

EL CARDENAL ROBERT SARAH
Desde lo más profundo de nuestros corazones
Ricardo Veisaga
Antes de fin de año, el papa emérito Benedicto XVI y el cardenal guineano Robert Sarah entregaron a la imprenta los escritos originales de un libro, que, en estos días, acaba de salir a la venta en Francia, en medio de una gran polémica. Fue publicado por la editorial Fayard, con el título: «Desde lo más profundo de nuestros corazones».
El libro cobra luz, antes que Francisco diera a conocer las conclusiones de ese sínodo amazónico que, en palabras del vaticanista Sandro Magister, «ha sido una furiosa discusión sobre el futuro del sacerdocio católico, si célibe o no, y si abierto en un futuro a las mujeres».
El libro en cuestión, llamado por algunos sensacionalistas como «librogate», consta de 180 páginas, con prólogo de Nicolas Diat, y se articula en cuatro capítulos. No he leído el libro, por lo que agradezco lo aportado por Sandro Magister, a quien le tengo confianza personal en estas cuestiones.
El primer capítulo titulado «¿De qué tenéis miedo?», es una introducción firmada conjuntamente por los dos autores, y fechada en septiembre de 2019. Y en vista del libro, ellos han decidido romper el silencio: «Era nuestro deber sagrado recordar la verdad del sacerdocio católico. En estos tiempos difíciles, cada uno debe temer que un día Dios le dirija este duro reproche: ‘Maldito seas, que no dijiste nada’». Frase de santa Catalina de Siena, quien le diera duro a los papas de su época.
El segundo es de Joseph Ratzinger, de enfoque bíblico y teológico, y lleva el título: «El sacerdocio católico». Está fechado el 17 de septiembre, antes de que iniciara el sínodo. El tercero es del cardenal Robert Sarah y se titula: «Amar hasta el final. Enfoque eclesiológico y pastoral sobre el celibato sacerdotal». Y fechado el 25 de noviembre, un mes después del final del sínodo, en la que Robert Sarah participó asiduamente.
El cuarto capítulo contiene la conclusión de ambos autores, titulado: «A la sombra de la cruz» y lleva la fecha del 3 de diciembre. Para Francisco será un gran problema abrir la puerta al sacerdocio casado y al diaconado femenino, después de que su predecesor y un cardenal de profunda doctrina y evidente santidad de vida como Sarah, tomaran una posición clara y poderosamente argumentada en defensa del celibato sacerdotal, dirigiéndose al papa Francisco con palabras que suenan a un ultimátum, escritas por Sarah, pero con el pleno consentimiento del otro:
«Hay un vínculo ontológico-sacramental entre el sacerdocio y el celibato. Cada vez que se redimensiona este vínculo se cuestiona el magisterio del concilio y de los papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Suplico humildemente al papa Francisco que nos proteja definitivamente de esta eventualidad, vetando toda debilitación de la ley del celibato sacerdotal, no importa si limitada a esa u otra región».
En el capítulo firmado por Ratzinger, quiere arrojar luz sobre «la profunda unidad entre los dos Testamentos, a través del paso del Templo de piedra al Templo que es el cuerpo de Cristo», en sus palabras. Aplicando esa hermenéutica a tres textos bíblicos, de los que extrae la noción cristiana del sacerdocio célibe. Ratzinger cita casi íntegramente la homilía que pronunció en San Pedro el 20 de marzo de 2008, jueves santo, en la misa crismal con la que se ordenan los sacerdotes.
Un artículo de mi autoría, publicado en España, en otoño de 2019. El ideario político y religioso del papa Francisco. El Catoblepas. 189:3, 2019. En ella expuse las fuentes de formación política y religiosa de Francisco. Simultáneamente leí un artículo del amigo Sandro Magister, LA VISIÓN POLÍTICA DEL PAPA FRANCISCO.
Dice Magister: «Bergoglio estuvo entre los escritores del “Modelo nacional”, el testamento político que Perón quiso dejar después de su muerte. Por todo esto se granjeó la feroz enemistad de una buena mitad de los jesuitas argentinos, más de izquierdas que él, sobre todo después de haber cedido la universidad del Salvador, puesta en venta para sanar las cuentas de la Compañía de Jesús, precisamente a sus amigos de la Guardia de Hierro.
Fue en aquellos años que el futuro papa maduró el “mito”, palabra suya, del pueblo como protagonista de la historia. Un pueblo por naturaleza inocente y portador de inocencia, un pueblo con el derecho innato de tener “tierra, techo y trabajo”, y que él vio que coincidía con el “santo pueblo fiel de Dios”.
Más adelante dirá el vaticanista italiano Sandro Magister:
Los movimientos con los que se reúne Francisco no los ha creado él, eran preexistentes. No tienen nada que sea declaradamente católico. En parte son herederos de las memorables reuniones anticapitalistas y antiglobalización de Seattle y Porto Alegre. A ellos se añade la multitud de marginados de los cuales el Papa ve prorrumpir “ese torrente de energía moral que nace de la implicación de los excluidos en la construcción del destino del planeta”.
El 5 de noviembre el Papa dijo a los “movimientos populares” que había llegado el tiempo de dar el salto a la política “para revitalizar y refundar las democracias, que están atravesando una verdadera crisis”; en resumen, para echar a los poderosos de sus tronos.
Las potencias contra las que se rebela el pueblo de los excluidos son, en la visión del Papa, “los sistemas económicos que para sobrevivir deben hacer la guerra y sanar así las balanzas económicas”, son “la economía que mata”. Ésta es su clave de explicación de la “guerra mundial a trozos” y del propio terrorismo islámico.
DOS CONTRADICCIONES
Aquí ya aflora una contradicción entre el decir y el hacer en la política del papa Francisco.
Porque mientras predica sin parar contra los ricos Epulones –a los que nunca identifica y llama por su nombre–, los hombres más ricos del mundo y los superpoderosos de las finanzas se pelean para que los reciba. Y él no sólo los acoge con los brazos abiertos, sino que también los colma de elogios.
En la fase inicial de su pontificado, para volver a poner orden en la curia y sus balances, Francisco llamó para que fueran al Vaticano a las empresas de sistemas organizativos y financieros más caras del mundo, como McKinsey, Ernst & Young, Promontory y KPMG.
A Christine Lagarde, a la que recibió en más de una ocasión cuando estaba a la cabeza del Fondo Monetario Internacional, la ha elogiado diciendo de ella que es “una mujer inteligente que sostiene que el dinero debe estar al servicio de la humanidad, y no al contrario”.
Ha recibido en audiencia, muy publicitada, y aceptando ante las cámaras los enormes regalos en dinero de Tim Cook, de Apple; Eric Schmidt, de Google; Kevin Systrom, de Instagram. Ha aceptado la financiación de Paul Allen, de Microsoft, y del magnate mexicano Carlos Slim, desde hace años en el vértice de la clasificación “Forbes” de los hombres más ricos del mundo.
Y hay una segunda contradicción entre, por un lado, el discurso que hace continuamente Bergoglio sobre un mundo en el que “los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”, en un crescendo de centralización de la riqueza en manos de poquísimos y una deliberada extensión de la pobreza a franjas cada vez más amplias de la población, y por el otro, los datos incontestables de las estadísticas.
Basta decir que, según las cifras proporcionadas por el Banco Mundial, en 1990 el 47% de la población del planeta vivía con menos de 1,9 dólares al día. En 2015, veinticinco años después, menos del 10%. En China, en el mismo arco de tiempo, los que viven en condiciones de extrema pobreza han bajado del 61 al 4 por ciento.
EL “BUEN VIVIR” DE LA AMAZONIA
Desde hace más de tres años Francisco no convoca a su alrededor a los “movimientos populares”. Lo que pasa es que su populismo se ha desplazado, ha pasado a las tribus amazónicas.
En el discurso con el cual dio inicio el 7 de octubre a los trabajos del sínodo de la Amazonia, el papa volvió a su experiencia argentina de los años ochenta cuando ese día dijo: “Un eslogan, ‘civilización y barbarie’, sirvió entonces a dividir y aniquilar a la mayor parte de los pueblos originarios”.
Y hoy, prosiguió, la supuesta civilización sigue ensañándose contra los “bolitas, los paraguayos, los paraguas, los cabecitas negras”, en los que identifica a la barbarie. Una razón de más para acercarnos, en cambio, a los pueblos amazónicos “de puntillas, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir”, sin más “colonizaciones ideológicas” y la pretensión de “disciplinar” y “domesticar” a estos pueblos.
En el documento final del sínodo, en el número 9, el “mito” de las tribus amazónicas ha encontrado expresión de la siguiente manera:
“La búsqueda de los pueblos indígenas amazónicos de la vida en abundancia, se concreta en lo que ellos llaman el ‘buen vivir’, y que se realiza plenamente en las Bienaventuranzas. Se trata de vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo, ya que hay una intercomunicación entre todo el cosmos, donde no hay excluyentes ni excluidos”.
A esta exaltación de la inocencia nativa, de paraíso terrestre o “buen salvaje” rousseauniano de las tribus amazónicas, hay que reconducir también el caso parasinodal –un escándalo para algunos– de las postraciones ante las estatuillas de madera que representaban una mujer desnuda y embarazada, identificadas por el mismo papa como “Pachamama”, la divinidad arcaica de la madre tierra.
Francisco ha negado que con esto se hubiera cedido a “tentaciones idolátricas” y en una audiencia pública postsinodal puso el ejemplo de la conducta de san Pablo respecto a los dioses de la antigua Grecia, pero sin tener en cuenta que el apóstol, respecto a la idolatría, llevó a cabo un ejercicio crítico radical, ausente en el caso expuesto anteriormente.
No sólo. La exaltación del “buen vivir” de las tribus amazónicas, según algunos obispos y expertos del sínodo, ha llegado hasta el punto de aceptar acríticamente prácticas como el infanticidio y la eliminación selectiva de adultos y ancianos juzgados incompatibles con las exigencias de la comunidad.
De hecho, he aquí lo que dijo textualmente, el 15 de octubre pasado, en la sala de prensa vaticana, con un desapego imperturbable privó de valoración, la antropóloga brasileña Marcia María de Oliveira, una de los 25 colaboradores oficiales de los secretarios especiales del sínodo para la Amazonia:
“Hay algunas comunidades que establecen algunas técnicas o algunas determinaciones colectivas de control de natalidad. Está todo en relación con el tamaño de la familia y la amplitud de sus grupos. Todo esto está basado en la manutención, la supervivencia, la alimentación, cuántas personas conforman el grupo… También tiene mucho que ver con las relaciones internas, hasta qué punto ese niño, ese anciano, esa persona mayor puede acompañar al grupo en lo que son sus traslados”.
TRIBUNALES POLÍTICOS
Al filón populista de la política del papa Francisco se pueden añadir también dos de sus recientes discursos, de carácter jurídico.
El primero, del 5 de junio de este año, lo pronunció en una cumbre de magistrados latinoamericanos reunidos en el Vaticano, con muchas referencias al segundo de los tres discursos dirigidos a los “movimientos populares”, el que pronunció en Bolivia, y claramente no escrito por él, aunque en plena consonancia con su ideas, sino tal vez por uno de los magistrados argentinos presentes, Raúl Eugenio Zaffaroni, figura relevante, miembro del tribunal interamericano de los derechos humanos y defensor de una “teoría crítica” de la criminología que basa el origen del crimen y la naturaleza de la justicia a la estructura de las clases sociales y las desigualdades.
“No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia en la inequidad”: así ha resumido Francisco su visión, entre grandes aplausos.
El segundo discurso es del 15 de noviembre y lo dirigió a los participantes en un congreso de la Asociación internacional de derecho penal.
En él, Francisco acusó a la ciencia penal de adecuarse a “un saber meramente especulativo”, descuidando “los datos de la realidad”; es decir, ese “mercado divinizado” que, en nombre de la maximización del provecho, produce sólo “exclusión”. Los juristas, en cambio, deberían “utilizar la propia sabiduría para contrarrestar la macro-delincuencia de las corporaciones”, a las que el papa asocia “la irracionalidad punitiva que se manifiesta en reclusiones de masa, hacinamiento y torturas en las cárceles, arbitrio y abuso por parte de las fuerzas de seguridad, expansión del ámbito de la penalidad, criminalización de la protesta social, abuso de la prisión preventiva”.
No parece que a Francisco le roce la idea de que esta “irracionalidad punitiva” es típica, no de un “mercado divinizado”, sino más bien de países como China, donde el mercado está bajo la tutela de una dictadura política generalizada y liberticida.
Francisco ha vuelto a citar este discurso en la rueda de prensa que ha dado en el avión de vuelta de su viaje a Japón. La misma rueda de prensa en la que –interpelado a causa de la tormenta financiera que agita el Vaticano– ha declarado que ha sido él personalmente quien ha promovido y autorizado verbalmente o por escrito las iniciativas de la magistratura y de la gendarmería pontificias, eliminando con ello la áurea distinción entre poder judicial y poder ejecutivo.
POR UNA ECONOMÍA “FRANCISCANA”
Por último, dos corolarios, vinculados a dos citas fijadas por el papa Francisco para la primavera de 2020.
El primero es la reunión en Asís, del 26 al 28 de marzo, de medio millar de jóvenes aspirantes a economistas de todo el mundo, para un “festival de la economía de los jóvenes con el papa, un intermedio entre Greta Thunberg y los poderosos de la tierra”, como ha anunciado el principal organizador, Luigino Bruni, perteneciente al movimiento de los Focolares, profesor de economía política en la LUMSA y asesor del dicasterio para los laicos, la familia y la vida.
En la carta de invitación a este evento, Francisco ha propuesto nada menos que “un pacto para cambiar la economía actual” y sustituirla con una “Economy of Francesco” (leer san Francisco de Asís, pero el equívoco es fácil).
Entre los personajes que ya han confirmado su presencia, además de Bruni y Stefano Zamagni, presidente de la pontificia academia de las ciencias sociales, estarán los Premios Nobel Amartya Sen y Muhammad Yunus; el economista malthusiano Jeffrey Sachs que, en este pontificado, es el huésped que no puede faltar en cualquier evento vaticano que tenga que ver con la economía y la ecología; Carlo Petrini, fundador de Slow Food e invitado personal de Bergoglio al sínodo para la Amazonia; y la ecologista india Vandana Shiva, muy alabada en el círculo de los “movimientos populares” (participó en su tercer encuentro mundial) y desacreditada por la comunidad científica digna de este nombre.
Curiosamente, Vandana Shiva y Carlo Petrini han anticipado en tres años la sanción punitiva contra el pecado de “ecocidio”, que Francisco ha dicho que quiere introducir en el catecismo en el segundo de los discursos antes mencionados a los juristas. De hecho, en octubre de 2016, ambos pusieron en escena en La Haya, en Holanda, un falso proceso en el que condenaron en contumacia, precisamente por ese reato, a la multinacional de biotecnología Monsanto.
ESCUELAS DE COMPAÑÍA, PERO NO DE JESÚS
La segunda cita está convocada para el 14 de mayo de 2020 en el Vaticano y estará abierta a “todas las personalidades públicas” que “estén comprometidas a nivel mundial” en el ámbito escolar, sin importar la religión de pertenencia.
No sorprende que un papa como Jorge Mario Bergoglio, que forma parte de la Compañía de Jesús, que durante siglos ha sido la gran educadora de las clases dirigentes, le dé tanta importancia a la escuela y la formación de las nuevas generaciones. Lo que asombra es la total ausencia en este proyecto educativo suyo de cualquier especificidad cristiana.
En el mensaje por vídeo con el que Francisco ha lanzado la iniciativa no hay ni una sola mención a Dios, a Jesús o a la Iglesia. La fórmula dominante es “nuevo humanismo”, con sus añadidos de “casa común”, “solidaridad universal”, “fraternidad”, “convergencia”, “acogida”…
¿Y las religiones? Unidas y neutralizadas con un “diálogo” indistinto. Para “bonificar el terreno de las discriminaciones”, el papa remite al documento “sobre la hermandad humana” que suscribió el 4 de febrero de 2019 con el Gran Imán de Al-Azhar, un documento en el que “el pluralismo y la diversidad de religión” son remitidos a la “sabia voluntad divina con la que Dios ha creado a los seres humanos”.
La novedad de esta iniciativa de Francisco consiste en el hecho de que es la primera vez que un papa se apropia y se sitúa como guía de un pacto educativo mundial tan radicalmente secularizado.
En este caso, Bergoglio hace tesoro de nuevo de sus precedentes argentinos. De hecho, fue en Buenos Aires donde fundó una red de “escuelas de vecinos”, de escuelas de barrio, que poco a poco se implantaron en otras ciudades y naciones, hasta convertirse en una red de medio millón de escuelas en los cinco continentes, llamadas “Scholas Occurrentes”, escuelas para el encuentro, que desde 2015 son pía fundación de derecho pontificio con sede en la Ciudad del Vaticano.
Sin embargo, de “pías” no tienen nada. En los numerosos discursos que el papa ha dirigido a las “Scholas”, el silencio sobre el Dios cristiano, sobre Jesús y el Evangelio es de lo más elocuente. ¿Y los santos? También han desaparecido. En los encuentros de las “Scholas Occurrentes”, que incluyen una audiencia con el papa, los invitados son las estrellas del espectáculo y del deporte, desde George Clooney y Richard Gere hasta Lionel Messi y Diego Armando Maradona.
SOMETIMIENTO AL MUNDO
Este aplanamiento secular no es marginal en la visión política de Francisco. En el “Corriere della Sera” del 2 de octubre pasado, Ernesto Galli della Loggia acertó cuando detectó en este pontificado la tendencia a disolver el catolicismo en “la indistinción”, a interpretar “la vocación íntima misionera del catolicismo hacia el mundo como el equivalente a la necesidad de confundirse con el mundo”.
Lo que pasa es que, en el mundo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, se está imponiendo “una ideología ética de inspiración naturalista” hecha de derechos individuales, pacifismo, ecologismo, anti sexismo, que le asigna al discurso religioso, cuando no lo aparta del todo, sólo un lugar subordinado y decorativo.
Por lo tanto, cuando el papa Francisco elimina cualquier rasgo de la identidad histórica de la Iglesia y la asimila a la ideología y el lenguaje del mundo, está llevando a cabo una decisión muy, muy aventurada. Le gustaría hacer que el mundo fuera cristiano, con el serio riesgo, en cambio, de “mundanizar” a la Iglesia.
RÉPLICA A LAS OBJECIONES
(Sandro Magister) Durante la discusión algunas personas han objetado que Francisco dice y hace otras muchas cosas -disonantes- respecto al perfil que he trazado de él. Como, por ejemplo, cuando el pasado 29 de noviembre denunció la frecuente y ruinosa “extralimitación de los jueces en ámbitos que no les son propios” sobre, por ejemplo, una cuestión de vida y muerte como es la eutanasia.
Es verdad. El papa Francisco no deja de denunciar con firmeza el aborto, la eutanasia, la ideología de género, a veces con palabras más fuertes –“sicarios”, “asesinos”…– que las utilizadas por sus predecesores. Sin embargo, estas condenas encuentran poco eco en la prensa. Y Francisco lo sabe, pero es como si se adaptara a este silencio. El motivo es el “cuándo” y el “cómo” dice estas palabras. (…)
Volviendo a hoy, ¿cuál es, en cambio, la forma del “magisterio” del papa Francisco?
Además de elegir los tiempos y los interlocutores para que algunas de sus declaraciones sean amplificadas o calladas por los medios de comunicación, diría que, fundamentalmente, no tiene el principio aristotélico de la no contradicción, sino más bien una especie de principio de contradicción.
Sobre muchas cuestiones, también cruciales, Francisco sistemáticamente dice y no dice, desdice, se contradice. A veces dentro de un única declaración. Es memorable, en este aspecto, la respuesta que dio cuando visitó la iglesia luterana de Roma a la pregunta de una mujer protestante que le preguntaba si podía comulgar cuando iba a misa junto a su marido católico. El papa le respondió de todo: sí, no, no sé, ved vosotros… El resultado fue que, a partir de entonces, en la Iglesia católica, cada uno hace lo que quiere.
Francisco justifica este modo de hablar con la voluntad de poner en marcha “procesos” de profundización y de evolución de la doctrina, de la que juzga equivocado fijar antes del tiempo las metas. “Amoris Laetitia”, con su ausencia de claridad en autorizar o no la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar es un emblema de este magisterio del “proceso”.
Cuando algunos cardenales le expusieron sus “dubia”, él no respondió. De hecho, no podía responder. Esos cardenales habían comprendido plenamente la esencia de su magisterio.
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¿Qué es dubia?- responsa ad dubia. Can. Respuestas que ha de dar el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos a quien legítimamente plantee dudas acerca del significado de una ley canónica.
CIC, c. 16. Estas respuestas constituyen la «interpretación auténtica de las leyes universales de la Iglesia, corroborada por la autoridad pontificia, después de haber oído, en las cuestiones de mayor importancia, a los dicasterios competentes por razón de la materia» (Constitución Pastor Bonus, art. 155).
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El Cardenal Robert Sarah.
Sarah nació en el 15 de junio de 1945 en Ourous, entonces parte de la Guinea Francesa. De familia animista, es un converso al catolicismo. Sus estudios iniciales fueron en Ourous, en 1957, entró en el Seminario de Bingerville, en Costa de Marfil. El 2 de octubre de 1958, Guinea se convirtió en un estado independiente.
Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma, donde obtuvo una licenciatura en teología, y en Jerusalén al Estudio Bíblico Franciscano, donde obtuvo la licenciatura en sagradas escrituras. Regresó a Guinea en 1974. Fue nombrado como arzobispo metropolitano de Conakri el 13 de agosto de 1979 por el papa Juan Pablo II a la edad de 34 años. Sarah fue nombrado por el papa Juan Pablo II como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el 1 de octubre de 2001.
El 20 de noviembre de 2010, el papa Benedicto XVI lo proclamó cardenal de San Juan Bosco in Via Tuscolana, con derecho de voto en los cónclaves papales hasta su 80 cumpleaños. Es considerado por ciertos sectores como un ultraconservador. Y por los tradicionalistas como un defensor de la ortodoxia en la iglesia.
Sarah considera que las posiciones «occidentales» sobre la homosexualidad y el aborto «son lo que fueron el nazismo, el fascismo y el comunismo durante el siglo xx». Se resiste al clima «infectado por la ideología de género» y reclama que la Iglesia «enseñe con firmeza su doctrina».
En enero de 2020 publicó la obra «Des profondeurs de nos coeurs» (título en francés), contra la abolición del celibato firmada ex-aequo junto con el papa emérito Benedicto XVI. Libro interpretado como un ataque dirigido contra el Papa, sobre la posibilidad de la ordenación de hombres casados en la Amazonia.
Posteriormente se le pidió que retirara la firma de Benedicto XVI de la portada tras las acusaciones a este último de injerencia a pesar de que había prometido una vida de silencio. El secretario personal de Ratzinger atribuyó la situación a un «malentendido» del cardenal Sarah. Reitero lo dicho sobre Benedicto, es un hombre cobarde, cuando las papas queman recula, va para atrás. Recuerden luego de decir la verdad sobre Mahoma y su abandono del papado en vez de hacer una limpieza.
En el Consejo Ordinario del Sínodo de Obispos para la Familia del año 2014, Sarah denunció a los medios seculares por presionar a la Iglesia católica para forzarla a cambiar su enseñanza sobre la homosexualidad. Entonces afirmó que «la Iglesia nunca ha juzgado a las personas homosexuales, pero los actos homosexuales son graves desviaciones de la sexualidad».
Está en contra de que la Iglesia hable «tanto» de inmigración porque sostiene que esta no es una oenegé. Ha sido vinculado con las ideas tradicionalistas del Arzobispo Marcel Lefebvre. Ha sido citado por el líder derechista italiano Matteo Salvini en sus mítines a la hora de defender el esencialismo judeocristiano de Europa y las políticas anti inmigratorias.
Sarah comulga con el «derecho a no emigrar» de Joseph Ratzinger, en lugar del «cuidado pastoral de bienvenida» del Papa Francisco, una especie anticipada de la política de los «brazos abiertos mexicanos», hoy, terminada. «Todos los inmigrantes que llegan a Europa están abarrotados, sin trabajo, sin dignidad. ¿Es esto lo que la Iglesia quiere? La Iglesia no puede colaborar con la nueva forma de esclavitud que se ha convertido en migración masiva», dice Robert Sarah.
Las Conferencias Episcopales Africanas, en su mayor parte, no aprueban la existencia de un derecho absoluto a abandonar la patria de origen. Temen que la inmigración masiva vacíe a África de su fuerza laboral, poniendo en peligro el futuro de las áreas en las que operan. Y las Conferencias Episcopales de Europa del Este no se oponen a los planes políticos anti inmigrantes y a gobiernos que conforman el grupo de Visegrado: como el cardenal Dominik Duka, de la República Checa y el cardenal húngaro Peter Erdo. Se puede decir lo mismo de muchos obispos polacos.
Los clérigos pro migración «temen que les desaprueben, que les consideren reaccionarios. Por lo que dicen cosas difusas, vagas e imprecisas para eludir las críticas, y se casan con la evolución estúpida del mundo», opina Sarah. Afirmó que «es una falsa exégesis utilizar la Palabra de Dios para promover la migración. Dios nunca quiso estas angustias», ante un Papa (Francisco) que dice no entender la «injusticia de quien cierra la puerta» a los que huyen de sus países.
La defensa de los migrantes es una mala interpretación de los Evangelios promovida por curas y obispos «hechizados» por cuestiones políticas y sociales, dijo Robert Sarah en una entrevista publicada en la publicación francesa Valeurs Actuelles. Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en el Vaticano, sostiene que «es mejor ayudar a la gente a florecer en su cultura que animarles a venir a una Europa en plena decadencia».
Los migrantes que llegan a Europa, muchas veces acaban sin trabajo y sin dignidad. «¿Es eso lo que quiere la Iglesia?», preguntó. La Iglesia no debe apoyar «esta nueva forma de esclavitud» porque Occidente está en peligro de desaparecer, con su baja tasa de natalidad. «Si Europa desaparece, y con ella los valores incalculables del Continente Viejo, el islam invadirá el mundo y cambiaremos completamente de cultura, antropología y visión moral», alertó el purpurado.
Un tal Mauro González Luna, escribió en la revista Proceso: Refutación a ideas del cardenal R. Sarah. El filósofo mundano o pedestre González Luna, que debe ser de izquierdas y militante de Morena, como todo aquel que escribe en dicha revista. Empieza con una boba reflexión filosófica: «Y aunque el ser humano es “polvo que piensa”, no deja de ser polvo y con frecuencia su pensar flaquea, yerra o de plano, se ausenta». El polvo no piensa, Maurito, quisiste imitar a Pascal y aquello de: El hombre es una caña que piensa.
Cita a Tomás Moro, que dijo en Utopía:
Los utopienses recibieron la razón y la usan no obstante no haber recibido la luz de la Revelación. Y los cristianos que recibieron Fe y Razón, abusan de la primera y desusan la segunda. Así vapuleó Moro hace siglos a la Europa de su tiempo por «las diez mil insensateces, por el fracaso de esta república de la cristiandad al no ser razonable».
Vapuleó, dice este buen hombre y no da ningún ejemplo de ese vapuleo. El amigo que me pasó este libelo me dijo bromeando «Al menos los europeos de su tiempo siguieron vivos y a Moro lo finiquitaron». Resulta que nos encontramos con un católico de izquierdas.
Continúa el tal Luna:
«Y siglos después, el teólogo alemán Von Balthasar, golpea a Occidente, con palabras fuertes en “Quién es Cristiano”. Dice él: que lo que faltó para evitar el ateísmo moderno es “una viva conciencia de fraternidad en lugar de una práctica religiosa farisea y cerrada al mundo; ¿para qué las sublimidades trascendentes, la atención al más allá, cuando las tareas cristianas las tiene uno ante las narices…»
Con seguridad que Luna no ha leído a Urs Von Balthasar ni el 5% de su nefasta obra. Al menos debería leer lo que digo sobre Urs, en el link dejado arriba.
«Se olvida que la historia de los pueblos está hecha con la materia de las grandes migraciones». O sea que para Luna, el motor de la historia son las migraciones, y pensar que el pobre Marx creía que era la lucha de clases. En el mundo realmente existente en el que vivimos y no en la Utopía de Moro (y del señor González Luna), las migraciones son un problema esencialmente político. Lo que cuentan no son los individuos sino el Estado.
Personas como usted (Luna), se llenan la boca predicando, pero los reinos como decía Cosme de Medici, no se gobiernan con padrenuestros. Se quedan en el puro discurso ético, cuando el problema que lo resuelve es político. Pero a ustedes les resbala o el Estado se la suda.
Pero algunos, como el curita izquierdista Alejandro Solalinde, le pasó lo mismo que a San Pablo, se cayó del caballo camino a Damasco, pero no ante una luz cegadora, sino ante el enamoramiento con Andrés López Obrador. En una revista de El Salvador, llamado ElFaro.net, dijo Solalinde en entrevistado por Carlos Martínez, bajo el título: «Los migrantes son muy importantes, pero la prioridad es México». La pelea entre dos izquierdistas no tiene desperdicio, voy a citar algunas partes:
Alejandro Solalinde, quien fuera una de las figuras más emblemáticas en la defensa de los derechos humanos de los migrantes, cree que hoy por hoy no es posible acompañar a los indocumentados centroamericanos en su empeño de llegar a Estados Unidos. Asegura que es momento de cerrar filas alrededor del gobierno de México y evitar a toda costa que la migración se convierta en un problema diplomático para la administración de Andrés Manuel López Obrador.
-¿Estás hablando de las caravanas?
De las caravanas, claro. Se empezó a ver ahí mano negra.
-¿Qué mano negra, Alejandro?
Mano negra de alguien que está financiando esos desplazamientos masivos.
-Yo acompañé la primera caravana desde Guatemala hasta Tijuana y en Tijuana permanecí todavía un tiempo con ellos. Te sé decir que la gente que yo vi es gente que estaba huyendo: o muerta de hambre o de miedo. ¿En qué te basas para decir que había mano negra detrás de esa gente?
¿No viste videos de eso? ¿De cuando están repartiendo dólares a las mujeres?
-¿Quién les reparte dólares?
¡Pues lo puedes ver en YouTube! Salió en YouTube todo eso y ya van repartiendo dólares desde Honduras, billetes, dólares, a las mujeres.
-Alejandro: tú, mejor que nadie has visto a los migrantes llegar a tu albergue deshechos, con los pies desollados, con…
¿Hace cuánto tiempo?
-Alejandro, ¡es la misma gente! Es la misma gente… ¿tú crees que caminarían esa cantidad de kilómetros y de riesgos con tres bebés a cuestas, por unos pesos?
No, no… Yo vi la primera caravana, yo no te discuto de eso. Pero de que hubo manipulación, hubo manipulación.
-¿De quién?
De “Pueblo Sin Fronteras (PSF)”. ¿Para qué te haces? Tú lo sabes, Carlos. No me digas que PSF son los grandes héroes que llevan a los migrantes y los acompañan hasta la frontera.
A partir de este momento, Solalinde dedica una larga diatriba contra la organización Pueblo Sin Fronteras, cuyo fundador, Irineo Mujica, encarna, según el sacerdote, todos los vicios posibles en el manejo y acompañamiento de la migración. (…)
Solalinde los acusa de tener una agenda política destinada a desestabilizar el gobierno de López Obrador y de estimular la creación de caravanas migrantes con el fin de poner a México en aprietos diplomáticos. Relata episodios en los que la gente de PSF se “llevaron” a migrantes a los que él pastoreaba.
También los acusa de actos criminales, que fueron tolerantes ante la presencia de droga –llega a precisar que los migrantes trasladaban marihuana en las carriolas de los bebés–. Menciona a algunos de los activistas con nombre y apellido. Dice que PSF y otras organizaciones que trabajan por los migrantes son unos «traidores a México» y se pregunta incluso si reciben dinero del gobierno de Trump para desestabilizar al gobierno de AMLO.
-En este punto me quiero detener…
Pero no he terminado, quiero terminar y después yo te contesto lo que quieras. Y les reclamé a ellos dos por ser traidores a México y porque no les importaba México, pero también le dije: ‘Irineo ya es el colmo: una familia completa me habló denunciando que te dieron 8 mil dólares’. Y él lo siguió negando.
Pasó el tiempo y todavía me volvió a llamar Irineo: me pedía que yo interviniera para ayudar a desplazarse a los migrantes en forma masiva, que yo interviniera ante el Gobierno para que ellos pudieran pasar como antes. Le dije: ‘Irineo, yo no voy a hacer eso’, y él me dijo que yo los había abandonado. Le dije: ‘no, discúlpame, no puedo contribuir a que se siga traficando a las personas.
No es lo mío: lo mío es ayudar a los migrantes, pero no prestarme a eso y menos a ocasionarle a mi gobierno, que es legítimo, un problema internacional con Donald Trump’. Y cierro con esto: yo he seguido acompañando a los migrantes, pero obviamente no puedo apoyarlos en su derecho de ir al norte, porque tienen derecho de ir al norte, pero no puedo apoyarlos en este momento.
-¿Por qué?
Porque ellos son muy importantes, pero la prioridad es México. Fíjate lo que te digo. ¡Claro que sí! Y te lo digo con todas sus letras: México ha sufrido demasiados años la corrupción de regímenes que nos han postrado y yo digo: si no rescatamos México, no habrá ni para Centroamérica ni para los migrantes, ni para América Latina ni para nadie… Este es el punto. Yo sí creo en este presidente, Andrés Manuel López Obrador. (…)
-Vamos paso por paso: durante un montón de tiempo defendiste la idea de que los valores humanos, tú decías cristianos, estaban por sobre gobiernos y por sobre fronteras, pero ahora te parece que la prioridad es México, el gobierno de México.
Y es que ahí están los derechos humanos de los mexicanos y de los migrantes también. O sea, a ver, tú dime qué es prioridad: ¿prioridad es defender un desplazamiento masivo para que sigan ocasionando un problema internacional?
-¿Ahora los migrantes te parece que son “un problema internacional”?
No ahora, lo ocasionaron el año pasado, con ese desplazamiento irresponsable masivo de las caravanas. Que te digan a ver si no había negocio, que te digan a ver si no había polleros.
-Recuerdo, Alejandro, que a ti te acusaron de lo mismo: te arrestaron, te acusaron de pollero, te acusaron de traficante…
Pero nunca me lo probaron.
-Tampoco a Irineo. Ahí anda libre.
Anda libre porque ese juez tuvo miedo y es corrupto.
-Hace años te hacían a ti los mismos señalamientos.
Mira, a mí no me compares con PSF, ¡no me compares! No te confundas. Si tú tienes mucha fe en ellos te acepto que tengas fe. Pero la prioridad para mí es salvar mi país, aquí se está gestando un cambio muy legítimo.
-¿Salvar tu país incluso de los migrantes indocumentados que pretenden atravesarlo?
Discúlpame, los migrantes no son un estorbo y la prueba está en que los estoy ayudando. Quiero que visites uno de esos centros donde yo estoy ayudando. Estoy logrando que ellos se asienten: tienen todo el apoyo del gobierno: papeles, tienen trabajo, tienen atención médica con sus familias. Claro, en forma incipiente, porque ellos están insertándose. Nunca he estado de acuerdo con que los lleven al norte. Cuando ellos llegaron aquí en 2014, en aquella caravana migrante del Viacrucis, yo les hablé y les dije: ‘¿para qué van allá? ¿Para qué quieren ir a Estados Unidos? Ahí los va a estar esperando el crimen organizado’. (…)
-Claro que lo hay. ¿Tú sigues pensando que el INM es la principal organización de tráfico de personas?
No, ya no.
-Me decías hace un año exacto que el INM era básicamente una organización criminal y los principales traficantes de personas ¿Eso desapareció en cuestión de un año?
Es que tenemos un nuevo gobierno. ¿Sabes cómo está hacia dentro el INM?
-¿Mi sola nacionalidad me hace incapaz de comprender cosas?
Tú no vives aquí, no eres mexicano. Nosotros entendemos la angustia que hemos vivido por años, de opresión y de corrupción. Tenemos que liberarnos de ella y tenemos la presión de Estados Unidos. Tú no tienes la presión de Estados Unidos.
-¿No?
La tienes a través de tus gobernantes que siempre han sido peleles, como los nuestros, que han sido gobernantes peleles.
-¿Dirías que AMLO no se ha comportado como un pelele?
No, él no.
-El presidente Trump definió a los mexicanos como violadores y traficantes de drogas; luego amenazó a México con imponer aranceles si no cumplía su voluntad en el sur. AMLO cedió a sus presiones. ¿Eso no lo convierte en un pelele, sino en alguien que libera a su país de la influencia estadounidense?
Por supuesto que sí. Ahí es donde muestras tu ignorancia. AMLO está haciendo tiempo.
-¿Eso es lo que está haciendo?
Sí. Tú no puedes entenderlo porque no tienes al otro lado a Estados Unidos. Tú no eres vecino de Estados Unidos.
-No hace falta, porque su influencia en Centroamérica…
Sí hace falta. A ti no te han quitado más de la mitad del territorio y no has tenido la intervención continua todo el tiempo.
-Alejandro… ¿Calificarías la actuación de AMLO frente al gobierno de EEUU como digna y soberana?
Digna y soberana, por supuesto.
-Mencionaste la palabra “bandazos”. Él pasó de recibir a los migrantes centroamericanos con visas humanitarias a militarizar la frontera sur. Porque la Guardia Nacional son militares con un gafete que dice GN.
Sí.
-Me dio la impresión de que ese bandazo no se le ocurrió a él, sino que fue producto de las amenazas de Trump.
No. Discúlpame. Esos son unos prejuicios terribles que tienes. Tú habrás visto lo que quieras, pero tus ojos no ven unas cosas. La Guardia Nacional no se puso por los migrantes.
-¿Dices que la Guardia Nacional no se creó para frenar la migración en el sur de México?
Claro que no se puso por eso. Se puso porque tenemos un problema de seguridad interior. ¿Que coincidió lo de la presión de Trump? Claro. Coincidió. Te voy a hacer una pregunta: ¿Cuántos migrantes ha matado la Guardia nacional en estos meses?
¡Contéstame!
-Alejandro…
¡Contéstame!
-A ninguno, hasta donde yo sé.
Ahí te tapo la boca.
-¿Hay que matar gente para molestarte?
Tienes prejuicios. Tú nunca vas a entender porque no estás viviendo lo que estamos viviendo en México. Ningún extranjero lo va a entender. Si tienes ese anhelo de liberación latinoamericana lo vas a entender, pero no tienes esa mentalidad.
No hay nada más divertido que ver la pelea entre parejas recién separadas. No digo ideológicamente, porque el curita Solalinde sigue siendo un rojillo, sigue siendo coherente por eso está al lado de AMLO. Pero ahora defiende el Estado nacional y soberano, nada de pueblos sin frontera. Se va queriendo curar de la malaria, pero dudo que burro viejo agarre trote.
Mientras el caravanero Martínez sigue creyendo que en el mundo no existen Estados, como creían sus viejos kamaradas, que creían en una clase universal proletaria sin esa invención burguesa de los Estados. Clase universal, que por otra parte, nunca existió. Y ese mundo sin fronteras tuvo existencia en las sociedades prepolíticas, naturales, etológicas. En la barbarie, ya que quien no vive en la Polis o es, un animal o un dios. Y la Polis antes y ahora tienen sus fronteras. Lo demás es psicologismo barato.
20 de enero de 2020.