

REUNIÓN EN MOSCÚ – JULIO DE 1991
DE REAGAN A BUSH-GORBACOV
George Bush — Ronald Reagan — Mijaíl Gorbachov
La realización del primer encuentro de alto nivel que se llevaría cabo entre el cuadragésimo primer presidente de Estados Unidos George Herbert Walker Bush, y el de la Unión Soviética, Mijaíl Serguéyevich Gorbachov, había sido fijado para los días 30 y 31 de julio. La fecha definitiva del encuentro había sido tomada unas semanas antes. El presidente Bush quería firmarlo lo antes posible, ya que no había certeza sobre el tiempo que pudiera durar en el poder Gorbachov.
El gobierno estadounidense presentó la reunión ante los medios de comunicación como el primer encuentro luego del inicio de la Guerra Fría. Se decía que esta reunión daría comienzo a un periodo basado en la confianza y la ayuda entre las dos mayores superpotencias, teniendo en cuenta como punto de partida la cuestión del armamento nuclear. Luego de nueve años de negociaciones, se había llegado al final para la firma del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas o START 1.
Este tratado contemplaba la reducción de los arsenales nucleares en un 30%, y los misiles intercontinentales, que en su mayor parte apuntaban a Estados Unidos en un 50%, la intención de ambos gobiernos no solamente contemplaba la reducción sino dar marcha atrás con la carrera armamentista. El Muro de Berlín había caído en noviembre de 1989, y Alemania estaba en proceso de reunificación.
Mijaíl Gorbachov había adoptado la llamada popularmente «Doctrina Sinatra», sobre esta doctrina ya la desarrollamos en otro artículo, solo diremos que, según esto, se permitiría a los países satélites de la Unión Soviética en la Europa oriental a evolucionar cada uno «a su manera», digamos sálvese quien pueda. Esta es otra razón para dar por terminada, en los hechos, el fin de la Guerra Fría. Las tropas soviéticas fueron abandonando la Alemania oriental y otros países de la zona.
Las armas nucleares tenían un papel clave en la Guerra Fría, los momentos de mayor tensión y de mayor peligro para el mundo fueron provocados por el armamento nuclear, pero a su vez, estos evitaron también un enfrentamiento directo entre ambos imperios, ambas potencias fueron las primeras en obtenerlas. Estados Unidos que había creado la bomba atómica en el verano de 1945, aseguraba su poderío de esta manera en la Europa central y oriental, frente a la hegemonía soviética por la concentración de sus fuerzas convencionales, que Stalin había ocupado y subordinado al poderío soviético.
La Unión Soviética no estaba cómoda por esta situación y consiguieron fabricar la bomba en 1949, gracias en parte al robo de los secretos tecnológicos de Estados Unidos. La guerra de Corea parecía indicar el enfrentamiento nuclear entre ambos, y se lanzaron a fabricar armamento no convencional, en la siguiente década fabricaron la bomba de hidrogeno, mucho más letal y difícil de controlar que la atómica.
Tras la muerte de Stalin en 1953, los nuevos dirigentes soviéticos se mostraron más dispuestos al diálogo con el enemigo. Pero la conducta de los soviéticos seguía siendo imprevisible. Con Nikita Jruschov y John Kennedy estuvieron a punto de iniciar una guerra nuclear, debido al despliegue de misiles en Cuba en octubre de 1962. En ese momento la dialéctica de imperios se había ampliado a todo el mundo.
En 1949 se había instaurado el comunismo en China, Corea quedaría dividida en dos unos años después. Luego del fin de los imperios británico y francés, las nuevas potencias se disputaron el resto de Asia y África, e Iberoamérica se convirtió en un campo de batalla. Luego de detener prudentemente la amenaza nuclear en la crisis de los misiles en Cuba, algo que Fidel Castro no quería aceptar, y el Che Guevara que era un ignorante político, menos. Nikita Jruschov y John Kennedy decidieron reducir la amenaza nuclear y firmaron en 1963 el primer acuerdo nuclear.
Este acuerdo llamado Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares, fue elaborado en ocho años. La Guerra Fría no terminó, ambas potencias seguían librando proxy wars, guerras indirectas en todo el mundo, tanto en Vietnam como en Angola. En mayo de 1972, Richard Nixon viajó a Moscú para firmar con Brézhnev el primer Tratado de Limitación de Armas Estratégicas o SALT I, y en 1979 el entonces presidente Jimmy Carter viajó a Viena para rubricar el SALT II con Brézhnev.
A poco de firmar SALT II, los soviéticos invadieron Afganistán y al año siguiente Estados Unidos llevaría adelante el boicot a los juegos olímpicos de Moscú y un embargo cerealero. En 1982 murió Leonid Brézhnev, y este suceso provocó una lucha por la sucesión. La tensión internacional volvió a subir de tono y se llegó a creer que de nuevo la Guerra Fría volvía a calentarse.
El 1 de septiembre, en las cercanías de la isla de Sajalín, una posesión rusa al norte de Japón, los soviéticos derribaron un avión perteneciente a Corea del Sur con 269 pasajeros a bordo, 61 estadounidenses y entre ellos el congresista republicano Larry MacDonald. Ronald Reagan, quien calificó de «crimen de lesa humanidad… violando todos los conceptos de derechos humanos». El derribo del vuelo 007 marcó un punto muy bajo en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Ese mismo mes, el teniente coronel Stanislav Petrov, del Mando de Defensa Aérea detectó en el radar una señal que indicaba la presencia de un misil rumbo a la URSS, luego detectó cuatro señales idénticas y pensó que se trataba de un error informático, por lo mismo no avisó a sus superiores, lo que habría desatado una guerra nuclear, lo que había percibido fue una curiosa alineación del sol y las nubes causando un fallo técnico en el sistema de alerta.
El presidente George H. W. Bush había contribuido a definir la política exterior frente a los soviéticos desde puestos de suma importancia. George Bush nació en junio de 1924, al producirse el ataque japonés a Pearl Harbor, George Bush se alistó en el ejército, dejando en suspenso sus estudios en la universidad de Yale. Con 19 años se convirtió en el piloto más joven de la armada. Durante la guerra participó en 58 misiones de combate en el Pacífico. En 1945, durante un permiso, se casó con Bárbara Pierce, el matrimonio tuvo seis hijos.
Bush, luego de terminar sus estudios se marchó a Texas para trabajar en la industria petrolera, para 1960 ya era millonario y presidente de una empresa de prospecciones marinas. En 1971, Richard Nixon nombró al antiguo congresista republicano por Texas, embajador ante la ONU. Luego de la renuncia de Nixon, Bush se convirtió en uno de los artífices de la política de acercamiento entre la China y Estados Unidos que había iniciado Nixon.
Esta política tenía como objetivo el aislamiento de la Unión Soviética, luego de 14 meses en Beijing, regresó a Washington para ponerse al frente de la CIA, desde su puesto de director, fue responsable de una serie de operaciones encubiertas contra el gobierno pro marxista de Agostinho Neto, presidente de Angola, que contaba con la ayuda de los cubanos. Entre los años 1977 y 1979 dirigió el consejo de Asuntos Exteriores, siendo testigo privilegiado del deterioro de las relaciones estadounidense-ruso en los últimos años de Jimmy Carter.
En 1981, George Bush, fue consagrado presidente. Si bien es cierto que Reagan había endureció el discurso oficial ante la URSS, y aumentó el potencial militar, Reagan, sabía que necesitaba del otro lado un interlocutor válido y confiable para negociar la reducción de los arsenales nucleares. Curiosamente, durante los primeros años de su administración, los dirigentes del Kremlin no paraban de morir, en noviembre de 1982 falleció Leonid Brézhnev, Yuri Andropov, su sucesor fallecería en febrero de 1984, y Konstantin Chernenko en marzo de 1985.
George Bush, fue enviado oficial a los funerales, en el funeral de Chernenko conoció al líder soviético Mijaíl Gorbachov de 45 años. Gorbachov había nacido en marzo de 1931, era 7 años más joven que Bush. Mijaíl era el primer líder soviético que había nacido después de la Revolución de Octubre de 1017. El ruso provenía de la sureña región de Stávropol, cercana al Cáucaso septentrional, se había licenciado en derecho en la universidad de Moscú.
Gorbachov había nacido en una familia de campesinos rusos y ucranianos, su pronunciación rusa no era perfecta, hablaba con un acento sureño bien marcado. Había contraído matrimonio en la capital rusa con Raisa Titarenko, una universitaria como él. El padre era un empleado ferroviario ucraniano y su madre una campesina rusa de Siberia. Luego de estudiar en Moscú Mijaíl regresó a Stávropol donde haría carrera en el Komsomol, es decir, la organización juvenil del partido, y desempeñó varios cargos en el aparato del partido.
En 1970, con 39 años fue elegido en primer secretario del comité regional, cargo que ejercería hasta su ascenso al secretariado del Partido Comunista de la Unión Soviética, en Stávropol hizo amistad con dos miembros importantes de la región como Mijaíl Súslov, que oficiaba de custodio de la ortodoxia ideológica, y de Yuri Andrópov director de la KGB y futuro secretario general del partido. Por la amistad con estos aliados pudo viajar a Moscú cuando finalizaba el régimen de Brézhnev.
En ese entonces Gorbachov no tenía experiencia en política internacional, sus viajes al exterior habían sido escasos y con delegaciones de poco nivel. Alcanzó cierta experiencia en el breve periodo de Andropov, y luego en el cargo más importante de la URSS, el de secretario general del Comité Central del Partido Comunista, en marzo de 1985. Con Gorbachov, los asesores liberales habían encontrado un hombre que los escuchaba, dispuesto a cambiar el estado de cosas, tanto en el exterior como en el interior.
Estos sectores sentían cierta admiración en privado por la Primavera de Praga de 1968, conocido así el intento de los comunistas checos para crear un socialismo «de rostro humano», que el ejército soviético se encargó de reprimir duramente. Había compartido habitación en la universidad de Moscú con Zdenek Mlynár uno de los organizadores de la Primavera de Praga. En Gorbachov había calado hondo el discurso de Jrushchov de mediados de los cincuenta cuando denunciaba el terror estalinista. El abuelo de Gorbachov había sido detenido por la policía estalinista.
Gorbachov puso en marcha la perestroika que significa «reestructuración» que descentralizó la economía e introdujo mecanismo de mercado. También instauró la política de glásnost, término acuñado por los disidentes soviéticos y que significa «transparencia» que redujo el control del Estado sobre los medios de comunicación, y un cierto pluralismo ideológico. En su política exterior regresó a la política de distensión de Brézhnev, pero rechazando la política de intervención político-militar de Brézhnev en Europa oriental.
Un mes después de asumir el mando suspendió el despliegue de misiles de medio alcance en la Europa oriental, y meses más tarde propuso a los Estados Unidos reducir a la mitad los arsenales nucleares estratégicos de ambos. En noviembre de 1986, Reagan y Gorbachov celebraron en Reikiavik un encuentro donde acordaron la destrucción total de los arsenales nucleares. El obstáculo que había era el empeño de Ronald Reagan en seguir adelante con la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), un programa de defensa antimisiles.
Gorbachov creía que de desarrollarse la URSS quedaría en desventaja, la reunión terminó sin resultados. Andréi Sájarov, el padre de la bomba de hidrogeno soviético convenció a Gorbachov de que la IDE no era más que una fantasía de Reagan. En 1987, los mandatarios firmaron en Washington un acuerdo para limitar los arsenales y eliminar los misiles de medio alcance en Europa.
En julio de 1991, viajó a Moscú, pero no para asistir a un funeral sino a negociar con Gorbachov. Los asesores del presidente habían elaborado el discurso para la ceremonia de la firma del tratado: «Aquel año, Mijaíl Gorbachov llegó a la presidencia de la Unión Soviética e impulsó una serie de transformaciones extraordinarias. Se puede decir que cambió el mundo con las reformas que emprendió. En Estados Unidos, todos saben por lo menos dos palabras en ruso: glasnost y perestroika. Y aquí todos saben una palabra en inglés: democracia». «Remarks by president Gorbachev and president Bush at the signing ceremony for the strategic arms reduction talk s treaty in Moscow, July 31, 1991».
La politica exterior estadounidense destilaba optimismo y nada hacía prever el ocaso de la URSS. Gorbachov estaba decidido a continuar las reformas y colaborar con Estados Unidos, y cada vez más decidido a solicitar ayuda económica a Bush. Algunos consejeros más próximos como el primer ministro Valentin Pávlov, el director de la KGB, Vladimir Kryuchkov, se oponían a esta iniciativa, eran partidarios del viejo régimen. Por otro lado, el Ejército, creía que Gorbachov estaba reduciendo el potencial militar sin que los estadounidenses ofrecieran casi nada a cambio.
Había también problemas muy serios con los dirigentes de las repúblicas, que se sentían muy seguros de su poder, ese era el caso del líder de Rusia, Boris Yeltsin, quien se iba a entrevistar con Bush en Moscú. Bush, también debería viajar a Ucrania para entrevistarse en Kiev, con un político en crecimiento. El programa de la cumbre a desarrollar por Bush estaba mostrando una realidad, y eso era que el poder ya no se concentraba en una sola persona y tampoco que todo se decidía en Moscú.
Gorbachov estaba muy esperanzado con el encuentro de Moscú, dos veces había viajado a Washington en un poco más de un año, primero en mayo y luego a principios de junio de 1990, y a mediados de julio, ambos presidentes habían negociado en la cumbre de los siete países más ricos del mundo (G7) en Londres. En todas esas reuniones Gorbachov había pedido ayuda económica al presidente George Bush, pero además de dinero, necesitaba mejorar su imagen en el plano interno, y la política internacional era su carta de triunfo.
En los meses previos a la reunión de Moscú, Gorbachov estuvo peleando por su supervivencia política, la gente que lo rodeaba, es decir, sus asesores y sus partidarios que le respondían, estaban seguros que la reforma del sistema soviético emprendido por Mijaíl Gorbachov estaba destinado al fracaso, ya que carecía de lo fundamental, la democratización del país. Había fallas de coordinación entre la liberalización política y la economía.
Durante la perestroika las cosas se hicieron al revés, se puso el carro delante del caballo, los mecanismos del mercado no se habían consolidado y se implementó a destiempo la perestroika, con lo cual se destruyó lo poco que quedaba de la vieja economía y no se produjeron resultados. En tanto, la glasnost provocó un enorme malestar en el aparato del partido que ya no podían ejercer el dominio absoluto sobre los medios de comunicación.
Desde la Revolución de 1917, el aparato podía recibir críticas con mucha libertad, el terreno económico se fue agravando y el nivel de vida, que no era lo mejor, cayó aún más. Gorbachov estaba en medio de dos frentes, por un lado, los aparatos del partido, apparatchiks, y los neo reformistas que querían un cambio radical de la economía, como se había realizado en Polonia y otros países satélites de Rusia en la Europa oriental.
Los periodistas de occidente que llegaban a Moscú para cubrir la cumbre, disponían de un informe redactado por Gene Gibbons. Gene Gibbons era un periodista de la agencia Reuters asignado a la Casa Blanca, autor del interesante libro: «Breaking News». En esos papeles informaba sobre la enorme distancia que existía entre la gente común y el gobierno:
«Encima de una de las puertas de entrada a la embajada de Estados Unidos en Moscú un letrero reza ‘Fort Apache’. Es un reflejo del sentir predominante en una capital en plena desintegración económica. Cuando la comitiva presidencial recorra las calles de esta ciudad de 8,8 millones de habitantes, George Bush observará largas colas delante de las tiendas, escaparates vacíos, coches averiados en los arcenes y multitud de grúas ociosas. En el Kremlin verá el otro extremo: candelabros de oro y de cristal, fabulosos cuadros, suelos taraceados y mármol suficiente como para construir miles de monumentos».
Creer que una sociedad acostumbrada a vivir en un régimen político determinado, pueda cambiar de la noche a la mañana, es una estupidez. Vivir en un mundo autoritario, policial y pasar a una democracia con mercado no se hace en unos meses. Es como creer que la política del nuevo presidente argentino, Javier Milei, rinda frutos en unos meses sin antes no arreglar el grave problema del déficit fiscal, y en medio de una Argentina saqueada, empobrecida y sin dinero, herencia de gobiernos populistas, estatistas, de corte izquierdistas.
Por otro lado, la descripción de Gibbons, parece estar describiendo algo que estuviera sucediendo en un país como Suiza. No se puede negar la grave situación económica luego de implementar mal la perestroika, sin un previo trabajo, pero hablar de colas en la Unión Soviética no es una novedad o algo inédito, y no es necesario mencionar a la Gran Hambruna.
La descripción que Gibbons hace del Kremlin, no es obra de Gorbachov, y se le olvidó citar la destrucción de las iglesias llevada a cabo por los bolcheviques, granito a granito, para embellecer otras obras como la red subterránea, una belleza, por cierto, pero hay que ser justos para hablar y presentar una escena apocalíptica.
La figura de Gorbachov, en esos momentos llegaba a un 20% de aprobación, pese a todo Mijaíl Gorbachov se mostraba optimista. En un momento Gorbachov, señalando hacia la multitud de seguidores que se habían congregado frente al Kremlin le dijo al periodista Peters Jennings:
«Mire, a algunos si les caigo bien. Fui yo quien empezó todo esto. Se equivocan los que piensan que Gorbachov está acabado». Luego de un tiempo muy difícil con sus opositores, Gorbachov, creía que ya había logrado contener a los conservadores que querían volver al antiguo régimen soviético y se oponían a las reformas, ahora era el momento de lograr apoyo internacional para desarrollar su política interna.
La primera reunión oficial se llevó a cabo el 30 de julio de 1991, el lugar destinado fue el salón Santa catalina del Gran Palacio del Kremlin. Como dijimos antes, la impopularidad del jefe de la Unión Soviética se notaba en la composición de los miembros que integraban su comitiva, entre los cuales estaba Nursultán Nazarbáyev, líder de Kazajistán. George Bush diría de Gorbachov, recordando ese día: «Gorbachov estuvo esplendido. Me asombró su entereza, dada la enorme presión a la que estaba sometido».
Como era de prever el líder Boris Yeltsin se negó a concurrir pese a estar oficialmente invitado, era el jefe de Rusia, Yeltsin tenía previsto una reunión esa tarde con George Bush en su despacho. También estuvo ausente el ministro de Defensa, el mariscal Dmitri Yázov, en su lugar envió a un delegado. Gorbachov tenía entonces una pésima relación con el complejo militar-industrial, algo que no lo habían tenido ninguno de los lideres que lo habían precedido, incluyendo entre ellos a Nikita Jruschov, odiado por haber reducido a las fuerzas convencionales en la década de los sesenta.
La opinión generalizada era que Gorbachov había claudicado, demos la derecha a quienes opinan así ¿pero que podía hacer Gorbachov? Seguir enfrentándose al otro imperio no era la salida, el socialismo realmente existente había fracasado rotundamente, estaba agonizando y la perestroika no era otra cosa que el certificado de defunción de la URSS. Strobe Talbott, un especialista en cuestiones de política internacional, quien sería uno de los artífices de la política del Departamento de Estado sobre Rusia en la segunda mitad de la década de 1990, escribió apenas terminada la Cumbre para la revista Time:
«En casi todos los puntos más importantes del Tratado START, Estados Unidos ha conseguido lo que exigía. […] En general, y con el consentimiento tácito de Gorbachov, la URSS ha quedado en una situación de inferioridad, puesto que el presidente soviético ha renunciado sin más a la principal ventaja militar de su país -la que tiene en misiles balísticos terrestres-, permitiendo a Estados Unidos mantener la suya en bombarderos, misiles crucero y submarinos nucleares».
¿Porque había sucedido esto? Talbott lo dirá o al menos es su opinión: «Si la URSS ha cedido tanto y Estados Unidos tan poco ha sido por una sencilla razón muy sencilla: la revolución de Gorbachov es la mayor venta de liquidación de la historia. En tales transacciones, los precios son muy bajos». “Mikhail Gorbachev and George Bush: The Summit goodfellas”, Time, August 5, 1991.
Pero lo que no dice Talbott o no lo pensó, es por qué estaba la Unión Soviética en esa situación como en una tienda de «todo por un dólar». En otros tiempos eso no se podía hacer, cuando el paciente se encuentra en sus horas finales los familiares y amigos se reparten sus despojos. El presidente Gorbachov había delegado la misión de convencer o al menos conformar al complejo militar-industrial, para que aceptaran el tratado, en la que excluía las aeronaves, lo que otorgaba una ventaja a los estadounidenses en el traslado de cabezas nucleares, en bombarderos pesados, finalmente los militares aceptaron el acuerdo.
Antes de viajar a Londres a la reunión del grupo de los siete (G-7) del 16 de julio de 1991, Gorbachov quería que los negociadores de ambos países tuvieran todo resuelto, el día 17 de julio quería Gorbachov reunirse con Bush y todos los lideres del G-7 para solicitar ayuda económica, este era el mayor problema de la URSS. En el primer encuentro en Moscú, Gorbachov le pidió a George Bush que acelerara el proceso de integración en el Fondo Monetario Internacional (FMI), sí, a ese organismo que los izquierdistas del planeta demonizan.
En la reunión de Londres se habían negado a ligar la firma del acuerdo START con el ingreso al FMI y la ayuda económica de Estados Unidos, no se quería dar una imagen de estar traicionando los intereses de la URSS como una concesión por dinero. El presidente Gorbachov en Moscú dijo siguiente:
«Ruego una vez más al presidente que interceda ante la delegación del FMI para que considere la solicitud de adhesión [de la URSS]. Me enfrentó a graves dificultades en los próximos dos años. Llámennos como quieran: miembro asociado o medio asociado. Lo importante para nosotros es acceder a esos fondos». George Bush respondió a los dichos de su par soviético: «Se trataría de obtener exactamente lo que desea, pero sin la carga que supone ser miembro de pleno derecho». —“Memorandum of conversation. Extended bilateral meeting with Mikhail Gorbachev of the URSS, July 30, 1991”.
El tratado se firmó, Gorbachov estaba contento y dijo: «Gracias dios que hemos acabado con eso», y se refirió al tratado como «un acontecimiento de importancia mundial, porque el desmantelamiento de la infraestructura del miedo que ha gobernado el mundo se convierte en un proceso imparable». “Remarks by president Gorbachev and president Bush at the signing ceremony for the strategic arms reduction talks treaty in Moscow”, 31 July 1991.
El acuerdo restringía a cada uno de estos dos países a reducir a 6.000 el número de cabezas nucleares desplegadas contra el otro país y a 1.600 el número de misiles intercontinentales capaces de transportarlas. No solo esto era la muestra del fin de la Guerra Fría, el presidente Bush se comprometió a pedirle al Congreso de su país que le otorgara a la Unión Soviética el estatus de país favorecido en los intercambios comerciales, hasta entonces negado, por no respetar los derechos humanos y por negar visas de salida a los ciudadanos soviéticos de origen judío.
Ambas potencias se comprometieron a velar por la situación política internacional, y en un comunicado conjunto se comprometieron a propiciar una conferencia internacional sobre Medio oriente, y tratarían de convencer a los palestinos y lo mismo a los israelíes. El secretario de Estado James Barker viajó a Israel para discutir con unos y otros sobre la conferencia. Mientras tanto, el soviético Alexandr Bessmertikh, negociaría las relaciones diplomáticas entre Rusia e Israel.
En una reunión privada en la casa de campo de Gorbachov, donde pasaron unas cinco horas hablando de cuestiones internacionales y del nuevo orden mundial, sin estar apegados a una agenda. El soviético creía que podían convertir el mundo en un condominio soviético-estadounidense en donde no solo podrían vivir en paz, sino también resolver todos los conflictos internacionales. Es decir, quería desaparecer la política, ya que la política es conflicto.
Pavel Palazhchenko, que era el intérprete de Gorbachov, diría posteriormente sobre la tesis de Mijaíl: «El mundo es cada vez más diverso y multipolar, pero tiene que haber una especie de eje rector, y nuestros dos países podrían formarlo». Es innegable que Gorbachov era partidario de una política común con Estados Unidos respecto a la Unión Europea, que venía ganando poder político y económico, también quería un frente común frente a la India, Japón y China, que entre todos sumaban unos 2.000.000 de habitantes, también le preocupaba el incierto futuro de África.
Palazhchenko diría más tarde que: «No es que Bush suscribiese claramente sus palabras, pero por lo menos se percibía un afán de colaboración: estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con Gorbachov sobre asuntos que hasta hacía poco Estados Unidos se habría negado incluso a tratar con la Unión Soviética».
Brent Scowcroft, describiría la impresión que sacó de la cumbre: «Las conversaciones fueron satisfactorias. Finalmente habíamos cerrado el acuerdo START I, un paso muy importante para limitar los arsenales nucleares estratégicos en una nueva era». En sus memorias, George Bush, respecto a la entrevista de Novo-Ogarevo, no menciona la propuesta formulada por Gorbachov sobre una política común, los soviéticos sabían que Bush los escuchaba, otra cosa es que les hiciera caso.
Estas observaciones están registradas en los papeles de James A. Baker, caja 110, carpeta 5, sobre Bush y Scowcroft, Internal point for Bessmertnykh meeting, July 28, 1991. Según se puede concluir siguiendo las memorias de Bush, la propuesta que le habría hecho Mijaíl Gorbachov, sobre la posibilidad de crear un nuevo orden mundial en una política exterior común entre ambas potencias, quedó como una ilusión de Mijaíl Gorbachov.
26 de enero de 2024.