EL ENEMIGO ISLAMICO
TODO LO QUE DEBE SABER SOBRE EL ISLAM
Ricardo Veisaga
Dijo Malraux: «El siglo XXI será religioso o no será». De acuerdo al calendario gregoriano bajo el cual nos regimos ya estamos en el siglo XXI, y creo que es muy temprano para afirmar con certeza cuál será el hecho que se destaque y deje una gran impronta como para apropiarse de este siglo.
No podemos ignorar los ataques que sufren los países en casi todo el mundo a manos de los terroristas islámicos, y su enorme repercusión en un mundo altamente globalizado. Para quienes, por diversos motivos nunca perdimos de vista la presencia de este fenómeno religioso y su forma de manifestarse en las sociedades y en la historia, es decir, la acción del eje angular del espacio antropológico, no constituye algo nuevo ni novedoso.
Luego del brutal y criminal ataque que sufrió la ciudad de París, se vuelve a hablar de una Tercera Guerra Mundial. A las personas nos deleita etiquetar los acontecimientos a veces con precisión y a veces erróneamente y de manera abusiva. La Primera y Segunda Guerra Mundial, denominación aceptada por casi todos, es demasiada pretensiosa, ninguna de las dos fue de alcance mundial, y tampoco lo será una tercera o cuarta. Muchos países suelen mantenerse prudente o imprudentemente al margen de una guerra.
¿Estamos en guerra? Muchas veces me he referido a la guerra como debe ser, como una idea filosófico-política que se apoya en las categorías políticas, no como filosofía mundana, vulgar o psicologista que es la interpretación que reina no sólo en el hombre de a pie, sino en la mayoría casi absoluta de los llamados políticos.
Esta idea de la Guerra no debe ser encerrada como si fuera un concepto, o en una categoría determinada, puesto que desbordan las categorías etológicas, esta idea filosófica se dibuja en el espacio antropológico, para ser más preciso en el eje circular de ese espacio. Pero en este eje se constituyen diversas categorías, a su vez más o menos cerradas, desde el punto de vista gnoseológico, tales como las antropológicas, las religiosas, políticas, de economía doméstica, las históricas, etc.
La guerra presupone al Estado, en algunas de sus formas (proto-Estado, jefaturas, aristocracias, Reinos, Imperios…). La guerra implica, por tanto, ejército, planes, estrategias. Y es el Estado desde su principio, o tan pronto como se haya consolidado, que necesita estar preparado para la guerra. La guerra requiere un ejército que pueda ser movilizado hacia el exterior, reservando en el interior, en la retaguardia un potencial suficiente para mantener el orden económico y social que pueda lograr la continuidad con la vida política de la posguerra.
La guerra se dibuja a escala de Estados, no de individuos. Es el poder político de un Estado frente a otras sociedades políticas. De acuerdo a una clasificación taxonómica de la guerra se pueden establecer cinco géneros de la guerra. Como la guerra del género cero, uno, dos, tres y cuatro. En otro artículo publicado bajo el título: «Toco y me voy. Operaciones militares en Siria». Me referí ampliamente sobre esto.
Brevemente quiero decir que las guerras del género dos, son las guerras de tribus contra un Estado y, las guerras del género tres, son guerras entre Estados, son las guerras propias de la «civilización». Las del género cuatro, son las llamadas guerras civiles, pero estás guerras civiles muchas veces están «enmascaradas» entre Estados, es decir Estados que apoyan distintas facciones.
El Estado islámico (IS) no es formalmente un Estado, aunque tenga muchas de las características propias de ellas, por tanto la guerra emprendida contra el «Mundo», puede ser encuadrado como del género tres, pero también al tratarse de «tribus» aun no estatalizados, dentro del género dos, y también dentro de las del género cuatro, un ejemplo es Siria, donde intervienen muchísimos países a favor de distintas facciones para sostener o derribar al gobierno de al-Assad.
¿Estamos en guerra? Basta de eufemismos. Ya está bien de hablar de terrorismo, es una Guerra, como dice el escritor Gabriel Albiac. Es una guerra, en la que el parapeto fronterizo del Mediterráneo se ha disuelto. Es una guerra que está aquí, en todos y cada uno de los países de una Europa fuertemente islamizada. Que está aquí, tanto como en Irak o Siria. No es cualquier tipo de guerra.
Es una, a cuyo anacronismo, se creía nuestra alegre modernidad inmune: guerra de religión, conforme a las reglas de sumisión que atan al musulmán a un Alá cuyos mandatos constituyen la única ley mundana. Estoy harto de escuchar analfabetos esconderse en retoricas estúpidas ¡No! No es cierto que todas las religiones sean benefactoras; menos aún, que el objetivo de todas sea la paz en el mundo.
El mandato coránico es explícito y muy poco concordante con fantasías benévolas: la guerra que los yihadistas despliegan contra el mundo infiel es la lucha contra una resistencia diabólica al mandato de Alá. Y, para esa resistencia, contempla el Corán un solo castigo: la muerte. En un concierto de heavy metal como en un partido de fútbol, sin diferenciar. En París como en Madrid. Porque todo no musulmán es culpable de estar vivo y no ser musulmán.
Ya no hay alternativa para nadie y menos para Europa, no se trata de Paz o Guerra, la guerra ya está y Europa es un territorio de Yihad para los musulmanes practicantes. Los discursos pacifistas son cómplices de la teocracia islámica. No es «venganza» aniquilar al Estado Islámico, como dijo el comunista español Pablo Iglesias Turrión, jefe del partido Podemos.
Es legítima defensa. Decir esto no es agradable porque la verdad no siempre es agradable, pero hasta un socialdemócrata tan patético como Françoise Hollande ha terminado por aceptar algo que no puede ser ocultado, el islam ha declarado guerra a Europa; y si esa guerra no se gana, todas las conquistas logradas en Europa por siglos se irán al garete, la libertad sólo será escombros.
Xavier García Albiol, líder del PP en Cataluña, ha creado mucha polémica en las redes al mostrar su opinión en Twitter y Facebook sobre los atentados terroristas que están atemorizando a la Unión Europea. «Uno de los grandes problemas de la Unión Europea es el multiculturalismo. Principal causa de la no integración», esto publicaba Albiol.
«Soy muy consciente de que los ‘buenistas’ se lanzarán a la crítica feroz, pero afirmo sin ningún tipo de complejo que uno de los principales problemas que tiene Europa y Occidente es el multiculturalismo. Una sociedad multicultural es garantía de guetos, inadaptación y conflictos». Y continúa Albiol, «El multiculturalismo significa que en un mismo territorio, ciudad o barrio conviven diferentes culturas y cada una a su manera. Es un aspecto que acaba generando guetos y problemas de integración y vertebración».
El líder popular ha dejado claro que «lo que no es compatible es vivir en un país, ciudad o barrio de acuerdo a costumbres, leyes y valores de tu país, cuando acaban chocando con las del país de acogida. O se adaptan o se vuelven a su casa». Las críticas de los progres no se hicieron esperar.
¿Cuál es la respuesta de los europeos? Las noticias dicen que en el cruce de las calles Bichat y Albert (en París), se ha improvisado una especie de altar, al que llegan los parisinos a dejar flores o a encender velas. Escribía el periodista:
«Vi ayer a una chica rubia llorar en silencio sobre el hombro de su novio. A un africano añadir deprisa (pudoroso, casi furtivo) otro ramo al cerro de rosas y crisantemos. A un oriental prender un cirio y juntar las manos. A un joven tatuado pedir con una camiseta la fraternidad entre las tres religiones del libro. También los vi hacer fotos, pero no ‘selfies’: sospechaban que un borrón de vanidad profanaría este pedazo de acera ardiente. He aquí el rebaño europeo, las buenas ovejas de Occidente.»
«Después están los pastores, los clérigos necesitados de audiencia, los convencidos de un dogma que toma en vano el nombre de pacifismo. Son las voces bien moduladas que nos previenen contra la islamofobia cuando aún se entibian los cadáveres, y que exigen proporcionalidad democrática en la respuesta cuando ni siquiera se ha secado la tinta con que titulábamos el duelo. Ensayan cucos distingos entre ideología y Corán, pero no explican por qué no hay comandos budistas, y apuntan a la desigualdad, homologando la yihad como una especie de lucha de clases con cuscús». «Hay un tercer grupo, cuya misión en este mundo formuló el francotirador de Eastwood. Son los perros guardianes, y no se pueden permitir que la inconsciencia de unas o el desprecio de los otros les confunda de enemigo. Que no es otro, señores, que el lobo».
En febrero de 1993 un coche bomba detonó en el estacionamiento de las Torres Gemelas. 606 kilos de nitrato de urea en una furgoneta Ford Econoline de color amarillo. La intención era tirar abajo la Torre Norte para que cayera sobre la Torre Sur. Dos pájaros de un tiro. El FBI logró arrestar a cuatro de los terroristas a los pocos días del atentado, pero el que lo planificó todo, Ramzi Yousef, logró escapar a Paquistán con un pasaporte falso y le perdieron la pista.
Dos años después, en 1995, Yousef reapareció en Las Filipinas con un plan para detonar una docena de aviones americanos. Mientras mezclaba los explosivos en la cocina de su apartamento en Manila, tuvo un accidente, el apartamento se incendió y tuvo que huir. La policía encontró un ordenador en el apartamento con todo tipo de información acerca de Yousef y su vida en Manila. Tenía una novia filipina, salía a beber por las noches, y visitaba con asiduidad un club de strippers, en pocas palabras: no parecía un hombre religioso.
Con la información que encontraron pudieron capturarlo en Islamabad. Antes del juicio le hicieron una entrevista en la que le preguntaron por qué había planificado los atentados si su comportamiento era el de cualquier hombre occidental. Yousef respondió: He hecho tantas cosas malas en mi vida que lo único que podría hacer en este momento para redimirme ante Dios es ir a Israel a matar judíos.
El islam es la religión de unos mil quinientos millones de personas, el 20 % de la población mundial. Evidentemente no todos son terroristas. La mayoría de ellos vive su vida pacíficamente. Se dedica a lo que nos dedicamos todos: a las preocupaciones cotidianas. El islam para muchos de ellos es una fuente espiritual, o parte de un legado cultural que han recibido de su familia.
Desde el 11 de Septiembre, hubo 20.279 ataques terroristas en el mundo y que fueron perpetrados por musulmanes en nombre del islam, y cada día aumenta la cifra a razón de 4 o 5 ataques. Con cada uno de ellos nos volvemos a enfrentar a la pregunta de si es el terrorismo un problema inherente al islam, o es un problema de fanatismo.
Frente a esta pregunta hay muchas posturas. En un extremo está el que piensa que el problema es el islam. Piensa que el islam es un culto, y que la única forma posible de practicar el islam es a través del terrorismo y que por lo tanto el islam debe ser prohibido. Algunos dicen que no es un problema de la religión sino un problema cultural, y que cuestiones tales como los crímenes de honor o la mutilación genital femenina, son en realidad tradiciones culturales de cada región que tienen poco que ver con el islam.
Para la mayoría es un problema de fanatismo. Dicen que los actos terroristas los planifican radicales que tergiversan las enseñanzas de Mahoma para justificar sus psicopatías o sus ambiciones políticas. Los hay quienes defienden el islam como una religión de paz porque conocen a varios musulmanes que viven en su ciudad, y por lo mismo sienten que la gente que critica al islam, está atacando la fe de sus amigos o a los musulmanes como personas.
Después hay un grupo que considera que cualquier crítica al islam como ideología es una forma de racismo. Son los que acuñaron el término islamofobia y que usan para desacreditar cualquier crítica legítima que se pueda hacer al islam sin tener que discutirla. Acusar a una persona de islamofobia es una falacia, una porque el islam no es una raza ni una etnia, es una ideología como cualquier otra que se elige voluntariamente.
Acusar a una persona de islamofobia es tan irracional como lo sería acusar a alguien que critica al comunismo de comunistofobia. Hay que saber diferenciar entre una ideología y quienes la practican. La religión judía estipula que el judío debe circuncidar a sus hijos varones. Si un judío decide no hacerlo, eso no significa que la religión judía no propone la circuncisión, lo único que eso significa, es que ese judío en particular ha decidido no practicar esa parte de la religión.
Por lo tanto, el islam no puede ser estudiado solamente desde lo que hacen quienes lo practican, o peor aún: desde lo que hacen tus amigos musulmanes. Es necesario para entenderla hacerlo desde tres ángulos: Estudiar sus creencias (los textos sagrados), estudiar las tradiciones (lo que transmiten sus líderes religiosos), estudiar sus prácticas (la práctica del día a día de sus creyentes).
LAS CREENCIAS DEL ISLAM
Para un cristiano que no ha tenido contacto con otras religiones, todas las religiones siguen la fórmula de la suya, sólo hay que sustituir la forma por otra. Para él el judaísmo es como el cristianismo sólo hay que sustituir Jesús por Moisés y La Biblia por la Torá. Lo mismo con el islam, sustituyendo Cristo por Mahoma y La Biblia por el Corán.
Para el cristiano, todas las religiones tienen el mismo fondo moral del cristianismo, son diferentes versiones de los 10 mandamientos en lo que cosas como matar son prohibidas. El islam comparte ciertas cosas con el catolicismo, pero no se parecen en sus fundamentos. El islam y la religión judía se parecen un poco más, no en su contenido que es diferente, sino en su estructura: ambas son religiones de origen semítico que fueron concebidas principalmente como una forma de gobierno.
EL QUR’AN (CORAN).
Una de las principales diferencias entre el Nuevo Testamento y el Qur’an es que el Qur’an no fue escrito por Mahoma, ni por sus seguidores. Para los musulmanes el Qur’an fue escrito por Dios. Sólo fue revelado a Mahoma por el Ángel Gabriel y sus seguidores lo pusieron por escrito. Al ser escrito por Dios el contenido del Qur’an es inmutable, es eterno, no puede ser cuestionado ni modificado y debe ser adoptado en su totalidad por todo musulmán.
Con respecto a la forma y el contenido, el Qur’an tiene una extensión casi parecida al Nuevo Testamento cristiano y está divida en 114 suras que son como capítulos y cada capítulo tiene varios versos que se llaman aleyas. No está ordenado de forma cronológica, tampoco sigue un orden temático, está compilado de acuerdo con la longitud de las suras (las más largas primero).
Muchas de sus partes tratan acerca de eventos en la vida de Mahoma que no están directamente narrados en el texto. Para entender su significado tienes que conocer los eventos a los que se refiere. Un musulmán que conoce bien la vida de Mahoma y un occidental que nunca ha leído su biografía entenderán cosas completamente diferentes al leer el Qur’an.
La teología islámica divide los suras en dos categorías: las que fueron reveladas en La Meca y las que fueron reveladas en Medina. Están divididas de esa manera porque la vida de Mahoma tuvo dos partes: al principio Mahoma vivía con sus seguidores en La Meca y eran una frágil minoría bajo el dominio politeísta, tiempo después, tuvieron que huir a la ciudad de Medina y ahí Mahoma se convirtió en el líder de un gran ejército que conquistó toda la zona.
En La Meca, Mahoma reveló varias ideas pacíficas como por ejemplo, la idea de que la religión debe ser libre y no se puede forzar a otra persona a adoptar el islam. Pero cuando Mahoma se fortaleció en Medina, y ganó una gran cantidad de seguidores, formó su propio ejército, y conquistó territorios por la fuerza. A medida que se fortalecía el tono de las revelaciones fueron cambiando de un tono pacífico a uno bélico.
En Medina, Mahoma reveló que a los infieles hay que capturarlos, sitiarlos, y matarlos a menos de que se conviertan. Llama a erradicar la incredulidad hasta que la única religión que quede sea la islámica. Reveló que Alá tiene enemigos a los que hay que vencer por la fuerza, incluso masacrarlos si quieres tener acceso al Más Allá.
Cuando hayan transcurrido los meses sagrados, entonces matad a los incrédulos y a los politeístas dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles!,
¡sitiadles!, y preparad para ellos todas y cada una de las emboscadas. Pero si se arrepienten y rezan los rezos islámicos, y dan la limosna, entonces dejadlos libres. Alá es indulgente, misericordioso. (9:5).
Lucha en contra de los incrédulos hasta erradicar la incredulidad y hasta que toda la religión sea para Alá. Y si cesan Alá ve bien lo que hacen. (8:39).
No es propio de un profeta capturar prisioneros de guerra hasta que haya infligido una gran masacre entre los enemigos de Alá en la tierra. (8:67).
Lucha en contra de quienes no creen en Alá, en contra de los que no creen en el Último Día, en contra de los que no se abstengan de aquello que ha sido prohibido por Alá y su Profeta, y contra aquellos que no reconocen la religión verdadera (el islam) entre los pueblos de las escrituras (judíos y cristianos) hasta que paguen jizya (impuesto especial) con sumisión y se sientan sometidos. (9:29).
El Qur’an ordena de manera explícita no imponer la religión por la fuerza, pero al mismo tiempo ordena luchar en contra de todo el que no es musulmán hasta que muera o se convierta. Ordena respetar a los monoteístas, pero después ordena subyugarlos. Ordena tolerar al pagano y al incrédulo y después ordena masacrarlos.
Si el Qur’an fue escrito por Dios y es eterno, ¿cómo puede admitir contradicciones?
¿Puede Dios cambiar de opinión? Si la respuesta es sí: ¿cómo sabremos cuál de sus opiniones es la que debemos seguir y cuál debemos descartar? ¿Puede un musulmán aceptar una parte y rechazar otra? frente a las contradicciones de sus revelaciones y las dudas de sus seguidores Mahoma reveló el principio de abrogación que forma parte del Qur’an y que dice que si dos versos del Qur’an se contradicen hay que seguir el verso más reciente y olvidar el verso antiguo.
Lo que indica el principio de abrogación es que las aleyas más recientes anulan las antiguas. Es decir, si encuentras dos aleyas que están en conflicto y no sabes qué hacer, debes buscar cuál de las dos fue revelada después, y seguirla porque esa anula a la anterior. Siguiendo ese principio las aleyas violentas que fueron reveladas en Medina abrogan a las aleyas pacíficas que fueron reveladas en La Meca. Es decir, entre no imponer el islam por la fuerza o luchar contra los incrédulos hasta que se conviertan, debes hacer lo segundo.
Hay otras aleyas contradictorias dentro del Qur’an, no se trata nada más de la lucha en contra de los infieles. Por ejemplo, con respecto a las bebidas alcohólicas: en las aleyas de La Meca, Mahoma reveló que el alcohol y los juegos de azar eran pecado pero también tenían beneficios, lo único que estaba prohibido era beber durante el rezo. (2:219). Pero en Medina las aleyas con respecto al alcohol se volvieron más estrictas hasta que Mahoma prohibió completamente el alcohol y el juego (5:91).
Hoy en día ningún musulmán que siga su religión considera que beber alcohol está permitido. En Medina se impuso la pena de muerte como castigo al apóstata, se incrementó la severidad de los castigos por transgresión, por robo, fornicación, y también aumentaron las agresiones permitidas en el trato a las mujeres.
Las aleyas pacíficas y laxas son las de La Meca, y las aleyas violentas y opresivas son de Medina que son posteriores y por lo tanto abrogan a las primeras. Existen discusiones acerca de la abrogación como válidas, para otros sólo es válida si existe contradicción.
Otros creen que su validez depende del contexto, lo que quiere decir que un musulmán debe actuar de acuerdo con las aleyas pacíficas si sus circunstancias se parecen a las de Mahoma en La Meca: si vive en una sociedad mayoritariamente incrédula en la que los musulmanes son minoría, y que debe actuar de acuerdo con las aleyas violentas cuando vive en un país con mayoría musulmana o con un ejército islámico como el que tenía Mahoma en Medina.
Hay que tener en cuenta que gran parte del Qur’an no es un texto religioso, sino que trata sobre la guerra en contra de los incrédulos y la expansión de la umma (el mundo musulmán). El Qur’an ordena las formas en las que se deben cumplir estos objetivos por medio de la violencia física o de otros tipos de subyugación. El Qur’an, por lo tanto, sienta las bases para una ideología política.
Hay más de 130 órdenes violentas en contra de quien no es musulmán dentro del Qur’an. El Qur’an o Corán no está compilado en órden cronológico y por lo tanto si un musulmán quiere entender el Qur’an necesita una guía para saber en qué momento de su vida Mahoma reveló cada sura. Esa guía es el Sunnah (o Sunna), el segundo texto sagrado del islam.
EL SUNNAH.
El Qur’an estipula que la vida de Mahoma es fuente de moral. Todo musulmán debe vivir su vida de acuerdo con la de Mahoma. Así que la vida de Mahoma no se mide en contraste con un estándar moral externo, sino que su vida es directamente el estándar moral con el que debe medirse la vida de todo musulmán. (93:32, 3:164, 33:21). Por tanto la manera de servir a Alá es emulando las acciones de Mahoma.
La vida de Mahoma está compilada en el Sunnah que está compuesto por varios textos. Por un lado están los hadiths que son los testimonios de sus seguidores, de quienes lo conocieron personalmente, viene a ser un concepto similar al de los Evangelios cristianos, y por otro lado está la Sira que es la biografía de Mahoma y que narra su vida en orden cronológico.
Respecto a los hadiths: había miles de testimonios, algunos eran largos, de varias páginas, y otros muy cortos de no más de dos líneas, y cuando quisieron reunirlos y poner orden, los estudiosos del islam descubrieron que probablemente la mayoría de los hadiths eran falsos. Identificar estos hadiths y separarlos de los auténticos fue un gran trabajo. Algunas ramas del islam aceptan unos testimonios, otras aceptan otros.
Los que son reconocidos universalmente como válidos son el hadith de Bukhari y el de Muslim. Contienen 7.000 y 12.000 testimonios respectivamente aunque hay varios repetidos. Lo que aparece en los hadiths es difícil de creer. Al leerlos parece poco probable que una persona de estas características se haya convertido en el profeta de más de mil millones de personas.
Cuando alguien señala el carácter violento de Mahoma y ofrece como prueba los hadiths el que escucha se siente avergonzado y se obliga a creer que debe haber algún error. Piensa que ese error seguramente está en el texto que están citando o sospecha de la intención del crítico. Piensa que lo más probable es que el crítico seleccionara las acciones violentas de Mahoma entre un gran número de acciones pacíficas, buenas, y generosas que hizo en su vida y que pueden explicar por qué tanta gente lo sigue.
De esa manera se convence de que los ejemplos que citan los críticos son casos puntuales sacados de contexto. Si estudian las evidencias con cuidado se darán cuenta de que las violentas conforman la gran mayoría de las acciones de Mahoma y las pacíficas son las excepciones. Cuando entiendes eso es imposible afirmar que Mahoma era un hombre de carácter pacífico o que la paz formaba parte de su mensaje. Su vida estuvo llena de episodios crueles.
Puedes investigar cada una de las cosas que aparecen aquí para satisfacer tus dudas e incluso puedes buscar la biografía de Mahoma de alguna fuente islámica confiable como la historia de Al-Tabari, leerla y sacar tus propias conclusiones. Lo que sigue no es mi opinión, es un resumen de algunas acciones representativas de la vida de Mahoma como aparecen en las fuentes islámicas.
Mahoma fue un líder militar que unificó la península arábiga conquistándola por la fuerza. Para ello asaltó caravanas (Ibn Ishaq/Hisham 424-425), asedió ciudades, organizó expulsiones (Ibn Ishaq/Hisham 920-923), destruyó templos (Bukhari 43:658, Bukhari 59:643), masacró y torturó pueblos enteros (33:26, Bukhari 58:148) lapidó centenares de personas (Bukhari 6:60:79, Bukhari 83:37, Muslim 17:4192, Ibn Ishaq 970) cortó lenguas, manos, pies (5:33, Muslim 4131), y cabezas (Muslim 4422, Ibn Ishaq/Hisham 451, Ibn Ishaq/Hisham 449, Ibn Ishaq/Hisham 458), quemó vivos a los que no iban a rezar (Bukhari 11:626), ordenó violar mujeres,(4:24, Muslim 3433) aprobó la pedofilia, (65:4) y la practicó desposando a una niña de 6 años (Muslim 3309), e impuso una ley opresiva en toda la región.
Al final de su vida ni siquiera toleró la presencia de los monoteístas, ordenó la expulsión de judíos y cristianos de la península (Muslim 4366). Mahoma trajo la desolación a todos los pueblos que rechazaron su fe y llevó una vida más violenta de lo que el Qur’an de por sí estipula. Muchos de los castigos islámicos no están en el Qur’an sino en el Sunnah, descritos en los hadiths.
Por ejemplo, lapidar al adúltero no aparece en Qur’an, pero sí aparece varias veces en los hadiths: era una práctica de Mahoma y por lo tanto pasa a formar parte de la moral islámica: lapidar adúlteros es considerado bueno dentro del islam. Todas las acciones de Mahoma, tanto las pacíficas como las violentas, forman parte de aquello que es «lo bueno» dentro de la moral islámica. Estas son algunas de las cosas que describen los hadiths sobre Mahoma:
El profeta escribió (el contrato matrimonial) con Aisha cuando ella tenía 6 años de edad, y consumó su matrimonio con ella cuando tenía 9 años, y con él se quedó durante nueve años más (hasta su muerte). (Bukhari 62:64).
El Profeta cortó las manos y los pies de los hombres de la tribu de Uraina y no cauterizó (sus heridas sangrantes) hasta que murieron. (Anas 82:795)
Los judíos (de Medina) trajeron al profeta a un hombre y una mujer que habían cometido adulterio. Ordenó que ambos fuesen lapidados, cerca del lugar en el que se hacían los funerales junto a la mezquita. (Abdullah bin Umar 23:413)
Cuando el apóstol ordenó que lo mataran, Uqba dijo, «Pero ¿quién cuidará de mis hijos, Oh Mahoma?» (Mahoma respondió) «El infierno.» El hombre fue decapitado.*(Ibn Ishaq/Hisham 458)
Los casos en los que Mahoma demostró una disposición violenta hacia otras personas son numerosos, no son un par de incidentes aislados. Los hadith están llenos de ellos. Mahoma aprobó el asesinato de 800 hombres y niños de la tribu de Qurayza que hasta el momento habían sido sus aliados. Sus hombres asesinaron a una anciana después de tomarla prisionera durante el asalto a la tribu de Banu Fazara. Según Al-Tabari asesinaron a la anciana atándole con una soga cada pie a un camello, y montando los camellos en direcciones opuestas hasta que la mujer fue partida en dos, acto seguido entregaron a la hija de la mujer a uno de los asesinos.
Uno podría pensar que en el siglo VII este tipo de prácticas eran algo común, y que por lo tanto las estamos analizando fuera de contexto. Pero aunque los castigos reales y las torturas no eran algo extraño, en la mayoría de los reinos no eran una práctica común, mucho menos una práctica que debía aplicarse masivamente. Son estas prácticas crueles las que permitieron que el islam se expandiera a una velocidad tal que en menos de 30 años pasó de ser un grupo pequeño a conquistar toda la Península Arábiga y a convertir a toda su población. Es poco probable que una empresa de ese tamaño se consiga por vías pacíficas.
La moral islámica no se parece a la moral occidental. La mayoría de las cosas que estipula Mahoma están en directo conflicto con nuestra forma de vida. Pero el musulmán no puede cuestionar la vida de Mahoma como lo haría un católico con algún personaje de la Biblia, sino que debe tomar sus acciones como perfectas e infalibles aún si las acciones de Mahoma le resultan dolorosas o terribles.
La moral islámica está por encima del juicio del hombre (2:216). La moral islámica es una moral inflexible, muchas veces violenta que se parece poco a los 10 mandamientos y difiere de lo que en Occidente se entiende por bueno y malo. Cuando una autoridad islámica habla de bondad o de bienestar, su idea de «bien» no es la que manejamos en Occidente.
Podría hablar de que a pesar de que Mahoma fue un líder violento, es una inspiración, porque llenó un vacío espiritual que había en Arabia con el monoteísmo. Que, si bien él era violento, los politeístas de La Meca lo eran más que él así que Mahoma hizo de La Meca un lugar más tolerante. Que trajo consigo un trato más justo a la mujer. Pero todas estas ideas aunque son populares, no son ciertas.
En Arabia cada pueblo tenía sus propios dioses. Las religiones florecían en Medio Oriente, no había un vacío espiritual. Todas las religiones convivían en armonía, lado a lado: las religiones politeístas del Oriente Medio incluyendo el hinduismo, junto con las monoteístas como el judaísmo, el cristianismo, el zoroastrismo, y los sabianos.
La Kaaba (ese edificio cuadrado y liso de color negro al que peregrinan los musulmanes), no lo construyeron ellos. Era un templo politeísta en el que había ídolos de los dioses de todos los pueblos vecinos. Tenía un cuarto especial para los judíos y otro para los cristianos, todos rezaban juntos. En La Meca estaba permitida la conversión entre religiones, el proselitismo, y la integración de diferentes dioses según el gusto de cada quién.
La peregrinación a La Meca no fue una innovación del islam, era una tradición en Arabia que tenía siglos de antigüedad. Cada año la gente de toda la península viajaba a La Meca a adorar a sus propios dioses en la Kaaba. Cuando Mahoma conquistó La Meca acuchilló todos los ídolos, los sacó de la Kaaba, prohibió la libertad de culto, les dio cuatro meses de plazo a los incrédulos para que se convirtieran y a los que no lo hicieron los mató.
La Meca se transformó en un lugar intolerante y lo sigue siendo hasta el día de hoy. Es una de las 2 ciudades en el mundo en la que no puedes entrar si no eres miembro de la religión predominante. La otra ciudad a la que no puedes entrar es Medina.
Los primeros que sufren las consecuencias de la intolerancia del islam son los propios musulmanes. Más del 70% de los refugiados del mundo son musulmanes que huyen de sus países hacia Occidente (pero no por cuestiones religiosas, sino económicas). Las segundas víctimas son las personas de otras religiones que viven en países de mayoría islámica. Son ellos quienes sufren cada día porque la mayoría de los ataques violentos se producen en su contra y muchas veces se producen desde el poder, desde los gobiernos islámicos que hacen cumplir esta moral por la fuerza a sus propios pobladores y la imponen sobre quienes no creen en el islam.
LAS TRADICIONES DEL ISLAM.
En Occidente concebimos la religión como una práctica individual. La religión está separada de lo público. Nuestros gobiernos son seculares. Aunque la religión judía sí nació como la forma de gobierno, los judíos vivieron bajo el dominio de otras naciones durante siglos. Algunos se apegaron a la ley judía aun cuando había conflictos con la ley del lugar. Otros se integraron a la sociedad y abandonaron las leyes de la religión judía.
Pero la postura que ganó más fuerza entre los judíos partió de un movimiento parecido a la reforma protestante llamado haskalá que planteaba que el judío debía comportarse como judío en su casa y como gentil en la calle, es decir, transformó la religión judía de una forma de gobierno a una práctica espiritual. Hoy por hoy los judíos siguen la haskalá y el gobierno de Israel es un gobierno secular.
Pero el islam no tuvo un movimiento secularizante similar a la haskalá. El islam no hace distinción entre la vida religiosa y la vida política, entre la esfera pública y la privada. Es más, algunos musulmanes definen su postura política como islámica. En entrevistas que hicieron a manifestantes de la Primavera Árabe algunos decían: no soy comunista ni capitalista, soy musulmán. El islam no solo es una alternativa al cristianismo, también es una alternativa al comunismo y al capitalismo porque en el islam todo está integrado: la religión, la política, la ley, y la fe.
LA SHARÍA.
La Sharía es la ley que regula la sociedad islámica. Es la base de la estructura política y legal del islam. Es larga, diversa, compleja y amplia. No es un código rígido ni un conjunto de leyes, es un debate eterno entre los estudiosos acerca de lo que deben ser las obligaciones y deberes de todo musulmán, y también del mundo musulmán en su conjunto.
La Sharía es interpretada usando como fuente el Qur’an y el Sunnah, las órdenes que Mahoma dio a sus seguidores y las que reveló durante su vida. Estas interpretaciones son aceptadas o rechazadas de acuerdo con el consenso del mundo musulmán. Las leyes de La Sharía Incluye una estructura de gobierno, leyes para regir la economía, una especie de código penal, todas las cosas de las que se ocupa la ley secular en nuestros países.
Pero la Sharía no sólo abarca temas de ley secular, también legisla sobre temas personales como puede ser la higiene, la dieta, las relaciones sexuales, los ayunos, la vestimenta, y casi todos los aspectos de la vida privada de los musulmanes. Y como el crimen y el pecado son la misma cosa, si tus prácticas sexuales no siguen las leyes de la Sharía, no sólo tendrás un castigo de Alá el día del Juicio sino que el Estado te castiga en la Tierra usando los castigos que estipula la Sharía.
Entre los castigos de la Sharía está la lapidación por adulterio, la muerte a los apóstatas, cortar manos y pies a los ladrones, 100 latigazos por fornicar, 80 latigazos por beber vino, confiscación de la herencia, o disolución forzosa de matrimonios.
La Sharía también estipula el mecanismo para hacer cumplir la ley: una policía religiosa o mutaween, que vigila a la población para que cumplan con los preceptos islámicos. En países como Arabia Saudita que han adoptado la Sharía como ley oficial, existen estos cuerpos policiales. El de Arabia Saudita se llama Comisión para la promoción de la Virtud y Prevención del Vicio y tiene 3.500 oficiales y miles de voluntarios que vigilan a la población.
Los mutaween tienen el poder de arrestar a quienes transgreden las leyes del islam. Si un hombre y una mujer socializan, si un homosexual es descubierto, si una mujer sale de su casa sin el velo, si una tienda abre durante las horas del rezo, si alguien viola las leyes del halal (dieta islámica), consume cerdo o alcohol, puede ser arrestado o azotado por los mutaween.
Según la Sharía, es un gran pecado permitir que alguien diferente de Alá legisle sobre la vida humana. Nadie puede prohibir o permitir cosas que Alá no ha prohibido o no ha permitido. Esto abarca tanto las leyes religiosas como las leyes seculares, tanto lo privado como lo político. La Sharía es la única ley admisible dentro del islam. Hay 56 países en los que el islam es la religión oficial y se pueden dividir de acuerdo con la manera en la que deciden aplicar la Sharía.
Existen países seculares como Turquía, Kazajstán, y hasta hace poco Malí, con población mayoritaria musulmana, pero la religión no intercede en asuntos del Estado. Hay Estados musulmanes con múltiples sistemas legales que funcionan en paralelo, o países en los que el sistema legal está fuertemente influenciado por la Sharía pero que ceden autoridad última a la constitución. Entre ellos están Paquistán, Indonesia, Afganistán, Egipto, Sudán y Marruecos.
finalmente hay Estados musulmanes que no tienen constitución y están regidos por la Sharía como Arabia Saudita y otros países del Golfo en los que los líderes no tienen la autoridad para cambiar la ley porque está basada en la Sharía. Irán comparte estas características aunque también tiene un parlamento que legisla de acuerdo con la Sharía.
La Sharía es el fenómeno más característico del pensamiento islámico y forma el núcleo del islam. Todo musulmán cree en ella porque creer en la Sharía es una parte fundamental del islam. Al punto que quienes la contradicen son considerados apóstatas por la vasta mayoría de las escuelas islámicas de pensamiento.
La Sharía no es holística, es totalitaria porque lo regula todo. Cada aspecto de la vida de un musulmán desde lo más privado como puede ser la higiene, el sexo, o la vestimenta, hasta lo público: la manera en la que debe funcionar un Estado islámico, un bloque de Estados islámicos, y hasta un orden islámico global está estipulado y regulado por la Sharía.
Los aspectos políticos del islam son incompatibles con los valores occidentales de libertad de conciencia, libertad de expresión y de individualidad, porque las libertades occidentales violan la Sharía. O, lo que es igual, la Sharía viola las libertades que Occidente considera inherentes al hombre. La Sharía viola la libertad de expresión. Las leyes de blasfemia impiden el libre intercambio de ideas religiosas. En el islam la blasfemia es cualquier acto irreverente hacia personajes islámicos, artefactos religiosos, costumbres, o creencias de los musulmanes.
Entre las acciones que son consideradas blasfemia están: Hablar mal de Alá. – Corregir a Mahoma o señalar que Mahoma no es perfecto. –Insultar a alguno de los profetas mencionados en el Qur’an o algunos de los miembros de la familia de Mahoma. -Declararte un profeta o un mensajero de Dios. -Representar a Mahoma con una imagen (puede ser un dibujo, una foto, una pintura, o una película sobre Mahoma). -Invocar el nombre de Dios mientras haces un acto prohibido. -Hablar mal del islam. -Criticar una práctica o una creencia que el umma (la comunidad musulmana) ha adoptado.
-Criticar o insultar a los apóstoles, profetas, o a los ángeles. -Expresar un punto de vista ateo o secular, publicar o distribuir puntos de vista ateos. -Burlarse o criticar la prohibición islámica del consumo de alcohol, o del juego. -Decir cosas prohibidas.
-Participar en rituales o festivales religiosos de otra fe. -Convertirse del islam al cristianismo, publicar o distribuir estos puntos de vista.
El castigo por blasfemia pública es la pena de muerte y se debe ejecutar aún si el blasfemo se arrepiente, e independientemente de si es musulmán o no, de si vive en un país islámico o en Occidente. Es el deber del umma ejecutar el castigo.
En 1988 Salman Rushdie publicó Los versos satánicos, un libro inspirado en la vida de Mahoma. El mundo musulmán prohibió el libro, pero ahí no quedó el problema. Rushdie fue acusado de blasfemia y el Ayatollah Khomeini pronunció un edicto de acuerdo con la Sharía llamando a los musulmanes de todo el mundo a matarlo, y a los editores del libro.
El mundo musulmán respondió con varios asesinatos, atentados, y explosiones en librerías, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Rushdie tuvo que vivir bajo protección de la policía durante 9 años. Ayatollah Khomeini no era el líder de un pequeño grupo de fanáticos radicales. Khomeini era el líder religioso supremo de los chiítas, que a diferencia de los suníes creen en el principio de infalibilidad de los imanes en el que los líderes son nombrados por Alá y por lo tanto sus palabras y sus acciones deben ser seguidas sin cuestionar.
Con respecto a las posturas moderadas, en el Qur’an y en el Sunnah hay ejemplos de perdón: de gente que ofendió a Mahoma y a los que Mahoma perdonó. Pero de la misma manera hay múltiples casos en los que Mahoma ordenó que los ejecutaran. Está estipulado en las escrituras que si una persona ofende a otra, solo esa persona es la que puede perdonar la ofensa. Si Mahoma está muerto es imposible obtener su perdón, y por lo tanto el castigo debe ser ejecutado. Ese es el consenso del mundo islámico: de sus escuelas, de sus ramas y de sus líderes.
Las leyes políticas de la Sharía no son solamente para los musulmanes. La Sharía también estipula lo que puede y no hacer un no-musulmán en un Estado islámico. Los monoteístas pueden convivir con los musulmanes, pero como ciudadanos de segunda categoría con sus libertades restringidas. Estas son algunas de las leyes para los monoteístas no islámicos:
Seguir las leyes del islam estipuladas en la Sharía incluyendo las que tratan sobre el comportamiento en público y la vestimenta, aunque pueden tener sus propios rituales en privado. Las comunidades monoteístas pueden tener sus propias leyes internas, sus jueces y sus cortes, para implementar las leyes de su religión entre ellos siempre que no interfieran con las leyes del islam.
Pagar el impuesto de los no-musulmanes (jizya) al Estado. Lo mínimo que paga un no creyente son 4.235 gramos de oro por persona por año. El máximo es el que estipulen ambas partes. Deben llevar una ropa especial que indique con un cinturón grueso su status de no-musulmán.
No se les puede saludar con la frase as-salamu alaykun. -Deben caminar de un lado específico de la calle diferente al que usan los musulmanes. -Tienen prohibido construir edificios de la altura de los edificios de los musulmanes. -Tienen prohibido enseñar en público su religión, beber vino, comer cerdo, repicar las campanas de la iglesia, llevar cruces, recitar la Torá o los Evangelios en alto, o enseñar de forma pública sus rituales funerarios o festivos. -Tienen prohibido construir nuevas iglesias o casas de culto. -Tienen prohibido residir en La Meca, Medina, Yamama, y las ciudades que las rodean por más de tres días.
-Tienen prohibido entrar al recinto sagrado de La Meca, o a cualquier otra mezquita sin permiso. Además, si violan o rompen cualquiera de estas leyes o se rehúsan a pagar el impuesto especial, los ciudadanos no-musulmanes se convierten en enemigos del islam y prisioneros de guerra. Entre las cosas que puede hacer un monoteísta para convertirse en prisionero de guerra está: casarse con una musulmana, persuadir a un musulmán para que adopte otra fe, o blasfemar.
Existen según la Sharía tres clases de individuos: los musulmanes, los monoteístas, y los impuros (paganos, idólatras, politeístas, apóstatas). Los musulmanes están obligados a cumplir con las leyes totalizantes de la Sharía. Los monoteístas deben ser subyugados como clase inferior. Los impuros sufrirían castigos severos como prisión o pena de muerte. Si la Sharía se aplicase al completo el resultado sería un estado apartheid. En resumen: el islam no tiene un sólo libro sagrado. No es nada más el Qur’an. El islam tiene varios textos sagrados que están conectados y que son indispensables para todo musulmán.
LAS PRÁCTICAS DE LOS MUSULMANES.
Los musulmanes tienen los 5 pilares de la religión que son las 5 cosas que todo musulmán debe hacer.
Fe. (Shahada: fe en que Alá es uno y Mahoma su profeta). Rezo. (Salah: 5 rezos diarios). Impuesto. (Zakat: dar el 2.5 % de los ingresos). Ayuno. (Sawm: ayuno durante el día en el mes de Ramadán). Peregrinaje. (Hajj: peregrinaje a La Meca una vez en la vida).
La mayoría de los musulmanes no llega a cumplir del todo con los 5 pilares del islam y en eso se basa su fe. Son pacíficos porque esta es la parte de la religión que no es militarista: no se ordena imponerle nada a otros, o atacar con violencia a quienes no piensan igual. Es simplemente una serie de lineamientos sobre el comportamiento individual en los que el único punto político es el de Zakat.
Dentro del islam hay dos tipos de acciones: las fard ayn son obligaciones de cada musulmán, sin importar las condiciones, el lugar en el que está o cualquier otra consideración. La fe, ayunar, rezar, peregrinar, y dar caridad son considerados pilares porque son fard ayn, es decir, que es un deber de cada musulmán realizarlos individualmente.
La segunda categoría dentro de las obligaciones de los musulmanes es fard kafiya. Un deber es fard kafiya cuando recae sobre el mundo musulmán. En estos casos cuando algunos cumplen con el deber, es como si todos lo cumplieran, pero si nadie lo cumple pecan todos. Por ejemplo, construir una mezquita puede ser fard kafiya porque bastaría con que la construyan algunos para que la obligación sea satisfecha para todos.
Los 5 pilares del islam son considerados pilares porque son fard ayn siempre. No importa cuántos musulmanes recen, nunca liberarán al resto de la obligación de rezar. Rezar es, pues, una obligación individual. El jihad (yihad) no está dentro de los 5 pilares porque a pesar de que es más importante como deber, no es un fard ayn, sino un fard kafiya, lo que significa que no es necesario que todos los musulmanes participen, es suficiente con que algunos participen para que los demás sean absueltos.
El jihad es fard ayn para los musulmanes que están cerca del campo de batalla y fard kafiya para quienes están lejos. Pero si los musulmanes que están cerca no acuden al llamado del jihad, entonces pasa a ser fard ayn para los musulmanes de las poblaciones adyacentes, y así sucesivamente hasta que el llamado del jihad sea respondido y la batalla librada.
Cuando el jihad se convierte en fard ayn toma precedencia sobre cualquier otro deber (excepto la fe). Rezar, los impuestos, la peregrinación, y el ayuno, son secundarios y pueden ser desobedecidos si el jihad es fard ayn. Cuando eso pasa es un deber de cada individuo: la mujer no necesita pedir permiso a su marido para acudir al llamado del jihad, ni el niño de sus padres, cada musulmán debe responder por sí mismo. Una de las enseñanzas de Mahoma fue: aferraos al jihad que es el monasterio del islam. Es sólo a través del jihad que un musulmán pone a prueba su fe.
EL JIHAD.
(LA YIHAD) Al jihad se le describe en Occidente como Guerra Santa (error), porque el concepto de guerra santa no es musulmán sino cristiano. El islam no reconoce una diferencia entre guerra religiosa y guerra política, es todo lo mismo, porque la religión y la política son la misma cosa, así que toda guerra del mundo musulmán es jihad. El jihad implica todas las acciones que tengan como objetivo expandir el islam en el mundo, sea de manera pacífica o violenta.
El jihad va desde enseñar el islam y hacer proselitismo hasta conquistar territorios y matar infieles. El objetivo último del jihad es instaurar un Estado musulmán global, expandir la verdadera fe hasta acabar con la incredulidad en el mundo.
Los apologistas del jihad suelen decir que la palabra jihad significa lucha pero no se refiere a una lucha armada sino a una lucha interior. Cuando comentan esto, señalan que entender el jihad como violencia física es una mala interpretación del texto que han hecho los fanáticos que han «secuestrado» la religión, o que usan los islamofóbicos para desprestigiar una fe que en esencia es pacífica. Pero aunque el jihad sí tiene una dimensión interior, no es la más relevante.
Se puede clasificar el jihad en tres niveles:
- Jihad interior (Jihad an-nafs, Jihad ash-Shaytan): es la lucha interna de todo musulmán para rendirse ante Alá. Es luchar en contra de todos los impulsos internos que están en conflicto con la Sharía. El objetivo es amar lo que Alá ama y odiar lo que Alá odia. Se libra dentro de uno mismo. Es el jihad del corazón.
- Jihad social (Jihad al-Munafiqeen): es la lucha contra los enemigos de Alá dentro de la familia y la sociedad. Se libra en contra de otros musulmanes hipócritas. Es el jihad de la lengua (la palabra).
- Jihad físico (Jihad al-Kuffar, Jihad al-Bida’ah): es la lucha armada para expandir el mundo islámico. Se libra en contra de los impuros, de todo lo que evita que un musulmán sirva a Alá, o de todo lo que impide que la gente conozca el islam, se libra en la defensa de un país islámico, en retribución por la tiranía, o para restituir o expandir el umma. Dentro del jihad físico hay jihad defensivo y jihad ofensivo, ambos son obligaciones de acuerdo con el Qur’an. El jihad físico es el jihad del brazo (la espada).
El Qur’an (Corán), define al jihad físico como el más elevado, y la retribución por morir en la lucha armada es el paraíso eterno con 72 acompañantes celestiales eternamente vírgenes. La importancia del jihad armado atraviesa el Qur’an y los hadiths. Es inequívoca. Mahoma le decía a sus acompañantes que luchar una tarde en la causa de Alá era más importante que rezar y ayunar toda la vida.
Decía que mientras que los musulmanes hipócritas se quedaban rezando en sus casas, los verdaderos seguidores de Alá y su profeta derramaban su sangre en el campo de batalla. Que son más valiosas las gotas de sangre que las lágrimas. (Bukhari 4:52:50, Muslim 20:4643).
Los únicos exentos de participar en el jihad son los lisiados (24:61). Si el jihad fuese solamente una lucha interior, y todas las alusiones a sangre, espadas y decapitaciones no es más que una metáfora, ¿por qué absuelve Mahoma a los lisiados? Un lisiado puede participar de una lucha interior, pero no puede participar de una lucha armada en contra de un pueblo enemigo.
El objetivo del jihad es la conquista de otros pueblos. Entre las modalidades de jihad figura el jihad abierto para conquistar territorio, expandir el islam, y subyugar a otros pueblos con el objetivo de formar un régimen islámico global. Ese es el objetivo ideológico que ha impulsado las diferentes colonizaciones islámicas en el mundo. Mahoma no sólo impartía estas enseñanzas sino que lideraba con el ejemplo. La vida de Mahoma es una larga lista de campañas militares de conquista territorial por medio de la espada, sus Califas siguieron su ejemplo conquistando la mayor extensión de territorio jamás conquistada por imperio alguno.
TERRORISMO ISLÁMICO.
El imperio más grande que el mundo ha conocido fue islámico. El Califato Umayyad (Omeya), abarcó más de 13 millones de kilómetros cuadrados de tierra, y más del 28 % de la población del mundo estuvo bajo su régimen. Las conquistas musulmanas empezaron con Mahoma que conquistó toda la península arábiga, continuó con los diferentes Califatos que expandieron el territorio islámico a Asia, África, y Europa, y continuó durante el Imperio Otomano hasta su caída en 1919
Fue cuando Occidente se impuso hasta que llegó a dominar a toda la región que alguna vez perteneció al Imperio Islámico. Los grandes poderes de Europa se dividieron el territorio entre ellos y establecieron colonias. Reino Unido se quedó con Irak, Jordania, Israel, Egipto, Sudán, Omán, Bahréin, Qatar, y Emiratos. Francia se quedó con Marruecos, Argelia, Siria, y Líbano. Italia se quedó con Libia. Los únicos países libres de ocupación fueron Turquía, Irán, y Arabia Saudita.
De la misma manera en la que antes sentían que Alá estaba de su parte, cuando fueron colonizados por Occidente sintieron que Alá les daba la espalda. Era la única manera de entender ese orden en el que los infieles los dominaban a ellos, a los fieles. Dominados por quienes consideraban inferiores, los musulmanes trataron de comprender la causa de su derrota. Un grupo minoritario concluyó que los derrotaron porque el sistema Occidental era superior al islámico.
Entonces el mundo islámico debía adaptarse a Occidente y volverse secular. Países como Turquía o Kazakstán son herederos de esta postura. Pero la creencia más importante y numerosa que crece aceleradamente es el que opina que si Occidente se impuso es porque Alá abandonó a los musulmanes. Para ellos los musulmanes se han apartado del camino de Mahoma y por eso Dios les dio la espalda.
Un grupo importante piensa que para recuperar su esplendor necesitan volver a las creencias de las primeras generaciones de musulmanes (salaf), que fundaron los califatos y que expandieron el reino del islam en el mundo por medio de la espada. Estos son los salafistas. Para los salafistas el jihad es la lucha armada en contra de Occidente y debe ser el primer objetivo del umma.
Los salafistas no son un grupo reducido y minoritario de fanáticos. Son el grupo más poderoso y el que más rápido se expande entre los musulmanes. Arabia Saudita, el país con la reserva de petróleo más grande del mundo, es salafista. Sus líderes son salafistas, en sus escuelas enseñan salafismo, y el año pasado destinaron más de un billón de dólares a construir madrasas y mezquitas salafistas en el resto del mundo, incluyendo Europa y Estados Unidos, mezquitas en las que se enseña intolerancia a los no creyentes y a matar en nombre de Alá.
Los Hermanos Musulmanes son salafistas.
Tienen ramas en 70 países. Mursi, el ex presidente de Egipto (felizmente preso) es salafista, pertenece a Los Hermanos musulmanes, el gobierno de Tunisia (Túnez) está controlado por otra rama de Los Hermanos Musulmanes. En Marruecos el Primer Ministro y 12 posiciones del gabinete pertenecen también a Los Hermanos Musulmanes. En Siria Los Hermanos Musulmanes apoyan a los rebeldes en la guerra civil en contra de Al-Assad, y si Assad cae lo más probable es que se hagan con el poder. Hamas, y la jihad islámica palestina, los dos grupos terroristas palestinos son otras ramas de Los Hermanos Musulmanes.
Los Hermanos Musulmanes se transformaron en una organización política y eso les da poder para seguir profundizando en su lucha ideológica, necesitan un brazo armado que en apariencia sea independiente para realizar los ataques armados sin ensuciar su nombre. Eso es Al-Qaeda. Al-Qaeda es un grupo salafista y cada uno de sus líderes perteneció a Los Hermanos Musulmanes en su juventud.
En casi todos los países en los que los salafistas forman parte del gobierno llegaron ahí de manera democrática, lo que quiere decir, que la mayor parte de la población de esos países votó por ellos porque creen en su agenda y comparten sus ideales. No se trata de una minoría radical. La mayoría de los musulmanes que votaron a gobiernos salafistas no llevan a cabo ataques violentos, son gente pacífica, pero aunque un musulmán no practique el jihad eso no significa que no ha adoptado la postura filosófica.
Es posible apoyar el jihad de forma pacífica donando dinero a la causa, o votando por los jihadistas en las elecciones de su país. Eso de una manera o de otra los redime de tener que participar en algo violento que les disgusta, si otros llevan a cabo el jihad, pasa a ser fard kifaya para ellos.
No es ilógico que la mayor parte del mundo musulmán haya adoptado la postura violenta en contra de Occidente. Un musulmán que cree en el Qur’an y en el Sunnah no puede adoptar las prácticas occidentales porque las leyes occidentales y las leyes de la Sharía son incompatibles y se contradicen. El musulmán está forzado a elegir entre las dos. Si elige seguir las políticas occidentales tiene que descartar las islámicas y viceversa.
Así que aunque la mayoría de los musulmanes son pacíficos, eso no significa que el islam es pacífico. Lo único que significa es que esos musulmanes han elegido no practicar el islam al pie de la letra. Si un musulmán practica la parte violenta de su religión estará practicando el islam de una forma más completa.
La gente que no entiende el islam cree que los que participan del jihad son fanáticos religiosos, gente con turbantes y velos, con la cabeza comida por la religión. Cuando ocurre un ataque jihadista y el sospechoso no concuerda con esa imagen se sorprenden, como el entrevistador del terrorista Ramzi Yousuf cuando vio que tenía una novia filipina, que iba a bares y a clubs de strippers, y que en resumen vivía como cualquier occidental.
Algunos jihadistas son hombres en apariencia religiosos como Osama Bin Laden que llevan turbantes y barbas, pero también hay jihadistas de apariencia secular, que han vivido diez o quince años en Europa o en Estados Unidos pacíficamente, algunos tienen familia e hijos occidentales.
Lo que ocurre es que el islam no es solamente una religión, es una ideología política como podría serlo el comunismo, y por lo tanto participar en el jihad no es un asunto de fe solamente, una persona que no es religiosa puede ser jihadista si su ideología política es islámica. Generalmente es una mezcla de ambas, de la creencia religiosa y de postura política.
Por lo general los jihadistas religiosos como Osama Bin Laden y los seculares como Ramzi Yousuf tienen motivaciones diferentes, aunque ambas son de tipo islámico.
La mayoría de los terroristas (religiosos o no), han vivido en Occidente durante años. Lo que cambia de uno a otro es su reacción frente a ese contacto.
Los musulmanes religiosos que nacieron y se criaron en el mundo islámico no entienden Occidente de la misma manera en que Occidente no los entiende a ellos. Así como el católico juzga al islam pensando que es igual al catolicismo, los musulmanes que han vivido toda su vida en Oriente Medio juzgan Occidente de acuerdo con el islam. Creen que la política de Occidente está regida por el catolicismo de la misma manera en que el Medio Oriente está regido por el islam.
Cuando se mudan a Occidente, bien sea a Europa o a América se sorprenden al descubrir que el occidental no es un hombre religioso. Cuando observa que ahí la religión no tiene importancia en la vida pública, que el secularismo es un valor, las libertades le ofenden. Para él las libertades occidentales son sucias, la libertad sexual, de género, de culto, de conciencia, y de expresión por encima de Dios es para él una forma de paganismo.
Ve al occidental como un ser inferior, sucio, desordenado, y ordinario, un ser impuro al que hay que vencer. Se apuntan al jihad porque Occidente no representa para ellos la conquista del cristianismo, sino la conquista de la incredulidad. El musulmán secular suele tener una motivación diferente. Para el musulmán secular es un problema político. Ha vivido durante años en Occidente y cree que su esplendor existe a costa del esplendor islámico. Se apunta al jihad para devolver el honor al umma, para recuperar la supremacía política del islam.
Otros terroristas seculares como Ramzi Yousef sienten culpa. Son seculares, beben, van a clubs de strippers, disfrutan de todas las libertades del mundo occidental, pero eso los hace sentir culpables. Disfrutar de las libertades occidentales, del laicismo, les hace sentir que han traicionado al islam. Como bien dijo Ramzi Yousef, sienten la necesidad de redimirse y el jihad es una forma instantánea de ganarse el paraíso sin importar todos los pecados que hayan cometido durante su vida, es una manera de demostrar que siguen siendo fieles a la umma.
Así que a la pregunta de si el terrorismo es un problema inherente del islam o es un problema de fanatismo la respuesta es que el terrorismo islámico no es otra cosa que jihad, y el jihad y el islam son indivisibles. El jihad es parte fundamental del Qur’an, de la vida de Mahoma, de sus enseñanzas como están estipuladas en el Sunnah, y de la Sharía. Eso no significa que todo musulmán comulga con esas ideas, o es un terrorista. Muchos sólo practican la parte interior de su fe.
Una pregunta interesante que se desprende de aquí es la siguiente: si el islam no es una religión de paz, ¿podría llegar a serlo? Si el cristianismo y el judaísmo tuvieron movimientos secularizante, ¿pudiera surgir dentro del islam una reforma parecida?
La idea de un movimiento secularista islámico es difícil de imaginar. En el catolicismo, por ejemplo, la reforma buscaba ir a los fundamentos de la religión cristiana: volver a lo que dijo Cristo, y aunque él reveló un par de cosas violentas como la idea de vine a traer la espada, la realidad es que nunca ordenó la lucha armada, jamás mató a otra persona, no tuvo sexo con niñas, ni invitó a sus seguidores a violar esclavas, no lapidó a nadie, ni decapitó a nadie, ni le cortó la lengua, las manos, o los pies a otra persona.
Los salafistas son el equivalente a la reforma protestante en el sentido de que buscan lo mismo: regresar a los fundamentos del islam. La diferencia es que en el islam la violencia está en todas partes. El Qur’an es violento, el Sunnah es violento, Mahoma fue un hombre violento, y por lo tanto los deberes del musulmán incluyen toda una serie de obligaciones violentas.
Si Jesús dijo ama a tu enemigo, Mahoma dijo: Dios tiene enemigos a los que hay que derrotar. Una reforma secularizante del islam similar al protestantismo tendría que reescribir todos los textos, elegir a un profeta diferente, y entonces ya no sería islam, sería otra religión.
Se puede plantear un segundo escenario en el que se reforma el islam sin cambiar el texto, cambiando la manera de interpretarlo. Pero en el caso del islam, aunque interpretaras el Qur’an y el Sunnah con un enfoque histórico-crítico, la mayoría de sus preceptos son de tipo general, y no se limitan a un espacio determinado o a una circunstancia específica. Persigue al infiel donde sea que se encuentre y cortaras la mano del ladrón. Son preceptos universales e independientes del marco histórico.
Los musulmanes vivieron durante un tiempo bajo el dominio de Occidente, pero era un dominio que permitía la libertad de culto y que aceptaba que las colonias se gobernaran con una ley basada en los preceptos de la Sharía. En ese sentido los musulmanes nunca han tenido la necesidad como colectivo de integrarse a una sociedad más amplia y diferente de la suya. Es más, este tipo de integración iría en contra de la mayor parte de las revelaciones de Mahoma.
Que una reforma diferente de la fundamentalista surja dentro del islam es difícil porque de acuerdo con el islam toda innovación es negativa. Cualquier modificación de la religión es considerada mala porque es Bid’ah. Bid’ah son las innovaciones dentro del islam. Las innovaciones en literatura, ciencias, medicina o tecnología son consideradas positivas, pero la bid’ah en la religión es un pecado. Aquel que innova o que protege a un innovador será maldito por Allah y por sus ángeles y por toda la humanidad (Sahih Muslim 9:3601).
Para el islam cuando una innovación es implementada es porque el innovador asume que el Sunnah y el Qur’an no son lo suficientemente buenos en sí mismos, que no son perfectos, y que por lo tanto él debe hacer algo para mejorarlos. Esa idea implica desconfianza en Alá y en su profeta y por lo tanto el innovador es un hipócrita dentro del islam.
Dado que el islam no es sólo una religión como la entendemos en Occidente sino que incluye su propia estructura política, las innovaciones dentro del islam implican también cualquier innovación política, moral, o cualquier ley diferente de la Sharía. En ese sentido es difícil que un movimiento secularista florezca.
Si existe alguna manera de introducir una reforma secularizante al islam que acabe con la violencia la desconozco, pero no significa que no exista, en última instancia dependería de la umma, de los propios musulmanes, reformar su fe. Mientras tanto el islam representa una de las amenazas más patentes a las libertades individuales en el mundo. Las nuestras, las de los propios musulmanes, y la de los que viven bajo sus regímenes.
Cuando defiendes el islam diciendo que es una religión pacífica estás socavando la posibilidad de que esta reforma ocurra. Si existe alguna posibilidad de que los musulmanes pacíficos cambien la forma de entender su religión a una escala global van a necesitar del apoyo de todos. Necesitarán que todos entiendan la necesidad de transformar el islam de la ideología intolerante y expansionista que es, a una religión interior y pacífica.
Al defender el islam por lo que no es, estás contribuyendo a las persecuciones, los asesinatos, las torturas, las masacres, y la discriminación del otro porque le das a ese sistema político un halo de legitimidad.
Lo mismo ocurre cuando la prensa internacional tilda a un dictador de demócrata, lo que consigue es profundizar la tiranía del dictador hacia su pueblo porque después de la aceptación internacional es libre de ejecutarla sin intervención de los demás. La única manera responsable de aproximarse al islam es viéndolo por lo que es, no por lo que te gustaría que fuese.
Criticar este tipo de ideologías por lo que son y denunciar sus atropellos no es una forma de racismo, es una forma válida de defender la libertad y la paz frente al terror y la opresión que sufren quienes viven bajo sus regímenes. ¿Esa naturaleza violenta del islam es inherente a su propia ideología, o es otra cosa? ¡Pues claro que tiene que ver con el Islam!
16 de febrero de 2015