evangélicas se agrupan en la Alianza Evangélica Mundial.
Una de las definiciones aceptadas del evangelicalismo es la que fue propuesta por el historiador David Bebbington. Que hace notar cuatro aspectos distintivos de la fe evangélica: conversionismo, biblicismo, crucicentrismo (y resurrección de Jesús) y activismo. Esto conformaría la base del evangelicalismo.
La principal distinción entre iglesias evangélicas e iglesias protestantes históricas, a pesar de tener un origen similar, es la doctrina de la iglesia de los creyentes, aunque hay una «veta evangélica» más amplia en el protestantismo.
Las iglesias protestantes tienen predominantemente una teología liberal mientras que las iglesias evangélicas tienen predominantemente una teología conservadora, fundamentalista o moderada. Se cree que hay 600 millones de seguidores, en especial en Estados Unidos, Reino Unido e Iberoamérica.
Esta breve historia y distinción del protestantismo está en cualquier lugar de la red, pero, además de las mencionadas, quiero hacer notar otras dos denominaciones, supuestamente cristianas, que son importante para entrar a analizar el objetivo central de este artículo, y ellos son los «Mormones» y los «Testigos de Jehová».
Los Mormones
El Movimiento de los Santos de los Últimos Días o Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocido como mormonismo, está conformado por un grupo de iglesias cristianas que tienen origen en la llamada Iglesia de Cristo, fundada por Joseph Smith en 1830. El movimiento está integrado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como iglesia mormona o iglesia SUD, la Iglesia fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Comunidad de Cristo, y las Iglesias de Cristo del Terreno del Templo y Bickertonita.
En conjunto, estas iglesias tienen más de 16 millones de miembros, aunque alrededor del 98% pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Iglesia SUD). La teología predominante de las iglesias de este movimiento es el mormonismo, que se ve a sí mismo como una supuesta restauración de la iglesia cristiana primitiva con revelaciones adicionales.
Una minoría de fieles del movimiento de los Santos de los Últimos Días, tales como los miembros de la Comunidad de Cristo, fueron influenciados por la teología protestante, aunque mantienen ciertas creencias y prácticas distintivas, como la creencia en la revelación continua, un canon abierto de las escrituras y la construcción de templos. Otros grupos incluyen la Iglesia Remanente de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que apoya la sucesión lineal del liderazgo de los descendientes de Smith, y la más controvertida Iglesia fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que defiende la práctica de la poligamia.
La base de su doctrina mormona la constituyen principalmente el Libro de Mormón y en segundo plano la Biblia y la recopilación denominada Doctrina y convenios. Otros textos, como el Libro de Abraham o la Traducción de la Biblia de Joseph Smith tienen aceptación mixta dentro del movimiento, siendo aceptados como escritura sagrada por algunas iglesias y rechazados por otras.
Los Testigos de Jehová
Es una organización religiosa y una confesión cristiana milenarista y restauracionista, con creencias y enfoques antitrinitaristas y apocalípticas diferentes de las vertientes tradicionales e históricas del cristianismo. Los Testigos se consideran a sí mismos una restauración del cristianismo primitivo creencias que se basan en su entendimiento e interpretación de la Biblia, así como en puntos de vista heredados del movimiento de los estudiantes de la biblia y los movimientos religiosos del siglo XIX. Afirman que su objetivo es honrar a Jehová y evangelizar el Reino de Dios por todo el mundo.
Según datos propios de la organización, en el año 2022, sus publicaciones se distribuyeron en 239 países y contaban con una media mensual de 8,5 millones de «publicadores activos». Y unos 8,7 millones de miembros bautizados que participaron durante el año en actividades evangelizadoras en calidad de «publicadores» y 19.721.672 personas en el mundo participaron como asistentes en la conmemoración del 14 de Nisán.
Los Testigos de Jehová, no se consideran pacifistas, sino neutrales. Esto explica la nula repercusión social de su actitud ante el servicio militar que, al extenderse a cualquier tipo de actividad sustitutoria de servicio civil, es más un distanciamiento de toda autoridad «mundana» que una reivindicación de ningún tipo. Por eso no aparecen en la historia del movimiento la objeción de conciencia, al mantenerse al margen de toda lucha, limitándose a defenderse personalmente cuando las condiciones legales lo permitieron y presentándose como víctimas del sistema establecido (mártires). Tampoco aceptan los símbolos patrios y los Estados.
El término protestante deriva del latín protestari, que significa «declaración pública o protesta», en la protesta de los cinco príncipes electores y de 14 ciudades imperiales alemanas contra la decisión de la Dieta de Espira en 1529, que reafirmaba el edicto de la Dieta de Worms de 1521, en el que se proscribía creer y enseñar las doctrinas luteranas. El término protestante no se utilizó en su origen para describir a los reformadores, sino posteriormente para describir a los diferentes grupos disidentes de la ortodoxia católica.
Desde entonces se ha empleado en diferentes sentidos, siendo común para referirse a los devotos no pertenecientes a la Iglesia católica ni a la ortodoxa. Es una de las principales divisiones de la cristiandad, junto con las Iglesias ortodoxas orientales, las Iglesias ortodoxas occidentales y la Iglesia católica. Las doctrinas de las diversas ramas protestantes varían, pero son prácticamente unánimes en lo que implica una relación personal directa del individuo con Dios sin ninguna institución de por medio, y la Biblia como autoridad última en asuntos de fe, conocido como sola scriptura.
También tomaron ventaja de las divisiones existentes en muchos lugares entre las autoridades civiles y eclesiásticas. El desarrollo del Estado —en su forma moderna— entre los pueblos cristianos de Occidente dio lugar a muchas disputas entre el clero y el laicado, entre los obispos y las ciudades, entre los monasterios y los señores territoriales. Cuando los reformistas le restaron al clero toda autoridad, en especial en los asuntos públicos, esto permitió a los príncipes y a las autoridades municipales finalizar esa larga contienda pendiente.
Los principales grupos protestantes llegaron a Iberoamérica en el siglo XIX. Los presbiterianos se instalaron en Argentina en 1836, en Brasil en 1859, en México en 1872 y en Guatemala en 1882. Actualmente las comunidades protestantes se encuentran en América del Sur y también en Centroamérica. Un dato interesante aportado por la RKD – (Evangelische Kirche in Deutschland), del 20 de julio de 2023, dice que, de los 81,8 millones de habitantes de Alemania, el 61,4% se declara cristiano, de los cuales el 30% es católico (24,7 millones) y el 29,2 protestante (23,9 millones). Los católicos han disminuido un 0,6%, pero los protestantes bajaron el doble, un 1,2%, en la cuna de Lutero los protestantes van a la baja.
¿Protestantes?
En el siglo XVI, XVII, XVIII y el XIX, es entendible la protesta. ¿Pero después? ¿protestar, qué? Si nos mantenemos en el plano religioso no hace falta protestantizar la iglesia católica. La iglesia católica había reaccionado a la reforma protestante con la «contra reforma», pero la iglesia católica en el siglo XX provocó una contra-contrarreforma. Demas está decir que todas las iglesias que mantienen su curso en el tiempo, in fieri, se van realizando y también cambiando en el tiempo.
La misma iglesia católica en el siglo XXI con su Teología del Pueblo, pone en vigencia el indigenismo que es propio de esta teología del Pueblo, no sucedió así con la Teología de la Liberación, a ella no le pertenece el indigenismo, al mismo tiempo la iglesia actual adhiere a los postulados de esta nueva izquierda cultural, la «séptima generación de izquierdas», y la que bendice a las parejas del mismo sexo, no de manera individual sino en tanto pareja.
Por tanto, y ahora entrando en el eje angular del Espacio Antropológico, según lo entendemos en el materialismo filosófico, tomando siempre el Estado, ya que en ella impacta el eje angular, y, seguir llamando o calificando de protestantismo (sin diferenciar como si fuera un todo) a lo que no sea del ámbito católico, me parece que es un verdadero anacronismo. Es un mito confusionario, lo que va constituyendo el «mito del protestantismo».
Es muy común que los medios y la historia, la pequeña historia, la res gestae, diga o enseñe que la lucha en Irlanda del Norte es o fue, entre católicos y protestantes. Y no aclaren que es o fue, entre católicos y anglicanos. En tiempos de Enrique VIII y al amparo de la «Leyes Penales» se separarían a los católicos y protestantes que no eran fieles a la Iglesia de Inglaterra, ya sean bautistas, presbiterianos, cuáqueros, etc. Entonces Irlanda comenzó a ser gobernada por los Anglicanos.
El anglicanismo, como ya sabemos, hace referencia a las iglesias que mantienen la comunión anglicana siguiendo los ideales de la Iglesia de Canterbury. Enrique VIII es considerado fundador del anglicanismo. Siendo rey en ese periodo, la importancia del anglicanismo fue vital para los ingleses, ya que la figura del monarca toma el control religioso del Estado británico.
La Iglesia Anglicana, «Church of England» o «Anglican Communion», no es una iglesia protestante tradicional, es una iglesia netamente nacional. Los protestantes que no querían cambiar al anglicanismo, en su mayoría, se fueron o escaparon a América, y esos protestantes tradicionales, hoy, son casi reliquias del pasado. Por tanto, llamar a todas las iglesias no católicas, protestantes, es un abuso.
Muchos intelectuales, dicho esto, aplicando una de las muchas acepciones de intelectual, en este caso aplicado a filósofos que destacan en algún rama o disciplina filosófica, pero que metidos en la política concreta no entienden nada. Por ejemplo, en el caso del indigenismo tratan de cargar con el muerto a los «protestantes» o a lo que llaman «protestantismo», sin hacer distinción alguna.
Existe un relato en boga que asocia de manera inmediata, la existencia de las iglesias protestantes con un plan atribuido al imperialismo estadounidense. En mi opinión, es una respuesta superficial y reduccionista, y carece de una indagación o investigacion seria. Por ejemplo, el historiador Ivan Vélez le dice a Stoll: «Sin embargo hay un exacerbado indigenismo, instituciones como el Instituto Lingüístico de Verano (ILV) ¿estas iglesias no han fomentado o potenciado este indigenismo que puede ser una amenaza política?»
La repuesta de Stoll es rotunda.
«No, del Instituto Lingüístico de Verano no veo mucho problema, en la época de los 70 bajo la sombra del Vietnam, bajo la sombra de la CIA, fue muy posible presentar al ILV como una amenaza, mirando atrás, comparándolo con otras tendencias más destructivas, por ejemplo, la guerra norteamericana en contra de la droga, del narcotráfico, la amenaza de la ira musulmán contra del Occidente, el terrorismo (…) sí yo veo inconveniencias, podemos señalar ciertos líderes evangélicos, tal vez ciertos líderes católicos, que son políticos de tendencia muy peligrosa.»
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La utilización del indigenismo fue instrumentada por la Teología de los Pobres y del Pueblo, y no por la CIA ni por la Teología de la Liberación. Hacer una revolución no pasa por traducir biblias a lenguas casi muertas, sin importancia política y con pocos hablantes. Los intelectuales no caen en cuenta que la formación de los nuevos bloques evangélicos y pentecostales basados en ciertas concordancias, se hizo muy fuerte en torno a un anticomunismo primario y en el apoyo a los regímenes militares, algo que no se dio con las iglesias protestantes tradicionales.
La captación de estos sectores religiosos se dio en Chile con Augusto Pinochet, con los generales brasileños, y en Bolivia con el general Hugo Banzer Suárez. Sobre esta base de convergencia de intereses político-religiosos, de dirigentes y laicos con cierto predicamento, fue como los grupos evangélicos y pentecostales ingresaron en la política en la década de los setenta. De esta manera fueron creando los partidos y movimientos políticos evangélicos en los ochenta, en doce países de la región.
Toda esta afirmación y lo que sigue, está en un artículo de mi autoría publicado en la Revista Metábasis de España, y en: revistaeutaxia.com, del 2021, bajo el título: Evangelismo y Catolicismo en Iberoamérica. El auge de los movimientos políticos evangélicos no deriva de las directrices estadounidenses, sino de las denuncias de corrupción sobre los partidos políticos tradicionales. Esto favorece la aparición de nuevos candidatos desde la década de los ochenta, en medio de la alabanza y de una subordinación al neo corporativismo del Estado y la búsqueda de una salida hacia el corporativismo social.
La estratificación del poder entonces estaba basada en dos sectores, el Estado y la Iglesia Católica. Más allá de circunstanciales enfrentamientos entre la Iglesia Católica y algunos gobiernos, la iglesia siempre estuvo al amparo del Estado. Ambos sectores en la práctica eran los arquitectos de formas personalizadas y oligárquicas en la acumulación del poder, y en el rechazo a las bases populares.
En ese tipo de Estados existía una cadena de lealtades estructuradas en relaciones sociales verticales y asimétricas. En ellas está presente el caudillismo hacia arriba y el caciquismo hacia abajo como modalidades de dominación. El evangelismo y el pentecostalismo surgen en este tipo de sociedades, nacen del subdesarrollo económico y saltan de las demandas religiosas a las exigencias políticas. La acción política o religiosa, en Iberoamérica, dependía de la protección otorgada al grupo social. La representatividad política se caracteriza por la participación y movilización de la comunidad local y de los actores sociales.
Para lograr obtener el poder ya sea local, regional o nacional estos movimientos buscan un instrumento capaz de capturar el voto, que es muy importante en lo inmediato. El voto cautivo de los fieles se convierte en un arma importante de intercambio que utilizan los pastores. Se debe a ello que en las décadas de los setenta y ochenta, los dirigentes evangélicos y pentecostales fueron el centro de atención de regímenes militares que buscaban su legitimación y, en la lucha contra el marxismo, pero que en esta cuestión eran aliados naturales.
Voy a seguir citando a David Stoll:
¿Qué tal si, después de tanto dolor y desesperanza, llegase una solución espiritual para los problemas de América Latina? Así pensaba el evangelista argentino, Luis Palau. Por eso fue a Guatemala en noviembre de 1982, para participar en la celebración del primer centenario del protestantismo en el país. Los ojos de toda América Latina están sobre Guatemala, dijo a la inmensa multitud en un predio militar de la capital. Esta podría convertirse en la primera nación reformada de América Latina, un país en donde la palabra de Dios había cautivado a tantos militares y empresarios que llegó a ocasionar una transformación social y política. El evangelio podía liberar a los guatemaltecos de las cadenas del pecado, continuaba Palau, y podía liberarlos de las cadenas de la pobreza, la miseria, y la opresión. El evangelista prometía que, a través del Evangelio de Jesucristo, el nuevo hombre podría construir una nueva Guatemala.
Era un día soleado y caluroso, el campo lleno de gente, la multitud vitoreando. Los organizadores habían pronosticado que medio millón de personas estaría presente. Más tarde, sostuvieron que habían asistido unos tres cuartos de millón. En la parte de atrás, los soldados haraganeaban junto a las paredes de una estructura lúgubre al estilo medieval, la Escuela Politécnica del Ejército, cuyas entrañas, se decía, albergaban celdas clandestinas en las cuales se encontraba prisioneros políticos «desaparecidos».
Luis Palau no iba a entrar en debates sobre la situación política del momento: su mensaje era espiritual. Además, el presidente del país se encontraba a su lado. «Aquí, el que está a cargo es Jesucristo», declaró Efraín Ríos Montt, un general del ejército que había tomado el poder ocho meses atrás. El tono de su voz era duro, casi beligerante, pero de la multitud se levantaban los aleluyas. «Nos defendemos no a través del ejército o de sus espadas», proclamaba, refiriéndose a la fuerza contrainsurgente de mayor éxito en América Central, «sino a través del Espíritu Santo.»
Los dos hombres sentían que lo que le faltaba a América Latina era el protestantismo evangélico. Palau y Ríos Montt creían que únicamente una conversión en masa, una transformación moral a nivel popular, podrían salvar a América Latina de la pobreza y del caos.
«Algunos ofrecen servicios voluntarios», solía afirmar Palau, «otros impulsan revoluciones marxistas. Pero la única forma de cambiar verdaderamente a una nación para bien es guiar a las masas populares a comprometer sus vidas con Jesucristo.» […]
«Cuatro meses después, el Papa Juan Pablo II se encontraba en el mismo lugar celebrando misa. No se refirió directamente a la asamblea anterior, a la cual sus propios organizadores habían prometido superar. Es verdad que la multitud fue algo más numerosa. Pero cuando el Papa pidió al pueblo que defendiera su fe, una razón fue que la Iglesia Católica estaba perdiendo terreno frente a los evangélicos en muchos frentes. Ya no podía reclamar a América Latina como suya. El monopolio religioso tradicional estaba perdiendo terreno. Parte de aquella reforma ocurría dentro de los templos católicos construidos durante la colonia española, pero gran parte de ésta tenía lugar afuera. La plaza de armas estaba llena hasta un poco más de la mitad, por lo que dudo que hayan asistido más de 250.000 personas.»
El caso del evangelista Luis Palau, es una vuelta de revés en la dirección de las misiones evangélicas en Iberoamérica. El camino no fue del norte hacia el sur sino del sur al norte. Luis Palau, nació en Ingeniero Maschwitz, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Se quedó huérfano de padre a la edad de ocho años, pertenecía a una familia de clase media católica.
De pequeño se acercó a un templo protestante y se convirtió al evangelismo. A los 19 años empezó a predicar los fines de semana mientras trabajaba en un Banco, unos años después, junto a un grupo de amigos organizaron un programa de evangelismo en carpas y un programa religioso evangélico en una radio de Buenos Aires. Luego viajaría a Estados Unidos, para estudiar en el seminario Multnomah School of the Bible, en Portland, (Oregón).
Desde entonces vive en esa ciudad, en 1961, se unió a una organización evangélica denominada SEPAL (actualmente OC International), para predicar a hispano- hablantes. En 1966 realizó su primera «campaña evangélica» en Bogotá, Colombia. Un año más tarde fue nombrado director de SEPAL para Iberoamérica y comenzó a formar un equipo de evangelización.
Fue un admirador del también evangelista Billy Graham cercano a Ronald Reagan cuyos métodos siguió fielmente. Ante el éxito obtenido, Luis Palau y su equipo abandonaron la SEPAL para fundar la «Asociación Internacional Luis Palau».
En los setenta Luis Palau fue recibido en Guatemala por el general Efraín Ríos Montt y miembros de su gabinete, Palau les ofreció una charla bíblica «La nación que Dios bendice». Entonces Palau, manifestó su impresión «porque ahora Guatemala está gobernada por un hombre temeroso de Dios.»
En marzo del 2009 regresó al país durante el gobierno de Álvaro Colom. En esos días se reunió con Harold Caballeros, un ex-pastor evangélico y ex candidato a la presidencia de Guatemala en 2011. Caballeros, después apoyaría la campaña del Partido Patriota y sería designado ministro de Relaciones Exteriores, cargo que dejaría en 2012, en el periodo presidencial de Otto Pérez Molina.
Luis Palau fue uno pocos predicadores en hablar a más personas en el mundo, y superando a los más famosos predicadores estadounidenses del siglo XX. También se entrevistó con numerosos jefes de estado y altos funcionarios de muchos países. Estuvo siete veces en la Casa Blanca luego de los atentados terroristas de Septiembre 11, de 2001.
En 1977, en una entrevista otorgada a la revista Time, bajo el título «Palau Power in Latin America», el predicador afirmó que la única ideología que podía detener al marxismo-leninismo era el cristianismo evangélico. Luis Palau, pertenece a una cultura de evangelización de masas, de llenar estadios o plazas públicas, de enormes pantallas y grandes escenarios, de estar presente en la radio y la televisión.
Para los evangélicos conservadores estadounidenses, Ríos Montt, no era un dictador asesino, como lo llamaban sus opositores marxistas, sino la nueva personificación de los valores evangélicos y la política conservadora global.
Cuando asumió como presidente, Ríos Montt, el cristiano renacido «born again» era ya un seguidor convencido y muy activo del grupo evangélico Verbo, al que había sido invitado a fines de la década de 1970 por Luis Chang, quien a su vez había servido en el Ejército a las órdenes de Ríos Montt y en 1974 fue el jefe de seguridad durante su campaña presidencial.
La Iglesia del Verbo, también denominada Iglesia Gospel Outreach, cuya sede principal se encontraba en Eureka, California, había llegado a Guatemala en 1976 con motivo del terremoto del 4 de febrero de ese año. El 23 de marzo de 1982, cuando Ríos Montt perpetró su golpe militar, abandonó sus labores dentro de su iglesia para dirigirse al Palacio Nacional a encabezar el nuevo gobierno.
Ríos Montt llevó a su gobierno muchos aspectos de la Iglesia. «No mentir, no robar, no abusar», fueron las nuevas normas impuestas a los funcionarios, luego de tomar el poder habría dicho: «El pueblo cristiano clamó al Señor para frenar la mano de Satanás, que estaba robando, matando y destruyendo a Guatemala. Dios oyó y contestó con el principio de un milagro de reconstrucción nacional».
A los soldados solía predicarles que debían observar la castidad, «deben darse cuenta que su cuerpo es un templo. No lo contaminen con prostitutas». Cuando fue director de la Escuela Politécnica (Colegio Militar) de Guatemala, les exigía a todos los cadetes tener un ejemplar del Nuevo testamento, junto con un ejemplar de las ordenanzas militares y otro del código de honor del Ejército.
Pero, según mi opinión, lo más trascendente en lo político fue la creación de la organización paramilitar conocida como Patrullas de Autodefensa Civil (PAC). Se señala a la PAC como participe en el combate contra los grupos marxistas. Las formaciones evangélicas de este tipo fueron eficaces a la hora de frenar al comunismo.
En diciembre de 1982, Ríos Montt le dijo al presidente Ronald Reagan que «no había refugiados en los campamentos de México» sino sólo guerrilleros, con lo cual apoyaba la política de persecución contra esos refugiados al considerarlos como elementos desestabilizadores para México y para Guatemala. No se trataba de refugiados por un lado y guerrilleros por el otro, en realidad, la mayoría eran guerrilleros refugiados.
La mayor parte del clero católico en iberoamérica se puso en contra de los regímenes militares en los setenta, los evangélicos, en cambio, no sólo no lo hicieron, sino que la gran mayoría se plegaron a los militares y consideraban que cualquier gobierno pro marxista iba contra el plan de Dios. Los líderes evangélicos permitieron ser considerados como una iglesia paralela, en principio los evangélicos de iberoamérica sostenían una política de no compromiso, no participaban de los movimientos por el cambio social para no ser manipulados como los protestantes liberales, es decir, los remanentes de las iglesias protestantes tradicionales o históricas, o la mayor parte de la Iglesia Católica.
En Guatemala desde 1960 se había prohibido la existencia del Partido Comunista y se había iniciado una persecución de los líderes marxistas y de las izquierdas democráticas. Fue vetado a la vida electoral cualquier grupo identificado con la izquierda. Esas medidas aceleraron el surgimiento de la guerrilla y trataron de tomar el poder por medios revolucionarios.
Luis Palau aconsejaba que se centraran en mejorarse a sí mismos en lugar de trabajar por los cambios estructurales. Los líderes sabían que siendo minorías se enfrentaban a la agresión de la Iglesia Católica dominante y se sumaban a los militares como una forma efectiva de salvar la libertad de cultos, entre otras cosas. Pero a partir de los ochenta, la cosa cambió y enfrentarse a la revolución fue lo esencial, el inevitable choque con la Teología de la Liberación fue cuestión de tiempo, fue una especie de cruzada o guerra santa.
En esto tiene sentido, cuando algunos equiparan la Teología de la Liberación con la Reforma protestante, y a los evangélicos se le puede otorgar el rol que cumplió la Contrarreforma. Esto se verá durante el gobierno de Reagan en su enfrentamiento con la revolución sandinista, luego que el congreso estadounidense cortara la ayuda a los contras nicaragüenses, los evangélicos se unieron para dar apoyo económico.
Cuando el protestantismo llegó a América con los británicos y norteamericanos, estos fueron la misma cosa, se enfrentaron al poder de los terratenientes y al clero católico dominante. Con el tiempo los protestantes se fueron acercando a los revolucionarios. Sin embargo, a mitad del siglo pasado, para los grupos católicos tradicionales y conservadores de Colombia, el protestantismo era sinónimo de comunismo, prueba de ello son los mártires protestantes.
Para los grupos evangélicos misioneros de derecha, su peor amenaza fue la Teología de la Liberación. Para ellos, este movimiento había sido creado en Moscú como una manera de utilizar a la Iglesia Católica para llegar al poder y provocar su disolución. Los grupos protestantes evangélicos, no tradicionales o históricos, rechazaban a la Teología de la Liberación, no les interesaba revolucionar la sociedad y mucho menos la fe. También emprendieron una campaña contra la infiltración marxista en sus respectivas iglesias, muchos de ellos fueron víctimas de la delación. No estaban dispuestos a perder miembros por el sólo hecho de ser pobres y marginados.
Guatemala es el país con mayor porcentaje de evangélicos de Iberoamérica, y con mayor presencia en la vida política, se calcula que trece millones son evangélicos y existen unas veintisiete mil iglesias evangélicas, aunque muchas de ellas prefieren llamarse cristianas. Por ejemplo, el pastor Jorge López, que fundó la Fraternidad Cristiana en 1978 con tan sólo veintidós miembros, ahora reúne más de doce mil personas en su mega-iglesia conocida popularmente como la Frater.
En Costa Rica, no hubo una guerra civil como otros países de Centroamérica, y el crecimiento de las iglesias evangélicas no sólo se puede atribuir a la campaña de Fabricio Alvarado. Gerardo Fabricio Alvarado Muñoz, es un cantante de música cristiana y político costarricense. Diputado de la Asamblea Legislativa de Costa Rica por el partido evangélico Restauración Nacional para el período 2014-2018.
Como diputado sostuvo políticas conservadoras sobre temas sociales oponiéndose a la legalización del cannabis, a las uniones de parejas del mismo sexo, el aborto, la fertilización in vitro y la llamada «ideología de género». Fue candidato a la presidencia en 2018. Pasó a la segunda ronda en las elecciones presidenciales, siendo uno de los dos candidatos con más votos recibidos, con un 24,91%. En el balotaje o segunda vuelta recibió el 39% de los votos, siendo derrotado por el candidato oficialista Carlos Alvarado Quesada.
Es en la agenda que respaldó a Carlos Alvarado, donde hay que ver el fenómeno evangélico, en temas como el aborto, la homosexualidad, la igualdad de género y toda la agenda desplegada por las nuevas izquierdas. En esto no difieren mucho entre evangélicos y católicos conservadores.
«Nos oponemos al Estado laico, porque quienes lo promueven en realidad buscan un Estado ateo»; y también «Costa Rica les ha dejado claro algo a los políticos: nunca más se metan con la familia, nunca más se metan con nuestros hijos» y «No estamos dispuestos a aceptar una agenda LGTB proaborto y la ideología de género. Hagamos que [la elección] sea nuestro referendo sobre matrimonio hombre y mujer».
La participación política de los grupos evangélicos en Centroamérica se da desde la Guerra Fría, y con diversas tendencias, pero el evangelismo político actual constituye un giro mayoritario a la derecha. Los pentecostales votan mayoritariamente por la derecha. Los acuerdos entre estos grupos y las izquierdas en el pasado se debían a intereses meramente coyunturales.
Mucho se habla sobre el triunfo de Jair Bolsonaro, que ganó las elecciones con el apoyo de los pastores y parlamentarios evangélicos, quienes pusieron sus poderosos medios de comunicación, como el imperio televisivo del canal Récord o las redes sociales del pastor Silas Malafaia, que ofició la boda del ex presidente con Michelle Bolsonaro. Lo cual en parte es cierto, ya que no todo responde a una sola causa sino a diversas causas históricas.
Pero nada dicen, del apoyo que recibió Lula en el 2002 y en su reelección. El Partido Liberal (PL) de Brasil, fue uno de los principales aliados y clave en la elección de Lula en 2002. El PL era una agrupación conservadora vinculada a las influyentes iglesias evangélicas y que durante la campaña electoral ayudó a moderar la imagen de Lula, reforzada por la presencia en la fórmula de José Alencar, titular de Coteminas, el principal grupo textil brasileño, y miembro de la Iglesia Universal del Reino de Dios.
Eso pasó, por ejemplo, cuando Dilma Rousseff, en búsqueda de apoyo, participó de la inauguración de la réplica del Templo de Salomón de Jerusalén construido en San Pablo por la Iglesia Universal del Reino de Dios. Eduardo Cuhna lideró la bancada evangelista para oponerse a los derechos reproductivos de las mujeres y fue el líder del impeachment que expulsó a la presidenta Dilma Rousseff de su cargo.
El entonces alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasileño y pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, acompañó al PT siendo Lula presidente y él senador, pero fiel a su causa se puso en contra de Dilma Rousseff. Existen algunos grupos evangélicos que apoyan a gobiernos de izquierda como en Nicaragua, pero lo hacen apelando a un discurso pragmático de funcionalidad.
El fenómeno evangélico está en pleno auge y su participación política está marcada por posturas sumamente conservadoras en cuanto a la familia, son defensores de la sociedad de consumo, poseen una gran capacidad económica debido al aporte de sus miembros o feligreses, un gran despliegue mediático por medio de sus propias radios, canales de televisión, revistas, periódicos y redes sociales.
El crecimiento evangélico en Brasil empezó hace unos 40 años. Cobra fuerza en los años ochenta y explota en la década de los noventa con el rápido crecimiento de las periferias y de las favelas. Cuando en los setenta, la Iglesia Católica estaba infiltrada por la Teología de la Liberación y las Comunidades de Base que tenían una ideología filomarxista, los movimientos pentecostales tomaron fuerza y los pobres tomaron la opción por la renovación cristiana.
Fue desde entonces y hasta ahora, cuando todos los candidatos sin excepción, tratan de captar a estas iglesias y a sus pastores en busca del voto. Eso sucedió con Fernando Henrique Cardoso, Lula, Dilma Rousseff y con Marina Silva, José Serra, Geraldo Alckmin, Jair Bolsonaro y Fernando Haddad. Conseguir el apoyo de estos grupos marcaba la diferencia.
El retroceso de la Iglesia Católica en Brasil (con mayor cantidad de católicos del mundo) se debe a varias cuestiones, por un lado, están comprometidos con sectores filomarxistas o tienen el discurso de las nuevas izquierdas y una condena tácita y a veces explicita de la riqueza. Los evangélicos están en contra de las ideas progres y estimulan el emprendimiento y el progreso económico.
«Hay una teología de la prosperidad. Además, todos los días en Brasil se abren iglesias. Y por su extrema centralización, la Iglesia católica no puede competir con eso», indicó Souza. Ernesto Araújo, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, católico, culpa por el retroceso del catolicismo a las posiciones de izquierda abrazadas con el surgimiento de la Teología de la Liberación.
«Cuando su teología de la liberación apareció, más del 90% de los brasileños eran católicos. Hoy son el 50% y cayendo. Los brasileños -principalmente los pobres- rechazaron su teomarxismo y corrieron para las iglesias evangélicas, donde pueden alabar a Jesucristo», sostuvo Araújo en un intercambio a través de una red social con el ex sacerdote católico Leonardo Boff, uno de los nefastos fundadores de la también nefasta Teología de la Liberación.
En Perú se dio otro fenómeno similar con Ezequiel Ataucusi, quien se interesó por la política cuando descubrió que era necesario tener el reconocimiento del Estado para su proyecto de crear colonias en la selva. Ya había tenido problemas con los colonos porque no tenían títulos legales, para lograr los títulos era necesario tener vínculos con las autoridades. Su mensaje ideal fue el tema de las fronteras vivas, la política del Estado para la colonización de las fronteras nacionales que estaban a la deriva.
A fines de los ochenta, los israelitas, crecieron haciendo campaña entre la población indígena y rural, entre la gente sencilla que encuentra en este movimiento una nueva familia con la seguridad y protección que no encuentran fuera del grupo. Pero la mayor virtud de Ataucusi fue competir en las sierras con el grupo Sendero Luminoso, en los ochenta.
Los seguidores de Ataucusi eran parte de un estrato social igual a la gente que se sumaba a Sendero Luminoso, de gente que buscaba verdades para mitigar la crisis en que vivían y esas respuestas mesiánicas era toda su esperanza. Sendero Luminoso tenía un líder, Abimael Guzmán, el filósofo terrorista, que se autoproclamaba la Cuarta Espada del Marxismo, un iluminado que se proponía arrasar el Estado burgués a la que culpaba de todos los males y las injusticias para construir una sociedad sin oprimidos.
Abimael Guzmán que se exhibía como el verdadero intérprete del socialismo, les ofrecía la posibilidad de adueñarse de la riqueza de los poderosos, de los ricos. Ezequiel Ataucusi el creador de la primera iglesia mesiánica de los Andes convenció a miles de pobladores de soñar con un paraíso terrenal a semejanza del Tahuantinsuyo y regido por la Biblia, donde él era la encarnación del Espíritu Santo. Lo suyo era una alternativa a la utopía violenta de Abimael Guzmán.
Ataucusi, era el arquetipo, un hombre de los andes, un humilde campesino, criado en una población quechua hablante, que había vivido las migraciones internas. Trajo alivio a muchos pobres, a los marginales, les ofreció consuelo en la cohesión social del movimiento en las colonias. Su cosmovisión los llevó a conformar grandes comunidades en las zonas selváticas, alejándose del resto de la población.
Ataucusi brindó un servicio al Perú presentándose como una alternativa pacífica a Sendero Luminoso. Y en eso consiste su importancia en la historia política del Perú. Sin Ataucusi, los senderistas se hubiesen apropiado de mucha gente. En este sentido, luego de algunas investigaciones, se puede afirmar que los evangélicos fueron un freno para el marxismo en Iberoamérica.
Los evangélicos en Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, tuvieron una intervención en la política internacional, de manera especial con Israel y en la denuncia de las organizaciones terroristas islámicas. Estos grupos mantienen una fuerte solidaridad religiosa y política con Israel, trazan una analogía entre el Israel bíblico y el Israel actual. No es una cuestión estética que la Iglesia Universal brasileña adopte para sus templos una arquitectura inspirada en las sinagogas.
Esa presión religiosa hizo que países como Guatemala, Honduras, Paraguay, Brasil, discutieran sobre el traslado de sus embajadas de Tel Aviv a Jerusalén. La posición de Jair Bolsonaro reflejaba el pensamiento de la bancada parlamentaria evangélica, expresada por el diputado Jony Marcos, del Partido Republicano Brasileño: «Jerusalén siempre fue la ciudad santa de los judíos y de los cristianos». Bolsonaro, tuvo como invitado estrella en su investidura al primer ministro israelí Netanyahu, reafirmando el lugar que ocupa Israel en el mundo evangélico.
Esta cuestión iba en sintonía con la política de Donald Trump. Durante su visita a Washington del entonces presidente Hernández, en junio del 2018, se reunió con cinco líderes evangélicos muy influyente en Estados Unidos que forman parte de la Oficina de la Fe y la Oportunidad de la Casa Blanca (OFCB). Bramnick y los cuatro líderes evangélicos son miembros de la Oficina de la Fe de la Casa Blanca, un despacho creado por Trump mediante un decreto ejecutivo.
El propósito de esa reunión fue para persuadir al presidente hondureño de que trasladara la embajada de su país a Jerusalén y reconocerla como el centro del gobierno de Israel. Esto fue confirmado por el organizador de la reunión Mario Bramnick. Bramnick es un pastor estadounidense de origen cubano y fundador de Latino Coalition for Israel (LCI), la organización cristiana con sede en Miami.
La reubicación de la embajada estadounidense en Jerusalén fue una promesa que Trump les hizo a los líderes evangélicos en su campaña presidencial de 2016, según dijo Mario Bramnick, «El presidente Trump nos lo prometió y lo cumplió». Bramnick, durante la campaña trabajó con el enviado de la Casa Blanca para el Medio Oriente, Jason Greenblatt, y el actual embajador de este país ante Israel, David Freedman.
Mientras algunos intelectuales siguen discutiendo o cargando culpas sobre los protestantes, no se enteraron que las grandes migraciones en los ochenta y noventa de inmigrantes iberoamericanos a Estados Unidos, también trajo una gran cantidad de pastores y predicadores cristianos, se desparramaron por todo Estados Unidos. Y estos migrantes en su gran mayoría no eran indigenistas ni izquierdistas.
El evangelismo estadounidense, con características iberoamericanas, aun es una minoría y está compuesta por distintas corrientes de la comunidad evangélica, pero tienen un importante peso político. Unos predican la teología de la prosperidad y ven en el crecimiento económico una bendición de Dios, otros son evangélicos sionistas que creen en las profecías apocalípticas del retorno de Jesús a la Tierra en Israel. Y también la Convención Bautista del Sur, que reúne a más de 50.000 iglesias bautistas. Ellos se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Los líderes evangélicos comprometieron su apoyo político a Donald Trump desde el inicio de la campaña presidencial del 2016, a cambio de promesas políticas como el nombramiento de jueces conservadores en la Corte Suprema de Justicia, políticas públicas contra el aborto y los derechos LGBTIQ y el pleno respaldo de la política exterior estadounidense con respecto a Israel.
Michele Bachmann, ex congresista y fundadora del Tea Party en la Cámara de Representantes, fue una de las más activas en la Oficina de Fe de la Casa Blanca y una de las dos únicas mujeres que formaban parte del grupo. Dijo Bachmann en Brasil antes de las elecciones presidenciales que ganara Bolsonaro: «Por 3.500 años Dios ha designado a Jerusalén como la capital de Israel, es un hecho (…) Queremos que Brasil sea bendecida, queremos que prospere, así que asegúrese de votar por un candidato que mueva la embajada de Brasil a Jerusalén».
Otro de los graves errores de los intelectuales, es creer que la hispanofobia es obra del protestantismo. Nada más errado, la verdad es que la hispanofobia en Estados Unidos viene de los migrantes hispanos. Esta hispanofobia surge de los restos de la izquierda de sexta generación y la actual, la séptima (como la calificó sin pedirle permiso a nadie), estos grupos son los responsables de la hispanofobia y esto se desplegó sobre Estados Unidos en pinza, una de ellas se da por el este, y se debe a los puertorriqueños que en su gran mayoría son izquierdistas, quienes no lo crean, solo deben averiguar sobre los políticos de origen puertorriqueño que orientación ideológica tienen.
La otra parte se operó, básicamente, desde el sudoeste, y es la inmigración mexicana que en un 80% de por sí ya traen en su ADN el socialismo y el indigenismo. Por eso provocaba vergüenza ajena oír que se dijera que México era la cuna de la hispanidad. Otro tanto pasa con la acusación gratuita sobre los mormones y los Testigos de Jehová, no son «protestantes», es más, muchos no los consideran ni siquiera cristianos. Y sin embargo esos son los dos grupos más proselitistas en Iberoamérica y en los Estados Unidos.
En este país, estos dos grupos religiosos, todos los días salen a misionar, a golpear puertas, es admirable la capacidad de proselitismo que tienen. Las otras iglesias protestantes tradicionales o de segunda ola, son templos vacíos, lo único que hacen es caridad o política a eso se reduce su misión de fe. Vaya usted por donde quiera en iberoamérica y encontrará en los lugares más remotos misionando a los jóvenes mormones.
Es probable que, por su presencia por todo el continente, haya surgido de mentes conspiracionistas la acusación de que están al servicio de la (CIA) «Agencia Central de Inteligencia» o «Central Intelligency Agencia». Por décadas he mantenido largas conversaciones con mormones y con Testigos de Jehová. Con estos últimos es difícil mantener una mínima conversación que no se centre exclusivamente en la biblia y la constante amenaza del apocalipsis sobre nuestras cabezas.
En cambio, los mormones, son jóvenes (de ambos sexos) que poseen educación secundaria y a veces universitaria, y se puede hablar con ellos de diversos temas. Me considero una persona con cierta autoridad para descubrir en la gente si les interesa la política o no, si están recopilando información o no, y eso de que son agentes de la CIA, del imperialismo es otro mito grosero como el anterior.
Demás está decir, que la dialéctica de imperios, no se resuelve porque supuestos religiosos vayan puerta por puerta indagando cuantos viven en ella y a qué se dedican sus moradores, de allí el mito de que son agentes de la CIA, sin presentar una sola prueba sobre tal afirmación. Solo conozco dos casos de agentes, pero no de la CIA sino del FBI. Uno de ellos fue el agente Mormón del FBI James Ellsworth, que en los 40, fue citado por órdenes de John Edgar Hoover, Director del FBI en Washington, DC, para que se dirija a New York.
Es ahí donde James Ellsworth conoció a William G. Sebold de origen alemán, el primer agente doble en la historia del FBI, así Ellsworth tomó parte en la guerra contra la Alemania nazi. Ellsworth, que había servido en una misión para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Alemania, además había servido en la ciudad donde nació Sebold, pasaría 16 meses con Sebold como su adiestrador en un caso que eventualmente conduciría a la detención de 33 espías en lo que sigue siendo el caso de espionaje más grande en la historia estadounidense.
El otro mormón, Richard William Miller, nacido el 13 de diciembre de 1936, graduado de la escuela secundaria en Lynwood, California. Había completado una «misión mormona» de dos años en comunidades hispanas en Texas. La misión mormona es algo que un mormón debe realizar casi obligatoriamente en su vida. Se graduó en la Universidad en 1963 y era un veterano de 20 años en el FBI en el momento de su arresto.
Otro de los grandes equívocos de los intelectuales consiste en seguir hablando de los WASP, cuando estos ya son historia. En Estados Unidos se llama WASP (White Anglo-Saxon Protestant) es decir, el grupo de blancos anglosajones y protestantes de clase alta, generalmente de origen británico, que formaron la élite del país y que dominaron la política, la economía y la cultura de Estados Unidos la mayor parte de su historia.
Fueron asociación con el establishment en los Estados Unidos, entre otras cosas, por su estrecha relación con los «Big Three», es decir, las universidades de Harvard, Yale y Princeton, pero también con la Ivy League en general, pero fue disminuyendo en los cien últimos años. En tiempos de Franklin D. Roosevelt cuando estudiaba en Harvard, el 85% de los alumnos allí, como en la mayor parte de las instituciones estadounidenses, eran WASP, para el año 2000, esta cifra se redujo al 20%.
En la década de 1950, esta clase social todavía dominaba la vida política, académica y militar, además del mundo empresarial. Pero la «Gran Depresión» y la Segunda Guerra Mundial hicieron aflorar la meritocracia y los WASP entraron en declive. Franklin D. Roosevelt fue el presidente que más nombramientos de cargos para su administración hizo de personas provenientes de otros grupos sociales, más que todos los presidentes de los Estados Unidos anteriores juntos.
El presidente estadounidense John F. Kennedy, un bueno para nada, era católico y de origen irlandés (es decir, celta y no anglosajón), fue el primer presidente del país que no era un WASP. En 2012, por primera vez en su historia, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos no contó con ningún juez de religión protestante, aunque todos sus miembros habían estudiado en Harvard o en Yale, al igual que el primer presidente africano-americano del país Barack H. Obama (quien, sin embargo, sí es protestante) y estudió en Harvard.
Seguir hablando de los WASP es, quedarse en el tiempo y no entender el mundo actual. Los problemas de hispanoamérica o iberoamérica no se debe ver como la obra maligna actual de los Estados Unidos y de los «protestantes», hay que ver primero en lo que hizo la Iglesia Católica para que eso sucediera. A los países de iberoamérica y a la religión católica, le hace más daño la creencia y la superstición de pseudos religiones como la «Guadalupana», en México, que tiene más miembros que la propia católica, o el culto al ladrón José Malverde, a quienes rinden culto en el triángulo dorado de la droga, reverenciado por los narcos y que tiene seguidores por donde haya migrantes mexicanos, incluso en Estados Unidos.
Un mensaje dejado por el narco Joaquín Guzmán Loera, alias el «chapo», preso en Estados Unidos, al santito Malverde, decía lo siguiente: «Gracias, patrón. Humildemente hoy le pido solo Juárez y Tijuana. Por lo demás, infinitas gracias. Firmado por: JGL, El Chapo». A este tipo de fenómenos, entre otros, se debe la decadencia de Iberoamérica y no al «protestantismo». Los valores que defienden los evangelistas son los mismos que defiendo. No pertenezco a ninguna fe religiosa, pero me interesa la eutaxia de los Estados de Iberoamérica.
Para finalizar, como en el artículo de referencia mencionado, en ella decía: «Dicen que, en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, en referencia al rearme de Alemania, exclamó: «Menos mal que tenemos al Ejército francés». Al final, como todos saben, el ejército francés no opuso ni resistencia, los alemanes le dieron un repaso. Al constatar el avance en todo el continente americano de las nuevas izquierdas, también podemos exclamar como Winston Churchill, y decir: «Al menos nos quedan los cristianos Evangélicos».
Los valores que defienden los cristianos evangélicos, son los mismos valores que compartimos, los que estamos enfrentados a la séptima generación de izquierdas. (ver en Revista Metábasis: «La actualidad de las izquierdas políticas y la derecha», y en revistaeutaxia.com, del año 2022), en cambio la Iglesia Católica Apostólica Romana, oficial, con el papa Francisco a la cabeza predican las ideas de esta izquierda cultural. Si oponerse a esa agenda izquierdista es ser «protestante», bueno, me hago cargo.
Irónicamente podría haber titulado este artículo: «Nosotros, los protestantes». Claro, ahora apareció Javier Milei, para sorpresa de los intelectuales, como nostálgicos del socialismo ya lo van a demonizar con sus clasificaciones y disquisiciones filosóficas.
23 de diciembre de 2023.
Estados Unidos