EL CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
¿Palestina es un Estado?
Ricardo Veisaga
Luego de una semana de recrudecimiento de la violencia en Israel, dijo John Kerry, intentando restaurar la calma señalando que las supuestas amenazas a la mezquita de Al Aqsa no son reales. Señaló que Israel no se oponía a modificar el statu quo en el Monte del Templo.
Afirmó que lo que hacía falta era «claridad» sobre la situación en Jerusalén, para que a los musulmanes les quedara claro que no hay nada de cierto en el libelo que ha hecho circular el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, respecto al Monte del Templo.
El motivo por el que existe el statu quo mantenido por Israel en el Monte, statu quo que en realidad discrimina a los judíos (tienen prohibido rezar en el lugar más sagrado del judaísmo), es que los palestinos consideran que todo Israel, incluido todo el territorio comprendido dentro de los límites de 1967, es un asentamiento ilegal poblado por colonos extranjeros.
Israel ha demostrado reiteradamente su disposición a conceder un Estado a los palestinos a cambio de una paz real. Pero la paz no será imposible mientras los palestinos no estén dispuestos a reconocer los derechos nacionales y religiosos de los judíos. Y quienes pretenden impulsar una solución al conflicto harían mejor en dejar de hablar de asentamientos (la mayoría de los cuales permanecerían en Israel bajo los términos de cualquier acuerdo de paz) y en empezar a decir a los palestinos la dura realidad respecto a poner fin a su guerra secular.
En medio de este clima, concurrí, por una invitación personal, a un encuentro en donde se suelen supuestamente discutir «cuestiones políticas». Pero no había tal reunión política, era una reunión de «amigos de la causa palestina», que esgrimían mentiras, conscientes o no, sobre hechos históricos y sobre todo políticos, con una total carencia de conocimientos de orden político más elementales, lo que hacía imposible sostener una mínima discusión racional.
Uno de esos graves errores es hablar de «Estado Palestino», ya que los palestinos jamás tuvieron un Estado. Y el nombre «Palestina» era uno de los múltiples que usaron los judíos miles de años atrás, cuando ocupaban un terreno en Oriente Próximo, incluyendo la dominación romana. Y que lo que se llamaba Palestina, siguió existiendo como provincia islámica, salvando el interregno de las Cruzadas cristianas, que buscaban, como bien sabemos, liberar la Tierra Santa de los turcos.
Cuando se propone Palestina como lugar para fundar el actual estado de Israel (y no el viejo Sión como proponían los más acérrimos sionistas), se están refiriendo a un protectorado británico de los múltiples en que había sido dividido el Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial.
Desde 1923, esa Palestina es protectorado británico, y sólo tras la Segunda Guerra Mundial, coincidiendo con el proceso descolonizador impulsado por Estados Unidos que supone el fin del Imperio Británico, se piensa en ese terreno como futuro estado de Israel, en el que vivieran tanto árabes como judíos.
A partir de 1967, y no antes, es cuando los árabes que vivían en la zona de Israel comenzaron a denominarse como palestinos, y a pedir un estado independiente como excusa para oponerse a Israel. No olvidemos, que los primeros en oponerse a crear un estado árabe como contrapunto a Israel, fueron Egipto y Jordania, quienes se apoderaron de una parte de ese estado israelí, no palestino ni árabe.
Los judíos, aun ocupando un lugar que «supuestamente» les correspondería a los árabes, no han violado ningún derecho del «primer ocupante», porque tal supuesto derecho políticamente no existe. Y si por absurdo fuera, si existiese tal derecho, le pertenecería a los judíos que iniciaron la diáspora miles de años atrás.
Se puede discutir que el Estado de Israel privilegiara a los judíos a la hora de la emigración masiva, cuando en Israel desde 1948 han vivido tanto judíos como árabes -y de hecho aún es así, pues lo que llamamos Palestina no deja de ser parte de Israel bajo la (Autoridad Nacional Palestina) de Abbas, en Cisjordania y en la
Franja de Gaza a los terroristas de Hamás, quienes expulsaron por la fuerzas de las armas a la Autoridad Nacional Palestina.
Pero la soberanía de esos territorios es de Israel. Por lo mismo cuando Jordania y Egipto atacaron Israel y le quitaron parte de su territorio, Israel se defendió con éxito en 1967. Los ahora llamados Palestinos intentaron exterminar a los judíos, inmolándose en las tiendas, en las discos llenos de jóvenes, en los autobuses, en los cafés, etc.
En cambio, los israelíes no quieren exterminar a los palestinos, eso es un dato empírico comprobable, si lo hubiesen querido, bastaba con usar su alto poder de fuego. No olvidemos que Israel acoge a los palestinos en su seno, y aún no los ha expulsado por completo. Disponen de la bomba atómica, de poderoso y moderno armamento, de helicópteros de combate, de carros blindados Abrahams, etc.
¿Por qué no han cometido ya el genocidio de los palestinos? Evidentemente porque no desean hacerlo. Los palestinos rechazan la posibilidad de un Estado palestino junto al Judío, lo que quieren es un Estado teocrático que elimine a los judíos. Si no se tiene en cuenta estos datos iniciales no se puede discutir.
La decisión tomada por Gran Bretaña en ese entonces, no tuvo nada que ver con ningún «derecho moral», sino con el juicio prudente que consideraba más conveniente para su eutaxia dentro de la política propia de un Imperio depredador. Y en cuanto a que «legalmente Palestina pertenecía a sus habitantes», eso no tiene sentido porque no había ninguna legalidad, ya que no existía ni había existido jamás un Estado Palestino.
Sólo el Estado da derechos (y los quita cuando quiere), un supuesto Estado palestino es un constructo mental, ya que un Estado se caracteriza por la apropiación de un territorio y, lo hace entre tantas cosas porque tiene la fuerza militar suficiente para tomarlo y defenderse.
Y este punto es esencial, ya que se parte de un supuesto «derecho de los pueblos a su autodeterminación». Por ello se cree, que la población árabe del territorio de Israel tiene el «derecho» a un Estado. Y la pregunta inevitable ante esto es ¿Qué derecho es ese? Sólo desde algún iusnaturalismo metafísico es posible defender tal cosa. Y recurrir a una supuesta legalidad internacional tutelada en la ONU, no olvidarse que Israel es miembro de la ONU desde el 11 de mayo de 1949.
El Mandato de la ONU dado a Gran Bretaña sobre Palestina, se hizo como era preceptivo en los Mandatos, con el ánimo de que la potencia en cuestión vigilara y controlara y se hiciera cargo de los asuntos públicos indispensables para que la población tuviera garantizada una existencia y una paz civil mínima EN TANTO LOS DISTINTOS grupos autóctonos predominantes se pusieran de acuerdo en quienes, cómo y cuándo se encargarían de formar un “gobierno” que asegurara una convivencia más o menos llevadera, o lo que es lo mismo, quién de los sultanes, califas, emires o simples jefes de bandidos que campeaban por aquellas tierras y pueblos consiguiera imponerse. Y ser aceptado, y lo que es más importante, por quiénes.
Los kurdos, por ejemplo, no consiguieron que sus vecinos árabes les permitieran «autodeterminarse», y las potencias eligieron a los más fuertes. ¡Horror! Así es el mundo político. La potencia en cuestión jamás permitiría que el ganador fuera en contra de sus intereses. Pero veamos cómo va la cosa entre «hermanos», ya que los palestinos de hoy son hermanos de sangre de los jordanos.
Sólo basta recordar el «Septiembre Negro», en el que el Reino de Jordania liquidó a más de 10 mil hermanos palestinos. La verdad es que los estados árabes actuales, no les importa que se establezca un Estado palestino, porque reconocer un Estado palestino es reconocer el Estado de Israel. Esa es la lógica.
Existe también un gravísimo error de confundir el concepto político de «pueblo» con el concepto etnológico. La etnia kurda o el pueblo Kurdo (geográfico, étnico, incluso etológico) desde luego que existe antes que el Estado. La prueba de ello es que aún (como grupo de animales) no tienen Estado. Y es el Estado el que conforma el pueblo «político», por eso no hay pueblo «político» Kurdo.
Para que sea político hay que presuponer el Estado, el poder de la fuerza. Los kurdos no tienen ningún derecho político a ser un pueblo político porque es el Estado el único que hace posible la existencia del derecho positivo, esto es, la fuerza, la determinación de su voluntad (etológica o animal), a tener una voluntad política.
A la voluntad «natural» de los kurdos como pueblo étnico se le puede oponer otra voluntad cualquiera, natural o étnica, o política. Por tanto, los kurdos existen sólo étnicamente…y en los asuntos étnicos y naturales lo único que decide es la fuerza bruta, lo más primigenio. Ejemplo de eso, es que es muy posible y legítimo constituir un Estado sobre cualquier genocidio étnico como hizo los Estados Unidos ¿Quién lo impide? ¿El derecho natural? ¿El derecho internacional?
De la totalidad de todas las guerras entre árabes e israelíes, excepto una, todas han sido declaradas, y alguna por sorpresa, por los árabes, palestinos (Jordania) y no palestinos. Los árabes no reconocieron la resolución 181 del 1947 de la ONU. La excepción fueron Jordania y Egipto, lo mismo sucede con la ONU, ya que dejó en manos de los árabes el futuro de las tierras no asignadas a Israel.
Es decir, un Estado para sus «hermanos» palestinos o que fueran incluidos como población en el Reino de Jordania. Los egipcios, libaneses y vecinos tenían mucho que decir. Unos con el fin de agrandar su territorio o, que, sin territorios, los palestinos no dejaran vivir en paz al enemigo secular de ellos, del islam, es decir Israel.
La Guerra de los «Seis días» que inició Nasser (otro pro-ruso que quería erigirse en líder del panarabismo) es un ejemplo de la «razón» árabe. La ONU mantenía fuerzas de pacificación destacada en la frontera del Sinaí y Gaza, Egipto decía que Gaza no podía ser para los palestinos. Consiguió convencer a la ONU de que se retirase, que Egipto se comprometía a pacificar la zona.
Una semana después, Egipto ocupó el Sinaí y ubicó en la frontera miles de soldados propios y jordanos, cuando la ONU se dio cuenta de la trampa ya era tarde. Pero los judíos en solo Seis días los liquidaron y se quedaron con el Sinaí (lo devolverían después), no sólo ocuparon Gaza, también Cisjordania. Como parte de un botín de guerra ganada legítimamente.
Pero hay algo que no se dice, existe una resolución de condena a Israel de la ONU (aprobada entre otros por Estados Unidos), la 242-1967, que exige a Israel devolver los territorios ocupados en la Guerra del año 67. Luego hubo muchas resoluciones que condenaron a los palestinos por su terrorismo.
Israel firmó la paz y devolvió los terrenos ocupados a sus vecinos. Pero considera que la «Guerra de los Seis días», no fue declarada por ellos y por lo mismo la ganancia es lícita. Pero otra cosa distinta es que quiera las tierras para negociar por paz. Esto también debe servir como prueba de la inutilidad de la ONU que no pudo hacer cumplir la Resolución en más de 45 años. La ONU espera que Estados Unidos sea los que lo lleven a cabo.
¿Alguien en su sana razón puede creer que el ejército de los Estados Unidos, vaya a combatir donde se le antoje, por ejemplo, a Francia, Senegal, etc., por no decir, a Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa, Raúl Castro y otros tantos sátrapas, ¿que en virtud del número son mayoría en la ONU?
Hablar de un presunto derecho de autodeterminación, constituye una contradicción en los términos. Si los palestinos no existían como Estado independiente antes de 1917 (eran parte del Imperio Otomano), no podrían determinarse a sí mismos, si no existes no puedes determinarte. En Política sólo los Estados soberanos pueden autodeterminarse, pero…el ejercicio mismo de esa soberanía elimina o anula todo tipo de autodeterminación.
Lo concreto es que Palestina pasó de ser parte del Imperio Otomano a ser parte del protectorado británico ¿Quedó claro? Tampoco estoy negando ningún acuerdo anterior a 1948, pero lo que cuenta es desde 1948 a 2015. Existe un Estado, Israel, que es soberano y en cuyo territorio viven también los árabes denominados palestinos desde 1967, no antes. Es desde esa perspectiva en la que se debe ver los conflictos actuales.
El derecho del primer ocupante no vale, eso sólo vale para los que no piensan, eso existe para el Papa Francisco que pide perdón por los nativos precolombinos. Parece que para Francisco los mayas, los incas y los aztecas eran los únicos humanos y la historia empieza desde ellos, ignorando miles de años, y miles de tribus que fueron sometidos y masacrados por esos mismos angelitos.
Con ese criterio, Argentina no debe reclamar por las Islas Malvinas, ya que los argentinos como tal no fueron los primeros ocupantes, sino los franceses que incluso le dieron su nombre. Y podemos seguir con los ejemplos.
Interpretar la ocupación israelí como expolio de un territorio que debía ser la patria palestina, es una simplificación absurda. Existe una lucha entre Israel por un lado, y Jordania y Egipto por otro. Al fin y al cabo, Israel no quería ceder un territorio que era y es suyo, aunque tampoco se oponía, ni se ha opuesto nunca, a la existencia de árabes en su territorio.
El hecho que Jordania y Egipto se quedaron con parte del territorio presuntamente palestino, es una muestra que no querían un estado palestino independiente, es dudoso afirmar que Egipto y Jordania lucharon por ello, es más lógico pensar que querían evitar un Israel fuerte y consolidado. Los árabes que viven en Israel sólo comienzan a llamarse palestinos en 1967, con la «Guerra de los Seis Días».
Hasta entonces no existía ninguna «identidad» ni tampoco reivindicación alguna de autodeterminación. Y hoy cualquier oferta de un Estado palestino por parte de Israel fracasa, como en el pasado fracasaron por la negativa de Yaser Arafat, que sólo ofrecía intifadas. Lo que sucede en la región es la «dialéctica de estados», y de hecho hay varios estados interviniendo.
La Nación política se instaura con la revolución francesa a través del Estado y por el Estado, no antes. Aquí se está confundiendo el concepto de «nación étnica» (una población) o conjunto de individuos animales con el de «Nación política» que no hinca su esencia en los individuos animales en tanto población «biológica», sino que hinca su esencia en el «ciudadano», y estos en las clases y grupos sociales.
Así habrá ciudadanos iraquíes, pero no ciudadanos kurdos…como no hay tampoco ciudadanos catalanes o ciudadanos vascos, sino ciudadanos españoles y que tienen sus derechos protegidos, no por una entidad no estatal, por una ONG, étnica o regional y geográfica, sino sólo por el Estado que es la entidad verdaderamente política y la única poseedora del poder Constituyente, de la Soberanía, de la fuerza, de la fuerza del derecho.
Es decir, que tienen sus derechos como pueblo político por ser España y españoles, o Francia y franceses. Tema tratado por Gustavo Bueno en su «Ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas». Al «pueblo étnico» lo constituyen la lengua, las costumbres, la religión, pero al «pueblo político» sólo lo hace el Estado, la fuerza del derecho porque es el derecho de la fuerza.
Es claro que, al constituirse el pueblo político por la fuerza quedan en él englobados los caracteres del pueblo étnico, mientras que siempre es muy posible que en el pueblo étnico no estén englobadas las características políticas por no tener fuerza para el derecho. Es cierto que esos componentes étnicos son elementos materiales, pero no son «elementos constituyentes» políticos porque aún no se han constituido como poder político.
Por eso se puede decir que el «hombre de Pekín» no era chino, ni el «homo de Atapuerca» era español, como tampoco era español Séneca, ni sor Juana Inés de la Cruz era mexicana. Porque antes no existía el Estado Chino ni el español, ni el Estado mexicano.
Por lo mismo no se debe hablar de «la voluntad popular de autodeterminación», ya que la voluntad animal es siempre legítima (la naturaleza es natural), la voluntad de una etnia o de un grupo de animales es siempre naturalmente legítima…pero nunca es legal (lo legal nunca es natural) y por tanto cae fuera del derecho político.
A menos que los políticos y juristas progres crean en un «derecho natural». No existe tal derecho natural, ni la «voluntad popular de una etnia», lo único que existe es la voluntad popular política de un pueblo político.
Desde este punto de vista es muy posible que una parte de los ciudadanos españoles geográficamente o étnicamente vascos, los catalanes, se independicen a través del derecho vigente o a través de la fuerza natural como rebelión y traición al orden vigente y fuera de su derecho, ya que la única «voluntad popular» política y legal posible es sólo la voluntad política de los españoles, en referéndum.
Y que sólo será legal en tanto sea apoyado por el Estado. «La voluntad popular de autodeterminación», lisa y llanamente significa una contradictio in terminis, ya que «popular», políticamente hablando, sólo lo puede ser aquello que ya está determinado como Status, como Estado. No hay Pueblo sin Estado ni pueblo que no está «principiado».
Por tanto, no es la «voluntad popular» la que establece un nuevo Estado, sino la legalidad misma de ese Estado o por el contrario la traición del segregacionismo y la violación del derecho de ese Estado…pero cuando uno se pone fuera de la ley ya no es «pueblo», ya no es ciudadano con los plenos derechos políticos sino que como animal humano (étnico) desea otro derecho, y por tanto sólo decide la fuerza suya, la fuerza animal, que es desde luego anterior a todo Estado…pero no del «pueblo»…sino del grupo, de la clase, de la horda, tribu…o banda.
Lo desubicado de la polémica política, es trasladar los conceptos etnológicos y etológicos al ámbito de la esencia de la política, es un total y completo error. Y en el caso que estamos tratando, son los Estados colindantes con los palestinos los que sólo pueden darle un «status» como Nación.
¿Acaso el poder de esos Estados no son una buena «codeterminación» del poder de un futuro e hipotético Estado palestino? El derecho sin poder es la ausencia del ser. En política, para ser hay que poder ser. De los más de doscientos estados que existen hoy en el mundo, la creación reciente de Estados, la mayoría son creaciones a marcha forzada, producto del proceso de descolonización posterior a 1948, que ha sido poco beneficioso de lo que se cree.
Muchas de las fronteras de esos Estados son nada, muchas de esas fronteras envuelven a un conjunto de etnias a las que se ha tenido que organizar de forma apresurada. El caso de la partición de la India es un claro ejemplo.
Muchos de esos Estados son tan débiles o insignificantes que se convierten en un simple refugio de capitales extranjeros, como podrían ser Luxemburgo o Suiza, los casos más honrosos, aunque tenemos los más deshonrosos como Aruba o Islas Caimán en el Caribe, o son creaciones de otros Estados más potentes, como lo fue Panamá a comienzos del pasado siglo.
Por lo mismo, la creación de un estado palestino no sería satisfacer una legítima aspiración de un pueblo palestino que, no se reivindica como tal hasta que en 1967 Yaser Arafat pone el grito en el cielo. Sería un triunfo estratégico de Jordania y Egipto en su carrera por destruir a Israel, pero los tiempos cambian sobre todo para las naciones.
Egipto, actualmente no quiere tratos con los terroristas palestinos fanatizados con el islam, ellos están luchando contra los Hermanos Musulmanes. Y cerraron sus fronteras con la franja de Gaza dominado por Hamás.
Un tratadista como Hobbes decía que América era un ámbito de lucha preestatal y libre entre los instintos y los intereses egoístas. John Locke y muchos otros pensaban igual. En América no existía un derecho asentado, y de la visión ideológico-etológica de Hobbes del «homo homini lupus» se pasó a la visión de un Francisco de Vitoria de un «homo homini homo».
Esto es precisamente la línea que separa el ingreso del derecho (positivo) respecto al llamado «derecho de gentes» de y en la tierra abierta. Sostener que en esas tierras no hay lobos, al estilo de Hobbes, sino hombres al estilo de Vitoria. Como lo creen muchos y como lo cree el Papa Francisco.
Pero no por ello, ahí se puede encontrar un «iustus hostis» porque la simple posesión etnológica (humana) nada tiene que ver aun con el «imperium» político. La posesión (el dominium) no es el Estado (el imperium), por tanto, ahora sí se puede decir políticamente que ya no «existe tierra de nadie» porque los Estados ya ocupan toda la tierra.
Ni los indios en la actual Estados Unidos ni los palestinos han tenido jamás el «imperium» sobre esas tierras, sino sólo el «dominium» humano. Es por eso que nunca esos pueblos étnicos fueron tratados como animales, sino que fueron tratados siempre como hombres, pero hombres sin Estado, hombres sin «Imperium».
Esos grupos humanos no son animales de la selva, pero tampoco son un Estado para ser tratado en pié de igualdad por los demás Estados. Por tanto, no se puede quitar alegremente la distinción entre dominio e imperio (entre posesión estirpe- etnológica o antropológica y Estado político) sin caer en la anarquía total.
Es cierto, que cualquier terrorista puede llegar a presidente…pero mientras no llega a presidente (imperium) sigue siendo un simple terrorista fuera del derecho de gentes y al cual se le podría ejecutar como a un animal humano y con el cual es muy posible el encasillarlo en el «homo homini homo», de Vitoria, que aún no es ni tiene el imperium político.
Es por ello que políticamente, una medida es el «status» político, y otra medida es la ausencia de «imperium». Por eso existe el derecho de guerra entre iguales (entre Estados) y la ausencia de ese derecho, la ausencia de igualdad, la lucha entre desiguales, entre un Estado y un grupo humano sin status político.
Apelar a la «voluntad racional» de los palestinos a constituirse en Estado es gratuito, también puede existir la voluntad «racional» de no dejarlos constituirse en Estado. Ambas voluntades son legítimas y racionales, pero la primera siempre es «ilegal» mientras que la segunda no lo es nunca diga lo que diga el llamado Derecho internacional.
Una depende de la voluntad de la Política, la otra en la mera voluntad fuera de la Política. Como si la tierra aun estuviese abierta o virgen sin estar plenamente ocupada. No niego que exista esa «voluntad», y siempre existirá, por ello existen guerras entre Estados, y la guerra contra los que aún no tienen Estado, eso será siempre así, hasta que no se llegue a ese supuesto «Gobierno mundial» o Imperio definitivo y utópico que acabaría con la polémica y, por tanto, con la política.
Llegado a este punto abría que decir, que las luchas entre las voluntades de los grupos humanos sin Estado y contra el Estado nunca están fuera del ámbito de la dialéctica entre Estados, o que las luchas de clases o grupos sin Estado siempre están apoyadas por algunos Estados para disminuir las fuerzas de sus enemigos.
Podríamos suponer, como sucedió en una reunión con amigos en el café, que en un mundo con un sólo Estado o con un Gobierno mundial los hombres seguirían deseando «autodeterminarse». Y querrían particularizarse en partes fuera partes, así ad infinitum. Pero esa suposición es estúpida por la sencilla razón de que ya estamos en ella.
Porque ya estamos de continúo dividiéndonos en partes fuera partes, y que el proceso global de división y agregación es el que actualmente tenemos. Eso es la política, porque en realidad, no se da una lucha fuera de la dialéctica de Estados, sino siempre dentro de ella. Una lucha política de todos contra todos, empezando por los recursos naturales.
No podemos negar, que es posible que la comunidad de Estados pueda reconocer a los palestinos el «status» de Nación política, de Estado. Porque las fronteras no las hacen las etnias ni los grupos, sino los Estados. Si Palestina no es un Estado, es porque sencillamente no tiene fronteras con nadie, y en sentido estricto no es nada políticamente hablando.
Porque «fronteras» significa poder, no impotencia. Las palabras no hacen a la cosa. De tal manera que, Israel, Egipto, Jordania, son quienes abarcan a la denominada «nación palestina». Por eso el colmo de la ignorancia política, proclamar como lo hizo el analfabeto de Obama cuando poetizaba «Un mundo sin fronteras», una tesis inequívocamente anarquista y antipolítica e…ignorante.
Algunas personas creen que antes del Estado, antes de la Polis, hay o existe la política. Lo político emerge «posteriormente» al Estado, lo político crea al Estado.
¿Y esa política anterior al Estado donde se encontraba? ¿En la tribu? Ellos dirán que se encontraba en el pueblo, porque para estas personas es posible un pueblo sin Estado, una Roma sin Rómulo.
Es claro que un pueblo sin Estado, sin el mando de una casta, grupo o clase sobre el conjunto de la comunidad, no es un Pueblo político. Al no mandar nadie, la política (la polémica) sale sobrando, por eso aún no es un Pueblo de ciudadanos (atenienses, españoles, etc.), sino de salvajes, étnico.
En el caso de los palestinos, evidentemente que no son salvajes en el sentido que usaban Morgan o Carlos Marx, sino que son un pueblo sin Estado. Son un pueblo, por referencia a otros Estados que lo circundan, y en los que está asentado geográficamente, pero sólo sigue siendo un pueblo étnico. Qué tiene una voluntad política, porque desean ser un Pueblo político para colindar con los otros Estados en pié de igualdad, cosa que por ahora no pueden hacer.
El término aristotélico de zoon politikon está acuñado desde una postura que sólo conoce la «polis» como máxima realización de la vida humana. La vida de los bárbaros es la de la tribu y la de la familia en definitiva, en tanto que comunidades degeneradas. La palabra demos no hace referencia a la nación como entidad política, sino a la ciudad como entidad política.
Sin olvidar que la política en Grecia excluía a la mayoría de la población, es decir, a esclavos, mujeres, niños y consideraba en régimen especial a los extranjeros (metecos), Aristóteles era uno de ellos, quienes debían ser juzgados en tribunales especiales y no podían poseer nada. No olvidemos que Aristóteles, al ser meteco, nunca pudo poseer de iure el Liceo.
En cambio, la nación política está vinculada a la reconstitución de la sociedad estamental del Antiguo Régimen en una sociedad de ciudadanos con los mismos derechos, aunque sólo sean formales, pero ya no contempla los estamentos como un privilegio. Ese al menos es el proyecto jacobino, de la primera generación de izquierdas.
Tampoco es reduccionista considerar el futurible estado palestino como cesión de otros estados, sino que es la postura efectiva en la que se encuentra el pueblo palestino: al no vivir en «res nullius», tierra de nadie, dependerán de la falta de «conatus» de Israel o de las voluntades políticas de Jordania y Egipto (quizá también Siria, que invadió el Líbano y acoge a Hezbolláh, responsable de matanzas en Israel), y ahora de Rusia instalada en la región, para poder realizarse.
Los palestinos, en su afán por ser una Nación y por tener un Estado, me dan la razón. El pueblo esquimal o apache no es un pueblo político porque aún y teniendo comunidad no poseen Estado y eso a pesar de que sean una comunidad humana. Pero esa comunidad humana es como tribu, como gen, previo al Estado. Esto no se puede negar. Creer otra cosa, es creer que ya existía lo político con Adán y Eva.
No estamos diciendo que la esencia de lo político sea la única esencia, pero si negamos que cualquiera de los órdenes imperativos secundarios, según la tabla del politicólogo Julien Freund, esté por encima de los órdenes imperativos primarios (esencias). Un pueblo sin Estado se halla en el nivel de los órdenes imperiosos (biológico). Un Pueblo con Estado se encuentra en los órdenes imperativos primarios como «orden político».
Los llamados palestinos desean un Estado y una Nación, pero estando dentro de otros Estados y dentro de otras Naciones. Como puede ser el caso de los catalanes, vascos o mapuches, ese deseo puede ser muy político, porque es una voluntad política, y solo ese deseo o voluntad política tiene lugar cuando no hay Estado. Siempre se quiere ser lo que no se es.
Esto se debe entender en política, sino vamos a creer en una «humanidad política» que existe in illo tempore, desde los tiempos del mono que bajó del árbol. Es elemental entender que, en la actualidad, los palestinos no tienen sentido sin los israelíes. Sostener que palestina es una comunidad aislada, es lo mismo que hablar de obreros sin patrones.
No se puede hablar de los palestinos sin hablar de Israel y los países circundantes, como Jordania, Egipto, etc., cuando Karl Marx se refería al pueblo vasco como pueblo sin historia, precisamente hablaba de esto, ya que los vascos ingresaron en la Historia por medio del imperio español.
Tampoco se puede hablar del conflicto árabe-israelí, como un conflicto moral, eso es una tontería, eso en la política no sirve de nada. No se puede impedir que alguien invoque la cuestión moral para defender al pueblo palestino. Pero me parece que invocar la moral para defender a quienes les importa un pito cargarse de explosivos y volar a cualquiera, que usan escuelas, hospitales, a los niños y mujeres para esconder sus armas.
Hay que estar bastante retorcido, en nuestro mundo se clama por los derechos y ellos no tienen la más puta idea de lo que es eso. Lo único que entienden son sus obligaciones feudales que les impone su Corán. ¡Vaya Teocracia miserable! y la mierda de moral de los Occidentales que la defienden.
Es de lo más imprudente y gratuito criticar desde nuestro lugar a Israel. Nosotros no tenemos que aguantar atentados a diario, ni acuchillamientos como están sucediendo en estos días, pero Israel sabe que cualquier signo de debilidad puede llevarles al desastre. El mundo ha bebido y comido demasiado fundamentalismo democrático, pero…en un mercado pletórico, progresismo, buenismo y pacifismo, lo que menos les importa es la existencia del Estado de Israel.
La hipócrita y cobarde Europa no le interesa otra cosa que hacer negocios, eso ya lo dijeron en plena Guerra Fría cuando cobardemente pregonaban «Rojos antes que muertos». Y sin esperar a que el Congreso estadounidense apruebe o no el acuerdo de Obama con Irán, ya salieron rumbo a Irán en búsqueda de negocios, pues ellos saben o prefieren que la bomba atómica, que será construida con la inestimable ayuda de Obama, caiga en otro lado, sobre el mismo pueblo de siempre.
En la mañana posterior a la votación que actualizó a Palestina como Estado observador no-miembro, representantes de Naciones Unidas quedaron perplejos cuando miraron el banquillo de la delegación en el Hall de la Asamblea General. Una firma, que solía decir “Palestina”, había sido reemplazada con una firma que decía “Estado de Palestina”- incluso a pesar de la máquina especial que siempre produce esas firmas en
Naciones Unidas estaba, temporalmente, fuera de servicio. Representantes de Naciones Unidas dijeron a los miembros de la delegación palestina- que lo produjeron en algún otro lugar- que no estaban autorizados a cambiar la firma por su cuenta y tenían que reemplazarla por la anterior, de acuerdo con Ha’aretz. En tanto Palestina es meramente un Estado no miembro, los representantes insistieron pero no puede solicitar, de manera independiente, que su nombre sea modificado en la firma que adorna su banquillo. De manera que ¿“Palestina” es, ahora, un Estado o no?
El 29 de noviembre Naciones Unidas votó abrumadoramente a favor de una resolución de acuerdo con el status de Estado observador no miembro (con 138 Estados votando a favor, 9 oponiéndose y 41 abstenciones). Pero, ¿un voto en la Asamblea General de Naciones Unidas- donde las resoluciones pro-palestinas tienen una mayoría casi- automática- tiene el poder de conferir la condición de Estado de buena fe a una entidad? De acuerdo con algunos, el status de Estado no miembro implica, con claridad, que Palestina es en verdad un Estado. El liderazgo palestino así lo pensó. “Ahora tenemos un Estado”, declaró el presidente de la AP, Mahmoud Abbas, triunfante en Ramallah luego de regresar de Nueva York.
Abbas sabe, que su victoria en Naciones Unidas cambia un poco en el territorio, y que aún no controla grandes partes del territorio que reclama para un Estado. Pero sostiene que, Palestina, debería, de aquí en adelante, ser considerado un Estado bajo ocupación. La historia sabe de muchos Estados que fueron ocupados por fuerzas extranjeras y no perdieron su status soberano junto con el actual control.
Actualmente, sólo Palestina y el Vaticano mantienen el status de Estado observador no miembro. Sin embargo, Suiza mantuvo ese status desde 1948 hasta 2002. Nadie podría discutir que Suiza no fuera un Estado real antes, volviéndose, luego, hace diez años, miembro completo de Naciones Unidas. Kosovo, que declaró su independencia en 2008, ni siquiera tiene el status de Estado no miembro. Sin embargo, la mitad de los Estados miembro de Naciones Unidas reconocieron, reconocido al país (incluyendo EEUU, Canadá y 22 de los 27 Estados miembro de la Unión Europea- aunque no Israel). ¿Cuáles son los criterios legales internacionales de soberanía?
“Naciones Unidas no tiene autoridad de establecer Estados”, declaró Alan Baker, ex asesor legal del Ministerio de RREE de Israel. “La resolución actualizó a la delegación observadora palestina a un estado no miembro para propósitos internos dentro de Naciones Unidas y sus organismos constituyentes”, escribió en Ha’aretz. “Las resoluciones de la Asamblea General no pueden determinar el derecho internacional. Estas no pueden obligar a los Estados. Son recomendaciones no vinculantes que indican las posiciones de los países que las votaron”. Los criterios de soberanía aceptados internacionalmente incluyen” territorio unificado, capacidad de gobierno responsable y disposición para cumplir con las obligaciones internacionales”, destacó Baker, agregando que “aún el partidario palestino más optimista no podría sino acordar que los palestinos tienen un largo camino para transitar antes de cumplir con esos requerimientos”.
Baker se refirió a ciertas medidas destacadas en la Convención de Montevideo de 1933 sobre los Derechos y Deberes de los Estados, que fueron tradicionalmente reconocidos como el punto de referencia para determinar lo que constituye un Estado bajo la ley internacional. El Artículo 3 establece que “la existencia política del Estado es independiente del reconocimiento por parte de otros Estados”, lo que lleva a Baker y a otros a sostener que el hecho que 138 Estados otorgasen a Palestina el status de Estado no miembro, no significa que sea un Estado, dado que no cumple con los cuatro criterios).
En verdad puede decirse que Palestina, tal como existe hoy, no cumple con todos los requerimientos de Montevideo. Mientras que tiene una población, un territorio definido (la resolución de Naciones Unidas habla de “fronteras pre-1967”) y lazos diplomáticos con otras naciones, es imposible decir que la AP tiene un funcionamiento de gobierno que impere en el área que reclama para un Estado. Gaza está manejada por Hamas y, los Acuerdos de Oslo, que la OLP firmó con Israel en 1993 otorgan a los palestinos un cierto nivel de autonomía sobre algunas zonas de la Margen Occidental. Pero nadie podría reclamar que los palestinos tienen completa soberanía.
Sin embargo, el criterio de Montevideo, que forma la base de lo que se llama la teoría declarativa de soberanía, no es el único punto de referencia que ayuda a determinarla. Una escuela de pensamiento contradictoria, conocida como la teoría constitutiva, dice que el Derecho Internacional solo reconoce a una entidad como Estado si fue reconocida por otros Estados. Los seguidores de esta teoría sostendrán que, dado que la gran mayoría de las naciones del mundo votó a favor del Estado palestino, Palestina tiene que ser considerado un Estado. Algunos expertos legales parecen inclinados a combinar las dos escuelas de pensamiento cuando consideran la cuestión palestina. Los criterios de Montevideo pueden proveer de definiciones irrefutables de soberanía, pero la percepción del mundo no puede ser ignorada, dijo Gross, experto en Derecho Internacional.
“¿En nombre de quiénes las órdenes están siendo dadas? Este es el test principal de soberanía”, dijo. “Si la AP está ejerciendo el poder, que les es otorgado por los Acuerdos de Oslo, significa que son una agencia cuya autoridad está basada en un acuerdo entre Israel y la OLP, que directamente demuestra que (Palestina) no se considera, a sí misma, como Estado”. No se convierte un Estado a través de declaraciones, sino a través de acciones, agregó Benvenisti, considerado uno de los mayores expertos del mundo sobre la cuestión de soberanía en la ley internacional. “La soberanía es responsabilidad” expresó. “Uno no puede ser un Estado sin la capacidad de actuar como tal. La carga está sobre ellos para probar que son un Estado”.
El 29 de noviembre de 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 67/19. En virtud de la cual concedió a Palestina la condición de «Estado observador no miembro» de la organización, reafirmando además el derecho del pueblo palestino a un territorio bajo las fronteras definidas antes de la Guerra del 67. Esto no implica aún la admisión de Palestina como miembro pleno de la organización, pues para ello se necesitaría de la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas en el cual EE.UU se opone. El 17 de diciembre de 2014, el Parlamento Europeo apoyó públicamente el reconocimiento del Estado de Palestina, tras haberlo hecho los parlamentos de varios países miembros como Reino Unido, España, Francia, Irlanda, Italia. Pero este reconocimiento es puramente simbólico, ya que el reconocimiento efectivo lo deben realizar cada uno de los gobiernos de los estados miembros. En la actualidad, el único país de la UE que lo ha reconocido siendo ya miembro de la Unión ha sido Suecia, en mayo de 2015 también fue reconocido oficialmente por el Estado del Vaticano.
Dejando de lado la palabrería hueca ¿Que dice la política real? La siguiente noticia aparecida en los medios de comunicación en esto avala todo el desarrollo de mi artículo. El acuerdo es entre ESTADOS, entre Israel y Jordania. ¿Está claro?
Kerry anuncia un acuerdo entre Israel y Jordania sobre la mezquita de Al Aqsa.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, ha anunciado este sábado que Jordania e Israel han acordado «nuevas medidas» sobre la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, en un intento de poner fin a la actual crisis entre palestinos e israelíes.
En una rueda de prensa en Ammán tras reunirse con el jefe de la diplomacia jordana, Naser Yudeh, Kerry ha explicado que «las nuevas medidas» serán detalladas por el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, esta misma noche. El jefe del Gobierno israelí anunciará, entre otras cosas, que se impedirá a los judíos rezar en la Explanada de las Mezquitas y que no tiene la intención de cambiar el statu quo o forzar una división de tiempo o espacio del lugar sagrado.
El acuerdo es entre Israel y Jordania, no entre Israel y Palestina, esto da por zanjado la veracidad de mis argumentos. ¿Les queda claro? Bien, gracias y adiós.
24 de octubre de 2015.