EL CABALLO DE TROYA EN OCCIDENTE
LA TERCERA INVASIÓN DE EUROPA
Ricardo Veisaga
Los estúpidos gobiernos occidentales, en especial en Europa, con su irracional política migratoria son los verdaderos culpables del suicidio Occidental. En mi reciente viaje por algunas capitales europeas pude comprobar in situ, esta terrible situación. Peter Hammond, en su libro Esclavitud, Terrorismo e Islam: Las Raíces Históricas de la Amenaza Contemporánea, dice acertadamente que el Islam no es una religión, ni tampoco es una secta, sino un sistema integral con componentes religiosos legales, políticos, económicos y militares.
El componente religioso no es más que una capa de azúcar impalpable para esconder los otros componentes. La «islamización» comienza cuando hay suficientes musulmanes para agitar las bases de las estructuras de una nación con el propósito de reclamar los «derechos religiosos» de los musulmanes. Una vez que las culturas pluralistas y políticamente correctas ceden ante las «razonables demandas» de los muslimes, comienzan a moverse el resto de las piezas.
Mientras que la población musulmana permanezca por debajo o alrededor del 1% en cualquier país, la comunidad islámica es percibida como una minoría inofensiva y amante de la paz. El islam es presentado en artículos, libros y films como una expresión religiosa legítima en una sociedad exótica y benigna. Ejemplos: En el pasado, libros y películas como Ali Babá y los Cuarenta Ladrones, La Lámpara de Aladino, etc., escondían los ríos de sangre del islam bajo un manto mágico y romántico para deleite de zombies intelectuales.
Hace algunos años se emitía la telenovela brasilera El Clon. Se le dio crédito a esta novela por las conversiones al Islam en Brasil. Los brasileros van camino a una gran sorpresa, y parece que a Telemundo no le importó promover al avance de un cáncer. Los datos que tengo son del año 2009, y actualmente esos porcentajes se elevaron notablemente.
Los problemas comienzan cuando los porcentajes rondan cerca de o sobre el 2%:
Estados Unidos 2.0%, Australia 1.7%, Canadá 2.0%, Italia 1.5%, Noruega 1.8%, Suecia 2%. En Estados Unidos, los musulmanes han discernido la debilidad del sistema político para doblegarse ante las demandas por sus «derechos», y aprovechado las ventajas de una sociedad liberal en exceso, han logrado que se les provea en los lugares de trabajo con un lugar para sus oraciones diarias con las correspondientes instalaciones para los lavados previos.
En otros trabajos, a pesar de saber que se trabaja con carne de cerdo, una vez contratado se niegan a tocar carne de cerdo, y estúpidamente la empresa le da otras tareas eso no sucedería con trabajadores de otras creencias religiosas. Para sus fiestas «sagradas» no trabajan o faltan masivamente y no sucede nada por parte de los empleadores. ¿Uno se pregunta, que pasaría si los cristianos faltan masivamente en fiestas sagradas? Con seguridad serían sancionados.
En ciertos mercados nacionales ya se ofrecen productos «Halal» (comida cuya preparación se ajusta a las regulaciones dietéticas del islam). En algunos países la presión sobre las cadenas de supermercados se manifiesta hasta con amenazas. No hace mucho, las autoridades del aeropuerto de Minneapolis tuvieron que confrontar la actitud de los choferes de taxi musulmanes, quienes se rehusaban a transportar pasajeros con botellas de alcohol en sus valijas por ir contra las irracionales creencias del islam.
También se niegan a transportar perros porque son inmundos de acuerdo con su religión. Para colmo de males, el país está plagado de organizaciones musulmanas que se formaron con la excusa de defender los «derechos» de su comunidad. Estas organizaciones están integradas por personas con conexiones con movimientos terroristas, pero el gobierno parece no estar muy preocupado por ello.
Noruega y Suecia, además de otros dolores de cabeza, confrontan una epidemia de violaciones a mujeres y menores por parte de elementos de la comunidad musulmana. Italia también tiene su cuota de problemas. El más reciente fue en forma de disturbios masivos por parte de hordas musulmanas en Milán (Feb. 2010). Comercios, autos y edificios fueron destruidos y quemados durante los disturbios.
Todo comenzó cuando un egipcio murió acuchillado aparentemente atacado por elementos de una pandilla sudamericana. ¡Pobre Italia con sus inmigrantes! Cabe mencionar que en esta categoría de porcentajes comienza un activo reclutamiento al islam entre la población de las cárceles y miembros de las pandillas callejeras, nada bueno puede salir de tales «conversiones». Recuerden, el primer ciudadano de los Estados Unidos (terrorista), Padilla, fue reclutado en la cárcel.
Saltemos ahora al 5% en adelante.
Francia 8%, Las Filipinas 5%, Suiza 4.3%, Países Bajos 5.5%, España 4%. Es a nivel de estos porcentajes cuando los matones del islam comienzan a aplicar una presión desproporcionada en relación al número de miembros de su comunidad. Tratan que los gobiernos les permitan regirse a sí mismos bajo la Sharia, la ley islámica. Vale señalar que el objetivo final del islam no es convertir a todo el mundo, sino establecer la Sharia en todo el mundo.
El grado de violencia y agresividad se incrementa en estos niveles. Hay que recordar el aumento de la violencia antisemita en Francia, así como la famosa «intifada» del año 2005 con disturbios en París y varias ciudades del país. La excusa fue que los jóvenes musulmanes estaban protestando por su condición de «discriminados».
Musulmanes protestando en Francia, junto a sus socios los izquierdistas y progres.
Independientemente de los porcentajes, es posible ver algún que otro acto aislado de terrorismo como los ha habido en los Estados Unidos y España. Entre el 5-10% es común ver un incremento en la violencia no centralizada (en su mayoría incentivada desde las mezquitas) como medio de protestar contra la condición de «explotados» (París–quema de autos) o cualquier acción, o palabras de un no musulmán que ofendan al islam (Dinamarca –caricaturas de Mahoma). Asesinatos como el de Theo VanGogh, el director de cine holandés, son de esperarse, junto con asesinatos de honor dentro de las propias familias muslimes.
En las naciones con el 10% o más de población musulmana, todos los problemas anteriores se multiplican y otros más preocupantes aparecen. Milicias no oficiales comienzan a operar, golpizas y asesinatos se cometen contra cristianos y judíos, juntamente con la destrucción de iglesias cristianas, sinagogas y eventualmente, templos budistas. Israel, que sufre la presencia palestina, sufre en mayor grado que otras naciones. India 13.4%, Israel 16%, Kenia 10%, Rusia 10-15%.
Todo lo anterior se agrava cuando el porcentaje de población musulmana supera el 20% y el drama se convierte en una película de horror. Los disturbios adquieren proporciones apocalípticas, las milicias toman carácter oficial, hay matanzas esporádicas, ataques terroristas crónicos y las actividades de las guerrillas son pan de cada día. Ejemplo: Etiopía – 32.8%.
Del 40% en adelante las masacres se hacen más frecuentes. Ejemplos: Bosnia – 40%, Chad 53.1%, Líbano 59.7%. En el Líbano, infectado con el virus antisemita, las fuerzas armadas son inferiores a las fuerzas terroristas de Hezbolláh. Del 60% en adelante la persecución a los no creyentes (no musulmanes) no tiene límites y alcanza su grado más cruento en la limpieza étnica de grupos asociados con otras religiones. Se impone la Sharia como arma para imponer impuestos sobre «los infieles». Ejemplos: Albania 70%, Malasia 60.4%, Qatar 77.5%, Sudán 70%.
Sobre el 80%, limpieza étnica y genocidio son ingredientes infaltables en la nación, y promovidos por el estado. Bangladesh 83%, Egipto 90%, Gaza 98%, Indonesia 86%, Irán 98%, Irak 97%, Jordania 92%, Marruecos 98%, Pakistán 97%, Siria 90%, Tayikistán 90%, Turquía 99.8%, Emiratos Árabes Unidos 96%.
El 100% abrirá las puertas para el alumbramiento de la era de paz, Dar-es-Salaam (La Casa de Paz Islámica). Habrá paz porque todo el mundo estará bajo el Islam. Afganistán 100%, Arabia Saudita 100%, Somalia 100%, Yemen 99.9%. Por supuesto, Dar-es-Salaam no es más que una loca quimera. Para satisfacer su lujuriosa sed de sangre, los musulmanes continúan matándose entre ellos por diferentes razones. Agradezco los datos aportados por Santomauro.
Europa se deja invadir abiertamente por el islamismo radical mientras lo combate con éxito en Oriente Medio. El islamismo está penetrando en Europa de forma progresiva e irreversible, desplazando con sus pautas religiosas radicales los principios y valores culturales históricos de Europa, sin que las autoridades de Bruselas opongan ningún tipo de freno.
El nuevo Estado Islámico se caracteriza por su severa interpretación del islam y, dado que sus seguidores profesan ciegamente la fe suní, también por una violencia brutal contra los chiíes. Su objetivo inmediato declarado es expandirse por Libia (donde ya actúa con intensidad), Jordania, Líbano, Israel, Palestina, Kuwait, Turquía y Chipre, reclamado también la soberanía sobre los territorios del antiguo Al-Andalus (la organización «Tehrik e Taliban», con raíces en la frontera con Afganistán y que engloba las milicias talibanes que operan en Paquistán, declaró a principios de octubre la lealtad al EI).
Estado Islámico y su evolución histórica, agrupada en cinco fases:
La Milicia Islamista: Yama’at al-Tawhid wal-Yihad (-2003). La época con directa dependencia de Al-Qaeda: Tanzim Qaidat al-Jihad fi Bilad al-Rafidayn (2003-2006). La época de dependencia indirecta de Al-Qaeda: «Estado Islámico de Irak» (2006-2013). La época de la guerra civil siria y de ruptura con Al-Qaeda: «Estado Islámico de Irak y el Levante» o EIIL (2013-2014). El «Estado Islámico» (2014).
El 29 de junio de 2014, coincidiendo con el comienzo del Ramadán, el portavoz del EIIL, Abu Mohamed al-Adnani, declaró la intención yihadista de crear un califato que se extendiera por todo el mundo musulmán, pasando a renombrarse «Estado Islámico» ya sin referencias limitativas a Irak y Siria, al tiempo que se proclamaba a Bakr al-Baghdadi su máxima autoridad. Su decidida voluntad expansiva quedaba patente en la siguiente declaración: «La legalidad de todos los emiratos, grupos, Estados y organizaciones se convierte en nula tras la expansión de la autoridad del califa y la llegada de sus tropas».
En los territorios que va dominando, Bakr al-Baghdadi impone a sangre y fuego su interpretación extremista de la Sharia, llevando a cabo ejecuciones públicas realmente atroces y destruyendo templos y lugares de culto ajenos a su propia fe, entre ellos la tumba del profeta Jonás. En paralelo, se ordena la expulsión de todos los cristianos que se nieguen a convertirse al islam, habiéndose denunciado decapitaciones masivas de cristianos que no renegaron de su religión, incluyendo niños.
La Internacional del terrorismo
Los radicales, transformaron la contienda civil en una guerra santa. Se unieron a ellos sirios e iraquíes, tunecinos, libios y chechenos, pero también británicos y alemanes, franceses, hispanos. Ahora forman un ejército de unos 15.000 combatientes; la mayoría, llegados del extranjero: tres mil de ellos desde Europa. Les gusta combatir de noche, con sus aparatos de visión nocturna. Abu Bakr Al-Baghdadi, proclamó el nuevo estado el 27 de junio desde Mosul. Lo hizo subido al púlpito de una mezquita de 900 años. Su mensaje a la «umma», la comunidad mundial de musulmanes, fue claro: soy vuestro líder.
Al-Baghdadi vestía de negro, ante la bandera negra del EI, color bajo el cual el islam conquistó un imperio entre los Pirineos y Paquistán en el siglo VIII. Aquel califato duró más de 500 años bajo el dominio de la dinastía Omeya y la Abasí. Su nombre completo es Abu Bakr al-Baghdadi al-Husseini al-Qurashi. Un Qurashi es alguien que procede del clan de Mahoma. Y con su nuevo título, «califa Ibrahim», Abu Bakr traza una referencia directa a Abraham, el hombre que construyó la Kaaba en la Meca, y reclama su autoridad sobre los lugares santos del islam y el dominio de la península arábiga, toda una afrenta a la Casa de Al-Saud, la poderosa monarquía saudí. Pero Al-Baghdadi no se quedó ahí.
«Ha llegado el momento de que la ‘umma’ de Mahoma despierte de su sueño. Quedó atrás el tiempo de los lamentos. El sol de la ‘yihad’ se ha alzado. La bandera del Estado Islámico se ha izado. Los muros de los gobernantes injustos han caído. Sus soldados están muertos, prisioneros, vencidos. Los infieles han sido deshonrados. Los castigos corporales de la ‘Sharia’ se aplican de nuevo. Las cruces y sepulcros están destruidos. El sueño que los fieles albergan en lo más profundo de su corazón se hace realidad. Ese sueño es el Califato».
La vida de las mujeres
Shamila y Salma (nombres ficticios) tienen 15 y 17 años, llevan vaqueros ajustados y están sentadas en una cafetería de la ciudad turca de Urfa. Hace unas semanas iban cubiertas con velo por las calles de Al Raqa, su ciudad. En el califato, las mujeres solo pueden mostrar los ojos. Cualquier otra cosa es ‘haram’, prohibido. Chicas y chicos juntos: ‘haram’. Hombres dando clase a chicas: ‘haram’. La asignatura de Filosofía: ‘haram’. Las estrictas normas de vestimenta entraron en vigor en enero, cuando el EI conquistó la ciudad. Los combatientes repartieron ‘niqabs’ (velos islámicos) entre las familias pobres.
Los demás, lo pagaron a 20 dólares la pieza. Shamila y Salma, ambas de familia laica, vivieron bajo normas desconocidas. Su ciudad se transformó, la vida se volvió silenciosa, triste. Los combatientes fueron a su escuela. Golpearon a los profesores que no les parecían religiosos y a algunos se los llevaron. Al principio, solo golpeaban a los hombres porque no podían tocar a sus mujeres. Más tarde incorporaron a mujeres a sus filas para encargarse de los castigos femeninos. La gente dejó de ir a la plaza central, donde se exhiben las cabezas de los ajusticiados. Para ellos, la infancia no existe: a partir de los 15 años los envían al frente.
La tardía postura de Obama
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se refirió a los combatientes del EI como integrantes de «una liga juvenil» a los que no se podía comparar con Al-Qaeda. En mayo afirmó que el EI era ya la «principal amenaza». En agosto ordenó bombardeos en Irak para frenar los avances del grupo y, el pasado 10 de septiembre, en un discurso televisivo desde la Casa Blanca, anunció que extendería los ataques aéreos a las posiciones del EI en Siria.
El EI es más poderoso y peligroso de lo que Al-Qaeda fue nunca. A primera vista, ambos parecen similares, unidos por su odio hacia Occidente. Pero sus estrategias son diferentes. El objetivo de Bin Laden era el Califato, sí, pero, lejos de luchar contra los regímenes de Oriente Medio, empujaba a sus «muyahidines» a atentar contra los países occidentales que apoyaban a los gobernantes impíos de Arabia. La rama iraquí de Al-Qaeda, de la que procede el EI, no ha tardado en superar en radicalidad a las demás, y su jefe, Abu Bakr al-Baghdadi, no es el nuevo Bin Laden, es el anti-Bin Laden. Quiere el Califato… y lo quiere ya. Por eso lo idolatran los jóvenes radicales, por eso desean unirse al EI. Y lo hacen por miles.
A estos combatientes les gusta posar levantando el dedo. El gesto, sin embargo, no es exclusivo de su organización. Al alzar el dedo índice, los musulmanes de toda índole no sólo los yihadistas indican su pertenencia al islam. Con ello cumplen con uno de los cinco pilares de su credo: afirmar su fe en un único Dios y en la profecía de Mahoma. Los miembros del Estado Islámico, en todo caso, suelen completar su pose mostrando un fusil o pisando las armas capturadas al enemigo. Donde mire en territorio del Estado Islámico, encontrará banderas negras con las siguientes frases: «No hay más Dios que Alá» y «Dios. Profeta. Mahoma».
El símbolo es un legado de la dinastía Abasí, cuyas tropas, en el siglo VIII, portaban un estandarte oscuro cuando arrebataron el califato a los omeyas. Hoy, el símbolo es usado por islamistas radicales de todo pelaje. El frente abierto por el Estado Islámico en Twitter, Facebook, YouTube y en otros medios digitales, con contenidos connotados con el terror, la ideología y el triunfo de la yihad islámica, cada vez más en línea con las técnicas y sistemas de producción del propagandismo político occidental, es imparable.
El terror, el miedo y el odio a la cultura occidental -a menudo acompañados de la mentira- corren como la pólvora encendida a través de Internet, por ella viajan informaciones, opiniones, fotografías y, sobre todo, vídeos con una edición y producción excelentes; con una narrativa audiovisual enganchada a los ritmos del cine y la publicidad, poniendo de ejemplo las imágenes rodadas con tres cámaras que captan y difunden las plegarias del líder del EI en una mezquita de la Mosul conquistada, perfectamente editadas.
La opinión del secretario del entonces secretario de Defensa de Estados Unidos, «Chuck» Hagel, ahora renunciado (por no acordar con Obama, en esta guerra) no deja de advertir que combatirlos será tarea larga, difícil y de resultados inciertos, como ya lo han sido algunas otras operaciones militares de proyección mal entendida por la Casablanca. Es cierto dice Chuck Hagel, ahora las cosas son distintas, con independencia de que algo habría que admitir como mal hecho en las invasiones militares estadounidense y de la OTAN a Irak, y en la entrega de armas y dinero a los terroristas que desestabilizan a Siria, e incluso en la forma de derrocar el régimen de Muammar el-Gadafi en 2011.
Durante un año y medio, esta internacional del terror ha logrado extender sin obstáculos reseñables sus tentáculos por Siria e Irak aprovechando la progresiva descomposición de ambos países. Para ello ha contado con la connivencia de buena parte de las potencias regionales, que han tolerado, o directamente alentado, a este grupo terrorista transnacional siguiendo la lógica del enemigo de mi enemigo es mi amigo.
Para las Petro monarquías árabes, que han financiado con generosidad a los grupos armados salafistas, se trataba de frenar a Irán, su bestia negra y principal aliado de Bachar al-Assad. Por su parte, Turquía, que ha permitido que sus fronteras se convirtieran en un coladero de yihadistas, pretendía impedir que el Kurdistán sirio afianzara su autonomía. Siria, a su vez, permitió que el EI se instalase en su territorio confiando en que su presencia fragmentase las filas rebeldes.
La tercera invasión europea del islam
La batalla contra el Estado Islámico, es decir la defensa ante la amenaza yihadista, que es la del islamismo más radical comprometido con el aniquilamiento de cualquier principio o valor cultural confrontado, se tendría que dar de forma principal y urgente en Europa.
Bernard Lewis, el historiador y orientalista británico (nacido en 1916), hoy con doble nacionalidad israelí y estadounidense, considerado como uno de los mayores expertos mundiales en las relaciones del Islam con Occidente y acuñador de la expresión «Choque de Civilizaciones» tres años antes que Samuel Huntington la popularizara en su artículo de la revista Foreign Affairs (fenómeno torpemente remedado por Rodríguez Zapatero con su ‘Alianza de las Civilizaciones’), constató una nueva invasión islámica de Europa.
Y graves enfrentamientos entre sectas musulmanas por determinar quién –entre las fuerzas del bien y del mal- lidera el proyecto de «lucha final» para que «la verdadera fe» domine el mundo.
Puesto que, en este sentido, la yihad está desencadenada por los «afortunados receptores del mensaje final de Dios a la humanidad», fieles que tienen el deber no de mantenerlo egoístamente para ellos mismos, sino de llevarlo al resto de la humanidad. En ese enfrentamiento, la carrera se ha desatado entre organizaciones terroristas como Al-Qaeda y algunos grupos satélites, explícitos o implícitos, que importan a Occidente el salvajismo cotidiano del Medio Oriente.
Pero en ello también compiten países que, como Arabia Saudita e Irán, comparten religión y mensaje divino a la vez que una descarnada rivalidad sectaria interna -entre chiíes y suníes- por controlar la dominación del territorio llamado «infiel».
Manifestaciones islámicas en Alemania.
Lewis, que también ha augurado una «larga y sombría guerra de razas entre las diferentes comunidades en Europa»(ese es un tema próximo pero políticamente más dramático), sostiene sin rodeos que, tras la primera invasión musulmana que llevó el Islam a España y la segunda -la otomana-, que lo intentó siglos después por el lado opuesto de Europa, esta nueva «tercera oleada» invasiva se produce por una doble vía inmigratoria y demográfica, y entre otras cosas ante la nefasta indiferencia occidental.
Este nuevo proceso tras las invasiones que por distintos frentes llegaron a España y a las puertas de Viena (fracasadas), se está produciendo ahora de forma exitosa con la masiva ‘repoblación’ musulmana de toda la Europa Occidental, en un avance que ya se mide por décadas y con un ritmo no sólo sostenido sino de efecto multiplicador, acompañado además -afirma Lewis acertadamente- con la única respuesta política «del auto menosprecio, las auto humillaciones y las disculpas» de los europeos ante el grave fenómeno en marcha.
Lewis concluye que sin más respuesta que el doblegamiento y la renuncia a los principios y valores culturales propios, «el panorama es bastante deprimente». Pero, con todo, no parece que la opinión pública europea vaya por el camino de enfrentarse al radicalismo de la penetración musulmana, como vienen denunciando algunos pocos columnistas dispuestos a soportar las con sabidas acusaciones de ‘racistas’, ‘intolerantes’ o incluso ‘fascistas’, sólo por defender las señas de identidad propias y alertar sobre los riesgos extremos de permitir tanta intolerancia del islam contra ellas. O, mucho peor, su intolerancia contra el propio modelo europeo de convivencia, incluido su ordenamiento jurídico.
En esa línea crítica se pronunció Henry Porter, columnista diario del periódico The Observer (el suplemento que incluye The Guardian en su edición dominical), y es acreditado como defensor de las libertades públicas y los derechos civiles, indignado ante el demoledor reportaje emitido en «Channel 4» en el que se mostraban a imanes financiados por Arabia Saudita lanzando los más tremendos mensajes de odio contra Occidente.
Porter afirmó en uno de sus artículos de opinión que «la tolerancia a la intolerancia es aún el más acuciante pecado de este país», refiriéndose a lo que pasaba en Gran Bretaña, argumentando con toda claridad que «si la mayoría de los musulmanes quieren realmente integrarse, deberían empezar por echar a patadas de las mezquitas a los predicadores del odio». Y concluía: «El Islam tiene mucho de lo que alardear pero sugiero que los misioneros saudíes no tienen nada que ofrecer más allá de problemas».
En abril de 2006, Gadafi declaró a la cadena Al Jazeera (financiada por Qatar): «Algunas personas creen que Mahoma sólo es el profeta de los árabes ode los musulmanes. Esto es un error. Mahoma es el profeta de todos los pueblos(…). Reemplazó a todas las religiones previas. Si Jesús hubiera estado vivo cuando fue enviado Mahoma, le habría seguido. Todas las personas deben ser musulmanas».
Tras su fanático razonamiento religioso, lanzaba una clara advertencia: «Tenemos50 millones de musulmanes en Europa. Hay signos de que Alá concederá la victoria en Europa -sin espadas, sin armas, sin conquistas. Los 50 millones de musulmanes de Europa lo convertirán en un continente musulmán en unas pocas décadas».
A continuación, precisaba, no sin menos razón: «Alá moviliza a la nación musulmana de Turquía, y la añade a la Unión Europea. Esto son otros 50 millones de musulmanes. Habrá 100 millones de musulmanes en Europa. Albania, que es un país musulmán, ya ha entrado en la Unión Europea (sic). Bosnia, que es un país musulmán, ya ha entrado en la Unión Europea (sic). El 50 por 100 de sus ciudadanos son musulmanes»…
Mensaje que venía a concluir con la advertencia de que «Europa está en un aprieto, lo mismo que Estados Unidos», subrayando con una visión política del problema nada desdeñable que «o se hacen musulmanes en el futuro, o declaran la guerra a los musulmanes». Una premonición muy afinada de lo que ya hay que admitir como la tercera invasión musulmana de Europa, asentada en sus estructuras políticas, sociales y económicas y, por tanto, ahora muy difícil de rechazar.
La irreversibilidad del fenómeno se sustenta en el hecho de que una cultura (en este caso la europea) necesita una tasa de fecundidad superior a dos hijos por pareja, de forma que, si esta generación demográfica es menor, el modelo cultural declina de forma progresiva. De hecho, ninguna cultura ha podido invertir este proceso de degradación con una tasa de fecundidad menor, con independencia de que ya con tasas inferiores al 1,3 sea prácticamente imposible revertir el proceso, entre otras cosas porque también se derrumbaría el modelo económico.
Si una pareja tiene un solo hijo, es evidente que en su generalidad solo habrá la mitad de hijos que, de padres, y si a su vez estos hijos mantienen la misma tasa de fecundidad, solo podrá nacer un nieto por cada cuatro progenitores. Pues bien, manejando un estudio del 2007, año a partir del que comenzó la crisis económica y desde el que hay que suponer todavía una menor tasa de fecundidad, vemos, por ejemplo, los coeficientes de descendencia siguientes: Francia (1,8); Inglaterra (1,6); Grecia (1,3); Alemania (1,4); Italia (1,2); España (1,1)…
Con la totalidad de los países integrados en la CEE, la tasa de fecundidad no va más allá del 1,38, lo que, siguiendo esa dinámica, dentro de pocos años dejará de existir tal y como la conocemos. No sólo porque la población aborigen se haya reducido, sino porque se irá sustituyendo (e incluso incrementar), gracias a la inmigración musulmana y a su descendencia sobre territorio europeo, proceso detectado ya a partir de 1990 y que en algunas zonas llega a una renovación de la población basada en las familias islamistas hasta en un 90%.
Si tomamos el ejemplo del sur de Francia, tradicional zona de afirmación católica, vemos que el promedio de 1,8 hijos por familia aborigen es sustituido por otro del 8,1 en las familias musulmanas inmigradas, de forma que ya más del 30% de los menores de 20 años son fieles al islam y que en sus localidades hay más mezquitas que iglesias del resto de las religiones. Y en el caso de grandes ciudades, como Niza, París o Marsella, esa proporción de musulmanes jóvenes llega al 45%.
Las estimaciones demográficas dicen que más o menos dentro de diez años (a partir de 2025) el 20% del núcleo poblacional de Francia será musulmán, y que diez o quince años después se darán las condiciones demográficas para que el país se pueda convertir en una república islámica.
En el caso de Gran Bretaña, la señal de alarma sonó en 2003 y las últimas encuestas y estimaciones demográficas evidencian que su población musulmana crece con tanta rapidez como para que en menos de 20 años el islam desborde al conjunto de las creencias cristianas. Y el problema es que (sin llegar a la radicalidad del nuevo Estado Islámico) cuando el islam se convierte en la religión dominante en una sociedad, la Sharia se impone y los no musulmanes pueden ser relegados a la dhimmitud, lo que significa que serán súbditos de segunda categoría.
Al igual que sucede en París, el tráfico de las calles de Londres se atasca cada viernes cuando los fieles musulmanes realizan sus oraciones públicas. Y aunque hay leyes en contra de este tipo de manifestaciones, las autoridades suelen mirar para otro lado (en Estocolmo un distrito de la ciudad ya permite que una mezquita realice llamadas a la oración musulmana). Según David Coleman, profesor de demografía en Oxford, la identidad nacional del Reino Unido se verá muy pronto sometida a un cambio importante que afectará a la cultura, la política, la económica y a la religión, cuando la población netamente británica o europea se convierta en una minoría.
Un cambio de transformación étnica y cultural -afirmó- «inesperado e irreversible en la sociedad británica, sin precedente durante al menos un milenio». En Holanda el 50% de los bebés son musulmanes, lo que significa que dentro de poco la mitad de su población será musulmana. En Bélgica el 25% de la población ya lo es y el 50% de los nuevos nacidos. Mientras en Suecia algunos disturbios recientes vinculados a la presión inmigratoria, anuncian que el problema de la invasión musulmana no se puede seguir ignorando.
El presidente islamista turco Recep Tayyip Erdogan, aseguró en Estambul que marineros musulmanes descubrieron el continente en el siglo XII, más de 300 años antes que el navegante genovés. «Los contactos entre América Latina y el islam se remontan al siglo XII. Los musulmanes descubrieron América en 1178, no CristóbalColón», dijo Erdogan en el discurso central de una cumbre de dirigentes musulmanes de América latina. En ese sentido, Erdogan se mostró dispuesto a participar en la construcción de una mezquita en el lugar citado por el explorador genovés. «Me gustaría hablar con mis hermanos cubanos, una mezquita encajaría perfectamente en esa colina también en la actualidad», continuó.
Según los libros de historia, Cristóbal Colón fue el primer extranjero en poner un pie en el continente americano, en 1492, cuando buscaba con su flotilla una nueva ruta para llegar a la India. Una corriente muy minoritaria de historiadores y teólogos musulmanes pone en duda el descubrimiento por Cristóbal Colón, sugiriendo una presencia musulmana anterior a esa fecha, aunque todavía no se halló vestigio alguno de esa presencia. En un controvertido artículo publicado en 1996, el historiador Youssef Mroueh mencionó un pasaje de los relatos de Colón en el que hacía referencia a una mezquita avistada en Cuba.
«Los marineros musulmanes llegaron a América en 1178. Colón menciona la existencia de una mezquita en una colina sobre la costa cubana», insistió. Pero muchos de sus pares descartaron esa hipótesis, al considerar que esa «mezquita» solo era una imagen metafórica empleada para describir la forma del paisaje.
Recep Tayyip Erdogan, aseguró durante el acto de clausura celebrado en Estambul de la Primera Cumbre de Líderes Musulmanes Latinoamericanos. Tras esta interpretación de la historia, Erdogan ahora insta a las instituciones educativas turcas a que fomenten una política de poner de relieve la contribución del islam a la ciencia y las artes, incluyendo el descubrimiento del continente americano por los marineros musulmanes unos 300 años antes que Cristóbal Colón. Sin embargo, no fueron pocas las bromas de columnistas y caricaturistas críticos con las ocurrencias de Erdogan.
Según publica el diario turco «Hurriyet», el presidente dijo que sus afirmaciones no son suyas, sino que son teorías que llevan muchos años. «Esta idea no es nueva. Se menciona en los libros del profesor Fuat Sezgin. Un número de académicos en Turquía y en el mundo han hecho esta afirmación», dijo. Fuat Sezgin es un profesor emérito de Turquía en la ciencia árabe-islámica, que ha estado viviendo en Alemania desde las secuelas del golpe de Estado de 1960 en Turquía.
«Colón admitió en sus escritos que el lunes, 21 de octubre de 1492, mientras su barco navegaba cerca de Gibara en la costa noroeste de Cuba, vio una mezquita enlo alto de una bella montaña». «Tiene sus montañas hermosas y altas como la Peña de los Enamorados, y una de ellas tiene encima otro montecillo a manera de una hermosa mezquita». Luis Molina, del CSIC, el ensayo de Mroueh «Musulmanes precolombinos en las Américas» y de los textos sobre los que cimenta su teoría.
Uno de ellos es el libro «Los prados de oro y las canteras de joyas». Ahí, Al-Masudi habla del Océano Atlántico Mar Tenebroso o Mar Verde) y de los que se aventuraban a navegar por él. Molina desautoriza la obra por no encontrar pistas en esos textos antiguos de que en realidad se estuviera hablando de América. El carácter legendario de las referencias resta igualmente credibilidad a Mroueh.
«La ocurrencia de Erdogan nos puede hacer mucha gracia y servir de motivo para chistes, pero hay otros muchos casos semejantes de tergiversación de la historia que no deberíamos tomárnoslos a risa, por muy ridículos y demenciales que nos parezcan», concluye el investigador.
Para Florentino Portero, profesor titular de Historia Contemporánea en la UNED, la insistencia de Erdogan con esta teoría tiene una razón clara: «Turquía trata dereivindicarse dentro del islam, que además fue el último califato islámico hasta que fue abolido en la reforma constitucional de 1926». Porque Erdogan no quiere ser Putin, quiere ser Califa.
Londres amenaza con clausurar seis colegios por enseñar la ‘sharia’. Imparten la Ley Islámica
La Oficina de Estándares de Educación (Ofsted) ha dado la alerta por «la influencia extremista y la radicalización de la enseñanza» en seis colegios privados musulmanes y en dos centros públicos del este de Londres. La advertencia se produce cuatro meses después del así llamado informe «Caballo de Troya» sobre la infiltración de radicales islámicos en al menos cinco escuelas de Birmingham. Las inspecciones del Ofsted han detectado que en los seis colegios en cuestión se ha proscrito prácticamente la enseñanza de música y arte, y las asignaturas de geografía o historia están exclusivamente relacionadas con el islam.
La separación de sexos ha obligado también a limitar la práctica de deportes y los niños no reciben apenas información sobre la sociedad y la cultura británicas. En un colegio, los niños reconocieron que «no era correcto» aprender sobre otras religiones. Los estudiantes admitieron también a los inspectores que las clases de música o de danza estaban «mal vistas».
«Dada la evidencia de estas inspecciones, me preocupa que los niños de estasescuelas sean vulnerables a la radicalización o a la influencia de enseñanzas extremistas», reconoce en el director del Ofsted, Michale Wilshaw, en una carta dirigida a la ministra de Educación Nicky Morgan. Morgan advirtió a los colegios que podrían ser clausurados si no introducen reformas, en cumplimiento con las «directrices morales, sociales y culturales para escuelas independientes» que entró en vigor el pasado 29 de septiembre y que pretende garantizar el pluralismo en la enseñanza. Los centros privados en cuestión son la Al-Mizan School, la East London Islamic School, la Ebrahim Achaemy, la Jamiatul Ummah School, la London East Academy y la Mazahirul Uloom School.
Las escuelas públicas Sir John Cass Foundation y la Red Coat Church of England School, han sido también apercibidas por el «riesgo de radicalización» de los estudiantes, de mayoría musulmana. Estudios del Pew Research Center, think tank con residencia en Washington DC, ya establecieron en 2011 que el número de musulmanes estaba creciendo exactamente el doble que el resto de la población mundial. Y que en el año 2030 un mínimo del 25% de esa población mundial profesará la fe islámica.
En cualquier caso, el creciente fenómeno inmigratorio, las facilidades del transporte transfronterizo, la reafirmación de los derechos humanos y de la igualdad social -a veces en forma de mero populismo-, junto a otros aspectos de naturaleza política, impiden hacer un seguimiento puntual del trasvase poblacional y cultural a nivel mundial, con datos actualizados.
Todo apunta a que la tercera invasión de Europa por el islam es, en efecto, un hecho real, desbordante y de momento imparable. Entonces, hay que volver al inicio de este artículo y, ante la evidencia de que el islamismo está penetrando progresivamente en la Unión Europea, imponiéndose sobre sus propios principios y valores culturales sin ningún freno institucional, y preguntarse por qué extraña razón se ataca al Estado Islámico en su propio territorio -militarmente adverso-, mientras se permite la tercera invasión del islam del viejo continente. Algo sin duda verdaderamente incongruente.