

EL IGNORANTE DE GUSTAVO PETRO
EN CONTRA DE MARX, ENGELS Y JAVIER MILEI
El presidente argentino Javier Milei, en una entrevista con la periodista de la CNN Ángela Patricia Janiot, ante un ping-pong de preguntas y respuestas, cuando le mencionaron a Gustavo Petro, presidente Colombia, lo calificó de asesino y comunista. A lo primero diremos que es verdad, ¿o no fue un guerrillero del M-19? Se puede decir que toda su vida estuvo inmersa en el marxismo.
El mismo Petro Urrego contó alguna vez a la agencia de noticias Reuters, que a finales de los 60, vio a su papá llorar por la muerte del líder revolucionario marxista maoísta Ernesto Che Guevara, su marxismo viene de familia. También, dijo, se sintió conmovido por la muerte del presidente socialista de Chile, Salvador Allende, lo que despertó su vocación política. El M-19 provocó una de las tragedias más dolorosas de la historia reciente de Colombia. El M-19 tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985, en Bogotá.
Los guerrilleros comunistas del M-19 por dos días retuvieron a 350 rehenes, entre magistrados, empleados judiciales y visitantes, mientras el edificio ardía en llamas. Tras el operativo militar para retomar el control del edificio murieron 98 personas y 11 más fueron declaradas como desaparecidas. No importa lo que Petro diga o sus defensores, fue parte de un grupo asesino.
Gustavo Petro como otros izquierdistas de la región estuvo fustigando a Javier Milei, en solidaridad ideológica con los peronistas izquierdistas, llegándolo a comparar con Hitler, cuando Javier Milei ya había sido electo presidente. En cuanto a lo de comunista, si el izquierdista Petro se hubiese callado, se hubiera evitado las críticas posteriores ya que, en su afán de sabihondo, pretendió dar una lección de filosofía política, sobre lo que es ser socialista o no. Y lo único que dejó en claro es que es un verdadero ignorante. El M-19 Gustavo Petro dijo:
«…que el Estado sea el medio de producción, claro que los que nos atacan no tienen ni idea que es comunismo y que es socialismo. De paso informo, socialismo es un modo de producir a través del cual el Estado es el dueño de los medios de producción, punto».
Vladimir Lenin en su libro: El Estado y la revolución, entre otras cosas, explica que el comunismo tiene dos etapas o fases. La primera, en la que subsiste el Estado, y este se hace con el control de todos los medios de producción para planificar de manera centralizada la economía y, una segunda fase, en la que el Estado desaparece y los medios de producción se vuelven totalmente comunitarios.
A esta primera fase o etapa, Lenin la denominó «socialismo» y a la segunda fase en donde el Estado ya ha desaparecido y los medios de producción son comunitarios, y donde no hay un Estado que planifique la producción social, a esa la llama «comunismo». En mi barrio, los muchachos para no pecar de diletantes, sin entrar en disquisiciones lo llamaban acertadamente, y es válido hasta ahora, «zurdos» y de pasó le agregaban algún adjetivo descalificativo.
Lo que hace Vladimir Lenin en su libro, no se trata de una definición de socialismo o comunismo que debamos aceptar de una vez y para siempre in aeternum, en cualquier caso, se trata de una definición más de las muchas que se seguirán dando en el futuro. La definición que da Lenin, no habría sido aceptada ni por el mismo Karl Marx ni por Engels. Ya que este dúo usaba indistintamente estos términos.
Para Marx y Engels, lo que Lenin y el M-19 Gustavo Petro consideran socialismo, «la propiedad estatal de los medios de producción», que vaya encaminándose hacia a la abolición del propio Estado y el control de los medios de producción, eso sería la «dictadura del proletariado» porque las distinciones de clase aun no habrían sido eliminadas, de ahí que el proletariado utilice al Estado como medio o herramienta de dominación de clases, para completar la transición al comunismo y una vez que se haya llegado al comunismo -o socialismo- el Estado y las relaciones de clase, incluyendo las relaciones de propiedad, solo entonces desaparece el Estado.
La dictadura del proletariado es un concepto político propio del marxismo y se refiere a un Estado en el que el proletariado (los obreros industriales asalariados) ya tienen el control del poder político en lugar de la burguesía (grandes propietarios capitalistas), cuyo dominio es considerado en oposición a una «dictadura de la burguesía». El término «dictadura del proletariado» pertenece a los padres del marxismo, Karl Marx y Friedrich Engels, que, en el siglo XIX, toman como primer ejemplo a la Comuna de París.
Para el materialismo histórico, la dictadura del proletariado es el período de transición entre el capitalismo y el comunismo, y por tanto no es aún el fin del modo capitalista de producción. Para mantener este poder obrero dentro de una sociedad capitalista se necesitaría no solo el reemplazo del personal del Estado burgués, sino también un cambio estructural hacia una nueva forma obrera de Estado, que posteriormente se organizaría en formas, como, por ejemplo, las comunas, hasta ser abolido.
Lenin a posteriori diría que el Estado organizado por la dictadura del proletariado no solo existiría bajo el llamado «periodo de transición», sino que se extendería hasta la primera fase del comunismo y que se encargaría inicialmente de la dirección de la economía bajo el modo de producción socialista. En interpretaciones posteriores al periodo estalinista del marxismo-leninismo, la permanencia del Estado dentro del modo de producción socialista se describe como un «Estado de todo el pueblo».
El marxismo-leninismo también establece que la base y el principio supremo de la dictadura del proletariado radican en la alianza de la clase obrera con el campesinado, bajo la dirección de la clase obrera. De igual forma aclara que en el transcurso de la edificación del estado socialista, la base social de la dictadura del proletariado se amplía y se fortalece, esto es para formar la unidad política, social e ideológica de la sociedad.
El socialismo que fue definido de muchas maneras, cuando Karl Marx empezó a desarrollar su producción intelectual o doctrinal, el socialismo ya existía en el mundo de hecho, por lo mismo el propio Marx necesita diferenciarse y tomar distancia de esas ideas políticas socialistas de la época, a los que Karl Marx llamó «socialistas utópicos». Friedrich Engels fue quien acuñó el término de «socialismo utópico» en «Del socialismo utópico al socialismo científico» de 1880, sección de una obra anterior, el Anti-Dühring de 1878, para referirse a los primeros socialistas, por oposición al «socialismo científico» creado por él y por Marx.
Para Engels las propuestas de aquellos socialistas eran formulaciones «idealistas» —irrealizables, utópicas— ya que no se basaban en el análisis «científico» de la sociedad capitalista y de sus fundamentos económicos y no tenían en cuenta la realidad de la lucha de clases. Marx y Engels creían que no se debería fantasear con «imágenes» distractoras de falansterios o estados imaginarios, sino organizar a los trabajadores exponiendo las contradicciones del capitalismo.
Los principales utopistas fueron: «Saint-Simon, en quien la tendencia burguesa sigue afirmándose todavía, hasta cierto punto, junto a la tendencia proletaria; Fourier y Owen, quien […] expuso en forma sistemática una serie de medidas encaminadas a abolir las diferencias de clase». Según Vladimir Lenin, los utopistas «no sabía explicar la esencia de la esclavitud asalariada bajo el capitalismo, ni descubrir las leyes de su desarrollo, ni encontrar aquella fuerza social capaz de convertirse en la creadora de la nueva sociedad».
En el Manifiesto Comunista, 1848, K. Marx y F. Engels, dirán:
«Cierto es que los autores de estos sistemas penetran ya en el antagonismo de las clases y en la acción de los elementos disolventes que germinan en el seno de la propia sociedad gobernante. Pero no aciertan todavía a ver en el proletariado una acción histórica independiente, un movimiento político propio y peculiar […] Estas descripciones fantásticas de la sociedad del mañana brotan en una época en que el proletariado no ha alcanzado aún la madurez, en que, por tanto, se forja todavía una serie de ideas fantásticas acerca de su destino y posición, dejándose llevar por los primeros impulsos, puramente intuitivos, de transformar radicalmente la sociedad. Y, sin embargo, en estas obras socialistas y comunistas hay ya un principio de crítica, puesto que atacan las bases todas de la sociedad existente. Por eso, han contribuido notablemente a ilustrar la conciencia de la clase trabajadora […] La importancia de este socialismo y comunismo crítico-utópico está en razón inversa al desarrollo histórico de la sociedad».
El término «utópico» se usó como peyorativo para designar ingenuidad y descartar sus ideas como poco realistas. Historiadores franceses en la actualidad prefieren utilizar para definir las categorías de «primeros socialismos», «socialismos románticos», «socialismos premarxistas», «socialismos conceptuales» incluso para Loïc Rignol son los primeros «socialismos científicos». Peor para Gustavo Petro, no hay un solo socialismo.
Los representantes más destacados del primer socialismo son Santo Tomás Moro, Robert Owen en Gran Bretaña, Henry de Saint-Simon, Flora Tristán, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia. También se puede nombrar a Pierre-Joseph Proudhon, Graco Babeuf, Filippo Buonarroti, Auguste Blanqui.
No se puede ignorar que tanto el marxismo como el anarquismo coinciden en una cosa muy importante, la extinción del Estado, el anarquismo de manera directa y por todos los medios y los marxistas una eliminación gradual. Hay una diferencia del socialismo marxista con los utópicos y es que los socialistas utópicos no desarrollaron una teoría sobre la lucha de clases, en cambio, creían que las personas de todas las clases pueden adoptar voluntariamente su plan social si se presenta de manera convincente sin necesidad de una revolución social.
El socialismo utópico es originalmente parte de una perspectiva de progreso y confianza en el hombre y la tecnología. Esta corriente está influenciada por el humanismo, vinculada muchas veces con el catolicismo. Los socialistas utópicos sienten que su forma de socialismo cooperativo se puede establecer entre personas de ideas afines dentro de la sociedad existente y que sus pequeñas comunidades pueden demostrar la viabilidad de su plan para la sociedad.
Los socialistas posteriores y los críticos del socialismo utópico dijeron que este socialismo no se basaba en las condiciones materiales reales de la sociedad existente, y estas concepciones de sociedades ideales compitieron con los movimientos socialdemócratas revolucionarios de inspiración marxista (cuarta generación de izquierdas). Las diferentes corrientes del socialismo utópico se disolvieron o se fueron integrando al vasto movimiento socialista hegemonizado desde la Asociación Internacional de Trabajadores (1864-1876) por las ideas de Marx y de Bakunin.
No obstante, se puede notar su influencia en el cooperativismo, la socialdemocracia, el movimiento hippie, el ecologismo, el feminismo, las ecoaldeas, el anarco-sindicalismo y el socialismo cristiano. A principios del siglo XX surgió una escuela de pensamiento similar que también defendía el socialismo sobre bases morales, el socialismo democrático.
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Los padres del marxismo consideraban que los socialistas utópicos eran pensadores que se conformaban con introducir reformas sociales dentro del sistema capitalista existente, pero no querían erradicar las relaciones de propiedad de base, la propiedad privada de los medios de producción como forma de transformación social. Karl Marx pensaba que esas propuestas dentro del capitalismo, sin destruirlas, estaban destinadas a fracasar.
El modelo de producción capitalista, según Marx, es la extracción de la plusvalía del obrero para seguir acumulando capital de manera creciente, y mientras estuviera dentro del capitalismo el trabajador seguiría siendo un explotado, por tanto, de nada servía poner parches donde se requería cirugía.
El término «plusvalía» apareció por primera vez en español como traducción directa de la misma palabra en francés «plus-value» del original en alemán «mehrwert». Debido a que la edición francesa de El capital fue revisada y autorizada por el propio Karl Marx hubo pocas disputas sobre el uso de ese término hasta la nueva traducción francesa de Jean-Pierre Lefebvre publicada por Editions Sociales en 1983 donde se recomendaba reemplazarla por «survaluer» para mantener la raíz «valeur» igual que en alemán «Wert». Por ello en la traducción de El capital al español de la Editorial Siglo XXI se reemplaza la «plusvalía» por «plusvalor».
Karl Marx dice que el concepto «plusvalía» lo toma de David Ricardo, quien desarrolla hasta cierto punto la teoría del valor trabajo, dándole ese nombre. Ricardo toma como punto de partida el concepto de valor comentado por Adam Smith. Este último es el primer economista conocido, por así definirlo, que plantea el concepto de «valor» que es la base de la plusvalía o plusvalor y David Ricardo criticando a Smith es el primero en desarrollarlo de manera sistemática.
Pero Karl Marx es quien introduce por primera vez la distinción entre fuerza de trabajo y trabajo, lo cual le permite explicar la plusvalía y completar la teoría del valor-trabajo. El plusvalor es un concepto indisolublemente unido a la teoría del valor-trabajo y es central para la descripción que ésta realiza, según Marx, de la explotación bajo el capitalismo. Estos conceptos aparecen definidos y utilizados principalmente en El Capital y en los cuadernos II y III de los Grundrisse.
No vamos a desarrollar que es el plusvalor o plusvalía, solo decir, que ahora a nadie le importa, salvo a unos marxistas reformistas, ya que China minuto a minuto va creando plusvalía y explotando a sus trabajadores, y lo mismo Corea del Norte o Cuba, cuando alquilan a sus ciudadanos como mano de obra barata. Cuando lo hacían los capitalistas, plusvalía, cuando lo hacen ellos, debe ser una virtud patriótica. Pero voy a recurrir a la explicación que dio en su momento Antonio Escohotado, con esa manera peculiar que tenía de explicar. Según el español:
«…es quizás el equívoco más asombroso de la historia del pensamiento, porque plusvalía significa que hay una diferencia entre coste de producción de los bienes y el precio de venta, es el robo del empresario, del capitalista ¿y de dónde viene esto? Viene de Robert Owens, el filántropo y también comunista inglés, Owens leyó el tratado de David Ricardo, los principios de economía, que es una cosa bastante obtusa y muy elíptica del estilo de Ricardo, y lo que él quería saber era qué proporción daba cada clase social al producto nacional bruto, y como el libro de Ricardo no contestaba eso y él tampoco había leído de economía, Owens dijo, que el precio de las cosas, sin duda, se mide por las horas de trabajo empleadas en hacerlas, eso lo daba por completamente evidente, también lo daba por evidente Ricardo y también Adam Smith. Pero es un disparate absoluto, pues, como lo hemos hablado alguna vez, por esa misma razón el tiempo que tarda Picasso en hacer una de sus palomas, haría que fuese diez mil veces más barato pintar la casa para el perro, pero da la casualidad que no sucede eso, entonces sobre la hipótesis de que el valor venía por las horas de trabajo empleadas en producir cada objeto, él dijo ¡No me salen los precios! Y como no me salen los precios alguien roba y de ahí viene el concepto de la plusvalía, que Marx le dedica mil páginas, dos o tres ecuaciones algebraicas, incluso que son realmente risibles, porque hay un par de magnitudes que son numéricas y otras trasnuméricas, meramente cualitativas, y todo viene de eso, es decir, de un señor que lee un libro de otro y como no acaba de salir adelante, y pues dice, esto tiene que ser así y lo va cogiendo otro y otro…, y hemos llegado al día de hoy y gente que sigue hablando de plusvalía».
Siguen hablando, algunos marxistas reformistas como Santiago Armesilla Conde, aunque últimamente ha aparcado la plusvalía en su desespero de reclutar hispanistas de la iberoesfera, cabezas de termo, para hacer su revolución marxista-buenista.
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Por eso Karl Marx propugnaba un socialismo científico y abogaba por despertar la conciencia del proletariado para ir a la raíz del problema, y esta era las relaciones sociales de producción que condenaban a una parte de la población, el proletariado, a quedar desposeídos de los medios de producción, y por lo mismo, a ser explotados por otra parte de la sociedad, la burguesía o la clase capitalista.
El socialismo científico es un término acuñado por Pierre-Joseph Proudhon en su obra «¿Qué es la propiedad?» y significa una sociedad gobernada por un gobierno científico, es decir, una soberanía que se basa en la razón, en lugar de la pura voluntad:
«Así, en una sociedad, la autoridad del hombre sobre el hombre está en razón inversa del desarrollo intelectual conseguido por esa sociedad, y la duración probable de esta autoridad puede calcularse en razón directa de la mayor o menor aspiración a un verdadero gobierno, es decir, a un gobierno establecido con arreglo a principios científicos. Así como el derecho de la fuerza y el de la astucia se restringen por la determinación cada vez mayor de la idea de justicia y acabarán por desaparecer en la igualdad, la soberanía de la voluntad cede ante la soberanía de la razón y terminará por aniquilarse en un socialismo científico. La propiedad y la autoridad están amenazadas de ruina desde el principio del mundo, y así como el hombre busca la justicia en la igualdad, la sociedad aspira al orden en la anarquía».
Pierre-Joseph Proudhon (1840). ¿Qué es la propiedad? Capítulo V, II. Caracteres de la comunidad la propiedad.
Aunque el término socialismo ha llegado a significar específicamente una combinación de ciencia política y economía, también es aplicable a un área más amplia de la ciencia que abarca lo que ahora se considera sociología y humanidades. Una de las primeras distinciones de un socialismo científico fue hecha por Charles Fourier, quien calificó a los modelos concebidos con anterioridad a su sistema como utópicos contraponiéndoles su «ciencia social».
La distinción más famosa del socialismo científico se dio por obra de Karl Marx y Friedrich Engels, el cual fue llamado socialismo vivo marxista. Esta ideología rompió con los considerados «socialistas utópicos», desde el punto de vista marxista, porque no representaban, a su entender, cómo combatir el capitalismo en la práctica, pero a la vez reconociendo la importancia del análisis crítico de la realidad política y económica del capitalismo durante la revolución industrial.
El llamado socialismo utópico hace referencia a aquellas formas de socialismo concebidas antes de que Marx hiciera pública su metodología científica (materialismo histórico). En el siglo XXI, el socialismo del siglo XXI, esa barbarie bolivariana, se ha postulado como un nuevo socialismo científico.
Todos esos socialistas jamás se definieron a sí mismos como Vladimir Lenin sostenía, ni tampoco Karl Marx como socialista científico. Pero el M-19 Gustavo Petro haciendo honor a su ignorancia de guerrillero dice: «El socialismo no tiene por qué ser único y exclusivamente la propiedad estatal de los medios de producción». La RAE dice sobre Socialismo: 1. M. Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes.
No dice que sea solo estatal o solo colectivo de los medios de producción, podrían ser perfectamente de cooperativas obreras, en donde no existe el capital propiamente dicho, ya que pueden ser los productores asociados en forma de cooperativas las que fabrican los medios económicos, y luego, los pueden consumir internamente, y en ese caso habría una cooperativa de tipo comunal, o bien intercambiar esos bienes económicos por otros bienes económicos producidos por otras cooperativas, y en este caso tendríamos una sociedad cooperativista, colectivista, de los medios de producción, mientras seguiría existiendo el Mercado.
A esto es lo que muchos autores llaman Socialismo de Mercado, porque desaparece la propiedad privada capitalista, es decir, sin socios capitalistas que dentro de una empresa se limiten a aportar financiación, sino que todos los socios de una cooperativa son a la vez trabajadores, es decir, sin propiedad privada capitalista, pero con mercado mediante el cual intercambian las mercancías.
Lo que buscan es ir aboliendo de manera progresiva la propiedad privada capitalista para reemplazarla por una propiedad colectiva, comunal, cooperativista de los medios de producción que puedan crear o producir bienes económicos para intercambiarlos por medio del Mercado. Gustavo Petro, dice: «Pues eso es lo que estamos buscando nosotros, nosotros creemos y queremos que los medios de producción estén en manos del PUEBLO, lo del Estado. Por eso el puerto debe ser una concesión a las cooperativas de la gente que trabaja la pesca, y por eso el muelle…»
Según Petro, el pueblo debe ser dueño de las cosas del Estado, es decir para Gustavo Petro, Pueblo es Estado, para tipos de esta especie la ignorancia no tiene límites. Cuando Petro se presenta, ahora, como cooperativista, no es otra cosa que socialismo, es lo que se llama socialismo cooperativista. Cuando Gustavo Petro era soldado del M-19 ¿también era un socialista cooperativista o un foquista guevarista, un socialista marxista-leninista?
Decía el español Antonio Escohotado: «Los revolucionarios son básicamente personas ineducadas y analfabetas que tienen problemas, y el principal problema que tienen es que en vez de cambiar a sí mismos, que es lo que tendrían que hacer para adaptarse a sus respectivas realidades, quieren someter las realidades a su capricho y cambiar el mundo, y esa es la insistencia de la revolución».
Finalmente, todos los experimentos cooperativistas han terminado mal, no es este el momento para explicarlo, tal vez en otro artículo. Socialismo utópico, científico, de mercado, cooperativista o comunista, es decir, todos los zurdos han sido siempre un fracaso en la historia, son los perdedores y están fuera de la historia.
26 de enero de 2024.