CONFLICTOS EN EL CÁUCASO
LOS RESTOS DEL IMPERIO SOVIÉTICO
Ricardo Veisaga
Mapa de la región del Cáucaso
La denominación de países del Cáucaso se debe a una cadena montañosa y a una región geográfica que divide el sureste de Europa del continente asiático. Tal región la componen actualmente seis países soberanos distribuidos en tres subdivisiones geográficas: Cáucaso Norte, (Rusia), Cáucaso Sur (Turquía e Irán), Cáucaso Central (Georgia, Armenia, Azerbaiyán), región donde existen más de 60 etnias.
Un dicho popular sostiene que es una región donde casi nunca cambia nada. En 2018 mientras los territorios de Abjasia y Osetia del Sur (escindidos en la práctica de Georgia) bajo la órbita de Rusia, permanecían inalteradas.
Pero mientras el otro estado de facto regional de Nagorno-Karabaj (oficialmente conocido como República de Artsaj desde 2017) se encontraba en un impase político, mientras se sucedían las acostumbradas escaramuzas fronterizas con el vecino Azerbaiyán, y los integrantes de la diáspora armenia existente en Nagorno-Karabaj, realizaban inversiones en proyectos de construcción y desarrollo.
El cambio se dio con la dimisión del primer ministro armenio Serj Sarkisian, tras diez años en el poder, presionado por un movimiento masivo de protestas callejeras. En Nagorno-Karabaj, un territorio pequeño, se dieron las primeras manifestaciones organizadas de descontento en la Unión Soviética en 1988. Tras la disolución de la URSS, el malestar acabó desembocando en una guerra abierta entre armenios y azeríes (Azerbaiyán).
De las ruinas de ese conflicto armado que terminó en 1994 surge la situación actual de un estado armenio paralelo erigido conforme al Derecho a la autodeterminación de los pueblos (según la versión armenia), y un régimen separatista ilegal que viola la integridad territorial de Azerbaiyán (según la versión azerí). En realidad, para hablar estrictamente, esos estados surgieron de las ruinas del imperio, en este caso de la Unión Soviética.
Serzh Sargsyan, en el año 2008 había sido elegido en unas elecciones amañadas y muy cuestionadas por el arco opositor, estas acusaciones de fraude electoral dieron como resultado protestas violentas con un saldo de ocho muertos y cientos de detenidos. Luego de la tempestad llegó una relativa calma hasta el llamado mini-golpe de 2016.
En estos diez años de gobierno, Sargsyan, fue la figura dominante en la política del país. La lógica política dice también que la figura dominante es el responsable de los males y la distaxia del Estado, su corrupción endémica, el desempleo, el clientelismo. Había concluido los dos mandatos consecutivos para Sargsyan, esto significaba la imposibilidad de continuar en la presidencia.
Sargsyan como muchos otros políticos no quería dejar el poder y junto a los miembros del Partido Republicano, lograron modificar el sistema nacional para dotar de mayores competencias al cargo de primer ministro, y no excluir la opción de nominar a Sargsyan como primer ministro al que accedió inmediatamente después. La oposición política y el ciudadano común estaban hartos, rápidamente formaron un frente bajo el eslogan «Merzhir Serzhin», o «Rechaza a Serzh».
La reacción del gobierno no se hizo esperar, los agentes del gobierno detuvieron a unos 232 manifestantes, y a algunos líderes incluyendo a Nikol Pashinyan. Pero no se repitió lo sucedido en 2008, la gente permaneció en las calles, no se desmovilizó, y las protestas se extendieron por todo el país.
Las protestas comenzaron en marzo de 2018, los manifestantes bloquearon la sede del partido el 14 de abril, donde los líderes se reunirían para nombrar formalmente a Serzh Sargsyan como primer ministro. El Partido Republicano celebró su reunión fuera de la capital Ereván y votó por unanimidad nominar formalmente a Serzh Sargsyan. El socio de la coalición la Federación Revolucionaria Armenia (ARF-D) apoyó la decisión del gobernante Partido Republicano.
El día 16 de abril, los manifestantes rechazan a Serzh y comienza la desobediencia civil. El 17 de abril, el día de la elección del primer ministro, los manifestantes intentaron bloquear las entradas al edificio de la Asamblea Nacional para evitar la votación. La policía antidisturbios impide que avancen más hacia el edificio de la Asamblea Nacional.
Después de la elección de Sargsyan como nuevo primer ministro, las protestas aumentaron, también aumentaron las detenciones. El primer ministro le pidió al gobierno que recuperara la mansión presidencial que le había regalado unas semanas antes. La noche del 21 de abril, el número de manifestantes llegó a 50.000, se realizaron cierres de calles de forma esporádica en la capital, y se fue extendiendo por todo el país.
Preocupado por la reacción, el nuevo primer ministro llamó varias veces a conversación con el líder del movimiento de protesta, Nikol Pashinyan. Nikol Pashinyan respondió que solo está dispuesto a discutir los términos de la renuncia del primer ministro. El 23 de abril las protestas se reanudaron, y los miembros del ejército de las fuerzas armadas armenias, incluyendo a veteranos de la breve guerra de 2016 en el enclave armenio de Nagorno-Karabaj, descontentos con la gestión de la defensa del país se unieron a las movilizaciones.
Esta información sería confirmada posteriormente por el Ministerio de Defensa armenio. Nikol Pashinyan convocó a nuevas protestas el 25 de abril después de que las conversaciones con el Partido Republicano se cancelaron debido a la negativa de Karén Karapetián a aceptar las condiciones previas establecidas por Pashinyan.
Pashinyan había afirmado que el Partido Republicano no tenía derecho al poder en Armenia, y que el «candidato del pueblo» debería ser nombrado primer ministro antes de celebrar elecciones anticipadas. Agregando que el movimiento de protesta debería nominar a este primer ministro de transición, un puesto que el gobierno actual rechazaba porque violaba la ley.
Los manifestantes bloquearon las calles del camino al aeropuerto internacional de Ereván y la carretera que conduce a la frontera con Georgia. La Federación Revolucionaria Armenia declara su apoyo al movimiento de Pashinyan, y se retira de la coalición gobernante. El Parlamento celebró elecciones para un nuevo Primer Ministro, con Pashinyan, el líder de la oposición, como único candidato.
El Parlamento aún dominado por el Partido Popular Armenio, que no quería perder sus privilegios, falló por 55 votos frente a 45, en contra de su nominación. Grandes figuras públicas como los cantantes armenios Iveta Mukuchyán y Sona Shahgeldyán realizaron discursos ante los manifestantes. Pashinyan en la Plaza de la República le dijo a la multitud que se pusiera en huelga al día siguiente y bloqueara todo el transporte desde las 8:15 de la mañana hasta las 5 de la tarde.
Ese miércoles, decenas de miles de miembros de la oposición paralizaron Ereván, bloqueando las calles principales y ocupando edificios gubernamentales. En otras ciudades importantes, como Gyumri, se vivieron escenas similares. El país se paralizó al estar bloqueadas las calles y autopistas, los trabajadores y numerosas empresas se declararon en huelga. El acceso principal al aeropuerto fue cortado e incluso los cruces de tierra fueron bloqueados.
En la Plaza de la República se reunieron 150.000 personas, Pashinyan les dijo que se le había informado que, debido a la huelga, el partido gobernante había decidido apoyar su candidatura en la próxima ronda de votación. La detención de Pashinyan disparó su popularidad, el movimiento que lo aupó inicialmente estaba integrado por jóvenes, pero luego se sumaron personas de todas las edades y clases.
«La gente ya no lucha por mí. Cada uno lucha y se levanta por su propia dignidad, su propia familia, sus derechos, su futuro y el futuro de sus hijos», declaró entonces Pashinyan a la cadena Al-Jazeera:
«Estamos haciendo esto para demostrarle al Partido Republicano que ya no le queda poder en Armenia. No hay una Armenia para que gobierne el Partido Republicano. Tras lo sucedido en el Parlamento, el círculo de nuestros partidarios creció, y la escala de desobediencia civil es mucho mayor que hace dos días».
Además, Nikol Pashinyan indicó: «El movimiento, la revolución vencerá, y es solo cuestión de tiempo». El gobierno tuvo que dar marcha atrás, Pashinyan que había sido detenido tuvo que ser liberado, y hora y media después, Sargsyan anunció su renuncia en un comunicado en la web de la oficina del primer ministro.
Su contenido ha pasado a la historia y se convirtió en algo legendario: «Yo estaba equivocado, y Nikol Pashinyan tenía razón». El movimiento popular que derribó al primer ministro Serzh Sargsyan pidió que su líder Nikol Pashinyan sea nombrado primer ministro. El Gobierno se resiste, pero ya no controla la calle, la frase que recorrió las calles esos días fue: «Muerto el zar, hay que acabar con el zarismo».
Sargsyan recordando las protestas sangrientas de 2008, prefirió evitar una crisis aún mayor que pudo desembocar en algo peor. Tal vez haya existido otras razones de peso que no conocemos, lo cierto es que un sistema político híbrido como el de Armenia, que no es una dictadura como su vecino Azerbaiyán, ni es una democracia plena, en donde el estado de derecho no era lo deseable.
Nikol Pashinyan no era un personaje especialmente conocido por los armenios, nació en la localidad de Ijevan, mientras estudiaba periodismo en la Facultad de Periodismo de Ereván había sido expulsado por sus actividades políticas. Fue el editor del The Armenian Times, el diario liberal más influyente del país, esa actividad le trajo muchos enemigos.
Manifestantes armenios durante la “Revolución de terciopelo”.
En el año 2004, su auto voló por los aires mientras estaba estacionado frente al periódico. La policía aseguró que había sido un fallo de la batería del vehículo, Pashinyan acusó a un oligarca de atentar contra su vida. Estuvo presente en las protestas de 2008 y fue encarcelado los siguientes dos años. Fue electo como parlamentario encabezando el partido opositor Contrato Civil en 2012, en 2017 se presentó en las elecciones para alcalde de Ereván alcanzando el 21% pero no le bastó. Las movilizaciones tuvieron un perfil local, en todo momento se evitó su internacionalización para no poner en riesgo su alianza con Rusia. En Armenia hay dos bases rusas y su defensa en gran medida depende de Rusia.
Tanto en Georgia o en Ucrania, el cambio del gobierno significó un giro radical en la política exterior de esos países. No es igual en Armenia. Rusia sigue siendo el protector y todo indica que lo será por un buen tiempo, un cambio implicaría un giro político, económico y cultural, que los armenios no buscan por ahora.
Por razones históricas, se sienten particularmente cercanos a Rusia, lo que no significa que Ereván no pueda tener también una buena relación con Occidente. El acuerdo de 2017 con la Unión Europea apunta hacia eso, y lo complementa con la pertenencia a la Unión Económica Euroasiática (UEE). Pero estos tratados valen poco si la gente sigue estancado en su nivel de vida. En ese caso los armenios deberán diversificar sus relaciones internacionales para conseguir mayor inversión y superar la pobreza.
La llegada del periodista, ex diputado y ex activista Nikol Pashinyan al poder a través de la denominada «Revolución de Terciopelo» armenia, significa enormes cambios para Armenia. Pero también para Nagorno-Karabaj. Este estado de facto, pero no de iure es reconocido internacionalmente como parte territorial de Azerbaiyán, pero desde 1991 es ordenado y gestionado por Armenia, tiene su moneda nacional, código telefónico, internet, ejército, presupuesto, etc.
Situación que actualmente continúa, lo que cambió fueron los cuadros del legislativo y ejecutivo en Ereván, antes controlado por el partido gobernante. El nuevo gobierno tiene su propia política exterior, seguridad y defensa, y cultural entre otras cosas. Y un modelo distinto para el desarrollo económico de su capa basal y en cuanto a su capa cortical, los cambios en los cuerpos militares ha sido muy limitado.
Inmediatamente a la «Revolución de Terciopelo», el 9 de diciembre, se celebraron elecciones parlamentarias extraordinarias. La cuestión de Nagorno-Karabaj fue el tema más importante en todas las campañas electorales. Llegó a un grado de politización que el candidato a diputado Sasun Mikayelyan, un ex militar, dijo que la Revolución de Terciopelo era más importante que la victoria armenia en Karabaj en los años 90.
Las autoridades militares de Stepanakert no se hicieron esperar, el portavoz del estado mayor en Stepanakert, Hasratyan, le reprochó sus palabras. El primer ministro Pashinyan mostrando su malestar con el portavoz, el día 14 de ese mes ordenó el traslado del jefe de estado mayor de Nagorno-Karabaj, Levon Mnatsakanyan, un militar de carrera, a un puesto de menor importancia como jefe del Ministerio de Situaciones de Emergencia.
Tanto Nagorno-Karabaj como Armenia tienen respectivos gobiernos, fuerzas armadas, parlamentos y sistemas jurídicos independientes, en teoría, pero en la práctica Stepanakert, capital de Nagorno-Karabaj, depende del Estado armenio en Ereván. En la vida diaria tanto los armenios como los karabajos se mezclan, y los cambios políticos en Armenia también trajeron cambios políticos en Stepanakert.
El nuevo ejecutivo de Armenia a diferencia de los dos últimos gobiernos en Ereván, insistió en el retorno de las autoridades de Stepanakert a la mesa de negociaciones, a lo que se opone tajantemente el gobierno de Azerbaiyán, que, a su vez, insistía en la participación de un comité que representa a los refugiados de la guerra.
En la región autónoma de Najichevan, un enclave que forma parte de Azerbaiyán y que limita con Irán, los militares azeríes construyeron un sistema de trincheras próximas a la frontera armenia. En varias ocasiones se produjeron intercambios de fuego con armas ligeras provocando sólo unos pocos heridos. El gobierno de Azerbaiyán en estos años ha tratado de calibrar la reacción política y el potencial bélico del enemigo.
Tuvieron lugar siete ejercicios militares (dos en Najichevan) a gran escala, en el que participaron miles de efectivos, 200 piezas de artillería, más de 100 tanques y carros blindados y 30 vehículos aéreos de combate. En septiembre, Bakú puso a prueba tres de sus mejores armas adquiridas del exterior, el sistema Smerch de Rusia, la artillería autopropulsada DANA de la República Checa y el misil Lora de Israel.
En Armenia, por la situación política los planes militares fueron modificados. Pero en Nagorno-Karabaj se llevó a cabo en junio una simulación de ataques tanto defensivos como ofensivos con tanques y carros blindados, y en los meses posteriores ejercicios militares con artillería pesada y sistemas lanzamisiles. En agosto hubo simulaciones de guerra total, desde preparaciones de combate hasta la movilización de varios ministerios ante un hipotético conflicto armado, con tropas de las dos entidades políticas. Todo supervisado por el propio Pashinyan.
El 2018 fue un año de ensayo y errores para Bakú por sus comentarios oficiales. Justo el 24 de abril, día en que los armenios conmemoran el Genocidio cometido por los turcos (los otomanos), como el mismo día en que triunfó la revolución, la cuenta de Twitter del Presidente Ilham Aliyev, indicó que Turquía y Azerbaiyán son aliados inseparables.
También realizó fuertes críticas al llamamiento a la negociación con Stepanakert, justo cuando Armenia anunciara su interés en comprar cazabombarderos rusos Su-30, realizó pruebas del sistema antimisiles S-300, tecnológicamente el más avanzado de la región. Bakú comprometió a Bielorrusia otro estado ex soviético para presionar a Ereván.
El presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko, conocido como el último dictador de Europa, justificó la venta de armas a Azerbaiyán por su amistad estratégica entre ambos. 2018 concluyó con 42 bajas militares para armenia y 33 por la parte azerí. Sin embargo, sólo 9 pérdidas armenias y 11 azeríes fueron producto de combates, unas cifras muy bajas en comparación con años anteriores.
Estos cambios no implican necesariamente el acercamiento a un final del conflicto, sino su continuación por otros medios, sin descartar posibles enfrentamientos este año 2019 en la frontera a pequeña escala. La cuestión sobre Nagorno-Karabaj es un asunto internacional. No puede esperar ningún gran cambio sin la intervención de grandes potencias como Moscú, Washington, Ankara o la Unión Europea, cada uno de acuerdo a sus intereses. Debido a la polarización de las sociedades armenia y azerí, no es posible una resolución imparcial al conflicto, ya que ninguno quedaría conforme. Por tanto habrá continuación del status quo y negociaciones que eviten otra guerra.
Si la revuelta popular en Armenia acabó con el gobierno de Serzh Sargsián, las últimas elecciones erradicaron su partido del Parlamento. Cuando fue obligado a dimitir el ex primer ministro Sargsián, tal vez pensó que estando la maquinaria politica bajo el control del Partido Republicano, regresar al poder era cuestión de tiempo, pero se equivocó.
El 9 de diciembre de 2018, la alianza electoral de Pashinyan, «Mi paso», ganó las elecciones parlamentarias con un 70,75% de los votos. El Partido Republicano no consiguió el mínimo del 5% de votos para entrar en el Parlamento. Como sucede en casi todo el mundo, la prioridad del nuevo parlamento es la lucha contra la corrupción. La corrupción ha sido sistémica y hay que mejorar la economía, existe una emergencia económica y se teme que el dinero acabe en un paraíso fiscal.
En los 90 colapsó la industria y no se creó nada nuevo, hay voluntad para desarrollar la economía, y apostar por la inversión para salir de una economía agrícola. Una de las propuestas es la reducción de las tasas para los inversores, y la descentralización económica. En estos meses del nuevo gobierno se logró el arresto de varios funcionarios ligados a la corrupción. Otra de las prioridades es la justicia transicional, cuyos mecanismos están pendientes de definir y que se van a centrar en reparaciones para las víctimas del régimen anterior.
En lo que respecta a la gran política, en política exterior, el equipo de Pashinyan ya había estrechado los vínculos con la Unión Europea y los Estados Unidos, pero manteniendo a la vez las relaciones tradicionales con Rusia. Pashinyan apuesta por una resolución pacífica del conflicto de Nagorno-Karabaj (enclave de población armenia escindido de facto de Azerbaiyán tras la guerra en los años 90) mediante negociaciones, empezando por reducir la tensión en la zona de frontera.
Dos de sus cuatro fronteras están clausuradas por Turquía y Azerbaiyán, y las dos restantes son inciertas. El límite norte con Georgia está en riesgo permanente por las políticas del vecino país. Georgia e Irán son las únicas dos vías con el mundo exterior. Las sanciones estadounidenses a Irán son de vital importancia para Armenia.
Entre los motivos de la mala economía armenia, entre otros, es el modelo monopolista y el bloqueo turco-azerí. La mala relación de Turquía con Armenia no solo está relacionada con el conflicto de Nagorno-Karabaj (una región que está bajo la ocupación de las fuerzas armadas de Armenia desde 1994, tras una guerra separatista que duró seis años).
Los azeríes culpan a los armenios por las tierras ocupadas y la limpieza étnica (según la versión azerí), dicen que más de un millón de ciudadanos se convirtieron en refugiados y desplazados forzosos. Culpan a los gobiernos armenios del pasado que preferían seguir en guerra para poder mantener intactos sus turbios negocios.
A causa del conflicto, Azerbaiyán y Turquía cerraron sus fronteras con Armenia, pero el bloqueo que sufre no solo se debe a Nagorno-Karabaj, sino que es histórica por el genocidio turco. La frontera sur que limita con Irán, tranquila y operativa, ahora ingresa en un terreno de incertidumbres por las sanciones impuestas a ese país por Donald Trump. La presión del gobierno estadounidense sobre el gobierno armenio se hizo sentir en la despedida del ex embajador Richard Mills.
En su reciente visita el 24 octubre a Armenia, el asesor de seguridad de Estados Unidos John Bolton, en su gira por las naciones del sur caucásico, habló sobre la necesidad de llegar a un acuerdo con Bakú. Washington espera que luego de las elecciones parlamentarias el nuevo líder armenio tome pasos decisivos hacia un acuerdo de paz con Azerbaiyán.
Durante su viaje a Ereván, admitió que discutió sobre posibles ventas de equipamiento militar y afirmó que sin dudas la compra de armamento a Estados Unidos era una «opción viable» para los dos países. Rusia, luego del viaje de Bolton acusó a los Estados Unidos de intentar fracturar sus relaciones con Armenia.
Pese a las nuevas sanciones de Estados Unidos a Irán, se espera que Armenia continúe estableciendo vínculos estrechos con Irán, es la salida al mundo que le queda. Pashinyan confirmó que no habrá variaciones en las relaciones con Irán.
Estados Unidos dice que quiere que Armenia sea dueña de su propia política exterior. Rusia dice que en realidad lo que quiere es alejarla de Rusia. Las relaciones estratégicas con Rusia son muy importantes para Armenia, más del 25% del intercambio comercial es con Rusia. El 35% de las inversiones extranjeras en Armenia provienen de Rusia.
El apoyo de guardias fronterizos rusos en la frontera con Turquía es esencial para las fuerzas armadas armenias, es una gran carga proteger sola la larga frontera. Los guardias fronterizos rusos también protegen la frontera entre Armenia e Irán. El sistema de protección fronterizo estatal de Armenia con Turquía e Irán mantiene su estructura desde la época soviética.
La base militar 102 de Rusia en Armenia responde a los intereses nacionales tanto de Rusia como de la república Armenia. Rusia tiene una enorme influencia en el Cáucaso Sur y la puede utilizar para evitar una guerra en esta región. Tras la llegada al poder de Pashinyan, se creó una incertidumbre sobre su política exterior, el momento de mayor peligro surgió luego que las autoridades armenias dispusieron el arresto del secretario general de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) Yuri Khachaturov y del ex presidente Robert Kocharian en julio pasado.
Nikol Pashinyan arengando a los manifestantes
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, reaccionó con enojo y denunció entonces el proceso penal por motivos políticos. El caso criminal contra el entonces secretario general de la OTSC fue un «colosal golpe a la imagen de toda la organización». Con las fronteras con Turquía y Azerbaiyán cerradas, con el conflicto de Nagorno-Karabaj todavía activo, el gobierno desea conservar su amistad con Moscú.
El líder de la Revolución de terciopelo quiere firmar primero una alianza estratégica con Rusia y al mismo tiempo reforzar la cooperación con Estados Unidos y la Unión Europea. Arsen Kharatyan ex consejero de Pashinyan defiende que «Armenia debería ser un lugar donde haya diálogo con todos los países, sin tener que estar continuamente obligados a escoger».
El Presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev, intenta resolver el conflicto de Karabaj directamente con Pashinyan. El objetivo de Aliyev es alcanzar un diálogo directo con Armenia. El 28 de septiembre de 2018 en el encuentro en el marco del Consejo de los jefes de Estado de la (CEI) en Dusambé (Tayikistán), se restablecieron las relaciones entre Azerbaiyán y Armenia.
Azerbaiyán pretende cambiar el status quo actual. Hay que resaltar que después de 2004, el presupuesto militar de Azerbaiyán se incrementó por el alza del petróleo. La exportación de crudo es la principal fuente de ingresos de Azerbaiyán. En 2008, diversificó la compra de armamento moderno, ya no se limita a los países de la ex URSS, sino también de Israel y otros países occidentales.
En los últimos diez años se invirtieron unos 25.000 millones de dólares, en la compra de armamento y modernización del Ejército. Esto ha llevado a Armenia a tener una política más agresiva y la posibilidad de nuevos enfrentamientos está latente. La llamada «guerra de los cuatro días» de abril de 2016 no es un lejano recuerdo. El armisticio alcanzado entre ambos es muy frágil y lleno de tensiones y ambos bandos se acusan mutuamente de romperla constantemente.
La opción para una solución final que persigue el bando azerí es la recuperación territorial de Nagorno-Karabaj, algo que los habitantes de ese territorio y Armenia no están dispuestos a conceder. Nagorno-Karabaj, de población mayoritaria armenia, tomó la decisión en 1988 de independizarse de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán, en pleno debacle de la URSS.
Tanto Azerbaiyán como Armenia son integrantes de la Confederación de Estados Independientes (CEI), integrada por repúblicas de la Ex Unión Soviética como: Turkmenistán, Uzbekistán, Ucrania, Azerbaiyán, Rusia, Moldavia, Bielorrusia, Kirguistán, Kazajistán, Tayikistán. Georgia se retiró del grupo por graves conflictos con Rusia, en 2009, y desea ser admitido en la OTAN. Ucrania no participa más, Moldavia que se encuentra más vinculada a Rumania y con el conflicto separatista en Transnistria, se acercó a Europa. El CEI fue el encargado de certificar el estado de defunción de la Unión Soviética.
Azerbaiyán perdió el control sobre Karabaj tras las hostilidades entre 1992 y 1994. Los armenios, creen que Karabaj es parte del país, pero reconocer en estos momentos su independencia sería arriesgado y llevaría una guerra de enormes proporciones. Los ataques de Azerbaiyán de hace unos años le permitieron recuperar unos cientos de metros.
Pero los armenios fueron más allá de unos metros, los confines de esta nueva república de facto y los territorios actuales ya no corresponden con el Nagorno-Karabaj histórico. Fueron tomados en la década de los noventa para su protección y para mantener una comunicación con Armenia, un acuerdo de paz definitivo implicará el regreso de esas tierras. Los karabajos están dispuestos a la devolución pero a condición de la independencia de Karabaj o el derecho del pueblo a la autodeterminación.
Turquía, es un antiguo aliado de Azerbaiyán y el peor enemigo de Armenia, con quien comparte una frontera hostil e imposible de vulnerar. Los armenios saben que no tienen relación con Turquía y que a Azerbaiyán no pueden ingresar, como lo reconocen: «al norte nos llevamos bien con Georgia, pero ellos se llevan mal con nuestros aliados rusos; y al sur tenemos buena relación con Irán, que se lleva mal con el mundo entero».
Un rompecabezas de alianzas enredadas entre el pasado de la Unión Soviética y las nuevas rivalidades entre Moscú y la OTAN, que tiene con Turquía su punta de lanza en la zona. Pero Turquía no es confiable para nadie. Lo único claro para ambos países es que sus principales aliados Rusia y Turquía, viven una relación de amor y odio, no tanto por Moscú sino por Recep Erdogan.
El Sultán turco Erdogan pasa del amigo al enemigo en menos de lo que canta un gallo, sus pretensiones neo-otomanas lo llevan a los extremos. Los karabajos sostienen que su ejército lo compone los 150.000 habitantes de Nagorno-Karabaj y decenas de miles de voluntarios. En el último enfrentamiento bélico miles de personas llegaron en sus coches desde Ereván (capital de Armenia), para aparcarlos en la plaza central de Karabaj y marchar directamente al frente.
«Tenemos voluntarios de hasta 85 años, nadie va obligado, es más: la gente se ofende cuando se les prohíbe combatir y tratan de violar la prohibición» decía el primer ministro de Nagorno-Karabaj, Harutyunyan, y continúa: «Por eso Karabaj es invencible».
Los principales contendientes en estas elecciones parlamentarias, del pasado noviembre, fueron el partido «Armenia Próspera», el «Partido Republicano de Armenia» y la «Federación Revolucionaria Armenia». Para acceder al Parlamento, necesitaba un 5% de votos si era un partido y más del 7% si era un bloque. Las elecciones fueron supervisadas por más de 20.000 observadores locales e internacionales. La alianza «Mi paso» fue el más votado, el segundo partido con más apoyos fue «Armenia Próspera» liderada por el empresario armenio Gagik Tsarukián.
El Partido Republicano, controlaba desde hace 20 años el parlamento armenio, el pueblo estaba indignado por la pobreza generalizada, el alto desempleo y la corrupción gubernamental. En Armenia el 30% de los habitantes vive bajo el umbral de la pobreza, según datos oficiales. Cerca de un tercio de la población de Armenia emigró y trabaja en el extranjero, las remesas de los migrantes armenios representan alrededor del 14% del producto interno bruto anual del país.
Desde el alto el fuego la situación de Nagorno-Karabaj, es considerada por el Grupo de Minsk (EEUU, Francia y Rusia), cuyos cancilleres siguen trabajando. Mientras tanto la región se encuentra en medio de la dialéctica de Imperios, el ingreso de Georgia a la OTAN sería un golpe mortal para Rusia.
El nuevo Primer ministro Nikol Pashinyan y su esposa Anna Hakobyan celebrando.
En estos días, en la toma de juramento al dictador Nicolás Maduro, la prensa informaba sobre el aislamiento internacional del régimen chavista. Los únicos mandatarios presentes fueron sus socios ideológicos: de Bolivia, Evo Morales, Nicaragua, Daniel Ortega, Cuba, Miguel Díaz-Canel, El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, y Abjasia, Raul Jadyimba, estos dos últimos países no están reconocidos por las Naciones Unidas.
Abjasia y Osetia del Sur, sólo son reconocidas por Rusia y ambas pertenecen a la región del Cáucaso, como pueden ver en el mapa que ilustra el artículo.