CRIMEN RACIAL
BILL DE BLASIO Y EL SUEñO SOCIALISTA
Ricardo Veisaga
Los policías asesinados, Wenjian Liu y Rafael Ramos.
Tras semanas de sentirse desasistidos por el alcalde de New York, el izquierdista Bill de Blasio, los policías están en un abierto enfrentamiento por el asesinato de dos agentes, mientras se encontraban en su patrulla. El asesino, Ismaaiyl Brinsley, dijo querer vengar la muerte de dos afroamericanos Eric Garner y Michael Brown, cuyos casos han motivado protestas en todo el país.
Ismaaiyl Brinsley era un negro de 28 años, que se trasladó desde Baltimore hasta el barrio neoyorquino de Brooklyn para cometer el doble asesinato, después se suicidó. También se ha dado a conocer que Ismaaiyl Brinsley sufría trastornos mentales, había sido detenido previamente en una veintena de ocasiones y fue condenado a dos años de prisión. En la madrugada del sábado Brinsley fue a casa de su ex novia, en Baltimore, y le hirió de un disparo.
El asesino le robó el móvil a su novia y tomó un autobús para New York. Sus llamadas con el móvil permitieron trazar su recorrido, aunque no dio tiempo a impedir el asesinato de los policías, que se encontraban dentro de un coche patrulla aparcado en Brooklyn. Antes de dispararles dijo a los transeúntes: «Mirad lo que voy a hacer».
Horas antes había escrito en las redes sociales que vengaría a Garner y Brown matando a dos policías. Durante la rueda de prensa de la familia del agente Rafael Ramos, de origen puertorriqueño, se oyeron críticas, y este lunes, el líder sindical, Patrick Lynch, insistió en presentar la lista de agravios contra De Blasio.
El sindicato recuerda que cuando en el mes de noviembre se anunció que no iba a ser imputado el policía que en julio mató a Garner haciéndole una llave de judo, el alcalde dijo que se trataba de «un día doloroso» y asumió parte de las críticas contra la violencia policial. Además, dio una amplia libertad a las manifestaciones que se registraron en las calles, alguna de la cuales acabó con varios oficiales agredidos. En una de las protestas se coreó: «¿Qué queremos? Un policía muerto.
¿Cuándo? Ahora».
El ex alcalde Rudolph Giuliani indicó, que acusar a De Blasio del asesinato del sábado es «ir demasiado lejos», pero consideró que había consentido en exceso con los manifestantes y dijo comprender el sentimiento de falta de apoyo que denuncian los policías. «Las manos del alcalde gotean con nuestra sangre. Por primera vez en años, somos un departamento en guerra. Actuaremos en consecuencia».
El enfrentamiento con los representantes de los 35.000 agentes de la ciudad, en un momento de gran tensión por las protestas contra la violencia policial, es la crisis más grave a la que se enfrenta el regidor en su primer año. «Hay sangre en muchas manos. Comienza en la oficina del alcalde y llega hasta los que incitaban a la violencia en la calle en las manifestaciones. No se puede tolerar», proclamó Patrick Lynch, presidente de la Patrolman’s Benevolent Association (PBA), el principal sindicato.
Como gesto de rabia, todos los agentes presentes en el hospital de Brooklyn, que atendió a las víctimas que el sábado ingresaron ya cadáveres, dieron la espalda a De Blasio de manera ostensible cuando llegó al centro. El vídeo circula por las redes sociales y deja patente la difícil situación del alcalde. La situación volvió a repetirse cuando miles de policías decidieron girarse y dar la espalda durante el discurso realizado por Bill de Blasio, poniendo de manifiesto su desencuentro con el alcalde.
Gobernar New York con la inquina del mayor cuerpo policial de Estados Unidos es tarea imposible. Una nota a favor de una huelga de celo circula entre los agentes. En ella se ordena no hacer arrestos salvo que sea necesario. Tanto la (PBA) como la segunda mayor central, la Sergeants Benevolent Association (SBA), negaron ser sus autores. Lo que sí ha solicitado la PBA a sus afiliados es que, en caso de muerte de algunos de ellos en acto de servicio, el alcalde no acuda al funeral.
Los sindicatos policiales de New York tienen fama de duros, pero los gestos de desprecio hacia el alcalde no tienen precedentes. De Blasio, que este domingo acudió a una misa en la catedral en la que recibió palabras de apoyo del arzobispo Timothy Dolan, no ha querido responder a los sindicatos por respeto, dijo, a las víctimas y sus familias. «Este es un crimen contra todos nosotros que ataca el corazón de lo que nos es más querido, nuestra democracia».
El hijo de 13 años del oficial Ramos, Jaden, publicó este domingo en su perfil de Facebook un emocionante mensaje:
«Este es el peor día de mi vida. Hoy he tenido que decir adiós a mi padre. Él siempre estaba ahí, era el mejor padre que podía pedir. Es horrible que alguien sea tiroteado solo por ser un oficial de policía. Todos dicen que odian a los policías, pero luego son ellos lo que piden su ayuda».
La familia de Ramos hizo después un llamamiento público a la «unidad» y la «convivencia pacífica». Los asesinatos golpean a la ciudad en un momento muy delicado. A las protestas se sumó el fin de semana pasado un suceso que irritó mucho a los sindicatos. Dos oficiales fueron agredidos en el puente de Brooklyn durante una manifestación. La policía se lanzó a la caza y captura de los atacantes. Para ello han distribuido fotos y vídeos para recabar la colaboración ciudadana.
La policía de New York en el homenaje a los dos policías asesinados.
Las relaciones entre De Blasio y los sindicatos son malas desde el primer día que accedió al cargo y anunció la introducción de reformas en el cuerpo. Consideran que el alcalde ha alimentado una mala imagen de su trabajo, que no les ha apoyado lo suficiente, que ha impulsado las protestas en las que se tildaba a la policía de asesina y que ha coqueteado en exceso con grupos agitadores como la «National Action Network» del reverendo afroamericano de Harlem, Al Sharpton.
Todo ello agravado por discusiones laborales para renovar el contrato de los agentes, una de las principales causas del distanciamiento. El hecho de que el alcalde esté casado con una mujer afroamericana, Chirlane McCray, con la que tiene dos hijos, complica cualquier polémica que toque el tema racial.
El penúltimo choque con los sindicatos se produjo cuando el alcalde, al criticar la decisión del gran jurado de Staten Island que exculpó al oficial Daniel Pantaleo de la muerte de Eric Garner, explicó que habían tenido miedo en ocasiones de que su hijo Dante se topara con la policía alguna noche de ocio. Aunque intentó matizar sus palabras, los sindicatos se sintieron agraviados. «Nos ha dejado a los pies de los caballos, como si fuéramos una policía a la que hay que temer», denunciaron sus portavoces.
La muerte de los dos agentes en Brooklyn, supone un golpe brutal para la política policial seguida hasta ahora por De Blasio. El demócrata llegó al poder con la promesa de una ciudad más segura, más unida y más respetuosa con los derechos civiles. Y puso fin al stop-and-frisk (detener y registrar a la gente simplemente por su aspecto), eliminó los arrestos por posesión de pequeñas cantidades de cannabis, programó cursos formativos para 22.000 agentes, implantó cámaras que grabarán la actuación de los policías, ha transformado la academia policial y tomó medidas para sacar de las comisarías y de las cárceles a miles de enfermos mentales.
En el debate electoral su contendiente Joe Lotha dijo: «De Blasio quiere una policía en bicicleta, que se siente a hablar en un club o en un café. Pero necesitamos arrestar a la gente que comete delitos, no hablarles. La policía tiene que cambiar de estrategia continuamente, estar siempre un paso por delante de los criminales».
Por el caso Garner los policías dijeron: «No fue la llave de estrangulamiento lo que mató a Garner, sino la retórica antipolicial. Es una falta de respeto a la ley el trato injusto que los agentes están recibiendo por parte de agitadores raciales, políticos y funcionarios», declaró Patrick J. Lynch, presidente de la «Patrolmen’s Benevolent Association». El destinatario, era De Blasio.
El estado de ánimo que podía leerse en sitios web dedicados a las fuerzas de seguridad era mayoritariamente de enojo, defensivo, el reflejo de una comunidad que se ve a sí misma sitiada por las percepciones de un público que no la valora. En Thee Rant, un sitio de intercambio de mensajes que utilizan agentes del Departamento de Policía de New York (NYPD, por sus siglas en inglés), muchos expresaron alivio ante la decisión del gran jurado y preocupación por la reacción en contra de sus compañeros policías.
Aunque los usuarios son anónimos, el sitio intenta limitar el acceso a personas que puede verificar que son miembros de las fuerzas de seguridad. «Tenía miedo de que (en este juicio) ajustarían las cuentas por Ferguson», escribe uno. «Afortunadamente no fue ese el caso». «A todos los policías en activo, trabajando, estén alerta», dice otro. «Guarden sus teléfonos celulares y cuídense las espaldas unos a otros». La decisión del gran jurado demuestra que el sistema funciona, escribe el «Agente Joe Bolton».
«Le puedes poner a todos los policías del país una cámara, pero el sistema, que está compuesto por los ciudadanos de a pie, es el que en última instancia decide la suerte de todos», dice. «Este es nuestro sistema judicial, no una turba queriendo linchar a alguien, es un proceso democrático». «Cada tanto ganamos una», escribe uno de los participantes. «(Es) una situación horrible, un hombre perdió su vida, pero como en el caso de Ferguson, él determinó su propio destino».
Un punto polémico en muchos de los mensajes fue la descripción que los medios hicieron de la llave que usó Pantaleo, descrita como «estrangulamiento». «No fue muerto por estrangulamiento», escribe officerloney. «Fue tomado del cuello tras resistirse a un arresto legal por parte de agentes del NYPD». Otro dice que Pantaleo estaba utilizando una «contención lateral del cuello» que, hecha en forma correcta, hace que el «individuo quede inconsciente por un breve período de tiempo, lo que permite al agente colocarle las esposas al sospechoso».
Algunos creen que Eric Garner murió por complicaciones derivadas de condiciones médicas preexistentes, como su peso y el asma. Muchos se preguntaron si el público quiere que los agentes simplemente se queden en su lugar si están viendo cómo se lleva a cabo un crimen o si deben echarse atrás al ser desafiados por un sospechoso.
«Perdón por problemas del pasado vinculados con temas de raza en los que yo NO tuve nada que ver; pero si no escuchas lo que te estoy diciendo, como que estás bajo arresto, entonces ¡cualquier problema a partir de ese momento es tu culpa!», escribe Aviano25.
¿Quién es Bill De Blasio? Zoé Valdés dijo irónicamente sin faltar a la verdad:
«En medio de un descalabro mundial de la izquierda nunca antes visto -pues ya sabemos que en España apenas existe la izquierda desde que Zapatero hundió al país, por otro lado en Francia ningún otro presidente anterior a François Hollande había registrado índices de fracaso tan vergonzosos, en Italia ni se habla de los militantes, y en Estados Unidos Barack Obama barre con el bajísimo nivel de popularidad el suelo del cuarto de los trastos, y así por el estilo en el resto del mundo-, en New York, sin embargo, ha ganado la alcaldía un tipo que se dice demócrata llamado Bill de Blasio. Parece el nombre de un cantante populachero de esos de los años setenta, como Lupita D’Alessio, o algo por el estilo, que me perdone Lupita».
El Che De Blasio, o el camarada, lo llaman sus amigos y miembros de su partido político, en cambio, el periódico la «Repubblica» de Italia encabezó un artículo sobre el «camarada» como: «El rojo De Blasio, nuevo alcalde». Quien pasó su luna de miel en Cuba al casarse con la «poetisa negra», (violando la prohibición vigente de viajar), tal como la denomina la prensa en un alarde antirracial que más racista no puede ser, Chirlane McCray.
El hecho racial fue usado por De Blasio quien usó a su mujer negra y a sus hijos «mestizos», tal como los clasificó la televisión francesa ayer, al mostrar imágenes de De Blasio luciendo no a la mujer que ama, o sea a su compañera sentimental y esposa, sino a la «negra intelectual» con la que se casó y con la que tuvo hijos nada más y nada menos que mulatos, ¡oh, novedad! Como si fueran los primeros «mulatos» de New York, como si el Bronx, Harlem y hasta la Quinta Avenida no hubiesen sido descubiertos hasta hoy.
De Blasio que pasó su luna de miel en Cuba, con su rabiosa «poetisa negra» comunista no es un demócrata, ni un liberal, aunque lo sea en parte, es un admirador del castrismo y un socialista, al igual que su mujer, ex miembro de las Panteras Negras. El «Partido Pantera Negra» (Black Panther Party, llamado originalmente «Partido Pantera Negra de Autodefensa», y popularmente conocido como Panteras Negras).
Fue una organización política afroamericana de los Estados Unidos, que fue fundada en Oakland, en octubre de 1966 por Huey P. Newton y Bobby Seale. Estos estaban influidos por las ideas de Malcolm X y por las del psiquiatra y panafricanista martinico Frantz Fanon (1925-1961), fundaron el «Consejo Asesor del Alma» de los Estudiantes en la Universidad de Merrit (Oakland).
Al año siguiente del asesinato de Malcolm X, para los actos de conmemoración del aniversario, propusieron llevar al campus un escuadrón de jóvenes armados, la propuesta fue rechazada. Tras ese incidente, dejaron el Consejo y decidieron formar el Partido Pantera Negra. El partido llevó a cabo programas para mejorar el nivel de vida de la Comunidad Negra en los Estados Unidos.
El FBI los declaró enemigo público número uno en 1969, y esta declaración fue uno de los factores claves para su desaparición. Durante su existencia, las Panteras Negras, despertaron simpatías políticas en la comunidad estadounidense en general. Algunos simpatizantes famosos, pero no militantes como, Angela Davis, la más conocida de las activistas afroamericanas, el actor blanco James Cromwell, el rapero Tupac Shakur, el actor Marlon Brando y el actor negro Danny Glover, entre otros.
Bill de Blasio es el nuevo alcalde de la ciudad de New York, desde el 1 de enero de 2013. Antes de ganar las elecciones en noviembre, De Blasio batió en las primarias a sus rivales demócratas, entre ellos la que al inicio de la carrera electoral parecía principal favorita, la abiertamente lesbiana Christine Quinn. Pero De Blasio es en cualquier caso un político favorable a los derechos LGTB, y casado con Chirlane McCray, activista política que en el pasado se identificó como lesbiana.
«I am a lesbian” (“Soy una lesbiana”) es el título de un ensayo que Chirlane McCray publicó en 1979 en la revista Essence, dirigida a las mujeres afroamericanas, en el que la esposa del nuevo alcalde reconocía sentirse afortunada “porque descubrí pronto mi preferencia por las mujeres, antes de quedar atrapada en un matrimonio tradicional y tener hijos”. “Sobreviví a las lágrimas, al aislamiento y al sentimiento de que algo terrible me sucedía por el hecho de enamorarme de otra mujer”, escribía entonces».
El conocimiento de que Chirlane McCray se identificó como lesbiana y mantuvo relaciones con varias mujeres antes de conocer en 1991 al que ahora es su marido, apenas si tuvo repercusión en la carrera electoral, en la que De Blasio competía por la alcaldía de New York, una ciudad especialmente abierta y tolerante por lo que a cuestiones de sexualidad se refiere.
De Blasio, sus dos hijos Dante y Chiara y su mujer, ex lesbiana, ex Pantera Negra ¿ex?
Sí causó cierta sorpresa en algunos círculos el hecho de que McCray hubiera pasado de puntillas sobre su pasado personal hasta que en mayo pasado «The New York Observer» rescatara del olvido su ensayo.
«En los años setenta me identifiqué como lesbiana y escribí sobre ello. En 1991 conocí al amor de mi vida, me casé con él y juntos hemos criado dos hijos maravillosos. Cada día me felicito a mí misma por lo afortunada que soy de haber encontrado a mi alma gemela».
Esa fue la breve y escueta explicación que McCray dio entonces. Posteriormente se mostró más explícita y reveló en una entrevista a «Essence» (la misma revista que en 1979 publicó su ensayo) que con la misma naturalidad con la que a los 17 años salió del armario como lesbiana se enamoró de un hombre, «dejando de lado las presunciones que tenía sobre la forma en la que me llegaría el amor».
En la entrevista, McCray destaca que en su momento sintió la necesidad de escribir «I am a lesbian» para contribuir a derribar el mito de que entre los negros no había personas homosexuales. «Era mi forma de decir a todas las mujeres negras [lesbianas, se sobreentiende] ‘no estáis solas’», declaró. A la pregunta de si todavía le atraían las mujeres, McCray respondía con la misma naturalidad: «estoy casada y soy monógama, pero no estoy muerta, y Bill tampoco lo está».
Eso sí, McCray rechazaba definirse expresamente como bisexual. «Soy más que una etiqueta. ¿Por qué la gente está empeñada en poner etiquetas sobre en qué punto del espectro sexual nos situamos?», respondía McCray, según la cual se trata de encontrar a la persona adecuada, con independencia de su sexo.
De Blasio ganó porque fue votado por una gran cantidad de inmigrantes que, cómo iba a ser de otro modo, ya le presentaron la lista de sus «diez deseos». Inmigrantes, que, por cierto, esa lista de «diez deseos» jamás la presentan en sus respectivos países cuando todavía se encuentran en ellos, ni intentan cambiar las leyes migratorias de sus países tal como lo intentan hacer en Estados Unidos, y en lugar de aportar alguna utilidad se la pasan pidiendo, viven de las ayudas y las becas, rara vez de su trabajo (no todos).
Un grupo de inmigrantes de diversos países acudió a la alcaldía con una «lista de diez deseos» que esperan que el sustituto del saliente Michael Bloomberg preste atención. Portando pancartas en los que pedían al nuevo alcalde desde «apoyo para un trato justo de los trabajadores» hasta el «cese de las deportaciones».
Destacaron que New York es hogar de más de tres millones de inmigrantes, lo que supone uno de cada tres neoyorquinos y más de la mitad de la fuerza laboral de la ciudad. «El próximo alcalde de Nueva York liderará una ciudad con la mayor población de inmigrantes en EE.UU. Esperamos trabajar con él para ampliar la participación cívica y asegurar recursos para educación, salud y para acceso a servicios en el idioma del inmigrante», dijo Steven Choi, director ejecutivo de la Coalición del Inmigrante de New York.
«Pedimos además al nuevo alcalde un desarrollo económico justo, que el trato justo a trabajadores inmigrantes sea una prioridad y que finalice la práctica ilegal de vigilancia a los musulmanes», así como la de parar y cachear a neoyorquinos conocida como «stop and frisk», destacó. Guillermo Chacón, activista y presidente de la Comisión Latina contra el Sida, señaló que esta lista los inmigrantes debe ser tomada a conciencia por quien resulte electo.
La lista está encabezada por el pedido al nuevo alcalde para que tenga un papel activo promoviendo la reforma migratoria y para que se detengan las «injustas» deportaciones, así como apoyo para los jóvenes «soñadores», de los que hay unos 100.000 en la ciudad. También esperan que todos tengan acceso al nuevo seguro de salud, en una ciudad donde los inmigrantes enfrentan barreras lingüísticas, legales y financieras para recibir un servicio asequible.
Los inmigrantes también han pedido un desarrollo económico «justo» que apoye sus negocios, y que se centre en la creación de empleos y oportunidades económicas que pongan fin a la pobreza en estas comunidades. En el documento figura además apoyo para la licencia de conducir y de identificación para indocumentados, así como que se asignen fondos para los diversos programas para la comunidad inmigrante, como las clases de inglés que brindan organizaciones comunitarias.
Digamos en otras palabras que pidieron la «enchilada completa», como lo pidió el ex canciller de México, Jorge Castaneda. Pero a estos inmigrantes el nuevo alcalde no los lució en su campaña, ni tampoco el presidente (Obama) votado en dos ocasiones. Los usan, eso sí, y los dejan tirados como papel higiénico cuando ya les arrebataron el voto. Pero estos inmigrantes, desde luego, son tan brillantes que siguen votando a la izquierda americana ¡Allá ellos!
En sintonía con la política de sumisión al islam que implementa de manera lenta pero firme Barak Hussein Obama, el demócrata De Blasio, quien ocupa la Gracie Mansion de New York, durante la campaña le había prometido a un grupo de partidarios musulmanes durante un mitin en Columbus Park en Downtown Brooklyn, que no van a tener que vivir con el temor de ser objeto de vigilancia constante.
«Los esfuerzos de vigilancia deben basarse en información específica concreta, y obviamente, tienen que pasar por un proceso de selección cuidadoso». Según el sandinista Bill, se puede inferir que New York deberá desmantelar sus operaciones de lucha contra el terrorismo y abandonar el monitoreo de una gran cantidad de organizaciones islámicas y mezquitas que tienen vínculos con el extremismo en todo Estados Unidos.
Bill De Blasio, fue un admirador de Fidel Castro, y un sandinista adorador de la musulmanería. Sus votantes son, de hecho, una gran cantidad de musulmanes antisemitas, y también, ¡cómo que no!, los judíos neoyorquinos, siempre tan devotos y dispuestos al sacrificio. El mulá De Blasio ya declaró que hará de la ciudad de New York un «paraíso igual para todos» (un paraíso, igualado para abajo, como todo lo que hacen los zurdos), y la pondrá en un «rumbo absolutamente progresista».
Es decir, progre. Bill de Blasio, cuyo verdadero nombre es Warren Wilhelm Jr., de ascendencia alemana por parte de padre e italiana del lado materno, nació el 8 de mayo de 1961 en Manhattan (New York) y su nombre primigenio en el certificado de nacimiento es igual que el de su padre de ascendencia alemana. Su madre fue María (Née) De Blasio, hija de inmigrantes italianos. De su progenitora usa el apellido actual que cambió legalmente en 1983 por el de Warren de Blasio-Wilhelm.
En diciembre de 2001, solicitó a un juez en Brooklyn cambiar oficialmente su nombre de nuevo, esta vez a Bill de Blasio. Su llamativa propensión a los cambios de nombre motivó que se examinasen expedientes que muestran que de 1995 a 2001 el ahora candidato a la alcaldía, se ha registrado en el «Consejo de la ciudad de Elecciones» como Bill de Blasio y votó 10 veces bajo ese nombre, a pesar que aún no había solicitado al tribunal cambiar su nombre a Warren de Blasio-Wilhelm.
Otros registros públicos contienen una maraña vertiginosa de nombres de De Blasio. El 25 de junio de 2003 una hipoteca con J.P Morgan, por ejemplo, fue catalogada como «proyecto de ley conocido como Warren de Blasio AKA Wilhelm». Y él firmó, «Warren de Blasio-Wilhelm AKA Bill de Blasio».
Confeso admirador del gobierno comunista de Fidel Castro (pasó en Cuba su luna de miel en 1994), De Blasio viajó a Nicaragua en 1988 para hacer trabajos sociales en apoyo al gobierno militar sandinista de Nicaragua (y entregar ayuda de una organización izquierdista estadounidense), que había derrocado en 1979 al dictador nicaragüense Anastasio Somoza Debayle.
También realizó actividades para recaudar fondos para la causa revolucionaria marxista-leninista de un régimen cuya brutalidad y represión de los disidentes estaban ampliamente documentados. En esa época De Blasio tenía 26 años y los sandinistas nicaragüenses enfrentaban a la guerrilla de la «contra», que estaba apoyada de manera indirecta por el gobierno de Ronald Reagan. Tras regresar de Nicaragua, siguió respaldando y colaboraba con un grupo pro sandinista llamado «Red Solidaria con Nicaragua». En relación a ello escribió la periodista María Anastasia O’Grady, en «El Diario Exterior»:
«La represión que siguió fue despiadada y contó con la colaboración de personeros cubanos. Se confiscaron casas, haciendas, ranchos y empresas y los medios de comunicación independientes fueron amordazados. La planificación centralizada significó la imposición de controles de precios para todos. Incluso las campesinas que llevaban sus verduras y frutas a los mercados eran arrestadas por especuladoras».
«Los campesinos de las zonas montañosas que lucharon para derrocar a Somoza se rebelaron. No querían ser gobernados por un dictador de izquierda más que por uno de derecha. Organizaron los ‘contras’. Los indígenas misquitos también se resistieron. En retribución, el ejército quemó sus aldeas y llevó a cabo ejecuciones. Miles huyeron a Honduras para vivir en campos de refugiados».
Los opositores le reprochan a de Blasio el uso de su familia, especialmente la concurrencia de su hijo Dante, a mítines y actos políticos, donde su peinado afro es profusamente fotografiado, para congraciarse con un sector del electorado. Lo que produjo los efectos buscados. A juzgar por las estadísticas, a Bill de Blasio, su especulación y demagogia le dio dividendos. Entre los encuestados de raza negra, de Blasio tuvo un 89 % de las preferencias.
Se sabe que fue votado por la casi totalidad de los musulmanes. Entre los hispanos, el 76%. Entre las personas de raza blanca, el 57%. Entre las mujeres, el 67%. Entre los varones, el 65%. Entre los votantes judíos, el 61%. Y entre los protestantes, el 77%. El republicano Lhota tan sólo tuvo preferencias entre los electores católicos, con un 47% a su favor, contra un 45% para de Blasio.
La rabiosa activista musulmana Linda Sarsour y Bill de Blasio.
Resulta inexplicable la adhesión de gran parte del electorado norteamericano judío a de Blasio, de estrecho vínculo con Linda Sarsour, una islámica rabiosamente antisemita, directora de la «Asociación Árabe de New York» y furibunda antiisraelí que ha dicho que «nada es más espeluznante que el sionismo» al que equiparó con racismo. Visitante frecuente de la Casa Blanca, Sarsour, se autodenomina una estadounidense musulmana palestina y pide la derogación de la Ley Patriota alegando que la preocupación de los estadounidenses por la amenaza terrorista islamista continua es exagerada.
Linda Sarsour declaró: «Vamos a poner nuestras tropas en el terreno para él. Nos aseguraremos de que no sólo vamos a ganar, además vamos a enviar un fuerte mensaje a la ciudad de New York que esta es una ciudad para los progresistas».
«Vamos a ganar. Y vamos a ganar a lo grande. Y va a ser con la ayuda y el apoyo de la comunidad musulmana a Bill de Blasio».
Por mor a un progresismo mal entendido, y para evitar ser endilgados como «islamofóbicos», diremos que los neoyorquinos votaron a quien maniatará a la policía local disminuyendo peligrosamente los controles sobre posibles sospechosos islámicos que puedan perpetrar atentados terroristas y permitirá más ataques de la comunidad afroamericana a la policía y marchas para protestar por su «brutal metodología».
Y uno (pobre hispano, no latino) sigue esperando si surge algún líder capaz de aglutinar a todos los blancos, asiáticos e hispanos, en una marcha para quejarnos de la violencia, el robo y el abuso que hacen los negros, y contra los Demócratas, que nos obligan a mantener la vagancia de los negros, de los «Brothers», sacándonos dinero puntualmente de nuestro cheque semanal.
1 de enero de 2015.