

CORRUPCIÓN PANAMEÑA: LOS VARELALEAKS
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, transmitió un mensaje claro al presidente panameño, José Raúl Mulino, en el que exigió eliminar la presencia de China en el Canal de Panamá o enfrentar represalias por parte de Estados Unidos. El presidente Mulino en un gesto de conciliación, anunció posteriormente que Panamá no renovará un acuerdo de financiación de infraestructura firmado en 2017 con China y propuso conversaciones «a nivel técnico» para calmar a Trump sobre la presencia china en el canal.
El presidente panameño había rechazado las amenazas del presidente Donald Trump sobre una posible recuperación de la vía interoceánica, considerándolas una afrenta a la soberanía nacional. Sin embargo, antes de que Rubio dejara Panamá, Trump reforzó su postura respecto al canal. Desde la Base Conjunta Andrews, en las afueras de Washington, Donald Trump declaró: «Lo recuperaremos, o algo muy poderoso va a suceder». Marco Rubio transmitió a Mulino la preocupación de Trump de que la participación china en la administración del canal viola el Tratado de Neutralidad, firmado en 1977 y que permitió la transferencia de la vía acuática a Panamá en 1999.
Este acuerdo establece que el canal debe permanecer neutral y accesible a todas las naciones en tiempos de paz y guerra. La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, reiteró la posición de Washington y señaló que «el statu quo es inaceptable». Según Bruce, Rubio advirtió que, sin cambios inmediatos, «Estados Unidos tendría que tomar las medidas necesarias para proteger sus derechos bajo el tratado». Hay que aclarar que hay dos tratados no uno. Uno que se llama el Tratado del Canal de Panamá y que habla sobre la devolución de cinco kilómetros de territorio de ambas bandas del canal y el propio Canal. Lo que era llamado la zona del Canal, y que por casi cien años Estados Unidos tuvo soberanía sobre esa zona, en virtud de otro tratado.
El tratado que se llama El tratado de neutralidad, dice que Estados Unidos siempre va a proteger la neutralidad del Canal. Eso quiere decir que, si Estados Unidos ve que hay amenaza en Panamá de otro poder, de otro país, Estados Unidos tiene no solo el derecho sino el deber de vigilar la neutralidad de esa vía oceánica. El acuerdo otorga a Estados Unidos el derecho a defender el canal mediante el uso de la fuerza militar para garantizar la neutralidad del canal y asegura el uso perpetuo del canal por parte de Estados Unidos.
Estados Unidos tiene el derecho a que todos sus buques de la armada, US Navy Ship, puedan cortar la fila de paso de navíos. Es decir, si llega un submarino, o un buque de guerra de la marina estadounidense, puede cortar la fila y pasar con prioridad, como lo hace una ambulancia en emergencia o un vehículo policial en persecución. Otra cosa, Estados Unidos no maneja una flota de buques comerciales. El 1,5 del total de los buques comerciales que llegan a Estados Unidos son nacionales.
Actualmente, una filial de Hutchison Ports, con sede en Hong Kong, opera dos puertos en las entradas atlántica y pacífica del canal. La empresa ha renovado un contrato de 25 años con Panamá que le permite operar estos puertos hasta 2046. Rubio sostiene que China mantiene un estricto control sobre las empresas con sede en Hong Kong, podría cerrar el canal en tiempos de conflicto con Washington. Les dijo a los funcionarios panameños que tal influencia china viola el tratado de neutralidad.
El presidente de Panamá reconoció las preocupaciones de Washington y señaló que las autoridades panameñas están auditando al operador portuario de Hong Kong y que actuarán en consecuencia en función de sus conclusiones. «Los puertos plantean dudas, pero, como he dicho, hasta ahora no tengo elementos de juicio para opinar nada más», dijo.
El gobierno de Panamá rompió sus lazos con Taiwán en 2017 y meses después se adhirió a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el proyecto de infraestructura global del régimen chino que atrapado a los países pobres en deudas. Es increíble oír a los mandatarios y a los ciudadanos de los países iberoamericanos hablar de dignidad, de soberanía, cuando están enviando por décadas a su gente a trabajar a otros países. El actual problema por el Canal tiene como padre al ex presidente Juan Carlos Varela.
El panameño Juan Carlos Varela, conocido también como el «Tortugón» y «Cachaza», por sus implicancias en el caso Odebrecht y los 10.7 millones de dólares que le entregó la constructora brasileña, y ante las implicaciones de su ruptura con Taiwán para echarse en los brazos de China. El Tortugón dijo que el establecimiento de esas relaciones «se hizo con transparencia y dignidad».
La trama del caso chino estuvo plagada de engaños, truculencias y tensiones no solo con Estados Unidos sino también con Taiwán, por tanto, Juan Carlos Varela de lo que menos puede hablar es de transparencia. Sobre esta cuestión el presidente José Raúl Mulino, señaló a Varela como «responsable indirectamente» de la actual crisis con Estados Unidos en torno al Canal, producto de una «una negociación turbia» al establecer lazos diplomáticos con China. «Millones de dólares, entre otras cosas. Pero nadie le pregunta nada. Él no puede salir del país, así que por ahí debe andar. Tiene que echar el cuento. Varela tiene que echar el cuento», añadió Mulino.
¿Qué son los varelaleaks?
Es la filtración de una serie de mensajes extraídos del teléfono del expresidente panameño Juan Carlos Varela (2014-2019) y que sacudió al país, tanto es así, que llegó a considerarse el segundo escándalo más importante luego de los Panama Papers. En su momento provocó la renuncia de una fiscal, una solicitud de revisión de las negociaciones de la Procuraduría con la gigante brasileña Odebrecht, así como una denuncia penal del mismo exmandatario, además de una seguidilla de reclamos y acusaciones.
Un sitio anónimo denominado «Varelaleaks», reveló comunicaciones privadas que habría tenido el expresidente, por WhatsApp, entre los años 2017 y 2018, señalando que al exmandatario se le había extraviado su teléfono celular. Producto de esta filtración, la fiscal jefe de Panamá, Kenia Porcell, dimitió a su cargo tras la publicación de conversaciones que habría tenido con el exmandatario y en las que discutieron casos de la justicia y de temas del país.
Los diálogos habrían sido interpretados por algunos sectores como una presión de Varela a la fiscalía para orientar investigaciones sobre casos de corrupción, como el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht, acusada de pagar sobornos en el país para obtener contratos. Porcell, nombrada por Varela en 2014 para un período de 10 años, indicó que esas filtraciones son un «delito muy grave, que tiene que ser investigado, y se tiene que llegar hasta las últimas consecuencias para determinar quién lo hizo». La jerarca indicó que su dimisión buscaba evitar que digan que está parcializada o que se está encubriendo a alguien.
El procurador Rigoberto González anunció la apertura de una investigación por dos causas contra Porcell. Además, Rigoberto González solicitó revisar el acuerdo entre la Procuraduría General de la Nación (PGN) y la empresa Odebrecht, suscrito en 2017, en el que la empresa brasileña aceptó cancelar 220 millones de dólares por haber pagado sobornos en Panamá.
En su declaración, a través de un video, Varela aseguró que «el establecimiento de relaciones con China no afectó la relación estratégica, comercial y de seguridad con Estados Unidos». Afirmó que tampoco comprometió la neutralidad del país ni la operación del Canal. Los sucesos actuales demuestran lo contrario. Desde el 2015, cuando el Tortugón-Cachaza inició las negociaciones secretas, hasta que se consumó el proceso en junio del 2017, existe documentación para asegurar que el proceso estuvo lleno de irregularidades que comprometieron aspectos de seguridad nacional.
Varela se defendió señalando que lo publicado «ha sido manipulado» y acusó a su antecesor, Ricardo Martinelli (2009-2014), de estar detrás de esta filtración. Sostuvo que la interceptación de sus comunicaciones se hizo con un equipo de espionaje adquirido durante la gestión de Martinelli y rechazó que hubiera perdido su celular. Ese año Martinelli fue juzgado y declarado «no culpable» por cargos de espionaje a opositores durante su gobierno. El ex presidente admitió haber sostenido esas conversaciones, aunque aseguró que su contenido «ha sido distorsionado».
En las conversaciones de Varela, quedaron destapadas las de sus interlocutores, entre quienes se encontraron más de una docena de personas, desde la procuradora general de la Nación (fiscal general del Estado), Kenia Porcell, hasta la esposa del mandatario, Lorena Castillo, pasando por el contralor general de la República, Federico Humbert, y el principal empresario del país, Stanley Motta.
El enlace a la página web «Varelaleaks» comenzó a ser publicitado o compartido el día de su publicación a través de la aplicación WhatsApp y de otras redes sociales, principalmente por personas relacionadas en menor o mayor grado con el también expresidente de Panamá Ricardo Martinelli (2009-2014). En la página sus autores se identifican como «un grupo de ciudadanos latinoamericanos comprometidos con la democracia y hastiados de la corrupción y abuso de nuestras autoridades». «Hasta nosotros llegó, un teléfono celular, un dispositivo que después de verificarlo pudimos comprobar que contiene las conversaciones de WhatsApp que sostuvo entre 2017 y 2018 el ahora expresidente de Panamá Juan Carlos Varela», explicaron.
La primera canallada fue con Taiwán, tradicional amigo de Panamá. Un año antes de establecer relaciones con China, mientras la negociación estaba en curso, Varela recibió con honores en Panamá a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen. Firmó un acuerdo mediante el cual Taiwan garantizaba 72 millones de dólares para proyectos de cooperación durante el quinquenio varelista. Varela viajaba por el mundo en un Embraer Legacy 600 donado en diciembre del 2009 por Taiwán, a un costo de 22 millones de dólares, al gobierno de Ricardo Martinelli, del cual Varela fue vice presidente y canciller.
En agosto del 2017, el exministro de la Presidencia, Álvaro Alemán, urgió al ex presidente para que publicara en la Gaceta Oficial la renovación del contrato de concesión a la empresa taiwanesa CCT Evergreen, administradora de un puerto en Colón. Alemán decía que era «una arbitrariedad» y exponía «al Estado a una reclamación». Por el contrario, Varela consideraba que era «una baraja que tenemos frente a una futura negociación de un acuerdo con Taiwán».
El empresario Stanley Motta, quien le aconsejó no «desafiar» a Estados Unidos para «bailar» con China. Varela también le recomendó permitir que Taiwán abriera una oficina comercial en Panamá, desconociendo que, como prerrequisito de la apertura de relaciones, China había exigido eliminar toda presencia de Taiwán en Panamá. En tanto, desde la Casa Blanca, Juan Cruz, entonces responsable del Consejo de Seguridad para América Latina, le advirtió a Varela que tuviera cuidado de «no recibir una bala perdida» por entregarse a China. «Yo no les pedí un dólar a los chinos», fue la respuesta de Varela a Juan Cruz, según está registrado en los Varelaleaks. «Mal enfoque», le respondió Cruz. Varela contesto: «Bueno me tocará pagar el precio».
Varela no pudo borrar el mensaje de Jorge Barakat, exadministrador de la Autoridad Marítima de Panamá (AMP). «Presidente, sugiero no mencionar la donación del billón de yuanes (145 millones de dólares) porque puede dar la impresión de que fue el precio por la ruptura con Taiwán», le escribió a Varela a la 1:48 de la madrugada del domingo 19 de noviembre del 2017. Esa «donación», no entró al Tesoro Nacional. Barakat dijo: «Usted ha manejado todo muy bien y es mejor esperar que arranque el proyecto educativo totalmente». Si los 145 millones de dólares tenían relación con educación, no hay registro de tales proyectos.
Bajo demanda de abogados, el Ministerio de Educación certificó que los chinos no habían financiado ningún proyecto educativo y no existía registro de cooperación económica alguna. ¿Y la venta de ron Abuelo? El viernes 15 septiembre 2017, a las 9:37 de la mañana, el exembajador de China en Panamá, Weing Wei Hua, le dijo a Varela que estaban por cerrar un acuerdo con la empresa Varela Hermanos.
«Su hermano (Luis José Varela, gerente) de la empresa, ya se comunicó conmigo sobre tema de compra de licores», le escribió. Comentó que estaba saliendo para el hotel Miramar Intercontinental para firmar el acuerdo. «Excelente que se tenga la fecha», contestó el presidente.
El embajador chino le dijo que «38 millones de dólares se firmarán ahora de compra China a Panamá, en 30 minutos». A las 2:33 de la tarde de ese mismo día, se produjo un nuevo intercambio con Varela. «Ya se firmaron, todo un éxito, pero un pequeño comienzo nada más», le escribió Weing Wei Hua. «Excelente, muchas gracias», fue la respuesta del expresidente.
El 6 de diciembre del 2017, Varela le pidió a su exjefe de gabinete, Ronald Campbell, que coordinara «prestarle» al exembajador de China el avión presidencial, que había sido donado por Taiwán. No se especificó destino. Con su socia, la empresaria Janeth Pool, Varela coordinó la venta, en enero del 2018, de un terreno en Pacora a la firma china Company Introduction Ownership Structure. El terreno valía 55 millones de dólares y Varela le aconsejó venderlo en 40 millones. «Necesito vender esas tierras», le urgió el expresidente.
El 13 de septiembre del 2017, Varela recibió un mensaje de su entonces embajador en Washington, Emanuel González Revilla hijo. Le comentó que el Departamento de Estado, cuestionaba la «transparencia» con que se habían establecido los tratos con China. «Nosotros siempre hemos dejado clarísimos que Panamá nunca ha pedido ni pedirá nada a cambio de establecer relaciones con China», le respondió Varela. Una semana después González Revilla le comentó que en los círculos latinoamericanos en Washington corría el rumor de que «Panamá estaba abanicando a otros países para que se cambiaran a China». El 21 de septiembre, Varela le adelantó a González Revilla, que estaba pensando «ponerles visa a los americanos».
El 4 de octubre, González Revilla le informó a Varela que el ex vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, había dado un duro discurso contra China. «No mencionó a Panamá directamente, pero sí hizo referencia a que tres países de la región habían abandonado a Taiwán», aclaró. «Vaya, que le den», fue la reacción de Varela. No se habría producido el choque con Washington ante el compromiso de Varela de entregarle a China cuatro hectáreas en Amador para construir su nueva embajada.
El tema de la ubicación de la sede de la embajada de China en Panamá, fue manejado por Varela como secreto absoluto. Cuando el caso reventó, enfrentó una creciente ola de rechazo. De acuerdo a los Varelaleaks, Varela despotricaba contra los opositores a la ubicación de la embajada asiática. Los llamaba «imbéciles», «gente que hace huevadas». Sus asesores, como el banquero Pancho Sierra, le advirtieron que el tema estaba «generando una crisis con Estados Unidos por un terreno en un lugar equivocado».
En septiembre del 2018, Cruz, le escribió al expresidente que «éste fastidio de la embajada china tiene muy descontento a Trump y Estados Unidos». Lo comparó como «un campo de minas» al tratarse de «un tema súper delicado». Le explicó que Washington consideraba que los chinos «representan un peligro porque están tomándose el Canal. Invasión by chinese. Todo ese drama. Temas ocultos». «Eso es ridículo», reaccionó Varela. El 21 de septiembre del 2018, Varela recibió «amenazas de los gringos» de cancelar el visado «a funcionarios que tienen que ver con China». El Consejo de Seguridad Nacional le advirtió que autorizar la embajada china en Amador podría hacer peligrar la asistencia militar de Washington.
El fuerte Amador, junto al fuerte Grant, fueron dos antiguas bases militares estadounidenses, que recorrí personalmente en mi estadía en Panamá, destinadas para proteger la entrada sur del canal de Panamá. Amador estaba ubicado bajo el puente de las Américas, y Grant consistía en unas tres islas cercanas a la costa, unidas al primero mediante la calzada de igual nombre. Fuerte Amador se nombró en honor al primer presidente de Panamá, Manuel Amador Guerrero, mientras que el Fuerte Grant se nombró en conmemoración de la llegada de Grant a este lugar.
En octubre del 2018, el exsecretario de Estado, Mike Pompeo, llegó de visita a Panamá, entonces Varela le dijo a la exvicepresidenta y excanciller, Isabel Saint Malo, que no quería el tema de China «en la agenda de hoy» con Pompeo, «si lo trae seré, cortante». Sin embargo, Pompeo reveló el contenido de su conversación privada con el expresidente. «Le dejó claro a Varela su preocupación por que Panamá pudiera convertirse en una base para la creciente expansión china en el hemisferio occidental. Pompeo también advirtió a Varela sobre la presencia de empresas estatales chinas en Panamá que participan en actividades económicas depredadoras, como préstamos y obras de infraestructura».
Luego se produjo la crisis por la ruptura del contrato con la empresa General Dynamics -un conglomerado canadiense dueño de empresas estadounidenses del sector aeroespacial y militar-, que por 23 millones de dólares establecería un centro de vigilancia en Colón mediante un sistema de cámaras de seguridad. Varela rompió abruptamente el contrato y se lo cedió a la empresa china Huawei Technologies, que entonces representaba riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos. Estaba en una lista negra como parte de sistemas para obtener información de inteligencia para Beijing. En la tarde del martes 8 de agosto, el exembajador de Estados Unidos en Panamá, John Feeley, le escribió a Varela expresando su malestar porque China estaba involucrándose en temas de seguridad en Panamá.
Ese día le habían preguntado desde Washington, «¿qué es esa mierda, John?», luego de enterarse de que el expresidente «había incumplido el compromiso de no involucrar a los chinos en materia de seguridad». El Centro de Operaciones de Seguridad y Emergencias fue inaugurado en Colón el 11 de noviembre del 2018, como un resultado visible de las relaciones de cooperación entre China y Panamá. Se trató de un proyecto de 9.3 millones de dólares no reembolsable.
Feeley planteó a Varela las implicaciones de romper el contrato con General Dynamics. «El Comando Sur y otros lo van a ver como el zorro en el gallinero», le advirtió alarmado. También salieron a relucir en ese momento, el asunto de los visados para ciudadanos chinos. Feeley le informó a Varela que ese tema había generado en Washington una reacción que «parecen Rápidos y Furiosos».
Varela quiso esquivar el bulto comparando las visas a chinos con la de los otorgadas a los cubanos. «Con respeto, señor, China no es Cuba. Estoy conformando un grupo de expertos de Washington sobre la inteligencia de los chinos y cómo van a jugar en Panamá». «Los chinos nos queman dondequiera. Por eso queremos que usted actúe con toda la información que nosotros tenemos sobre los patrones de comportamiento de China», le planteó el exembajador estadunidense.
La exprocuradora general, Kenia Porcell, recién llegada de China, en septiembre del 2017, le escribió a Varela preocupada por el tema de las visas. «El cónsul puede estar firmando visas que luego serán un problema», le comentó Porcell. «El problema son los americanos que quieren bloquear todo», le dijo Varela. Porcell le preguntó: «¿Usted consideró siempre el tema de las visas de Shanghái? Recuerde el tema de PB (el expresidente Ernesto Pérez Balladares) por las visas de chinos». Varela le contestó que no le importaba «perder la visa» –como había ocurrido con Pérez Balladares- para entrar a Estados Unidos.
Según los Varelaleaks, el 8 de abril del 2018, Ermitas Pérez Ferreira, exfuncionaria de la embajada estadunidense en Panamá, le reclamó al expresidente: «Es que ahora solo quieres a los chinos». La preocupación de Varela era qué pasaría con sus relaciones con Estados Unidos, cuando terminara su gobierno.
Jj: ¿Se portarán bien conmigo estos americanos después?
Ermita Pérez: Veremos. Jj: Jajajjajajaja.
Ermita Pérez: Todo depende de tu affaire con los de los ojos de alcancía (chinos).
Jj: China es una realidad.
Ermita Pérez: China es una asquerosa realidad.
Jj: Es el principal socio comercial de Estados Unidos
Ermita Pérez: Y nos los culeamos. Y ellos lo saben. Y encima el embajador es una mierda.
Jj: ¿Cuál?
Ermitas Pérez: El embajador chino.
Por esos días, el Consejo de Seguridad Nacional le había hecho llegar a Varela un artículo del analista Mark Smitsson publicado en Estrategic Review.
«Desde que Occidente se percató de las conversaciones entre el gobierno chino y de Panamá a finales de 2014, surgieron sospechosamente los Papeles de Panamá, luego la Lista Clinton, los problemas con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y Francia y, aun así, el gobierno panameño continuó con las negociaciones mientras la inteligencia occidental estaba al tanto, sin que el gobierno panameño lo supiera», sostuvo el análisis.
«Panamá es el nuevo socio, la joya de la corona comercial de China en las Américas. Occidente observa atónito lo que se creía prácticamente imposible hace dos años, China y Panamá se están jugando todo por el todo, y la pregunta es, ¿Panamá está preparado?», destacó el artículo.
En cuanto a China, el Ejército Popular de Liberación (EPL) mantiene relaciones con el Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), el Servicio Nacional Aeronaval (SENAN) y la Policía Nacional de Panamá, incluyendo la formación de sus efectivos en territorio chino. En 2023, la RPC donó más de 6.000 chalecos y cascos militares a las fuerzas de seguridad panameñas, aunque en colores incompatibles con sus uniformes y con problemas de calidad que llevaron a su deterioro.
El verdadero problema era el alcance de su presencia comercial en Panamá. El gigante logístico chino Hutchison Ports opera terminales en ambos extremos del canal, controlando dos de los cinco principales puertos. Además, la creciente influencia económica china ha convertido a Panamá en un centro logístico y financiero global para sus intereses comerciales, en un contexto de escasa transparencia y múltiples irregularidades. Poco después de que el entonces presidente Juan Carlos Varela reconociera a la RPC, documentos filtrados de su cuenta de WhatsApp revelaron que la empresa de exportación de licores de su hermano había obtenido beneficios en China. Aunque no se probó un quid pro quo, Varela sí intentó frenar el avance chino en sectores como el eléctrico.
Su sucesor, Nito Cortizo, revisó varios proyectos con empresas chinas y limitó algunos de ellos. Sin embargo, en 2021, su gobierno renovó la concesión de Hutchison en los puertos de Cristóbal y Balboa en términos sumamente favorables y bajo condiciones poco transparentes, lo que generó sospechas sobre la capacidad de la empresa para influir en el gobierno panameño y facilitar los intereses comerciales y estratégicos de China. Además de los puertos, la estatal china COSCO, que ha apoyado al EPL en conflictos en Libia, Yemen y otras regiones, es uno de los clientes más importantes del Canal de Panamá.
Empresas chinas también participaron en grandes proyectos de infraestructura en el país, como el Centro de Convenciones Amador, construido por China Construction Americas, firma condenada a pagar 1.600 millones de dólares por corrupción en otro proyecto. Asimismo, se construyó una terminal de cruceros cerca de Ciudad de Panamá y un contrato para construir un puente de 1.520 millones de dólares sobre el canal.
El gigante tecnológico Huawei tiene su sede regional en Panamá y desempeña un papel clave en la infraestructura digital del país. Otras compañías chinas han establecido centros logísticos en Colón, Panamá Pacífico y otras zonas económicas especiales. En el sector minero, la empresa Jiangxi compró más de dos tercios del cobre panameño de la mina Cobre Panamá, la cual representaba 5% del PBI del país antes de su cierre en 2024, aunque el actual gobierno evalúa reabrirla.
Durante la administración Varela, Panamá inició negociaciones para un tratado de libre comercio con China, lo que habría ampliado aún más la presencia china en el país. Aunque las conversaciones se estancaron bajo Cortizo, el gobierno actual de José Raúl Mulino ha expresado interés en retomarlas. Más allá del gobierno, casi todas las familias más influyentes de Panamá tienen vínculos comerciales con empresas chinas.
Desde 2017, la RPC ha desplegado una estrategia de diplomacia de influencia, invitando a académicos, empresarios, políticos, periodistas y funcionarios panameños a viajar a China, generando una red de intereses que podría ser explotada para obtener información, favores o ventajas estratégicas. Algunos ex funcionarios panameños que negociaban con China incluso recibieron becas financiadas por el gobierno chino para estudiar en el país asiático.
Más allá de apoyar los objetivos comerciales y políticos de la RPC, la combinación de presencia, influencia y relaciones comprometedoras de China en el gobierno y la comunidad empresarial de Panamá le brinda muchas oportunidades que podría explotar para cerrar el canal o utilizar de otro modo contra Estados Unidos en el momento de un conflicto en el Indopacífico. Ambos gobiernos se toman muy en serio el Artículo IV del Tratado Carter-Torrijos de 1977 de proteger y defender el Canal, lo que incluye el ejercicio anual Panamax, centrado en la protección del canal, uno de los mayores ejercicios multilaterales de la región, en el que participan 20 naciones.
La intervención militar estadounidense de 1989 para destituir al narco presidente panameño Manuel Noriega recuerda que existe un precedente de actuación estadounidense cuando percibe que están en juego sus intereses estratégicos fundamentales en relación con la zona del Canal, al margen de las cuestiones legales.
China es el enemigo numero uno de Estados Unidos, y Panamá que es una creación de una docena de oligarcas colombianos residentes en Panamá que pidieron ayuda a Washington para dar un golpe palaciego y constituirse en una nueva nación política separándose de su patria Colombia, le deben su existencia a Estados Unidos, y en una confrontación imperial mundial no hay neutralidad que valga, o están con los chinos o perderán el canal por la fuerza militar contemplada en el tratado de referencia. Lo que está en juego es la seguridad nacional de Estados Unidos.
31 de enero de 2025