EL ESPAÑOL MÁS ANTIGUO EN ESTADOS UNIDOS
Los Caballeros de Vargas en Nuevo México
Ricardo Veisaga
Los Caballeros de Vargas portando la imagen de la «Conquistadora», recreando la «Entrada».
Este artículo fue publicado en la revista Metábasis
Breve reseña histórica.
Los hispanos de Nuevo México (Estados Unidos), también llamados Neomexicanos o Nuevomexicanos, son un grupo étnico que reside en el estado de Nuevo México (New Mexico), y en la parte sur del estado de Colorado. Son descendientes de españoles de la región histórica de Santa Fe de Nuevo México, que se ubicaría hoy en los Estado Unidos, en el estado de Nuevo México, el sur de Colorado y partes de Arizona, Texas y Utah.
Lo curioso de estos neomexicanos es que hablan inglés de Nuevo México, castellano de Neomexicano o ambos de manera bilingüe, fuertemente identificados con la cultura de Nuevo México. Son parte de las comunidades hispanas más grandes de los Estados Unidos, junto a los californianos y tejanos, que viven en el suroeste del país desde el siglo XVI. Los descendientes de estas comunidades culturalmente mixtas constituyen una comunidad étnica de más de 340.000 en Nuevo México, con otras en el sur de Colorado.
Estos hispanos se identifican con su herencia española, aunque muchos de ellos tengan diferentes niveles de ascendencia apache, comanche, pueblo, navajo, nativo mexicano y genízaro. Nuevo México estuvo asentado en la periferia del imperio español desde 1598 hasta 1821 y perteneció más tarde a México (1821-1848), pero política y económicamente dependían de la Comanchería desde 1750 hasta 1850.
Por esta situación tuvieron poco contacto con el resto de la América española, o fueron muy limitados, desarrollaron vínculos más cercanos con los comanches que con la Nueva España. Algunos colonos españoles convivieron y se casaron con personas de pueblos nativos como pueblos y navajos, enemigos de los comanches. Los nuevomexicanos de todas las etnias fueron comúnmente esclavizados por los comanches y apaches de Apachería.
Luego de la guerra entre México y Estados Unidos, Nuevo México quedó bajo el gobierno de los Estados Unidos de habla inglesa, y en los siguientes cien años, el número de hablantes de inglés aumentó. En la década de 1980, los hispanos usaban más el inglés en lugar del castellano de Nuevo México en el hogar. El término predominante para este grupo siempre fue el de «hispano», análogo a californio y tejano.
En Nuevo México, la población de habla hispana (de ascendencia española) siempre fue proporcionalmente mayor que la de California y Texas. El término hispano se usa comúnmente para diferenciar a los que se asentaron en el área, alrededor de 1598 a 1848, a los migrantes mexicanos posteriores.
Desde la propagación o puesta de moda, de los términos hispano y latino, desde 1970 para referirse a las personas de origen hispanohablante que viven en los Estados Unidos, los términos nuevomexicanos, novomexicanos y neomexicanos se usan a veces en inglés para referirse a este grupo, pero es menos común en Nuevo México.
Los exploradores españoles registraron esta región como Nuevo México en 1563 y de nuevo en 1581, cuando creyeron incorrectamente que contenía ricas y diversas culturas relacionadas con la mexica, del Imperio azteca. El nombre se quedó, incluso cuando comprobaron que el área no tenía conexión alguna al Imperio Mexica o su cultura, más que la remota relación lingüística con los pueblos Ute.
Nuevo México formaba parte de la Nueva España como provincia y posteriormente fue parte del Primer Imperio Mexicano y la República Federal Mexicana durante 27 años (desde 1821 hasta 1848). Los primeros habitantes eran amerindios de la cultura anasazi. En el siglo XVI, cuando se produjeron los primeros contactos con los europeos, en la región se encontraban una serie de tribus que compartían este territorio de forma relativamente pacífica.
Por un lado, estaban los Pueblos, descendientes de los más primitivos Anasazi, y por otro los Navajos y los Apaches, descendientes de los Athabascos, que habían bajado desde lo que hoy es Canadá.
También encontraron a los Hopi, descendientes de los Mogollón y emparentados con los Pueblo, en lo que ahora es Arizona. Hay ruinas de los asentamientos primitivos por todo el estado. Los indios vivían en asentamientos permanentes, «pueblos» construidos principalmente de barro que recordaron a los españoles sus propios pueblos de adobe. De ahí el nombre que les dieron.
La primera expedición de Francisco Vázquez de Coronado, reunió una gran expedición en Compostela (o quizás en la actual Tepic, asiento de la antigua Compostela) entre 1540-1542, para explorar y encontrar las Siete Ciudades de Oro míticas de Cíbola que describió Cabeza de Vaca, que acababa de llegar de sus penosas travesías de ocho años viajando de Florida a México.
Los hombres de Coronado encontraron varios pueblos de casas de barro cocido en 1541. Más adelante, otras expediciones por el Sur-Oeste o por las Grandes Llanuras tampoco consiguieron encontrar las fabulosas ciudades. Tras librar la Guerra de Tiguex contra los indios Pueblo, un desanimado y ahora pobre Coronado, junto con sus hombres, comenzaron su viaje de vuelta a México dejando atrás Nuevo México.
Más de cincuenta años después de Francisco Vásquez de Coronado, Don Juan de Oñate, en una expedición desde Zacatecas, fundó la colonia de San Juan de los Caballeros en Río Grande en 1598, la primera población europea permanente en el futuro estado de Nuevo México en lo que se llamó Reino de Nuevo México. Juan de Oñate extendió el llamado Camino Real, en más de 966 km. Los indígenas en Acoma se rebelaron contra esta invasión española, pero sufrieron un severo castigo.
Cuando Don Juan de Oñate llegó a lo que se llamaría Nuevo México, el 11 de julio de 1598, con él llegarían los primeros pobladores españoles, 500, junto a los soldados españoles y 7000 cabezas de ganado. Don Juan de Oñate también conquistó los territorios de los indios Pueblo. Siendo el primer gobernador de Nuevo México. El dominio español bajo Don Juan de Oñate provocó ataques permanentes de las tribus nómadas amerindias, como los Apaches, Navajos y Comanches.
En 1609, Pedro de Peralta, posteriormente gobernador de la Provincia, fundó Santa Fe del Yunque al pie de la sierra de la Sangre de Cristo. Esto se produjo diez años antes de que los primeros colonos ingleses llegaran a las costas de Nueva Inglaterra a bordo del Mayflower, lo cual convierte a Santa Fe en la capital de estado más antigua de los Estados Unidos. La ciudad, junto con la mayor parte de las áreas colonizadas del estado, fue abandonada por los ibéricos durante doce años (1680-1692) a consecuencia de la exitosa «Rebelión de los Pueblos». En la que los indios Pueblo lograron expulsar a los españoles hasta El Paso.
Después de la muerte del líder pueblo, Popé, Diego de Vargas restauró en 1692 el dominio español en la zona trayendo nuevos pobladores y desarrollando a Santa Fe como un centro comercial. Los pobladores que volvieron fundaron la antigua ciudad de Albuquerque en 1706, dándole el nombre del virrey de la Nueva España, el duque de Alburquerque. Esta vez se establecieron nuevos acuerdos con los indios, que necesitaban ayuda contra los saqueos de otros indios nómadas, los utes, apaches y comanches, que llegaron del norte.
La consolidación y expansión del control español hacia lo que ahora es el sur de Colorado y el este de Arizona continuó durante los dos siglos siguientes. En 1786 cuando España poseía la soberanía sobre la inmensa Luisiana española el francés súbdito español Pedro Vial, inauguró el importantísimo Camino de Santa Fe que conectaba a la ciudad capital novomexicana de Santa Fe con la de la capital de la Alta Luisiana: San Luis de Illinues (actual San Luis, Missouri).
Como el resto de la antigua Nueva España, el territorio se independizó de España en 1824, el último gobernador fue el español Facundo Melgares. En la década de 1650, el gobernador Bernardo López de Mendizábal y su subordinado Nicolás de Aguilar promulgaron una ley para obligar a los propietarios y franciscanos a pagar a los nativos americanos por su trabajo. Se opuso a lo que consideraba un maltrato a los indios por parte de los franciscanos y propuso que se permitiera que los indios conservaran y practicaran su cultura, religión y costumbres.
Los franciscanos protestaron contra la ley y acusaron al gobernador ante la Inquisición. Posteriormente sería juzgado en la Ciudad de México. En ese periodo los franciscanos gobernaron indirectamente la provincia de Nuevo México.
En 1680, los nativos que vivían a lo largo del Río Grande se levantaron con éxito contra los españoles en lo que se conoció como la «Revuelta de los Pueblo». Cuando los españoles regresaron a la provincia en 1692, Don Diego de Vargas se convirtió en el nuevo gobernador de Nuevo México. Entró en la antigua capital portando una imagen de «La Conquistadora».
Los nativos americanos estaban tan intrigados por la estatua de la Virgen María que se cuenta que depusieron las armas al verla. Esta Reconquista de Nuevo México tiene fama de haber sido incruenta y cada año desde entonces esta estatua de la Virgen María ha sido llevada en procesión por la Ciudad de Santa Fe, en Nuevo México, para conmemorar el evento, hasta el 2018 cuando fue prohibido.
Cundo llegó Vargas a Nuevo México, estaba bajo la jurisdicción de la Real Audiencia de Guadalajara y pertenecía al Virreinato de Nueva España. Sin embargo, en 1777 con la creación de las Provincias Internas se incluyó únicamente en la jurisdicción del Comandante General. Luego de la revuelta, las autoridades españolas otorgaron importantes concesiones de tierras a cada pueblo amerindio y nombraron un defensor público para proteger los derechos de los indígenas y defender sus casos legales en los tribunales españoles.
Cuando la Nueva España se independizó de España en 1821, y Nuevo México se convirtió en parte de la nueva nación. Los españoles de Nuevo México y sus descendientes se adaptaron un poco a su nueva ciudadanía. Los hispanos optaron por hacer de Nuevo México un territorio de México, en lugar de un estado, para tener más control local sobre sus asuntos.
En 1836, después de que la República de Texas obtuvo la independencia, Texas reclamó parte de la provincia de Nuevo México, prácticamente el territorio deshabitado al norte y al este del río Grande, cuando Nuevo México se rebeló contra México en 1836. La revuelta de 1837 en Nuevo México hizo que los hispanos derrocaran y ejecutaran al gobernador mexicano designado centralmente, exigiendo una mayor autoridad regional.
Esta revuelta fue derrotada por Manuel Armijo, un compañero hispano designado por México, lo que alivió las preocupaciones del pueblo. Cuando se restableció el gobierno central, Armijo gobernó la provincia como gobernador, aunque con mayor autonomía. A mediados de la década de 1830, Nuevo México comenzó a funcionar como un centro comercial entre los Estados Unidos, el centro de México y la California mexicana.
En 1841, los texanos enviaron una expedición para ocupar el área, pero fueron capturados por tropas mexicanas. Las autoridades locales capturaron a un grupo de invasores texanos que se embarcaron en una expedición para afirmar su reclamación de la provincia en 1841.
Ante el crecimiento económico de Nuevo México, Estados Unidos tuvo en cuenta la posición estratégica que tenía Nuevo México en las rutas comerciales occidentales. En 1846, durante la Guerra México-Estadounidense, el Ejército de los Estados Unidos ocupó la provincia, lo que provocó la «Revuelta de Taos» una insurrección popular en enero de 1847, por parte de Hispanos y aliados contra la ocupación.
En dos breves campañas, las tropas y la milicia estadounidenses aplastaron la rebelión. Los rebeldes se reagruparon y lucharon en tres enfrentamientos más, pero después de ser derrotados, abandonaron la guerra abierta. México cedió los territorios del norte a Estados Unidos con la llamada Cesión Mexicana.
Después de la invasión estadounidense de 1846-1848 y el Tratado de Guadalupe- Hidalgo en 1848, México fue obligado a ceder su territorio al norte del río Grande y California, hoy conocido como el sudoeste estadounidense por medio de tratados con Manuel de la Peña y Peña, a cambio de la evacuación de la ciudad de México y muchas otras áreas ocupadas por el ejército estadounidense.
A cambio de la mitad de su territorio, México recibió la cantidad de quince millones de dólares, más la condonación de tres millones de dólares de deudas que los estadounidenses reclamaban. Como resultado, Texas obtuvo el control de la ciudad de El Paso, que anteriormente estaba en Nuevo México. Sin embargo, en el Compromiso de 1850, Texas renunció a reclamar las otras áreas de Nuevo México.
Durante la Guerra Civil estadounidense, el territorio de Nuevo México más allá del Mississippi fue codiciado, tanto los confederados como los de la Unión reclamaron la propiedad y los derechos territoriales sobre él. En 1861, la Confederación reclamó el tramo sur como su propio Territorio de Arizona y emprendió la Campaña de Nuevo México en un intento por controlar el suroeste de Estados Unidos y abrir el acceso a California. El poder confederado en el Territorio de Nuevo México se rompió efectivamente en 1862 después de la Batalla del Paso de Glorieta.
Después de la guerra entre México y Estados Unidos, los angloamericanos migraron en grandes cantidades al territorio recién adquirido. Tomaron tierras tanto de los nativos como de los hispanos por diferentes medios, en especial a través de la ocupación. Los ocupantes ilegales vendían esas tierras a especuladores de tierras para obtener grandes ganancias, especialmente después de la aprobación de la Ley de Homestead de 1862.
Los hispanos exigieron la devolución de sus tierras, pero los gobiernos no respondieron favorablemente. La Oficina del Agrimensor de Reclamaciones Generales en Nuevo México a veces tardaba hasta cincuenta años en procesar una reclamación, mientras tanto, los recién llegados estaban tomando las tierras. Una táctica utilizada para defraudar a los hispanos de sus tierras fue exigirles que presentaran documentación que acredite la propiedad escrita en inglés. Debido a que el territorio había sido anteriormente parte de México, solo existía documentación de propiedad en español.
El ferrocarril de Santa Fe, Atchison y Topeka se construyó en la década de 1890, y los especuladores conocidos como el Anillo de Santa Fe orquestaron planes para sacar a los nativos de sus tierras. En enero de 1912, Nuevo México se convirtió en un estado y los anglófonos se convirtieron en la población mayoritaria. Los hispanos del estado se convirtieron en una población económicamente desfavorecida, convirtiéndose en ciudadanos de segunda clase en comparación con los anglos.
Los gobiernos de Estados Unidos y del estado de Nuevo México intentaron incorporar a los hispanos a la corriente principal de la vida estadounidense. Ejemplos de esto incluyen: los símbolos, la mezcla de imágenes de hispanos con patriotas americanos, la primera traducción del himno nacional al español, y el reclutamiento de numerosos hispanos ganaderos, jinetes y agricultores para luchar por los Estados Unidos, tanto en la América española como en la Primera Guerra Mundial.
Una de las primeras contribuciones de los hispanos a la sociedad estadounidense fue su apoyo al sufragio femenino. Los anglos e hispanos cooperaron porque tanto los hispanos prósperos como los pobres podían votar y superaban en número a los anglos. Alrededor de 1920, el término «hispanoamericano» reemplazó a «mexicano» en la sociedad educada y en el debate político. El nuevo término sirvió a los intereses de ambos grupos.
Para los hispanohablantes, evocaba a España, no a México, recordando imágenes de un pasado colonial romántico y sugiriendo un futuro de igualdad en la América dominada por los anglos. Para los anglos, en cambio, era un término útil que mejoraba la imagen del estado, ya que la vieja imagen de tierra «mexicana» sugería violencia y desorden, había desalentado la inversión de capital y retrasado la campaña de estadidad.
Actualmente, la mayoría de la población hispana se distribuye entre Nuevo México y el sur de Colorado, aunque otros estados del suroeste tienen miles de hispanos con orígenes en Nuevo México. La mayoría de los hispanos de Nuevo México, que se cuentan por cientos de miles, viven principalmente en la mitad norte del estado, Santa Fe, Taos y Española, aunque se distribuyen por todo el norte del estado.
También existen comunidades en el metro y la cuenca de Albuquerque, en cadenas montañosas como la Sangre de Cristo, Sandia-Manzano, Mogollón y Jemez, y a lo largo de los valles fluviales en todo el estado como Mimbres, San Juan y Mesilla. La comunidad hispana en el sur de Colorado desciende de hispanos de Nuevo México que emigraron allí a principios del siglo XIX.
Los indígenas nativos de Nuevo México son parte de uno de estos pueblos: navajos, indios pueblo, repartidos en 21 pueblos independientes, y los apaches. Una gran parte de los indios viven en reservas distribuidas por todo el estado. Los indios pueblo son los que más se hispanizaron y más se mestizaron con los descendientes de los españoles. La mayor parte del resto de los habitantes del estado son anglo-estadounidenses, descendientes de los llegados a partir de 1848, año en que pasó a ser territorio de los Estados Unidos.
Los hispanos de Nuevo México.
Un hispano de Nuevo México, hace algunos años declaró ante la prensa para sorpresa de muchos, dijo: «No somos mexicanos sino los europeos más antiguos de Estados Unidos». Esta persona que hizo esa afirmación pertenece a la comunidad hispana que quiere y se diferencia de los latinos que viven en Estados Unidos. Cuando muchos norteamericanos creen que el idioma español (Castellano lo denominan los hispanos, al igual que la mayoría de los países hispanoparlantes) es cosa de recién llegados.
Sin embargo, en Nuevo México, el castellano tiene raíces más profundas que en cualquier otra parte de este país. El hecho de hablar el castellano tradicional de Nuevo México le da un sentido único de pertenencia a varias generaciones de hispanos en Nuevo México. Mientras muchos ideólogos sostienen que el español es un idioma de los vulnerables, básicamente en opinión de los progres e izquierdistas, en Nuevo México la cultura hispana sufre acusaciones de ser la lengua y la cultura de los opresores.
Se dice con toda razón que Nuevo México es el lugar de los hispanos originales de este país. Sus raíces, como ellos mismos lo dicen, se remontan a Isleta Boulevard, como se conoce en Albuquerque un tramo de lo que hace más de 500 años fue el Camino Real, que unía la Ciudad de México con Santa Fe, cuando España controlaba este territorio. «Y nos une a las raíces originales de los españoles en el Nuevo Mundo», dice Art de la Cruz, un comisionado del condado de Bernalillo.
Nuevo México tiene el mayor porcentaje de hispanos en Estados Unidos. Según un estudio de la Universidad de la Ciudad de New York, el 45% de los más de 2 millones de habitantes se identifica como hispanos que se inscribe para votar y vota en una tasa más alta que el promedio nacional para este grupo.
«Hay una sensación profunda de pertenecer a dos partes, no solo a la histórica de España, pero también hay una conexión con los pobladores originales de esta tierra», dice de la Cruz. Pero, como dijimos anteriormente, no todos los hispanos son iguales en Nuevo México. El 30% del electorado hispano no se identifica como descendiente de ningún país de hispanoamérica, según el mismo estudio.
Los hispanos de Nuevo México no se sienten como que hayan venido de cualquier lugar, simplemente se identifican con España. Cuando la Nueva España se convirtió en México, los habitantes o descendientes de los hispanos todavía se identifican como española, no se identifican como mexicanos. Y cuando Nuevo México se unió a Estados Unidos en 1912, no cruzaron la frontera, la frontera los cruzó a ellos.
Esas claras diferencias crean muchas tensiones entre los habitantes de Nuevo México y los inmigrantes. A muchos hispanos no les gustan los recién llegados. De la Cruz, comentó que incluso sus parientes del lado de su madre, cuyo legado data de la época colonial, tenían dificultades para aceptar a su padre, quien migró de México. «Para ellos no era más que un chico del sur».
Orlando Romero, es un prestigioso historiador y columnista local, Romero escribía desde 1998 una columna de opinión en el periódico The New Mexican. Fue galardonado por el gobierno español con la Orden de Isabel la Católica, por su labor en promover la herencia hispana, el lenguaje, la historia, la cultura, tradiciones y costumbres hispanas de Nuevo México.
Romero vive en un pequeño pueblo llamado Nambé, ubicado en el norte rural del estado, en una cómoda vivienda de adobe típica del lugar, que él mismo construyó. Para llegar a Nambé hay que atravesar un desierto llamado en tiempos de la conquista como La Jornada del Muerto, en Nambé se encuentran los pueblos y las casas de los hispanos de Nuevo México, estos pobladores son descendientes de los conquistadores españoles.
El historiador Orlando Romero afirma que los hispanos de Nuevo México son los europeos más antiguos del país. «Mi familia llegó aquí en 1598», dice. Orlando Romero sostiene que su gente, los hispanos de Nuevo México, son «los europeos más antiguos» del país. Llegaron a estas tierras cuando Estados Unidos no era siquiera una idea en la mente de nadie. Y llevan 423 años continuos hablando un español, que por el aislamiento geográfico y cultural en el que vivieron por siglos, terminó volviéndose un dialecto distinto a los de sus vecinos.
«No somos mexicanos», insiste, como lo sostienen también muchos hispanos en Nuevo México. Estados Unidos tomó el control de la región en el siglo XIX y en 1912 Nuevo México fue admitido como estado en la Unión. Se promulgó una constitución estatal que, a diferencia de todas las demás en el país, otorgaba prerrogativas legales especiales para proteger el idioma de los hispanos. Aunque muchas de esas protecciones no se cumplieron, dice Romero.
Pero la idea de Nuevo México como un estado con un vínculo especial con España se mantuvo. El historiador Orlando Romero insiste, en que, si bien es importante para su comunidad reivindicar su herencia de españoles, eso no debe ser visto como una forma de discriminación contra los mexicanos. Para Romero, la historia de Nuevo México es una de convivencia de muchas comunidades: la anglosajona, la indígena y la hispana.
Pero los hispanos que llegan a Nuevo México, especialmente los mexicanos, no ven con buenos ojos a los hispanos, lo ven como extraños y eso crea muchas tensiones. El gobierno estadounidense hizo mucho hincapié en la «hispanidad» de Nuevo México porque significaba un buen negocio. La capital, Santa Fe, se convirtió en un destino turístico importante, atraída por su arquitectura colonial.
Pero el idioma ha generado mucha controversia, se ha sostenido por mucho tiempo, que en Nuevo México se hablaba un castellano similar al que hablaban los conquistadores. Damián Vergara Wilson, profesor de lingüística española en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, dice que afirmar que los hispanos de este estado hablan un castellano como el del Siglo de Oro español, «tiene parte de verdad y parte de mito».
Damián Vergara Wilson, asegura que algunas formas del español de Nuevo México recuerdan a las que se usaban en España en el siglo XVII. Pero, sin embargo, advierte que incluso los españoles que colonizaron la región habían partido de México y ya habían asimilado aspectos de la forma de hablar de los mexicanos.
El error de Wilson es confundir México con la Nueva España, entonces México no existía como estado, y la Nueva España estaba plagada de peninsulares. Damián Vergara Wilson no dice ni pone ejemplos de ese «hablar de los mexicanos» de entonces. ¿Acaso ya existía «el chilango»? ese «hablar mexicano» es de siglos posteriores. Que poco serio.
Muchos otros aspectos del dialecto, señala Vergara Wilson, aparecieron localmente debido al aislamiento en que vivió esta zona. Más que recordar al habla de la España del Siglo de Oro, son una creación particular de esta región. Tiene razón Vergara Wilson al hablar del aislamiento, pero debería entender que nada parte de la nada, ni aprendieron a hablar castellano en Nuevo México.
Es un mito que los hispanos de Nuevo México hablan una versión pura del castellano peninsular, y según Vergara Wilson, esta idea puede haber servido a la comunidad hispana tradicional en Nuevo México, entre otras cosas, para «blanquear» su origen, haciendo énfasis en el origen más «europeo» de su gente y así elevar su estatus al diferenciarse de otros grupos hispanohablantes, incluyendo a los mexicanos inmigrantes más recientes.
En cualquier caso, dice Wilson, «es importante reconocer que cada quien tiene el derecho de decir quiénes son» y que no es asunto de él juzgar la manera en que las comunidades definen su propia identidad. Para los hispanos de Nuevo México es importante reivindicar su herencia española.
La tendencia demográfica indica que Nuevo México seguirá siendo un baluarte del español. En 2018, datos del censo indicaban que el 49% de su población era latina o hispana, el porcentaje más alto de cualquier estado.
Felipe Ruibal, maestro en la South Valley Academy, una escuela pública en un barrio pobre de Albuquerque, cree que el idioma castellano no debe dividir a los latinos. Ruibal nacido en otro pueblo rural del norte del estado, en una de esas comunidades de hispanos que llevan generaciones viviendo en la zona. Habla castellano salpicado con expresiones típicas de Nuevo México, pero entonadas con acento angloparlante. Felipe Ruibal rechaza que el idioma español vaya a dividirlos. «Todos somos latinos», concluye.
Lo cual es otro gran error, no somos latinos, esa es una invención francesa en su lucha imperial contra Estados Unidos. No venimos del Lacio, también un rumano es latino, son cosas traídas de los pelos pero que carece de seriedad. Lo mismo sucede cuando hablan de manera permanente de «colonias» o «colonos», España no tenía colonias si no saben cuál es la diferencia no deberían hablar gratuitamente.
Debido al relativo aislamiento de estas personas de otras áreas de habla hispana durante la mayor parte de los 423 años de historia de la zona, desarrollaron lo que se conoce (etic) como español de Nuevo México. En particular, el lenguaje de los hispanos en el norte de Nuevo México y el sur de Colorado ha conservado muchos elementos del castellano de los siglos XVI y XVII que hablaban los que se asentaron en el área. Además, aquí se ha desarrollado un vocabulario único.
El lenguaje de los hispanos de Nuevo México también contiene palabras tomadas de los puebloan de la parte superior del Valle del Río Grande, o mexicanismos más actuales y del inglés. Los cambios gramaticales incluyen la pérdida de la forma verbal de la segunda persona del plural, cambios en las terminaciones de los verbos, particularmente en el pretérito, y la fusión parcial de la segunda y tercera conjugación.
El neomexicano es una variedad única dentro del panorama lingüístico hispánico debido a su aislamiento desde los primeros tiempos y por ello pudo conservar rasgos del castellano medieval, además de hacer uso de gran cantidad de indigenismos y anglicismos (luego de la anexión estadounidense en 1848).
Dice Vergara Wilson, «aunque el contacto con las comunidades de habla hispana del sur era escaso durante la época (colonial), los españoles del norte de Nuevo México entrarían en contacto íntimo con el inglés tras la llegada de los colonizadores estadounidenses en 1848 (más de 150 años en contacto con el inglés)». Pueden comprobar que Nuevo México tuvo más contacto con otros grupos que la dependencia política con el posterior México, que se reduce con este último a solo 27 años.
Estudios sobre el Español Tradicional de Nuevo México (ETNM).
El español tradicional de Nuevo México (ETNM) ha sido una de las variedades más estudiadas del español. El estudio más completo viene de mano de Garland Bills y Neddy Vigil, que obtuvieron muestras de habla grabadas de unos 357 hablantes del español de Nuevo México durante los años 1991 a 1995. La obra The New Mexico-Colorado Spanish Survey (NMCOSS), consiste en entrevistas sociolingüistas grabadas y una encuesta léxica en la que los participantes proporcionaron términos para casi 800 objetos, principalmente a través de respuesta o a imágenes que se les mostraron.
La mayor obra de Bills y Vigil, se encuentra en The Spanish Language of New Mexico and Southern Colorado: A linguistic Atlas (2008). Debemos también decir que uno de los estudios más reconocidos pertenece a Aurelio Macedonio Espinosa, que registró, alrededor del año 1900, sus características más destacadas, centrándose en los fenómenos del contacto con el inglés y de los arcaísmos.
Junto al trabajo de Aurelio Espinosa, destacará adicionalmente el trabajo de otros investigadores, como Esther Brown, Israel Sanz-Sánchez y Damián Vergara Wilson. Según Bills y Vigil, esta variedad refleja la historia de sus habitantes y presenta las siguientes características, 1) la perseverancia de arcaísmos que se encuentran en el léxico, en formas gramaticales y en la pronunciación; 2) los desarrollos lingüísticos internos; 3) el contacto con el inglés; y 4) el contacto dialectal con el español normativo y estándar, y con el español mexicano.
Bills y Vigil dicen que hay dos variedades generales del español hablados en Nuevo México. En la parte sur del estado, el español coincide con el del norte de México y es denominado «español fronterizo» por Bills y Vigil, y lo que se encuentra en el norte del estado y en la zona sur de Colorado. Hay áreas en el centro del estado en las que las características de ambos dialectos están presentes.
Dice Wilson que un dialecto en el contexto de Nuevo México tiene dos categorías. En primer lugar, son arcaísmos convencionales aquellas formas lingüista que han perdurado en una comunidad lingüista específica, pero se han convertido en formas alteradas en variedades normativas del español.
En el primer tipo de arcaísmo es el más prototípico y muchas de estas formas se pueden encontrar en las obras literarias del siglo XIV al XVI. El segundo tipo proviene de términos que se acuñaron para describir nuevas plantas, animales y otros objetos encontrados por los exploradores y colonizadores españoles.
A medida que pasaba el tiempo, muchos de estos términos originales fueron reemplazados por formas más modernas en muchas comunidades de habla, pero se retuvieron en las zonas más aisladas. Los siguientes ejemplos provienen de las muestras grabadas por Bills y Vigil.
Arcaísmo/Retención Español moderno
asina así
muncho mucho
cuasi casi
mesmo mismo
cuerpo blusa
túnico vestido
recordar despertar
seigo/semos soy/somos
vide/vido vi/vio
truje/trujo/trujites traje/trajo/trajiste
trujimos/trujieron trajimos/trajeron
Sebastián, es un artesano de la madera del Condado de Taos, en el corazón del norte de Nuevo México, que nació en 1944 y que tenía 48 años en el momento de la entrevista. En este ejemplo se utiliza el arcaísmo léxico asina para describir el miedo inculcado en los niños mediante la descripción de una serpiente mítica. También es relevante, como se comentará más adelante, el uso de dijían, una variante del imperfecto del indicativo de decir que muestra aspiración de la /s/ (y la elevación vocálica: ‘e’ > ‘i’) que se realizaría como decían en un discurso más general.
S. La serpiente era un viborón que había aquí en el Picurí que se los llevaba ¿no? Se llevaba a los chiquitos dijían. Y asina los metían miedo ¿no?
Otro ejemplo procede de una conversación sobre identidad nuevomexicana entre la entrevistadora, Dora, y Sebastián en la que el arcaísmo gramatical semos es utilizado por Sebastián, pero no por Dora, para lo que él ve la identidad chicana como una mezcla étnica.
S: Chicano es un… lo que viene siendo un parte mexicano y parte español.
Dora: Mhm.
S: … parte indio ¿no?
Dora: Mhm.
S: es lo que es un chicano, una mezcla.
Dora: un mestizaje.
S: un mestizo ¿no?
Dora: Mhm.
S: es una mezcla
Dora: lo que somos todos.
S: lo que semos todos ¿no?
En el ejemplo siguiente, Odilia, una cocinera del Condado de Bernalillo, que nació en 1930 y tenía 62 años en el momento de la entrevista. Odilia utiliza lo arcaísmos vide y muncho en su descripción de los hábitos insalubres de la niñera que cuidaba a sus hermanas menores mientras estaba en la escuela.
Odilia: y vide también que estaban sucios. Ella no los lavaba pa’ que comieran ni nada. Estaba la mesa toda puerca y con moscas, una bandejita de la cara con agua puerca y moscas y todo. Y a mí me dio muncha pena.
Dos de los arcaísmos más comunes en Nuevo México son gallina de la tierra ‘pavo’ y ratón volador ‘murciélago’. Estos fueron creados a través de un proceso de composición léxica, forma común de acuñar nuevos términos para referirse a nuevos objetos, como, por ejemplo, silla de ruedas (Bills & Vigil 2008: 32).
No está claro por qué los hispanos acuñaron un término nuevo para murciélago, dado que este animal existe por todas partes y que en ese momento los peninsulares podrían haber utilizado ese término. Por otro lado, en el caso de los pavos, animal del Nuevo Mundo, es claro que tenían necesidad de encontrar un término nuevo para un ave que no habían visto antes.
En cuanto a las retenciones de tendencias articulatorias antiguas entre los hablantes ETNM, conocidas también como retenciones fonológicas, el fenómeno más reconocible es la pronunciación de la ‘h’ inicial de palabra. Como es sabido, la letra ‘h’ no se pronuncia en el español moderno y normativo.
De hecho, la presencia de esa letra en la ortografía estandarizada recuerda que en algún momento ese grafema tuvo un valor fonético muy similar al sonido aspirado representado en la ortografía española por la letra ‘j’. En otras palabras, la ‘h’ se pronunciaba en español medieval y sigue siendo articulada en el ETNM.
Esta retención fonológica da lugar a formas como jediondo en el ETNM en lugar de hediondo en el habla normativa, jallar en lugar de hallar, y jumo en lugar de humo. El siguiente ejemplo proviene de la grabación de la canción El Cañutero por Abade Martínez, con excepción de la ortografía de Jállalo añadido por el autor para enfatizar la retención de la ‘h’.
Allí vienen los cañuteros
Los que vienen por el mío,
Pero de aquí llevaran
Rasguidos en el fondillo.
Jállalo, Jállalo,
Cañutero sí,
Cañutero no,
El palito andando.
Bills y Vigil (2008: 59-66) resaltan algunos problemas con la categorización de varios arcaísmos como posibles retenciones. Uno de ellos es medias (calcetines en el estándar) que fue utilizado históricamente, en el compuesto medias calzas, para referirse a la parte inferior de las polainas, junto con calcetas, que más tarde se convertiría en calcetines. Así vemos que tanto la forma calcetines como el arcaísmo son innovaciones que se derivan de un mismo origen.
Los autores señalan que medias se utilizan en las Américas para calcetines (así se utiliza en Argentina) y, por tanto, es un ejemplo de que la categoría «arcaísmo» no debe utilizarse en términos simplistas. Una segunda dificultad en los arcaísmos procede del mito de que el ETNM es una versión conservada del Siglo de Oro (español), (mito discutido por Bills y Vigil. 2008: 14-17).
Juan Antonio Trujillo analiza un corpus de documentos legales de la época colonial de Nuevo México, en gran parte quejas civiles o penales. Estos documentos se agrupan en intervalos de 100 años a través de tres siglos. Los primeros documentos creados por los exiliados de Nuevo México que se refugiaron en El Paso durante la «Rebelión de los Pueblos» de 1680-1693.
A menudo, la forma estándar supera la forma arcaica de sus datos. Por ejemplo, las formas del pretérito estándar para los verbos traer y ver (por ejemplo, traje, vi, etc.). Uno de los arcaísmos más ampliamente referenciados, asina, no aparece en los datos de Trujillo, en absoluto, pero en la forma normativa así aparece robustamente en todos los periodos estudiados.
Trujillo encuentra evidencia de que el ETNM estaba sujeto a la estandarización y modernización de manera similar a otras variedades y destaca la desaparición del futuro de subjuntivo y la sustitución del apelativo de segunda persona arcaica, vuestra señoría, por usted. La evidencia presentada por Trujillo refuta el modelo de aislamiento total por el que el ETNM era impermeable a los cambios ocurridos en otras áreas de habla española.
La presencia de arcaísmos documentados en el ETNM (Trujillo propone 72), podría ser el producto de hablantes que toman decisiones conscientes o inconscientes a lo largo de los siglos para adoptar estas formas, con el fin de fomentar una identidad social nuevomexicana. Si bien reconoce que nunca vamos a saber cómo era la lengua hablada en aquellos tiempos históricos, la naturaleza narrativa de estos documentos al menos da una idea de las tendencias lingüísticas en el uso de los hablantes cultos y semicultos.
Desarrollos lingüísticos internos. El ETNM experimentó muchos cambios desde su aparición en el Nuevo Mundo. En su exhaustivo atlas lingüístico, Bills y Vigil (2008: cap. 8) documentan cuatro clases de desarrollos lingüísticos internos o independientes: el cambio de la forma, el cambio semántico de una forma existente, la composición léxica y el cambio gramatical o fonológico.
Los cambios de forma pueden emerger cuando una palabra evoluciona mediante procesos fonológicos que facilitan un habla más eficiente. Proponen, por ejemplo, que la evolución del término muchito surgió a través de la eliminación de uno de los sonidos «ch» en el diminutivo de muchacho (muchachito).
Forma original forma innovadora
Muchachito muchito
Puercoespín cuerpoespín
Ciempiés cientopiés, santopiés
Ejemplo: «Esque le dijo Mano cacahuate que si de ónde había salido el muchito ese.» (Entrevista 291). En cuanto al término compuesto puercoespín, Bills y Vigil encontraron que solo una mínima proporción de sus informantes utilizaban el término puerco para referirse al cerdo. En cambio, una gran proporción empleaba marrano (75%) mientras que un 20% prefería cochino.
Sin embargo, puerco no está ausente en el ETNM y que es usado como adjetivo para describir algo sucio. Y los hablantes transpusieron la ‘c’ y a la ‘p’ así creando el elemento cuerpo. La nueva forma compuesta cuerpoespín, se convirtió así en un término semánticamente más preciso que su contraparte. Por ejemplo, Estefanía, la entrevistadora, muestra al participante Uriel, diferentes imágenes con el fin de obtener y documentar los términos que interesan.
Uriel es un conductor de camión del Condado de Mora, nacido en 1917 y que tenía 76 años al momento de la entrevista. Téngase en cuenta que Uriel comienza llamando al animal en cuestión, cueroesfín, primero antes de aclarar que se trata de un puercoespín; luego usa el término en inglés.
E: ¿Y esto?
U: mira este es un cueroesfín, ¿Qué no?
E: ¿Cómo?
U: cuerpoespín.
E: Mhm.
U: …Purcopine se llaman esos ¿no? Yo no sabía muy muncho en inglés de animales.
Cambio semántico de una forma existente.
Los cambios semánticos pueden adoptar muchas formas y, en general, crear una extensión por la que un término adquiere un significado adicional. Por ejemplo, en los casos de plebe y arrear. Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), el término plebe, en su origen latino, se utilizó en la antigüedad para referirse a la clase social común.
En el ETNM, de acuerdo a Bills y Vigil (2008: 124-127), el término plebe era el segundo término más frecuente para referirse a niños, y el más frecuente era niños y en un distante tercer lugar aparecía muchitos. En el análisis de la distribución geográfica de estos términos, encontraron que muchito y plebe son fuertes indicadores dialectales porque aparecen exclusivamente en la zona dialectal correspondiente al ETNM.
Para Bills y Vigil, el término arrear tiene un desarrollo similar a la palabra inglesa drive ‘conducir’, que se usa también para describir la conducción del ganado (por ejemplo, drive cattle ‘arrear ganado’, drive a team of horses ‘arrear un equipo de caballos’). En consecuencia, semánticamente estas dos palabras eran candidatas a explicarse por extensión lógica para describir el manejo del automóvil.
Bills y Vigil, encontraron que la forma estándar manejar, o a su variante manijar, aparecerán en sus datos del ETNM para describir la acción de conducir un automóvil, en variación con arrear.
Composición léxica.
Los hispanos del Nuevo Mundo crearon nuevos términos a través de la composición de términos existentes con el fin de describir la flora y la fauna recién descubiertas. Estos términos pudieron perdurar en el tiempo y llegar a convertirse en arcaísmos respecto al español normativo o más general. Los sustantivos compuestos, tales como gallinas de la tierra ‘pavo’ y ratón volador ‘murciélago’ fueron innovaciones cuando surgieron en ETNM y sólo se convirtieron en arcaísmos con el paso del tiempo.
Desarrollos fonológicos y gramaticales.
Algunos de los más interesantes desarrollos internos del ETNM se produjeron en el ámbito de la gramática y la fonología, por ejemplo, en el uso de –nos en la variación con –mos como sufijo de la primera persona del plural (primera persona, nosotros), la regularización de la primera persona en el verbo auxiliar haber en el presente perfecto, la aspiración de la /s/ en la posición inicial de la sílaba, la –e paragógica, la retroreflexión de la ‘r’ simple antes de consonantes y el yeísmo (no distinción de sonidos representados por los grafemos ‘y’ y ‘ll’).
Comenzando por –nos, Bills y Vigil, reconocen que este fenómeno se ha encontrado ampliamente en el mundo de habla española, pero no hasta el punto que se encuentra en Nuevo México. En el ETNM, se ha extendido a todas las formas verbales la primera persona, pero lleva el acento en la penúltima sílaba, incluyendo formas del presente de subjuntivo que han sufrido un cambio en el acento tónico, como es en háblenos. Además de los cuatro ejemplos de hablar, se proporciona un ejemplo de comer, lo que indica que estas tendencias se extienden a todos los verbos.
ETNM ESTÁNDAR TIEMPO VERBAL
Háblenos hablemos pres. Subjuntivo
Habláranos habláramos pas. Subjuntivo
Hablábanos hablábamos imperfecto
Hablaríanos hablaríamos condicional
Comiéranos comiéramos pas. Subjuntivo
Lourdes, es una tejedora, originaria de la Española, nació en 1897 y tenía 96 años al momento de la entrevista. Lourdes describe a la entrevistadora, Estefanía, como la policía local había matado a dos lugareños, incluyendo a su hijo. No solo observamos el uso del prefijo correspondiente a íbanos, sino también, ejemplos de -e paragógica en male y dare.
E: y nunca vino a pedirle disculpas, o a-
L: no pues qué disculpas. Me iba a pedir el pobre cuando yo…ya yo le había ganado en en la-
E: en la Corte.
L: en la Corte, que había hecho male. Ya no era de la última Corte a la que le íbanos a dare.
Las dos formas auxiliares del verbo haber utilizados en presente perfecto se han sometido a la regularización en el ETNM en la primera persona del plural y del singular. En lugar de las normas formativas he comido y hemos comido, los auxiliares se realizan con frecuencia como yo ha comido y nosotros hamos comido. Los hablantes hispanos producen ha y hamos como auxiliares de primera persona singular y plural para el presente perfecto.
En el caso siguiente se nos proporciona un ejemplo de estos fenómenos:
a.…todo lo que tengo, yo me ha tenido… Yo ya tenido que trabajar.
b. Yo lo conozco, oiga, de… Hamos ido a unos parties y lo conozco bien.
Las variantes innovadoras ha y hamos aparecen con mayor frecuencia entre los hablantes más jóvenes en el NMCOSS, los que han tenido poca educación formal en español. Los hablantes de mayor edad prefieren retener las formas más normativas he y hemos.
En cuanto a la fonología, Bills y Vigil (2008: 148), señalan que, a pesar de toda la atención prestada a la aspiración o eliminación de la /s/ final de sílaba en el español, se ha dedicado escasa atención a la reducción de /s/ en el comienzo de la sílaba o al comienzo de una palabra. La reducción de /s/ en diferentes posiciones:
a. Aspiración al final de la sílaba: todoj loj díaj / todos los días.
b. Elisión al final de la sílaba: todo lo día / todos los días.
c. Aspiración al comienzo de la sílaba: ajina lo hajemos nojotros / asina lo hacemos nosotros.
d. Aspiración al comienzo de la palabra: jí, jeñor / Sí, señor.
Aurelio Espinosa, observó la reducción de la /s/ a comienzo de sílaba hace más de un siglo y creía que se trataba de una retención del español peninsular. Por eso lo atribuyó a la naturaleza generalmente arcaica del ETNM. Bills y Vigil y Esther Brown, argumentaron que es una innovación de las nuevas variedades del español desarrollado en el Nuevo Mundo y no solo una retención.
Todos los fenómenos de desarrollos gramaticales y fonológicos ocurren en muchas variedades en todo el mundo de habla española. Sin embargo, la –e paragógica es una de las más exclusivas del ETNM. Lourdes pronuncia male en lugar de mal y dare en lugar de dar. Este fenómeno variable aparece en las palabras que terminan en consonante y que tienen el acento en la última sílaba.
El elemento paragógico aparece en forma de sonido ‘e’ o ‘i’. La –i paragógica quedó instalada en el título del libro Yo seigo de Taosi, una colección de ensayos del humorista bilingüe y crítico cultural, Larry Torres (1992). Por tanto, este fenómeno distingue al ETNM de su vecino, el español fronterizo, y de otros lugares del mundo de habla española.
Una característica del ETNM que ha llamado la atención de algunos observadores es la ‘r’ retrofleja, por su similitud de sonido con la ‘r’ inglesa, se pensó que se trata de una muestra de la influencia del inglés sobre el español de Nuevo México. Esta ‘r’ retrofleja se produce ante las consonantes ‘i’ ‘n’, y ‘s’ y se denomina así porque la lengua no toca el cielo de la boca, como en la canónica ‘r’ simple intervocálica. Y que se puede encontrar en palabras como cárcel, carne, y perla, en el caso del ETNM se trata de un desarrollo interno.
El yeísmo es un desarrollo interno que nos retrotrae a los tiempos de la conquista, como es el caso de ‘h’. En el español moderno, con ciertas excepciones, los grafemas ‘y’ y ‘ll’ representan el mismo sonido, históricamente existieron los sonidos palatales diferenciados, con el tiempo, dejaron de distinguirse.
La mayoría de los hispanos parlantes actuales pronuncian mayo y mallo exactamente igual, lo que no era así en la época medieval española ni en épocas más recientes. Israel Sanz-Sánchez ha analizado un corpus de lengua escrita por documentos legales y personales que comienzan con el regreso de los hispanos a Nuevo México en 1693.
Sanz-Sánchez interpreta la ortografía no etimológica como evidencia de una fusión de dos sonidos. Por ejemplo, si una persona escribe mallor en vez de la ortografía etimológica mayor, o cabayo en vez de caballo, se hace evidente que esta persona no mantiene una distinción en el nivel fónico.
Sanz-Sánchez, sostiene que los hispanos que regresaron, los nacidos en Nuevo México antes de la «Revuelta» no tendían a mostrar signos de esta fusión, mientras que los de otros lugares de México o España que regresaron con los hispanos de Nuevo México, sí presentaron evidencia de la fusión de los dos sonidos. En el área de reasentamiento, la fusión se produjo rápidamente y se aceleró debido al contacto dialectal entre la población, lo que sorprende es la rapidez del cambio.
Contacto con el inglés
El ETNM ha estado en contacto con el inglés por más de 150 años, a partir de la llegada del general Kearny, que en 1848 anunciaba la colonización norteamericana de la región, reconocida por el Tratado Guadalupe-Hidalgo. Esto trajo como consecuencia dos tendencias, primero, el abandono del español y el surgimiento de una amplia variedad de fenómenos de contacto con el español que se mantuvo en la región.
El artículo de Aurelio M. Espinosa de 1917, Speech Mixture in New Mexico: the Influence of the English Language on New Mexican Spanish, reimpreso en 1975, documenta tanto el préstamo como el cambio de código. Por ejemplo:
Bisnes < business ‘negocio’.
Breca < brake ‘freno’.
Crismes < christmas ‘navidad’.
Cuque < cookie ‘galletita’
Daime < dime ‘moneda de 10 centavos’.
Espor < sport ‘deporte’.
Grave < gravy ‘salsa espesa’.
Lonchi < lunch ‘almuerzo’.
Nicle, niquel < nickel ‘moneda de 5 c.’.
Queque < cake ‘pastel’.
Sanamagón < son of a gun ‘hijo de pistola’.
Troca < truck ‘camioneta’
Espinosa también presentó ejemplos de lo que él llamó «mezcla de discurso», conocido por los lingüistas como «cambio de códigos».
a. quería andar de Smart and he got it in the neck. «quería andar de listo y se le pegó en el cuello».
b. vamos a ir al foot-ball game y después al baile a tener the time of our lives. «vamos [a] ir al partido de futbol y después al baile a tener el mejor momento de nuestras vidas».
c. sean hombres y no anden fooling around tanto. «sean hombres y no anden haciendo payasadas tanto».
El tema del cambio de códigos ha llevado a muchos debates, algunos creen que se trata de una erosión de la lengua española o un indicio de que los habitantes no conocen bien ninguno de las lenguas implicadas. Otros lo ven como un espacio de innovación lingüística y una parte importante de identidad del hablante.
Catherine Travis y Reina Torres Cacoullos (2013), realizaron grabaciones y transcripciones sobre el comportamiento bilingüe en la zona sur del ETNM. La obra reunida se llamó: New Mexico Spanish-English Bilingual Corpus (NMSEB), este trabajo sirvió para distintos estudios de comunicación bilingüe, entre ellos Damián Vergara Wilson y Jenny Dumont (2014), estudiaron el verbo compuesto bilingüe en el que aparece hacer, como verbo auxiliar, seguido de un infinitivo inglés. Este verbo compuesto bilingüe se indica como hacer + verb (Eng.):
Si tengo…este sentimiento que yo ya sabía,
…que yo podía hacer draw mejor. «…que yo podía dibujar mejor».
…yo digo queen mi mente yo-
…yo hacía draw mejor. «…yo dibujaba mejor».
Los autores mencionados encontraron rupturas en la fluidez del discurso, como pausar y truncamientos de palabras (similares a un breve tartamudeo) en unidades de entonación, comparándolas con unidades de entonación en las que no aparecían. Las rupturas se consideran una señal de que el hablante encuentra dificultades en la producción lingüística. Algunas formas de hacer + verb (Eng.) parecen ser la norma para describir ciertas acciones.
Por ejemplo, hacer retire ‘jubilarse’ se utiliza en toda la región por muy diversos hablantes. Por otra parte, muchos hablantes utilizan tanto la construcción hacer + verb (Eng.) y su versión monolingüe (dibujar). El contacto con el inglés debido a la expansión colonial estadounidense ha creado una dinámica del inglés como idioma de la sociedad dominante y el español, la lengua de la gente subordinada.
Es decir, el inglés es la lengua del imperio. El español se fue devaluando y ha provocado el abandono continuo (desde entonces) según el Censo de 2000 que estudió Devin Jenkins en 2009. Jenkins encontró que en Nuevo México estaba perdiendo terreno en términos de lealtad lingüística (el porcentaje de los que dicen hablar español) y de transmisión intergeneracional, en comparación con datos de 1980 y en comparación con las cifras de otros estados vecinos incluyendo Texas, Arizona, Colorado, Nevada y California.
Pero hay que hacer una aclaración, esa pérdida de lealtades o menor porcentaje de personas que dicen hablar español, no tiene en cuenta que en los estados mencionados se suman los que llegaron en las últimas décadas, tanto de México como de Centroamérica. Por ello, Jenkins encontró que, en el mismo Censo, el mantenimiento de la lengua en el Suroeste de Nuevo México, pero Jenkins no examinó lo que sucede en el norte de Nuevo México lugar de residencia mayoritaria de los hispanos. Aunque es cierto que el ETNM estaba siendo no solo afectado por el inglés, sino también por otras variedades españolas.
En el siglo pasado el ETNM sufrió dos influencias sobre el léxico, el contacto con el español de México y el contacto con la variedad normativa de la educación formal. Por ejemplo, el término para dólar en el ETNM era pesos, pero el dólar se fue expandiendo a costa de la forma antigua a través del contacto con la escuela y con el español fronterizo.
El efecto de la educación formal ha sido la sustitución de muchos términos del ETNM, velis es reemplazado por maleta, rula por regla, paisano por correcaminos. El influjo del español de México se debe a más de un siglo de migraciones constantes y Nuevo México es un lugar de paso y de asentamiento. Bills y Vigil señalan algunas sustituciones, por ejemplo, empeloto ETNM por desnudo, brecas por frenos y posiblemente col por repollo.
Los Caballeros de Vargas
Diego José de Vargas Zapata Luján Ponce de León y Contreras, nació en Madrid en 1643-1704, sus padres fueron Alonso de Vargas y María Margarita Contreras y Arráiz. Perteneciente a una familia ilustre y pudientes. También conocido como don Diego de Vargas, fue un gobernador español del territorio de Santa Fe (Nuevo México) entre 1690 y 1704. Reconquistó el territorio en 1692 después de la Rebelión de Popé, una sublevación de varios pueblos indios en 1680.
El rey Carlos II de España le recompensó en 1700 como gobernador y pacificador de Santa Fe con la concesión del marquesado de la Nava de Barcinas. Fue también caballero de la Orden de Santiago. El 10 de agosto de 1680 los indios Pueblo, ubicados en el norte de Nuevo México, se sublevaron. Sitiaron la ciudad de Santa Fe y lograron que los españoles se retiraran el 21 de agosto. Los españoles huyeron hasta la ciudad de El Paso del Norte, conocida actualmente como Ciudad Juárez, quedándose 12 años en ese lugar.
En 1688 don Diego de Vargas fue nombrado gobernador de Nuevo México. Llegó para asumir el puesto el 22 de febrero de 1691. Se le asignó la tarea de reconquistar y repoblar el territorio perdido. En julio de 1692 Vargas fue a Santa Fe con una pequeña tropa de 200 soldados, vecinos y aliados indios del norte.
Rodearon a la ciudad y pidieron a los indios que se rindieran, estos superaban el millar y esperaban por los españoles. Les prometieron clemencia a todos los que se sometieran a la autoridad del rey y que volvieran a la fe cristiana. Después de reunirse con Vargas, los líderes indios aceptaron la propuesta. El 14 de septiembre de 1692 Vargas anunció la ocupación del territorio.
Al día siguiente de proclamarse la sumisión a la Corona y la absolución en la Plaza India, se celebró la misa en Santa Fe, y los frailes bautizaron a 122 niños pueblos nacidos durante el periodo del exilio español. En los meses siguientes Diego de Vargas junto a sus soldados recorrió otros 12 pueblos del norte de Nuevo México.
La reconquista de Vargas se suele considerar no sangrienta, aunque cuando Vargas volvió a México a principios de 1693 para llevar a otro grupo de pobladores, los indios pueblo rompieron el acuerdo y volvieron a ocupar la ciudad de Santa Fe. Vargas y sus tropas asaltaron la ciudad, matando a muchos de los rebeldes. Otra sublevación aconteció en 1696, en la que murieron cinco misioneros y otros 21 españoles. La guerra continuó varios años, pero al final la sublevación se apagó.
El rey Carlos II de España le recompensó en 1700 como gobernador y pacificador de Santa Fe con la concesión del marquesado de la Nava de Barcinas. Se cree que Vargas rezaba a la Virgen llamada «La Conquistadora» para que se restableciera la paz y según la leyenda la Virgen lo ayudó, por ello se celebran en honor a ella las fiestas que actualmente se llaman Fiestas de Santa Fe y se celebran todos los años.
Entre las fiestas figura la celebración de una misa de acción de gracias y un desfile desde la catedral de San Francisco hasta la Capilla del Rosario. La estatua de la Conquistadora se lleva en el desfile y terminada la novena, la Conquistadora vuelve a la basílica.
Nuestra Señora La Conquistadora, también conocida como Nuestra Señora del Amor Conquistador y popularmente como La Conquistadora, es una advocación mariana venerada en la Catedral basílica de San Francisco de Asís, en Santa Fe, Nuevo México. La imagen, una pequeña estatua de madera de aproximadamente 75 centímetros de altura, destaca por ser la primera Madona (Virgen) llevada a Estados Unidos.
La Cofradía de La Conquistadora, se encarga de mantener, proteger y preservar tanto la imagen como sus pertenencias, siendo también responsable de conservar la capilla en la que se venera a la Virgen. La talla es vestida por el sacristán o sacristana, quien tiene a su cargo el guardarropa, el cual incluye vestidos, velos, coronas, joyas y pelucas (generalmente los devotos supervivientes de cáncer donan su cabello para la confección de las pelucas que luce la imagen).
Los trajes con los que se viste la estatua son elaborados y donados por fieles; y suelen estar ricamente ornamentados y presentados en elaborados diseños, se calcula que alrededor de 300 trajes conforman el vestuario de la Virgen. La actriz Ali MacGraw encargó una pieza la cual fue exhibida en el Museum of Spanish Colonial Art de Santa Fe con motivo de una exposición sobre la imagen en 2010. Tanto los católicos como no católicos honran a La Conquistadora.
Se cree que la estatua pudo haber sido realizada entre los siglos XV y XVII, fue llevado a América por los españoles que solían llevar imágenes de la Virgen y santos en sus viajes. La Madona fue trasladada a Nuevo México a través de la ciudad de México por parte del sacerdote Fray Alonso de Benavides, llegando a Santa Fe el 25 de enero de 1626. Benavides dejó constancia de esta fecha en su diario, si bien la arquidiócesis suele emplear el año 1625 como fecha genérica, siendo La Conquistadora inicialmente conocida como Nuestra Señora de la Asunción.
Cada nueva generación tenía por costumbre dar un nuevo nombre a la Virgen, con el actual otorgado por Diego de Vargas tras reclamar el área de Santa Fe doce años después de la rebelión de los indios en 1680. La estatua recibiría otro título en 1992, cuando el arzobispo Robert Sánchez le otorgó el título de Nuestra Señora de la Paz con el fin, al parecer, de calmar las tensiones entre los españoles y los habitantes del Nuevo Mundo.
Tras su regreso a Santa Fe en 1693, se popularizó un festival para celebrar la recuperación del estado, la segunda semana de septiembre, constituyendo esta fiesta de acción de gracias la celebración mariana más antigua de Estados Unidos. La Conquistadora es llevada en procesión desde la catedral hasta la Capilla del Rosario, donde se oficia una novena.
Al finalizar la novena la imagen es llevada de regreso a su templo y se da inicio a la Fiesta de Santa Fe, caracterizada por desfiles y mariachis. El evento más destacado de los festejos es la quema de Zozobra, un muñeco de 15 metros de altura diseñado por el artista Will Shuster, con cuya destrucción desaparecen simbólicamente los problemas y preocupaciones del año pasado.
A principios del siglo XX las autoridades de la ciudad empezaron a organizar durante las tradicionales fiestas anuales de Santa Fe, el desfile de «La Entrada», una conmemoración de la llegada de los españoles cuando retomaron la ciudad.
Uno de los grupos que tradicionalmente encabezaban el desfile, vestidos de conquistadores, era el de los Caballeros de Vargas, una asociación de habitantes hispanos de Nuevo México empeñados en mantener viva la herencia cultural de la región. Este hecho aumentó las tensiones entre los nativos y los nuevos migrantes, que consideran un símbolo de opresión. En tanto las familias de los hispanos que vivieron en el lugar por siglos sostienen que representa un momento de paz.
Pero en estos tiempos en que las ideologías indigenistas están en boga, Nuevo México, no iba a ser una excepción. Los grupos indigenistas y progres, lo consideraron una apología de la conquista sobre sus antepasados. Grupos indígenas acompañados de hispanos procedentes de México, que llegaron a Nuevo México en las posteriores olas migratorias, y que traen en su ADN el indigenismo, protestaron por el desfile o la recreación de «La Entrada».
Gary Delgado, es integrante y ex presidente de los Caballeros de Vargas, Delgado que dedica su tiempo a honrar la memoria de don Diego de Vargas, que le da el nombre a la organización. Gary Delgado insiste en que es injusta esa calificación. Pero la controversia no cesó, y en 2018 el desfile de los conquistadores se canceló. Delgado en una reciente conversación me dijo que siguen trabajando siguiendo los fines de la organización.
En Albuquerque, la ciudad más grande del estado, Gary Luján, un activista por los derechos de los inmigrantes latinos, se quejaba que una de las razones que hacía más difícil su trabajo en Nuevo México es que la comunidad hispana tradicional no veía con buenos ojos la llegada de estos nuevos migrantes.
Elena Ortiz, cuyo nombre y apellido delatan su pertenencia étnica, quien estuvo ayudando a organizar la protesta contra la Entrada, dijo: «los Caballeros tienen la libertad de hacer lo que quieran, siempre y cuando no se ocupen de la conquista y el genocidio, si solo están haciendo algo religioso, eso es su negocio». Y «Definitivamente quiero a Don Diego fuera de las escuelas. Eso es algo que aún no se ha abordado», dijo Ortiz. Lo quiere fuera de la Historia, que no se preocupe Elena Ortiz, ahora ya están en el poder.
Los indigenistas e izquierdistas como Elena Ortiz, desconocen lo que es la lucha política por el poder, la dialéctica de imperios y sobre la historia, siguen razonando como si estuvieran viviendo en sociedades preestatales, pre-históricas como los pueblos indígenas. Hablan de genocidio y no tienen la más mínima noción de lo que eso significa, la reconquista de Santa Fe se produjo sin derramamiento de sangre.
Además, son cobardes, porque no realizan ningún acto contra el estado norteamericano que acometió una política de exterminio, que además sometió no solo a los pueblos prehispánicos, indígenas, sino también a las poblaciones hispanas. España produjo un hecho inédito en la historia, produjo algo único en la historia, el mestizaje. Un hecho que dio lugar a que exista Elena Ortiz para que nos ilustre con su ignorancia.
Thomas Baca-Gutiérrez, otro miembro de los Caballeros de Vargas, dijo que se enfocarán exclusivamente en Nuestra Señora de la Paz, la imagen más antigua venerada de la Virgen María en los Estados Unidos. La recreación de la Entrada está terminada, pero los Caballeros de Vargas no. «No queríamos dejar la comunidad sintiendo que nos habíamos ido. No nos hemos ido», dijo. Los miembros de los Caballeros de Vargas realizan varias festividades durante el año para rescatar y mantener la cultura española.
El idioma español antes que el inglés.
En Estados Unidos no hay un idioma oficial. No lo establece la Constitución ni existe un documento que así lo declare. Pero el inglés es el que domina de facto en el territorio. Sin embargo, el español es el segundo idioma más hablado. El español llegó a Estados Unidos antes que el inglés, pero, el inglés es la lengua que más se utiliza en el país, simplemente porque es la lengua del Imperio. Y el español es el segundo idioma más hablado en el territorio, la lengua del otrora Imperio.
En el pasado, en el territorio que hoy ocupa Estados Unidos se hablaba solo las lenguas nativas y español. Nada de inglés. El castellano fue la primera lengua europea que se habló en ciertas partes del actual Estados Unidos. El idioma llegó con las expediciones que hicieron al continente americano desde 1492.
El primero en llegar al actual territorio estadounidense fue Juan Ponce de León en 1513 que, junto a su tripulación, y otros grupos que vinieron detrás, realizaron una extensa exploración por lo que hoy es Florida. Las expediciones se extendieron a partir de 1536 por todo el sur y hacia el oeste del territorio. Pero fue a fines del siglo XVII de forma más permanente y se produjeron los asentamientos en diferentes etapas dependiendo del lugar.
La mayor parte de California fue a mediados del siglo XVIII mientras que en Nuevo México fue a fines del siglo XVII. Estos asentamientos españoles, tuvieron un gran problema, muchas de las personas eran obligadas a regresar a otras partes de México, o lo que se llamaba entonces la Nueva España. Los asentamientos no eran tan permanentes.
El castellano para los pobladores de Florida fue menos problemático, aunque si para el idioma, muchos de ellos eran de Mallorca y se hablaba bastante el mallorquín. Existe en la actualidad en Louisiana, muy cerca de New Orleans, descendientes de mallorquines que mantienen su lengua, pero se consideran españoles. Hubo hispanohablantes de larga data que vivían en el sur de Texas y en comunidades de habla hispana que nunca aprendieron realmente inglés.
Los colonos ingleses recién llegaron a territorio estadounidense en 1607, casi un siglo más tarde que los españoles, y fundaron un asentamiento en Jamestown, Virginia. El inglés no era la única lengua vehicular en las colonias. De hecho, el alemán, de uso habitual en el nordeste durante el siglo XVIII, podría haber llegado a ser la lengua de la nueva nación, el uso generalizado del inglés no llegó hasta el siglo XIX.
Lo concreto es que el idioma español llegó primero a muchas de estas tierras, los españoles estuvieron allí primero y se habían establecido, tenían gobernadores, y un sistema político, pero no dejaban de ser pequeñas comunidades en ese momento, y hoy en día aún quedan sus descendientes en algunas comunidades centenarias. Cuando Texas se separó de México (1836), había unos nueve hablantes de inglés por cada hispanohablante.
También es cierto que nunca hubo una población numerosa de hablantes españoles en los actuales estados de Arizona, Nuevo México, California, Texas, Nevada, Oregón y Colorado, a mediados del siglo XIX, por lo que la llegada masiva de ingleses hizo que se impusiera la lengua. El inglés desplazó al español en los territorios hispanohablantes, en el sur y el suroeste.
La fiebre del oro (en California entre 1848 y 1855) provocó la llegada masiva de contingentes anglohablantes desde el este, buscadores que no dudaron en imponer una legislación anglocéntrica para sacar mayor provecho de su aventura. A pesar de la imposición del inglés, el idioma español no desapareció por completo.
El idioma español resistió en Estados Unidos gracias a los orígenes hispanos de muchos habitantes y a las permanentes olas migratorias del último siglo. Se siguió y se sigue hablando en español, pero a medida que pasa el tiempo y las nuevas generaciones saben que se puede tener mejores oportunidades económicas si se habla inglés.
La permanencia del español también se debe en parte, porque en 1898 España es derrotada en la guerra con Estados Unidos y con eso pierde Filipinas y Puerto Rico. Los puertorriqueños reciben la nacionalidad estadounidense en 1917, a través de la Ley Jones, que tampoco tenía una disposición del uso del inglés. En la década de 1950, casi 200.000 puertorriqueños se habían mudado a la ciudad de New York. Entonces tienen derecho a que se respete su idioma. Todo el este estadounidense, como New York, Delaware, New Jersey, se habla mucho español por la llegada de los puertorriqueños.
El español también está presente en Florida por la inmigración de Cuba, sobre todo tras el triunfo de la Revolución cubana marxista en 1959, y en general por las conexiones comerciales con el Caribe. La historia del español en Estados Unidos, es una historia española primero, y puertorriqueña, mexicana, cubana y del resto de Hispanoamérica.
El castellano no solo dejó su huella con las personas que lo hablaban en el pasado, sino también en la geografía del territorio. Existen estados, ciudades, ríos, sierras, etc. que tienen nombres en español. Para citar unos pocos ejemplos, las ciudades de San Diego, El Paso, Santa Fe, San Francisco; los ríos Colorado, Brazos, Río Grande, las sierras de Sandía y Sierra Nevada.
Muchos de los nombres eran de hispanohablantes que llegaron primero y le pusieron nombres, pero otros fueron adoptados más tarde debido a lo que se llama «el Pasado de Fantasía Español (The Spanish Fantasy Past)». El «Spanish Fantasy past» describe la tendencia a fines del siglo XIX y principios del XX durante la cual la población angloparlante de California romantizó los períodos españoles y mexicanos del estado.
Muchos de los nombres en el área de Los Ángeles no existían cuando los primeros españoles llegaron. Fueron elegidos por estos angloparlantes que apostaron por el «Spanish Fantasy Past», como un reclamo de ese idioma y una reivindicación. La lengua española dejó su marca y su sonido en Estados Unidos desde mucho antes de sus inicios como país.
Cuando el Tratado de Guadalupe-Hidalgo puso fin a la Guerra entre Estados Unidos y México, en 1848, también otorgó la ciudadanía a los restantes pobladores mexicanos. El tratado no les exigió que aprendieran inglés. Durante las décadas que siguieron al Tratado, el gobierno federal permitió a los gobiernos locales de esa zona utilizar el español en sus cuestiones oficiales.
La primera Constitución estatal de California exigía que «todas las leyes, decretos, reglamentos y disposiciones que, por su naturaleza, requieran publicación, sean difundidos en inglés y español». Algunos condados de California usaban el español en sus sesiones legislativas y tribunales.
En Nuevo México era mayor, cinco años después de tomar el territorio, Estados Unidos reconoció que debía pagar por traductores en las cámaras legislativas. Los funcionarios federales adoptaron el español como una forma necesaria para gobernar con justicia a este nuevo grupo de ciudadanos.
En ciertas partes de ese estado, los resultados de las elecciones, los juramentos de lealtad, las sesiones legislativas, las cartas a los funcionarios electos, los discursos de ambos partidos políticos, las transcripciones judiciales y muchos otros documentos oficiales se escribían en español. Estos fueron los usos, pero que no incluían su utilización oral generalizada.
Los senadores que visitaron Nuevo México en 1902, no podían realizar sus actividades oficiales sin un intérprete. Se encontraron con maestros de escuela, jueces y un supervisor de censo que eran hispanohablantes únicamente. Cuando los senadores preguntaron a un ex juez de paz, José María García, por qué seguía usando el español, este respondió: «Me gusta mi propio idioma más que cualquier otro, al igual que me gusta Estados Unidos más que cualquier otro país en el mundo». Para García, no había contradicción alguna en ser tanto estadounidense como hispanohablante.
El español siguió siendo un idioma oficial de la política y el gobierno en gran parte del suroeste durante todo el siglo XIX, pero cambió en las primeras décadas del siglo XX. El aumento de la inmigración desde México, un impulso a la segregación escolar y otras iniciativas de «americanización» cambiaron el rumbo. 26 estados, entre ellos California, habían prohibido la enseñanza de idiomas distintos del inglés en las escuelas primarias públicas para 1921.
Nuevo México, es el único estado continental mayoritariamente hispanohablante de los Estados Unidos. En Nuevo México, en lo que respecta al poder judicial, los testigos tienen derecho a testificar en cualquiera de los dos idiomas. Los hablantes monolingües de español tienen el mismo derecho y obligación de ser considerados como jurado como los hablantes de inglés.
En la educación pública, el estado tiene la obligación constitucional de proporcionar educación bilingüe e instructores de habla hispana en los distritos escolares donde la mayoría de los estudiantes son hispanohablantes. La Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos reconoce que las lenguas oficiales de este estado son el inglés y el español. El poema «A Nuevo México», escrito por Luis Tafoya en 1911, fue declarado poema oficial del estado de Nuevo México en el año 1991.
El gobierno estatal publica el manual del código de circulación en español, así como las papeletas de votaciones en ambos idiomas. La ley federal obliga a imprimir las papeletas en español. Antes de 1967, se requería que los anuncios de elecciones estatales y de los condados se publicaran en inglés y «pudieran ser impresos en español». En 1995, el estado de Nuevo México adoptó un himno estatal bilingüe, titulado «Nuevo México-Mi lindo Nuevo México».
Prácticamente todos los habitantes hablan inglés. Solo parte de la población inmigrante llegada recientemente y procedente de México o Centroamérica, y los neomexicanos hispanos autóctonos de edad avanzada, hablan únicamente español. Algunos grupos indígenas todavía hablan sus propias lenguas. También se puede encontrar a personas muy mayores que sólo hablen alguna de las lenguas indias del estado.
Aunque la Constitución de Nuevo México de 1912 refleja la intención de proteger los idiomas y las culturas de sus habitantes, el uso del español como medio de instrucción en las escuelas públicas, así como su uso social, decayó de forma dramática a lo largo de casi todo el resto del siglo XX.
Hubo esfuerzos institucionales del Senado para que el idioma español se enseñara en todas las escuelas públicas a principios de los años cuarenta. Sin embargo, fue en 1968 cuando se produjo la primera declaración en apoyo de la enseñanza bilingüe por parte del State Board of Education. Aquella declaración se materializó con la firma de la Bilingual Multicultural Act en 1973.
El idioma español o castellano, más allá de las declaraciones de los medios, frecuentemente interesados, actualmente se encuentra en un alarmante retroceso, tal crecimiento como se dice en este país y en los países hispanohablantes es un mito, pero que merece otro tratamiento.
Ricardo Veisaga.
Estados Unidos.
Sobre la canción El Cañutero por Abade Martínez, Smithsonian Folkways Recordings, ha colocado esta grabación en YouTube, en el siguiente enlace: http://bit.ly/1SJUBaC
Donald Robb, etnomusicólogo, recogió miles de canciones en las décadas de los 40 y 50 durante sus andanzas a través del Sudoeste norteamericano. KNME Public Media (2008) tiene un sitio dedicado a la obra de Robb y un enlace: http://bit.ly/1Ln3KDX
Torres, Larry (1992) Yo seigo de Taosi: Ensayos culturales nuevomexicanos. Escribe en el periódico de Santa Fe, El Nuevo Mexicano.
El autor Juan Sagel es uno de los pocos autores que escribe utilizando el ETNM. Su archivo se encuentra en la Universidad de Texas en Austin. Las referencias a sus obras se encuentran en este enlace: http://bit.ly/1dg70bm
El comediante y musicólogo, Carlos Medina, cuya producción se puede encontrar en YouTube, pero se advierte al lector, que debe ser bilingüe (español-inglés) y estar familiarizado con el ETNM. Se lo puede encontrar en YouTube o en este enlace: http://bit.ly/1KcCAjy
Aurelio M. Espinosa (1930) Estudios sobre el español en Nuevo México. Buenos Aires. Universidad de Buenos Aires.
Sanz-Sánchez Israel: Dialect contact as the cause for dialect change.
Trujillo, Juan Antonio: (2010) A Historical Perspective on Contemporary New Mexico Spanish Archaisms.
Wilson, Damián Vergara; and Jenny Dumont (2014) The emergent grammar of bilinguals: the Spanish verb hacer ‘do’ with a bare English infinitive.
Bills, Garland; and Neddy Vigil (1999) Ashes to ashes: the historical basis for dialect variation in New Mexico and southern Colorado: a linguist atlas. Albuquerque University, of New Mexico.
Estados Unidos, 2021.