

POLITICA EXTERIOR Y NUEVO ORDEN GLOBAL
Donald Trump, el vicepresidente J. D. Vance, el secretario de Estado, Marco Rubio, y la fiscal general, Pam Bondi, en el Despacho Oval.
Todo gobierno de un Estado debe tener una política exterior (solo China no tuvo una política exterior y ningún ministro de exteriores, cuando estuvo aislado y borrado del mundo), pero el hecho de que lo tengan los Estados, per se, no significa que sea una adecuada o buena política. Todo gobierno nombra un ministro de Exteriores, Canciller, secretario de Estado, o como prefieran llamarlo. Napoleón Bonaparte nombró a su peor enemigo ideológico a Charles Maurice de Talleyrand, porque consideraba que este multifacético personaje tenía un enorme conocimiento de la política internacional de su momento.
Pero desde hace muchas décadas se nombra a cancilleres o secretarios de Estado, no por sus conocimientos sino como fachada de una política del gobernante de turno, es decir, para hacer de chico de los mandados. Estamos viviendo, por obra y gracia de Donald Trump, no en cuanto individuo sino por ser el soberano de uno de los imperios realmente existentes, un reordenamiento que no se trata solo de la economía mundial, de liquidar el globalismo neoliberal y a las instituciones que ayudaron a poner en marcha semejante maquinaria.
El reordenamiento es esencialmente político, es decir, que abarca no solo su capa basal, sino también lo cortical y conjuntivo, y que un Estado ante la falta de una de estas capas lo estaría nivelando con las sociedades prepolíticas o preestatales. Donald Trump, es un emergente de la capa basal, del mundo de los negocios, de la economía, y eso no es malo, lo malo es que quieran conducir un Estado desde un gobierno negador del resto del Estado, o poner a la capa basal sobre la conjuntiva o la capa cortical. La política exterior no es lo mismo que hacer negocios.
Los Estados no se enfrentan por razones geopolíticas o económicas solamente, se mueven por su interés, por eso es claro e indiscutible que un Estado no tiene aliados permanentes, lo único permanente es su propio interés por tratar de mantener o aumentar su propia eutaxia. Para quienes no entienden esto básico de la vida política, ahí tienen ante sus ojos a Rusia invadiendo a Ucrania, moviendo su rama militar y diplomática sin importarle su capa basal.
Benn Steil, director de economía internacional en el Consejo de Relaciones Exteriores de New York, autor del libro: «La batalla de Bretton Woods», un importante libro para informarse sobre la fundación del capitalismo moderno, dice que Bretton Woods, de hecho, certificó la hegemonía de Estados Unidos frente al mundo. Lo que se buscaba en ese momento fue liquidar el proteccionismo imperante que vivió el mundo entre 1914 y 1945. De ahí que el trabajo de Bretton Woods (1944) fuera levantar los cimientos de una organización internacional, que fue aprovechado por los emergentes de la capa basal y la clase política sin distinción de partidos en beneficio personal o ideológico y en detrimento del imperio estadounidense.
«La epopeya de Bretton Woods, se desarrolló en un momento único e irrepetible de la historia moderna. Una superpotencia anticolonial en ascenso, los Estados Unidos de América, utilizó su influencia económica sobre una potencia imperial aliada en estado de insolvencia, Gran Bretaña, para fijar los términos en los que este último país cedería su menguante dominio sobre las reglas y las normas del comercio exterior y las finanzas internacionales», sostenía Benn Steil.
Pero aquel vencedor, Estados Unidos, está prácticamente en caída, la hegemonía de Estados Unidos se fue diluyendo con el paso del tiempo y por la acción de una ideología neoliberal que mantenía a su servicio a los gobiernos. El éxito del libre comercio que auspició Bretton Woods, ha significado la aparición de economías emergentes. En particular, China, pero también India, Brasil o Vietnam. Mientras Estados Unidos surgió victorioso de dos guerras mundiales, ahora, vemos que el éxito de la paz y del libre comercio llevaron a la cúspide a China, que aprovechando las ventajas totales que le daba el neoliberalismo tomó el camino del llamado «ascenso pacífico», algo que no hizo la Alemania de entreguerras.
China llegó al lugar actual sin ninguna guerra militar, simplemente aprovechando las ventajas que tontamente le entregaba el neoliberalismo y las angurrias y apetencias sin límites de la capa basal estadounidense que poco le importaba el interés de su propio Estado. Ahora Donald Trump se encuentra con un país devastado y con sus enemigos fenicios que se aprovechan y le hacen frente. China fue llevado triunfal sin mérito alguno, en el carro del comercio mundial.
Ante la arremetida de Trump, una gran cantidad de países han reaccionado tratando de revisar su política de alianzas frente a Estados Unidos. El emperador de la China, Xi Jinping, realizó una gira por esos países serviciales a su política de evasión de aranceles como Vietnam, Camboya y Malasia, los dos primeros países están situados entre los 20 principales socios comerciales de China y Estados Unidos. Pero no hubo resultados. Podemos hablar sin temor a equivocarnos de una nueva diplomacia arancelaria alternativa que Estados Unidos, con su potencia económica, tecnológica y militar, se dispone a dar combate.
Caeríamos en el mismo error si reducimos toda la actual dialéctica entre imperios a la capa basal, estaríamos a la izquierda de Karl Marx. Donald Trump es un hombre de negocios y puede ser muy bueno en lo suyo, pero otra cosa es la política que tiene una esencia propia y distinta, y que envuelve a la economía y no al revés. Justamente la situación actual del imperio estadounidense se debe a ese grave error. Ya en su primer mandato, había nombrado al empresario petrolero Rex Tillerson como secretario de Estado, no por sus conocimientos de la política exterior, sino por ser un comerciante y amigo de empresarios petroleros rusos, que respondían a Putin.
Mientras nos vamos acercando al nudo de la cuestión, quiero referirme a ese otro gran error que comenten los políticos y los analistas políticos cuando hablan de la política exterior de un país. El hecho de que así lo expongan desnuda la carencia del conocimiento de lo que es la esencia de lo política. Muchas veces me detuve a leer a estos sujetos cuando hablan de aislacionismo, intervencionismo, etc., y otras tonteras de divisiones y subdivisiones mentales que no tienen nada con la realidad, con la Realpolitik, con la política de los Estados.
En el Partido republicano hay muchos partidarios de lo que llaman «aislacionismo», lo mismo en el Partido Demócrata que se declaraban no intervencionistas y actuaban desde su propio gobierno con las mayores intervenciones en el exterior, y no solo en lo militar. Que el gobierno de un Estado se declare aislacionista es lo mismo que lo que dice aquel que se declara apolítico, o dice «yo no me meto en política», ignorando que lo que diga importa un pepino. Este mismo individuo que no se mete con la política, sin embargo, paga los impuestos que se lo exige la política que sí se mete con él. Tiene documentos proporcionados por el Estado y la seguridad proporcionada por la política.
Un país cuando recibe un arancel, ipso facto, deja de ser aislacionista. Un Estado único en el mundo no existe, justamente hay un Estado porque existen otros Estados. No hay un Estado solipsista, sino que coexiste junto a otros Estados. Donald Trump y quienes lo rodean, su círculo político más íntimo, parecían tener una política exterior clara y potente, pero no es así. Con el correr de los días y en materia de la acuciante política internacional, que es absolutamente superior y prioritario a la política interior, nos ha permitido analizar lo que piensan cada uno de ellos.
Las cuestiones como la guerra en Ucrania, la cuestión china, los sucesos de Oriente Medio, nos muestra un rumbo errático. Lo que se puede ver son posturas ideológicas contradictorias y en franco enfrentamiento entre ellas. Las actitudes de muchos de esos sujetos políticos que tienen acceso al poder (Trump) y su nivel real de acceso a la misma, así lo explican. En el 2016, escribí un artículo titulado: «Los pasillos del poder. El acceso directo al soberano». https://revistaeutaxia.com/los-pasillos-del-poder/
En este momento estamos presenciando esas luchas de poder en el marco de política exterior, la reacción ante las crisis, si intervenir o no, aunque claro está que la decisión final cae en manos del presidente. Pero está deriva ideológica parte de un error o absurdo inicial, ex absurdus sequitur quodlibet, aunque resulten, inicialmente, muy atractivas, y es que la política exterior de un imperio como el estadounidense debe estar subordinado a la capa basal, error que ya llevó al país a este lugar.
Según estos analistas, la politica exterior del republicanismo está dividida en tres grupos, el primero: los primacistas, primacists, en inglés. Estos sostienen que Estados Unidos debe mantener su hegemonía en el mundo, pero carecen de figuras políticas concretas, ya que Mike Pompeo y Nikki Haley, están fuera de la escena política republicana, y de John Bolton, ni hablar, pero a pesar de ello, tienen seguidores de segundo orden.
Los priorizadores, prioritisers, en inglés, consideran que el país carece de los recursos necesarios para seguir enfrentando un papel global, y quieren que se dé prioridad a lo que creen la mayor amenaza para Estados Unidos, China al frente de esa amenaza. Y los restriccionistas o limitadores, restrainers, en inglés, estos van mucho más allá, y quieren la retirada total de la presencia estadounidense del mundo, y quieren que todo se enfoque en la política interior. A estos primates yo los llamaría simplemente idiotas, y un peligro público a quienes les cabría cuatro cadenas perpetuas, sin derecho a apelación alguna.
Los primacistas, en lo breve de este gobierno fueron barridos de la escena política por los dos otros grupos. Para poner un ejemplo, tanto el secretario de Estado, Marco Rubio, como el asesor de Seguridad Nacional Michael Waltz, se están reconvirtiendo muy apresuradamente en priorizador. El Instituto Hudson, un think tank con la mayor influencia dentro de la administración de Donald Trump se alinea en esta corriente de pensamiento. El secretario de Defensa Pete Hegseth, cuando presentó las nuevas guías del Pentágono, en donde se menciona a Taiwán como el único escenario global considerado como prioritario, están sacadas casi directamente de un documento de esta institución.
El influyente medio británico, The Economist, dijo que los «halcones» hacia China estaban siendo borrados por los aislacionistas, tanto por los primacistas y los priorizadores. Mike Waltz o Pete Hegseth, están perdiendo terreno frente a Donald Trump Jr. o Vance, claros restriccionistas. Pero lo más sorpresivo fue que el número 3 del Departamento de Defensa, Elbridge Colby, y claro priorizador, declaró hace poco que Taiwan, «no es un asunto existencial para Estados Unidos».
En lo que respecta a Irán es lo mas grave, Israel ante el avance iraní en conseguir la bomba atómica lo llevó a plantear una operación militar para luego retrasarlo por un año. Las autoridades israelíes habían planificado una campana de bombardeos para destruir las instalaciones subterráneas nucleares de Irán. El asesor de Seguridad Nacional Michael Waltz estaba a favor de apoyar la operación, pero era necesario el apoyo estadounidense ya sea en su ejecución como en su fase posterior.
Los debates internos en el Despacho Oval terminaron por abortar el plan. Tulsi Gabbard, la Directora Nacional de Inteligencia, señaló que, según la comunidad de inteligencia, que la participación de Estados Unidos iba a desatar un conflicto mucho más amplio con Irán. J. D. Vance y Pete Hegseth, también expresaron dudas sobre el ataque y dijeron que estas objeciones coincidían con los instintos de Donald Trump, que prefería negociar un nuevo acuerdo nuclear «mejor que el de Obama». Una vez más la capa basal sobre el Estado. Por tanto, la Casa Blanca de nuevo movió ficha para desplazar hacia Irán al todoterreno Steve Witkoff.
Steve Witkoff ya había aparecido en escena aun cuando Biden era presidente. En enero de este año había sido enviado a Israel para presionar a los israelíes para que aceptasen un alto el fuego en Gaza y sumado a esto las amenazas publicas de Trump, los israelíes terminaron aceptando. Donald Trump sin hacer una evaluación de si esta medida había sido la correcta o no, le encargó otra misión, la de negociar directamente con los rusos un acuerdo sobre Ucrania.
Su falta de experiencia y conocimiento de la alta política es tomada por sus defensores, tan ignorantes en política como el defendido, como algo positivo ya que no estaría contaminado de ideas preconcebidas. Es obvio que Trump y su círculo áulico no conocen, que no es lo mismo que leer, a Maquiavelo ni las ideas de este nos legara en El Principe, eso es un imposible. Witkoff cuando se sienta frente a los negociadores rusos es un cero a la izquierda, y, además, es susceptible a tragarse la narrativa rusa como lo hizo Trump y el gordito Vance.
Luego de cada reunión con los rusos, Steve Witkoff lo único que hizo es repetir las principales líneas de propaganda del Kremlin. Fue lamentable ver a este sujeto negando los ataques con misiles contra ciudades ucranianas. Mientras Estados Unidos le hacia mayores concesiones a Rusia y presionaba más a Ucrania. Vladimir Putin hace con Donald Trump lo mismo que hizo con todos sus predecesores, les tomó el tiempo y sabe que no van a actuar frente a Rusia.
La nominación del senador Marco Rubio fue tomada muy bien por mucha gente, entre los cuales me incluyo, al menos Rubio tenía una agenda política sobre China, Rusia y los dictadorzuelos iberoamericanos y sus aliados como México. Su conocimiento como miembro de múltiples comités del Congreso y con un estilo político más cercano al de los republicanos tradicionales. Se esperaba de Rubio mucho, pero terminó siendo algo peor que los demás. Marco Rubio había condenado la invasión rusa y tratado a Vladimir Putin de dictador, pero no tuvo reparos en sumarse a la patoteada pública que le dieron a Zelenski, toda una canallada.
Su rol al frente de la diplomacia estadounidense hasta ahora se limitó a ser el ejecutor de políticas promovidas por otros actores como la demolición bien merecida del USAID. Pero una cosa es ser un secretario de Estado a ser el chico de los mandados del patrón. Hasta ahora, bien por la reestructuración del Departamento de Estado, la revocación de visas de estudiantes extranjeros o la defensa de las deportaciones masivas, pero se lleva una medalla al participar, como ya dijimos, de la encerrona al presidente de Ucrania. Por qué no trabajó para aplicar una sanción económica a México por seguir apoyando con petróleo a la dictadura cubana.
Recuerdo que dijo Marco Rubio sobre la invasión de Rusia a Ucrania, que en el fondo estaba dirigida a Estados Unidos. ¿Y entonces porque entregan en bandeja Ucrania a un enemigo de Estados Unidos? Sin tener o carecer de un análisis serio sobre la situación de Rusia. Rusia es un Estado frágil con una población muy pequeña respecto a su territorio, su PIB es inferior a Italia y un poco mayor que el español y sus ingresos dependen de la venta de materias primas. Sus fuerzas armadas han demostrado sobre el terreno su poca capacidad militar, en esta materia el gran cuco, ha demostrado ser un tigre de papel. Apelando al Grupo Wagner, a los prisioneros de todas las cárceles rusas, a los jóvenes reclutados sin experiencia militar, a los jubilados mayores de 60 años, a los norcoreanos, a hutíes y ahora a soldados chinos.
Pese a esas deficiencias, el gobierno ruso sabe muy bien lo que quiere y, sabe que la dirigencia occidental teme a la guerra y pactaran lo que sea. Rusia ante esa fragilidad se escuda en su armamento nuclear y Occidente retrocede, se deja correr con la vaina y accede a todo lo que quiere Rusia. Si hubiese alguien valiente y realista, y le mostraría a Rusia su disposición a un choque nuclear, Rusia daría marcha atrás. En esta misma revista hemos dado a conocer la cantidad de silos nucleares que hay en Europa y bien distribuidas que haría que Putin se la pensase.
Rusia intimida a sus vecinos y les exige la renuncia a incorporarse a la Unión Europea y a la OTAN, a Estados que libremente solicitaron su ingreso. Esos actos suponen una nueva política internacional, empezada por Rusia y que Donald Trump sin sonrojarse lo pone en acto sin enunciarlo: «Todo país débil debe rendirse ante el fuerte». Rusia quiere la Gran Rusia, quiere volver a los tiempos de la Unión Soviética, invadir Ucrania, Georgia y ocupar parte de Moldavia. Promover gobiernos pro-Putin en Eslovaquia, en Serbia, en Bosnia-Herzegovina.
Las concesiones hechas a Vladimir Putin no lo van a frenar, sino que despertaran más su apetito. Estados Unidos se limitó a presentar una propuesta que exige concesiones de Ucrania y ninguna de Rusia. Marco Rubio ya había señalado que Estados Unidos abandonará sus esfuerzos por poner fin a la guerra de Ucrania si no logra un acuerdo sólido. «Si no es posible acabar con la guerra en Ucrania, tenemos que seguir adelante», dijo Rubio. La oferta final de Donald Trump filtrada a la prensa, dice que Ucrania debe reconocer la península de Crimea como rusa, anexionada ilegalmente de facto en 2014, ahora lo quieren de iure, por derecho.
También los territorios ocupados en las regiones de Luhansk, Donetsk, Jerson y Zaporiyia serían reconocidas de facto como parte de Rusia. Debería comprometerse Ucrania a no unirse a la OTAN, aunque si a ser parte de Unión Europea. En la teoría, el texto de Trump asegura que Ucrania volvería a tener control de la región de Járkov que fue ocupada por Rusia, así como la libre circulación por el rio Dniéper, que pasa a lo largo de la línea del frente en algunas partes del sur de Ucrania.
También quieren el levantamiento de sanciones impuestas a Rusia desde que se inició el conflicto en 2014. Pero, aunque no le guste a Trump, esto depende de la Unión Europea y para descongelar esos activos requiere el respaldo de todos los Estados miembros, por ahora, no hay disposición de otorgar nada en ese sentido. La planta nuclear de Zaporiyia, que es la mayor de Europa y que ahora se encuentra bajo control ruso, según lo que se ha filtrado, esta pasaría a ser parte del territorio de Kyiv y operado por Estados Unidos, pero la electricidad sería para Ucrania y Rusia.
Es obvio que la filtración de esos informes fue ex profeso, hecho para que Ucrania responda de la única manera posible. El presidente Zelenski respondió ante el reconocimiento de Crimea como parte de Rusia como algo de lo que: «No hay nada de qué hablar. Esto viola nuestra Constitución. Es nuestro territorio, el territorio del pueblo de Ucrania». Donald Trump, que estaba esperando esta respuesta, respondió desde su red social: «Es muy perjudicial para las negociaciones de paz con Rusia».
Luego agregó: que nadie le pide a Zelenski que reconozca Crimea como territorio ruso, «pero si la quiere, ¿Por qué no luchó por ella hace once años cuando fue entregada a Rusia sin un solo disparo?». Donald Trump repitió nuevamente como un ignorante político y dijo que su deseo es salvar a los soldados rusos y ucranianos que mueren cada semana, según el comerciante: «sin motivo alguno». Si morir o matar en defensa de su territorio no tiene sentido alguno ¿Por qué no desarma el Ejército de Estados Unidos? Las estupideces que dice al respecto Donald Trump es una excusa para imponer su nueva diplomacia: Que los débiles militarmente, se sometan a los poderos.
La vicepresidenta ucraniana Yulia Svyrydenko, dijo: «Ucrania está lista para negociar, pero no para rendirse», y agregó: «Nuestra gente no aceptará un conflicto congelado disfrazado de paz. Nunca reconoceremos la ocupación de Crimea. Y si la pertenencia a la OTAN no se nos otorga, Ucrania requerirá garantías de seguridad vinculantes, lo suficientemente fuertes como para disuadir contra futuras agresiones, y lo suficientemente claras como para asegurar una paz duradera».
El gobierno de Trump, ha dado pasos tanto en lo interno como en el plano internacional para cancelar los esfuerzos previos para documentar y castigar los crímenes de guerra rusos en Ucrania, y la reducción de las actividades del llamado Equipo de Responsabilidad Penal por Crímenes de Guerra, dentro del Departamento de Justicia. El The Washington Post, ya reportó que se eliminó un puesto de coordinación de recopilación de inteligencia sobre atrocidades rusas en todas las instituciones gubernamentales. Trump está cometiendo todas acciones vergonzosas que él criticó sobre Obama en su intento por arreglar con los iranies, que ya expliqué en un artículo sobre la Operación Cassandra.
La administración Trump, está trabajando para el desmantelamiento de un programa dedicado a incautar los activos de los oligarcas rusos sujetos a sanciones, la negativa a condenar los recientes bombardeos contra objetivos civiles en las localidades de Sumy y Odesa, o el voto en la Asamblea General de la ONU en contra de una resolución que condenaba la agresión rusa contra Ucrania, todo es parte de una política destinada a no irritar a Putin. Lo grave de esto es que no se trata de una superpotencia militar, sino de una Rusia que, pese a su superioridad militar en armamento y tropas, no pudo ni puede con Ucrania y lleva bajas en una proporción de cuatro a uno en su contra.
Rusia está encantado en que las dos potencias decidan el destino de Ucrania y se lo impongan al resto de actores. Esta es la nueva política internacional inaugurada por Donald Trump, en el que solo es válido la decisión de los fuertes. Mientras tanto, Vladimir Putin sigue bombardeando sin respeto alguno. Esto lo viví personalmente en Ucrania en ciudades cercanas a las zonas de combate, algo que ni Trump ni el soldadito J. D. Vance conocen. Tras el último ataque con misiles a Kyiv, Donald Trump, expreso un lamentable: «¡Vladímir para!». Trump dijo: «No estoy contento con los ataques rusos contra Kyiv. No son necesarios y llegan en un muy mal momento. Vladímir, ¡para! Están muriendo 5000 soldados a la semana», escribió Trump en sus redes sociales. «¡Hagamos el acuerdo de paz!».
Unas críticas impotentes y vergonzosas ante una Rusia decadente que no puede con Ucrania en el campo de batalla y que no pudo mantener a su aliado al-Assad en Siria. Realizadas luego de señalar por enésima vez a Ucrania y descargar su frustración por no poder doblegar a Putin, por miedo a irritar al ruso. Trump dijo que tal vez Vladimir Putin, «quizá no quiere terminar la guerra». No hay que ser un genio para entender eso, mas ahora que tiene un aliado más poderoso que Bielorrusia, Irán, Corea del Norte y lo que Putin quiere es una paz del vencedor, imponer sus condiciones al derrotado con ayuda de Estados Unidos.
Durante el funeral del jefe del Estado Vaticano, se encontraron Trump y Zelenski, y según el presidente ucraniano fue: «Una buena reunión. Hemos hablado mucho cara a cara. Esperamos resultados en todo lo que hemos cubierto. Proteger las vidas de nuestra gente. Un alto el fuego completo e incondicional. Una paz sólida y duradera que evite otra guerra. Una reunión muy simbólica que tiene potencial de resultar histórica, si se consiguen resultados conjuntos. Gracias». Rusia dijo que Putin le comunicó al enviado de Trump, Steve Witkoff, que estaba dispuesto a negociar una solución al conflicto en Ucrania «sin condiciones previas». Mentira, las condiciones previas ya están establecidas.
¿Alguien que no sea idiota, puede hablar de aislacionismo? Cuando Estados Unidos está metido en Medio Oriente y se encuentra atacando a los hutíes, bien hecho, actuando directamente sobre Panamá, en Canadá, o en Groenlandia, y actuando en Ucrania a favor de Rusia. Y no estoy diciendo que esa política sea buena o mala, no se trata de lo justo o injusto, la política no es una cuestión ética o moral, se hace lo que se puede, incluidas las peores acciones para salvar a la nación, así lo decía Maquiavelo.
El viejo orden liberal se basaba en principios que resultaron nocivos para el Estado nación. Y Donald Trump no es mas que un emergente de toda esa estupidez con que se manejaron en favor del capital internacional y en detrimento de muchos Estados. Ahora Donald Trump, que no quiere ver el fin de Estados Unidos viene a dar un golpe de timón y acabar con todos los abusos amparados por organismo internacionales creados para favorecer un neoliberalismo global, en donde la capa basal se impone sobre la conjuntiva y cortical.
Toda esa ideología basados en argumentos o en estupideces filosóficas que sostiene que todos los hombres pueden vivir en paz unidos por valores universales. Hablando de la libertad como si esta no tuviera límites, esa bobada solo tiene existencia dentro de sus molleras. Creer en instituciones globales y un supuesto derecho internacional, que se acaba cuando Vladimir Putin invade Ucrania. Fui testigo de afirmaciones en pleno Covid-19, algunos materialistas filosóficos decir que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no era una organización política, es un ejemplo a donde ha llegado la ingenuidad política de ciertos intelectuales.
La visión política de Trump y algunos seguidores, es que el mundo es como un juego de suma cero, y cada movimiento beneficia a alguien en detrimento de otros. Es cierto, que, en el viejo mundo liberal político, las organizaciones, los acuerdos y las leyes internacionales, fueron instrumentados por una ideología nefasta neo liberal, de libre comercio destinada a debilitar al Estado-Nación en favor de una élite cosmopolita. Donald Trump sale al ruedo con una nueva diplomacia, que trata de prevenir nuevos conflictos y esto se alcanza cuando los débiles hagan lo que los fuertes quieran.
Estamos en medio de una política de fuerza, algo legítimo y propio de la política, nada que objetar, así es el mundo, pero a los corre ve y diles de Trump, y al propio Trump se les olvida que sus verdaderos enemigos son los otros imperios y que, en algún momento deben enfrentar, al menos que se imponga la vergonzosa política cobarde (no prudente) de Vance y compañía se imponga y se entreguen a la competencia imperial. Lo peor es conceder la victoria a Rusia que no puede lograr después de tres años en el campo de batalla, aun con sus tropas internacionales, solo amparado en meter miedo con su armamento nuclear.
En la visión de Trump, la paz significa, y en esto como materialista político le debo dar la razón, es el orden impuesto por el vencedor, en este caso el vencedor es Trump que deja a Ucrania agarrado a la brocha en el aire, no al triunfo militar ruso, que demostró a la hora de las tortas ser un tigre de papel. Mientras tanto una gran cantidad de seguidores fanatizados de Trump, tratan de vender negro por blanco. En este sentido, yo estoy de acuerdo con muchas medidas o casi todas que se están tomando en territorio estadounidense, pero no puedo respaldar la vergonzosa política exterior de gente que no sabe cómo se mueve el mundo en el cual quieren competir.
El pequeño Marco (little Marco) ha sido una gran decepción, al punto que la revista Foreign Policy le dedicó un memorable artículo en el que dice: «Durante sus primeros meses en el cargo, Rubio ha aparecido más bien como una figura disminuida y un servil converso a la visión del mundo de Trump, aun cuando ésta contradice fuertemente su propio y extenso historial de posiciones en política exterior». Y luego continúa tras describir las múltiples ocasiones en las que Rubio se ha «avergonzado a sí mismo» en sus «alabanzas rituales a Trump».
Para terminar, el artículo dice: «Rubio es un hombre perdido y un contorsionista sin alma que no defiende ningún otro principio salvo el servir al hombre que le puso en el cargo». Marco Rubio parece ser el anti-Witkoff, alguien que entiende que su límite de movimiento en el gobierno de Trump solo depende del acceso al poder, pero no se da cuenta Marco Rubio que, a diferencia de Witkoff, no tiene la confianza real del presidente Trump. Y el único camino indecente que le queda es actuar como un servil y repetidor del presidente, diga lo que diga y haga lo que haga, pero por desgracia para él, el espacio de aduladores parece estar lleno, la competencia es mucha.
El presidente Zelenski, un hombre valiente y honesto, dijo a pesar suyo: «Estoy de acuerdo con el presidente Trump en que Ucrania no tiene suficientes armas para recuperar el control de la península de Crimea por la fuerza de las armas». Es obvio que es difícil que un maldito invasor se quede con gran parte de tu territorio, pero seguir con una guerra en la cual no tiene aliados que puedan aportar mucho, en cambio cuando Rusia tiene el apoyo de China, Corea del Norte, Irán y del gobierno de Trump, no hay mas salida, y lo mismo entregar a Estados Unidos la explotación del subsuelo para costear lo que Estados Unidos regaló a Ucrania.
El historiador británico Michael Howard, publicó un libro: The invention of peace and the reinvention of war. En ella Howard hablaba de su preocupación por el olvido de que la paz es sólo la ausencia de guerra. En que la paz se consolida día a día mediante la disuasión, el uso de la inteligencia y de la voluntad, de la capacidad diplomática y militar, sin ello el riesgo de guerra aumenta. Los dirigentes europeos que vivieron la Segunda Guerra Mundial, los Estados y las instituciones europeas ingresaron en un tobogán que daba la espalda a la realidad, se olvidaron o tal vez, nunca entendieron lo que es la política internacional.
Ahora a Europa le resta una cosa, además de rearmarse, es inventar una nueva arquitectura de seguridad. Todo lo contrario que han hecho hasta ahora. La mejor manera de evitar una guerra es prevenirla, como dijo Vegecio: «si vis pacem, para bellum», «si quieres la paz, prepárate para la guerra».
26 de abril de 2025.