EL EJE ANGULAR Y LA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE
Trump y el arzobispo Carlo Maria Viganò — J. D. Vance, su bautismo como católico
Luego de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, distintos centros de estudio o analistas políticos efectuaron reportes sobre los votantes basados en la etnia, la edad, los estudios, el sexo, su situación económico-social y también la pertenencia o adscripción religiosa. Me voy a centrar en esto último porque es muy revelador de lo que llamamos el «eje angular» del espacio antropológico y su incidencia en la política.
Pero antes, es necesario explicar, aunque sea brevemente, lo que es un «espacio antropológico». El concepto de espacio antropológico es originariamente un concepto gnoseológico que intenta determinar, de un modo crítico, el ámbito en el que se mueve la Antropología. Si decimos que la Antropología «se ocupa del hombre», lo que hacemos es mantenernos en una perspectiva gnoseológicamente acrítica e ingenua. La Primatología o la Física también se ocupan del hombre. También, la Antropología se ocupa de contenidos que pueden llamarse humanos y que no son hombres, por ejemplo, de todos aquellos que se incluyen en lo que se conoce como cultura extrasomática.
Estos contenidos, junto con otros muchos, conforman el «material antropológico», que presenta siempre un aspecto físico, y uno «espiritual», distinción imprescindible gnoseológicamente, puesto que los aspectos físicos caen también en campos distintos de las ciencias antropológicas. En nuestro sistema filosófico el «espacio» lo definimos como una «symploké», como una cantidad de elementos que no todos están vinculados con todos, ya que existen ciertas discontinuidades o independencias. Y el concepto de espacio lo aplicamos a la Antropología, a la consideración del hombre en general.
El profesor Gustavo Bueno Martínez, en su antropología filosófica frente al espacio plano o bidimensional del materialismo histórico, recupera desde el materialismo filosófico un espacio antropológico tridimensional, donde sus tres ejes, siempre desde una perspectiva antrópica y evitando contaminaciones con otras ideas preexistentes, se denominan de forma neutra como «eje circular», que incluye las relaciones de unos hombres con otros hombres, el «eje radial» que incluye las relaciones de los hombres con entidades no humanas y no personales, englobadas antes en el borroso concepto de Naturaleza.
Por último, el «eje angular», el hombre en su contexto con otras entidades que no son humanas pero que se parecen mucho a los hombres, donde se incluyen sus relaciones con los númenes, que se identifican con algunos animales ya desde el Paleolítico, númenes que irán históricamente transformándose en dioses y relaciones que constituyen el fondo de todas las religiones. Es en este eje angular, en el que los humanos interaccionan con centros de inteligencia y voluntad que no son cosas (radiales) y además no son humanos, los animales.
En estos animales, la fauna del plio-pleistoceno, y en las relaciones de índole práctico-político (temor, odio, amor, desprecio, recelo) en su sentido más amplio que los hombres establecieron con ellos. El núcleo de la religión que, desarrollando su cuerpo a través de determinado curso, se habría transformado de primaria (relación con el numen real animal) en secundaria (en un amplio abanico que incluye los númenes animistas y chamánicos y los panteones zoomórficos y antropomórficos), y después en terciarias religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islamismo.
En la teoría de las tres capas del cuerpo político del filósofo Gustavo Bueno Martínez, se distingue tres capas del poder que son: conjuntiva, basal y cortical. No vamos a entrar en detalle sobre las capas del cuerpo del poder político, solamente vamos a mostrar la influencia del eje angular en el Estado, y como la cuestión religiosa interviene en el poder político, cosa que es innegable. Y cuando decimos Estado, no importa cualquiera sea la denominación que se le dé al Estado través del tiempo.
Un ejemplo de la intervención del eje angular en la elección presidencial en Estados Unidos, en este caso, es un caso concreto de lo que vamos a hablar. Dos tercios de los estadounidenses dicen que es importante que el presidente de Estados Unidos tenga fuertes convicciones religiosas, según un informe del Pew Research Center. Cerca del 40% sostienen que en esta campaña electoral ha faltado una discusión sobre la religión.
El ex nuncio Carlo Maria Viganò, excomulgado por el papa izquierdista Francisco, mostró su satisfacción por la victoria de Donald Trump frente a Kamala Harris en las elecciones estadounidenses. «Doy gracias a Nuestro Señor por impedir que los Estados Unidos y el mundo occidental caigan definitivamente en los tentáculos del Estado profundo y la tiranía globalista». Y agregó: «La victoria de Donald J. Trump constituye un momento histórico en los dramáticos acontecimientos actuales y marca un formidable revés para el plan criminal del Nuevo Orden Mundial».
En su perfil de ‘X’, el ex arzobispo, considerado uno de los mayores enemigos del papa Francisco, aprovecha para instar «a los católicos estadounidenses y a todos los cristianos» a que recen por el presidente electo, «para que el Señor lo proteja en esta transición a la Casa Blanca, guiándolo en la ineludible erradicación del lobby de corruptos y pervertidos esclavizados al estado profundo».
En un artículo publicado de 2024 sobre el triunfo de Donald Trump, hacíamos notar la presencia en Pennsylvania de los Amish https://revistaeutaxia.com/donald-trump-2/, votando de manera masiva por Trump. También, en Pennsylvania, otro voto sorpresa fue el de los hispanos que veían en Donald Trump, el sueño americano y el evangelio de la prosperidad. Veían en Donald Trump un reflejo de esfuerzo y éxito económico, consolidando su apoyo con raíces en la fe.
En el Lehigh Valley Barber shop, los jóvenes, en su mayoría inmigrantes de primera o segunda generación de Puerto Rico y la República Dominicana, celebraban el triunfo de su candidato Donald Trump, un hombre al que veían como reflejo de sus propias luchas y aspiraciones, había vuelto a ganar la presidencia. En una de las sillas plateadas de diseño moderno, Christian Pion, de 31 años, resumía el sentir del grupo. «Kamala dijo: ‘Trump es para los ricos, yo lucho por los pobres’. Pero yo no quiero ser de clase baja, espero que no sea malo decirlo. No quiero estar ahí», expresó a The Washington Post, recordando las palabras de la candidata Kamala Harris.
Christian Pion, quien votó por primera vez en una elección presidencial y eligió a Trump, dijo: «Dios no quiere que seas pobre», mientras su amigo, Willy J. Castillo, de 39 años, atendía la caja registradora. Castillo, propietario del local y de otros negocios, asintió: «La Biblia dice: ‘Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos’, ¿verdad?». Lo dicho por estas personas es un ejemplo de una creencia religiosa que se va abriendo paso entre los hispanos en Estados Unidos, el evangelio de la prosperidad, una doctrina que entrelaza la fe religiosa con la promesa de éxito financiero.
En Allentown, una ciudad de mayoría hispana en el condado de Lehigh, Pennsylvania, el impacto de esta creencia se refleja en los resultados electorales. Trump, que entre 2020 y 2024 aumentó su apoyo entre los latinos en un 14%, registró avances significativos en esta región. En los 10 distritos electorales de Allentown con mayor proporción de votantes hispanos, el giro hacia Trump fue de 20 puntos porcentuales en promedio, según un análisis del The Washington Post.
«Si tomas a Trump y sus características, es casi exactamente como cualquier predicador del evangelio de la prosperidad», afirmó Tony Tian-Ren Lin, pastor y autor especializado en la relación entre los hispanos y esta doctrina. «La gran personalidad, el discurso exagerado, decir que nadie más puede hacerlo… Si escuchas esto durante años, no te sorprende cuando un líder político lo repite».
María Pérez, de 53 años, quien emigró de la República Dominicana hace dos décadas, empujaba el cochecito de su nieta camino a la iglesia cuando expresó su apoyo al expresidente. «Creo que Dios lo eligió para el éxito económico y político. Sobrevivió dos intentos de asesinato. Eso lo dice todo». Christian Pion, en la barbería, recordaba los días en que su negocio de camiones prosperó bajo la primera administración de Donald Trump. «En un año hice medio millón de dólares», comentó.
Pero con la presidencia de Joe Biden, todo cambió, los precios del combustible y la economía le obligaron a vender sus camiones y despedir empleados. Willy J. Castillo, el amigo, le regaló un video generado por inteligencia artificial con Donald Trump felicitándolo por su ciudadanía. «Ahora podemos decir: ‘Soy americano, quiero mi dinero y lo quiero ahora’», proclama el avatar digital. Según estudios realizados, esta interpretación, que promete recompensas materiales a quienes demuestren fe y esfuerzo, se ha convertido en un pilar entre las comunidades hispanas en el país.
El evangelio de la prosperidad, es un movimiento global con raíces estadounidenses nacido en el pentecostalismo estadounidense y popularizado por figuras como Oral Roberts y Benny Hinn, y propone un Dios transaccional que recompensa a los fieles con riquezas y buena salud. Este mensaje, difundido por misioneros y evangelistas en iberoamérica, regresó a Estados Unidos con los movimientos migratorios, como lo expliqué en el artículo: «El mito del protestantismo».https://revistaeutaxia.com/el-mito-del-protestantismo/.
De alguna manera el evangelio o la teología de la prosperidad se ha vuelto en el evangelio del Sueño Americano. El evangelio de la prosperidad explica el por qué muchos hispanos se volcaron hacia Donald Trump, y también el cambio en su visión del éxito y de la fe. Según un estudio de Pew Research, el 44% de los hispanos en Estados Unidos cree que Dios otorga riqueza y salud a los creyentes con suficiente fe, un porcentaje superior al de cualquier otro grupo, excepto los afroamericanos.
Este cambio refleja una total desconexión con el Partido Demócrata que se convertido en el vertedero de la séptima izquierda cultural, del wokismo. La teóloga Anthea Butler dice que el evangelio de la prosperidad no se limita a las riquezas. «Es sobre la familia: quiero mantenerla unida, proveer para ellos, darles oportunidades». Esta visión encaja con el deseo de los inmigrantes de ser parte del ideal americano de trabajo duro y éxito. «Si hay inmigrantes que no representan bien eso, entonces no quiero que vengan», dijo Butler, subrayando cómo esta mentalidad refuerza el apoyo a políticas más restrictivas.
Los hispanos se identifican con Donald Trump porque es un hombre exitoso, y los demócratas no hablan del éxito económico y se centran más en la pobreza. En realidad, la izquierda no sabe cómo crear riqueza solo habla de repartir y malgastar la ajena. Seis de cada diez cristianos estadounidenses votaron por Trump, y en los ambientes hispanos, el sueño americano se conjuga con la fe en un Dios que premia el esfuerzo, y con un líder que promete devolver la grandeza a sus vidas.
Donald Trump alcanzó el 60% entre los protestantes de todo Estados Unidos, mientras que Kamala Harris estuvo por delante, con más de 60% de votos, entre la población judía y musulmana. Sobre los ciudadanos estadounidenses de origen judío, ya me expresé en varias oportunidades, ellos son descendientes de familias judías que emigraron de países satélites de la Unión Soviética, y antes de la Rusia zarista, y eran anarquistas o de cualquier otra versión izquierdista.
Por ese motivo, en Argentina, los judíos eran llamados por la gente como «rusos» y tenían un gran resentimiento social por el antisemitismo y muchos jóvenes de esa colectividad militaron en grupos guerrilleros marxistas, no olviden los kibutz en Israel, organización agrícola-social típicamente socialista. Entre los católicos, en el que sus miembros mayoritariamente son hispanos, provienen de México y Puerto Rico, cuya matriz es el socialismo. En cambio, los dominicanos, los centroamericanos y de otras nacionalidades de hispanoamerica son cristianos, y otros católicos, pero no de izquierda. Entre los católicos el 54% de los fieles optaron por Donald Trump.
El 60% de los protestantes, y el 54% de los católicos estadounidenses optaron por Donald Trump frente a Kamala Harris, según estudios postelectorales realizados por las grandes cadenas del país. Tal y como revela «Katholisch», el factor religioso, sin ser decisivo, ha sido muy importante llevar a Donald Trump al poder. El hecho de que Kamala Harris se burlara de unos religiosos en un mitin, le costó muy caro.
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La teología de la prosperidad, a veces llamada el evangelio de la prosperidad, de la riqueza, de la salud o evangelio del éxito, sostiene que el éxito económico y el bienestar físico son siempre voluntad de Dios, y que la fe, las donaciones a causas religiosas aumentaran la riqueza material personal. La Biblia para estos creyentes es un contrato entre Dios y los humanos, si las personas tienen fe en Dios, él les dará seguridad y prosperidad.
Se cree que la expiación, reconciliación con Dios, incluye el alivio de la enfermedad y la pobreza, estas son maldiciones que deben eliminarse mediante la fe. Y esto se logra a través de donaciones de dinero y confesión positiva. Se enfatiza en la importancia del poder personal, sosteniendo que es voluntad de Dios que el pueblo sea bendecido. En la década de 1950 la teología de la prosperidad llegó a ser muy importante en Estados Unidos, aunque hay quienes sostienen su origen teológico está en el movimiento del «Nuevo pensamiento» que comenzó en el siglo XIX.
La enseñanza de la prosperidad figuró en el movimiento de la «Palabra de Fe» y en el tele evangelismo de los años 80. En los años 90 y a partir del 2.000, fue adoptada por líderes influyentes del Movimiento Pentecostal y en el Movimiento Carismático de Estados Unidos y extendiéndose por el mundo. Entre los líderes más conocidos tenemos a E. W. Kenyon, Oral Roberts, A. A. Allen, Robert Tilton, T. L. Osborn, Joel Osteen, Creflo Dollar, Kenneth Copeland, Reverend Ike, y Kenneth Hagin.
Según Kate Bowler, el evangelio de la prosperidad se formó a partir de la intersección de tres ideologías diferentes: pentecostalismo, Nuevo Pensamiento, y «un evangelio americano de pragmatismo, individualismo y ascenso». Este «evangelio americano» fue mejor ejemplificado por el Evangelio de la Riqueza de Andrew Carnegie y el sermón de Russell Conwell «Acres de Diamantes», en el que equiparó la pobreza con el pecado y afirmó que cualquiera podía llegar a ser rico a través del trabajo duro. Este evangelio de la riqueza, sin embargo, era una expresión del Cristianismo Musculoso y entendía que el éxito era el resultado del esfuerzo personal más que de la intervención divina.
En la década de los 60, los maestros del evangelio de la prosperidad abrazaron el televangelismo y dominaron la programación religiosa en los Estados Unidos. Oral Roberts fue uno de los primeros en desarrollar un programa semanal que se convirtió en el programa religioso más visto en los Estados Unidos. Para 1968, la televisión había suplantado a la reunión de la tienda de campaña en su ministerio.
El reverendo Ike, un pastor de la ciudad de New York, comenzó a predicar sobre la prosperidad a finales de los años 60. Pronto tuvo programas de radio y televisión ampliamente difundidos y se distinguió por su estilo llamativo. A Kenneth Hagin se le atribuyó un papel clave en la expansión de la teología de la prosperidad. Fundó el Centro de Entrenamiento Bíblico RHEMA en 1974, y en los siguientes 20 años, la escuela entrenó a más de 10.000 estudiantes en su teología.
A finales de la primera década del siglo XXI, los defensores afirmaron que decenas de millones de cristianos habían aceptado la teología de la prosperidad. El movimiento neo-pentecostal se ha caracterizado en parte por el énfasis en la teología de la prosperidad, obtuvo una mayor aceptación dentro de la cristiandad carismática a finales de los 90. En la misma década, las iglesias que enseñaban la teología de la prosperidad vieron un crecimiento significativo en el Tercer Mundo.
Según Philip Jenkins de la Universidad Estatal de Pennsylvania, los ciudadanos pobres de los países empobrecidos a menudo encuentran la doctrina atractiva debido a su impotencia económica y el énfasis de la doctrina en los milagros. Una región que está experimentando en especial es Nigeria. En Filipinas, el movimiento El Shaddai, parte de la Renovación Carismática Católica, difunde la teología de la prosperidad fuera del cristianismo protestante. Una iglesia de la prosperidad de Corea del Sur, la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, llamó la atención en la década de 1990 al afirmar ser la congregación más grande del mundo.
En una encuesta realizada en 2006 por TIME se informó de que el 17% de los cristianos de los Estados Unidos dijeron que se identificaban con el movimiento. En la década de 2.000, los partidarios de la teología de la prosperidad en los Estados Unidos eran más comunes en el Cinturón Solar. En 2006, tres de las cuatro congregaciones más grandes de los Estados Unidos enseñaban la teología de la prosperidad, y se atribuye a Joel Osteen el mérito de haberla difundido fuera del movimiento pentecostal y carismático a través de sus libros, de los que se vendieron millones de ejemplares.
En el acto de inauguración de Donald Trump como 45º presidente de los Estados Unidos, incluyó oraciones de dos predicadores conocidos por abogar por la teología de la prosperidad. Paula White, una de las consejeras espirituales de Trump, dio la invocación.
La teología de la prosperidad, al tener éxito, ha despertado la crítica de distintas denominaciones cristianas, ya sean cristianas como católicas. Igualmente, entre los movimientos pentecostales y carismáticos, que los acusan de promover la idolatría hacia el dinero y de ser contraria a la Biblia. En el año 2015, escribí un artículo: «La izquierda y los pobres», para refutar esa malsana opción de Francisco y la iglesia por los pobres, voy a citar parte de ella:
El Papa Francisco dijo en una parte de su comunicación lo siguiente:
Encuentro con los representantes de los medios de comunicación. Sábado 16 de marzo de 2013.
Algunos no sabían por qué el Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en Francisco Javier, en Francisco de Sales, también en Francisco de Asís. Les contaré la historia. Durante las elecciones, tenía al lado al arzobispo emérito de San Pablo, y también prefecto emérito de la Congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba. Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres.
De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre… ¡Ah!, ¡cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres! Después, algunos hicieron diversos chistes: «Pero tú deberías llamarte Adriano, porque Adriano VI fue el reformador, y hace falta reformar…». Y otro me decía: «No, no, tu nombre debería ser Clemente». «Y ¿por qué?». «Clemente XV: así te vengas de Clemente XIV, que suprimió la Compañía de Jesús». Son bromas… Os quiero mucho.
Os doy las gracias por todo lo que habéis hecho. Y pienso en vuestro trabajo: os deseo que trabajéis con serenidad y con fruto, y que conozcáis cada vez mejor el Evangelio de Jesucristo y la realidad de la Iglesia. Os encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización, a la vez que os expreso los mejores deseos para vosotros y vuestras familias, a cada una de vuestras familias, e imparto de corazón a todos mi Bendición.
Hasta aquí Francisco.
En sus dos mil años de historia, la Iglesia siempre se distinguió por su amor y desvelo maternal hacia los pobres, tanto que muchos Pontífices hablaron de una «opción preferencial» por ellos. Sin embargo, el sentido de esta penosa condición a que el hombre está sujeto parece estar sufriendo una extraña metamorfosis… ¿Qué nos enseña el Magisterio sobre la pobreza? ¿Por qué la Iglesia se preocupa por los pobres, y cómo comprendió siempre esta ardua condición humana? ¿La Iglesia debe ser pobre? ¿En qué sentido?
¿Quién nos salva, Cristo o la pobreza?
Congregación para la Doctrina de la Fe
-El lugar teológico fundamental es la fe apostólica. Poner los pobres como punto de partida es desvirtuar la fe
San Ambrosio. -La pobreza material no es bienaventurada en sí misma. -Ni son bienaventurados todos los pobres.
Juan Pablo II. -El pobre de la bienaventuranza no es el indigente.
Congregación para las Causas de los Santos. -Un indigente puede ser egoísta y apegado a la única moneda que posee.
Juan Pablo II. -Son bienaventurados los ricos de Dios, tengan o no bienes materiales.
Pío XI. -Ricos y pobres deben tener su mirada fija en el cielo.
León XIII. -Para alcanzar la felicidad eterna no importa ser rico o pobre.
San Juan Crisóstomo. -La pobreza es buena según los sentimientos de los que la padecen.
Santo Tomás de Aquino. -La perfección no consiste en la pobreza, sino en seguir a Cristo. -La suma perfección puede coexistir con una gran opulencia: el ejemplo de Abrahán. -Nada impide que de la pobreza nazca un vicio.
San Basilio Magno. -La pobreza no salva al pobre. ¿La Iglesia debe ser pobre? ¿En qué sentido?
Juan Pablo II. -No se trata de añadir pobreza a la de los pobres, sino de enriquecer a los demás. -La pobreza evangélica es la sumisión de todos los bienes al Bien supremo de Dios.
Juan XXII. -Cristo y sus Apóstoles tuvieron bienes materiales.
Juan XXIII. -Jesucristo tenía una caja para su Iglesia.
Juan Pablo II. -Es derecho de la Iglesia poseer y administrar bienes temporales
Benedicto XVI. -Cuando movimientos pauperísticos se levantaron contra una Iglesia rica y hermosa, las órdenes mendicantes se les opusieron.
Pío X. -La reverencia despertada por la magnificencia de la Iglesia es un honor tributado a Cristo.
Juan Pablo II. -La Iglesia no teme «derrochar» en el culto a Dios.
Oficina para las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice. -En el culto, no se debe confundir «noble sencillez» con «pobreza litúrgica».
Concilio Vaticano II. -Para el esplendor del culto, los objetos sagrados deben ser dignos y bellos.
San Francisco de Asís. -Todo lo que concierne al santo sacrificio sea precioso. -Dondequiera que esté indebidamente colocado el Santísimo Sacramento, que se ponga en lugar precioso.
Benedicto XVI. -El amor no repara en gastos; la preocupación de Judas por los pobres era el disfraz de su egoísmo.
Juan Pablo II. -La Iglesia es universal y no de una sola clase. El lugar teológico fundamental es la fe apostólica. Poner los pobres como punto de partida es desvirtuar la fe.
En su libro Jesucristo liberador, el P. Jon Sobrino, el izquierdista afirma:
«La cristología latinoamericana determina que su lugar, como realidad sustancial, son los pobres de este mundo, y esta realidad es la que debe estar presente y transmitir cualquier lugar categorial donde se lleva a cabo». Y añade: […] la «Iglesia de los pobres es el lugar eclesial de la cristología, por ser una realidad configurada por los pobres». Aun reconociendo el aprecio que merece la preocupación por los pobres y por los oprimidos, […] esta «Iglesia de los pobres» se sitúa en el puesto que corresponde al lugar teológico fundamental, que es sólo la fe de la Iglesia; en ella encuentra la justa colocación epistemológica cualquier otro lugar teológico. El lugar eclesial de la cristología no puede ser la «Iglesia de los pobres» sino la fe apostólica transmitida por la Iglesia a todas las generaciones. El teólogo, por su vocación particular en la Iglesia, ha de tener constantemente presente que la teología es ciencia de la fe. Otros puntos de partida para la labor teológica correrán el riesgo de la arbitrariedad y terminarán por desvirtuar los contenidos de la fe misma. […] La reflexión teológica no puede tener otra matriz que la fe de la Iglesia. La verdad revelada por Dios mismo en Jesucristo, y transmitida por la Iglesia, constituye, pues, el principio normativo último de la teología, y ninguna otra instancia puede superarla.
(Congregación para la Doctrina de la Fe. Notificación sobre las obras del P. Jon Sobrino S.J., n. 2.11, 26 de noviembre de 2006)
Bueno, que se puede esperar de un marxista como Jon Sobrino.
Yo no soy teólogo, aunque estudié cuestiones teológicas por mi cuenta, en su mayor parte, y para ello no es necesario estudiar 4 o 5 años, eso es una estafa. Y al leer las cosas que decía Francisco, de manera inmediata me di cuenta que estaba desubicado, o como dije hace un rato, estaba «meando fuera del tacho». Lo escrito ut supra, arriba, por sacerdotes que si saben y estudiaron el Magisterio de la Iglesia así lo certifican, porque se guiaron fielmente por el Denzinger.
11 de octubre de 2015.
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El calvinismo.
Juan Calvino «creía en la doble predestinación, es decir, en que desde el principio de la Creación Dios había predeterminado ya quién se salvaría y quién se condenaría». Aunque pudiera parecer que una doctrina en la que, independientemente de lo que uno haga, Dios ya ha predeterminado si este se salvará o no, no sea el mejor estímulo para alentar un comportamiento moral, en la práctica tuvo gran influencia. Esto se explica ya que, puesto que obrar y vivir en el temor de Dios se interpreta como síntoma de que se es uno de los pocos elegidos, todos desean descubrir en sí mismos los signos de la gracia divina y obran convenientemente. La doctrina de Calvino era una especie de profecía que se cumplía a sí misma.
El calvinismo surgió como respuesta al modo de vida de sus seguidores, que eran en su mayoría comerciantes y mercaderes. Por eso, tiene una relación compleja con la riqueza, ya que reconoce la necesidad de capital, de crédito, de banca y el comercio a gran escala y las finanzas. Pero también considera que la riqueza está destinada a ayudar a los pobres. Para él, la miseria es consecuencia del pecado original, pero Dios bendice a los hombres como criaturas suyas.
El calvinismo equipara las virtudes económicas con las virtudes morales, la fe se valora como el primer valor fundamental del hombre, y se entiende como una fe que se manifiesta en el trabajo práctico. A propósito del calvinismo, muchos intelectuales de manera inmediata, a cualquier movimiento religioso que ose hablar de la riqueza, lo califican de calvinista, sin fijarse en matices y tampoco les importa.
Quiero dejar en claro que solo estoy citando lo que dicen acerca de estas teologías, no me importa si es cierto o no, de hecho, personalmente creo que son invenciones humanas y punto, lo que importa es analizar como los componentes del eje angular del espacio antropológico, que incluye a los númenes, religiosidad primaria, va ascendiendo hasta llegar a la religión terciaria, y que en su fase secundaria o terciaria han tenido una gran importancia en las sociedades políticas o prepolíticas.
Un tal Luis Esteban G. Manrique, sostuvo en el año 2018: La teología de la prosperidad: el triunfo latino de Lutero. Y pone una cita del obispo cristiano brasilero, Edir Macedo: «Desde el punto de vista de mi fe, soy el hombre más rico del mundo». Mas adelante en su artículo dice: Según escribe en su blog Metapolítica Ernesto Araújo, el próximo ministro de Exteriores, «la fe en Cristo significa hoy luchar contra el globalismo». El 12 de octubre anotó que «la táctica de la izquierda consiste esencialmente en secuestrar causas legítimas y conceptos nobles para pervertirlos».
Ernesto Araújo es un discípulo del filósofo Olavo de Carvalho, algunas opiniones (los progres o izquierdistas) describen los puntos de vista políticos de Araújo como de extrema derecha. Fue ministro de Exteriores de Jair Bolsonaro, se reconoce católico, y ha mostrado en público su oposición a la llamada teología de la liberación, a la que califica de «teomarxismo». Como anti izquierdista, considera que hay que combatir a la izquierda no solo en Brasil sino también en el exterior dado que, según él, sus simpatizantes «son expresión de un proyecto global y globalista».
Esteban Manrique continúa: «La izquierda interpretó ese desafío de forma muy básica, viéndola como una adaptación del neoliberalismo. Un reciente libro de la Fundación Konrad Adenauer, Políticos evangélicos o evangélicos políticos, sostiene que en América Central las iglesias evangélicas fueron «sembradas» por EEUU para superar a las «organizaciones de masas» de los partidos comunistas o de inclinación castrista.
Pero el origen es lo de menos. Lo importante es que las iglesias evangélicas funcionan con una fuerte lógica de solidaridad y de ascenso y movilidad social. Cuando se pregunta a la gente por qué asiste a los templos, los argumentos teológicos no aparecen. Casi siempre dicen que van a cantar, a conocer gente, hacer de amigos, dejar a sus hijos… Si alguien pierde su trabajo, la red se activa para ayudarlo a encontrar uno. Si le hace falta comida, le dan arroz o fideos, una red de asistencia social paralela con gran impacto cultural y político.
La reacción vaticana
Lo que empezó como religión se tornó en un movimiento político anti-Estado, justo la dirección contraria a la que tomó el pontificado de Francisco. Cuando el Papa sostuvo que la búsqueda del beneficio creaba una «economía que mata», Ricardo Hausmann, economista venezolano y director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, le contestó que es la falta de capitalismo lo que en América Latina origina la miseria de quienes tanto le preocupan.
El bienestar de los pobres, a fin de cuentas, requiere la creación de riqueza. En un editorial, El País de Montevideo se preguntó: «¿En qué planeta vive el Papa para pensar que el problema de América Latina, hundida en muchos países por el ‘socialismo del siglo XXI’, es el liberalismo económico?».
Voces desde el izquierdismo católico como la de los jesuitistas Antonio Spadaro y Marcelo Figueroa, quienes escribieron un libelo atacando a la competencia: Teología de la Prosperidad. El peligro de un «Evangelio diferente». Abril 29 de 2022.
«Teología de la prosperidad»: tal es el nombre más conocido y descriptivo de una corriente teológica neopentecostal evangélica. El núcleo de esta «teología» es la convicción de que Dios quiere que sus fieles tengan una vida próspera, es decir, que sean económicamente ricos, físicamente sanos e individualmente felices. Este tipo de cristianismo coloca el bienestar del creyente en el centro de la oración y transforma a su Creador en aquel que hace realidad sus pensamientos y deseos. […]
El «evangelio de la prosperidad» está muy lejos de la invitación de San Pablo que leemos en el párrafo de 2 Cor. 8,9-15: «Conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza» (vers. 9). Y también está muy lejos de la profecía positiva y luminosa del «sueño americano» que fue inspiración para muchos. Así es: la «teología de la prosperidad» está lejos del «sueño misionero» de los pioneros norteamericanos, y más aún del mensaje de predicadores como Martin Luther King y del contenido social, inclusivo y revolucionario de su memorable discurso «Tengo un sueño».
Tuve que suprimir un 95% del libelo, por tanta palabrería jesuítica. Todo esto publicado en ese medio anticatólico llamado: La Civiltà Cattolica.
Lo que se les olvida a estos jesuitas es que Martin Luther King, no estaba en contra del capitalismo ni contra el sistema, él (Luther King) quería que los suyos fueran parte del sistema y querían su parte del pastel. Los jesuitas o la Compañía de Jesús, han sido parte de eso que el catolicismo tradicional llamaba la devotio moderna, siempre estuvieron en ese camino, en tiempos de las misiones en la América española, se negaban a enseñar a los nativos en latín que era la lengua de la iglesia, o en castellano que era la lengua del Imperio. Eran los padres del multiculturalismo.
A partir de mediados del siglo XX se convirtieron en propaladores del marxismo en sus distintas versiones, muchísimos miembros de la Compañía de Jesús fueron militantes de grupos guerrilleros y difusores de le Teología de la Liberación.
Muchos no sabrán quien fue el superior de los jesuitas, en el siglo pasado, el padre Arrupe, a quien llamaban el papa Rojo, ya que siempre se dijo que el superior de los jesuitas era un papa Negro. Pero Pedro Arrupe y Gondra, era un marxista que tardíamente lograron sacarle su autoridad. Su camino siempre estuvo asfaltado por izquierdistas, en 1922 estudió medicina y fue discípulo de Juan Negrín, un marxista que sería presidente del gobierno de España.
El padre Arrupe fue elegido prepósito general de la Compañía de Jesús el 22 de mayo de 1965, y con él se inclinó la Compañía hacia corrientes modernistas e izquierdistas. Muchos sacerdotes de la Compañía fueron guerrilleros marxistas en iberoamérica, fueron responsables de llevar a la muerte a miles de jóvenes. Quienes estaban en la vereda del frente, dijeron de él que «un vasco (San Ignacio de Loyola) había fundado los Jesuitas y otro los iba a destruir». Se equivocaron, hoy el papa es otro papa Negro, pero legal, que está llevando a la iglesia o lo poco que quedaba de ella a la séptima izquierda cultural.
El papa Juan Pablo II, al sentirse muy presionado desde poderes de fuera de la iglesia, nombró un delegado personal, un interventor, para atender al gobierno de la Compañía en la persona del padre Paolo Dezza. Se interrumpió el proceso normal de nombrar un sucesor por medio de una congregación general. El padre Arrupe y, con él, toda la Compañía de Jesús no les quedó otra que aceptar, otra disolución de la orden no estaba en su horizonte.
El actual jefe o superior de los jesuitas es un venezolano, que oficiaba de capellán del creador del Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez. El padre o camarada Arturo Sosa, cantaba loas del chavismo. Posteriormente y siguiendo la lógica de la Iglesia Católica de Francisco, el 11 de julio de 2018 el superior general de los jesuitas padre Arturo Sosa anunció en Bilbao que la Vicaria General de Roma tenía intención de iniciar el proceso de beatificación del padre Arrupe.
Dicho proceso fue efectivamente abierto el 5 de febrero de 2019 encontrándose ahora en la fase primera de recogida de testimonios sobre la santidad del Padre Arrupe. El día 5 de febrero del año 2019, en el Palacio Apostólico de San Juan de Letrán, se inauguró el proceso de beatificación del Padre Arrupe con una misa solemne presidida por el cardenal Angelo de Donatis, vicario general de la diócesis de Roma. En este camino, muy pronto será beatificado Fidel Castro y compañía.
Aquí también se ve claramente como actúa el eje angular en las sociedades políticas actuales. Recientemente se hizo un estudio de los católicos que ocuparon puestos preminentes en los gobiernos demócratas o republicanos. Cuando se llama o rotula «católico» a alguno de ellos, se debe a su bautismo, no a su vivencia o práctica como católico. Para ser considerado cristiano o católico deben vivir una vida acorde a esas enseñanzas, cosa que muy pocos lo viven.
Una persona que conocí hace muchos años en Chicago, muy servicial y curioso intelectualmente, siempre me consultaba sobre ideologías políticas o algunos lideres mundiales. En una ocasión me dijo que él no era cristiano, me interesó el tema y le pregunté el por qué. Y me respondió sin pensarlo, «yo no puedo seguir al maestro (Jesús) y no puedo ser cristiano, porque deseo la mujer de mi próximo», así de fácil y sencillo. ¿Biden, Kennedy eran católicos?
Joe Biden fue el segundo presidente católico (según cree la plebe) que ha tenido Estados Unidos, e incluso la prensa adicta gustaba de calificarle de «devoto católico», lo que suena a un mal chiste, ya que promulgó las leyes más anticatólicas de la historia estadounidense, y en especial su furor proabortista.
Donald Trump, que no sabe bien qué tipo de cristiano es, pero se ha propuesto formar la Administración con mayor número de católicos practicantes, según comentaristas, que haya existido en el país, todo un gesto al bloque religioso de votantes más numeroso del país. Lo de Trump, es entender el papel que juega en la vida política el eje angular del espacio antropológico.
Los llamados católicos de la administración de Joe Biden, empezando por el mismo y los demás que no son otra cosa que católicos modernistas o progres, los que acompañaran a Donald Trump, dicen que son tradicionalistas. Son cristianos que toman en serio la doctrina moral de la iglesia, y no la justicia social socialistas de los católicos e izquierdistas progres. Hace muy poco tiempo se supo que el senador J. D. Vance, se bautizó y tomó la primera comunión en la iglesia católica.
David Vance nació en una ferviente familia protestante evangélica, durante un tiempo abandonó toda creencia religiosa, este abandono le pareció una exigencia de la razón en su búsqueda de la verdad. Pero fue el mismo camino intelectual, como él dice, el que lo llevaría más tarde a leer al filósofo francés René Girard y, sobre todo, a San Agustín. A través de la lectura de La Ciudad de Dios y de las Confesiones del obispo de Hipona y Padre de la Iglesia de los siglos IV-V, descubrió un modo de vivir la fe religiosa que ya no parecía oponerse a la razón, sino que la requería para desarrollarla y justificarla. Vance en su bautismo eligió como patrón a San Agustín.
El catolicismo fue históricamente minoritario en Estados Unidos, ahora representa a uno de cada cinco adultos. También es cada vez más popular entre la joven derecha estadounidense. Para entender esta tendencia, que podría constituir la columna vertebral del Partido Republicano en los próximos años y décadas, junto a los evangélicos, hay que leer la forma en que Vance habla de su fe y del papel que podría desempeñar en la ciudad del hombre.
«A menudo me pregunto qué habría pensado mi abuela —Mamaw, como solía llamarla— de que su nieto se volviera católico. Discutíamos mucho sobre religión. Era una mujer de profunda fe, pero totalmente desafiliada de una Iglesia. Adoraba a Billy Graham y a Donald Ison, un predicador de su pueblo en el sureste de Kentucky, pero odiaba la «religión organizada».
Este cambio en la nominación de creyentes en Trump, es notable con respecto a su primera administración. En 2016 los puestos de vicepresidente, secretario de Estado y secretario de Salud y Servicios Humanos estaban todos ocupados por protestantes. En 2025, eos cargos serán ocupados por católicos practicantes. El vicepresidente de Trump, J. D. Vance, se convertirá en el segundo católico en ocupar el cargo y el primer vicepresidente republicano católico.
Robert F. Kennedy Jr. será secretario de Salud y Servicios Humanos. Hijo del senador asesinado Robert F. Kennedy y sobrino del expresidente JFK, es un católico practicante que describe su fe como el «eje central» de su vida, que jugó un papel central para superar la adicción a las drogas y el alcohol. Marco Rubio, católico practicante por su herencia hispana, ocupará un cargo que, en la primera potencia mundial, viene a ser el segundo en importancia, Secretario de Estado, es decir, ministro de Asuntos Exteriores.
Rubio abandonó la Iglesia dos veces y volvió a ella dos veces. De niño, su familia se adhirió a los mormones antes de volver al catolicismo, en parte por presión del propio Marco. Se casó por la Iglesia, pero su fe decayó durante los primeros años de su éxito profesional, hasta que regresó gradualmente a la práctica y ahora es miembro activo de su parroquia, la Iglesia de la Pequeña Flor en Coral Gables, Florida. Rubio, firme defensor de las políticas provida, ha declarado que «la dignidad y el valor de la vida humana estén ligados a las circunstancias de su concepción».
Elise Stefanik, una firme defensora de Israel, será la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Es católica por ascendencia, aunque no suele hablar de cuestiones de fe. El ex presentador de televisión Sean Duffy, candidato a secretario de Transporte, es un católico devoto. Él y su esposa, Rachel Campos-Duffy, tienen nueve hijos y en 2019 renunció al Congreso para cuidar de su noveno hijo, que nació con complicaciones de salud. Otros puestos fuera del Gabinete han recaído en católicos como Tom Homan, el llamado «Zar de la Frontera», y Karoline Leavitt como secretaria de Prensa de la Casa Blanca. Trump también nominó a John Ratcliffe, otro católico practicante, como Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). La primera dama Melania Knavs de Trump, es católica.
Que sean católicos no significa que per se sean eficientes en sus labores políticos, solo es un señalamiento. Tampoco estoy seguro de que sean seguidores del maestro como decía mi amigo, y no deseen la mujer o el hombre del prójimo. Pero es un dato a tener en cuenta, sobre todo para aquellos intelectuales que se quedaron en el tiempo y siguen hablando de los WASP y del protestantismo.
8 de enero de 2025.